Padre e hijo – parte 3 – Mi hijo me pide que lo desvirgue y yo le cumplo su deseo.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por al.2310.
Creo que mi vida no podía ir mejor, mi hijo Esteban me deseaba tanto como yo lo deseaba a él, me gustaba llegar a casa después de haberlo recogido de su entrenamiento de fútbol y estar por un rato completamente a solas con él, no diré que nos masturbábamos mutuamente todos los días porque mentiría, a veces él tenía tarea o yo trabajo, pero por lo menos una vez a la semana no podía faltar. Y la verdad no era necesario hacerlo todos los días, el solo hecho de pasar un rato con él ya era bastante satisfactorio.
Me gustaba pasar el rato mirando la televisión y acariciando sus piernas que apenas y cubría con un short, o besándonos algunas veces, a él le encantaba sentarse sobre mis piernas y besarme apasionadamente mientras acariciaba mi pecho bajo mi camisa. Eso nos gustaba hacer por lo menos un rato todos los días y aunque debo aceptar que las pocas horas que teníamos antes que mi esposa llegara nunca parecieron suficientes, los días en que si nos dedicábamos a masturbarnos el uno al otro y a darnos sexo oral, eran fenomenales.
Todo fue marchando muy bien, y como si no pudiera esperar más, todo mejoró cuando Esteban entró a la secundaria ya tenía más de once años, su escuela estaba más cerca de casa, y sus entrenamientos de fútbol terminaban más temprano, así que ya no había necesidad de que yo pasará por él, y yo no modifiqué el horario de trabajo que había adoptado, así que cuando llegaba a casa él ya estaba ahí, y lo tenía para mí solo. Un día cuando llegué a casa, usualmente lo encontraba en la sala, o en la cocina, pero ya que no estaba ahí supuse que estaba en su cuarto, lo fui a buscar para saludarlo y ahí lo encontré, estaba sentado en su escritorio haciendo tarea:
-hola papá
-hola amor, ¿cómo te fue hoy en la escuela?
-muy bien – me dijo con una gran sonrisa.
Me acerqué y le di un beso, él me lo correspondió muy bien, se había muy bueno usando la lengua
-deja un rato tu tarea- le dije. – más tarde te ayudaré a hacerla
Y tomándolo de la mano, lo jale para que se levantara de su escritorio y lo dirigí a su cama, nos quedamos de pie junto a ella y comenzamos a besarnos apasionadamente, ya no tenía que inclinarme tanto, Esteban estaba creciendo, ya habían pasado unos meses desde que había cumplido doce años y su entrenamiento de fútbol le caía muy bien, estaba adquiriendo un cuerpo muy lindo y aún conservaba esa cara inocente de niño, me encantaba ver a mi hombrecito desnudo, así que mientras lo besaba lo fui desvistiendo, le quité su playera y le baje el short y la ropa interior que traía puesta, comencé a recorrer su cuerpo con mis manos y luego comencé a desvestirme, me quité la corbata y luego la camisa, Esteban se apretó junto a mi cuerpo, le encantaba sentir su piel contra la mía, me decía siempre que le encantaba como se sentían los vellos en mi torso, y a mí también me encantaba sentir su cuerpo desnudo junto al mío. Me aparte un momento de él para desabrocharme y quitarme los zapatos y los pantalones, luego me senté en la orilla de la cama, y le pedía a Esteban que se sentara a mi lado, nuestras vergas ya estaban muy paradas, él obedeció y se sentó junto a mí, comencé a masturbarlo suavemente y acerqué mis labios a los suyos, sin besarlo, simplemente para sentir su respiración agitada cerca de la mía.
Luego de un rato me detuve, y me recosté un poco en la cama:
-mámame la verga – le dije
Esteban se puso frente a mí, inclinó su cabeza y se metió la cabeza de mi verga a su boca, mientras con su mano, sostenía la base para asegurarse de que no se le fuera a escapar de los labios, me lamía como si se tratar de un caramelo, ya había aprendido a hacerlo muy bien, sabía cómo mover su lengua para hacerme retorcer de placer. Sujeté su cabello para controlar el ritmo de sus mamadas, y luego comencé a empujar lentamente su cabeza, para introducir la mayor parte de mi verga posible, la sensación de sentir mi verga rozando contra el fondo húmedo y caliente de su garganta casi me hace venirme en su boca.
