¿Papá que tienes entre tus piernas? 1 PARTE CONOCIENDO ORGANOS REPRODUCTORES MASCULINOS
Todos los hombres siempre hemos querido ver otro órgano sexual diferente al nuestro, pero casi nunca podemos ver el de papá cuando seria lo mas recomendado .
Soy Ricardo García, me esforcé tanto por mi sueño y hoy soy enfermero, con 36 años ya tengo tres hijos y vivo feliz con ellos y mi mujer, pero para todo eso uno debe cruzar caminos bien difíciles y más en mi caso que hijo único criado solo por mi madre en condiciones muy difíciles y humildes.
Hace años me mude a la ciudad y aquí arregle mi vida, pues yo vivía en el campo entre cafetales, milpas y grandes cultivos de hortalizas, yo era feliz ya que la vida del campo corre sin ningún peligro. En la ciudad y en estos tiempos las cosas son más complicadas, las personas no son tan amigables y no hay tanta inocencia como en aquellos tiempos cuando yo era un niño, digo todo esto porque hace dos días mi hijo mayo Kelvin me hizo una pregunta, la misma que hice yo a muchos hombres casi a su misma edad, mis preciados doce años:
Kelvin: ¿Papi y vos que tenes entre tus piernas?
Yo: lo mismo que vos, pero más grande…
Mi hijo se avergonzó y dejo de mírame pues bajo su rostro y lo vi rojo de la pena. La verdad eso mismo sentí yo cuando a Camilo le pregunté eso. Camilo era el mozo de la finca donde vivíamos con mi madre, era un hombre como de unos 35 años moreno y alto, de cuerpo bien formado pues era por su trabajo, como yo nunca tuve padre me vi en l necesidad de preguntar eso a otro hombre, pero muchas veces eso nos trae dificultades y solo es una curiosidad que todos los hombres tenemos en la época de nuestra pubertad. Camilo esa vez que le hice esa pregunta casi me pega en la boca y con enojo me dice que soy hombre y que deje de andar preguntando eso, yo Salí corriendo con el corazón que casi se me salía, al siguiente día llego de nuevo y estaba los trabajadores arreglando las cosa para salir a abonar los cultivos y Camilo en tono de burla conto lo que yo le había preguntado ayer, todos se tiraron carcajadas y me hicieron bromas, yo me sentí muy avergonzado y no quise acercarme ya a ellos.
Un día mi madre les llevaba la comida a los trabadores y el caporal don Napo le dijo a mi madre que tuviera cuidado conmigo porque por la falta de un padre me podía hacer culero, mi mamá solo s eme queda viendo y le dice que ¿Cómo podía hacer? El caporal le contesta que se lo encargue a algún varón para que me oriente en todo eso. Un día mientras yo iba en una vereda me encuentro a Don Napo que iba para finca y desde que me ve me dice que si mi mamá ya había buscado alguien que me enseñara cosas de hombre y la verdad mi madre no había hecho nada, le dije que no y e dice que lo siga, se mete a un cafetal y al mucho caminar entre los árboles se para y me dice que me dé la vuelta y que él me aviara cuando voltee, a los minutos me habla y lo veo sin camisa y con el pantalón hasta las rodias, sentí que me quedaba mudo y el corazón se me iba a salir por la boca, don Napo se veía muy bueno, un cuerpo moreno fornido y con unos sobacos bien peludos, lo vi de pies a cabeza y me encantaro sus sobacos porque eran bien peludos y tupidos de pelos al igual que debajo de su ombligo buscando el pubis, cuando baje la mirada para ver esos pelos me topé con un gran bulto entre unos calzoncillos de color celeste, se veía como que si hubiera metido unos cocos muy grandes, yo no podía decir nada solo veía y mi curiosidad que quería saber lo que tenía ahí adentro de eso bulto. Don Napo a sus 40 años estaba en la mejor época y cruzo sus brazotes y me invito a que me acercara, me dijo que si quería tocar algo que lo hiciera para saber cómo eran los hombres, yo me fui directo a su bulto y sentí algo poderoso ahí adentro, mi mano era diminuta sobre eso, le dije que quería ver que tenía ahí y no medo pues dijo que eso solo se le enseña a la mujer cuando uno