Padre enamorado y en apuros 2
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por chelo212.
Los meses se fueron sucediendo uno tras otro , y yo no podía acechar a mi hija, ya que mi sra me seguía como perro guardián, me tenía que contentar con poder espiarla mientras se bañaba, a través del tragaluz del baño, utilizando la cámara del teléfono celular.
Una tarde de verano, mi hija se encontraba viendo televisión , mientras mi mujer me sebaba unos mates, mis hijos menores estaban jugando en una pileta que armamos en el patio, cuando sonó el timbre de la casa.
Me dirigí a la entrada y pude ver que eran mis suegros que venían a visitarnos, tras los saludos de rigor, los invité a pasar a mi casa, anunciándolos a toda la familia.
Los dos que estaban en la pileta apenas se envolvieron en sendos toallones e ingresaron para saludar a los padres de mi mujer.
La mayor les ofreció algo fresco de tomar, mi suegra optó por una gaseosa cola, mientras que mi suegro pidió acompañarnos con los mates, por lo que tuvo que colocar mas agua a calentar en la cocina.
La conversación si bien era amena, no dejaba de ser parecida a las de otras visitas anteriores, donde mi mujer averiguaba como estaba su hermana, cuanto había crecido mi cuñadito, y lo flojo que andaba el trabajo en el taller mecánico.
Cuando noté que mi intervención no era tan importante, dirigí mi mirada a la cocina, y mi sorpresa fue tal que casi dejo escapar una exclamación, me logré contener en el mismo instante, la razón era que mi hija se había sentado sobre la piedra del bajo alacena, en posición de indio, y se notaba claramente que no llevaba puesta su bombachita.
Ella había estado en la pileta con sus hermanos hasta hacía una hora, y después de salirse de la misma, se vistió con una remera amplia , sin colocarse corpiño (sus pechos son medianos, no son pequeños ni muy grandes, pero sí son bien turgentes y duros como buena adolescente).
Además se había colocado una minifalda de jeans con vuelitos cortos , que le regalé como premio por sus notas en el colegio.
Al parecer, se olvidó su tanguita en la habitación y ella se duchó y vistió en el baño.
El agua llegó a la temperatura indicada y Gaby la traspasó al termo, para luego volver donde nos encontrábamos disfrutando de la mediatarde en el comedor.
Al llegar notó que no quedaban sillas vacías donde sentarse, y es en ese momento que se dirige hacia donde yo me encontraba sentado y me pide que la tenga sobre mis rodillas.
Sin esperar respuesta alguna, se dejó caer sobre las mismas, con el detalle que la imagen de su entrepierna , aun rondaba en mi mente, por lo que tenía una prominente erección muy difícil de ocultar.
Yo estaba con una musculosa de un equipo de básquet norteamericano y un short de tela muy delgada , además soy de estar de entrecasa sin ropa interior, me gusta sentirme libre al caminar.
El contacto de sus nalgas sobre la piel de mis piernas me provocó una suba repentina de la temperatura, sentía mi cara arder y el corazón latir como si fuese a explotar, sintiendo en mis sienes la presión de la sangre que recorría mis venas.
Supongo que mi cara estaba completamente roja, pero traté de dominar la situación todo lo que pude, aunque sentía como mis manos se volvían sudorosas y resbalosas al tacto, además de torpe en la coordinación.
Mis otros hijos sacaron de sus mochilas , la libreta de calificaciones con las notas finales, mi suegro tomó primero la de mi hija menor, mientras mi suegra hojeaba la del menor de los tres.
Ambos alababan la calidad de las notas obtenidas , y fue mi mujer quien se levantó para traer la libreta de la fémina que tenia sobre mis piernas , la que cada vez que se movía se acomodaba cada vez mas cerca de mi pene que para ese momento ya era un misil de carne latente.
Mi suegro extrajo de su billetera, tres billetes de 20 pesos y los repartió entre los tres, recibiendo las gracias y su correspondiente beso en la mejilla, los menores estaban junto a el, pero yo estaba sentado enfrente, por lo que para poder agradecerle, mi hija se tuvo que parar y se apoyó sobre sus codos en la mesa, gracias a dios mi señora y mi suegra estaban muy ocupadas con sus charlas, porque delante de mis ojos tenía el culo mas perfecto y la vulva mas hermosa que he visto hasta este día.
