"Papi, yo te amo y te deseo.."
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Soy Victor de 39 (cambiado), y el titulo del relato es cierto, es lo que me sucedió.
Me casé con Victoria (cambiado) cuatro años mayor que yo. Ella ya tenía una hija de 7 cuando me casé con ella. Ahora tenemos otro hijo, varon. Pero mi relación con Astrid (cambiado), mi hijastra fue tan especial, que ha cambiado mi vida. Desde pequeña ella me dice papi, y lo sigue haciendo. Ella se quedaba dormida abrazada a mi la mayoría de las noches, yo tenía que pasarla a su habitación. En ocasiones encontraba en sus cuadernos del colegio, ella con diez u once años, en las hojas de atras, mi nombre con un corazón, o simplemente mi nombre y un "te amo". Al inicio mis amistades y yo mismo me explicaba ese comportamiento como de la edad, que toda hija se enamora del padre y otras tantas tonterias.
Lo cierto es que empezó a nacer un sentimiento mutuo, mi esposa decía que eramos almas gemelas. Astrid se bañaba conmigo, los dos desnudos, una psicologa me dijo una vez, que eso es normal y que era una buena costumbre y relación entre padre e hija. Yo no sé de eso, pero mi hija me enjabonaba y se ponía a acariciar mi miembro viril, y claro que se ponía de piedra, bien erguido, a ella eso le parecía divertido. En mi caso, me pegaba una calentadas tremendas, y luego yo le enjabonaba su chuchita tierna y aveces se me pasaba la mano acariciandola y ella se ponía colorada y cerraba sus ojitos. Todo eso pasaba en la ducha sin conocimiento de su madre.
En una ocasión cuando ella tenía doce, llegamos de una fiesta su madre y yo, era tarde en la madrugada y había bebido un poco, no estaba borracho, pero estaba muy cerca de eso. Mi esposa me dijo que fuera a ver si Astrid estaba bien, yo fui a su habitación y me acerqué, esos días había mucho calor en la noche, y ella tenía una camiseta y estaba en bragas, se veía linda, toqué sus largas y delgadas piernas y ella se despertó, me vio y se sonrió conmigo, luego me jaló para acostarme con ella, me dijo que había estado soñando conmigo, yo acerqué mi rostro a ella y nos dimos un rico besito en los labios, primera vez que lo hacíamos, el besito que nos dabamos pasó de ser inocente a ardiente, pues le tomé los labios con los mios, tuve una erección casi inmediata, luego le di las buenas noches y me fui. Para mi suerte mi esposa ya estaba durmiendo, no vio la tremenda erección que tenía.
Astrid, es de piel trigueña, ni blanca ni morena, tiene rostro redondito y unos hermosos ojos verdes, su cabello es castaño oscuro, es delgadita, tiene una cinturita de avispa y sus caderitas empiezas a ensancharse, tiene unas nalguitas muy bien hechas, redondas y paraditas.
Cuando a Astrid le salió vello púbico, dejó de bañarse conmigo, parece que le dio verguenza, además desarrolló a los 13 años. Pero la parte del beso que comente arriba cambió nuestro comportamiento, cuando ella llegaba del colegio y su madre no estaba cerca ella tiraba su mochila y se lanzaba hacia mi y me besaba la boca, yo claro que respondía besándola también, era un beso rapido casi siempre, pero en la boca. Con ella salíamos al cine, en ocasiones a la discoteca, iba su madre también, pero mi hija siempre estaba a mi lado.
Cuando Astrid tuvo sus dieciseis, le fue detectado un cancer a mi esposa, hubo que operarla y luego quimioterapia, algo que es tan lamentable e inhumano, y mi esposa que siempre me pareció atractiva dejó de serlo desde el punto de vista sexual.
Y sucedio. La noche de graduación de Astrid, ella con 17 años, toda una señorita, hubo baile en un respetado salón de la ciudad, a mi esposa le habían hecho otra quimioterapia, no pudo asistir. Luego Astrid me pidió que fuera a la fiesta, normalmente los padres no van a la fiesta de los hijos que se gradúan, pero ella insistió, asi que fui con ella. Astrid había escogido su vestido y yo no lo había visto aún, hasta la fiesta. Era un vestido de una pieza, rosado, pegado completamente a su cuerpo, ya era todo una señorita preciosa, el vestido hacia resaltar su pequeño busto, su cinturita y sus caderas, era cortito, tipo mini. Ella estaba preciosa. Pensé que me quedaría viendola bailar con algún pretendiente, que tenía muchos, pero no fue asi, ella me sacó a bailar y eso pasó casi todo el tiempo que estuvimos alli.
Luego llegaron las piezas románticas, nos abrazamos y las bailamos, hubo un momento, como suele suceder en esas fiestas, que apagaron casi completamente las luces, quedó en penumbras, entonces sucedió que Astrid y yo nos besamos como aquella noche, no se cuanto tiempo fue, pero a diferencia de esa noche, nuestras lenguas se encontraron y se acariciaron entre ellas suavemente. Fue algo delicioso, aún puedo recordarlo. Cuando nos soltamos ella me vio y me dijo "papi, yo te amo y te deseo.", yo la abracé y lo primero que pensé fue salir de alli, ella no preguntó a donde, solo recuerdo que nos metimos al auto, en el sillón de atras y empezamos a besarnos con mucho deseo, parecía que estabamos peleando alli atras, mis manos recorrían el cuerpo de mi hija, en eso ella quedó encima de mi y yo le acariciaba su espalda y sus nalguitas, mi verga ya amenazaba con romper el pantalón. En eso le besé el cuello y segui bajando, le bajé los tirantes al vestido y luego con fuerza bajé el vestido, sus tetitas quedaron libres y comencé a mamarselas, Astrid comenzó a gemir de gusto. Los pezones diminutos de Astrid se pusieron erectos como pequeños tornillos, los chupé y le pasé la lengua varias veces.
