PERDIDOS: (CAP 15) VIDA DE SEXO Y PLAYA.
La mamá y 3 de sus 4 hijos viven una vida de ensueños a puro sexo y playa, a la que solo le falta sumarse Rony..
CAPITULO 15:
VIDA DE SEXO Y PLAYA:
La mamá y 3 de sus 4 hijos viven una vida de ensueños a puro sexo y playa, a la que solo le falta sumarse Rony.
Los chicos, Jonás, Jonathan y Ronaldo seguían jugando con aquella pelota de trapo, pero ahora en el agua.
Tomás y Judith, trataban de integrarse al juego, pero sus cabezas estaban en lo que había pasado entre ellos. Tomás, porque no podía creer la que había vivido hace apenas unos instantes con su madre.
Y por su parte Judith, que no se sacaba con nada la calentura con la que la había dejado Tomás, que había acabado apenas cuando ella empezaba a disfrutar de la rota de culo que le estaba dando uno de los hijos más chicos de ella. Y, por otro lado, era la primera vez que había tenido sexo en una playa al aire libre, y casi en frente de sus otros hijos.
Pero también estaba asombrada con ella misma, por lo rápido que dejó que todo pasara con Tomi, quizás hoy solo hubiera sido prudente de su parte, haber tenido una charla sincera y quizás hasta íntima con él. Pero sentía que había ido demasiado lejos en muy poco tiempo con el pobre inocente muchacho. Y es que quizás la agarró a ella misma en una etapa donde ya está impaciente porque pase lo que tiene que pasar, y es que todos sus hijos se enteren de lo que venía pasando entre ella y Jonás y que después también se le sumó Jonathan, y que al final todo parecía indicar que el que se terminara revolcando con todos ellos solo era cuestión de tiempo, y ese tiempo ya se estaba cumpliendo y lo inevitable estaba ocurriendo. Y ella ya no aguantaba más estarse escondiendo de los demás cada vez que se revolcaba con Jonás o con Jonathan.
Judith se sentía definitivamente aliviada y contenta de que toda esa estresante situación estuviera llegando a su fin. Solo faltaba comunicarles a Jonás y Jonathan de que Tomás se había sumado al “juego”, y que después entrara también Ronaldo y ¡ya está! Nadie se esconde más de nadie.
Esta misma tardecita en el manantial lo hablaría con Jonás y en algún otro momento con Jony, y después aclarar bien el tema con el propio Tomi, y a esperar que en algún momento se sume Rony.
No pasó mucho tiempo, que mientras todos jugaban, Tomi, Jonás y Jonathan, cada uno por su lado y a su manera, empezaron a acosar a mamá.
Jonás y Jonathan, nadaban cerca de ella y ya sea si nadaban por abajo del agua, le daban Jonás le acariciaba la cola o la concha por encima de la bombacha, y Jonathan, le daba groseros manotazos y manoseadas en la cola o en la concha. Y si nadaban por la superficie, le acariciaban las tetas.
En un momento Tomi se acercó tiernamente a Judith, ella estaba sola mientras los otros se diputaban la pelota bastante alejados de ella.
- ¿Qué pasa mi amor? Le pregunta dulcemente ella.
- Quería decirte que te amo y agradecerte por lo de hoy, ¡no me lo voy a olvidar nunca! Le dice Tomás.
- ¡Jajajaja, Yo tampoco mi amor! Le responde ella.
- ¿Puedo acariciarte? Pregunta Tomi aprovechando que mami está solita.
- Bueno mi amor, ¡pero que no nos vea nadie! Le pide Judith en un tono tierno y juguetón.
Entonces Tomás extiende su mano y comienza a tocarle los pechos tal cómo ella le había indicado.
Mientras tanto, y aunque el agua le llegaba casi al cuello donde estaban parados, de modo que nadie se daría cuenta de nada, Judith no perdía de vista a los demás chicos que jugaban a lo lejos, mientras ella y Tomás volvían a tener arrumacos “enfrente de todos”.
