Para los Machos
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por piesgay.
Estabas nadando en el agua fresca de la alberca, el agua apenas calmaba el calor que hacía en las playas de Cancún. Te detuviste para descansar en la orilla de la alberca y fue cuando nuestras miradas se cruzaron. Yo te sonreí con nerviosismo y desvié la mirada. Miraste cada centímetro de mi culo nalgón que parecían dos pelotas de voleibol marcadas muy bien en mi slip de nadador. Te gusto mi piel blanca y lisa en mi cuerpo delgado y afeminado; mis labios carnosos y rosados, con mi cabello alborotado y castaño. Tu traje de baño creció adentro de la alberca pero no te importo al fin y al cabo eres un macho vale madres. Nunca habías sentido esa atracción por algún otro chico o chica; yo era único, algo había en mí que te hacía perder la cabeza y solo pensabas en hacerme tuyo. Saliste de la alberca y trataste de seguirme pero era demasiado tarde ya me había ido.
Llego la hora de la comida, llevabas puesto tu traje de baño y una playera ajustada, negra, sin mangas; te gustaba mostrar a los demás tu virilidad, tu cuerpo juvenil y marcado hasta el último detalle y velludo como un verdadero hombre debe ser. Te dirigiste al comedor y al salir del elevador, volteaste tan solo unos segundos y ahí estaba yo. Solo, acostado en un camastro, en el pequeño jardín del hotel. Estaba en unos shorts que solo cubrían mis nalgas, mostrando mis piernas blancas y lampiñas y una camiseta rosa transparente en donde podías ver claramente mis pezones; ya no sudabas solo por el calor. Te dirigiste a mí, mostrando tu faceta de galán de telenovela para que tu presa cayera fácilmente. Iniciaste con la típica plática, mientras notabas como mi cara se enrojecía. No había duda de era un mariconcito; mis labios eran carnosos y rosas y mis ojos claros con unas pestañas largas y rizadas. No te importo que solo tuviera 16, yo tenía que ser solo tuyo. Mis padres se habían ido de fiesta a los antros de Cancún y llegarían hasta el día de mañana. Perfecto… pensaste; con tus tácticas lograste convencerme de ir a tu habitación, fui presa fácil.
Durante el camino, notabas mi nerviosismo, lo cual te parecía divertido. Llegamos a tu cuarto y como todo un caballero mi hiciste pasar a mi primero, entraste después solo para asegurar bien las puertas, no querías que nadie entrara o saliera. Terminaste de asegurar la puerta, no dejaste que dijera nada. Me tomaste fuerte de mis caderas pegándome hacia ti y metiendo tu lengua a mi boca. Al principio me sorprendió tu beso, pero después me deje llevar y te lo devolví. Tu lengua era la que mandaba en mi boca, jugabas dentro de mí, mis labios te enloquecían, tu barba me picaba, me dabas unos besos tan tremendos que pronto mi boca brillaba por tu saliva.
Me alzaste con tu fuerza y me arrojaste a la cama, te pusiste encima mío besándome de nuevo, pasando tus manos por mi cuerpo afeminado que te parecía tan sabroso, manoseabas mis nalgas con fuertes apretones, después por mis piernas, metiendo tu mano debajo de mi playera y pellizcando mis tetillas. Ya no soportabas mas la espera, me dejaste de besar, mi cara estaba ensalivada. Abriste con tus propias manos mi playera en dos, me besabas mi torso, mientras yo gemía como loco. Te quitaste tu playera, tu pecho musculoso estaba tapizado en vello grueso, formando una “T”, desde el abdomen. Tu traje de baño quedo en el suelo, solo dejando tu bóxer negro y flameado, ajustado en ti. Me dejaste completamente desnudo, pasaste tu lengua por tus labios saboreando mi cuerpo. Mi pene era una cosita comparada con tu fierro, pero ese culo era esquisito. Dos globos bien inflados, blancos y lampiños. Tenías la verga apretada en el bóxer.
Volviste a besarme, nos abrazamos fuerte, uniendo nuestros pechos, nos revolcábamos en la cama de un lado a otro besándonos. Sentías mi suave piel y eso te encantaba. Con tus fuerzas me pusiste boca abajo y luego te encimaste en mi. Todo tu peso me aplastaba, tus pezones rozaban en mi espalda y me dabas unos arrimones con tu bulto en mis nalgas. Y me susurraste al oído.
-Me encantas puto, eres tan caliente. Eres un gran puto.
-Y tu eres genial, perfecto para mi primera vez.
Esas palabras te resonaron en la cabeza. Habías follado tantos culos abiertos, pero hacía años que no te follabas uno virgen. Te levantaste de jalón y abriste mis nalgas; efectivamente era virgen. Un puntito rosa, tan pequeño como un botón. Te diste cuenta que era especial y justaste ser mi hombre, mi dueño para siempre. Te paraste, me diste vuelta de nuevo, boca arriba dejando mi cabeza en el borde de la cama cayendo. Por fin te quitaste el bóxer y tu verga salió disparada en línea recta. Era tu gran orgullo, el verdadero signo de tu virilidad. Era demasiado grande, venosa y muy gruesa, que mis ojos se agrandaron al verla pues era única. La recargaste en mi cara, empezaste a restregar tu verga en mi rostro, tallándola constantemente, para que me impregnara de su olor. Rozaste tu glande en mis labios, y sin aviso me la metiste, pero solo el glande logro pasar a mi boca.
