Perdóneme, padre, que he pecado – Capítulo I
Sacramento de la reconciliación.
Capítulo I: La confesión
-Perdóneme, padre porque he pecado. No recuerdo cuándo fue la última vez que me acerqué a un sacerdote para confesarme, padre, perdóneme, es que de verdad necesito de su ayuda, realmente no sé qué hacer.
-No te preocupes, hijo, dime qué te pasa, cuéntame cuáles han sido tus pecados.
-Padre, he pecado en muchas cosas, creo que he ofendido a dios en obra y omisión.
-¿Cómo asi, hijo?, explícame.
-Mire, para eso tengo que contarle algo que ocurrió hace varios meses atrás.
-Cuéntame, hijo, cuéntamelo todo.
-Todo empezó el día del cumpleaños de mi compadre Juan Carlos; tuvimos una celebración en su casa, él es vecino mío, y estuvimos las dos familias junto a varios otros amigos y, bueno, la celebración, padre, fue muy regada, usted me entiende, ¿no?; hubo mucha cerveza y harta jarana… es que mi compadre y yo somos amigos de toda la vida, padre, los dos nos casamos casi al mismo tiempo y su hija y mi hijo van en la misma clase y los dos somos padrinos de bautizo de nuestros hijos.
-Entiendo, son muy cercanos en todo.
-Sí, padre, todo lo hacemos juntos y por eso es que necesito desahogarme con usted porque esto que llevo dentro me pesa demasiado.
-Entonces cuéntame, hijo, recuerda que para nuestro señor nada es imposible y cualquier cosa que hayas hecho te será perdonada si tu arrepentimiento es sincero.
-Gracias, padre; mire, mi hijo se llama Mario, es muy inteligente y ya cursa 4° de preparatoria; es un chico bueno, padrecito, pero últimamente ha adquirido una costumbre que me abruma y me avergüenza a la vez.
-¿Y eso por qué, hijo?, ¿qué ha hecho el niño para que te sientas así?
-Mire, padre, ocurre que ese día de la fiesta, yo tomé mucho y ya en la madrugada me retiré a mi casa y dormí toda esa mañana en la pieza de invitados, porque mi mujer no quiso que me acostara con ella -usted sabe cómo son las mujeres… perdón, padre, quise decir… discúlpeme, no quise decir que Ud sepa de mujeres, sino que… bueno, Ud me entiende ¿verdad?
-No te preocupes, hijo, los hombres como yo, aunque consagrados a dios, seguimos siendo hombres, por lo que sé a lo que te refieres, pero dime… ¿qué puede ser tan terrible para que tu hijo te haga sentir tan apesadumbrado?
-A eso voy, padrecito, mire, lo que pasa es que ese día, como le contaba, yo dormí toda la mañana y cuando desperté noté algo raro.
-¿Qué cosa…?
-Tenía… perdón por lo que voy a decirle, padre, pero tenía… el pico al aire, padre, quiero decir… tenía el slip por debajo de las bolas; le ruego que me disculpe por usar esas palabras, padre, pero no sé cómo más decírselo.
-Entiendo, hijo, pero cuéntame, ¿qué tiene que ver eso con tu hijo?
-Padre, yo tampoco lo sabía en esa ocasión, nunca se me ocurrió que mi hijo tuviera algo que ver, es más, en ese momento casi no le di importancia, pensé que yo mismo me los había bajado estando dormido, pero, debo ser honesto, padrecito, mi compadre y yo tenemos por costumbre juntarnos a beber los fines de semana y a veces se nos pasa la mano y… bueno, empecé a notar cosas raras… justo en esas ocasiones en que había bebido demasiado.
-¿Qué cosas?, me tienes intrigado, hijo.
-Mire, en algunas ocasiones en que dormí solo, me desperté con la sensación de que alguien me había chupado la pichula…
-¡Ohh!
– …a veces eran recuerdos como en sueños, otras veces eran sensaciones, y al menos una vez, ¡me desperté con los calzoncillos puesto al revés! Y fue ese día en que decidí averiguar qué estaba pasando…
-!Qué cosa tan peculiar, hijo, cuenta, cuenta!
-Padre, una noche simulé estar muy ebrio, pero en realidad no había tomado mucho, me acosté en la pieza solo y me hice el dormido y, bueno, esa noche, muy tarde, sentí cuando la puerta de la pieza se abrió y entró Marito; a pesar de que la pieza estaba oscura, supe que era él por su figura pequeña.
-¿Y qué pasó?, ¿qué hizo el crío, te la ch…?
-¡Me la chupó, padre!
-¡Ahh!
-¿Le pasa algo, padrecito?, ¿se siente bien?
-Sí, hijo, no te preocupes por mí, es el calor que me tiene un poco abochornado.
-Sí, en realidad está muy caluroso aquí en el confesionario, padre.
-Pero prosigue, hijo, cómo fue que el pequeño maric… Marito, hizo eso. Cuenta.