Tomás la acariciaba, y y una enorme erección comenzó a crecerle nuevamente.
Entonces, bajó su mano hasta la vagina de Judith y posó su mano sobre la concha de su mamá por encima de la bombacha.
Ella separó sus piernas, y lo dejó hacer.
Tomás la acariciaba tiernamente, y ella le tomó su miembro totalmente erecto y sacándolo del calzoncillo comenzó a pajearlo.
- ¡Ahhhh, mamiii, ahhhh, me encantaaaaaaa, te amo ¡. Decía él entre jadeos de placer.
- ¡Mamá también te ama bebé! Le responde Ella con una sonrisa cómplice, mirando de reojo para donde estaban los demás y cuidando que nadie se acerque.
- ¡Aaaaaaahhh, te amoooo! Gime Tomi teniendo su orgasmo.
Ellos se abrazan y se besan apasionadamente.
- ¿Harías lo mismo con mami?,, ¡pajeala a mami ahora que estamos solitos! Le pide ella,
- ¡Si claro ni hablar! Le contesta él volviendo a poner su mano por encima de la bombacha, y acariciándole la concha otra vez.
- Esperá un poquito Tomi. Le pide su mamá en voz baja y sujetándole la mano que tenía puesta en la concha y por encima de la bombacha.
- ¿Qué pasa mami ¿. Le pregunta él, mirando hacia donde estaban sus hermanos jugando. Y estaba todavía en eso, cuando siente que en la mano que tenía puesta en la concha de Judith, un líquido caliente sale con un chorro a presión, calentándole la mano y el agua en esa zona donde estaba su mano, y por momentos parecía que lo iba a quemar.
- ¿Te estás meando? Le pregunta sorprendido él, mientras ella le presiona la mano contra su concha.
- ¡Jijijiji, si hijitoooooo no me aguantaba más y te la quería regalaaaaar! Le responde Judith entre risitas meandole la mano a Tomás.
- ¡Guuuuuaaaauuu, me encanta cómo se siente en el agua! Le responde él recibiendo el caliente meo de mamá en su mano.
- ¡Aaaaaaaahh, qué bueno!, Dice Judith, mientras terminaba de mear, esforzándose para sacar de su vejiga hasta la última gotita.
- ¡Me encanta tu regalito mami, te adoro” me encantaba espiarte cuando meabas! Le confiesa él en ese momento de emoción.
- ¿Ah sí?… mira Vos, ¿Sabes que mamá tenía la sensación de que muchas veces alguien me espiaba cuando meaba en los yuyos? Le responde Judith, cayendo en la cuenta de quién era el que la acechaba en esos momentos del día.
- ¿Podemos hacer esto más veces? ¿cuando estemos en el mar y tengas ganas de mear, me avisas para ponerte la mano abajo? Le pregunta Tomi totalmente fascinado con la experiencia vivida.
- Está bien, pero…. ¿cómo hacemos cuando estés lejos de mami, y quiera mear? tendríamos que tener una clave con la que Yo ye pueda llamar para mear en tu mano. Dice Judith pensativa.
- ¡Decime Tomi mi amor vení, o simplemente Tomi mi amor si es que estoy cerca y solo tengo que ponerte la mano abajo, Dice el chico!
- ¡Ahhhhh, dale! Concuerda Judith con su hijo.
- ¡Uy ahí vienen los chicos! Dice Tomás, y ahí se interrumpe la privacidad entre ellos. Y ambos Tomás y Judith, se integran al juego con el resto, cómo para no llamar la atención.
Todos juegan animadamente durante 3 horas y medias más. Entonces la mamá de los chicos sintió frio y pensó en salir del agua un rato. Pero antes de salir del agua había algo que quería hacer.
- ¡Tomi mi amor veni! Llama Judith a uno de los mellizos.
- ¡Ahí voy mami! Le responde él, nadando raudamente hacia ella.
