Nuevas experiencias de Karla y su familia. CONTINUACIÓN.
Sigo contando como la familia de Karla se fue introduciendo en ese mundo, en un principio desconocido para ellos, pero que poco a poco fueron comprendiendo, descifrando y disfrutando de él en toda su dimensión..
Continuación de los anteriores relatos, Nuestro comienzo en el nudismo, el sexo y los intercambios familiares y Nuevas experiencias de Karla y su familia:
En esos relatos vimos cómo una familia normal puede introducirse en un mundo que ignora y al que es ajeno totalmente, y cómo una serie de circunstancias y experiencias pueden cambiar tu forma de pensar y percepción del mundo que te rodea, y cómo esos hechos van condicionando que vayas conociendo a otras personas que te hagan ver una especie de “nueva normalidad”, donde muchos de esos valores que tenías, se vienen abajo y son sustituidos por otros, o se entremezclan entre ellos, adaptándose a esa nueva vida en la que te has iniciado, así como tu familia.
En esta “nueva normalidad”, mi hija Lore, había conocido a un chico del que se hizo novia, algo normal ya para la edad que tenía, aunque pueda pensarse que fuera un poco pronto para tener novios ya, pero en los tiempos actuales esas edades son algo relativo, ya que cada vez se llega más temprano a todo.
Nosotros, como padres, teníamos interés o necesidad de saber quién era ese chico, como era su familia y si era alguien conveniente para nuestra hija, algo que en principio, dentro de ese nuevo baremo de valores, nos pareció perfecto, aunque todavía faltaba por conocer a su familia, para estar seguros del todo, así que tal como habíamos acordado, Jony nos trajo un día a sus padres a casa para que nos conociéramos y así, en una reunión informal, empezamos a charlar de nuestras cosas…..
La madre de Jony se llamaba Oriana. Venía con un vestido ajustado a medio muslo y amplio escote que insinuaba sus grandes pechos. Era de Honduras, según nos dijo, y ahí vi de donde le venía ese punto exótico a su hijo, aunque la madre era más morena de piel, más chaparrita, como dicen ellos, pero con un culo tremendo y pechos abundantes que enseñaba con su amplio escote.
El padre se llamaba Marcelo, y era bastante mayor que ella, pelo canoso y piel tostada por el sol, aunque con un aspecto muy elegante y apuesto. Era empresario, con negocios en varios países, y así fue como en uno de esos viajes a Honduras conoció a su mujer.
Oriana, que era más habladora, enseguida recriminó a su hijo que tuviera tan escondida a su novia, porque casi no la conocían, con lo guapa que era, me comentaba, a lo que yo le dije:
—Bueno, ya sabes como son estos críos, quieren su intimidad y que los padres no se metan demasiado en sus cosas.
—Ya, pero con nosotros tiene una confianza total y siempre intentamos aconsejarle lo mejor posible.
—Sí, ya nos ha hablado de esa confianza familiar que tenéis; por eso, como era el primer novio, sí estable, de nuestra hija, quisimos conocer como era su familia.
—Claro, es normal. Nosotros también queríamos tener este encuentro para ver si podemos entendernos bien entre las familias, porque eso va a ser mejor para ellos.
—Yo espero que sí. Jony nos ha contado muchas cosas que nos han sorprendido, pero a nosotros nos parece bien, porque pensamos un poco igual.
—¡Ah!, ¿sí? Estupendo. Mi hijo no ha querido contarnos nada, es muy reservado para estas cosas.
—Jony es encantador, con nosotros se ha abierto totalmente —le dije, para que fuera asimilando nuestra posición y forma de pensar.
—Que bien. Entonces…., os lo habrá contado todo…..
—Sí, no te preocupes. Ya te digo que a Lore le hemos dado ese tipo de educación, también liberal, digamos….
Oriana se quedó mirando un momento a Lore y a su padre, y creo que se imaginó en ese instante, todo lo que había pasado entre ellos, y me dijo:
—Pues mejor, así podemos hablar más claramente de todo. Siempre una tiene esos miedos a no ser comprendida en su forma de vida y de pensar, y supongo que a nuestro hijo le ha pasado algo parecido.
—Puede ser. Espero que no te moleste, pero yo creo que Jony solo quería proteger un poco a Lore de su padre, ¿no? —le dije yo, esperando ver su reacción.
—Jaja, sí, seguro. Pobre. Tenía que haberme dado cuenta de eso —me decía resignada—. Me alegro de que lo comprendas y no te escandalices por ello.
—No, mujer. Después de todo lo que pasó con su padre, puedo entenderlo todo y veo con otros ojos todas estas cosas.
—Me parece genial. Me quitas un peso de encima, porque ya sabes lo que piensa la gente sobre estas ideas tan transgresoras y contrarias a la moral imperante.
—Por supuesto, ya sé que es complicado todo esto, y por eso me alegro de que estemos de acuerdo y llevemos una forma de vida similar.
Entonces, como su marido había estado en todo ese tiempo hablando con el mío, Oriana se dirigió a Marcelo y le dijo:
—¡Oye! Que Karla me está diciendo que son como nosotros….., ¡que suerte! ¿no?
—Sí, ya ya. Algo me está contando Robert también. Me está dando una envidia….. —le dijo él, más interesado en lo que le estaba diciendo mi marido, por lo que no quiso distraerse con lo que le decía su mujer.
Por lo que Oriana me comentó:
—Se le están poniendo los dientes largos, jaja. Se imaginará a tu marido con la cría desde chiquita, y eso le pone malo. Nosotros solo tuvimos a Jony y no tuvo esa oportunidad. Es normal que lo eche de menos, aunque tampoco le han faltado nenas, no te vayas a creer.
