Orgías de incesto
Ella miraba la polla de nuestro hijo moviéndose en su mano y yo miraba a muestras hijas que se masturbaban mutuamente..
Todo empezó una noche que llegamos alegres a casa después de una cena con un amigo. Yo notaba que a medida que iba bebiendo más ella le miraba con más deseo. Por debajo de la mesa le metí la mano bajo su vestido hasta llegar a su coño. En efecto, estaba chorreando. La muy zorra estaba deseosa de polla y, seguro, que le apetecía la suya.
Al llegar a la habitación la desnudé mientras ella reía deseando ser follada. Me abalancé sobre ella y le dije que me pusiera los cuernos con él mientras la penetraba. De su boca salieron todo tipo de insultos que me excitaban aún más. No nos habíamos dado cuenta, pero la puerta de la habitación estaba abierta ya que cerraba mal y allí teníamos a nuestros tres hijos mirándonos: dos hijas de 13 y 16 años y un hijo de 12. Mi mujer me advirtió de que nos miraban desde la puerta y paré. Lejos de imaginar lo que vendría a continuación. Ella me dijo que no parase, que en algún momento tendrían que saber lo que es el sexo.
- Os hemos visto y escuchado más de una vez. – Dijo la mayor. – Y el enano no para de pajearse mientras os mira.
- Y vosotras os manoseais mutuamente, guarras.- Replicó nuestro hijo.
No lo dudé. Puse a mi mujer a 4 patas frente a ellos y la penetré con fuerza por detrás. Miraba a mi hija mayor con deseo, como si fuera a ella a quien estaba follando. Ella se mordía el labio inferior… su coño se estaba humedeciendo. El pequeño, que para ser pequeño la tenía más grande que cualquier chico de su edad, se masturbaba mirando las tetas de su madre mientras ella le miraba y le decía:
- Así… mi pequeño… dale. Algún día serás tan cerdo como tú padre…mmmm… no pares… joder qué gusto…uffff
Se notaba que las chicas estaban celosas de no ser ellas quienes ocupaban el lugar de su madre y eso me excitó aún más. Azoté el culo de su madre mientras la insultaba: “puta…zorra…grita…mmm”.
Ella miraba la polla de nuestro hijo moviéndose en su mano y yo miraba a muestras hijas que se masturbaban mutuamente. A pesar de estar muy borrachos era como si el alcohol nos diera más vitalidad, eso y el morbo de la situación.
- Vamos puta… dile a tus hijos que te gustaría que te follase nuestro amigo, diles que te masturbas pensando en él…¡Zorra! Mmm… ¡Perra!
- Sí… síiiii, hijo puta… quiero su enorme pollón en mi culo, ¡Cerdo! Mmmmmmmm
- ¿Veis lo zorra que es vuestra madre? Por eso la tengo que follar como se merece… como a una puta…mmm toma, perra…mmmm
La tumbé en la cama y se la metí por el culo de un golpe. Gritó de dolor, me insultó y miró a su hijo que se estaba corriendo ya. Mis hijas se frotaban el coño totalmente fuera de sí cuando las miraba enculando a su madre y viendo cómo gritaba de placer. Placer que ellas deseaban sentir solo para ellas. Me corrí en el culo de mi mujer mirando a mis hijas que ya iban por el tercer orgasmo. Después de eso caí sobre mi mujer y yo no recuerdo nada más hasta que desperté atado a la cama a la tarde siguiente.
Mi mujer estaba todavía dormida, atada a mi lado. Traté de romper la cuerda, sin lograrlo. No acertaba a saber qué estaba sucediendo. Llamé a mis hijos sin obtener respuesta. Mi mujer se despertó también confusa. Preguntaba si era una broma. No sabía decirle.
Nuestro hijo entró en la habitación, desnudo.
- ¿Pero qué haces? Sal de aquí ahora mismo.
Le dijimos un poco avergonzados de estar desnudos.
-No os importó anoche cuando os vimos… – Respondió sonriendo.
Se acercó a su madre y comenzó a manosearla. Yo le dije que la dejara, que qué estaba haciendo. Le dio una bofetada a mi mujer y le dijo:
- Vamos puta… ¿No se lo vas a decir?
- Decirme qué…
Sin mediar palabra comenzó a chuparle las tetas, a mordisquear sus pezones. Mi mujer gemía de gusto. No daba crédito. Estaba disfrutando con lo que le estaba haciendo su propio hijo de 12 años. Luego continuó bajando hasta llegar a su coño depilado. Se abrió de piernas ofreciéndoselo y él no dudó en lamerlo de arriba abajo mientras le metía un dedo en el culo. Ella gemía moviendo sus caderas sintiendo su lengua dentro de su coño. Me miraba como diciéndome que estaba disfrutando como una perra. El cabrón de mi hijo se notaba que no era la primera vez que se lo comía y que sabía cómo darle placer.
