PAPÁ P3DOFILO, HIJAS LUJURIOSAS. Autor:Nandincesto45
Muchas veces la realidad supera la fantasía, en esta historia vosotros podréis juzgar cuál es cuál. .
Corría el año 1990, mis hijas crecían hermosas y sanas.
_ Lucely de casi 8 años, es una niña preciosa,de piel blanca, cabello rubio que cae en bucles sobre sus hombros cuál cascada dorada, muy alta para su edad, delgada, cuerpo infantil armonioso de piernas y muslos torneados, en la vagina tiene un lunar que es una mancha oscura de figura amorfa, ojos grandes de pestañas largas, cejas pobladas, labios carnosos, jugando con los cosméticos de la mamá se los pinta de rojo carmín, la veo y me produce deseos inconfesables pero lo más bello es su sonrisa que cautiva a cualquier pedófilo inclusive a mí que soy su padre.
_ Danna, de 6 años y unos meses, es tan bella como su hermana, sus ojos claros emanan inteligencia y la posee, está en la edad de la preguntadera, su sonrisa es coqueta, tiene gordura infantil que la hace aparentar tetas apetecibles, piel dorada, cabello castaño largo, su monte de venus abultado, labios vaginales gordos rosados y lisos como un durazno pero la rajita más corta que la de Lucely, se parece mucho a la de su mamá.
_ Gloria, mí esposa es una mujer bella de 28 años, trabaja en un laboratorio de cosméticos como impulsadora de ventas, a veces viaja a otras ciudades por dos o tres días, causa admiración y deseo por dónde pasa especialmente por sus ojos claros y sus tetas turgentes y firmes.
Conocedora de su belleza es coqueta y mi confidente en las fantasías, que nos contamos haciendo el amor.
_ Yo Rafael, 30 años, soy comerciante en muebles y tengo un almacén con varios empleados en la primera planta de mi casa, con escaleras al segundo piso que es nuestra vivienda, por eso cuido a mis hijas ayudado por Blanquita, una señora mayor.
Soy un señor respetable a los ojos de la sociedad, pero en la realidad voy a contaros quién y como soy: de mediana estatura (1.75) delgado, piel blanca, cabello rubio, ojos claros, en fin un hombre común con la particularidad de que le gusto a las niñas desde joven.
Por eso soy un pedófilo en activo, me gustan las niñas, he desvirgado a cuatro en el transcurso de mi vida: A Cristal de 11 años, prácticamente fue ella la que se me entregó. A Fanny de 10 años, la convencí con regalos. A Sara, mi hermana de 9 cuando yo tenía 15 años y a Sandra una amiga de ella que también tenía 9 años, no quería pero con la ayuda de mi hermana la conquiste.
Otras que me dieron sus deleites ya llegaron conociendo las mieles del sexo.
Soy tan depravado que a mí hija Lucely dormida le he tocado y lamido su vagina sin que se de cuenta, solo por mirar la reacción en su carita somnolienta y sentir la humedad y las convulsiones en su clítoris, luego voy y le hago el amor a mi esposa, bien empalmado contándonos cosas eróticas ciertas o no para acrecentar las corridas.
A Danna, la he acariciado menos veces pero varias despierta, desde una noche que la toque creyendo que dormía, se dejó hacer en silencio, una risita la delató, me sentí pillado y para disimular le dije: ¿gatito donde estás? y la seguí acariciando hurgando entre sus muslos.
_ Miauuu, hizo cuando le cogí la chochita, le dieron risitas nerviosas.
_ ¿Dónde? Pregunté.
_ Por ahíiiiii, más risitas mientras yo exploraba por debajo de la braguita.
_ Gatitoooo…
Miauuu, ahiiii, dijo cuando toque su endurecido clítoris más grande que el de su hermana, hice masajes, el jueguito se repetía, cesaron las risas, la lujuria creció, me atreví a meterle el dedo meñique pero sin romperle la telita del virgo, tenía menos de 6 años.
«Miauuu» se convirtió en la contraseña secreta para indicar que quería tocarla o meterle un dedo.
A Lucely solo la he penetrado con la lengua. Soy como les dije un pedófilo, en mi cerebro hierven ideas libinidosas con niñas, además tengo la parafilia de querer ver que se están follando a mi esposa o a alguna de mis hijas.
Barrio de gente trabajadora, muy tranquilo, buenos vecinos y colegios, es donde vivimos hace diez años.