—¡Ah! ¿Sí? ¿Y eso como pasó?
—Bueno, en mi país, sobre todo, es más fácil, ya me entiendes…..
—Ya, supongo. Hay otras costumbres. Tú también lo sabrás bien, y lo habrás experimentado.
—Claro. Podría contarte…. ¡buffff!, de todo. Allá tenemos un desarrollo muy precoz y yo con 8 años, ya tenía tetitas, así que imagínate, los hombres de la casa no paraban de sobármelas.
—Te refieres a tu padre, sobre todo.
—Bueno, sí, él, mis tíos, hermanos mayores, pero sobre todo mi abuelo, que era el que me cuidaba. Me sentaba en su regazo, metía su mano bajo la blusa y me manoseaba toda. Yo no me daba cuenta, o no le daba importancia, pero me daba gusto y me dejaba hacerlo.
—Entiendo, eras una niña y lo veías normal.
—Claro. Como yo me dejaba, luego todos los demás empezaron también a sobarme toda. Se excitaban conmigo, se sacaban la polla y me la frotaban hasta que se corrían.
—Normal, se ponían calientes contigo, jaja. Supongo que querrían metértela.
—Sí, pero como era chiquita no podían. Más adelante, cuando lo intentaban ya empezaba a entrarme. Para eso, ya tenía mis 10 años.
—¡Vaya! Y ya empezó a gustarte la verga ahí.
—Claro. Mi madre, mientras veía como me sobaban no decía nada, pero cuando vio que empezaban a cogerme, me separaba de ellos, y les avisaba de que tuvieran cuidado porque podían preñarme.
—¿Y acabó pasando?
—Sí, siempre me agarraban cuando estaba sola, hasta que me embarazaron. Estuve unos meses con barriga, en los que me seguían cogiendo con más ganas, pero mi madre hizo que lo perdiera. Había muchas niñas así, y las mujeres mayores sabían como hacerlo.
—¡Menudas experiencias pasaste…..! Por eso, ahora eres así.
—Ya ves… Donde nací, tenemos que aprender a sobrevivir desde niños. El sexo para mí no tiene secretos y enseñé a mi hijo todo lo que sabía, para hacerle disfrutar desde un principio, a la vez que yo también me lo pasaba bien, claro. ¿Y tú qué, como ha sido tu vida? —me preguntó ella, con interés.
—Bueno, mi vida fue más normal. De pequeña no me pasaron tantas cosas como a ti, pero es verdad que luego, de casada y con la niña, su padre ya empezó a tener sus cosas con ella, pero fue durante unas vacaciones donde cambió nuestra vida.
—¡Ajá! ¿Y tú que pensabas cuando veías a Lore con su papá?
—Cuando empecé a ser consciente de ello, pues un poco de miedo, porque aunque, por un lado, me daba un morbo inconfesable, por otro, no sabía las consecuencias que iba a tener eso. Yo veía que a la niña le gustaba y que cada vez iban a más, por lo que supuse que acabarían follando, como así fue.
—Pero al final, te uniste a ellos…..
—Al final si, como dice el dicho, “cuando no puedes vencer a tu enemigo, únete a él”, jaja.
—Una inteligente reflexión. Muchos y muchas aprendemos que acaba siendo lo mejor. En mi casa pasó parecido con Jony. Mi marido es muy morboso, pero como sabía mi vida pasada, en cierta forma lo provocó.
—¡Ah! ¿Sí? ¿Te metía al crío en la cama?
—Me provocaba con él. Cuando Jony empezó a despertarse al sexo, o no sé si todo eso hizo que se despertara precozmente, empezó a buscarme alentado por su padre. Y yo, como soy muy caliente, no pude aguantarme y fui dejando que se divirtiera conmigo. Al fin y al cabo, es lo que he hecho toda mi vida, o han hecho conmigo los demás.
—Ya entiendo…. Me parece muy morbosa esa situación, y supongo que muy excitante para vosotros.
—Es hermoso ver como tu hijo aprende contigo y le haces disfrutar. Es algo muy especial para una madre.
—Yo no he podido tener esa sensación, pero sí que debe ser muy especial. Aunque algo parecido si lo he vivido con mi marido y mi hija —le dije.
Mientras tanto, los hombres seguían hablando entre ellos, y Marcelo le pedía a mi marido más detalles sobre sus inicios con Lore, en un evidente estado de excitación, pero a Robert le costaba un poco recrearse en esos detalles tan íntimos:
—Bueno, verás… Cuando tienes a una nena en la cama contigo, es fácil dejarse llevar hasta que sucede lo inevitable. A ella le gustaba jugar, era muy pilla y atrevida y yo casi, no tenía que decirle nada —le decía mi marido.
—¡Qué delicia! Es una de las experiencias que más me hubiera gustado vivir y aunque he tenido la suerte de poder estar con muchas nenas, no es lo mismo.
—Ya supongo. ¿Y dónde las conseguiste?
—Pues sobre todo, en el país de mi mujer. Allí todo es diferente, costumbres, tradiciones, formas de vivir en familia. Las cosas se dan sin buscarlo mucho, como si fuera algo natural.
—Sí, conozco esos países. Muchas mujeres y niñas se quedan embarazadas, y a veces no se sabe ni quién son los padres, o no se quieren hacer cargo de nada.
—Así es. Los críos quedan a cargo de la familia de la madre, que muchas veces no pueden ni atenderlos, y son los abuelos, tíos y hasta vecinos quienes se hacen cargo. Y ahí surge todo eso, sin que a nadie le importe mucho. Oriana fue un caso de esos, porque a pesar de tener padre, ella iba pasando de mano en mano, como sus hermanas y muchas otras crías de allí.