Al llegar a donde lo esperaba ella, el agua le llegaba casi al pecho. El chico sin decir nada le pone la mano sobre la vagina y por encima de la bombacha negra a Judith, quien al sentir la mano de su hijo inmediatamente abre las piernas para darle lugar a esa mano para que se pose en su bombacha cubriéndole toda la concha.
- ¿Cómo la estás pasando mi amor? Le pregunta ella simulando tener un dialogo con el chico, mientras esperaba a que su meada empezara a salir.
- ¡Bien mami, muy bien…! ¡Qué calor, ojalá ya empiecen los días de calor! Comenta Tomás siguiéndole la corriente a su mamá, mientras ella comienza a descargarse en su mano.
En ese momento ambos se miran y se sonríen mutuamente.
- ¿Te gusta mucho esto mi amor? Le pregunta Judith casi en voz baja mientras meaba sobre su mano.
- ¡Si mami, y no sé por qué, pero el que lo hagamos delante de los demás y sin que se den cuenta, y que tengamos nuestras palabras claves, me excita mucho! Le comenta él disfrutando de la meada que mamá le estaba echando en su mano.
- ¡Jajajaja, morbosito había sido mi chiquito de la mamá! Comenta ella y al fin del comentario acaba su meada.
- ¿Listo? Pregunta Tomás al notar que ya no salía nada de la concha de su mamá.
- Listo bebé. Eso quería mamá. ¿te vas a quedar un rato más? Mami tiene frio y va a salir un rato, tengo cosas que hacer. Le dice Judith.
- ¿No podemos estar juntos allá afuera del agua? Le pregunta pícaramente Tomás.
- Para lo que estás pensando, no. Además, en un rato seguro vamos a salir a caminar con Jonás. Le dice ella.
- ¿Le toca “el turno” a Jonás? Le pregunta él guiñándole el ojo.
- ¡Tomás, no le hables así a tu madre! bueno, si es el turno de mamá con Jonás, pero Vos no deberías saberlo. Le dice Judith avergonzada.
- ¿Y cuándo es el mío? Le pregunta Tomás.
- Y hoy ya fue mi amor, mañana cuando mami tenga un rato a solas y esté tranquila te aviso y vemos a donde vamos un rato…. ¿te gustó hacerlo en la playa al aire libre hoy? Le dice Judith.
- ¡Me encantó! Responde Tomás.
- ¡Si, a mí también me encanto hacerlo en la playa! ….. Bueno, entonces podríamos volver al mismo lugar. Le propone ella.
- ¡Dale, me encantaría ¡. Le responde Tomás.
Y dicho esto, Judith se va y lo deja con sus hermanos.
Tomás viendo que ya hoy no pasará nada más entre él y su mamá, se hace una buena paja recordándola meandole la mano, y complacida su calentura, se pone a nadar con sus hermanos.
Cuando comenzó a caer el sol, los muchachos salieron del mar, y fueron al manantial a darse el baño de agua dulce para sacarse la sal del mar de sus cuerpos, y cuando volvieron al campamento, Judith tomó sus cosas, y fue a darse su bañito cómo acostumbraba en cada tardecita en aquel manantial. tal cómo era costumbre también su hijo Jonás se las ingenió para acompañiarla en aquel momento tan especial del día para ambos.
Aunque Jonás no lo había pensado, y en parte porque tampoco todavía sabía la “última novedad” que le tenía su mamá. Ya se estaba volviendo cada vez más fácil escabullirse de sus hermanos, para tener un encuentro amoroso con mamá.
Y eso se debía a que cómo Jonathan sabía que por las tardecitas era el turno de Jonás para “estar a solas” con mami, y su turno era por las mañanas cuando Judith finalizaba sus ejercicios de yoga. Solo quedaba distraer a los otros 2 mientras cada uno de los mayores tomaba su turno con ella.