En el barrio, está la tienda miselanea de Bernabé, un señor mayor, padre de Gabriel un amigo carpintero que me provee muebles para el almacén.
A dicha miselanea, es costumbre que mis hijas van solas a comprar chuches o helados, allí se encuentran con Juan de 9 años y Julia de casi 6, hijos de Gabriel nietos de Bernabé muy amiguitos entre ellos.
Una tarde fui con mis hijas a comprar papelería y unos lápices, a Lucely le gustó una muñeca un poco costosa y me la pidió, Danna se antojo de otra, en ese momento no tenía dinero y les dije que después.
_ Llévelas Rafael, después me paga.
_ No, según las notas que saquen éste mes se las compro.
Noté que Bernabé miraba a Lucely con deseo y ella le correspondió la mirada… y no solo él, también unos obreros le miraban las piernas cuando se agacho frente a la vitrina y la minifalda se subió, les brillaron los ojos de deseo y a Danna se le querían comer las teticas con los ojos, eso marco el primer campanazo de alerta, ¡ Mis niñas ya eran deseadas por los hombres ! Y sentí un espasmo en mi bajo vientre.
Aquel martes las cosas se dieron, Blanquita tenía el día libre y mi esposa se había marchado muy temprano a un trabajo de cuatro días en otra ciudad.
En la mañana después de clases llegó Danna a mi almacén comiendo chocolatina…
_ ¿Quién te la compro? pregunté recibiendo una tableta que me entregó.
_ Me la regaló don Bernabé y ésta te la mando Lucely.
_ ¿Dónde está tu hermana?
_ Papá, cuando salimos de la escuela entramos a la tienda, Lucely habló cosas con don Bernabé y se quedó ayudando a cerrar.
_ ¿Qué cosas hablaron? y dígame la verdad.
_ Yo solo oí que don Bernabé le dijo: tranquila mi amor, no le de miedo, nos demoramos poquito, dígale a Danna que se vaya solita.
_ Los niños de Gabriel ¿están allá?
_ No papá ellos se quedaron solos, Lucely estaba como rara y me dijo: Danna váyase para la piñata de su amiga, me dieron las chocolatinas y don Bernabé la cogió de la mano y se entraron, papito voy a cambiarme el uniforme, dijo y subió corriendo para la casa.
Por lo que Danna contó y por experiencia propia supe que Bernabé en ese momento le estaba haciendo cosas a mi hija, pero no me enojé, al contrario me invadió la lujuria.
En éso llegó un cliente, lo atendí rapidito y me subí a casa justo en el momento en que Danna salía del baño envuelta en una toalla.
_ Danna, te dije que me dijeras la verdad y me has mentido.
_ No papá, ¿por qué?
_ Tú sabes lo que se quedó haciendo Lucely con Bernabé.
Dudó en responder y dijo resuelta: _ papi, yo creo que se va a dejar meter un dedo como me haces tú.
_ ¿Por qué crees?
Es que ella se dejó tocar un día que fuimos a jugar con Juan y Julia, él la entró a una alcoba y Julia yo nos asomamos con mañita, Lucely estaba de pie comiendo chocolatina y don Bernabé le tenía una mano metida entre las piernas y la otra apretandole las tetinas, casi nos pillan mirando y corrimos para el patio. Se quedaron otro rato y después Lucely salió limpiándose la boca.
Los poderosos y lascivos impulsos de mi ardiente naturaleza despertaron en el acto ante la descripción ofrecida a mí imaginación.
_ Miauuu, le dije y me senté en su cama.
_ Siiii papiii, pero no te demores.
La acerqué, le dí un beso en la boca y le quité la toalla, la apreté contra mi cuerpo con la intención de que sintiera la protuberancia que descollaba entre mí pantalón, para entrar en contacto cada vez más íntimo con su menudo cuerpecito.
Invadido por la lujuria me quité el pantalón y el boxer, era la primera vez que Danna contemplaba un miembro masculino, se quedó asombrada viendo la rígida masa de músculo y carne blanca coronada por la bola roja del glande.
_ ¿Quieres tocarlo?
Lo cogió con las dos manitas, lo apretó, lo estrujó y deslizó hacia atrás los pliegues de piel que lo cubrían.
_ Papito, que dedo tan grande, y éste huequito ¿para que sirve?
