PERDIDOS II, (CAPITULO1) EL RETORNO A CASA:
La familia vuelve a la civilización tras haber sido rescatada de la isla. Y allí intentan reconstruir sus vidas dejando atrás lo vivido, ¿podrán? .
CAPITULO 1:
EL RETORNO A CASA:
La familia vuelve a la civilización tras haber sido rescatada de la isla. Y allí intentan reconstruir sus vidas dejando atrás lo vivido, ¿podrán?
La familia Herzoch arriba al imponente puerto de la gran ciudad de Crisao en un barco pesquero que hace unos 4 días atrás, los encontró de casualidad perdidos y cómo náufragos en una isla deshabitada, en la que tras unas vacaciones “fallidas” en su yate privado, tuvieron que sobrevivir aislados del resto de la civilización por casi 4 años y medios.
Para el momento del regreso a Crisao la Manamá Judith Herzoch tenía 48 años, su hijo mayor Jonás 26 años, Jonathan 24 años, Tomás y Ronaldo 23 años.
La noticia de la aparición con vida de toda la familia de la famosa empresaria Judith Herzoch, corrió cómo reguero por todos los medios de prensa de la ciudad.
Por lo que Judith y sus hijos decidieron refugiarse en una gran finca que tenían en las afueras de la ciudad, evitando ir a la casi mansión donde acostumbraban vivir ubicada en pleno centro de Crisao.
Debido al constante acoso de los medios de prensa, la familia dio unas cuantas entrevistas y conferencias de prensa ante los medios locales, nacionales e internacionales deseos por contar la increíble historia de los Herzoch. Una historia que parecía sacada de la antigüedad, pero ocurrida en nuestros tiempos contemporáneos.
¿Cómo pudo un moderno y lujoso yate perder el rumbo por una simple gran tormenta en alta mar? ¿dónde diantre estaba ubicada esa isla por la que en 4 años pasó un solo barco pesquero y los vio de casualidad una noche en la que Judith y uno de sus hijos se habían apartado de la isla para…….
Todas las preguntas de la prensa fueron contestadas por los 5 miembros de la familia. Todos los detalles de la supervivencia fueron revelados a la prensa. Bueno, no todos, solo los que se podían contar.
Nada de los escabrosos detalles de la vida “liberal” que llevaron adelante los Herzoch en su estadía en la isla fueron revelados.
Pasado tres meses del regreso de la familia, ellos decidieron cortar el dialogo constante con la prensa y ahora sí, refugiarse en su lujosa finca en las afueras de la ciudad para llevar una vida lo más anónima posible.
VIDA Y RUTINA DE JUDITH:
En cuanto a la mamá con el correr de las semanas fue recuperando la vida que llevaba en Crisao antes del naufragio. Ella se levantaba entre 5 y media de la mañana o 6 de la mañana, se daba una ducha, se dirigía a la cocina se preparaba unos Mates con tostadas con queso mientras miraba las noticias, revisaba su Facebook, su correo electrónico, preparaba su agenda de trabajo, y luego se trasladaba en su BMW a su empresa.
Además de su trabajo, de el cual volvía a su casa para cambiarse y según el día de la semana seguía con tal o cual actividad. Ella iba al gimnasio o se distraía con amigas, con su fiel grupo de amigas.
Con respecto a su “amigo” con el que había intentado mantener o mejor dicho había mantenido una relación amorosa antes del naufragio, volvió a reencontrarse con él, pero luego de algunos encuentros, su amigo que se demostraba bastante frio y distante con ella, le confesó que ya tenía nueva pareja, tras haber llorado casi hasta la depresión la “muerte” de su amada amiga Judith, conoció a Marisa, quien le devolvió el sentido a su vida.
Esto a Judith al principio le cayó muy mal, por momentos sentía mucha rabia con su amigo, por momentos sentía pena por el sufrimiento que ella “le había ocasionado”, incluso por momentos sentía rabia con Jonás. Porque sentía que, hundiendo el barco en aquella isla de mierda, le había hecho perder quizás la última oportunidad de Judith luego de su divorcio para rehacer su vida sentimental.
Por lo que directamente optó por refugiarse en su trabajo principalmente. En su club de beneficencia, el deporte y sus amigas.
