Nuevas experiencias para un padre.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por xxpervertidorxx.
Hola me llamo papá, no quiero dar mi verdadero nombre, tengo 37 años y estoy casado hace 14 años y tengo tres hijos, una niña de 13 años, y dos chicos de 9 y 2 años.
Mi mujer tiene 35 años y estamos muy felices y el sexo aun sigue siendo muy bueno entre los dos.
Era agosto y yo disfrutaba todo el mes de mis vacaciones en casa con los niños mientras mi mujer trabaja en el hospital.
Ella trabajaba por las mañanas, se levantaba a las 6 para trabajar de 7 a 15 horas, por lo que se acostaba temprano y yo me quedaba un rato más con david que es mi hijo de 9 años, el es un chico pelirrojo, en eso sale a la madre, y de buen cuerpo con un culito algo respingon.
Esa semana mi hija estaba en un campamento y por lo que tenía entendido se lo estaba pasando muy bien.
En cambio yo con mi mujer llevábamos dos semanas sin tener sexo, entre que tenía jaquecas por las noches y que teníamos al niño todo el día en casa no teníamos ocasiones para el sexo.
Un día se me hizo eterno, dos semanas sin descargar los huevos era mucho para mí.
Normalmente si no tenía sexo me la pelaba yo mismo viendo porno, pero los niños no me dejaban un rato a solas.
Esa noche como siempre mi mujer se fue a dormir , se tomó la pastilla del sueño y se colocó los tapones.
El pequeño también estaba ya en su cama y sólo quedábamos David y yo en el salón viendo la tv.
Ya era tarde y el niño como muchas otras veces se recostó y puso su cabeza en mis piernas mirando la televisión.
En un momento dado se dejó dormir y al moverme su cabeza quedó encima de mi bulto.
Hay que decir que en verano toda la familia andaba por casa en ropa interior, por lo que yo y David íbamos en boxer.
Ese roce de su cabeza con mi polla hizo que está se empezará a endurecer ya que estaba muy sensible.
La calentura que llevaba arrastrando todo el día hizo acto de presencia.
En ningún momento era debida al simple roce de mi hijo.
Nunca en la vida mire a mi hijo como algo sexual y ni mucho menos se me había pasado por la cabeza tener relaciones Homosexuales, el simple echo de pensar en mariconadas se me revolvía el estómago.
Entonces con mi alta cachondez y mi verga palpitando debajo de la cara de mi hijo, cogí el móvil sin pensarlo y me puse a ver porno de guarras tragando pollas y semen.
Esa noche tenía que caer una buena paja sea como fuese.
Yo soy una persona que le gusta cuidarse, mido 1,80 y peso 78 kilos voy al gimnasio y mi polla mide 19 cm es gorda y soy bastante peludo por todo el cuerpo hasta en la barba.
Seguía viendo el porno y mi verga ya estaba soltando gran cantidad de líquido bajo el boxer, siempre había sido una fuente tanto antes de correrme como echando lefa.
Estaba pensando en llevar al niño en la cama pero corría el riesgo de que se espabilara y no me dejara pelarmela en paz.
En cambio no podía seguir así, me había dado cuenta que mientras veo el porno, inconscientemente estaba empujando mi rabo contra la cara de mi hijo que descansaba sobre el.
Entonces moví un poco la cara de mi hijo sobre mi muslo derecho y con mi mano izquierda saque mi rabo por el lado de la pierna, mientras que con la mano derecha sujetaba el móvil.
Nada más sacar el rabo un chorro de líquido salio del capullo húmedo corriendo por las venas de mi polla, el olor a rabo de macho inundó mi nariz y seguro que la de mi hijo.
Mi cabeza ya solo pensaba en correrse como fuera y si me pajeaba despacio lograría correrme y limpiarme sin que el niño despertara.
Y allí estaba pajeandome, viendo porno y con la cara de mi hijo dormido a escasos centímetros de mi poya dura.
Usando el móvil con una mano no era capaz de darle al play de un vídeo y sin pensarlo solté mi polla para hacerlo, entonces mi rabo saltó como un muelle y le dio en toda la cara a mi hijo, el cual no despertó pero mi corazón se paró del susto de que mi hijo pudiera pillarme en esa situación.
Me quedé totalmente inmovil mientras ni rabo chorreante se deslizaba por la nariz y labios de mi hijo dejando tras de sí bastante líquido pegajoso parando en los labios.
Yo seguía inmóvil y al ver esa escena solo pensaba lo guarro que era de ponerme a pajear delante del chico y encima tener mi polla en los labios de un chico como un maricon.
Pero cogí mi rabo de nuevo creándose un hilo de líquido entre sus labios y mi capullo.
Metí mi polla rápidamente en los boxer y me asegure que mi hijo dormía aún, efectivamente ni se había inmutado, le intenté limpiar el líquido de los labios pero básicamente se lo metí en la boca con el dedo sin querer.
La imagen de mi rabo en su boca y mi imaginación calenturienta viniendome imágenes de mi rabo entrando en esos labios hizo que me volviera a sacar la polla y me pajeara fuertemente el rabo, solté el móvil y mi otra mano se aposó en las nalgas de mi hijo que estaban cubiertas por un fino boxer.
Con la fuerza que sacudia mi polla caían gotas de líquido en la cara de mi querido hijo y inconcientemente le volví a poner mi rabo en sus labios.
Seguro que la maricona esta disfrutaría comiendome el miembro.
Mi calentura me hacia pensar guarradas que jamás hubiera pensado mientras mi poya pasaba por sus labios e incluso se introducia hasta los dientes.
Mientras mi otra mano acariciaba sus nalgas, todo sin pensarlo, mi mano se metio en los boxer de mi hijo acariciando sus nalguitas que eran algo respingonas y sin ningún pelo.
Mis dedos se hundieron en su raja y los pasaba por su ano caliente una y otra vez, saque la mano y me la llevé a la nariz.
MMMMMMMM ese olor a culito, como el de la madre pero como sólo puede oler un culito joven.
Se me nubló la vista, ya mi calentura pasó limites nunca antes visto.
Tenía que acabar.
Estaba fuera de mí, cogí al niño y lo llevé a su cuarto, lo tumbé boca abajo y le quité el boxer, me quité el mío y metí mi nariz entre sus nalgas, respire profundamente y empecé a lamer como un desposeído, lamia y lamia de arriba abajo, le comía las bolas y volvía a su ano, le intentaba follar ese anito cerrado con mi lengua mientras yo me pelaba la polla con una brutalidad fuera de sí.
Mi hijo empezó a levantar su culo, como si en sueños disfrutara de esa comida de ano que su padre le estaba haciendo, vaya vaya la putita le gusta lo que su padre le hace, pensaba yo.
Ya no podía contenerme más acerqué mi rabo a su ano y los chorros de semen salpicaron su almohada, su mejilla, su espalda y su ano, el olor a semen de macho llenaba la habitación, semen espeso y con grumos.
Estaba rendido, el orgasmo había sido como nunca, caí a las espaldas de mi hijo, lo abracé y con mi dedo introduje en su boca el lefazo de su cara y le dije: bebe hijo para que crezcas fuerte con la leche de tu papá, besándolo en la boca Lo abrace por detrás y jugué un poco con mi rabo en la entrada de su ano lubricado por mi leche.
Entonces me dormí.
Continuará.
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