Y esto último ya es un decir, porque cómo Tomás ya sabía toda la verdad de “las escapadas” de Jonás y Jonathan con Judith, ya él era uno menos para engañar, ya incluso Tomi era uno más de los que a partir de hoy esperaba fervientemente y con gran impaciencia, su turno con la bella mamá.
Judith ya nadaba completamente desnuda en el manantial, para cuando aparece Jonás en el lugar, y rápidamente se desviste y se mete con ella al agua.
- Amor, vení tengo que contarte algo. Le dice Judith a su hijo mayor.
- ¿Qué pasa mami? Le pregunta Jonás un poco preocupado al verle la expresión que llevaba ella en su cara.
- Resulta que hoy a la tarde después de almorzar, cuando me acosté a dormir una siesta mientras ustedes jugaban a la pelota en la playa, se me apareció Tomi en la carpa y se me metió en la cama y…. Judith, le relata a su hijo mayor todo lo acontecido durante esa tarde con Tomi, e incluso le contó de que le había entregado la cola a Tomi, con lo que esa había sido la primera vez del chico, y que ahora Tomi, cómo Jonathan y él mismo, esperaban tener una “cita a solas” con ella cada día.
Jonás la escuchó atenta y amorosamente durante todo su largo relato, sin interrumpirla.
- ¿No me vas a decir nada? Le reclama Judith, por su silencio.
- ¡Y bueh! Era lo que tarde o temprano iba a terminar pasando ¿no? Y además era lo que estábamos esperando, para vivir todo esto cómo “algo normal ¿no? Dice Jonás.
- ¿Algo normal? … ¡Ah claro, total a mí me toca el papel de puta! ¿No? Protesta ella.
- ¡Y a mí el papel de re contra cornudo! ¿no? …. O ¿te olvidas que Sos mi “novia” … ¡ay mamá mira, relájate y disfrutalo, que acá la gran ganadora Sos Vos! …. ¡cuatro pijas para una concha, ojalá Yo me hubiera perdido en una isla, con cuatro conchas para mi pija! Le dice su hijo.
- ¡Jajajaja, que hijo de puta que Sos, mira con lo que me saliste, 4 pijas para una concha, jajajajaja! Se reía ella por el comentario de su hijo, pero también de los nervios y la vergüenza.
Ellos nadan y se higiensan uno a otro cómo de costumbre. Entonces, Jonás la abraza por atrás, y le hace sentir su erecto miembro en su entrada trasera.
- ¿Queres hacerle el amor a mamá? Le pregunta Judith con voz muy sensual.
- Si todos o casi todos pueden ¿Por qué Yo no? Le pregunta su hijo en un tono picaresco.
- ¡Jijijijii ¡¿Todos pueden? Y si todos o casi todos pueden ¿Qué estás esperando para hacerme tuya?, Pregunta la Mamá.
Entonces Jonás la abraza por atrás, y la saca del agua prácticamente a empujones. Allí en la arena cerca del manantial, la acuesta bocarriba, le abre las piernas y empieza a comerle la concha.
- ¡Aaahhhyyy, siiii, chupale bien la concha a mamá que Vos sí que sabés cómo comérmela, ahhh, así bebé, así machito de mamáaa! Decía gimiendo Judith, gimiendo de placer con la chupada de concha que le daba su hijo.
Ella levanta las piernas y las cruza por encima de la cabeza de Jonás precionandolo contra su peluda y cada vez más mojada concha.
- ¡Ahhhhh, cojeme con la lengua, cojeme con la lenguaaaa! Le pide Judith casi a gritos, sintiendo cómo la lengua de Jonás recorría de arriba a bajo su concha para luego penetrarla y hasta escarbarle adentro, para volver a salir y realizar otra vez el mismo recorrido y movimientos.
Así estuvieron un buen rato en los que Judith llegó hasta dar alaridos de placer provocados por las lamidas, chupadas y besos de Jonás en su peluda y jugosa concha.
