Pequeña sumisa sexual
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Todo empezó en el 2009. Tenía 31 años, mi prima Bety casada con un hombre caucasico, tenían tres hijos, Brandon de 17, Bety de 15 y Katy de 13 años. El relato es de mi sobrina Katy, es una preciosa chica de cabello castaño claro, ojos color miel, es rellenita, a pesar de sus 13 años sus senos son de buen porte y tamaño, y su culito es redondo y de nalgas en forma de lindos globos, toda una preciosura. Ella es muy introvertida, casi no habla mucho, pero sus ojos son muy expresivos. Para mi suerte al parecer a ella yo le gustó desde hace varios años atras. La verdad, sin falta de modestia, yo tengo lo propio y cuido mucho mi imagen. Además como todo hombre a los 31 años ando de cacería a todo momento.
Yo soy casado desde los 25 años y con mi esposa trabajamos en diferentes empresas. Sucedió que mi prima Bety tuvo fuertes problemas con su ahora exesposo, y se separaron, ella nos pidió si podíamos hacernos cargo de Katy, ya que ellos tienen muchas carencias económicas. No dudamos recibir a Katy, en especial yo que siempre había tenido un cariño especial por esta pequeña. También a Katy le emocionó la idea de estar algún tiempo viviendo con nosotros. Debo indicar que mi esposa y yo aún no tenemos familia.
Todo empezó de maravilla, pero poco a poco, vi que a Katy le gustaba estar conmigo en todo momento, aveces me tomaba de la mano o me abrazaba sin razón, y eso comenzó a molestar un poco a mi esposa, aunque en el fondo ella decía que eran cosas de preadolescente.
Cierta noche, estaba viendo tv en nuestra habitación con mi esposa, en eso Katy tocó la puerta y luego de disculparse (ella era muy educada) me pidió que le ayudará con una tarea del colegio, ya eran casi las 10 de la noche, ella debía estar acostada y durmiendo, pero comentó que no podía hacer tal tarea. Asi que me levanté y la acompañe a su habitación, luego la empecé a ayudar, ella tenía una pijama normal de t-shirt y pantalón flojo. Ella se colocó boca abajo, levantando los pies que tenía descalzós, pude ver que eran muy lindos y finos. Pasó media hora y yo aún ayudándola. En eso ella vio que yo tenía ya sueño y me dijo, que me recostara encima de ella, asi que puse mi cabeza directamente sobre sus nalguitas y su espalda, mitad y mitad, eso me fue poniendo cachondo. Luego voltee el rostro y mi nariz y boca estaba sobre la rayita de sus nalgas, ella con el pantalón de la pijama aún. Sentí el olor de su chuchita y de su colita.
-Uyy tio que me estas haciendo?- me dijo ella
-Nada..!- dije nervioso e intenté quitarme. Pero fue ella quien me dijo – no te quites tio!, me gusta lo que me haces!-, entonces yo regrese a colocarme sobre sus nalguitas, solo que ahora le daba besitos y mordiditas a su lingas montañitas de carne. Ella hacia como si seguía leyendo un libro o cuaderno. Yo luego fui bajando el pantalón de su pijama hasta que sus nalguitas y su pequeña braguita quedaron expuestas, seguí besando y dándole mordidas sin lastimar, ella emitia pequeños gemidos, que lejos de hacerme retroceder me hicieron seguir explorando ese cuerpecito de pecado de mi sobrinita. Los besos se convirtieron en lamidas y chupones intensos, hasta me coloqué mejor para seguir comiendome ese platillo tan rico.
Mi verga estaba poniendose durisima como nunca, luego le hice a un lado su braguita y me quedé observando ese lindo orifico redondo de su culito virgen, los labios vaginales finos y pequeños de su rajita. No tardé en darle una chupada de campeonato a sus dos magnificos hoyitos, primero su culito, abri sus nalgas con ambas manos y deposité la punta de mi lengua en su ano, le pase la lengua una y cien veces más, la pequeña ya tenía su rostro contra la almohada tratando de disuadir sus gemiditos. Luego bajé completamente el pantalón de su pijama y abrí sus piernas y nalgas y pude lamer su chuchita, estaba caliente y se empezaba mojar. Mi rostro estaba totalmente entre sus buenas nalgas y mi lengua explorando su culito y su rajita. -tío!, tio!- dijo ella con voz quebrada, la chiquita se estaba corriendo.
