Papá y yo (1)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por gabyhot26.
Hola mis queridos lectores, esto es lo que muchos estaban esperando, saber cómo se dio la relación entre mi padre y yo, sin embargo, he de adelantarles que es un poco largo, espero no les importe.
Como saben, mi nombre es Gaby, tengo 26 años.
Mido poco más de 1.70, tez clara, cabello ondulado largo un poco más abajo del hombro, mis medidas son 125-60-100, por lo que, mi mayor atributo son mis pechos, desde muy chica me crecieron notablemente y son mi adoración.
La historia que les contaré remonta a mi adolescencia, cuando recién cumplía 14 años.
Mis padres se divorciaron, mis hermanos al ser ya mayores de edad (19 y 20 años) no tuvieron problema en elegir quedarse a vivir con mi padre pero mi caso era lo contrario por ser menor y en las cortes se dijo que yo viviría con mi madre, sin embargo, se hizo el proceso necesario y me quedé a vivir con mi padre y mis hermanos, a decir verdad, no la llevábamos nada bien con mi madre, era y es muy chocante parece más una diva que una madre, casi ni nos prestaba atención y su partida nos afectó poco o nada… o al menos eso pensábamos.
Las semanas pasaban y la llevábamos muy bien, papá nos dedicaba mucho más tiempo, salíamos de viaje, hacíamos cosas en familia, ósea, todo en armonía, pero la soledad hizo sus efectos en mi padre, cada vez se le veía más decaído, desanimado y aunque mis hermanos y yo hacíamos de todo para animarlo, algo le faltaba.
No tardamos nada en comenzar a conseguirle citas, salió con muchas, pero nada parecía surtir efecto.
Salió con todo tipo de chicas, de su trabajo, amigas de él, incluso mamás de los amigos de mis hermanos, pero nada.
Mi padre es mercadologo y publicista de grandes marcas por lo que el dinero no era el más mínimo problema.
En ese año, a mis hermanos les obsequio sus primeros autos, un jetta y un Ibiza del año (2005) y a mí una suma de dinero puesta a mi disposición y lo que quisiera así que comencé a comprarme de todo, entre ello ropa, calzado, tecnología y aun así me sobró mucho.
El caso es que mis hermanos pasaban ya menos tiempo en casa estando con sus novias, amigos, fiestas, la universidad y eso y yo me pasaba mucho tiempo en casa con papá, hasta que nuestra relación se hizo muy abierta.
Hablábamos de todo, teníamos mucha confianza, salíamos, jugábamos, era un sueño y de hecho las clásicas crisis de adolescencia de rebeldía y eso creo que nunca las tuve, me dejaba hacer todo con toda libertad, obviamente siendo responsable de mis acciones.
Un buen día, esa confianza nos llevó a tocar temas de sexo y esa índole sin restricciones.
Un sábado invité a amigas a pasar la noche para que viéramos pelis y eso y ellas no dejaban de admirar a mi padre, estaban fascinadas, alto, atlético, facciones rudas, ojos verdes y apenas 37 años.
Babeaban por él, a veces solo iban a verme para hacerle la plática e insinuársele.
Esa noche, todo cambió.
Aun por nuestra edad, papá nos descubrió una botella de tequia y creí que nos reprendería, pero no, solo nos dijo que éramos muy chicas para beber, pero era nuestra decisión, solo que lo mantuviéramos en secreto.
Nos bajamos a la sala y le invitamos a acompañarnos, pero dijo que no, pero que vería la tv estando ahí cerca de nosotros.
Nosotras jugando en el tapete a “reto o castigo” y platicando de tonterías.
En un momento estábamos riendo tanto y medio tomadas que papá no pudo evitar escucharnos cuando mi amiga Raquel se puso a contar cómo era yo de calentona en la escuela, que todos querían follarme y ver mis grandes pechos.
Papá se acercó un poco más y yo les pedía que ya no hablaran de eso, pero más le echaron.
Dijeron de todo y mi papá sólo se reía, yo estaba sumamente sonrojada, acalorada e incómoda, pero a mi padre parece no haberle importado.
La noche pasó y nos fuimos a dormir, no sin antes un último intento de mis amigas por calentar a mi padre, se paseaban con sus shorcitos enfrente de él, coqueteando, pero pue son surtió mucho efecto, aunque no dudaron en tomarse fotos con él.