En cuanto a su relación con sus hijos, ella se propuso inclinarse a fortalecer su roll de madre y dejar atrás todo lo promiscuo que se había dado entre ellos durante sus días de náufragos. Y de hecho la llevaba bastante bien con esto último, salvo porque por momentos extrañaba a Jonás cómo hombre, y no solo en la cama sino en lo estrictamente amoroso y compañero también.
Muchas veces estando sola en su cama, ella recordaba a su “noviecito”, llegando a acariciarse recordando cómo la trataba, cómo se aconsejaban mutuamente, pero estando ella solita acostada en su cama matrimonial, caía en la tentación de recordar aquellos primeros encuentros que tenían en esa cueva alejada del campamento, y que llamaron “la cueva de los encuentros”.
En más de una noche, llegó a tocarse sus zonas intimas en la oscuridad de su habitación, recordando cómo le hacía el amor su hijo mayor. Y con el tiempo se le sumaron el resto de sus hijos a esos recuerdos que a veces se convertían en fantasías, motivo que la llevaba a gemir y jadear masturbándose en su cuarto a escondidas de sus hijos.
Durante el día ella actuaba cómo una madre normal de 4 varones, no hacía comentarios obscenos, no los miraba sino cómo la amorosa madre que siempre fue con cada uno de ellos. Aunque a veces se daba cuenta de que ya no podía tener ciertos gestos de amor, porque se daba cuenta que ellos lo tomaban por otro lado.
Siguió pasando el tiempo y Judith empezó a notar en Tomi una cierta tristeza, que no alcanzaba a comprender bien a que se debía, entonces decidió tomar el toro por las astas y enfrentar el problema hablando con el chico.
Asique una noche en la que se quedaron solos en casa, Judith se preparó un café se sentó en el desayunador a tomarse el café, se armó de valor y lo llamó a su tierno Tomi para hablar con mami.
El dulce angelito de mami, respondió enseguida al llamado de su amada mamá, cómo cuando estaban en el mar y ella lo llamaba para mearle la mano.
El chico se sentó al desayunador justo enfrente de ella y entonces mami comenzó la conversación.
- Tomi hijito ¿podemos hablar un poquito mi amor? Le preguntó ella muy dulcemente
- ¡Si mami! ¿de qué? Le responde él.
- Hace tiempo te vengo observando, y te noto cómo triste, cómo que me quedas mirando en ciertos momentos y hasta cómo que por ahí me buscás para decirme algo ¿estoy equivocada? Le dispara ella mientras le echa azúcar a su café y empieza a revolverlo.
- Piensa él mirándola avergonzado.
- ¡Jajaja! ¿viste que mamá tiene razón? Dice ella y le da el primer sorbo a su taza de café.
- ¡Mmmhhh, si bueno algo de eso hay mami! Le confiesa él.
- Y ¿que sería eso? Le insiste ella.
- Lo que pasa es que Vos ya nos hablaste muy clarito cuando veníamos de regreso en el barco pesquero, nos dijiste que de ahora en más volveríamos a ser una familia normal, y que todo lo que había pasado ya no podrá seguir pasando, y que todo lo que había pasado en la isla se quedaba en la isla, y entonces a veces pienso que quisiera nunca haber vuelto a Crisao. Le explica él.
- ¡Pero hijo! ¿No estás contento de volver a estudiar y estar recuperando lo perdido no solo en el colegio sino en la vida? Tus amigos, tus deportes, tu vida en sociedad. Le hace ver ella.
- Si mami, pero es que allá en la isla se quedó algo mucho mejor. Le dice él con una mirada mezcla de picardía y vergüenza.
- ¡Jejejejeje! Creo saber a lo que te estás refiriendo. Le dice ella devolviéndole la sonrisa picarona.
- ¿Y qué opinas? Le dice Tomás con picardía, pero también con temor de la respuesta de mami.
- Lo mismo que les dije cuando volvíamos. Dice ella muy seria, y dándole un largo sorbo a su taza, para romper el nudo en su garganta.
- ¿No podrías hacer una excepción solo conmigo mami? Le pregunta él muy apenado ante el rechazo de mamá.
- No corazón. Insiste ella muy triste.
