Ojos
vivimos escondiendo partes de nosotros mismos, guardando el anhelo de que alguien se fije en nosotros….
No importa quien yo sea… da lo mismo si soy hombre o mujer… lo que importa realmente… es lo que miro, lo que soy capaz de vislumbrar mientras los demás corren acelerados… tengo a alguien en mi vida, como todo el mundo y me veo «normal», como todo el mundo, pero tengo un «apetito» especial… algo que ni siquiera la persona que duerme todos los días conmigo, a mi lado, conoce… me gusta mirar… mirar lo que los demás esconden, mirar lo que hacen a solas, sus placeres, sus vicios… soy la «sensación» de sentirse observado, soy la persona que viola tu intimidad mientras te sientes seguro… soy voyerista…era muy joven cuando empezó, pero recuerdo muy bien el cómo… una revista pornográfica del hermano mayor de un amigo, eso despertó una curiosidad casi enfermiza… nunca había visto a nadie desnudo en mi vida hasta ese día, los cuerpos húmedos y aceitados, los pezones erectos de las mujeres, las vergas gruesas escupiendo semen, las bocas silentes de las fotos suspirando placer… todo eso me dio vueltas en la cabeza, no podía borrar esas imágenes de mi mente… una noche desperté al baño, pase por la habitación de mis padres y volví, me quede mirando al techo tratando de dormir, mientras lo hacía, escuche unos ruidos, al principio pensé que solo estaba imaginando cosas, pero note que ese sonido tenía un ritmo, tome un poco más de atención… pude escuchar respiros acelerados entre gemidos casi silentes, no sabía de donde venían, me senté en la cama, mire hacia el muro que separaba mi habitación con la de mis padres, «¿Serán ellos?», pensé… despacio me acerque al muro, puse mi oído en la pared para escuchar mejor, lo primero que se me vino a la mente fueron las imágenes de la revista… «¿Eso están haciendo?»… pasaron los días, con todas las cosas que hacia se me olvido lo que paso esa noche, pero una tarde… estaba con mis amigos conversando en una plaza, me dio mucha sed y como estaba cerca de casa fui a beber agua, pensé que la casa estaba sola, pero al llegar, escuche ruidos… parecidos a los de esa noche… algo se prendió en mí, una curiosidad morbosa… fui caminando sin hacer ruido a la habitación de mis padres… a cada paso que daba los sonidos se hacían más fuertes… el rechinar de la madera, los gemidos suaves casi inaudibles, el respirar agitado, como de animales que se escondían en el bosque… mientras más me acercaba, mas ansioso me ponía, cuando llegue a la puerta de la habitación, me detuve un momento… estaba seguro de lo que iba a ver, pero nunca imagine lo que iba a pasar…
En la cama, estaban ellos, mis padres haciendo «eso» que tanto me llamaba la atención, él estaba encima de ella, podía ver su trasero desnudo, sus piernas fuertes apoyándose en la cama, empujando con fuerza, sus testículos subían y bajaban al ritmo de una canción sin nombre, las piernas de ella estaban en alto, tiritando en cada embiste que le daba… podía ver su verga gruesa entrando una y otra vez, los labios de su vagina hinchándose de el cada vez que lo hacía, las gotas de semen y fluidos chorreando en sus muslos, mojando las sabanas… me quede mirando a un costado de la puerta… de a poco el calor de la cama empezó a alcanzarme, mi respiración se fue agitando… mis dedos apretaron mis muslos, quería tocarme… y era la primera vez que deseaba tanto hacerlo… me acerque más a la puerta, ninguno de los dos se percató que yo estaba ahí, seguían cogiendo, murmurándose cosas que no podía entender, casi por instinto, mis manos empezaron a acariciar mis genitales… no me podía contener… y ellos tampoco, los sonidos de la carne caliente se confundían con el rechinar de la cama, los fluidos de sus pasiones se mezclaban en suspiros ahogados y ardientes… y me acerque un poco más… la mitad de mi cuerpo ya estaba en la