PERDIDOS (CAP 14) LA PRIMERA VEZ DE TOMAS.
Tomy descide hablar con mamá de lo que venía viendo desde hace un buen tiempo. Y Judith lo empieza a instruir en el sexo..
CAPITULO 14:
LA PRIMERA VEZ DE TOMÁS:
Tomy descide hablar con mamá de lo que venía viendo desde hace un buen tiempo. Y Judith lo empieza a instruir en el sexo.
Así fueron pasando los días, semanas, hasta cumplirse dos meses desde que Jonás y Jonathan se daban la “gran vida” con mami.
Ellos fingían (los hermanos) no saber de la relación de Judith, con el otro, pero poco a poco empezaban a acutuar cómo “socio” con respecto a su mamá.
Ella al ver esto, prefería hacerse la desentendida, y seguir pensando cómo que uno ignoraba que se acostaba también con el otro. Ósea, se hacía así misma la idea de mujer infiel, antes de asumirse abiertamente cómo la “hembra” de sus hijos mayores ya que así le resultaba más asimilable.
Los días de calor habían vuelto a la isla y la familia pasaba horas nadando en el mar.
Ella disfrutaba mucho de jugar con sus 4 hijos en el mar, y es que realmente jugaban cómo niños durante horas y horas.
Tomás seguía viendo cosas extrañas entre mami y los dos mayores, caricias (de ellos a ella) besos en la boca, palmaditas en la cola de mamá, comentarios a media voz, risitas complices, etc.
Al comentar esto con Ronaldo, los mellizos menores de Judith, empezaron a poner atención los 2 mellisos a lo que venía aconteciendo, pero ninguno se animaba a comentarlo con la propia Judith, o con los hermanos mayores.
Un día de muchísimo calor, a la tarde después de almorzar en familia, Jonás, Jonathan y Ronaldo jugaban al futbol en la playa con una pelota improvizada.
Mientras que mamá fue a la carpa a tomar una siesta.
Entonces, Tomi, la vio acostada en el colchón donde dormía con Jonás, y se acostó con ella.
Judith, lo abrazó tiernamente y se dispuso a dormir con él.
Se estaba quedando dormida, cuando Tomás la besa tiernamente en los labios y ella le responde con una tierna sonrisa.
- ¡Epa! ¿y ese besito a mami? Le pregunta ella acariciándolo tiernamente.
- ¡Así te besan Jonás y Jonathan!… ¿Yo no puedo? Le pregunta Tomi, acariciándole los pechos, cómo los ha visto a Jonás y Jonathan, cuando acarician esporádicamente a mamá en publico.
- Me parece que andás viendo cosas que no tendrías que ver. Le comenta Judith sonriéndole tiernamente.
- Perdón mami. ¿está mal? Le pregunta Tomás en su pura inocencia de jovencito que recién despierta a la vida a sus tardíos y casi 21 años.
- No mi amor, está bien, mami los quiere mucho a todos ustedes, y está bien que haya amor entre nosotros. Tomi mi amor. Mamá sabe que estás muy pendiente a ella, que la mirás, y que observás su ropa interior cuando me la saco…. contale a mami, ¿Qué haces con sus bombachas? Le pregunta Judith entre caricias.
- Me gusta verlas, son distintas a los calzoncillos y…huelen distinto, Rony también lo hace mami. Le dice Tomás.
- Y eso ¿te gusta? Insiste Judith.
- ¡Si me encata! Nunca vi a una chica sin ropa. Le confiesa él, lo que para ella era obvio.
- ¿Se te pone duro el pene? Indaga su mamá muy curiosa.
- ¡Durisimo! ¿Por qué mami? Le pregunta el chico.
- ¿Viste alguna vez una chica desnuda? Pregunta su mamá.
- – No, la verdad que no. Responde él.
- ¿Te gustaría ver? Le pregunta Ella.
- ¡Si se puediera me encantaría!, pero Vos nunca nos dejaste baniarnos con Vos. Responde Tomás.
Entonces Judith, se levanta de la cama, va hasta la entrada de la carpa, y mira hacia la playa cómo juegan entretenidamente el resto de sus hijos, Ella cierra bien el cierre de la carpa, y se para junto a la cama donde estaba acostada con Tomi.
- ¿Te gustaría verla a mamá sin ropa? Le pregunta Judith.
- ¡Bueno! Le contesta él.
- Está bien, ¡pero esto será un secreto entre Vos y mamá! … ¿entendido ¿. Le hace jurar Judith.
- ¡Entendido ¡. Responde algo desconcertad y asustado su hijo.