Después de un rato de calma, le dije a Astrid que nos fueramos de alli, salimos en el auto, lo primero que se me ocurrió fue entrar a un motel a un lado de la carretera, ella iba abrazada a mi en el asiento del copiloto. Entramos a la habitación, ella me dijo que iba a arreglarse un poco, pues su vestido estaba desalineado, yo me quité el pantalón y la camisa, quedé en playera y boxer, me metí entre las sabanas, luego ella salió del tocador y la vi, estaba hermosisima, solo en ropa interior, un sostén pequeño y un bikini muy sensual, nunca me hubiera imaginado, estar en la cama y ver acercarse a mi hija sensualmente para un encuentro sexual.
Se metió entre las sabanas, nos dijimos algunas cosas dulces, y comencé a besarle los brazos, las manos, luego le quité el sostén y comencé a besar y luego a lamer sus tetitas divinas, metí sus pezones entre mis labios y los apreté delicadamente, Astrid gemía como una gatita, luego me fui hacia abajo y besé su chuchita sobre sus bragas, ella movía su cabecita de un lado para otro, estaba excitandose, luego hice a un lado su braguita y le lamí sus labios vaginales, ella emitió un quejido, después le saqué de su cuerpo su calzoncito tipo bikini, ella quedó desnuda, me coloqué entre sus piernas mientras le besaba sus muslos y la entrepierna, mi lengua llegó a su chuchita y lamí entre sus labios vaginales, ella se retorció en la cama y tomó de la cabeza con sus manos, yo abrí sus labios vaginales con mis dedos, como si fuera una flor, para ese momento no sabía si ella era virgen o no, lamí su clitoris y ella creo que llegó a una rica corrida, gimió y repitió un par de veces, que me amaba desde hace mucho tiempo, yo le daba pequeños toques con la punta de la lengua en su clitoris, eso la ponía frenética.
Luego de comerme su coñito, me fui subiendo sobre ella, quería probar su chuchita fuera virgen o no, yo estaba empalado y tomando mi verga con una mano la puse en la entrada de su vagina, mi verga no es gruesa, pero si larga, asi que la fui penetrando, su chuchita se abrió con dificultad, ella gimió y me abrazó cuando se sintió penetrada por mi dura carne, seguí empujando mi verga y por mi saliva y sus jugos lubricantes, se fue introduciendo adentro de su vagina, su interior era suave y calientito, no me detuve hasta que le metí un poco más de la mitad, ella gemía y chillaba, no se si por dolor o la embargaba la excitación, luego comencé a moverme en su interior, ella seguía abrazada a mi y me metía sus uñas en la espalda. Yo me movía adentro y afuera de su intimidad, lo hacia lento pero profundo, mi verga entraba ahora casi toda, en eso Astrid comenzó a gemir más fuerte -papi, papi..ayypapi, papiii!-, mi hijastra se corrió estruendosamente, yo le besé la quijada, el cuello y luego nos fundimos en un húmedo beso.
Ya era hora de cambiar de posición, asi que como siempre me encanto su trasero, la coloqué al estilo perruno, le dije que bajara la cabeza, me encanta que una mujer se ponga asi, da señal se sumisión y levanta su culito mucho más, no pude evitar darle una chupada de nalgas y viendo su inmaculado culito, deslicé mi lengua entre sus dos lindas montañas de carne y le lamí el ojete de su culo, me gustó, entonces metí medio rostro entre sus nalguitas para comerle su orto de mejor forma. Se notaba que a Astrid le gustaba lo que le hacía, pues movía su trasero de un lado a otro y emitía ricos quejidos. Después de comerle su culito, me puse erguido decidido a cogerla, puse mi verga en su chuchita y se la dejé ir hasta adentro, ella comenzó a gemir de nuevo, lo hacia cada vez que le hundía mi verga en su vagina, me aferré a su delgada cintura y la comencé a follar un poco más duro, los gemidos eran cada vez más fuertes y de pronto ella entró en otra corrida, ella de nuevo comenzó como a chillar, que era la forma de desahogar su excitación, ella dejó caer su trasero en la cama, yo estaba ardiendo,asi que me puse encima la ensarté de nuevo y me puse a follarla duro, los gemidos de los dos se acompasaban, yo le hundía mi verga hasta los guevos, cada vez le di más duro y viendo que ella estaba corriéndose por tercera vez, aceleré y comencé a eyacular una gran cantidad de semen, apenas pude sacar mi verga de su chuchita, cierta cantidad entro en su vagina (por lo que estuve preocupado casi un mes entero), el resto lo deposité en sus nalgas.
Nos quedamos quietos un rato, yo todavía encima de Astrid, poco a poco me fui quitando y descansamos un rato mientras nuestro cuerpo se reestablecía. nos aseamos en el baño de la habitación, luego nos fuimos vistiendo entre risas y besos. De regreso a casa, ella me confió que era su primera vez, aunque me dijo que con los dedos se había roto el himen desde hace unos dos años atras, por masturbarse entendí.
La relación con mi hija se ha vuelto frecuente y más ardiente, sera para otra ocasión. Su madre aún no sospecha.
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