—Ya, y tú cuando ibas con tu mujer, ya las tenías disponibles…..
—Claro, siempre había alguna con la que podías entretenerte, o directamente meterlas en tu cama….. Ahora intentan que pase menos, pero sigue pasando. Al principio era Oriana misma quién me lo decía, que aprovechara. Por la noche, las crías más mayorcitas se me metían en la cama y a la familia no le importaba. Luego, las buscaba yo, y tuve de todo, ya te puedes imaginar, hasta las más……
—¡Uffff! No te quejarás, tienes un paraíso allí cada vez que vas….
—Están muy ricas, la verdad, porque aunque muchas son menudas, tienen unas tetas y un culo que disfrutas un montón. Pero a veces les viene la menstruación muy pronto, y tienen que tener cuidado para no preñarlas.
Y sin dejar de mirar a Lore, continuó:
—Pero tu hija me parece un bocado exquisito para unos hombres como nosotros. Perdona que te hable así de ella, pero en cuanto la vi con Jony, ya empecé a desearla con ganas.
—No te preocupes, te entiendo. Ya ha estado con otro hombre en un intercambio familiar que tuvimos, y fue muy excitante y morboso para mí también, porque yo pude disfrutar de la hija de ellos, y ya te puedes imaginar lo que fue para mí eso.
—Una pasada, supongo. Eso es genial. Nosotros tuvimos algo así hace tiempo en un viaje. Conocimos a una madre soltera con una hija, que era más pequeña que Lore. Ella llevaba una vida bastante liberal y nos contaba que se le arrimaban muchos hombres que lo que buscaban era estar con su hija, pero a veces no se daba cuenta de ello, hasta que estaba en plena calentura con la cría en medio de los dos. Yo fui uno de esos hombres afortunados de poder estar con la madre y con la hija a la vez, en una de las mejores experiencias de mi vida —le contaba Marcelo.
—¡Wow! Pues al final, no sé si seré yo el que tenga que tenerte envidia, porque has tenido muchas más oportunidades que yo con todo tipo de vivencias. Yo siento que mis mejores años con Lore han pasado ya. Ahora va siendo ya grandecita, ya tiene sus novios y me va dejando un poco apartado, lo que es normal, pero no es lo mismo que cuando la tenía para mí solo y sentía que ella lo descubría todo conmigo.
—Pero sigues teniéndola en casa todavía y está de lo más apetecible para seguir disfrutando de ella como en esos primeros momentos, pero ya con más experiencia. Eso ya no te lo va a quitar nadie y es una sensación que yo nunca voy a tener.
Entre los dos hombres hablaban sobre cuál de los dos había sido más afortunado, en una conversación un poco absurda, pero así son ellos, siempre deseando lo que no tienen, y nosotras siempre queriéndoselo ofrecer para satisfacerlos, así que Oriana, sabiendo las ganas que tenía su marido de estar ya con Lore, nos dijo:
—Bueno, yo creo que estamos lo suficientemente animados como para tener más intimidad, ¿no?
Mi marido y yo nos quedamos un poco sorprendidos, pero se notaba que Oriana tenía experiencia en estos encuentros, e iba a llevarnos por donde ella quería:
—Mirar a los chicos ahí un poco aburridos de tanta charla. Podéis poner un poco de música y nos ponemos a bailar.
—¿Qué música ponemos?, —le preguntó Robert.
—Música caliente de mi tierra, bachata, merengue, cumbia, salsa….. —nos dijo Oriana.
—¡Ah!, vale, pondré algo de eso.
En cuanto empezó a sonar la música, Oriana se dirigió hacia mi marido para bailar con él, y seguidamente Marcelo me sacó a bailar. Bailaba muy bien y al ritmo de la música, sus manos empezaron a recorrer mi cuerpo sensualmente, llevándome a ese estado de excitación que la música lleva a las mujeres cuando disfrutamos de ella, y que los hombres saben aprovechar.
El movimiento del cuerpo de Oriana tenía a mi marido como hipnotizado, bailando a su ritmo, observando y sintiendo su voluptuoso cuerpo, que parecía descubrirse más al irse subiendo su ajustado vestido con sus movimientos, mostrando sus muslos y el inicio de sus nalgas.
Los chicos nos miraban divertidos, viendo como nos calentábamos entre nosotros, hasta que nos quedamos prácticamente desnudos rozando nuestros cuerpos, y mutuamente, nos invitamos a irnos a la cama para seguir disfrutando de ese momento.
De pronto, me encontré a Marcelo encima de mí, colocado entre mis piernas dispuesto a follarme con una hermosa polla empalmada que deseaba tener dentro de mí. A mi lado, mi marido estaba montando a Oriana, que disfrutaba de sus acometidas gimiendo cada vez más fuerte, hasta que no pudo más y se corrió dentro de ella.
Marcelo también había inundado de semen mi coño, y cuando la sacó quise disfrutarla en mi boca, lamiendo sus restos, mientras miraba a Robert, como en este caso, le comía el coño a Oriana, también lleno de su propio semen.
Todo había llegado a tal locura que nuestros hijos, excitados por la escena, se habían puesto a follar delante de nosotros, y en ese momento, Marcelo pareció recordar lo que había estado deseando desde que llegó a casa, que era el poder follarse a Lore, ya sin ningún impedimento, así que tras pedir permiso a su hijo, éste le dejó su lugar y su padre puso su polla en la entrada de la abierta vagina de mi hija, y se la metió con una gran expresión de placer, empezando a follarla a la vez que amasaba y comía sus tetas con desesperación, ante la mirada complaciente de su mujer Oriana.