Entonces, ella desata su castaña clara melena dejándola caer por sus hombros y espalda, se saca la remera azul que traía puesta, se saca el corpiño negro, liberando sus hermosas tetas ante la atenta mirada de su hijo, que la miraba sentado en el colchón.
Ella se saca el short negro, y queda solo con una bombacha negra puesta. Frente a su hijo.
Sus miradas se cruzan y ella le sonríe.
- Vení acércate a mami. Lo invita Judith.
El chico la obedece levantandoce de la cama y yendo hacia ella con emoción.
Ella le toma una de sus manos, y le hace acariciarle los pechos.
Los acariciaba torpemente y sin grcia. Entonces su mamá le vuele a tomar la mano y guiándola en silencio por sus pechos, le va enseñando a acariciar a una mujer.
Ell le suelta la mano, y su “alumno” intenta hacerlo por si mismo. Y Judith, se relaja cerrando los ojos y entregándose al placer.
Ella pareció olvidarse del mundo, cuando su hijo poco a poco fue aprendiendo a cómo tacarla, y Tomi totalmente desconcertado pensaba que la estaba aburriendo y detuvo sus caricias.
Entonces nuevamente y con gran ternura, mami tomó su mano y se la dirigió al rostro de ella, lo acarició durante un largo rato. Después, Judith entreabrió sus labios, besó y besó la mano de su hijo, y entonces sacó su lengua y la lamió, lamió la palma de la mano durante un buen rato, luego lamió los dedos uno por uno. Chupó cada dedo, y cuando la mano de Tomi estaba lo suficiente mojada y babeada por ella, Judith quiso que su hijo pruebe el sabor de la saliva de mami.
Entonces, le indicó que abriera su boca y se chupase la mano cómo ella se lo había hecho y recojiera y se comiera toda la baba de mami. Y mientras el chico la obedeció, ella miró hacia abajo y vio la brutal erección que tenía Tomás.
Pero entonces, si bien ella también estaba muy excitada, Judith tuvo miedo de que de repente los chicos regresaran a la carpa y los vieran en esta situación.
- ¿Te gustó lo que hicimos con mami? Le preguntó Judith.
- ¡Me encantó! Le respondió Tomás.
- Te prometo que va a ver más, mucho más, … ¿Queres ir al mar con mamá? Lo invita ella con necesidad de darse un chapuzón para bajar la calentura.
- ¡Vamos! Acepta su hijo.
Ella se pone el corpiño y sale de la carpa en su conjunto negro de bombacha y corpiño cual si fuera un bikini. Y su hijo Tomas sale en calzoncillo rojo y en cuerito.
Ambos caminan hacia el mar y Judith no dejaba de mirarle la erección a su inocente Tomi.
Al llegar al agua, madre e hijo nadan cada uno por su lado.
Judith se sentía muy excitada pero también muy aliviada de haber tocado por fin “el tema” con Tomás, era algo que se veía venir y tarde o temprano tendría que afrontarlo.
Ya solo le quedaba Ronaldo, pero estaba dispuesta a darle su tiempo y que al igual que lo había hecho Tomás, que sea él quien busque hablar del “tema”.
Tomás por su parte, si bien no sabía muy bien que pensar, tampoco podía sacarse de la cabeza lo que había vivido con su mamá.
En un momento ella se acerca a él,
- ¿Más tranquilo? Le pregunta Judith con una pícara sonrisa, en clara referencia a su erección.
- Si mami, pero … ¿me podés mostrar más? Le pregunta Tomi un poco avergonzado.
- Sí, claro, cada vez que estemos solitos mami te muestra lo que quieras, ¿solamente vas a querer ver? Le responde ella.
- No sé, ¿se puede algo más? Pregunta muy curioso Tomi.
- ¡Jajajaja, se puede todo lo que le pidas a mami, siempre y cuando lo hagas cómo ella te diga! Le responde Judith.
- ¡Claro, así será mami! Responde entusiasmado Tomás.
- Hoy en la carpa me quedó por mostrarte cómo es mamá por abajo, ¿queres ver? Le pregunta ella.
- ¡Si! ¿pero acá? Responde Tomás.
- Dame la manito que mami te muestra. Le pide dulcemente Ella.
Entonces Tomi extiende su mano, ella la toma y la mete abajo del agua, y la lleva hasta su entrepierna, abre un poco sus piernas, y le hace acariciar la vagina, por encima de la bombacha.
- ¿Sentís la conchita de mami? Le pregunta Ella tiernamente.
- ¡Aahh, jajá, si! Responde Tomi lleno de inocencia.
