Padre e hijo – capitulo 1 – el inicio de la atracción
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por al.2310.
Mi hijo Esteban en ese entonces, un pequeño niño de 9 años, delgado, cabello castaño y ojos café, estaba emocionado de pasar un poco de tiempo conmigo ya que debido a mi trabajo no pasábamos mucho tiempo juntos.
Llegamos a la zona de cabañas en un bonito lugar repleto de árboles, las cabañas estaban bastante separadas una de la otra lo que permitía bastante privacidad en cada una de ellas, me lamentaba el que mi esposa no hubiera podido venir, nos hubiéramos divertido bastante. Fuimos a la cabaña en donde estaba la recepción, nos registramos y luego fuimos hacía nuestra cabaña, Esteban muy emocionado se paseaba entre los árboles
-vamos adentro hijo – le indiqué.
Esteban corrió a la cabaña que nos habían asignado y comenzó a explorarla, yo desempaqué las maletas en la habitación y me acosté un rato en la cama, era una cama matrimonial que compartiría con Esteban esa semana, me estaba quedando dormido cuando llegó el a saltar sobre la cama
-vamos afuera papi –
-en un momento Esteban, estoy muy cansado de haber conducido tanto y hay que ducharnos primero
-bueno, vamos entonces. – me dijo, mientras me jalaba del brazo para levantarme.
Yo estaba realmente cansado pero el parecía bastante emocionado, así que decidí levantarme para darme un baño con él, nos desnudamos ahí en la habitación, él ya me había visto desnudo algunas veces, ya que un par de veces nos habíamos duchado juntos, yo no era el tipo más atlético en ese entonces pero hacía ejercicio de vez en cuando así que tampoco estaba tan mal, 1.86 de estatura 97 kg de peso, con el cuerpo cubierto de vello, Esteban no pudo evitar mirar detenidamente mi verga que aún estaba dormida, de la misma manera en que la había mirado las veces anteriores, ya le había explicado por qué yo la tenía más grande, así que solo se limitó a decir con una sonrisa,
-estás muy peludo papi, pareces un mono
Yo me reí y levanté su cuerpo desnudo en mis brazos
– y tú eres mi hijo mono -le dije.
Lo abracé y lo llevé a la ducha.
Los primeros días transcurrieron con total normalidad, nos divertimos en los paseos y en las atracciones que había ahí, pero el quinto día pasó lo que lo cambiaría todo. Ya había anochecido, estábamos en la cabaña durmiendo pero desperté con una sed tremenda, fui al frigorífico pero ya no había botellas de agua, recordé que en la recepción podía comprar algunas, así que cubrí a esteban con las sabanas y salí hacía la recepción cuidadosamente para no despertarlo. Había atención ahí las 24 horas así que las luces estaban encendidas y no me pareció fuera de lo común,
Me acerqué a la cabaña de recepción y antes de llegar escuche unos ruidos, me detuve para escuchar mejor, eran unos gemidos, había alguien teniendo sexo ahí y eso me puso a mil, me excite muchísimo solamente escuchando esos gemidos y jadeos que provenían de recepción pensé en regresar a mi cabaña pero unas ganas inmensas de ver lo que pasaba ahí me invadieron, muy lentamente me acerqué para no hacer ningún ruido los gemidos se escuchaban un poco más fuerte, mi verga se había puesto dura como roca solo al imaginar lo que estaría sucediendo, subí el único escalón que había y me asome cuidadosamente por el cristal de la puerta y pude verlos ahí, el recepcionista no estaba cogiéndose a una chica como yo me lo hubiera imaginado, estaba cogiéndose a un jovencito de aproximadamente 16 años, con el pelo rizado y una expresión de placer en el rostro, el recepcionista, un hombre corpulento como de unos 42 años lo tenía en cuatro patas sobre una colcha extendida en el suelo mientras lo penetraba salvajemente, el chico gemía y el hombre jadeaba profundamente,
-me encanta tu culo bebé– le decía, mientras lo embestía con su cadera.
-y a mí me encanta tu verga papá- le respondió el chico
Al parecer el recepcionista era el padre de ese muchacho, pero no le di ninguna importancia, el golpeteo que se escuchaba con el choque de sus huevos contra las nalgas del chico me excitaban mucho, comencé a tocarme sobre el pantalón de la pijama, nunca había visto algo así y me excitaba bastante, el chico tenía un culo blanco y bien formado, no podía dejar de mirarlo, así como a su expresión de placer, el recepcionista parecía gozar de lo lindo, con ese precioso y joven culito, lo penetraba con mucha fuerza sujetándolo de las caderas y le daba una que otra nalgada. Yo no podía dejar de mirar, estaba como hipnotizado mirando esa escena tan caliente y con unas ganas inmensas de entrar para darle mi verga a ese muchachito, no sé cuánto tiempo estuve ahí parado un poco más de 15 minutos creo, cuando vi al recepcionista terminar y sacarle su verga al chico me di cuenta de que podían descubrirme espiándolos y tocándome, el chico se quedó recostado en la colcha dejando ver su apetecible culito en todo su esplendor, pero ya debía irme así que con esa imagen regresé a mi cabaña.