No contento con eso, le dió la vuelta a mi hija y la folló el culo sin muchos miramientos, quizás suponiendo que Lore estaba más que acostumbrada a las folladas anales. Volvió a correrse dentro de ella y cuando pareció satisfecho, se quedó tumbado en el sofá, como saboreando todo el placer obtenido.
Luego, para terminar, continuamos jugando entre nosotros, ya con más tranquilidad, hablando sobre la posibilidad de repetir ese encuentro en más ocasiones, dejando caer ellos, que incluso podríamos aumentar ese grupo con nuevos miembros, con alguno de los contactos que ellos tenían y que nos presentarían.
Así que esperamos expectantes sus noticias, hasta que un día nos llamaron para decirnos que iban a venir a casa con un matrimonio que tenían una hija, sin darnos más datos sobre sus edades ni que experiencias habían tenido con ellos, aunque nos lo imaginábamos.
Cuando llegaron, nos los presentaron. Los padres se llamaban Erick y María, y su hija Jeny, que ya era una adolescente crecidita y preciosa, nos sorprendió por su belleza, con una larga melena rubia y el espectacular cuerpo que tenía a sus 15 años ya. Erick era más bien normal y María, ya en la cuarentena, estaba un poco gordita, pero muy guapa de cara y con buenos pechos, que mostraba en su amplio escote.
Siempre que se conoce a alguien nuevo, y sobre todo con estas expectativas, se tienen esos nervios del principio por la incertidumbre de como va a ir todo, si va a haber química y complicidad en lo que vayamos a hacer, porque no es una situación normal, y pueden darse muchas circunstancias, ya que es difícil encontrar a alguien con quien puedas conectar totalmente en estos temas, por lo que empezamos a hablar como cualquier persona que se conoce, aunque pronto se derivó la conversación a temas más íntimos, hasta que le pregunté a María:
—¿Y como surgió lo vuestro con la nena?
Ya habíamos estado antes hablando un poco de como conocieron a Oriana y a Marcelo, y sobre sus dos encuentros íntimos hasta el momento, por lo que tampoco le sorprendió mucho mi pregunta, contestándome:
—Pues verás, aunque no te lo creas, la cría no se inició con nosotros, como pudo haber sido vuestro caso con Lore y tantos otros que hemos conocido. Nosotros ni siquiera teníamos inquietudes en estos temas, y éramos una familia normal, podríamos decir, pero todo empezó a causa de que el mejor amigo de mi marido, que además era el padrino de Jeny, como era de otra ciudad, cuando venía a visitarnos se quedaba a dormir en casa. Nosotros vivimos en un piso muy pequeño con dos habitaciones, así que como la cría era pequeña, su padrino Enrique se quedaba a dormir en el cuarto de la cría:
—¿Pero en la misma cama? —le pregunté con curiosidad.
—Sí, la cama era grande y había sitio para los dos. Además, la cría era muy pequeña cuando empezó a dormir con ella y nunca nos imaginamos que podría pasar nada.
—Bueno, pero supongo que cuando la nena fue creciendo, ya no veríais tan normal que siguieran durmiendo juntos.
—Es que casi ni nos dimos cuenta de eso. Como estábamos acostumbrados a esa situación, no le dimos importancia. Ya sé que nos vas a decir que éramos muy ingenuos, pero sucedió, así. Teníamos plena confianza en Enrique, siendo su padrino, además.
—No te preocupes. Os entiendo. En esas situaciones cuesta pensar que puedan pasar cosas, pero como ves, siempre acaban pasando, jeje.
—Es verdad, ahora lo sé…, pero verás, te sigo contando…..
—Sí, por favor, me encantan estas confidencias —le dije yo, muy interesada por su historia.
—Cuando empezamos a notar algo, era una niña todavía, no tenía ni 11 años. Una noche escuché en su habitación una especie de gemidos, pero yo creía que la cría estaría soñando o algo así, y a la mañana siguiente le pregunté a Enrique como había dormido la cría, que si había tenido alguna pesadilla o mal sueño, porque parecía que lloraba. Él se quedó un poco desconcertado, sin saber que contestar, hasta que acabó diciéndome que a veces le pasaba eso, pero que él la tranquilizaba.
—Jaja, vaya forma de tranquilizarla….. —le dije con ironía.
—Ya ves, y yo seguía tan inocente sin sospechar nada, hasta que otras noches volví a escuchar esos gemidos, y entonces, ya se lo comenté a mi marido, que también los escuchó y al darse cuenta de la situación, me dijo: —¡Buufff! ¿Tú crees que eso es porque Enrique estará tocando a la cría?— decía incrédulo.
—No quiero ni pensar eso. Es una situación muy incómoda. ¿Vas a hablar con él? —le preguntó en ese momento María, preocupada, según me decía.
María siguió explicándome la conversación que tuvo con su marido, que le contestaba:
—Es mi amigo y su padrino. Puede ofenderse si le decimos algo y si resulta que no es verdad, que es por otra cosa…..
—Pues algo tendremos que hacer, porque no podemos seguir como que no sabemos nada, y dejar que siga abusando de nuestra hija.
—Ya, claro…. Lo que podemos hacer es observar a Jeny, a ver si la vemos incómoda con él, o si la notamos triste o temerosa.
—Está bien, haremos eso —me decía mi marido, esperando que no tuviera que enfrentarse a su amigo.
—Pero el caso es que nuestra hija seguía como siempre, muy alegre y encantada con su padrino, al que buscaba continuamente para estar con él —me dijo María.
—Claro, Ahí no podías intervenir ya, si Jeny participaba gustosamente de todo lo que le hacía —le dije yo, a tenor de todo lo que me contaba.