Si bien ya lo había visto muchas veces y los había disfrutado otras tantas, esta vez me parecían de una belleza sublime.
Mi suegro correspondió al beso en la mejilla con una caricia muy tierna en el rostro de mi hija mayor, la que al ver yo que se disponía a sentarse nuevamente, creo que por un reflejo instinto o no se que , la tomé de la cintura y la atraje hacia mí , haciendo que se sentara sobre mi pelvis, quedando con las piernas abiertas, y mi erección a pleno casi rozando su pubis , separados tan solo por la delgada tela de mi short.
Ella notó de inmediato lo que sucedía y tomó conciencia de su falta de ropa interior, su cara de asombro y de susto coincidió con un certero comentario mio, “ epaaaa, si no te agarro te caes al piso”, lo que provocó una sonrisa burlona de mi suegro ,quien desconocía por completo la situación.
Por suerte la mesa tapaba la mayor parte de la visión a los demás , por lo que ninguno pudo observar la lampiña conchita de mi primogénita, quien se reclinó hacia adelante, supongo con intención de acomodarse, pero como la tenía sujeta por la cintura, lo evité sin que pareciera violento.
Como pude acerqué mas la silla para que el mantel tapara nuestras piernas, por lo que Gabriela sacó sus manos de mis rodillas y casi con resignación terminó apoyándose con los codos en la mesa.
Ahora la conversación principal pasaba por ella con mi suegro, los otros estaban girados viendo un video clip nuevo que estaban pasando en la televisión y yo con una erección casi dolorosa que pulsaba por ser calmada.
Como mis manos estaban en su cintura, luego de unos minutos comencé a acariciarla por sobre su minifalda, solo con movimientos de muñeca para que no se viera que pasaba.
Con la excusa de sacar mi celular del bolsillo, metí mi mano derecha bajo la pequeña tela que cubria su desnudes , y en el colmo de mi calentura, solté el cordón y tirando del borde del short, dejé libre mi miembro, el que al salir de su encierro saltó como un resorte , disparado a la entrepierna de la belleza que tenía sobre mí.
Ella al sentir el calor de esa barra de carne que quemaba sobre su clítoris, se sobresaltó, haciendo que tartamudee.
Giró su cabeza hacia mi , no dando crédito a lo que estaba sucediendo frente a mis suegros y mi sra, y yo con una sonrisa amplia me reí de su tartamudeo,preguntándole si le fallaba el embrague, lo que provocó otra carcajada de mi suegro.
Sacando fuerzas de donde no tenía , ella trató de mantener una charla coherente con su interlocutor, situación que me permitió ir mas allá y mientras con una mano hacía como que revisaba mis redes sociales , con la otra empecé a rozar su almejita suavemente de arriba abajo.
Cerró sus piernas fuertemente aprisionando las mias, con el objetivo de detener mi mano, pero las mias se lo impidieron comenzando una tenaz lucha en la que yo las volvía a abrir mas de lo que estaban y ella hacía fuerza por juntarlas.
Bastaron solo 5 minutos para que sus musculos se agotaran y yo ganara el duelo,dando mas libertad de acción a mi mano.
Ahora rozaba en círculos su clítoris con el dedo índice, mientras que con el resto de mi mano tomé mi miembro y comencé a refregarlo por los labios de su vagina.
Se desesperó por separarse, pero inteligente como es, sabía que si se paraba , delataría lo que estaba sucediendo frente a todos.
Noté como su respiración se hacía mas pesada, y le costaba hilvanar las frases.
De no ser porque sabía que era virgen, la hubiese penetrado frente a los demás.
Seguí con el frotado insistentemente, lo que me provocaba una exitación incontrolable, sumado al morbo de estar punteándole el chocho a mi hija sin que nadie lo notara.
En mas de una ocación tuve que detenerme para no eyacular, y pasado un tiempo pude notar dos cosas, la primera era que un líquido suave y calentito estaba comenzando a bajar por mi miembro y estaba llegando a mi pelvis, y la segunda es que cuando yo detenía mi rose, era ella quien comenzaba con un muy leve movimiento de cadera, casi imperceptible a la vista , pero lograba sentir como presionaba su clítoris sobre mi glande.
Cuando ya no me podía contener mas y el climax estaba llegando irremediablemente, me salvó la campana, mi suegra se levantó de la mesa y saludó a mi mujer para despedirse, yo aproveché para simular que guardaba nuevamente mi teléfono.