- ¿Queras tocarla? mira sentía. Le dice Judith, metiéndole la mano por dentro de la bombacha.
Tomi la acaricia suave y cariñosa, aunque torpemente, se detiene a jugar con los vellos de la espesa y densa mata que de pelos que rodeaba la concha de Judith, quien le sonreía tiernamente mientras lo sentía jugar que su pelambre de allá abajo. Pero entonces, curioso por la zanjita del medio que tocaban sus dedos, Tomi mete uno de ellos en ella.
- ¿Qué encontraste? Jajá…despacito con mami ahí, despacito con mami ahí. Le dice Ella al sentirse penetrada por los inexpertos dedos de Tomi.
- ¡Es hermosa y profunda! Le dice el chico sorprendido.
- Te voy a enseñar a acariciar a mamá ahí abajo, Le dice Judith, tomándole la mano y el dedo. Entonces comienza a masturbarse suavemente con la mano de Tomi.
Entonces Judith se baja un poco más la bombacha, intenta sacársela, pero cómo a la profundidad del mar a la que estaban, el agua les llegaba casi al pecho, ella le pide a Tomi que se sumerja y le ayude sacarse la bombacha, dándole también permiso para abrir los ojos abajo del agua para poder verle la concha bien de cerca.
El chico la obedece encantado y emocionado. Se sumerge y al abrir los ojos de bajo del agua, aparece frente a él esa concha maternal rodeada de una densa y espesa mata de pelo negro que la recubría por completo.
El chico olvida a lo que había ido allá abajo y se queda unos minutos aguantando la respiración viendo “el tesoro de mamá”, y hasta se atreve a rosarlo con la punta de sus dedos.
Al sentir el rose de la mano de su hijo, allá abajo, Judith se sonríe tiernamente, y piensa: ¡Me la encontró!
Apremiado por la falta de aire, Tomás, saca la cabeza fuera del agua, y al tomar aire la ve sonriente a la mamá, que le preguntó:
- ¿Y la bombacha de mamá?
Pero Tomás se sumerge nuevamente casi sin escucharla. Y vuelve a detenerse frente a aquella visión del velludo pubis de Judith y esa increíble concha tan cerca de él, que alguna vez vio esporádicamente y de lejos, cuando por ahí la podía espiar en alguna ida a mear de ella al medio del monte cuando no estaban cerca del campamento.
Ella vuelve a sentirse rosada por los dedos de su hijo, entonces le toma la mano, y le hace meter un par de dedos dentro de su vagina.
Pero obviamente la escena no dura mucho, puesto que la falta de aire lo obliga a emerger nuevamente.
Ella lo mira con cariño y ternura, al verlo fascinado con lo que había encontrado allá abajo, ella suponía que tal vez era la primera concha que veía, y en efecto así era, pero no era la primera vez que se la veía.
A la cuarta inmersión y al emerger de ella, por fin Tomi le trajo a su mamá la bombacha negra, después de ayudarla a sacársela.
Entonces, Judith tomándolo de la mano, le indica que caminen un poco más hacia lo profundo, y cuando el agua les llegaba a los hombros, ella volvió a pararse frente a él.
Abre las piernas (Ahora ya más cómoda al no sentirse mañada por la bombacha) y tomándole nuevamente la mano a su hijo, vuelve a indicarle cómo pajearla.
Él chico pareció aprender enseguida a complacer a mami. Ella lo tomó por los hombros, abrió más sus piernas y las flexionó haciendo que el agua le llegue a sus labios, solo quedándole la nariz afuera para poder respirar.
Miró nuevamente a la playa, y allí a lo lejos estaban el resto de sus muchachos jugando muy entretenidamente al futbol. Y viendo que nadie los sorprendería en aquella situación, fue que entonces Judith se aferra a los hombros de Tomi con sus dos manos, cierra sus ojos y se entrega al placer que le daba su hijo al pajearla en el mar en aquella soleada y calurosa tarde.
Tomás notaba cómo mamá cerraba sus ojos, y por momentos se dejaba caer sobre la mano que él tenía sobre la vagina, se dejaba caer, hasta que el agua la tapaba por completo, para volver a emerger y tomar aire, y dejarse caer violentamente sobre la mano de Tomás quien, en cada nueva entrada de los dedos en la concha de su mamá, los movía dentro de ella, provocando que Judith de gritos de placer ahogados por la profundidad de aquel mar. Y solo dejándole ver a su hijo, cómo una gran cantidad de burbujas salían de la profundidad del mar, con cada grito de mamá abajo del agua.