puerta… miraba y me apretaba los genitales ansiosamente, mientras él se la cogía con fuerza, las gotas de leche blanca y caliente salían por los bordes de su concha, mojándole el ano, los muslos, el no paraba de empujar una y otra vez… estaba caliente de verlos coger de esa forma y más caliente me ponía saber que no notaban mi presencia… ya no aguante más, me pare en medio de la puerta… ese día solo llevaba polera y un buzo deportivo… me apretaba los genitales, mis manos se fueron adentro del pantalón, sentía la humedad caliente de mi cuerpo, mojando mis dedos, buscando algo que no tenía nombre… me frotaba más y más, la ropa ya estaba húmeda… y me baje el buzo… mis genitales estaban tan desnudos como los de ellos… era la primera vez que lo hacia así… pajeándome mientras espiaba… gemía despacito a cada roce que mis manos daban… de repente los brazos de ella se cruzaron en su espalda, apretándolo, como si quisiera que su verga entrara más profundo aun… el bajo apoyándose en su cuello y ella… levanto la suya… y noto que yo estaba ahí… me asuste, me detuve, sus ojos se abrieron por la sorpresa, su boca abierta dejaba salir gemidos calientes, mientras él se la cogía con más fuerza… y yo con la mitad de mi cuerpo desnudo, con las manos mojadas de mi calentura… no sabía qué hacer, ella cerro un poco los ojos, empezó a gemir más fuerte… verme no hizo que se detuviera… todo lo contrario, hizo que perdiera toda vergüenza… no paraba de mirar mis caderas, de repente se mordió los labios, eso… eso fue la señal, casi una orden sin palabras para que me siguiera masturbando… yo no sabía lo que estaba haciendo, solo lo hacía, ahora más rápido, más fuerte, con más ansia, por esa complicidad incestuosa que las miradas provocaron… ella cerro los ojos, abrió la boca casi como si fuera un aullido, y dejo salir un gemido ardiente que lleno la habitación, mientras sus piernas tiritaban de calentura y su concha dejaba salir chorros de placer que le mojaban la verga y las bolas… volvió a mirarme y dijo «mi amor, quiero estar arriba»… casi de manera automática y muy hábilmente, salió por debajo de mi padre, que estaba tan loco de calentura que ni siquiera se le ocurrió mirar a la puerta y rápidamente sin permitir que el mirara, se puso encima, ahora veía su espalda, su culo y su concha mojada, abrió las piernas y con una mano abrió su vagina para que entrara esa verga aceitosa y erecta, cuando ya estuvo en posición, empezó a darle sentones, casi con rabia… ahora era ella la que se clavaba esa verga, más fuerte, más violento, los jugos de ambos sonaban con el roce de la carne, ella empezó a gemir descaradamente, «nos van a escuchar» dijo el, «no importa, estamos solos» le dijo con voz temblorosa… no lo podía creer, ni siquiera me di cuenta de cómo mis manos siguieron masturbándome, no podía controlarlo… mis caderas se movían hacia adelante y atrás, mis dedos y mis genitales estaban calientes por el roce… «tócame, el culo… dale, pajeame el culo mi amor» le dijo con la voz más sensual que había escuchado hasta ese momento en mi vida, él le abrió el trasero con ambas manos, podía ver su ano, su concha roja de tanto coger, uno de sus dedos se hundió de golpe en su culo, ella se quedó quieta, gimiendo un «aaaahhh» que resonó en la habitación, «rico mi amor, rico» repetía como loca, le empezó a dar sentones con su concha, mas rápido, quería tragarse esa verga con su vagina, los gemidos de ambos se mezclaron en una melodía húmeda y caliente… yo no paraba de masturbarme, no podía, no quería… mis gemidos se mezclaron con los de ellos «para, para un poco» le dijo ella, «métemela por atrás» le dijo, el trato de ponerse de pie, ella lo detuvo «no, así no, quiero que sea como en la película que vimos»… «no solo soy yo el que ve esas cosas» pensé… ella se dio vuelta, al volver a cruzar la mirada con la mía, se mordió