El tiempo era oro, no podía estar más tiempo en la habitación de ella, podría mi esposa verificar que pasaba y eso me hizo acelerar los acontecimientos. Me quité mi pantalón de pijama, luego los calzoncillos, mi verga estaba super parada, me fui colocando sobre ella que seguía boca abajo, mi verga a través de mi glande frotó su chuchita, sentí los pocos pelitos de su rajita y frotando y frontando, encontre la entrada de su vagina, fui hundiéndole mi verga, pero ella era bien apretadita, insistí y mi glande fue entrando y la oí chillar, no se si de dolor, de placer o de otra cosa, saqué mi verga un poco asustado, pero fue ella nuevamente la que me tranquilizó -sigue tío! sigue, no me duele!- me dijo sollozando. Volví a la carga, volví a meterle mi glande en su rajita, la fui ensartándo lentamente, bombeaba y empujaba, bombeaba y empujaba mi verga en su rajita.
Mi verga se fue deslizando con dificultad en su vagina, sus nalgas rebotaban contra mi vientre. La cama se mecía suavemente con nuestros cuerpos. Le tenía al menos la mitad de mi pene dentro de su chuchita. Segui penetrándola moviendome encima de ella. Quise acomodarme mejor y tuve que sacar mi verga de su interior. Cuando lo hice vi un poco de sangre en mi tronco y en mi glande. Katy acababa de ser desflorada. Lejos de desmotivarme, eso me volvió un poco loco y me volví a subir encima y la penetré ahora con más propiedad y con más deseo, se la metí casi completa y comencé bombearsela con más fuerza, como queriendo terminar con su desfloración. Ella intensificó su gemidos y pude escuchar otro nuevo orgasmo de su parte. Yo quería llegar al mio y aceleré, apenas pude sacar mi verga de su chuchita, y exploté en varios chorros de semen que acabaron sobre sus nalgas, gemí un poco, era imposible no hacerlo con esa corrida.
Luego me acosté a su lado y la besé, ella respondió a mi beso. -Tio creo que siempre te he amado y siempre quise lo que acaba de pasar!.- me dijo ella. Nos besamos unos minutos más y quedamos en guardar el secreto. Me lavé la verga en el baño y la limpie de la sangre de su himen.
A partir de alli, no podíamos estar solos en la casa con Katy porque terminabamos cogiendo, ella se subia encima de mi, yo me sacaba la verga y ella se hacía a un lado su braguita y yo la ensartaba alli en la sala, echabamos un buen palo con ella jineteando mi verga y sacándome la leche. En la noche, yo le decía a mi esposa que iba a darle las buenas noches a Katy, me sacaba la verga y ella ya sabía, la tomaba con sus manitas y me daba una deliciosa mamada rápida, ella aprendió a tomarse mis mecos y a dejarme la verga limpia. Eso lo haciamos en 10 minutos máximo.
Cuando mi esposa avisaba que llegaría una hora o dos tarde, yo la llevaba a mi habitación a mi cama, y la ponía a cabalgarme de frente a mi, para que yo le chupara sus lindos senos, o biende espaldas, para yo acariciar sus nalgas o meterle un dedo en su culito. Katy gemía hasta no poder de placer, ella alcanzaba con facilidad su climax, dos o más veces.
Ya han pasado cerca de tres años desde esas primeras veces, Katy ya tiene casi 17 años y ya es toda una mujercita bien desarrollada, y no ha tenido novio, solo a mi. A ella me la cojo más veces que a mi propia esposa. La mayoría siguen siendo polvitos rapidos pero cargados de mucho morbo y deseo sexual.
Muy buen relato no hay mejor placer en el mundo que se comparé con tener sexo con las sobrinas