Ella estuvo unos minutos dando verdaderos saltos sobre la mano de Tomás, hasta conseguir su orgasmo, que ahogó abajo del agua con una gran cantidad de aire exhalado por su boca en la profundidad de aquellas aguas.
Acto seguido, se soltó de Tomás, y dejó su cuerpo flotar en el mar bocarriba durante un largo instante mientras se relajaba y se recuperaba de los efectos de aquella paja marina que le había hecho su hijo.
Mientras Judith, flotaba descansando y relajándose, su hijo disfrutaba de la espectacular visión que le daba su mamá flotando casi desnuda bocarriba solo con un corpiño negro cubriéndole las tetas que alguna vez lo alimentaron a él y sus hermanos.
- Veni mi amor, acércate a mami. Le pide ella con voz suave y tierna sin interrumpir su placida flotación.
El chico se acerca, y se besan tiernamente en los labios. Entonces Judith, se pone de pie y se dispone a complacer a su hijo.
Ella comienza a manosearle el “paquete” a Tomi, y este comienza a crecer dentro del calzoncillo.
Entonces, ella lo saca del calzoncillo y empieza a pajearlo suave y delicadamente.
- ¡Aaaahh, mamita! Le dice él muy excitado con la paja que le hacía ella.
- ¿Te gusta lo que hace mamá? Le pregunta ella, mientras miraba hacia la costa viendo jugar a sus otros charros al futbol en la playa.
- ¡Me encantaaaaa, más rápido, más rápido! Le pide su hijo.
Entonces, viéndose haciéndole una paja a su hijo, y viendo al resto jugando a la pelota en la playa frente a ellos, Judith volvió a excitarse, y tuvo una idea.
Dejó de pajearlo, y le pidió que la siguiera nadando. Ambos nadaron varios metros en paralelo a la costa hasta perder de vista al resto de los muchachos allá en la playa frente al campamento familiar.
Entonces Judith, le pidió que salieran del agua, y caminaran por la playa.
Ella se saca el corpiño negro y queda completamente desnuda en aquella playa desierta a solas con uno de sus hijos.
Ella le pide que se saque el calzoncillo y la acompañe en una caminata por la playa completamente desnudos. Y caminan hasta llegar a un sector donde en la playa había varias rocas de gran tamaño.
Judith se recuesta sobre una de ellas y realiza poses sensuales y por demás provocativas aún más estando ella completamente desnuda.
Entonces, Tomás no aguanta más y se abalanza sobre mamá y empieza a manosearla torpe y desesperadamente, provocando la carcajada en Judith, al verlo a su hijo desesperarse torpemente con ella, sin saber cómo meterle mano a una hembra que se está regalando completamente desnuda en una playa desierta y remota en alguna isla perdida en este mundo.
- Veni con mami, que te voy a enseñar a calentar a una mujer… ¿queres que mamá se caliente cómo hoy? Le dice Judith tiernamente entre risitas.
- ¡Si me encantaría ¡. Le responde Tomi.
- Beni mi amor, venga acá con su mami. Le pide ella dulcemente poniéndose de pie frente a él.
Entonces, Judith le toma las manos y le hace tocarle y acariciarle los pechos. Y así lo hace durante un rato, hasta que cada vez Tomás va mejorando la calidad de sus caricias y entonces mami empieza a disfrutarlo.
Entonces, Judith le acerca uno de sus pechos a su boca, e instintivamente Tomás abre su boca.
- ¡Vamos bebé tome tetita que la mami le da! Le pide Judith, ya excitadísima,
Tomás chupa y lame el pezón de mamá con cuidado, delicadeza y ternura, y esto a Judith la estaba volviendo loca.
Ella lo acariciaba y miraba al cielo cerrando sus ojos entregándose una vez más al placer con Tomás.
Entonces, Tomás la mira a mamá, y la ve mirando hacia arriba entreabriendo y cerrando su boca, los ojos cerrados y sus manos lo acariciaban tiernamente, mientras una pequeña pero constante brisa jugaba con su largo pelo castaño claro.
Tomás, baja una de sus manos, hasta la concha peluda de Judith, quien, al sentir el contacto de la mano de su hijo, nuevamente en ese lugar, abre instintivamente sus piernas, y consiente de que el chico ya había sido instruido por ella misma de cómo “manejarse” allá abajo, lo deja hacer, sabiendo de que la hará gozar una vez más.
Tomás por primera vez en su vida toca una concha, húmeda, o más bien ya casi mojada.