le va hacer un hijo y que yo no debo dejar que otros hombres me vean el mío, me dijo que ese era nuestra hombría que era nuestros órganos genitales masculinos pero él me dejaba que se lo tocara nomas así pero no se lo podría ver, mi curiosidad seguía y él se puso su camisa otra vez mientras yo tocaba sus piernas específicamente sus muslos llenos de pelos muy gruesos, prácticamente eran carisias de abajo para arriba hasta chocar con su bulto peludo, se le salían los pelos por los costados del calzoncillo, me dijo que ya era suficiente y se subió su pantalón se lo arreglo y nos fuimos, mientras caminábamos me decía que no le contara a nadie y que yo nunca me dejara ver o tocar así como el hizo conmigo, que él se había dejado para enseñarme que eso no se hacía. Ese día no me saque las imágenes de ver ese hombre de 40 años fornido casi desnudo frente a mí, hoy que analizo eso comprendo el impacto que un niño puede tener al ver un adulto así, un cuerpo grande y desarrollado en su totalidad frente a un cuerpecito en proceso de desarrollo y muy pequeño, pero lo que más me cautivo y lleno de mil preguntas fue su gran bulto entre su piernas y esa imagen no se me salió para nada, mi ser desea conocer que había ahí aunque en mi interior sabía que n o era algo bueno pero yo quería verlo, era una sed o una necesidad por verlo al menos.
Mi mamá un día hablo conmigo y me dijo que algunos hombre andan diciendo cosas de mí y que yo debía comportarme, para eso le había dicho a don Toño que me ayudara y estaría yendo a su taller a aprender, don Tono era carpintero en el caserío y le trabajaba también al patrón de la finca donde vivíamos, todo el tiempo yo lo había visto con respeto aunque siempre él era bien amigable y alegre con todos, para ese tiempo don Toño era un macho de 54 años y viudo, tenía 3 hijos muy parecidos a él, él era alto y blanco, con mucho pero mucho vello porcoral, lo sabía porque siempre se miraba trabajando solo con calzoneta y sin camisa en su taller, era de complexión fuerte aunque no musculoso pero se veía muy fuerte y doble, le gustaba el bigote y era casi calvo. El lunes ya debía ir a su taller tal como madre me indico, llegue y me dijo que estaba bueno que mi madre le había dicho que deseaba que la ayudara con mi crianza en la orientación, yo me sentía algo intimidado primero que era un tipo gigante a mi lado semi desnudo solo con su calzoneta y sus yinas que se veían pequeñas en su grandes patas blancas y peludas también, segundo porque me decía tantas cosas que yo ni comprendía y no sabía que iba a pasar ya ahí con todo eso. Me pregunta si ya había desayunado y le dije que sí, entonces me dijo que me tomara una taza de café mientras empezábamos, me sirve una a mí y otra el, se sienta en un tronco de madera que había frente a mí y me deja ver su bulto también entre sus piernas, cuando se sienta su calzoneta se sube también dejando ver sus potentes muslos velludos, y entre ellos un bultote también que se partía por la costura de la calzoneta, mi cara no sé qué forma tomo de la admiración, clave mi mirada y él lo noto, se agarró el bultote y me dijo que tranquilo era solo una sorpresa que tenía… mientras platicábamos yo lo veía todo a él y el abría y cerraba sus piernas fuertes y grandes, se agarraba los pezones y me miraba fijo a los ojos. Terminamos el café y me dijo: “vaya mijo a lo que venimos, mira vos debes ser un buen hombre y yo te voy a enseñar así mero como les enseñe a mis hijos, va mira lo primero es que un buen hombre antes de trabajar se debe bañar porque no podes ir apestoso, quítate la ropa ya vengo yo…” yo no sabía que hacer pero mi madre me había dicho que debía hacer todo lo que él me dijera, con mucha pena me saque mi camisita y la puse en una silla, después me agache y desamarre mis zapatos viejos para quitármelos y ponerlos juntos bajo la silla, lo único que me quedaba eran mis pantalones viejos pero no me los podía