—Así era, Enrique era como un hermano para mi marido, teníamos plena confianza en él y por eso, no nos importó que durmiera con nuestra hija cuando venía a casa, pero todo eso nos puso en un compromiso y no sabíamos que hacer, pero es que Jeny era una niña todavía y nos costaba creer que ya disfrutara tanto de un hombre. Ya me entiendes…..
—Sí mujer, cuesta entenderlo, la verdad, hasta que no lo ves con tus propios ojos. Te imaginas a tu hija con una polla en la mano y piensas que no está preparada todavía para eso, pero vaya si están preparadas. Yo misma lo comprobé con nuestra hija, también —le dije, haciéndole ver la situación parecida por la que pasé yo.
—Pero en vuestro caso era con su padre, y bueno, tú estabas allí también, viéndolo todo, pero nosotros teníamos a nuestra hija en su habitación con su padrino, disfrutando del sexo, sin saber exactamente lo que estaban haciendo, si ya la estaba follando y las consecuencias que podría traer eso.
—Te entiendo perfectamente. No nos preparan para algo así, para asumir que nuestras hijas pueden empezar a disfrutar del sexo a esas edades, es desconcertante y no sabes como actuar. Te agradezco que me cuentes todo esto, porque me ayuda a entender a mí también, aunque lo mejor hubiera sido que hubiéramos tenido esta conversación cuando estaba pasando todo eso, para saber qué hacer.
—Es cierto, pero es muy difícil encontrar a alguien para hablar de estas cosas. Nos mirarían con caras raras. Y al final, ¿que vas a hacer….? Dejarlo pasar, porque aunque no te lo creas, te empieza a dar un poco de morbo toda esa situación.
—Así es. Además, yo creo que aunque muchas personas no quieran hablar de estos temas, lo harán para disimular, porque no se atreven a hablar de lo que pasa en su casa.
—Eso también pasa, porque después me acabé enterando yo también de cosas…, que vamos, aquí nadie se salva.
—Y que lo digas. Yo ya me llevo pocas sorpresas, jaja, pero me alegro de tener alguna amiga para hablar de todo esto con sinceridad. Pero bueno, sigue, por favor, ¿como continuó la cosa?
—Pues nada, que siempre que venía el padrino a dormir a casa, por las noches Jeny se volvía loca, ya me entiendes, vamos, que disfrutaba como una loca y eso a nosotros nos llenaba de morbo, pero no nos atrevíamos a decir nada a Enrique, que seguía follando a nuestra hija con toda la tranquilidad, pensando que no nos enterábamos de nada, supongo. Y Jeny no nos decía ni palabra, tampoco.
—Tendría miedo de que no aprobarais eso y ella lo que quería era seguir disfrutando de su padrino, jaja.
—Está claro, pero algo cambió en ella también. Estaba como inquieta cuando dormía sola. Nos dimos cuenta de que empezó a masturbarse, porque la oíamos gemir también cuando dormía sola. Imagínate como estábamos su padre y yo. Todo eso nos superaba.
—Bueno, mujer, el que una niña empiece a masturbarse tampoco es para tanto. Es algo normal —le dije, un poco sorprendida por lo que me contaba.
—Sí, ya sé que es normal, pero había empezado a hacerlo porque había sido pervertida o corrompida, no sé como decirlo, por su padrino. Le había enseñado el placer del sexo, y eso para una cría es algo muy vicioso. Era lo que nos preocupaba, que como se había acostumbrado a follar, se buscara a alguien para hacerlo cuando no dormía con Enrique.
—Ya te voy entendiendo. Es una preocupación normal de todas las madres y en esos momentos tenemos que tomar decisiones.
—Eso es. Como no queríamos que pasara eso con la edad que tenía, teníamos que intentar que se calmara en casa, con mayor seguridad….
—Y ahí es cuando pensaste en su padre…..
—¡Sii…! Jaja, como se nota que nos entendemos….. Pero cuando se lo dije, él me miró como si me hubiera vuelto loca.
—Normal. Ningún hombre espera que su mujer le proponga algo como eso…..
—Imagínate…. Alguno solo lo soñará, pero que suceda….. Estuvimos hablando, para intentar convencerle.
María siguió contándome esas conversaciones que tuvo con su marido, mientras yo estaba entusiasmada con su historia. Me parecía de lo más morbosa e interesante. Yo miraba a su hija, que transmitía pura sensualidad, como charlaba con Lore y Jony, y como era observada por mi marido ante los comentarios que le estaba haciendo su padre, pero volví a centrarme en las explicaciones de mi nueva amiga:
—Yo le decía a Erick —no me digas que no la deseas, que no te empalmabas cuando la oías gritar follando con tu amigo Enrique….—pero él seguía con sus dudas, y me decía:
—¿Pero como lo vamos a hacer? ¿Decírselo directamente….?
—Pero bueno, parece mentira que seas un hombre. Sabes perfectamente como se hacen esas cosas….. —le decía María a su marido, según me contaba— ¿No ves como la cría se arrima a ti, que se te echa encima prácticamente?, y que anda como una perra salida.
—¡Que cosas dices…..! —Erick seguía un poco desconcertado con todo eso.
—Tú empieza a sobarla, y ya verás como se deja. Y cuando se caliente, pues ya te la llevas a la cama. Yo no voy a decirte nada.
—Así de fácil…. ¿no?
—Sí, como hiciste conmigo.
—Pero María, tú eras mi novia, no compares….. —le decía Erick a su mujer, durante esa conversación.