El chico se sintió extrañado y curioso, pero supuso que preguntarle a mami, si se había meado o si se le había escapado un chorrito, era poner en evidencia y vergüenza a la dama, por lo que siguió adelante con su trabajo, y metió un dedo, el cual entró con facilidad, y entonces metió un segundo dedo.
Sintió temblar a Judith, cuando de una lenta masturbación pasó a una paja más rápida sin dejar de mamarle las tetas, cosa que ella misma se encargaba de irle cambiando la teta cada cierto momento, para que cada teta tuviera su turno en la cada vez más experta boca de su hijo.
Entonces su mamá interrumpe la mamada de teta que le estaba haciendo su hijo, y lo besa apasionadamente, tomándolo por sorpresa, sin saber cómo corresponderle, por lo que se dejó invadir por la lengua de una ya desesperada Judith que no daba más de la calentura.
- ¡Arrodíllate, vas a probar el sabor de mami! Le dice ella
El chico se arrodilla, y ella se para frente a él, tan cerquita de la cara le pone su concha, que los pelitos le rosan la cara.
Instintivamente el chico huele esa concha peluda que tenía frente a su nariz.
- ¿Te gusta el olor de mamá? Le pregunta Judith.
- Sí, me gusta mucho. Responde él.
- Saca la lengüita y dale una probadita a mamá. Le pide ella.
El chico, besa tiernamente la concha de su madre, se relame los labios, y tanto cómo con el olor, cómo con el sabor, comprueba que mamá no se había meado, sino que sus flojos la habían empapado así.
Entonces saca su lengua, y comienza a lamerle la concha a Judith, desde abajo hacia arriba, para después volver hacia abajo.
Ella lo acariciaba con desenfreno y locura, y cuando estuvo a punto de tener su orgasmo, lo separó de ella, y subiéndose a la roca y quedando a cuatro patas sobre ella, Le indicó a Tomás que se colocara por detrás de ella.
Se lubricó el hoyo del culo untándole sus propios jugos vaginales, y previendo de que en su primera vez Tomás no aguantaría y se correría enseguida, le pidió que la penetre por el culo.
Tomás lleno de ganas de penetrarla por donde sea, se lo hundió de un solo empujón. Ella sintió algo de dolor, pero aguantó sin hacer mueca, gesto o sonido alguno, para no asustar a su primerizo hijo.
Y tal cual lo había calculado Judith, a la cuarta embestida su hijo empezó a derramarse dentro de ella.
- ¡Aaaaahhh mamáaaa Sos mi locuraaaaaaaa! Gritó Tomi con su orgasmo llenándole las entrañas a Judith de leche caliente y espesa.
Cuando Tomás sacó el pene del culo de su mamá se sentó en la arena, y mientras ella se bajaba de la roca, el chico contemplaba la belleza de la desnudes de su hermosa madre.
Ella mientras el chico descansa sentado en la arena, se pone el corpiño y la bombacha, y lo ayuda a ponerse de pie, le pone su calzoncillo, y ambos van al mar para regresar a “casa” nadando.
Llevaban un buen trecho nadando, cuando ella siente que el “enema” de leche que le había hecho uno de los mellizos, le estaba pidiendo salir, y empezó a sentir que se cagaba con cada movimiento que hacía para nadar. Pero ponerlo en aviso a Tomi de lo que le pasaba, la avergonzaba, por lo que decidió retrasarse en el camino y cagar tranquila en el mar.
Con muy poco esfuerzo, logró expulsar casi toda la leche, que salió desde el interior del vientre, acompañada de de su caca., y ocultando la evidencia en su bombacha, por lo menos mientras Tomi todavía estaba relativamente cerca de ella, y después liberó el desecho procurando no ser vista por Tomi y siguió su camino tras ei chico.
Al llegar al lugar donde estaba el campamento, los chicos ya estaban todos bañándose en el mar, y Tomás y Judith, se quedaron nadando con el resto de la familia.
Judith, se había quedado con una gran calentura, por no haber podido concretar su orgasmo, pece haber disfrutado muchísimo con el anal de su Tomi. Pero se sentía muy aliviada de haberlo hablado al “tema” con Tomi, y estar cumpliendo cómo una “buena madre”. Y habrá oportunidad de apagar su calentura con alguno de sus restantes machos, porque a partir de hoy, Judith ya tiene tres vergas bien paradas solo por y para ella. La única hembra de la isla.
Me encantó! Me gustaría que próximamente Tomy o Ronaldo sí la vean a la mami meando o cagando y se animen a probar esa deliciosa experiencia con su viciosa hembra. Sería un buen disparador de morbosidad.