quitar porque andaba nada abajo, me quede ahí parado esperando, cuando iba don Toño, casi me muero, por poco me cago de la impresión, mis ripas se retorcieron y sentí ese panzazo en el ano de querer cagar porque mis nervios se alteraron debido a lo que vi… al fin vi y conocí lo que tanto había querido, don Toño iba totalmente desnudo en pelotas y descalzo, solo con una toalla en el hombro y un jabón en su mano, venia asía a mi caminando con su cuerpo velludo y con otro trozo de carne largo blanco como de 15cm que rebotaba en dirección contraria a dos grandes huevos rosados que le colgaban, no pude decir nada pues al fin conocí el pico de un hombre, lo que más había querido, mi deseo se había cumplido, la verdad no sabía que hubiera querido hacer en ese momento, si salir corriendo a mi casa o agarrarme de ese pedazo de cuerpo colgante que tenía entre sus pierna don Toño. Cuando me vio solo con mi pantalón me dijo: no mijo, quítate todo así como yo mira y se agarró los genitales sacudiéndolos de arriba abajo, se paró frente a mí y sus pelos casi rosaban mi frente, me dijo que me ayudaría, se acurruco en cuclillas para desabrochar mi pantalón y bajarlo, frente a nosotros estaba un espejo grande para un ropero que don Toño hacia y por ahí pude verlo a él de espaladas a así acurrucado y baje mi mirada para ver sus grandes nalgas bien peludas que se abrían por la posición, su ano se lograba a ver cubierto por los pelos pero por debajo colgaban sus grandes huevos rosados, se balanceaban de un lado al otro por su movimientos, yo no desprendía mi mirad de ese espejo todo se veía tan bueno, me bajo el pantalón y me hizo sacar una pierna, para no caerme me agarre de su hombro y sentí sus pelos sobre ese hombro tan Duero y ancho, después saque la otra pierna y él se me quedo viendo, me dio una palmada en las nalgas y me agarro de la mano para irnos atrás de la casa donde habían unos barriles con agua para bañarnos, en cada paso que daba su pico saltaba como feliz de andar libre y sus huevos se balanceaban como danzando de felices también, me echo el agua en mi cuerpo y después el, con su mano se restregó sus grandes genitales viriles y después con la misma espuma me restregó los míos que a sentir eso se me paro el piquito y el no dijo nada solo me sonrió, don Toño había todo esto sin ningún morbo, me tocaba todo y no me insinuaba nada, al terminar de bañarnos me agarro en sus brazos y me hizo que con mis piernas rodeara su cintura y me sostuvo del culo para llevarme así adentro de su cuarto, mientras íbamos así de frente yo en sus brazos y con mis piernas a su alrededor, él me sonreía y ambos desnudos, se paró frente a su cama, era una cama muy vieja pequeña y desarreglada típica de un hombre, comenzó a secar mi cuerpo de todo y después me vistió, el seguía desnudo y hablando conmigo, yo medio respondía a sus palabras, me conto que su hijo habían salido a pueblo y regresaban mañana, él se puso a arreglar unas cosas así desnudo, después se sentó en una cama que estaba al frente de a del donde estaba yo levanto una pierna para cruzarla y secarse su pie, por debajo de su pierna cayeron sus huevos junto con su pico y quedaron colgando a la orilla de la cama, el con toda naturalidad se secaba los pies, después hizo lo mismo con el otro para después ponerse sus yinas, se paró y fue hasta un cajón y saco una calzoneta blanca para ponerse eso nada más, esa era su gran vestimenta no usaba ni calzoncillos, después de eso me dijo: aquí no debes sentir pena verme desnudo mijo eso son cosas de hombres. La verdad eso fue mucho para mí a corta edad, me despidió como a eso de las 5:00 pm para que me fuera a mi casa, durante el camino me fui recordando todo o que vi en él y me emocionaba saber que mañana debía volver a esa casa.
CONTINUARA…
Que morbo, me pregunto como continua!
La verdad es que ver por primera vez unos genitales masculinos desarrollados da impresión y morbo.