-Mire, padre, al principio solo intuí que se hincó al lado de la cama, yo en ese rato había cerrado los ojos para dar la sensación de que estaba dormido, pero después de unos pocos minutos sentí su mano pequeñita que retiró la sábana y la dejó a la altura de mis rodillas; casi inmediatamente sentí una caricia muy suavecita en mis piernas y su mano, muy lentamente fue subiendo por el lado interno de mis muslos hacia la verga, padre.
-¡Ay, hijo! Y qué más…- no te detengas.
-Padre, yo en ese momento no reaccioné, solo pensaba en lo horrible de la situación de que tu propio hijo esté abusando de tu situación…
-Hijo, ¿Y tu pene reaccionó a las caricias?, ¿Se te paró?
-No padre, a eso iba, yo estaba horrorizado, mi cuerpo no sentía placer ni nada de eso, pero lo peor vino después, pa…
-¡Qué! ¡cuenta!
– …dre. Marito me bajó el calzoncillo y liberó mi miembro todavía lacio y sin vida…
-¿Y no lo tenías duro?
-No, padre, sentí rabia en esos momentos por lo que estaba haciendo mi niño, pero no sentía ninguna excitación.
-Qué extraño…
-¿Cómo?
-Que lo que me cuentas es una situación muy extraña, hijo, pero prosigue.
-Tomó la pichula con la mano y se la puso en la boca, padre.
-¡ssss! (inhalando aire)
-¿Padre?
-No, no pasa nada, hijo. Así que el put… digo, él puso la verga en su boca, ¡mmmh!
-Sí, padre, y en ese momento, perdóneme, padre, que se lo diga así, pero en ese momento no pude resistirlo más y se me paró el pico completamente.
-Ayyy, hijo, qué cal… qué calvario, hijo mío, te compadezco.
-Así es, padre, estoy sufriendo un verdadero calvario, usted no se imagina todo lo que he sufrido.
-Te entiendo, hijo mío, y cuéntame, ¿eso se ha repetido?
-Padre, por eso estoy acá, le he fallado a dios, padrecito, por eso necesito de su absolución.
-Claro, claro, pero dime… qué más ha pasado.
-Padre, ese día, me chupó la pichula de una manera que me hizo pensar que ya tenía harta experiencia como chupavergas.
-¡Ay, hijo! Tan pequeñito y tan put… tan puro que debe parecer.
-Oh, sí, padrecito. Él tiene un rostro angelical, si usted lo viera, es un niño maravilloso, de piel blanca, mejillas sonrosadas y unas pestañas crespitas que lo hacen ver como una niña de lo hermoso que es.
-(flap, flap, flap)
-Padre, ¿le pasa algo?
-No… hi…jo…(flap flap) es sólo… (flap flap) que hace… (flap) mucho… (flap) calor.
-¿Está seguro que se siente bien, padre? Mire que si no, puedo venir otro día, no quisiera ser una molestia para usted padrecito.
-No seai weón… ¡Ay!, perdón, hijo, lo siento mucho hijo mío, discúlpame, yo también me he puesto muy nervioso con tu historia, pero no ha sido tu culpa, hijo.
-Padre, es que todo no terminó ahí, yo he pecado, padre, tengo mucha culpa en lo que pasa.
-¿Por qué, hijo? Si por lo que me has contado, veo que la culpa es del put… ehh, del putrefacto mundo en que vivimos hoy, hijo, pero dime, qué hizo el pequeño; para absolverte, necesito saberlo todo en detalle, hijo mío.
-Padre, ese día se echó el pico a la boca cuando aún lo tenía lacio, pero su boca, padre… ¡oh!, su boca era una cuevita caliente, padre, lo sen…
-¡Ahh, hi–jo! (flap, flap, flap)
-tí como una cuevita ardiente y jugosa, su lengua atacó la parte de abajo del glande, padre, usted sabe, ahí donde los hombres tenemos mayor sensibilidad.
-Te pasó la lengua por el frenillo.
-Sí, padrecito, eso hizo, me succionó hacia las profundidades de su cavidad bucal como una aspiradora, descapullando el glande y me…
-¡Nooo! ¡qué hijo de put…!
– …tiendo la punta de la lengua en el hoyito del pico, padre, por donde uno mea; realmente me hizo ver las estrellas, jamás imaginé que un niño de su edad pudiera hacer algo así, y luego de…
-¡ahhh, estoy que reviento!
– …chuparme un rato subiendo y bajando con los labios por el tronco de mi verga…
-¡Ohhh!
-Se abalanzó a mis bolas…
-!Aaah!
– …y se echó un coco entero a la boca, padre, y lo chupaba con unas ganas, que hasta me enterneció, padre, y… discúlpeme, padre, pero tengo que decirle la verdad.
-Cuenta, hijo, cuéntamelo todo, ¡pero no te detengas, por favor!
-Padre, en ese instante se sacó el testículo de su boca para sacarse un pendejo que le quedó entre los dientes y antes que se die…
-¡dios!, ¡dios!