_ Por ahí es por donde orino y me vengo.
_ Me vengo… ¿y eso que es?
_ Es cuando lo meto en las rajitas y me sale la leche.
_ Haaaa, mi inocente niña, te va a doler un poquito, pero intentemos.
Me puse de pie y la acosté con las piernitas abiertas, por un instante contemplé la deliciosa hendidura rosada, sin decir nada le metí la lengua tan dentro como pude, la succione tan deliciosamente que Danna sacudió su cuerpito en un éxtasis que nunca le había notado, era la primer vez que le hacía la mine y quedó agotada con la cabeza caída hacia atrás por las emociones provocadas por mi lujurioso proceder.
Dejé que se calmara, luego mamandole las teticas y metiéndole un dedo la volví a excitar, la acomodé entre mis piernas y puse la cabeza de la verga presionando los calientes labios de su orificio casi virgen, me apoye en los codos y le dije que con su manito lo apoyara por donde le meto el dedo, empujé hacia adentro con fuerza y encaje la punta, apretó la vaginita como tratando de impedir que siguiera entrando.
_ Relájese mi amor para que no le duela… me acordé de Lucely y me enardecí más… a su hermanita también se lo están metiendo.
Aflojó la vaginita, mi pene entró más y desgarre su virgo, se quejó amargamente y puso los ojos como platos.
_ ¡AAAAAY, PAPITOO NOOO MAAÁS!
La carita reflejaba la angustia de su violación, pero no me importó, inicié el mete y saca más excitante de mi vida en una criatura de solo 6 años, 6 meses y 6 días (6-6-6 el número de la bestia) que además es mi hija menor y estimulado al imaginar que posiblemente a mí otra hija un año mayor, posiblemente le estuviesen haciendo lo mismo.
La estrechez de sus paredes vaginales, las palpitaciones de su gruta y los quejidos con cada envión fueron el preámbulo más maravilloso para mí eyaculación. Noté que el dolor de la penetración se vió atenuado por una intensa sensación de placer traducidos en unos pequeños espasmos y temblores en su bajo vientre, luego el asombro al sentir chorros y chorros de semen paternal en su infantil matriz. Me levanté por un momento para ver mi chimbo clavado casi todo en la tierna hendidura de mi hija, luego me dejé caer a su lado apretando sus tetinas.
_ Papito, las otras veces también duele?
_ No tesorito, verás que te va a gustar.
_ A lo último si me gustó papito, ¿a Lucely sí le gustaría?
_ !!Amor, se me fue el santo al cielo¡¡ ya debe estar por llegar, ven te aseo, la llevé al baño, por sus muslos resbalaba el semen en grumos, le ví la almejita roja y del hoyo aún sin terminar de cerrar seguía brotando semen teñido con matices de sangre.
La vestí rápidamente, tomó el regalo para la amiguita de la piñata y se fue cojeando un poco.
Me quedé pensando, mi conciencia depravada ya no tiene fuerza para causarme remordimientos, con tal que no sufran daño físico y se abran a las mieles del amor y del placer es suficiente.
Media hora después de haberse ido Danna llegó Lucely intentando entrar sin ser vista con una bolsa en la mano y la llamé a mi oficina.
_ Mi amor, venga acá, ¿usted dónde estaba?
Agachó la cabeza y dudaba en contestar. En ése momento tuve la certeza que algo pasó, miré la bolsa y traía la muñeca dos o tres chocolatinas y otras chuches.
_ ¿Quién le dió esto?
Silencio, los ojos con señas de haber llorado, la cara encendida, los labios hinchados, el cabello revuelto, pero la señal más clara de que algo hizo: la blusa arrugada y mal abotonada.
_ Mi amor, dígame la verdad, no la voy a regañar, además le prometo que no le digo nada a su mamá sea lo que sea, le dije cargándola en mis piernas.
_ Papá, fué don Bernabé, dijo con vergüenza.
_ ¿Qué pasó mi amor?
_ Me dió la muñeca y otras cosas a cambio de… de… de… hacer groserías. Yo le mandé una chocolatina con Danna.
Su detalle me pareció tierno, pensó en mí antes de entrar a follar o lo que hubiese hecho. Con lo que está contando mi hija el miembro se despertó entre el boxer.
_ No te de vergüenza mi vida, comprendo las ganas que tenías de la muñeca, dime todo, le dije dando un beso en sus labios hinchados y rojos a todas luces mancillados.