Al día siguiente nos levantamos muy temprano para desayunar y que mis amigas se fueran a sus casas.
Papá las llevó sin mayor problema.
Cuando ya íbamos de regreso a casa él y yo solos comenzamos a platicar y a reír y me preguntó que por qué no le había dicho de mi comportamiento en la escuela si nos teníamos mucha confianza, yo no supe que decirle, pero le dije la verdad.
Le hice saber que desde los 11 había estado teniendo curiosidad por el sexo por la forma en que me veían los hombres, los amigos, incluso adultos.
Le conté todo, como calentaba a los maestros con mi uniforme, una manera sensual de comportarme y como muchos compañeros y de otros grados querían follarme.
Ese fue el punto y aparte úes quiso saber si ya lo había hecho.
Le dije que sí, pero obvio no le dije que la primera vez fue con mi tío, sino que había sido con un chico con quien me veía que era de prepa.
Llegamos a casa y así estuvimos platicando toda la tarde y hasta la noche, le dije que era muy caliente, que no podía contenerlo, que me encantaba como me miraban y los deseos que provocaba.
Mi padre se mantuvo sorprendido y callado, rara vez me preguntaba algo, me dejaba hablar.
Ese día nos unimos muchísimo más que nunca, me dijo que era normal, que yo era una nena muy hermosa con un cuerpo espectacular a pesar de mi edad, que el hecho de explorar mi sexualidad era normal pero que tuviera cuidado, que usara siempre condón, que me hiciera exámenes médicos con periodicidad y esas cosas, a mí me relajó mucho que lo tomará con tanta calma y ya relajada le conté lo de la noche anterior y el intento de mis amigas por seducirlo, me confesó que lo sospechaba por cómo se estaban comportando pero que pues por obvias razones sería incapaz de tocarlas o aprovecharse, así fueran lo más calientes y discretas posibles, él era un hombre y ellas niñas aún.
Mi padre era único, me sorprendió que se expresara a así conmigo, que dijera las cosas tal cual son y que esperaba que yo fuera así con él, sin importar qué.
Eso fue el parteaguas en nuestra relación.
Con los días hacíamos de todo juntos, íbamos de compras y le modelaba mi ropa, de paseo me abrazaba, salíamos de la ciudad a acampar y dormíamos juntos o muy cerca, fue un periodo sumamente hermoso.
Y aunque todo fluía con naturalidad, nunca sospeché todo lo que había detrás.
Me tomaba y nos tomábamos fotos todo el tiempo, jugueteábamos mucho y por accidente me rozaba o tocaba los pechos y yo rozaba su pene, a pesar de ser muy activa y alerta, no me percaté que él ya me miraba diferente, como mujer.
Y todo se develo a dos meses de cumplir mis 15 años y pasar a tercero de secundaria.
Para ese momento mi cuerpo dio un giro sorprendente, el ejercicio y la naturaleza habían hecho de mí una sensual y ardiente adolecente, mis nalgas bien paraditas y enfundado en jeans ajustados, blusas que dejaban ver buena parte de mis senos paraditos y redondos, una cintura finita y con abdomen marcadito: buenísima.
Las cosas se hicieron más reveladoras, pero casi todo comenzó con lo siguiente: una noche, fuimos a alquilar unas pelis para pasar la noche tranquilos y hasta tarde.
Al llegar a casa papá preparó los bocadillos y yo fui a mi habitación a ponerme ropa más ligera, un short rosita pequeño que marcaba muy bien mi culo, una playerita blanca de tirantes y un top debajo muy delgadito que marcaba muy bien mis pechos y unas sandalias, era muy común que anduviera así en casa, luego hasta en cacheteros y papá en bóxer.
Al bajar, papá ya estaba en la sala con todo en la mesita de centro y él también se había cambiado, tenía una bermuda playera gris, su playera son mangas que usaba para el gimnasio y unas pantuflas de garras de tigre que se veían súper graciosas.
Apagamos la luz, nos sentamos juntos y nos dispusimos a ver la peli.