- ¿y Vos cómo llevás todo esto? Le pregunta él con respecto a la nueva vida.
- Cómo puedo mi amor, cómo puedo, y ustedes deberían hacer lo mismo. Le confiesa la mamá.
- ¿Recuperaste tu relación con…?
- No mi amor, mami está sola, y creo que voy a seguir sola por mucho tiempo. Le confiesa Judith.
- ¿Y cómo llevás la soledad? Le pregunta Tomás en un claro sentido sexual.
- Trato de ocupar mis tiempos en otros asuntos, el trabajo, mis otras actividades, deportes, amigas, en fin, la vida no es solo cama. Le responde la mamá.
- ¡Que fortaleza la tuya! Le responde él casi enojado consigo mismo y porque en parte sentía que ella no le era sincera, enojo que fue percibido por su mamá.
- ¿Y Vos? ¿cómo la llevas? Le pregunta Judith, tratando de ser comprensiva con él.
- ¿Yo? No hay noche que no me paje pensándote y recordándote. Se sincera Tomás.
- Entiendo el problema. Responde ella muy pensativa.
- Y Vos ¡te masturbás? Le pregunta él en confianza.
- Mirá, para serte sincera, te diría que trato de no tener esos pensamientos en la cabeza, me propuse volver a una vida normal, y creo que lo estoy logrando. Pero hay momentos de debilidad en los que sí, si me he hecho alguna que otra pajita. Confiesa algo avergonzada la mamá
- ¿Pensando en nosotros? ¿te gusta recordar aquellos días? Le pregunta él.
- ¡Jajajaja ¡si, si me encanta pensar en esos recuerdos, pero ya son cosa del pasado. Comenta la mamá.
- ¿Por qué necesariamente del pasado?, ósea ¿no podríamos cada tanto rememorarlos? Pregunta Tomás.
- ¡Ay hijo hijo hijito mío! ¿cómo puedo explicarte? Reflexiona Judith en Voz alta.
- ¡si mamá, te entiendo! Pero bueno, lo que pasó, pasó. Y jamás lo olvidaremos ninguno de nosotros y eso creo que te incluye, o ¿Me equivoco?, además es cómo que todo se cortó de golpe, está bien que no hagamos el amor, ni tríos, ni orgías, pero es que ya ni nos damos piquitos, ¡ni nada! … de un día para otro ¡lo metimos todo debajo de la alfombra cómo si esto nunca hubiera pasado! Protesta su hijo.
- ¡Cómo si nunca hubiera pasado, no, fue una locura todo lo que pasó Tomás, entendelo hijo, fue una locura, está bien fue todo culpa mía, lo asumo y les pido perdón! Le dice ella con los ojos llenos de lagrimas
- ¿Una locura, una locura? Escúchame, pensábamos que ya nadie nos buscaba, por esa puta isla no pasaba un puto barco, no había nadie más que nosotros habitándola, tuvimos que sobrevivir durante años, lo único que hiciste es tomar las riendas ante la situación y ponerte al grupo al hombro, y sostenernos a todos en las buenas y en las malas, y nos diste todo lo que hubo a tu alcance, y discúlpame la analogía, pero hasta nos “alimentaste de tu carne” para que Jonás y Jonathan pudieran seguir “comiendo” aunque ya no estuvieran sus novias, y Ronaldo y Yo supiéramos lo que es “comer” antes de morirnos en esa puta isla, si nos preguntás a cualquiera de nosotros, ¡ Sos la mejor del mundo entero! ¿De que hablás cuando hablás de culpas? Le recrimina casi enojado su hijo.
Judith, se levantó de su banqueta, dio la vuelta al otro lado del desayunador, y llorando de emoción por las palabras de Tomi, lo abrazó y besó en la mejilla permaneciendo un largo instante llorando abrazada a él.
- Está bien mi amor, gracias por tus confortantes palabras, muy cierto todo lo que dijiste, mami va a tener muy en cuenta esta charla ¿sabes? Le dice ella secándose las lágrimas.
- ¿Cómo la vas a tener en cuenta? Le pregunta él.
- Decime una cosa: ¿cuándo te masturbas, que es lo primero o las primeras imágenes que se te vienen a la mente? Pregunta Judith.