Todo esto estaba poniendo a mil a Jonás que aún no podía olvidar cuando aquella vez en la cueva le estaba chupando la concha y Judith se le llegó a mear de placer con el orgasmo, y ahora Jonás esperaba que de un momento a otro Judith volviera a echarse una buena meada con su orgasmo. Pero esto no pasó en esta ocasión.
Entonces, viendo lo increíblemente excitada que estaba su mamá, Jonás la levanta del suelo, y la lleva contra unas rocas, donde la hace subirse y ponerse a 4 patas sobre ella.
- ¡Un día de estos vas a preñar a tu pobre madre con la lengua! … ¿dónde aprendiste a comerte así una concha? ¡qué salvaje Sos por favor! ¡gracias Jessica, por enseñarle algo bueno a mi hijoooo! Gritaba Judith completamente desaforada por la calentura que llevaba encima en ese momento, y que, en parte, Jonás le debía agradecer a Tomás, el habérsela dejado insatisfecha a mamá, en su primera vez con ella.
Jonás se pone detrás de ella, y empieza a rosarle la cabeza de su verga por toda la concha, y una vez verla ya casi teniendo el orgasmo, le clavó la verga en la concha, hasta sentirla bien adentro.
mientras ella se sujetaba de la enclenque roca en la que estaba, ya que esta se movía con cada embestida de su hijo.
- ¡Aaaahhhhh, ahahahahahahaha! Gritaba, jadeaba gemía y hasta lloraba Judith al ser desbordada por placer de aquel orgasmo, tras semejante cogida que estaba recibiendo a manos de su hijo Jonás.
Viéndola hasta llorar de calentura, Jonás no lo pensó 2 veces, y con la verga en la mano, le apuntó al culo de Judith, y poco a poco se la fue metiendo hasta los huevos, escuchándola sollozar sin oponerse o alentarlo. Solo se sujetaba firme para no perder el equilibrio y caer de aquella roca.
Una vez que la tuvo totalmente “empalada” por atrás, empezó un rítmico mete y saca, que a medida que fue aumentando la velocidad, hacía jadear a su mamá quien estaba empezando a excitarse nuevamente, disfrutando de la dureza de la verga que le estaba empujando toda la mierda hacia más adentro de su vientre.
- ¡Ahahahahaha! Jadeaban cómo perros sedientos madre e hijo al ritmo de la cogida.
- ¡Ahhhh, mamáaa! Gimió fuerte Jonás teniendo su orgasmo en lo más profundo de las entrañas de su mamá.
- ¡Ahhh, me late la concha, hijo, me dejaste latiendo la concha…. ¡No podés cogerte de esa manera a tu madre, humillás a cualquier hombre de los que tuve, jamás había llorado de placer, jamás me he meado de placer, jamás pensé que se podía disfrutar por el culo cómo disfruté!! con Vos sentí cosa que jamás sentí, y Sos mi hijo, la puta madre, Sos mi hijooooo! Confesaba Judith, hecha totalmente una loca por todo lo que había pasado.
Jonás escuchó a su madre decir estas palabras, y quedó totalmente aturdido, asorado, anonadado, estupefacto. No podía creer que escucharía alguna vez a una mujer gritándole todas esas cosas después de haberle hecho el amor. Y menos se hubiera imaginado en su vida, que la mujer que algún día le gritaría todas esas cosas sería su propia madre.
Pasada la conmoción y recuperadas las energías de ambos, se refrescaron por ultima vez en el manantial, y volvieron al campamento.
Al llegar al campamento, Jonás se sintió acosado por las incesantes miradas picaras de su hermano menor Tomás, quien trataba de imaginarse en su novata cabezcita, lo que pudieron haber hecho su hermano y su mamá en el manantial, teniendo en cuenta que ya había oscurecido para cuando llegaron a “casa”.
Todo transcurrió en la más absoluta calma en los momentos venideros después de la llegada de Jonás y mamá a “casa”, cenaron y conversaron hasta muy entrada la noche.
