Papá me hizo sexo oral a los 12
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por ezeloro.
Eran las seis de la mañana y comenzaba mi día rutinario. Tenía que levantarme de la cama, bañarme en el baño al final del pasillo en el primer piso de casa. Luego me secaba y me vestía para ir al colegio.
Todo transcurría con total normalidad, ya estaba vestido para ir a la escuela. Mi papá, quién se ha hecho cargo de mí desde que mamá se tuvo que ir a trabajar al Congo y luego muriera de tuberculosis debido a la mala atención médica en África. Así que desde mis siete años mi papá se hizo cargo de mi crianza.
Ya estaba yo comenzando a cursar el último año de primaria, Sexto año. Con 11 años de edad jamás había repetido y faltaba poco para cumplir los 12.
Esa mañana comenzó todo normal. Hasta el momento de subirnos al auto y salir rumbo al colegio. Con mi papá solíamos salir a la misma hora por la mañana, Ambos nos vestíamos y nos bañábamos en el mismo momento pero cada uno en su baño y en su habitación. Luego, no desayunábamos en casa, lo hacíamos en un mc`donalds camino a la escuela. Pero esa mañana estábamos cortos de tiempo, por lo que papá compró dos combo de un capuchino y 3 medias lunas para cada uno. En tanto yo lo esperaba en el auto. Cuando papá volvió, al intentar darme mi capuchino se le cayó todo arriba mio. Quemándome con el agua caliente y ensuciando mi pantalón del colegio, que era un simple pantalón vaquero azul.
– Perdóname hijo, no quise, fue sin querer. (Me suplicó angustiado)
– No pasa nada papá, solo me quemé un poco. Pero así no puedo ir a la escuela, estoy todo sucio. ( le contesté sollozo, casi al borde de lagrimear)
-Bueno hijo, ahora cuando pasemos con el auto por un local de ropa te compro uno igual. (Dijo en tanto se subía al coche y me trataba de limpiar con una servilleta con una mano y con la otra me hacía caricia en la cabeza.
En esa época, era yo un chico normal. No se me marcaban los abdominales pero era flaco pese a ser corpulento. Aunque siempre fui de la gente que tiene carne y no era puro hueso. Con 12 años todavía no había tomado la forma de adolescente, era más bien un niño guapo. Rubio, ojos marrones y piel trigueña eran cosas que heredé de mamá. Mi papa, en cambio, era morocho, piel blanca y un poco panzón.
Cuando me quise acordar, mi papá me estaba frotando el pene por sobre el pantalón. Y comencé a tener una erección, lo miré a papá asustado y el me devolvió una sonrisa que nunca había visto en él.
Me dijo- Que lindo pilincito tiene mi hijo. (En tanto no dejaba de sobarme el pene sin disimulo por encima de mi pantalón.
-Ya pá!, me da pena. (Le supliqué, aunque me sentía excitado con la situación)
-Hijo, de todas formas vas a tener que quitarte el pantalón. Y soy tu padre, no debes tener pena con migo.
Extendió su otra mano con la que me acariciaba la cabeza y comenzó a desabrocharme el pantalón. Yo no reaccionaba, que me masturbara mi padre era raro pero excitante. Por su puesto que yo no tenía mucha idea sobre el sexo más de lo que hablábamos con mis compañeros en la escuela.
A esa edad yo no acostumbraba a usar calzoncillos debido a que no me gustaba tener que lavarlos, es decir, desde que no tuve más mamá mi papá me acostumbró a lavarme mi ropa como forma de ayudar en las tareas del hogar.
Por esa razón al bajarme el cierre del pantalón vaquero mi pequeño pene de 13 cm Salió proyectado hacia arriba sin ningún obstáculo.
-Mmmmm, que rico. Me pregunto si tu pipi tendrá el sabor al capuchino que se me volcó reciéN.
Y se metió todo mi pene en su boca, yo me sentía en las nubes. La primera vez que alguien me la mamaba. Y ese alguien era mi papá que se notaba que se preocupaba porque yo gozara tanto como él.
Con el pantalón bajo hasta las rodillas, sentado en el asiento del acompañante y mi papá entre mis piernas chupándose mi hombría. Era una locura, pero una locura excitante.
De repente, sentí que me venía, que explotaba. Y lancé chorros de líquido blanco en su boca. Pensé que me hice pis, y lo miré con cara de preocupación. Pero el se notaba que lo disfrutó. Se tragó todo y comenzó a lamerme toda la ingle, luego el ombligo, y pasó a mi pansa. Más tarde a mi pecho de hombre niño y la remató con un beso lindo en la boca.
Yo estaba sin palabras pero entendí que no tenía que decirle a nadie.
-hijo, te amo y, si quieres, todas las mañanas podemos volver a empezar.
….
gran realto como sigue