-para un rato y ven aquí – le pedí
Esteban se deslizó hacía arriba de la cama, colocándose sobre mí y comenzó a besar mi cuello, mientras yo acariciaba su espalda y sus nalguitas.
-cojeme papá – me dijo al oído – por favor.
-ya habíamos hablado de esto amor – le respondí
Y es que no era la primera vez que me lo pedía, varios meses antes ya me lo había pedido, estábamos viendo un video porno y masturbándonos, cuando me dijo que quería que le metiera mi verga, yo estaba muy excitado en ese momento, así que cuando me lo pidió no dude en cumplirle su deseo, lo puse en cuatro, le puse lubricante y lentamente intenté penetrarlo, empujaba mi verga con fuerza, pero con lentitud, para no lastimarlo, pero cuando su culito empezó a ceder, el me pidió que parará. Desde luego que mi intención no era lastimarlo, así que me detuve y le dije que lo mejor sería que esperáramos un poco
-discúlpame papi – me dijo tímidamente
-no tienes que disculparme amor – le respondí con una sonrisa
Aun parecía tener un poco de dolor, así que comencé a acariciar entre sus nalguitas para que se sintiera mejor, y luego comencé a introducirle mi dedo índice con lentitud, su carita pronto cambio su expresión, lo estaba disfrutando bastante,
-se siente muy rico papi – dijo con un suave gemido
-qué bueno que te gusta bebé –
Y luego le pedí que me mamara la verga, mientras yo le daba placer a su culito con mi dedo. Ambos nos corrimos ese día, y luego permanecimos un rato recostados. Pero a partir de ese entonces me había decidido a esperar un poco más de tiempo para penetrarlo con mi verga, y a lo largo de ese tiempo lo había estado penetrando primero con mi dedo índice solamente, y ya luego con el índice y el medio, para que su culito comenzara a acostumbrarse.
Y ahora estaba pidiéndomelo de nuevo, si bien era cierto que ya había pasado algo de tiempo, desde que había intentado penetrarlo aquella vez, aun no me sentía lo suficientemente seguro de hacerlo.
-por favor papá – me pidió – ya estoy listo, aguantaré esta vez.
Y a decir verdad no había nada en ese momento que me hubiera gustado más que sujetarlo por las caderas y desvirgarlo introduciéndole mi verga completa en su inocente cuerpo. Consideré que ya era tiempo de intentarlo otra vez, pero aun así habría que esperar poco más de un mes hasta las próximas vacaciones para hacerlo, no quería acelerar esto, cojiendome a Esteban en el poco tiempo que teníamos después de que llegaba de la escuela, quería que fuera algo especial, y quería que tuviéramos todo el tiempo que quisiéramos a nuestra disposición para poder poseerlo con la calma y el cuidado que requería el desvirgar a mi hijo.
-está bien amor – le respondí – yo me encargaré de todo, pero aun así tendrás que esperar un poco.
Tener las vacaciones a solas era un poco complicado porque mi esposa quería que las pasáramos los tres juntos esta vez pero me bastó con adelantar unos días para que yo pudiera tener más tiempo, le dije que ya que mis vacaciones iniciaban el viernes y las de ellas el lunes sería buena idea que yo me adelantara con Esteban y que ella ya nos podría alcanzar después, a ella no le pareció mala idea por lo que sin ningún inconveniente aceptó.
Las siguientes semanas parecieron no tener fin, cada vez que veía a esteban caminando por la casa usando esos shorts que tanto le encantaba usar, solamente podía imaginar esas nalguitas siendo penetradas por mi verga entera. Cuando ya faltaban unos días para el viaje compré todo lo que necesitaríamos, asegurándome de conseguir una botella de lubricante para ese día.