_ Papá, le voy a contar todo desde el principio: tú no me diste la muñeca, entonces decidí ganarmela yo solita. El viernes pasado fuimos a jugar con Juan y Julia, me vestí con una blusa corta dejando ver mi ombligo y una minifalda amplia descaderada para que don Bernabé se fijará en mí, él nos dió refrescos y galletas, me llevó aparte y me dijo que si todavía quería la muñeca.
_ ¡Si señor! por eso me vestí así.
_ Entonces déjate hacer cositas y te la doy.
_ ¿Qué cositas? Usted me mira muy raro, !inocencia la mía!
_ Ven te enseño y te doy está chocolatina. Me llevó a un cuarto, yo estoy de pie y él sentado, me dió un beso largo y subió su mano por mis muslos hasta ocultarla bajo la minifalda, acarició mi vagina por encima de las bragas, abrí un poco las piernas para que pudiera meter la mano, como cuando usted me acaricia tan bueno por la noche y me dan cosquillas raras con ganas de orinar.
Intentó quitarme las bragas pero no lo dejé porque en ese momento miré para la puerta y me pareció ver a Danna y a Julia escondiendo la cabeza. Se sacó la punta del pipí para que se lo besara, mientras tanto pellizco con dos dedos el botoncito, apretó, acarició… sentí cosquillas y me temblaron las rodillas, tuve que agárrame de sus brazos para no caerme, le dije que no más.
_ Lucely, le doy la muñeca si se deja acariciar peladita y me lo mama hasta que me salga leche.
Yo me asusté y le dije que otro día, me vine para la casa con Danna. Ayer lunes cuando venía de la escuela me volvió a proponer y que además me daba plata, lo pensé toda la tarde; anoche decidí que si, por eso hoy mandé a Danna para la casa y entre con él al cuarto, pero no sabía que me iba a doler lo que me hizo.
_ ¿Pero que te hizo? Le pregunté sintiendo mi pene erecto imaginando que se la había follado.
_ Me besó mucho rato como en las telenovelas, me quitó las bragas para acariciarme la chochita pelada, éso me gustó mucho, luego le mamé el palo como lo convenido y me tomé la leche que le salió, después me metió el dedo gordo y largo, eso me dolió mucho porque sentí un ardor y algo que se me rompió por dentro y lloré, por último me mamo los pezonsitos un rato y al mismo tiempo me metía y me sacaba el dedo y me orine con temblores en la vagina.
_ Amorcito, ¿Bernabé le metió el pene en la rajita?
_ No papá, intento pero no pudo, dijo que otro día porque ya le había sacado toda la leche con la mamada y se le puso blandito.
_ Lucely la próxima vez traiga a Danna y les regalo más cosas y sí te dejas meter el pene te regalo algo muy especial, dijo cuando me entregó la muñeca y la plata (50.000 pesos).
_ ¿Que regaló? pregunte curiosa, su palo es muy grande.
_ Haaa, es un secreto pero se que te va a gustar.
_ ¿Pero cuál regalo?
_ Ése juego nuevo, la nintendo.
_ Y en la casa que digo cuando llegue con el regalo?
_ Dices que te la dieron Juan y Julia por tu octavo cumpleaños.
_ Listo, yo vengo sola pero no me hace tan duro.
_ Te lo prometo, te tratare como a una princesa, y no se llama palo, es pene, acuérdate… pene.
_ Y cuando traiga a Danna, ¿Que le va a hacer?
_ Lo mismo que a mi nieta Julia, besos, caricias y si puede que me saque la leche.
_ Y le regala la muñeca que ella quiere, exigí aceptando.
_ Trato hecho, yo se que te gusta pilluela y me dió un beso mordiendo mis labios, pero no me quiso devolver las bragas.
Yo estaba super excitado con ésas negociaciones, imaginé a mi hija mayor entre las piernas de un viejo a punto de ser penetrada a cambio de un juego electrónico y a la más pequeña mamandole la verga por una muñeca, la erótica escena me descontroló, la lujuria no me dejaba hablar.
Por otra parte Lucely si se da cuenta cuando la acarició por las noches ¡O sea que le gusta! y se hace la dormida, con razón varias veces la encontré sin braguitas.
Eso acrecentó la pedofilia que corre por mis venas y mi pene como un riel se hizo sentir en sus nalgas, me miró con malicia.