En un momento, pasó una escena de sexo pues muy reveladora, muy erótica, pero no dijimos nada, la seguimos viendo como si nada, aunque no pude evitar excitarme, tan no lo pude evitar que mis pezones se pusieron duros y se marcaron con mucha notoriedad, me sentía súper caliente y al parecer mi padre lo notó, ya que me miró de reojo y quedó muy impresionado, tanto que al parecer provoqué una erección en él, en esa bermuda se notaba una carpa, intentó disimularlo cubriéndose con una almohada y yo hice lo mismo.
Una vez que pasó la escena y me relajé, papá, pasó su brazo pro sobre mi hombro y yo me recosté sobre su hombro, en esa posición papá tenía una vista perfecta de mis pechos y yo de su pene y noté como le iba creciendo.
De la nada y sin aviso, hizo algo que me dejó perpleja: con el dedo índice del brazo que cruzó sobre mí presionó mi pezón erecto haciendo un sonido de diiing
Él: jaja, lo siento cariño, es que no pude evitarlo, pareciera un timbre.
Yo: jajajaja, te pasas papá”, no lo creí y nos quedamos viendo por dos segundos a los ojos, él sonrió y yo solté una leve carcajada, comenzó la complicidad y seguí el juego, apreté su pene y dije “dooong”, nos soltamos a reír, fue muy extraño.
– ¿verdad que se siente raro?
Él: oyeee, no hagas eso, jajajaja.
Yo: pues si ya me lo hiciste a mí, es justo jajaja.
Él: bueno eeeh, el que se lleva se aguanta.
Puedes soltármelo cuando quieras cariño.
Yo ni siquiera había notado que seguía con su miembro en la mano.
Terminó la peli y nos levantamos para poner otra.
Yo llevé los trastos sucios al lavadero y servir más refresco, pero por un espejo noté como me miraba al caminar, yo moví más mi cadera, no sé bien porqué lo hice, pero lo hice.
Puso la peli y me alcanzó en la cocina.
Él: déjame ayudarte a lavarlos porque ya va a comenzar la otra.
Esto me lo dijo parándose atrás de mí, pegándome su pene en mi culito muy ligeramente.
Yo saqué leventemente mi culo para pegarlo mejor
Yo: no te preocupes papá, es muy rápido, peor si quieres, ayúdame.
Él se quedó parado tras de mí, sentía como palpitaba su pene, estaba muy excitado y yo no dejaba de moverle mi culo, ninguno decía nada al respecto, solo lo dejábamos que pasara.
Nos secamos, nos fuimos al sofá nuevamente, apagamos la luz y nos sentamos juntos, esta vez yo pasé su brazo sobre mi hombro y me recliné sobre su pecho.
Mi padre sintió que mi playera estaba mojada
Yo: oye cariño, tu playera se siente húmeda, cámbiatela, te puede hacer daño.
Él: aaay, pero no quiero subir, solo me la quitaré.
Y ahí frente a él, extendí mis brazos y me saqué la playera quedando solo con el top, ni me acordaba que era semitransparente.
En el instante papá se empalmó y noté.
– ¿Te molesta si me quedo así papá? No quiero incomodarte.
Él: Claro que no me molesta, pero, sigues teniendo tus pezones parados.
Yo: eso es lo de menos, eres mi padre y nos tenemos confianza ¿no es así?
Él: claro que sí hija.
Siendo así, me quitaré mi bermuda, de verdad que me aprieta mucho.
Yo: pues si te sigues empalmando obvio te va a molestar jajaja.
Se quitó la bermuda y oooh por diooos, que cosa tan más grande, la tenía apretada dentro de su bóxer y se notaba muy gruesa y larga, no pude hacer nada más que tragar saliva.
Él: Ya ven hija, que ya es tarde y hay que ir a dormir.
Yo: sí papá, nada más ya no uses mis pezones de timbres jajaja.
Él: ni tú mi pene de palanca de velocidades jajaja.
La confianza era tanta que eso pasó como un juego, un extraño y raro juego padre-hija.
Nos dispusimos a ver la peli.
Comenzó a hacer frío y le pedí a papá que nos tapara con la frazada del respaldo.
Así lo hizo.
Como a mitad de película sentí que su mano que tenía cruzada sobre mi hombro ya estaba descansando sobre mi teta izquierda, obvio no le dije nada, pero de pronto comenzó a hacer círculos con sus dedos juntos sobre ella, como una caricia, bajo la frazada no se veía nada.