- ¡Muchísimas! ¡Pero una muy recurrente es la de la última noche que pasamos juntos en la balsa y te measte frente a mí, ese momento no me lo olvido más! Le cuenta Tomás.
- ¡Aaaaayyyy Tomy mi amor, esa fue una de mis mejores noches!, ¿extrañás las meadas de mamá? Le responde Judith.
- ¡Si, muchísimo, por las noches cuando vas al baño antes de dormir, y cuando te levantás temprano a la mañana, desde mi habitación te escucho mear y con ese ruidito que me trae tantos recuerdos me masturbo cómo loco acordándome cuando me meabas la mano en el mar o cuando te measte en la balsa! Le cuenta Tomás, mientras ella lo escucha con sus ojos cerrados.
- ¡Qué bien que te vino que tu cuarto esté justo en frente del baño! ¿No? Le comenta pícaramente ella.
- ¡Jijijijijijiji, la verdad que si! Le responde él.
- Bueno, mi amor, vamos a hacer esto. Cuando mami se vaya a dormir o se levante y pase por el baño, va a hacer pipí con la puerta del baño entreabierta, para que puedas escuchar mejor ¿Bueno? Le propone resignada la mamá.
- ¡Gracias mamita! Le dice Tomás.
- ¿Te acordes cómo le olías las bombachas a mamá? Le pregunta ella.
- ¡Si, cómo extraño esos tiempos! ¡Ya ni si quiera te vemos en ropa interior por la casa!
- Bueno, Yo cuando me duche y me cambie, paso a tu cuarto a dejarte la bombachita que me saque, te la voy a dejar debajo de la almohada, al otro día antes que la empleada de la limpieza pase a limpiarte el cuarto, dejá la bombacha en el cesto de la ropa sucia ¡no te olvides, no quiero que nadie sospeche nada de todo esto! ¿Entendiste? Le explica su mamá.
- ¡Si mami gracias! Y ¿Vos que vas a querer de mí? Responde Tomás.
- Ya veremos, es algo que quiero pensarlo muy bien cómo mujer adulta y responsable, además por ahora será muy excitante saber que me escuchas mear y tengo que dejarte la bombachita con olor debajo de la almohada para que te mates a pajas con mis olores, eso me alcanzará a mí también para pajearme en mi habitación. Le responde la mamá.
La conversación sobre el asunto, quedó ahí, siguieron conversando un rato más de otros temas, y ella se alivió de verlo más contentito a su amado Tomi.
Una hora después se fueron a dormir, y entonces llegó el momento en que Judith tuvo que empezar a cumplir con su promesa de dejar la puerta del baño entreabierta para que su Tomi pueda deleitarse escuchándola mear y masturbarse a gusto con ese “mágico” ruidito de la concha de mami.
Ellos suben las escaleras hasta el segundo piso de la casa donde están los dormitorios y el baño, Y Tomás se va a su dormitorio y se acuesta en su cama, habiendo dejado la puerta entre abierta, esperando a que Judith entrara al baño a echarse la última meada antes de dormir. Pero el impaciente Tomi tuvo que esperar un momento hasta que la mami saliera de su habitación a la que había ido a ponerse el camisón antes de ir al baño.
Entonces luego de algunos minutos llegó el momento tan esperado.
Él la escucha salir de su dormitorio y dirigirse al baño, con el excelente oído que tiene Tomi, puede escucharla claramente subirse el camisón y bajarse la bombacha, para finalmente sentarse en el inodoro, y tras varios segundos en silencio ( en los cuales Tomás ya había empezado a pajearse desesperadamente, muy excitado por la conversación con su mamá) se la puede oír a Judith cómo su concha deja caer las primeras gotitas de una larga meada, durante la cual su hijo se masturba intensamente visualizando en su mente aquel meo que Judith se echó en la balsa frente a él, y se relamía recordando cómo limpió con su lengua aquellas piernas chorreadas y esa peluda concha empapada en meo, tonto que podía beberlo en los vellos púbicos totalmente impregnados de él.
Para cuando aquel potente y prolongado chorro se empezó a convertir en un constante goteo, hasta caer la última gotita, Tomás llega a su orgasmo también.