Los chicos se fueron a dormir uno a uno, y Judith quedó sola ordenando las ultimas cosas.
Cuando ya había terminado, decidió dar un paseo nocturno por la playa, para despejarse un poco antes de irse a dormir, porque la verdad que el día que acababa de llegar a su fin, había sido muy “intenso” para ella.
Entonces, salió de la cueva que usaban cómo living comedor, y caminó en silencio y soledad hacia el mar.
Al llegar a la orilla y estando bajo el resplandor de la luna miró hacia el mar y respirando profundo, puso su mente en blanco, alejando todo tipo de pensamientos de su cabeza, incluso aquellos que venían a perturbar su mente, haciéndola sentirse una mera puta callejera y desvergonzada que hasta se revolcaba con sus propios hijos. Y solo pensaba en ello cómo una manera de ayudarlos a sobre llevar la “soledad” en aquella desolada isla, donde aparentemente pasarían el resto de sus vidas. Y se repetía así misma:
- Soy una buena Madre, soy una buena madre, soy una buena madre.
- ¡La mejor del mundo! La sorprende una voz de atrás.
- ¡Ayy carajo! ¿Qué hacés acá Tomás! Se sobre salta ella.
- Mamá me había ido a acostar, y estaba esperando a que Vos también lo hicieras, así dormimos todos juntos en la carpa cómo todas las noches, pero cómo no venías y ya es tarde…además te voy a ser sincero, ¡no dejo de pensar en lo de hoy a la tarde, y cómo me habías dicho que cada vez que estuvieras solita, nos podíamos hacer un ratito para “estar juntos”, hasta llegué a pensar que por ahí me estabas esperando. Dice El con carita picarona.
- ¡JAJAJAJAJA, MI AMOR!, ¿Así que estabas preocupado porque mami no iba? ¿y que es lo que no te podías sacar de la cabeza? Pregunta curiosa Judith, aunque creía saber la respuesta de su hijo al notarle la erección en el pantalón.
- Lo que pasó en la siesta y después en la playa. Le recuerda él.
- ¡AHHH, Me parecía que por ahí venía la mano! Le responde Judith a punto de largar la carcajada.
Entonces, intuyendo que Tomi venía a que mami le dé las “buenas noches”, Judith, lo toma dulcemente de la mano y caminan por la playa, hasta alejarse bastante del campamento.
- ¿Cómo te gustaría que mami te “dé las buenas noches”? Le pregunta Judith con picardía.
- ¡Me gustaría volver a verte…! Dice Tomás
- ¿Desnuda? Le responde su mamá tratando de romper la timidez de Tomás.
- Bueno, sí, pero primero en ropa interior, me gusta cuando te desvestís. Le explica el chico.
- Aha, bueno acá vamos entonces. Dice Judith, alejándose un poco de él, y preparándose para hacer streat ties para su hijo bajo la luz de la luna en una playa solitaria y serena.
Ella esa noche estaba vestida con uno de los pocos vestidos que había llevado para aquella travesía, y que solo lo usaba los días o noches de calor intenso, cómo lo era en aquella ocasión.
Era un vestido blanco, muy cortito por encima de las rodillas y algo escotado.
Ella giraba dando vueltas rápidas, haciendo que su vestido se levantara y por momentos dejara ver la bombacha blanca que llevaba puesta esa noche calurosa.
Judith, en su vida familiar era una mujer muy recatada, que jamás se había mostrado en ropa interior, ni nada parecido, aunque si siempre fue una mujer muy coqueta siempre andaba muy bien arreglada.
Por este motivo era que Tomás la veía a su madre con otros ojos ya desde hacía algún tiempo. Y es que verla en bikini, o incluso bombacha y corpiño, bañándose en el mar, no sabía bien porque, pero lo excitaba cómo nunca antes lo había hecho otra chica o mujer.