De la misma forma discreta deje caer mi mano sobre su muslo y levemente comencé a subirla para sentir su paquete, estaba flácida y aun así tenía un muy buen tamaño, comencé a acariciarla con mis dedos con un frotamiento muy leve de mis uñas, de a poco comenzó a reaccionar a mis caricias y se ponía dura.
Ambos seguimos con nuestros juegos, mis pezones se pusieron duros, él lo notó y me lo comenzó a apretar muy suavemente, hacia circulitos a su alrededor, me estaba poniendo calientísima, me sentía hervir.
Puse la palma de mi mano sobre su pene y sin apretarlo lo frotaba muy despacio de arriba hacia abajo, como una caricia perdida, sentía todo su largo y grueso al hacerlo.
Ninguno dejaba de ver la pantalla, como si nada pasara bajo la frazada.
Faltaba muy poco para que terminará la película y estábamos ardiendo.
Aprovechamos nuestros pocos minutos como si fuera nuestra única oportunidad, de momento metió su mano bajo mi top y apretó mi teta izquierda, la que tenía a la mano, no le cabía completa pues las tenía bastante grandes y me la amasaba con lentitud, sintiendo todo en ella, situó mi pezón entre sus dedos medio e índice y me apretó la teta con suavidad, pero profundo -uuuh-, solté un leve gemido, casi inaudible.
No pude más y de la misma forma discreta dejé de frotar su pene, deslicé mi mano a su muslo y desde ahí metí mi mano al bóxer, de inmediato sentí la cabeza, estaba mojada, ya estaba soltando liquido pre seminal, pero seguí mi camino, no paré hasta que llegué a donde comenzaba su pene, era de verdad muy largo, y desde ahí, la apreté suavemente, de arriba abajo, sin soltarla, lo estaba masturbando.
Papá aumento la velocidad con que me movía mi seno y yo hice igual, aunque la apretaba mi mano no rodeaba toda su verga, estaba muy gruesa.
Sentimos el final de la peli y e automático aumentamos nuestros movimientos, me apretó el pezón con la yema de su dedo índice y su pulgar, lo retorcía muy rico y me amasaba el seno completamente en movimientos circulares riquísimos, yo con mi mano llegué a la cabeza de su pene y comencé a moverla de arriba abajo con buena velocidad, en pocos segundos comenzó a palpitar en mi mano, sabía que venía su semen, la solté, puse mi mano como en cucharita frente a la cabecita y soltó sus chorros.
Evidentemente era mucha como para quedarse todo su semen en ella, pero fui hábil, el primer chorro me llenó la mano, la saqué y puse la otra inmediatamente y mientras soltaba el segundo chorro, saqué la mano de debajo de la frazada a la altura de mi cuello, agaché la cabeza y me la tomé, y así, intercambié manos de semen 6 veces, fue mucho semen, papá no me miraba, estaba con los ojos en la pantalla y respirando agitadamente mientras yo seguía con mi labor.
Metí mi mano una última vez, la llevé hasta la base de su pene y la apreté hacia abajo queriendo sacarle todo lo que le quedaba de leche dentro y así fue, salió todavía un poco más y como tal me la tomé.
Papá sacó su mano de mi top, me lo acomodo bien, yo metí su verga a su bóxer y cuando comenzó la música de término de la película, papá estiró el brazo, nos quitó la frazada de encima y quedamos al descubierto con la luz apagada y solo la pantalla iluminándonos.
Él: buenísima peli ¿no?
Yo: sí, aunque le hizo falta como que un poco más.
Él: ¿de qué hablas? Tuvo de todo.
Yo: si quieres ver una verdadera peli, mañana las escojo yo ¿te parece?
Él: si cariño, hay que hacer esto más seguido.
Tal vez no podamos diario, pero sí tan frecuente como se nos dé.
Yo: es un trato papá.
Por extraño que parezca, no dijimos nada de lo que nos hicimos, estábamos calientes, excitados, oliendo a seme, con su verga marcada en si bóxer y mis pezones apuntando a su cara y aun así no nos dijimos nada.
Apagamos la tv, recogimos, echábamos bromas y todo de lo más normal.
Esta es la primera parte de cómo ocurrió todo entre mi padre y yo, no sé en cuentas partes contaré todo, pero procuraré contar todo tal y como les gusta, pero hacerlo en un solo relato sería larguísimo.
Comenten y envíenme mensajes.
Besitos.
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