Por suerte mi hija se levantó a saludar a sus abuelos y estos quedaron de espaldas a mi, instante que no perdí para acomodar mi erección y estirar mi musculosa tratando de taparla todo lo posible.
Al mirar a mi hija desde atrás , pude distinguir el brillo que dejó una pequeña gota su exitación produjo y que luego rodó por el interior de una de sus piernas hasta llegar un poco mas arriba de sus rodillas.
Acompañé a mi familia a despedir a los visitantes y al juntarnos en la puerta mientras mi familia agitaba sus brazos , disimuladamente volví a apoyar mi paquete en el trasero de mi hija, de forma tal que casi le levanto la minifalda, recibiendo un codazo en la boca del estómago , el que pasó inadvertido para el resto de los presentes.
Después Gabriela se fue rápidamente a su habitación y cambió su minifaldas por un pantalón deportivo largo, evitando acercarce a mí.
Su mirada era como de enojo y reprobación para conmigo, pero no podía hacer nada para que yo olvidara que se había exitado y mojado un rato antes.
Me sentía terriblemente exitado y quería volver a poseerla , desvirgarla de una vez por todas, pero también quería que fuera con la aprobación de ella, así que si esta vez pasaría algo tendría que ingeniar algo.
Cuando estábamos dispuestos a cenar , una idea delirante se cruzó por mi cabeza, sería algo peligroso , pero a estas alturas mi morbo no me dejaba confrontar lo bueno con lo malo, solo sabía que estaba con mis huevos llenos de leche y que no quería dejarla en mi mujer sino en Gabriela.
Tomé del cajón de la mesa de luz de mi sra, dos pastillas para dormir , de las que vienen en capsulas y aprovechando que me ofrecí para ayudar a poner la mesa, preparé el jugo donde disolví el contenido de las píldoras.
Como yo tomo vino en la noche, era el único que no tendría los efectos, y la concentración serviría para todos .
Luego que terminamos de cenar, comencé a notar los primeros efectos en sus ojos cansados, los mas chicos son los que primero se fueron a sus camitas , luego Gaby y después de terminar de lavar los platos mi mujer se fue al baño donde sentí como abría otro frasco de píldoras para dormir y tomaba su dosis extra con un baso que ella llevaba.
Me invitó a ir a la cama pero puse como excusa que quería ver una película extreno que estaba esperando , por lo que se retiró sola.
Después de una espera interminable de casi dos horas, logré escuchar los ronquidos de mi mujer, señal de que estaba en lo mas profundo de su sueño.
Me dirigí a la pieza del trio de descendientes , donde prendí la luz para asegurarme de que todos dormían.
Ahora sin tanto tacto como otras veces , y seguro de los efectos del calmante, ya que Gaby fue la que mas jugo tomó, la destapé tirando sus sábanas al suelo, deteniéndome por un instante a contemplar ese cuerpito maravilloso.
Ya….
demasiado placer visual , quería saciar el otro, el carnal, el que me provocaba un dolor de testículos insoportables ,por la acumulación de eventos exitantes durante la tarde y la noche.
Me acerqué ahora sin miedo , y lentamente la giré boca abajo, para luego tomar su tanguita por el elástico de la cintura y comenzar a bajarlo a lo largo de sus piernas , hasta hacer que el pequeño género abandonase su piel.
Mis manos se apoderaron afiebradamente de los cachetes de su culo y los sobaron sin pudor alguno, abriéndolos y apretándolos repetidamente, exponiendo su entrada trasera a mi vista, hasta que ya no pude contener mis deseos y mi boca buscó ese punto de salida diminuto que ya algunas veces entrometí y que ahora estaba nuevamente a mi merced.
Mi lengua como si fuese una serpiente buscando guarida, lanzeteaba ese centro caliente, dilatándolo lentamente, a cada avance y retroceso hacia su interior.
Un aroma a hembrita me embriagaba y hacía que ya perdiese por completo la cordura.
Nuevamente busqué el vibrador que había fabricado tiempo atrás , y usando mi saliva, lo lubriqué lo suficiente como para que cumpliera su función.
Tomándolo con una de mis manos, abrí con la otra sus cachetes, y escupí un poco en su hoyo trasero, dirigiendo la punta de ese pene platico que fabriqué.