_ Mi amor, vamos a mi habitación.
_ ¿Para que papito?
_ Primero te voy a examinar para comprobar que no tienes ningún daño. Pero mi intención era más abyecta, estaba resuelto a cometer otro incesto, ansiaba por momentos arrojarme sobre mí hija y poseerla, terminar de violarla, deseo el esplendor de su belleza infantil, la flor de su niñez, el encanto de su nubil cuerpo.
Me acordé que venía sin braguitas, levanté la falda de su uniforme escolar y miré su rajita profanada con señales de sangre en sus tiernos labios vaginales. La acosté en la cama con las piernas bien abiertas, era su sangre y me lancé a limpiarla con mi lengua, succione su clítoris, lo sentí endurecerse y palpitar entre mis labios, mi dedo entrando y saliendo por su recién violada gruta. Mi hija se retorció y gimió con las manos atrajo mí cabeza hacia su gruta humedecida, Lucely en un gran éxtasis sacudió su cuerpo en espasmodicas contracciones de placer.
_ PAPITOOOO, !!ME ESTOY ORINANDOOOO!! gritó en medio de espasmos. Al menos ya le causé el primer orgasmo, pensé para mis adentros mientras bebía directamente de la fuente la tímida emisión que expulsó acompañada de gemidos. Quedó agotada, su pecho se agitaba todavía bajo las violentas emociones provocadas por mi desenfreno y sus hermosos ojos permanecían en lánguido reposo.
_ Papá, con usted sí me gustó, dijo cuando se recuperó.
_ Me alegro tesorito, ahora te voy a enseñar lo que el viejo Bernabé te quiere hacer, le respondí quitándome la ropa, además te voy a echar la lechita bien adentro.
_ Papito, pero éso sí me cabe? preguntó exitada y curiosa cogiendo mi pene, con los dedos retrocedió el prepucio para destapar el glande, examinó las venas hinchadas por la acumulación de sangre y se asombro con mis testículos, intentando calcular el peso con las manos, de abajo arriba de arriba abajo, yo estaba inmerso y seguro en el paraíso del incesto.
_ Si hija, con buena lubricación, al principio te va a doler un poco, pero luego vas a gozar como mujer.
_ Papá, ¿porqué tu pene es más pequeño que el de don Bernabé pero más duro?
_ Hija, porque él está más viejito, fué lo que se me ocurrió responder.
_ Papito lindo, enséñame ya, quiero que tú seas el primero, dijo y me dió un beso en el pene.
En el candor de su inocencia su instinto sentía sin comprender el despertar de sus sentidos, la llamada exitante del deseo, la pasión sensual que yo había desatado con las caricias nocturnas creyendo que dormía.
Este permiso del incesto pedófilo que estaba a punto de cometer en el infantil cuerpo de mi hija no era necesario, ya estaba decidido. A Lucely ya la tenía lubricada con las piernitas abiertas. No encontraré jamás unas grutas más maravillosas que las de mis hijas, tiernas, jugosas y excitadas, al primer contacto de mi pene con sus rajitas mojadas sentí energías sensuales próximas al paroxismo.
Sin prisas empecé a perforar, una lucha dónde la delicadeza prevalecía, ella miraba curiosa el proceso ayudando con sus manitas a separar sus tiernos pliegues vaginales, apartando hacia el lado izquierdo la mancha oscura del lunar, entró el glande apretado hasta su himen, al encontrar resistencia mi ariete enfervecido forzó el paso de mi niña a mujer, con la boca abierta emitió un quejido y en cámara lenta se recostó en la cama clavando sus uñas en mis hombros.
– ! Ayyy papitoooo ¡ no más, dueleee.
Con ése desmayado grito de angustia física mi niña dió a entender que mi verga había vencido toda la resistencia que su infantil membrana opuso a la penetración.
Oí a Lucely quejarse por la angustia de su desfloración, la suma estrechez del cálido santuario me obligó a un merecido descanso. Ensartada a medias le murmuré al oído:
_ Lucesita de mi vida, te amo, te amo, aguanta otro poquito mamita linda, ya va a entrar todo relájate. Todo se lo decía llenando de besos sus ojitos llorosos, su boquita encarnada y los botones de su pecho plano.
Lucely se relajó un poco y la pude penetrar unos centímetros más, lo saqué y lo metí ganando más profundidad, por espacio de unos minutos no se oyó otra cosa que mis jadeos y los pugidos guturales de mi hija cuando alternativamente entraba y salía de su vagina.