Entonces entre giro y giro, Judith se saca el vestido blanco y se lo rebolea a su hijo, quien lo atrapa en el aire, y la mira totalmente embobado, con aquel conjunto blanco de bombacha y corpiño y ese hermoso pelo castaño claro suelto enredándose en su cara y por momentos cubriéndola por completo, con cada giro de la bella dama.
Entonces, Judith detiene sus giros abruptamente, le tira besitos a Tomás que la mira con una brutal erección.
Ella le sonríe, con una expresión de “fiera insaciable” en su cara y mirada. Y acto seguido, se saca el corpiño liberando sus blancas tetas, que por los días de playa que estaban viviendo desde hacía un par de semanas, ya empezaban a lucir tostadas por el sol.
Acto seguido, Judith da sobre sí una vuelta más y hábilmente deja caer su bombacha a sus pies, la levanta y se la arroja en la cara a su hijo que, al verla totalmente desnuda a la orilla del mar, bajo la luz de la luna en aquella noche de verano, no puede contenerse y corre a los brazos de su mamá.
- Bueno, cumplí con tu deseo, acá la tenés a mamá desnuda, ahora andá a dormir, que tengas buenas noches y que sueñes con los angelitos. Le dice pícaramente Judith.
- ¿Me dás un beso en la boca? Le pide tiernamente Tomás.
Judith, lo besa en los labios y él instintivamente e inexpertamente le mete su lengua en la boca, casi llegándole a la garganta.
- ¿Querés que mamá te enseñie a besar? Le pregunta ella dulcemente.
El chico esciente con la cabeza, y entonces mami empieza por darle suaves y tiernos piquitos en sus labios. Los que el chico se limita a corresponder.
Luego Judith saca su lengua y con ella rosa tiernamente los labios de Tomás, quien corresponde besándole la lengua a mamá.
Entonces Tomás acompaña sus besos en la lengua de mami, con caricias en sus pechos tomando una teta con cada mano y manoseándolas deliberadamente, excitando a mamá.
Judith mete su lengua en la boca de Tomás, quien la mama cómo si mamara una verga, y después le permite a Judith, recórrele toda la boca con su lengua, al tiempo que Tomi con su mano izquierda baja suavemente deslizándose por el vientre de su mamá hasta llegar a tocar los primeros vellos del pubis de Judith.
- ¡No Tomi, no mi amor solo besitos a mami, solo besitos a mami! Protesta Judith en un tono tierno, sensual y suplicante, al tiempo que separa sus piernas.
Tomás hace caso omiso a las palabras de mamá, y más bien se deja llevar por su gesto de abrirse de piernas cuando siente que la mano de su hijo le hurga la vagina.
- ¡Tomasito basta mi amor, eran solo besitos a mami, basta mi mor, no no, no por favor! Suplica Judith casi jadeante, y abriendo más sus piernas para dejarlo hacer libremente.
Entonces, Tomás le acaricia la concha peluda a su mamá, mientras la oye “suplicar” para que se detenga, pero no opone resistencia física alguna,
El chico mete un dedo entre los labios vaginales de Judith, y abriéndose paso entre los pelos negros de aquella densa y espesa mata que rodeaba a la concha de la mujer. Mete un dedo y comienza a acariciarle el clítoris.
- ¡Ouuuh! Emita un quejido profundo y prolongado Judith, cerrando sus ojos, mirando al cielo y tomándolo fuertemente de los hombros a Tomás
Al ver esa reacción en su mamá, Tomás comprendió que Judith se había entregado completamente al placer que le estaba dando su hijo, y poco a poco efectivamente, ella abandonó la resistencia y se entregó completamente a su hijo.
Tomy continúa pajeandola, y entonces ella en un momento se tensa, clava sus uñas en los hombros de su machito, mira nuevamente al cielo y abre su boca lo más grande que le es posible, mientras sus piernas comienzan a temblequear.