Cuando por fin llegaron las vacaciones, llegamos al atardecer a un hotel en el que ya había hecho una reservación, había elegido uno cerca de la playa en el estado de Veracruz, me registré junto con mi hijo, y luego nos dirigimos a nuestra habitación, Esteban estaba contento, ya sabía que no habíamos ido ahí solamente para ver la playa, el ya deseaba que su padre lo convirtiera en hombrecito, y estaba muy emocionado, Ese viernes cuando entramos a la habitación, lo primero que hizo fue darme un beso, esperamos un rato a que trajeran nuestras maletas y nos instalamos, para cuando habíamos terminado eso ya estaba anocheciendo por lo que decidimos irnos a dormir, nos esperaba un muy buen día mañana.
Despertamos algo tarde y sabiendo del buen día que nos esperaba
-tengo hambre – dijo Esteban.
Nos tomamos un rato para ir a comer algo de fruta en el restaurante del hotel y pasamos un rato en la alberca y visitando algunos lugares cercanos, volvimos al hotel casi a las 6 de la tarde, nos dimos un baño y luego fuimos a la habitación, yo solo me puse mi ropa interior y le dije a Esteban que se pusiera su pijama de una vez
-¿quieres que te ayude a ponértela? – le pregunté.
El asintió con una sonrisa y luego me acerqué a él, tenía puestos unos pantalones blancos y una camisa verde, primero desabotoné su camisa, se la quité, y después seguí con sus pantalones, el me miraba mientras lo desnudaba, me acerque más para darle un beso en los labios y él lo correspondió con otro suave beso
-ya pusiste muy excitado a papá – le dije.
Deje a esteban desnudo y, le hice a esteban una seña para que fuéramos a la cama, el aminó apresurado y yo me aseguré de ponerle cerrojo a la puerta para que no nos molestaran, esteban se recostó en la cama boca abajo, dejándome ver sus abultadas y blancas nalguitas, yo me coloqué sobre el para acariciarlas y besarlas, me encantaba el cuerpo de mi bebé, era realmente hermoso. Luego de un rato de caricias me puse de rodillas sobre la cama, acercando mi paquete a su carita,
-¿me ayudas con la ropa interior? – le pedí
-si papá – respondió suavemente.
Con sus dos manos bajó rápidamente mis boxers y mi verga saltó hacía su cara, ya estaba muy dura y la punta estaba cubierta de líquido preseminal, ni siquiera tuve que pedírselo esta vez, en cuanto Esteban tuvo mi verga cerca de él, se la metió a la boca y comenzó a mamármela, primero suavemente y luego aumentando la intensidad. Yo me llevé un dedo a la boca, lo chupé muy bien para cubrirlo de saliva, y mientras él me la mamaba yo comencé a preparar su culito para lo que estaba por recibir.
Usé primero un dedo, luego comencé a usar dos, Esteban lo estaba disfrutando bastante, gemía de placer al sentir mis dedos en su culito mientras seguía mamando y lamiendo mi verga, cuando sentí que ya lo había dilatado lo suficiente, le pedí que dejara de mamar mi verga por un rato y se recostara a mi lado, él se apresuró a hacerlo, se acostó junto a mí y yo le di un beso
-¿ya estás listo amor? – le pregunté
Movió su cabeza para decirme que sí, yo me coloqué sobre él y subí sus piernas a mis hombros, para poner sus nalguitas totalmente dispuestas, y luego suavemente coloqué la punta de mi verga en la entrada de su culito, lo miré a los ojos, y él me miraba también mientras respiraba agitadamente, él estaba realmente nervioso, y debo decir que yo también
-tranquilo bebé – le dije suavemente a su oído para tranquilizarlo.
Y luego lentamente pero con firmemente comencé a meter mi verga dentro de él, su cuerpo se estremeció cuando la cabeza entró, cerró los ojos con fuerza y apretó los dientes, mientras se sujetaba con fuerza a mi espalda, continué muy lentamente para no hacerle ningún daño, girando suavemente mi cadera para que mi verga se deslizara con mayor facilidad, mientras miraba su rostro sonrojado.
