Pajero
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Soy pajero y no he tenido problemas con hacerme pajas con mis amigos en sitios donde nos podían ver. Muchas veces nos íbamos varios amigos a los lavabos del colegio y allí nos sacábamos la polla y nos pajeábamos dándonos igual que otros chicos entrasen y nos viesen con la polla tiesa. También me pajeaba en el cine cuando nos ponían en el cole algunas películas aburridas, y también en la misma clase, tapándonos con un libro. Pero en este relato venía a hablar de mi hermano pequeño, que a diferencia de mí, era mucho más tímido y le daba como miedo estas cosas. Tenía mucho pudor. Como nos llevamos 5 años, pues teníamos amigos distintos y ambientes distintos, pero una vez me encontré que chicos de su clase se reían de él (estamos hablando de un niño de 10 años en aquel momento, y yo tenía 5 años más, 15). Me contaron esos niños que mi hermano se ponía nervioso de ver como se pajeaba un compañero suyo en la clase, y luego en el vestuario de gimnasia varios niños se sacaron su mini-polla (de 10 años) y se pajeaban para poner más nervioso a mi hermano.
Ya en casa, le pregunté qué le pasaba y sobre eso que me decían sus compañeros de clase.
Yo: Tus compas me decían que tenías miedo y te ponías nervioso cuando ellos se pajeaban. ¿Se estaban pajeando tus amigos?
Mi hermano: Uno se sacó su picha y se empezó a menear en medio de la clase
Yo: Se estaba haciendo una paja…, ¿en clase?, jajaja (y yo me reía, cuando yo también hacía lo mismo). ¿Y eso te asusta?
Mi hermano: No…, no sé.
Yo: No lo habías visto antes?
Mi hermano: No. Y luego en la clase de gimnasia, otros hicieron lo mismo. Se bajaron los pantalones y me enseñaron sus partes.
Yo: pero no te pongas nervioso, porque ellos te van a molestar si te pones nervioso. Mejor pasa de ellos como si ya supieras lo que es eso de hacerse una paja. Quizá a ti te moleste o te pongas nervioso…, pero es que eres tímido y ellos no. Yo también me hago pajas, jajaja. Tú haz como si fueras como ellos, para que no te molesten, ríete de ellos, y haz como si te diera igual.
Mi hermano: ¿Tú te haces pajas?
Yo: Sí. A tu edad me pasaba un poco como a ti, que no sabía muy bien qué hacer ni me apetecía como ahora. Pero…, ya verás cuando tengas 5 años más y seas como yo, jajaja
Mi hermano: No sé como se hacen… He mirado de reojo, pero me da vergüenza que me vean como les miro.
Yo: A ti se te pone dura la polla, ¿no?. Pues sería agarrar la polla y meter y sacar un buen rato. La verdad es que da gusto, jeje. ¿Te gustaría ver una paja? (y dije esto casi sin pensarlo)
Mi hermano: ¿a ti?. Vale. ¿Ahora mismo?
Yo: ¿Ahora?, jeje. Bueno…, no estamos solos en casa (estaba mi madre en la cocina). Bueno, un rato te enseño.
Yo tenía la polla blanda entonces y me dio un poco de nervios la situación, porque era la primera vez que me iba a pajear delante de mi hermano y en una situación un poco peligrosa por si nos llamaba nuestra madre.
Yo: ¿Preparado?, pues fíjate bien.
Y me abrí el pantalón, metí mi mano en los gayumbos y me saqué la polla flácida, que flácida y todo ya es el triple que una polla de un niño de 10 años como mi hermano o los compañeros suyos de clase.
Yo: Aprende haciéndomela, ¿vale?. Agarra mi polla para notar como se va endureciendo (le dije para que no se quedara solo mirando por si se ponía nervioso, sino que participase de mi paja. Me agarró mi polla)
Yo: Ahora, baja la piel… y luego sube.
Y ahí apareció el capullo, y empezó a aumentar el pene de grosor, tamaño y longitud. Mi hermano se reía nerviosamente y yo le decía que no hiciera ruido.
Yo: Sigue así y ahora sube y baja, mete y saca así un buen rato
Y así estuvo un buen rato, ya con mi polla tiesa, con su dureza, sus venas, su glande hinchado. Una polla en toda regla y una paja de las buenas, no como las minipollas de sus amigos, jejeje. Pero, la sorpresa final de correrme no pudo ser entonces, porque oí movimiento de mi madre, y me subí la ropa corriendo y me coloqué la polla por si aparecía en la habitación.
Yo: Esta noche continuamos y me corro, ¿vale?
Mi Hermano: ¿?
Yo: Sí, cuando llega el final, que es lo que más placer da. Cuando echo la leche (mi hermano algo sabía sobre eso, pero de oídas)
Y nos dedicamos a nuestros quehaceres… Por la noche nos íbamos a acostar (las dos camas estaban en la misma habitación) y…, mi hermano me lo recordó cuando yo no me acordé que le había prometido acabar la paja esa noche. Yo le dije que si le gustaba y no le molestaba, y me respondió que no le molestaba. Pues entonces, cerramos la puerta, me desnudé completamente y mi polla que ya estaba morcillona se la dejé para que me la agarrara y empezara a pajearme de nuevo. Ya sabía mi hermano lo que hacer: me agarró bien la polla y empezó al mete y saca, poniéndome el rabo levantado, tieso y más duro que el hierro.
El glande era una globo hinchado brillante y colorado que estaba a punto de estallar y ahí estaba mi hermano pajeándome (aprendiendo, jajaja). Ya no teníamos los problemas de la tarde, y podíamos estar hasta que mis huevos me dieron la señal que la leche estaba preparada para ser expulsada. Le avisé con antelación y mi polla empezó a escupir semen, mucho semen, todo el semen que tenía guardado desde esa tarde…, y todo calló en la ropa de mi hermano. Yo estaba desnudo porque no quería mancharme…, pero aunque estuviese con ropa, no me hubiera caído porque la leche salió disparada de mi polla.
Yo: ¿Te ha gustado?. Ahora ya sabes como es hacerse una paja y como acaba cuando se echa la leche
Mi hermano: Sí
Yo: Para que no le cojas miedo y lo tengas muy visto, como si me pajeas todos los días si quieres, ¿vale?
Mi hermano: Vale, cuando me digas.
Y, ya que me daba permiso, mi hermano me fue ordeñando durante meses y meses. No todos los días, pero sí muchas veces a la semana (algunos días consecutivos sí, incluso varias veces algún día…, pero no había normas. Me pajeaba cuando no había problema de que nos pillaran)
Y, tanta práctica en hacer pajas, aunque sea de mi polla, le quitó ese miedo y esos nervios cuando algunos amigos suyos se meneaban la polla cerca de él.
¿Y yo que pienso de esto?. Pues encantado mientras duró. Me daba una especie de morbillo que alguien me tocara la polla y me pajeara. Era mi hermano pequeño…, y ya vendrían otros (otras) años después, pero eso es otra historia.
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