El caso es que Erick le hizo caso a su mujer, y las cosas se dieron así de fáciles, para su sorpresa, hasta que acabó follándola con el consentimiento de su mujer.
Después de eso, me dijo María, que ya pudieron hablar las cosas claramente, cómo Jeny les contó cómo había sido lo de su padrino, que no se acordaba de cuando había empezado a tocarla, pero que sabía darle gusto y ella se dejaba hacer hasta que se corría y hacía correrse a su padrino.
Ella seguía hablándome y contándome más cosas, sin que yo pudiera preguntarle nada, casi:
—Todo eso excitaba demasiado a su padre, que al imaginarse todo lo que su amigo había estado disfrutando con su hija, empezaba a desnudarla y se ponía a comerle el coño, que era algo que le encantaba. La tumbaba sobre la mesa con las piernas abiertas y le pasaba la lengua por su rajita durante un buen rato, sin cansarse, hasta que ella empezaba a gemir muy fuerte y a correrse en la boca de su padre. Eso le encantaba, y a mí, al verlos, me apetecía también, así que yo también me ponía a chuparle el coño, algo que no había hecho nunca con una mujer, pero me pareció delicioso y me acabé enviciando con ella.
—¡Qué bárbaro!. Os lo pasabais genial, Yo también acabé haciéndoselo a mi hija. Es verdad que está muy rico, muy tierno y jugoso, y con un sabor especial —le decía yo.
Oriana también escuchaba la conversación muy interesada, pero casi sin opción a intervenir tampoco, porque María no paraba de hablar y de contarnos como había sucedido todo, pero pudo decir que ella también le había comido el coño a algunas crías, y que refrendaba todo lo que estábamos diciendo.
Mientras nosotras habíamos estado hablando, los hombres también habían estado contándose sus cosas entre ellos, y yo le dije a Erick:
—Ya me ha estado contando María todo lo de Jeny. Es increíble como sucedieron las cosas….
—Sí, y todo gracias a mi mujer, porque yo hubiera sido incapaz de algo así. Nunca se me había pasado por la cabeza que pudiera acabar follando con mi hija.
—A veces esas cosas se dan; míranos a nosotros también, una cosa te va llevando a la otra….. Solo se trata de tener decisión para dar ese último paso.
—Cierto, y gracias a eso, hemos conocido a gente increíble que no sabía ni que existieran, como Marcelo, Oriana y vosotros mismos —me decía Erick, agradecido.
También intervino mi marido para decirme:
—Erick me ha estado contando todas las increíbles experiencias que ha tenido con otras familias, hasta con compañeras del Colegio de Jeny.
Ante lo que el marido de María nos dijo:
—Bueno, todo eso también fue gracias a mi mujer, que es muy charlatana. Habla con todo el mundo y se entera de muchas cosas….
La verdad es que María hablaba mucho. A mí me había contado su historia con todos los detalles y se me había pasado el tiempo volando, mientras bebíamos un vino muy rico que nos habían traído. Así que llegó el momento de decirles:
—Supongo que estaréis deseando empezar a hacer todo por lo que nos hemos reunido.
—Claro, es que estos hombres son un poco tímidos —dijo Oriana, con decisión.
Y se dirigió a su hija, para decirle:
—Anda, cariño, ponte con el papá de Lore, a ver si le animas un poco, jaja.
Jeny se levantó y se fue a donde estaba mi marido, sentándose a su lado con las piernas cruzadas, mostrando los hermosos muslos que tenía, de los que Robert no podía apartar la mirada, ni la mano, cuando empezó a acariciarlos un poco indeciso, por lo que el padre de la cría le dijo:
—No te cortes. ¡Metela mano en el coño sin miedo! Seguro que lo tiene empapado ya.
Robert le abrió las piernas y palpó su coño, por encima del tanga, efectivamente todo mojado ya, por lo que se lo quitó, dejando al descubierto una hermosa vagina, que ante el paso de los dedos de Robert palpitaba con pequeños espasmos, para después, meter su cabeza entre sus muslos y lamer toda esa cavidad sonrosada y jugosa.
Erick, al ver que Robert ya estaba en plena faena con su hija, agarró a Lore, dispuesto a probar sus delicias también, mientras los demás observaban excitados esperando su turno para intervenir.
Siempre es excitante observar este tipo de encuentros, aunque no estés participando de ellos, porque el morbo lo supera todo y cada situación es diferente. Sobre todo, cuando se llega a este estado de plena generosidad con los que más quieres, y no existe la posesión ni los celos, es cuando alcanzas ese grado de felicidad completa.
Robert había empezado a follar a Jeny, y Erick se entretenía igualmente con mi hija, mientras Marcelo buscaba su lugar también, alternándose entre las dos crías. A su vez, Jony se había puesto a nuestro lado, dispuesto a dejarse comer por tres hembras hambrientas que solo pensaban en sacarle hasta la última gota, esperando también la ayuda de alguno de los hombres al que le quedaran fuerzas para follarnos.
Al final nos juntamos todos en una especie de orgía comunitaria, donde ya no importaba quién era quién y lo único que se buscaba era disfrutar y llegar más allá en busca de ese límite máximo del placer.
Cuando terminamos, agotados, hubo más tiempo para una charla más relajada, en la que se contaron anécdotas varias, de las que mi marido y yo disfrutamos mucho, ya que era una delicia escuchar a personas tan experimentadas en estos temas, en la que surgió un asunto del que no habían hablado, en el que Oriana les dijo a Erick y María:
—Antes de que nos conociéramos, nosotros ya nos habíamos fijado en Jeny en el parque. Nos llamó la atención cómo a veces veíamos que se la llevaban de la mano hombres mayores, que suponíamos que serían familiares suyos, aunque después, cuando nos conocimos, ya nos imaginamos de todo….