Pero no te ibas a detener, me tomaste con tus dos manos la nuca y metiste el resto de tu verga con tu verga, mi cuerpo se estremecía, me estabas ahogando. La sacaste para que respirara, pero solo era un breve momento y la volvías a meter. Mi saliva te envolvía toda tu verga, era tanta que resbalaba por tus bolas. Mis arcadas te producían placer, mientras me perforabas la garganta hasta el esófago. Al principio yo ponía resistencia pero poco a poco me deje llevar. Me follabas la boca con movimientos fuertes, tus bolas me pegaban en la cara fuertemente; y tu disfrutabas mi boca y gemías sin parar. Me follaste la boca un buen rato, sacaste tu verga de mi boca; escurría de saliva y brillosa. Viste mi cara que estaba roja y con un poco de lágrimas.
-Te gusto la verga de tu macho, puto?. Me dijiste
-Si es muy deliciosa. (Te respondí con titubeos pues mi garganta seguía sensible. Te percataste de que me pajeaba y retorciste con furia uno de mis pezones).
-Tienes prohibido tocarte la verga maricona, solo tu macho puede tocarte entendiste?
-Si mi macho (Yo asentí mientras miraba mi pezón que se había puesto rojo).
Volviste a introducir tu lengua a mi boca y moviste mis caderas hacia ti, alzando mis piernas como una puta; acercaste tu cara a mi ano, percibiendo ese olor natural, sabias que yo estaba en celo. Lamiste mi ano, pasando la lengua lentamente. Disfrutabas el sabor a virgen que tenia. Yo solo arqueaba mi espalda disfrutándote. Me apretabas las nalgas y me dabas pellizcos, las mordías, yo ya era tuyo, era tu puto traga verga, e ibas hacer conmigo lo que te pegara la gana. Besaste mis muslos bien formados. En verdad tenía cuerpo de mujer, pusiste mis piernas en tus hombros y manoseaste mi pecho, mi respiración era rápida. Ya no podías esperar más, le escupiste a tu verga y la trataste de meter pero solo el glande entro; estaba demasiado cerrado mi ojete, mi anillo del ano te apretaba con fuerza tu glande. Empujaste de nuevo, varias veces. Sentías como poco a poco desgarrabas mi ano, lo rompías literalmente. Te encantaba como me rompías, yo gemía del dolor que me causabas al penetrarme y te gustaba.
-Ohh que culo tienes maricon, así aprieta fuerte. No vas a sentarte en dos semanas primor.
Apenas había entrado la mitad de tu verga, así que volviste a empujar más y más con fuerza. Yo seguía gritando mientras mi culo se abrió para que entrara tu enorme verga, que me partía a la mitad, sacándome lágrimas de mis ojos. Con un gran gemido empujaste lo más fuerte que podías hasta que un horrible sonido desgarrador sonó, proviniendo de mi culo. Había entrado completa, tu verga me perforaba las entrañas, sentías el calor dentro de mí, en mi culo jugoso, que te seguía apretando.
-AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!!!!!!!!!!!!!!!!!! SACALA!!!
-OHHH OHHHH, SIII CHILLA PUTO, COMPLACE A TU HOMBRE, TU MACHO. PERO SI TE ENCANTA QUE TE LA META, PUTO ANDA DIME QUIEN SOY?
– Mi macho!! Mi macho!!, ahhhh ahhhhh
Comenzaste a bombearme fuerte, a pelo y sin piedad. Querías verme bien abierto, solo la mitad de tu verga salía y volvías a meter con fuerza. Gemías como una bestia, te encantaba mi culo, bombeabas más fuerte como el hombre que eras. Pronto mis gritos se dejaron a escuchar y gemidos de nena salían de mi boca; lo estaba disfrutando, ya había ignorado el dolor y solo disfrutaba tu verga taladrándome.
-Anda, mmm sii, gime gatita. Dale culo a tu hombre.
Me follaste así durante 15 minutos, sacaste tu verga para ver mi culo, costo menos sacarla. Ya estaba abierto, no tanto como tú lo querías, pero el botoncito rosa que tenia había dejado de existir y había sido remplazado con un hueco. Yo reposaba de la cogida que me habías puesto, te estabas preparando para cogerme de nuevo cuando escuchaste unas risotadas. Te asomaste al balcón y justo a lado había un grupo de chavos universitarios, bebiendo, fumando y divirtiéndose. Te gustaba el público y más si todos eran hombres. Saliste en pelotas y les preguntaste: hey, valedores… nos les gustaría ver cómo me follo a una putita? Uno de ellos, musculoso y tatuado, respondió: A huevo wey.