- ¡Aaaaaahhhh, mamiiiiiii! Gime con su orgasmo manchando las sabanas con potentes y abundantes chorros de semen caliente.
Todavía estaba recuperando energías, cuando la oye desde el baño a mamá subiéndose la bombacha y tirando la cadena.
A Tomi le llamó la atención no oírla limpiarse la concha con el papel higiénico, y estaba justamente pensando en eso, cuando la oye salir del baño y entrar en su habitación, acercarse a su cama y preguntarle.
- ¿Y escuchaste mear a mamá? Le murmura Judith.
Entonces Tomás le acerca a su rostro la mano aún impregnada de semen fresco, y ella al darse cuenta de ello saca su lengua para limpiarle hasta el último rastro de semen de entre los dedos y la palma de la mano.
- No te escuché limpiarte ¿por qué? Le murmura Tomás.
- ¡Para que se me moje bien la bombacha antes de dártela mañana! Le responde ella en tono picarón, y dándole un besito en los labios, deja la habitación del chico y se encierra en la suya.
El chico se queda muy pensativo en lo que le dijo mamá y no tardó en tener otra erección.
Entonces mientras pensaba en esa peluda concha de Judith, tomó su celular y vio que ella estaba en línea en WhatsApp.
“Gracias mamita hermosa por todo lo que me regalás, te amo, sabés que Sos la mejor mamá del mundo.” Le escribió él.
“De nada mi cielo hermoso, mami te ama y te lo va a volver a dar todo, pero vamos despacito ¿bueno mi amor?”. Le escribe ella.
“¿Te vas a masturbar?”. Le ESCRIBE Tomás.
“No mi vida, mami está muy cansada, mañana tengo un día complicado en el trabajo y me está venciendo el sueño, hasta mañana, Te amo”. Le escribió Judith y se desconectó
Ella lejos de estar tan cansada y tener tanto sueño, estaba muy excitada con todo lo ocurrido, y no pudo empezar a tocarse pensando en la ternura e inocencia de su Tomi.
Pensaba que Tomi le había creído lo del cansancio y que se estaba quedando dormida, más a full la ponía.
Metió una de sus manos por debajo del elástico de la bombacha y empezó a acariciarse la concha totalmente afeitada y sin pelusa alguna, y cerró sus ojos recordando los momentos más celebres con Tomi.
Entonces sus dedos uno a uno empezaron a entrar y salir de su ahora lampiña concha.
- ¡AAAAAHH, Tomi, te amo, mami te ama bebé, mami te ama mi amor, ahahahahahahahahahahaahaha! Murmuraba entre quejiditos y jadeos solitaria en su cuarto.
- ¡Ahahahahahahahahahahahahaha Aaaaaayyyy, seguí mi amor, seguí mi vida, así angelito divino de mamiiiiii! Murmura Judith entre gemidos y jadeos masturbándose rápidamente mientras abría y flexionaba sus piernas acostada bocarriba en el centro de su cama matrimonial.
Ella se masturbó gimiendo, jadeando y murmurando cosas a Tomi durante 4 minutos, hasta que lisa y llanamente le fue imposible contener su orgasmo.
- ¡Aaaaaaaahhhhhhh! Gimió fuerte y con la voz enronquecida Judith.
Ella se relajó acariciándose la concha hasta dormirse pensando en su Tomi, hasta que el escuchar al resto de los chicos llegar a casa, la despertó, y se volvió a dormir casi de inmediato.
5:40 de la mañana sonó el despertador de Judith, y Tomi desde su cuarto lo escuchó y se despertó ansioso por escucharla mear cómo todas las mañanas antes de entrar a la ducha.
El solo pensarlo le resultaba tan extremadamente excitante, que su pene se despertaba con la alarma del despertador de mamá.
Esperó unos minutos, hasta que la escuchó salir de la habitación y caminar por aquel pasillo, hasta llegar al baño, pero en vez de entrar en el baño, entró en la pieza de Tomás y al verlo despierto, desde la puerta le tiró con la bombacha negra que había usado.
La bombacha humedecida y perfumada con el meo y flujo de mami, cayó suavemente sobre su rostro.