—Pues sí, tienes razón. Al principio nosotros tampoco sabíamos de esa situación, ya que fue cosa de Enrique, y cuando Erick se enteró de eso, se lo reprochó a su amigo, aunque después lo entendió —se justificaba María.
—¿Pero que pasaba con eso? —insistió Oriana.
—Sucedía cuando Enrique llevaba a la niña al parque. Resulta que él la alquilaba a esos hombres, podríamos decir, pero era más por el morbo que por el dinero que le pagaban ellos. No era para follarla, porque todavía era pequeña, pero ellos se la llevaban a un sitio que está escondido de la vista de los demás y se dedicaban a sobarla, comerle el coño y a sacarse la polla para que se la chupara hasta que se corrían. Al final fue unas cuantas veces en las que la cría tuvo esas pollas en la boca, porque cuando estábamos nosotros con ella, no nos decían ni proponían nada.
—Pero su padrino vigilaba para que no se propasaran con ella, ¿no?
—Sí, él estaba pendiente, porque alguno se excitaba demasiado y quería metérsela. A quién si se la dejaba con tranquilidad era a un abuelito que no se le ponía dura, pero disfrutaba mucho con ella.
—Bueno, creo que estas cosas pasan bastante, porque ya me llegaron historias parecidas —les dije yo.
—Sí, pero ya te digo que nosotros desconocíamos ese mundo, aunque poco a poco fuimos asimilándolo y encontrándole ese morbo que tenía Enrique, como tantos hombres y otras personas que hemos conocido, como vosotros —decía María—, pero empezamos a conocer a gente que nos decían que dejaban a algún amigo de confianza que jugara en casa con sus hijas, e incluso desconocidos, en otras circunstancias. Eso les causaba un morbo especial y les llevaba a un estado de excitación desconocido para ellos.
—Así es. Como dice una persona que conocí, “cuando muchos padres y madres conocen esto, les cambia la vida” —les dije yo— A veces es el padre el que va introduciendo a la madre, otras es la madre quién se lo descubre a su marido, todo por inducción de alguien a quién conocen, a veces de una forma normal, pero se produce esa química para poder empezar de temas más íntimos y privados, de esos temas de los que no puedes hablar con cualquiera, porque hay que estar muy seguro dé con quien estás.
—Exacto —continuó Oriana—. Todo eso puede parecer muy perverso, presenciar como se excitan con tu hija, pero yo también invitaba a mis amigas a casa. Algunas sentían debilidad por Jony, se ponían a disfrutar juntos y nos hacían disfrutar a las demás, todo en ese entorno de confianza, armonía y relajación.
—Somos muy afortunados de habernos encontrado para disfrutar de esta manera con nuestros hijos, porque ellos también disfrutan de este mundo en nuestra compañía, sobre todo, cuando se hacen las cosas bien, con el respeto y cuidado necesario, aunque a alguna persona le cuesta trabajo entender que no hace falta la violencia para llegar a todo esto —comenté yo, finalmente.
Cuando se conoce a alguien que participa de este mundo, suelen ser personas muy especiales, con una visión del mundo que es difícil encontrar en general, y a mí siempre me produce curiosidad el saber como han sido sus vidas, como fue su niñez y si eso tuvo algo que ver en su forma de pensar, pero en el caso de María, ella me confesó, que al contrario de lo que les suele pasar a muchas niñas, en el sentido de que algún adulto, ya sean sus padres o familiares, intentan meterles mano o sobarlas más íntimamente, en su caso no fue así, tuvo una niñez normal, muy inocente, y hasta me confesó que no vio la primera polla hasta que tuvo 17 años, cuando se la enseñó un noviete que tenía, y ella se asustó bastante, porque no se atrevía ni a tocársela.
Eso nos causó risa a los demás, que habíamos sido bastante más precoces, pero también explicaba la forma en la que se produjeron esos inicios de su hija con su padrino, que es difícilmente entendible en cualquier otra familia, que seguramente no permitirían que su hija pequeña compartiera cama con un hombre adulto, por mucha confianza que tuvieran con él, pero así había sido en su caso, con las consecuencias que nos había contado durante esa reunión.
Cómo continuamos hablando de estos temas, ellos también nos comentaron que a veces las cosas no salen como se pueda esperar. Que en ocasiones, hay familias curiosas que les gusta explorar estas prácticas, pero llegado el momento, se echan atrás, bien por ellos o por sus hijos. En sus casas han tenido algún tipo de iniciación, pero a la hora de compartir con otras familias puede suceder que alguna de las hijas, más común que entre los hijos, no quieran, o se sientan incómodas en esas situaciones, y por supuesto, hay que respetarlo y no forzar algo que no va a ser satisfactorio para ninguno.
Nos contaron también alguna anécdota sobre ello, como lo sucedido en una ocasión en la que se reunieron con una familia que tenían un hijo y una hija:
—El chico ya había follado con su madre y aunque era su primera vez con otras personas, se le veía decidido y con ganas, pero la niña, quizás era demasiado pequeña y no estaba preparada para algo así. No había follado con su padre todavía, aunque su madre nos decía que se lo pasaba bien con él en la cama, donde tenían diversos juegos entre ellos, pero el caso es que cuando Erick quiso empezar a acariciarla, ella se asustó un poco y no quiso seguir, a pesar de que su padre ya tenía encima a Jeny y estaba dispuesto a follarla, pero al ver la actitud de la niña, tuvieron que pararlo todo. De todos modos, el padre intentó que su hija se relajara estando un rato con ella, acariciándola y estimulándola, y se notaba que ella disfrutaba, pero cuando se la quería pasar a Erick, la cría decía que no, que solo quería con su papá, jaja. Nos pidieron disculpas por lo que había pasado, aunque no tenían por qué darlas, porque son cosas que pueden pasar y hay que aceptarlas así.