Si bien no puedo decir que tengo una verga enorme ya que esta mide 19 cm de largo, el grosor era lo que más me preocupaba, ya que si está algo gruesa, por lo que fui muy cuidadoso, me tomó cerca de cinco minutos introducir un poco menos de la mitad y cuando ya le había introducido esa parte me detuve un rato, acaricié las mejillas de Esteban mientras él me miraba
-¿Te duele mucho mi amor? – le dije
-Un poco – respondió él con suavidad – Pero me gusta cómo se siente
Me mantuve un rato así para que se le pasara por completo el dolor, mientras besaba sus labios, y le decía cuanto lo amaba. Cuando noté en su rostro que ya estaba bien, me propuse a introducir el resto de mi verga dentro de él
-¿quieres el resto amor? – Pregunté.
-Si papi – me dijo con una pequeña sonrisa.
Yo ya llevaba un buen rato sosteniendo mi peso sobre mis brazos para que mi verga se mantuviera en su sitio, y ya me estaba agotando
-Voy a meterte el resto de un solo golpe amor, va a dolerte un poco – le dije. – pero ya no falta mucho, ¿te parece bien?
Esteban accedió moviendo su cabeza, le pedí que respirara profundamente, y luego, con una sola embestida de mi cadera metí el resto de mi verga en su cuerpo de niño
-¡Aahhhhhh! – No se pudo contener y soltó un gritó
-Está bien amor, Esta bien. Ya tienes toda adentro – le dije mientras frotaba mi cadera contra sus suaves nalguitas
Al sentir toda mi verga dentro el cuerpo de Esteban se estremeció, se agitó como queriendo zafarse, pero el peso de mi cuerpo apenas y le permitió moverse, parecía que le había dolido bastante, pero respiró profundamente y se dispuso aguantar con mucha valentía. Nos quedamos otro rato así para que el dolor disminuyera, mientras nos besábamos
-Se siente muy rico papi – me dijo.
-¿verdad que sí? – le respondí. – se siente muy rico.
Luego comencé a sacar mi verga lentamente, solo la mitad, y luego de golpe la volví a introducir, Esteban gimió con una mezcla de dolor y placer, así que continué haciéndolo, sacándola siempre muy lentamente y luego metiéndosela de golpe nuevamente, ni por un segundó quité la mirada de su rostro mientras lo convertía en hombrecito, tenía las mejillas muy sonrojadas, los ojos apretados, la boca abierta y la frente cubierta de gotitas de sudor, su culito estaba realmente apretado, el placer que yo estaba experimentando era indescriptible por lo que un rato después de ese vaivén de mi cadera contra sus nalguitas, con un gemido, me vine dentro de él, llenándolo de mi jugo caliente y espeso, haciendo a Esteban Gemir con más fuerza que nunca.
Saqué mi verga de él, bajé sus piernas de mis hombros y me tiré a su lado, ambos estábamos agotados,
-Eres un niño muy bueno y ya eres mi hombrecito – le dije. – ¿Te gustó?
-Si papi, me dolió un poco al principio, pero se siente muy rico.
Nos quedamos acostados un buen rato, solamente mirándonos y acariciándonos el uno al otro, hasta quedarnos dormidos.
Al despertar, miré a Esteban que continuaba durmiendo a mi lado y me sentí el hombre más afortunado del mundo, teniendo a mi hijo que tanto amaba, ahí conmigo y por haberle entregado todo el amor que un padre puede sentir por su hijo, y por haber sido correspondido con él entregándose a mí de la misma manera. Él despertó luego de un rato y nos quedamos ahí desnudos acostados por otra hora, encendimos la televisión un rato, y lo abracé para sentir su piel contra la mía.
Después nos duchamos, nos vestimos y pasamos un muy buen día juntos, haciendo varias actividades, tendría que esperar algunos días antes de poder volver a disfrutar el placer de su cuerpo otra vez, porque no quería hacerle daño, por lo que ese día restante que nos quedaba a solas fueron solo de besos y caricias.
Ya después de esas vacaciones nos esperaban muy buenos días y muy buenas noches en casa, Esteban y yo hemos pasado desde entonces muchos momentos buenos y de mucho morbo, de los cuales platicaré algunos después.
como continua pro faovr