Pero la naturaleza hacía valer sus derechos también en ella, el dolor de la penetración se vió atenuado por la intensa sensación de placer provocada por mi excitado miembro y no tardaron los quejidos y lamentos de mi niña en mezclarse con sonidos eróticos en lo más profundo de su garganta expresando su deleite.
Empujé duro y mi tolete se encajó hasta los testículos acariciando su matriz con el glande.
_ Haaaaaaa papitoooo lindo, papito hermoso ¡Qué rico! Hágame más duro, puedo aguantar, si papi… más… más… asíiiiii… maaaas papaaa… y soltó un cálido chorro de fluido más abundante que el anterior, el segundo orgasmo de su vida.
Lucely, que hace poco era ignorante del amor incestuoso y del placer carnal, hoy súplica que la folle duro a la tierna edad de 7 años, 10 meses y 24 días, se había convertido de repente en una niña de lujuria incontenible.
_ HIJITA, ¡RECIBA MI LECHE! con el grito solté un torrente de semen que disparado con fuerza inundó la infantil matriz de mi pequeña, la tuve aprisionada durante un largo y placentero minuto vibrando con cada emisión y caí sin fuerza a su lado, abrazada contra mi por la cintura y deleitándome con un beso largo en sus tiernos labios, la calma llegó, Lucely después de un suspiro pregunto muy seria: ¿Papá, eso que sentí tan bueno como se llama?
_ Es un orgasmo mi amor y el botoncito que te lo hizo sentir es el clítoris.
_ ¿Y el tuyo papá?
_ Es una eyaculación producida por mi mente y por mi pene, pero no andes diciendo a nadie que lo sabes.
_ ¿Por qué papá?
_ Para que sea un secreto entre los dos, ahora vamos a bañarnos.
_ Vale papi, y se colgó de mi cuello con sus suaves brazos.
Me levanté con ella aún ensartada, de camino al baño rodeó mi cintura con sus piernitas y empezó a mecerce arriba abajo, mi pene recuperó la virilidad total, la cogí con las dos manos de las nalgas y como bailando tango la folle con más violencia y al momento de la eyaculación la recosté contra la pared para buscar más profundidad, su orgasmo fué de ensueño, un apagado gemido de lujuria satisfecha escapó de sus labios al sentir en su interior mi fluido seminal.
La ducha de agua fría calmó mis pasiones y las de ella, la llevé a su alcoba, nos recostamos un ratito.
Relajado comparé comparé la desfloración de mis hijas con la de las cuatro niñas que antes habían satisfecho mi pedofilia, no hay quinto malo y en éste caso ni sexto, había desvirgado a mis dos hijas el mismo día, además Lucely fue la única que gozó tres orgasmos en su primera vez con dos eyaculaciones mías.
La vestí con minifalda y blusa escotada y salimos a recoger a Danna de la piñata, regresamos a casa y cenamos.
Nos acostamos, ellas en su alcoba y yo en la mía, pero al rato se aparecieron en mi puerta.
_ Papito, queremos dormir contigo…..dijeron.
CONTINUARA ?
(Mucho depende de vuestra acogida a esta saga)
Qué rico relato. ❤️
Gracias, me alegro que os esté gustando.
Ya estoy preparando la continuación.
Que delicia, y pensar que en cualquier momento las pudiera preñar uffff😈
En los inicios esa era una de mis obseciones.
Gracias por el comentario.
Delicioso !!
Gracias
Muy buen relato, muy excitante y muy morboso, esperando la continuación
Muy excitante y delicioso relato. Me encanto
Gracias
Muy buen relato, morboso espero que haya una continuación.
Me encantó el relato, espero la segunda parte
Que delicia, día conchitas apretaditas, mmmmmm
Que rico pensar en esas conchitas apretaditas y rosaditas siendo abiertas mmm 🥵🥵🥵
Sos un buen papi 😈 yo también lo soy 😈
@barbara_salet mi Telegram podemos compartir historias y contenido rico
Delicioso relato se me puso dura tendré que leer de nuevo así descarga
Que rico fue tu historia me masturbe asta venirme también escribí un relato pero no sé cómo buscarlo o cuánto tarde en salir mientras esperaré leyendo.
Ya me imagino un trío hmh con cada nena