—Sí, entiendo, aunque es un poco frustrante cuando se dan esas situaciones, ¿no?
—Un poco sí, pero ya os digo que hay que estar preparados para todo lo que pueda pasar, porque los niños son impredecibles y lo más importante cuando te inicias en este mundo es aprender que el respeto y el consentimiento es la base de todo esto, y cuando conoces a mucha gente, es normal que te encuentres con casos así.
—Claro, son temas delicados que es difícil que siempre salgan bien, sobre todo durante esas primeras experiencias.
—Son las más importantes y en las que más cuidado se tiene que tener para ganarse la confianza de los críos. Otras veces sucede que hay niños que son tímidos, que les cuesta soltarse, pero en cuanto empiezan a sentir el gusto, ya se dejan llevar, sobre todo con una mujer mayor que tenga experiencia, que sepa provocarles ese morbo.
—Cómo en cualquier otra faceta de la vida, claro. ¿Os ha sucedido más veces?
—Sí, alguna más. A veces surgen esos problemas, pero acaba arreglándose la cosa. Cada niño o niña es un mundo y hay que entenderles. Esto no se trata, como sabéis, de ir a saco, ahí, como si fuera una persona mayor, acostumbrada a estas cosas. Hay que tener ese tacto especial y hacerlo divertido para todos, que surja esa química de la que hablamos.
—Por supuesto, así lo entendemos nosotros también. No hemos tenido tantas experiencias como vosotros, pero ya nos hemos dado cuenta de como funciona esto.
—Otro caso no fue directamente con nosotros, pero vimos a un padre que no le gustó mucho cómo otro estaba follando a su hija, y se lo recriminó, empezando una discusión entre ellos que arruinó un poco la fiesta, pero como os decía, hay gente de todo tipo, y no todo el mundo es tan encantador como nosotros, jaja —nos dijo Erick, en broma.
—Desde luego, pero yo creo que no todos los padres están preparados para ver como otros follan a sus hijas, pero les gana el morbo de poder follar ellos con las de los demás, y al final, la cosa no funciona.
—Así, es. Es que todo esto requiere un trabajo mental muy personal. Yo entiendo que no es fácil y hace falta pasar por un proceso. Ir poco a poco, quizás, viendo como vas reaccionando a pequeñas situaciones que se van dando, antes de meterte de lleno en esto, algo parecido a lo que nos pasó a nosotros con nuestra hija y su padrino, que tuvimos que irlo asimilando durante un tiempo hasta que acabamos entendiéndolo.
—Estoy de acuerdo. Algunos, después de tener algunas experiencias en casa, ya quieren juntarse con otras familias y eso produce una impresión muy fuerte, que no es fácil de encajar, porque primero habría que conocerse bien y crear una confianza mutua para que todo vaya bien, y todo el mundo esté de acuerdo en lo que quieren hacer, sobre todo, teniendo en cuenta a sus hijos, edades y experiencias previas, porque eso lo va a condicionar todo —les dijo mi marido, para terminar ese encuentro.
Cuando vas accediendo a este tipo de reuniones, cada vez más numerosas y con todo tipo de personas y familias, sus vidas y anécdotas no dejan de sorprenderte, tu mente se va ampliando y tu capacidad de entender se hace cada vez mayor, algo que resulta poco comprensible para las personas que no lo hayan vivido, ya que se produce un proceso parecido al de las personas que han conocido muchos países diferentes, con todas sus culturas, costumbres y tradiciones milenarias, que te hacen ver que la vida no es ese tubo estrecho en el que solemos vivir normalmente, que tu forma de ver las cosas no tiene por qué ser la más acertada, civilizada ni avanzada, y que quizás, en otros lugares, en otros tiempos estaban más cerca de la verdad de la vida, de lo que podamos estar nosotros actualmente.
Por eso, una vez que se entra en este mundo, con este tipo de experiencias, se va entrando en círculos cada vez más privados, donde se conoce a personas que jamás conocerías en tu vida normal, o que se muestran de diferente forma en esos círculos, porque podrían ser también esas personas con quién te cruzas todos los días, sin que nada delate en ellos su perversa vida privada.
A su vez, este tipo de vida y de entender el sexo, te puede llevar a lugares inimaginables, con personas inalcanzables para tu nivel social, pero es como si el sexo lo igualara todo, les diera a las personas una nueva dimensión en la que no importa el dinero o el poder que tengas, aunque desde esas posiciones pueda ser más fácil acceder a esas prácticas.
Esto es quizás, lo más fascinante que se siente al introducirse en estos mundos paralelos, que existen a nuestro lado, sin que nos demos cuenta de ello, donde todo lo imposible o irreal parece posible y acaba siendo muy real, ante la ignorancia o miedo de quién no quiere conocer la verdad.
Aunque llegados a este punto, no conviene hablar demasiado ni dar demasiados detalles sobre esas actividades ocultas y prohibidas de las élites sociales, tal como se insinúa o se quiso contar en la película “Eyes Wide Shut”, de Stanley Kubrick.
De todas formas, supongo que todo esto no es algo nuevo de nuestros tiempos, de que el grado de depravación actual sea mayor del que nunca ha existido, sino que es algo que ha sucedido siempre, entre las personas más poderosas y los más humildes, y puede que incluso, con una mayor crudeza, ya que es algo intrínseco al ser humano, nos guste, o lo podamos aceptar, más o menos.
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