- Sí, puto pervertido… ¿Crees que no sé lo que haces con tus hijas, cerdo? ¿Crees que me iba a estar de brazos cruzados? Tu hijo me folla como una bestia. Me violó la primera vez y después he dejado que siguiera haciéndolo. Le he enseñado a follarme de todas las maneras…mmmm oooooohhhh… come hijo, come… Mmmmm eres igual de perro que tu padre… joderrr mmmmm… me corro, ¡¡me corroooooo!!
La muy zorra tuvo un orgasmo brutal. Después mi hijo la desató y mis dos hijas entraron desnudas a la habitación.
Mi polla estaba totalmente dura y tiesa. Me quedé observando aquellos angelicales cuerpos que más de una vez tuve bajo el mío.
La pequeña, rubia, pelo corto, tetitas pequeñas y con un poco de vello púbico. Su hermana, también rubia de pelo largo, ojos verdes, tetas duras como piedras, chochito depilado como su madre y un culo espectacular. La pequeña se sentó en mi boca mientras me decía:
- Cómetelo como se lo comes a mamá.
Mi lengua se introdujo ávidamente en su sonrosado coñito y pronto comenzó a gemir de placer. Movía su culito hacia adelante y atrás para notar mi lengua por todo su húmedo chocho.
- Mira mamá. Esto me hacía hacerle más de una noche mientras tú dormías.
La mayor me cogió la polla con la mano y tras darle un buen par de meneos se la introdujo en la boca centímetro a centímetro sin dejar de mirar a su madre. Por la forma de mamarla como si no hubiera un mañana mi mujer se dio cuenta de que la había enseñado bien.
- Ufffff… – exclamó mi mujer acariciando el pelo de mi hija que no dejaba de mamar– Vas a ser una buena zorra. Chupa, chupa… mmmm.
Después acarició el culito de la pequeña que seguía recibiendo mis lametazos y le introdujo un dedo por el culo haciéndola gemir más fuerte. Luego se intercambiaron las hermanas y mi mujer vio que la pequeña la mamaba igual de bien que la mayor. Eso la puso muy cachonda. Ver esa boquita tragando mi polla sin parar. Se tocó el coño mirándonos. Mi hijo se puso de pie en la cama y se la metió en la boca a su madre.
- Chupa, zorra, como se la chupas a él. Puta…mmmm
Mi mujer le lamía la polla de arriba abajo. Se metía sus huevos en la boca y continuaba metiéndose la polla hasta la garganta. Él me miraba con aire de dominador, como diciéndome que era un cornudo y se la había follado más de una vez mientras yo le ponía los cuernos a su madre con sus hermanas.
Después de sentó y dejó que su madre le cabalgara mientras ella le obligaba a chuparle las tetas.
- Así, pequeño cabrón… lame… mmmm … ooohhh… qué gusto…ufff
Mis hijas me desataron y se despertó en mí la bestia. Tumbé boca arriba a la pequeña, puse a 4 patas a la mayor de tal manera que la obligué a comerle el coño a su hermana. Me puse tras ella. Agarré sus caderas y se la clavé de un golpe. Entró a la primera en su coño chorreando de flujo. Soltó un grita de placer y mi mujer y yo nos miramos.
- Sí, puta… así me las follaba mientras tú te follabas a nuestro hijo. Sí, lo sabía de hace tiempo… vi como con 5 años le hacías que te comiera el coño. Puta ramera… mmmmm. Nuestro amigo ya me contó cómo follabas con él mientras le decías a nuestro hijo que mirara y aprendiera porque el siguiente iba a ser él.
Ella se excitó al saber que yo lo sabía todo y comenzó a botar con más fuerza sobre la polla de mi hijo. Estaba fuera de sí, gemía como una loca mirando mi polla entrando y saliendo del coño de nuestra hija mayor. Cómo la hacía gritar de placer.
- Azótala… Azota a esa pequeña furcia…mmm oohhh… MMM
Así lo hice hasta dejarle marcas en ambos cachetes del culo y se corrió. La aparté como a un trapo usado y me deleité un momento observando el cuerpecito de mi hija pequeña abierta de piernas esperando su regalo. Me puse encima y la penetré como había hecho tantas veces delante de su hermana que se ponía celosa al vernos disfrutar y se tenía que conformar a veces con masturbarse mirando.
Mi mujer se volvió como loca de placer al ver la carita de su hija pequeña disfrutando de tener una buena polla en su interior. Se puso a 4 patas para mirarnos mejor y mi hijo no tardó en encularla como la perra que es.