Al principio encontré resistencia, a pesar de insistir varias veces en mis intentos, entonces tomé una crema post solar que había sobre su mesita de luz y con mis dedos unté su reducto posterior, tratando de introducir algo de la crema en su interior.
Estaba tan abocado a la tarea que sin darme cuenta ya tenía metido mis dedos índice y medio dentro de su ano, solo hasta la mitad, entonces empecé a hacerlos girar suavemente para dilatar todo lo posible su esfínter.
Luego de cinco minutos , ya resbalaban con comodidad, por lo que los retiré y colocando nuevamente la punta del aparato, hice presión y este se alojó inmediatamente en su interior.
Lo detuve un rato y luego comenzé a sacarlo y meterlo lentamente al principio, y posteriormente fui acelerando el proceso hasta hacer que recorriera todo el largo del aparato dentro de su canal.
Ya en el colmo de la calentura, puse en funcionamiento el aparato, podía sentir como vibraba en mi mano y el sonido parecido al de una máquina de afeitar eléctrica se comenzó a sentir dentro de la habitación, pero no se despertaba ninguno de los tres.
El mete y saca se hizo cada vez mas veloz y profundo, llegando a mover levemente a mi hija en cada envestida.
Pero este aparato la estaba pasando mejor que yo, así que lo apagué dejándolo dentro del culito de mi hija prácticamente metido hasta la carcaza de las pilas, eran casi 20 cm dentro de sus tripas.
Me puse de pie junto a la cama y me desnudé por completo en menos de dos segundos, para montarme sobre mi hija con las piernas a cada lado de ella.
Me coloqué en la posición mas cómoda que me permitía su angosta cama y tomando mi pene lo fui guiando a su entrada trasera, y en el preciso momento en que retiraba el aparato, era mi miembro el que lo reemplazaba.
Esta vez la penetración fue profunda , de una sola estocada pero no muy violenta, solo lo suficiente como para que el placer que sentía al invadirla, no me provocara una eyaculación no querida.
Cuando mis huevos chocaron con su conchita, me detuve manteniendo la presión para que todo lo que pudiese entrar lo hiciera.
La imagen era impactante, un culo tan chiquito se aguantaba un pedazo de carne venoso como el mio y su cara no acusaba nada de dolor.
Cuando me logré sosegar lo suficiente, comencé con la faena, retrocedía hasta casi sacar el glande , para volver a avanzar hasta el fondo , una , dos , tres, cuarenta veces, así por casi veinticinco minutos donde ya no pude controlar mas esa sensación de placer torturante y mi cadera comenzó a acelerar exponencialmente sus envestidas, castigando su ya muy dilatado culito, con mis manos separo sus cachetes para observar plenamente el ir y venir de mi virilidad dentro de mi hija.
Ahora prácticamente la estaba sacudiendo por el ímpetu de mis acometidas y un gruñido casi apagado salió de mi garganta , al mismo tiempo que mas de una docena de chorros de leche golpeaban con furia el interior del conducto anal de Gabriela.
En una ultima embestida la enculé hasta lo mas profundo, esta vez parece que si acusó dolor porque una muesca se dibujó en su rostro y su mano derecha buscó su entrada trasera , como adivinando que causaba esa sensación.
La respiración se me detuvo pensando que se había despertado, pero su mano solo llegó a reposar su revés sobre uno de sus glúteos.
Me quedé dentro de ella hasta que estuve totalmente sosegado y mi respiración volvió a ser normal, además mi miembro ya flácido comenzó a abandonar involuntariamente su cuerpo para terminar apoyado sobre su vulva.
Lentamente me levanté de su cama, me vestí nuevamente, y procedí a limpiar a conciencia todos los rastros de la reciente actividad sexual, ahora si ya no me olvidaría nada que indicara lo que allí sucedió.
Nuevamente la vestí con su tanguita, tomé las cosas que debía llevarme .
Luego me dirigí hacia la puerta y apagué la luz.
Las piernas me temblaban había sido una sesión de sexo espectacular donde gocé todo lo que quise, y me sentía satisfecho.
Al llegar a mi cama me acosté tratando de no despertar a mi mujer, pero un sollozo me indicó que ya se encontraba despierta, sentí que el mundo se me caía encima, me tomó de la barbilla diciéndome “ te pedí que no te la culiaras”, yo no sabía como reaccionar , solo atiné a callarla con un beso profundo, para luego hacerle el amor el resto de la noche.
Continúa…….
Hubiera preferido vaginal