Pachi – parte VI.
parte VI.
Las vacaciones perfectas seguian transcurriendo entre diversos e incalculables encuentros sexuales. Las dos Señoras mayores, Nora y mi tia, Julian y Mariano, los hijos de Nora, Pachi, el amiguito y yo el sobrinito preferido que disfrutaba a todos menos a Julian que no me gustaba. Varias veces lo habia intentado cuando yo mas me convertia en la sobrinita putita, pero siempre lo rechazaba. Pachi y Mariano me encantaban y me dejaba hacer lo que quisieran. Pero con Julián no habia caso. A pesar de tener la verga mas grande, larga y ancha de todos, que volvia locas a mi tia y a su mamá Nora, yo la rechazaba sistematicamente. Pachi, Mariano, y hasta mi tia y Nora me pedian por favor que accediera, que me entregara a Julián que a esa altura ya estaba mas que obsesionado y caliente con mi colita que se le negaba y no queria hacer mas cualquier otra cosa. Ya no las cogia mas ni a mi tia ni a Nora. Solo queria mi cola.
Un dia fresco, nublado y gris nos fuimos de compras al centro con mi tia y Nora. Mirabamos las tiendas de ropa y accesorios de dama como tres chicas adolescentes. En un local de ropa para chicos, niños y niñas, muy de moda top, habian unas bikinis, shortcitos, vestiditos y remeritas que eran una locura. Tanto mi tia como Nora me insistieron tanto que empecé a probarme todas las prendas. Les gustó tanto como me quedaba la ropa de nena y a mi tambien que me compraron varios conjuntitos y bikinis. Despues me compraron una pupa de maquillaje, ropita interior y camisoncitos. Sandalias, chatitas y botas. jeans ajustaditos al cuerpo y tops. Todo de ultima moda.
Cundo volviamos al camping con todas las bolsas yo les preguntaba cuando me las iba a poner todas esas prendas. Que le iban a decir a mi Tio y Oscar. Nos iban a matar a todos si se enteraban. Ahi mi tia pergeñó un plan para engañarlos y que no nos descubrieran. Yo tenia una hermanita menor, Meri, de 10 años que se habia quedado con mis padres porque mi tia no la invitó. Le iba a decir a mi tio que se sentia mal y culpable por no haberla invitado y que llamo a mis padres para que la trajeran y que yo me iria con ellos. Meri iba a pasar con sus tios y amigos las dos ultimas semanas de vacaciones.
El plan funcionó a la perfección. Al dia siguiente me llevaron nuevamente al centro. Previamente me despedi de todos como sobrinito. Incluso de los chicos a quienes tambien los engañamos.
Nora y mi tia me llevaron a la peluqueria. Alli con la complicidad de las chicas y chicos de la pelu, iniciaron mi transformación. Guardaron toda mi ropa de varón en un bolso y sacaron todo el vestuario de nena mientras vestido con una bata en un sillón me aclaraban el pelo y lo cortaban y peinaban como una nena. El corte y el color de cabello quedaron excelentes. Me maquillaron suavemente. Delinearon mis ojos, depilaron las cejas, me pintaron los labios, unos aritos divinos en mis orejas, me pintaron las uñas de los piecitos y manos. Estaba hermosa. Elegi el vestuario que iba a lucir para mi llegada y guardaron el resto en una mochila rosa de Hello Kitty. Entre en bata al vestuario y me fui vistiendo frente a un gran espejo muy lentamente. Disfrutando y gozando esa imagen de nena hermosa que me devolvia el espejo y que no podia dejar de mirar. Me encantaba Meri. Me puse una bombachita rosa con un osito dibujado adelante y otros dos atras uno en cada nalguita. Un vestidito blanco y rosa de algodon bien cortito que hacia lucir mis largas y degaditas piernas tipo musculosa arriba bien escotado, finitos breteles que dejaban bien expuestos mis hombritos y la espalda totalmente libre hasta la cola y unas zapatillitas de nena rosas con dibujitos. Estaba extasiada y excitada mirandome en el espejo. Me chupe un dedito y me lo pase por los pezoncitos para pararlos y que se notaran bien con el vestidito. Me cubri con un saquito de hilo finito color lila y salí como Meri.
Toda la pelu me aplaudió. Mi tia y Nora lloraban de la emoción y me besaban y abrazaban. Las chicas y chicos de la pelu tambien.
Meri era todo un éxito. Toda una nena divina. Nadie podia imaginarse otra cosa ante tanta femineidad y belleza.
Salimos las tres del local y caminamos varias cuadras por el centro. Un poco timidamente al principio pero tomando rapidamente confianza y seguridad a cada paso como mujer. Las miradas de los chicos y de los no tan chicos mas disimuladas eran inevitables y las sentia observandome. Se palpaba el deseo que provocaba y me daba seguridad.
Meri habia llegado.
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