- ¡Ahhh! Pequeño hijo puta… dale fuerte. Demuestra al cornudo de tu padre lo macho que eres para tu edad…mmmm…dale…dale más fuerte joderrr…mmmm
Mi hija mayor no tardó en ofrecerle su coño para comer y mi mujer no desaprovechó la ocasión de meterse en la boca un chochito joven.
El cabronazo de mi hijo insultaba sin parar a mi mujer a la vez que la azotaba el culo mientras se corría dentro. Mi mujer devoraba el coño de mi hija mayor que acabó teniendo dos orgasmos seguidos. Mi hija pequeña temblaba de placer en cada embestida de mi polla entrando y saliendo de su coñito. Se corrió como 4 veces hasta que descargué toda mi leche caliente en su interior. La zorra de mi mujer y mi hija mayor se afanaron en lamer el semen que te rebosaba de su coñito, lo cual le provocó otro orgasmo. Mi hijo, que todavía la tenía dura, cosas de la juventud, se tiró encima de su hermana mayor y la enculó con fuerza. Enseguida supe que no había sido el primero en follar aquel culazo. Los tres miramos cómo tenía la cabeza de su hermana hundida en el colchón, con la otra mano se apoyaba en la cadera de su hermana y la penetraba con fuerza una y otra vez. Los dos nos miraron y ella dijo entre gemidos:
- Sí… él me violó cuando vio cómo me follabas y después te ibas a follar a nuestra madre. Me dijo que era una puta y tenía que seguir siéndolo para él también. Mmmm….ohhh… Al principio me resistía, pero luego me ponía cachonda que me violase cada vez que le daba la gana…MMM… cerdo… sigue …uffff.. MMM
Mi mujer acariciaba el chochito de la pequeña contemplando la escena y ambas se relamían excitadas. Yo no pude contenerme y mientras mi hijo enculaba a su hermana yo quise probar cómo sería encularle a él. Por un instante paró sin saber muy bien qué hacer, para cuando quiso reaccionar ya era tarde. Mi polla ya le había penetrado.
- Vamos, pequeño violador… no pares…mmm… sigue follándola para mí…mmmm
Él gemía y gritaba de placer y continuó bombeando el culo de su hermana. Mi mujer se abrió de piernas para que nuestra hija mayor le comiera el coño y la pequeña se sentó en la boca de su madre que comenzó rápidamente a lamerle el coño. Así estuvimos hasta que mi hija la mayor se corrió, mi hijo se corrió dentro del culo de su hermana y yo me corrí dentro del culo de mi hijo. La mayor continuó lamiendo el coño de su madre haciendo que tuviera un gran orgasmo y la pequeña cayó extasiada tras correrse otra vez en la boca de su madre.
Tras aquella maravillosa tarde era normal andar por casa y ver follar a unos y otros por cualquier rincón de la casa y nuestro amigo ya no tenía que follar a mi mujer a escondidas. Cada vez que podía venía y sin mediar palabra se la follaba delante de todos. Lo cual nos volvía a excitar y acabábamos unos en la cocina, otros en la habitación de mis hijas y como no… le encantó violar a mi hijo.
A veces dejábamos a nuestros hijos atados repartidos por la casa y nos turnábamos para follarlos. Mi hija mayor en la habitación de invitados. Mi hija menor en su habitación y nuestro hijo en la nuestra, frente a la de nuestras hijas, con las puertas abiertas para que pudieran verlo todo.
Otras veces deleitábamos a nuestros hijos con una doble penetración a su madre. Cosa que excitaba muchísimo a mi hijo y no dudábamos en hacerlo él y yo con su madre y sus hermanas. El cabronazo de nuestro amigo cada vez que podía se quedaba a dormir y no paraba de follar a placer a quien le venía en gana. Más de una vez me he despertado y el tío estaba zumbando duro a mi mujer a mi lado mientras me recordaba la de veces que se la había follado, pero que ahora lo que más le gustaba era follar a mi hija pequeña.
Otras veces íbamos él y yo por las noches a la habitación de las niñas y las violábamos sin piedad. Ellas se corrían muchas veces pues las excitaba que hiciéramos eso.
También era normal acabar de comer y poner en la mesa a nuestras hijas, abrirlas de piernas y darles de postre nuestros plátanos. Mi hijo le daba a mi mujer plátano en boca que ella se comía todo. Otras veces yo no podía esperar, así que reclinaba sobre la mesa a mi hija mayor y me la follaba por detrás mientras los demás seguían comiendo. Incluso en ocasiones poníamos a la pequeña encima de la mesa abierta de piernas y uno por uno la íbamos follando: primero yo, luego mi hijo y por último nuestro amigo. Los demás disfrutaban del espectáculo a la vez que comían.
Descubrimos el sexo en todo su esplendor y cualquier idea era buena siempre que nos diera placer.
Sí te ha gustado no te pierdas la próxima entrega donde descubrirás «El origen»
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