Mi verga seguía durísima, entre a la habitación y encendí la luz, estaba por entrar al baño para masturbarme cuando mire hacía la cama y vi a esteban ahí recostado boca abajo durmiendo profundamente, ya había pateado las sabanas hacía abajo por lo que su cuerpo solamente estaba cubierto por su pijama, no pude evitar la tentación y me acerque a él, me senté a su lado y con mucho cuidado le bajé el pantalón de su pijama de los power rangers y su ropita interior, observe cuidadosamente esas nalguitas que ya había visto antes, pero de una forma en que no lo había hecho, con deseo. Me acosté a su lado y comencé a acariciarlo mientras me imaginaba a ese chico que estaba en la recepción y con la otra mano comencé a masturbarme, Esteban estaba realmente dormido, no hacía ninguna expresión que advirtiera que se fuera a despertar, yo seguí acariciándolo, mientras me masturbaba con fuerza, y luego de un rato , con un gemido, me corrí sobre mi abdomen, una cantidad impresionante de semen, que demostraba lo excitado que estaba, le subí nuevamente su pijama a Esteban, me limpié, me acomode mi pijama y luego me quede dormido.
Desperté con una gran erección, había estado soñando con lo que había visto la noche anterior, pero era yo el que estaba en el lugar del recepcionista, Esteban aun dormía, lo miré, era realmente hermoso y no lo había notado, sentí ganas de acariciarlo nuevamente, metí mi mano bajo su pijama y sentí su pequeña verga, la acaricie un rato hasta que comenzó a moverse, saqué la mano rápidamente y luego despertó, yo aún lo observaba, y cuando me miró dijo
-buenos días papá
-buenos días amor- le respondí
Y le di un pequeño beso en sus labios el solo sonrió y luego le dije
-vamos, tenemos que ducharnos
No podía esperar para verlo nuevamente desnudo, me quité la ropa yo primero y luego le dije que se acercara, lo desnude lentamente pasando mi mano sobre su cuerpo discretamente para sentir su piel suave, él estaba un poco soñoliento aun, me senté en la cama y cuando termine de desnudarlo lo senté a el sobre mi regazo sus nalguitas acariciaban la erección que tenía, estuve a punto de venirme solamente al gozar esa sensación, pero me contuve, me levante con Esteban en mis brazos y luego nos metimos a la ducha, eso bajo mi erección y evitó que él me hiciera muchas preguntas como acostumbraba.
Ese era el penúltimo día que estaríamos ahí, pasó normalmente entre nuestras actividades y al anochecer me di cuenta de que esa era la última noche que pasaríamos ahí ya, que nuestra salida estaba programada para las 7 pm del día siguiente, Esteban se quedó dormido rápidamente, estaba muy cansado por el paseo de ese día, yo me quede despierto esperando a la hora en que había ido la noche anterior a la recepción, tenía ganas de espiar nuevamente, cuando llegó la hora fui, pero solo pude ver al recepcionista sentado frente a su televisor y mirándolo, esperé un rato, pero no pasó nada, un poco decepcionado volví a la cabaña, fui a ver a Esteban quien dormía tranquilamente, está era la última noche que tendríamos los dos solos, así que decidí aprovecharla, lo desnudé cuidadosamente, para admirar todo su cuerpo, me senté a su lado y me bajé los pantalones, al igual que la noche anterior comencé a acariciarlo a masturbarme a la vez, cuando terminé, me quité toda la ropa y me acosté a su lado, y abrazándolo me quede dormido. Y así desperté, junto a mí amado hijo, me vestí antes de que el notara que ninguno tenía ropa, nos bañamos juntos como lo habíamos hecho todos esos días, y pasó ese último día, cuando dieron las 7 de la noche fuimos a firmar nuestra salida a la recepción, ahí estaba el recepcionista quien nos atendió muy amablemente y su hijo estaba mirando la televisión
-que tengan buena noche- les dije, recordando esa caliente escena que había presenciado antes.
-igualmente- respondió, con una sonrisa
Luego de eso me fui al auto con Esteban
-La he pasado muy bien contigo papi, espero que volvamos un día-me dijo
-claro bebé
Y volvimos a casa, y durante todo el trayecto no pude dejar de mirarlo de reojo, sentía una extraña sensación, siempre había amado a mi hijo, pero comenzaba a verlo distinto, pero comenzaba a amarlo más que como eso…
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