Él la recibió con sorpresa, y ambos se sonrieron, y se tiraron besitos a la distancia. Ella se alejó y entró al baño dejando la puerta entre abierta.
¡Cuanto más grande fue la calentura que se agarró Tomás con aquella bombacha humedecida y perfumada concha de Judith, su hermosa madre! No aguantaba ya las ganas de escucharla meando y masturbarse al mismo tiempo oliendo esa húmeda bombacha negra ¡Que hermosa manera de arrancar el día! ¡Si sus hermanos supieran que ahora era él el que tenía “algo” a escondidas con mamá!
Entonces él la escucha nuevamente subirse el camisón, sentarse en el inodoro, y en ese momento y mientras olía la parte delantera de la bombacha negra y empezaba a masturbarse, fue que cómo en la vez anterior, se oyeron caer las primeras gotitas que poco a poco se convierte en un prolongado chorro de una buena meada mañanera de su hermosísima mamá.
Tomás se pajeaba cómo un desaforado pervertido mientras que con la mano libre sostenía sobre su boca y nariz la hedionda y humedecida bombacha, escuchándola mear a mami en el baño y tal era la excitación del chico, que su orgasmo llegó con las últimas gotas del meo de mami.
- ¡Aaaaammmmmmmm! Gimió fuerte y con su voz enronquecida el chico, mientras apretaba contra su nariz y boca, la bombacha.
- ¡Jijijijijiji! Rio despacito en el baño la mamá al escuchar gemir a su hijo.
Ella cerró la puerta del baño, se sacó el camisón y el corpiño negro que llevaba puesto, y se metió en la ducha.
Tomás se vistió y bajó a preparar unos Mates, para tomar con su mamá y sus hermanos.
Los chicos uno a uno fueron llegando y reuniéndose con Tomás alrededor del desayunador, la última en sumárseles fue la mamá, que cómo todas las mañanas bajó vestida de ejecutiva, para ir a la empresa.
Jonás todas las mañanas se deleitaba viendo a mami vestida en esas fachas, ya sea en hermosos pantalones de vestir o minifalda, con finísimos aros, anillos y pulseras camisa y corbata y sobriamente maquillada.
Después de tomarse unos mates con ellos, la mamá va a preparar sus cosas para ir a trabajar.
Esa mañana Judith vestía una pollera roja, camisa blanca y un moño rojo.
- ¡Que hermosa que está! Comenta Jonás cuando ellos quedan solos en la cocina.
- A mí me gusta mucho en ropa interior. Acota Tomás.
- ¡Yo la prefiero desnuda y de patitas abiertas, lista para entrar en acción! Agrega Ronaldo,
- ¡Ese es mi hermanoooo carajoooo! Dice Jonathan.
- ¡Jajajajaja! Ríen los 4 juntos.
- ¿Seguirá con la concha tan peluda? Pregunta Jonathan.
- ¡No creo, es muy limpia y prolijita! Dice Jonás.
- ¡Que hija de puta, nunca en mi vida había visto tanto pelo en una concha!… ¡encima que las chicas de ahora, se afeitan tanto que parecen bebotas o muñecas! Insiste Jonathan.
- ¡Jajajajajaja! Vuelven a reír todos.
- ¿De que se ríen chicos! Pregunta Judith al regresar a la cocina.
- ¡Nada, nada mami, conversación de hombres! Dice Ronaldo con cara de degenerado.
- ¡Yo mejor ni me entero! Murmura ella viéndoles las caras y sospechando de lo que iría la conversación.
- ¿Estás lista mami, nos vamos? Pregunta Jonás, quien trabajaba en la empresa de mamá y siempre iban y venían juntos.
- ¡Si vamos, ah Tomi a Vos y Rony los lleva Jony al colegio? ¡hay viene Mariana a limpiar la casa, Tomás No te olvides de lo que te encargué! Son los últimos comentarios de Judith antes de irse a trabajar con Jonás.
- ¡Si mama, Yo los llevo a los piojitos resucitados estos! ¿que te encargó a vos mami? Dice Jonathan.
- ¡Ah, nada nada, ahora vuelvo! Dice Tomás y va raudamente a dejar la bombacha de Mami en el cesto de la ropa sucia.
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