los labios de nuevo, sus ojos tenían una expresión morbosa y sucia… caliente… me miraba las caderas, mientras yo me seguía pajeando… ahora la podía ver por completo… su vagina que tenía gotas de semen y jugos chorreando, sus tetas hinchadas de pasión, sus pezones duros y mordisqueados de calentura, con una mano se abrió el culo, y con la otra acomodo nuevamente la verga en su ano, lo hizo despacio, el pene duro, lleno de venas hinchadas y rojas calentura abrían lentamente su trasero, y los labios de su concha sobresalían mientras esa verga se le enterraba en su orto… apoyo sus manos, para quedar sentada… el por instinto empezó a empujar, sus tetas de poco se fueron moviendo, cada vez más rápido, ella subía y bajaba sus caderas… y miraba como me masturbaba al frente de ella, se mordía los labios solo por el morbo de la escena… yo me pajeaba sin parar, parecía que sus ojos me invitaban a hacerlo… de poco mis muslos se pusieron más y más duros, encogí el cuello, frote más y más rápido, más fuerte, mis caderas se movían hacían adelante, buscando placer, una de sus manos se fue a su concha, se apretó los labios de la vagina bien fuerte, mientras esa verga entraba y salía por su culo, se empezó a pajear también, mientras él se la culeaba, podía ver las gotas de semen bajando por sus bolas… yo no quería parar… algo me estaba llenado el cuerpo, una ola de calor e hizo que cerrara los ojos por un momento, perdido por el placer de espiar y ser visto… ella se pajeaba desesperada… moviendo su mano casi sin control sobre su concha… «no puedo, no puedo más» pensé… algo… algo hizo que tiritara mi cuerpo entero, mientras los jugos de ella salían a chorros por entre sus dedos, y la verga de el escupía leche caliente en su culo, saliendo por los bordes, escurriéndose hasta sus bolas, manchando las sabanas… por un solo momento, se escucharon gemidos sin control… ella tenía sus ojos perdidos, la boca abierta jadeando, mis manos y mis muslos estaban mojadas de mi propio placer… ella solo movió la cabeza, y se dejó caer sobre él, eso fue suficiente para entender que debía irme, fui al baño los más silenciosamente que pude, me limpie, me moje la cara y tome un poco de agua… tenía la mente en blanco, volví a salir a la calle, pero no volví con mis amigos, solo camine un rato, para tratar de entender que había pasado… al volver a casa, todo estaba normal, ella no dijo nada, ni siquiera hizo una pequeña insinuación… después de eso los volví a espiar, luego a mis vecinos, en el colegio, en las casas ajenas a mis amigos y amigas, en mi trabajo… y ahora tú, que estás leyendo mi historia en tu oficina o en tu hogar, tocándote o aguantando para no hacerlo, pensando que nadie se da cuenta de lo que haces… quizás a ti también, te estoy mirando…
Fabuloso ,eres fantastic@ describiendo a un verdadero voyeur , llegaste a las fibras mas sensibles de mi ser y me hiciste regresar en el tiempo a la epoca mas recordada de mis comienzos, cuando un simple observar desde las sombras o en circunstancias dificiles daban las dosis de adrenalina y placer que necesitaba mi cuerpo, anhelo esos dias tan puros y sin complicaciones, gracias.
No manches que tenia todo cerrado que loco donde te escondites que no te vi chale te pasas saludos… 🙂 😉 🙂 😉 🙂 😉 🙂 😉
gracias, muchas gracias ojala disfruten de los relatos
«quizás a ti también, te estoy mirando» ¡Seguro que me mirabas a mí que los miraba, cuando escribiste esto! ¡Era yo quien los veía!
La diferencia es que ellos nunca me vieron. Pero en mi relato fantasioso, sí me verán, y mi papá irá a mi cuarto después que escapé de allí cuando se vinieron, y construiré otra parte de mi fantasía.
¡Qué lindos recuerdos me trajo tu relato! Ten la seguridad que lo volveré a leer cuando la casa esté sola. Recordaré a mis padres, y a mí, con mi mano en la cuca, para tener una mejor remembranza…