– …ra cuenta yo tomé su cabeza con mi mano, le puse el pico de nuevo en la boca y se la metí hasta la garganta, padre.
-¡Hijo mío!
-Él se atragantó con el pico, pero a mí no me importó, padre, no pensé ya más en que era a mi hijo al que se la estaba metiendo, sino que su boca se transformó en un receptáculo donde vaciar el moco, padre.
-¡dios!
-Si se asustó al ver que yo estaba despierto, no lo sé, padre, pero sí sé que el muy hijo de puta…- Perdón, padre, discúlpeme por hablar así.
-Dale, no te disculpes por tonteras y sigue contándome.
-La aguantó, padre, el muy hijo de puta la aguantó como si hubiera estado haciendo esto por mucho tiempo, ¡se comió la callampa hasta que sus labios tocaron mi pelambrera!
-¡Ay, hiiiijoo, no doy más!
-¡Padre!, ¡Qué le pasa, padrecito!
-¡Ay!, es que no doy más de calor, hijo, la canícula está terrible hoy día. Hijo, espera, que me voy a soltar un poco la sotana.
-Ok, padre, mientras tanto le cuento lo que me tiene atormentado.
-Continúa, hijo.
-Esto ha seguido pasando, padre. Me siento muy mal, que diosito me perdone, padre.
-Claro que te va a perdonar, hijo, no te preocupes por eso, que yo hablo por él.
-Padre, ese día se repitió una y otra vez, pero ahora yo lo espero, padre, yo lo espero despierto, con la verga parada y le he ido enseñando maneras de darme placer que jamás hubiera pensado que alguna vez haría con mi hijo, padre. ¡Perdón, dios mío!
-Deja a dios en paz, hombre, ya te dije que yo me encargo de eso. ¡Pero por el amor de dios, sigue contando!
-Padre, esa noche le dí toda mi leche y se la tomó sin derramar ni una gota y ni siquiera cuando acabé dejó de mamarme el chuto, padre, parecía querer dejarme seco, se la tomó toda, padre, y hasta me lo siguió chupando un poco más en busca de alguna gotita sobrante.
-¡Ahhhh, me voy!, ¡Me voooyyy! ¡Ahhh!
-¿Padre?…- ¡Padre!
– (silencio)
-Padre, por favor contésteme.
-Sí… aquí estoy, hijo… es sólo que me fui… ehhh… me fui un poco de la historia… el calor me tiene un poco ido; te ruego que me disculpes, hijo mío, creo que tendré que dejar la confesión hasta acá por hoy, pero te ruego que vuelvas y ojalá que traigas a tu hijo contigo, hay cosas que hablar con el muchachito para que no se desvíe de la senda del señor.
-Gracias, padre, no sabe cuánto le agradezco que me ayude con esto.
-No hay de qué hijo, por ahora creo que será mejor no hacer nada que él pueda interpretar como un rechazo.
-Entonces, padre, ¿debo permitirle continuar con sus visitas en la noche?
-Hijo, primero tenemos que averiguar qué es lo que lo impulsa a actuar de esa manera, pero debemos ser cuidadosos para no causarle un trauma mayor; debes dejarlo que continue con sus felaciones e incluso, me atrevo a decir que dios entenderá si participas un poco también.
-Oh, gracias, padre, pero… ¿qué es una felación, padrecito?
-Uff, perdón, hijo, por usar ese lenguaje, quiero decir que debes dejar que te siga comiendo la pichula, ¿me entiendes, ahora?
-Oh, sí padre, ahora sí le entiendo, eso haré.
-Deberás rezar un padre nuestro cada noche a partir de hoy y hasta tu próxima confesión para pedir perdón a nuestro señor.
-Sí, padre, perdón, padre, le pediré a mi señora que me recuerde cómo es ese rezo.
-¡No, no, no!, no metamos a las mujeres en esto; esto es cosa de hombres, yo te daré un librito con oraciones.
-Sí, padre, muchas gracias, padre.
-“dios, padre misericordioso, que reconcilió consigo al mundo por la muerte y la resurrección de su hijo y derramó el espíritu santo para la remisión de los pecados, te conceda, por el ministerio de la iglesia, el perdón y la paz y yo te absuelvo de tus pecados en el nombre del padre y del hijo y del espíritu santo”.
-Amén.
Torux
ES NETO??? JE JE JE DONDE ESTA ESE PADRE PARA IR YO Y MAMARCELA TAMBIEN JA JA JA, EXCITANTEEEEEE
No sabía de ti hasta que has dado una respuesta en un hilo que inicié. Acabo de leer el primer capítulo de «Perdóneme, Padre…». ¡Es genial! No es fácil mezclar sexo y humor y tú lo has hecho muy bien. Poco a poco iré leyendo el resto de tu trabajo.
Un abrazo.
Gracias, Amarx.
Jajajaja… Me he reído y he acabado por igual, maravilloso relato. Felicidades!