Entraste de nuevo por mi, seguía recostado sobándome el culo, me tomaste de los hombros poniéndome de pie, mis piernas se tambaleaban por el dolor de mi culo. -Vamos puto que tu macho aun no termina contigo. Me sacaste al balcón, que era espacioso y los barandales laterales estaban muy cerca de las otras habitaciones. Los chicos se quedaron callados al verme, obviamente esperaban a una mujer. Me pegaste el barandal que daba a la habitación de los chavos dando una buena vista de nosotros dos.
-Y este puto de mierda que significa?- pregunto uno de ellos
-Es la putita que me encontré hoy en la tarde, estaba hambrienta de verga y le di lo que quería. Quiero su opinión, valedores.
Separaste mis piernas, yo estaba rojo y con la cabeza abajo por la pena. Metiste tu verga de nuevo pero sin lubricante, me destrozaba el culo. Solté un grito, tomaste mis caderas y comenzaste con las embestidas fuertes. Volví a gemir como una gatita, tu putita. Pronto a los universitarios les gustaba lo que veían, un macho satisfaciendo sus necesidades en un puto. Sacaron celulares y cámaras, tomaban fotos y videos de la cogida que me dabas. Te echaban porras para que me siguieras cogiendo. Tú gemías por la excitación que te daba mi culo, nunca habías follado algo igual. Tus bolas me pegaban constantemente. Me jalaste de los cabellos para levantar mi cara.
-Anda puto, saluda a la cámara. (Me dijiste mientras hacías más fuertes las embestidas. Mi verga estaba parada y rebotando por el movimiento.)
– Vean a este marica, le encanta la verga. Vamos reviéntale el culo.
Te daban todo su apoyo mientras que a mi solo insultos. Lo cual te gustaba, al fin yo solo un maricon traga verga. Los chavos me empezaron a escupir en la cara y seguían tomando videos. Jalaste una silla y me hiciste que te cabalgara, viéndolos a ellos. Empecé a darme de sentones en tu verga, me movía como una puta. Cerraste tus ojos disfrutando como te cabalgaba. Pero ya querías hacerme tuyo para siempre, dejarme tu marca de macho. Tomaste mis piernas y guiaste los sentones, cada vez más rápido. Tú y yo gemíamos, sin parar.
-Ahora si puto. Vas hacer mío!
Los dos gritamos en un gran clímax. Tu semen salía disparado con gran potencia bañándome el culo, era bastante pero solo te había vaciado la mitad de tus huevos. Me sacaste tu verga, me diste vuelta y les enseñaste como había quedado mi culo. Una ola da alabanzas te daban aquellos chicos. Me dejaste con ellos y tu metiste a la habitación, ya estaba oscuro. Te sentaste en la cama, con tu espalda en la cabecera y tus piernas abiertas. Al poco tiempo entre, tenía la cara brillosa por los escupitajos que me habían dado. Viste detenidamente mi cuerpo y tu verga volvió a pararse.
-Te gusto puto? Que tu hombre te reventara el culo? Sabes que ahora yo soy tu dueño verdad?
-Si mi macho.
Cruzaste tus brazos arriba de la cabeza, yo entendí que ahora me tocaba complacerte. Me acosté contigo, lamiendo tus pezones, jugando con ellos. Pasaba mi lengua por tu pecho sudado y velludo; cada musculo, tu cuello, tu abdomen. Baje a tus pies dándote un masaje con mi lengua y subí directo a tu verga.
Con mi lengua recorría tu tronco de lado a lado, chupando cada centímetro. De los testículos, subía directo al glande. Me la metí de nuevo a la boca, tratando de meterla hasta la garganta. Solo logre la mitad, no te importo ya que estabas excitado. Seguí así durante varios minutos, gritaste como bestia y te corriste en mi boca. Tu semen caliente, espeso y abundante inundaba mi boca. Era la primera vez que probaba ese sabor, lo disfrute un momento antes de tragarlo. Me saque tu verga, con tus dedos abriste mi boca.
-mmm buen trabajo putito, te tienes que comer todo.
Me diste una palmada en mi cachete de aprobación. En eso dos disparos inesperados de semen salieron de tu verga, cayendo en mi cara. Te gusto verme así, un putito cubierto de tu semen. Tomaste tu verga y pasaste tu glande por mi cara untándome todo el semen. Te limpie de nuevo la verga. Te acostaste y me recargaste en tu pecho. Agarraste mi verga y comenzaste a masturbar hasta que me corrí, untaste mi corrida en mi pecho.
-Estas consciente de que ya no eres niño? Eres mi hembra, mi puto. Y yo tu macho, tu hombre, tu dueño. Eres de mi propiedad, harás todo lo que yo te diga, no le darás el culo a nadie más que a mí, a menos que yo lo autorice… entendido?
-Si, soy todo tuyo.
Cerramos el pacto con un beso. Nos quedamos acostados, yo recargado en tu pecho varonil, toda la noche. Antes de irme nos dimos un baño, juntos, volviéndome a penetrar. Me diste otro beso, antes de irme. Me fui solo en short ya que rompiste mi playera. Saliste en pelotas al balcón viendo las estrellas y escuchando el mar, pensando en mi y que harías lo posible para tenerme para siempre.
Porfavor, si les gusto comenten. Me gusta saber su opinion.
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