Entonces ella lo besa apasionadamente, y en lo más intenso del orgasmo, hasta lo mordisquea, mientras le “dá respiración boca a boca” con sus intensos jadeos.
El chico se chupa los dedos con los que la había pajeado, mientras ella lo mira en silencio aun agitada por su intenso orgasmo.
Entonces Tomás la besa apasionadamente, haciéndole probar a Judith, su propio sabor de hembra, y acto seguido ve cómo su mamá se relamía los labios con el sabor de su propia concha en ellos.
Tomi estaba fascinado con el sabor de sus dedos, y quiso pues beber directamente de la “fuente”. Entonces se acercó a Judith y cayó de rodillas en la arena rendido ante ella, o más bien ante su jugosa y peluda concha.
Judith lo vio de rodillas ante ella, se llenó de ternura, pación y compasión por su hijito, que venía por más, y con sus manos acarició su carita y le acercó la concha de mami a su boca.
- ¿Te gusta mucho la concha de mamá? Le pregunta Judith, mientras Tomás se la olía y besaba con ternura.
- ¡Siii, demasiado! Contesto Tomás.
- ¿Te gusta que mami te mée la manito en el mar? Le pregunta Ella, mientras Tomás le lame la concha.
- ¡Mhhm eso me encanta! Responde él recordando las dos veces que lo había meado hoy en el mar.
- ¿Me espiabas cuando meaba? Insiste ella.
- ¡Si, siempre que podía! Responde Tomás.
- ¿Queres que mamá mee siempre para Vos? Le pregunta Judith, ya muy excitada con la charla y la chupada de concha de su hijo.
- ¡Sii mami, me encantaría. Responde Tomás sin dejar de comerle la concha.
- Te prometo, que mientras te tenga cerca cada vez que tenga ganas de mear, todos los meos de mamá van a ser para Vos, ahora levántate y vení. Le pide Judith, buscando un lugar más cómodo para que la penetre.
Entonces caminan varios metros del lugar, y cómo no vio nada que la convenza, le pidió Tomás que se desnudara y que se acueste en la arena bocarriba.
Una vez desnudo, él se acostó sobre la arena, e Ella lo contemplaba completamente desnudo con su miembro parado y firme cómo una estaca, esperándola, para que se la clavara.
Entonces, ella lo monta, y tal cómo hizo con Jonás al principio, empezó a rosarse la cabeza del pene por el clítoris y la entrada de su concha.
- ¡Aaahhh, mamáaaa! Gimió enseguida su hijo Tomás al sentir el rose de la concha de esa hembra con su verga.
- ¿Te gusta mi amor lo que hace mami? Pregunta ella.
- ¡Ahhh, me me me encantaaa, clavatelaaaaa, clavatelaa! Le pide desesperado su hijo Tomás.
- ¡Jajaja, no mi amor, por ahora solo esto te hace mami! Le dice ella mientras no deja de fregarse la verga de Tomás en su concha mojada por su excitación y los restos de semen que ya le largaba la verga de Tomás.
Pero entonces, Judith, apuntó con la verga de su hijo, a su ano bien lubricado, por el fluido constante de su concha, y clavándosela, comenzó a cabalgarlo salvajemente.
- ¿¡Aaaaaaah, mamáaaaa, te te amooooo! Gritaba Tomás cuando sentía que le vaciaba sus huevos en las entrañas a Judith, quien también tenía su orgasmo junto con su hijo.
- ¡AAAAUUUUUU! Aulló Judith con su orgasmo, al tiempo que sentía como su vientre y tripas se llenaban de leche.
Ella, enseguida se paró, caminó unos metros, se agachó, y con pedos cómo se le hubiera dado diarrea, largo toda la leche de Tomás, que la veía cagar a su mamá, mientras reponía fuerzas tras el semejante orgasmo que había tenido.
Después de semejante faena sexual en la playa. Madre e hijo volvieron a la carpa a dormir con el resto del grupo familiar.
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