Pervirtiendo a una nena inocente capítulo 23 Final parte 1
llega el final de esta saga..
nota del autor: siento mucha nostalgia el terminar esta saga, no la inicié yo, la seguí a partir del capítulo 6, la dedico a quien me pidió seguirla al mismo tiempo que las calientes vivencias de las nietas de doña juanita, la cual por cierto también ya voy a cerrar.
Este capítulo final lo tengo escrito desde hace 1 mes y medio, lo leía y releía, quite párrafos, agregue otros, quite escenas, agregue otras, creo que en mi subconsciente no quería terminarlo, quería seguir escribiendo de paulina y Johana, pero ya debo dejarla, fue una aventura de varios años, gracias a todos los que me acompañaron en ella y agradezco sus buenos comentarios que me motivaron a seguir escribiendo. De verdad muchas gracias a todos y espero disfruten leerla, tanto como yo al escribirla.
atte adalberto1979
Capítulo 23. Final.
Le príncipe iba caminando con su ceño fruncido por los pasillos del obispado, su porte siempre serio y rígido, iba con su característico traje gris brillante, camisa blanca y corbata negra, las personas se quitaban cuando lo veían, él ni los volteaba a ver, solo miraba al frente con su gesto de enojo; había estado vigilando la casa, y tal y como se le había ordenado tomó fotos de las niñas, de Carla y de Joaquín, las llevaba en un sobre amarillo que estaba perfectamente sellado y dirigido al obispo, se presentó con la secretaria de la oficina de recepción, al ver quien era inmediatamente lo hizo pasar, pues el obispo ya lo esperaba, ella lo siguió con la mirada, se ponía muy intranquila cuando lo veía, percibía mucha maldad en él.
- Buenos días su ilustrísima—dijo el príncipe parándose en posición de descanso militar frente al escritorio del obispo, este ni siquiera lo volteo a ver.
- Buenos días príncipe, ¿qué noticias traes?—dijo mirando su pecera donde los peces nadaban tranquilos.
- Los he vigilado por 2 semanas, no he visto actividad sospechosa, honestamente esperaba ver movimiento, algo sospechoso, pero solo veo a la familia que sale a sus rutinas y regresan después de ello.
El gordo obispo meditaba mirando la pecera mientras escuchaba al príncipe hablar, había muchas posibilidades, desde que esa no fuera una casa de seguridad, sino simplemente donde moraban personas normales, que no fueran mafiosos y solo la casualidad los hubiera puesto en el camino, se rio dentro de sí mismo cuando pensó esta opción, era obvio que eran gente del hampa, esas niñas no actuaban normal, parecía más una avanzada hacia su organización comprometiéndola por su punto más débil, su hijo; maldijo mil veces el momento cuando lo concibió con esa hermosa novicia adolescente. Sí, eso debía ser, debía ser una trampa hacia su hijo para ir debilitando su organización, todos sabían que su hijo era un calenturiento muy depravado, era tentador debilitarlo a través de él.
- ¿Y ese sobre?—le dijo mirando el sobre amarillo que el príncipe traía en sus manos.
- Son las personas que viven ahí, les tome fotos, como lo ordenó y se las traigo para que las vea.
Le pasó el sobre y el obispo lo abrió, cuando miró las fotos le llegó una sorpresa, abrió su boca y sus ojos, el príncipe sabio conocedor de los gestos faciales de las personas y sobre todo los de su mentor, vio la expresión de asombro que este presentó cuando vio las imágenes, las conocía, conocía las niñas, vio como acercó las fotos a su rostro, cambió de imagen, con sus dedos acarciólos rostros de ellas, su gesto marcaba lo interesado que estaba en estas.
- ¿Los conoce?—preguntó el príncipe, pero no obtuvo respuesta, ya no insistió en la pregunta.
- Quiero que sigas vigilando esa casa, no actúes, solo vigílala y repórtame diario lo que pasa ahí, ¿entendido?
- Si su ilustrísima.
Se alejó del lugar dando dos pasos hacia atrás y después girando lentamente, señal de respeto militar, salió a seguir las indicaciones al pie de la letra como se lo había ordenado su mentor.
****
Unas horas antes y lejos de ahí, en la casa de las inocentes nenas.
Joaquín se había despertado muy temprano ese día, serían alrededor de las 5 de la mañana, volteo a ver a su lado y ahí estaba Carla, aún desnuda, se había quedado toda la semana con ella, la escasa luz del pasillo alumbraba su escultural cuerpo, la veía embobado, parecía un ángel dormido, se sintió con su ego totalmente elevado al tener una mujer como ella totalmente enamorada de él, si en su juventud le hubieran dicho que iba a terminar con una mujer como ella nunca lo hubiera creído.
Joaquín en ese momento quería tener una máquina del tiempo, viajar al pasado y buscar a ese adolescente regordete que le encantaba pararse bajo los puentes y mirar hacia arriba para ver la ropa interior de las mujeres, niñas y adolescentes que por ahí pasaban, quería encontrarlo y decirle, “no te preocupes campeón, las mujeres te desprecian y aborrecen ahorita, pero tendrás tres al mismo tiempo, tres verdaderos monumentos de mujeres dispuestas a complacer tus más pervertidas fantasías, matate a puñetas ahorita mientras vas ideando cosas pervertidas que les harás a las mujeres, valdrá la pena la espera”.
Joaquín pensaba en eso mientras admiraba ese monumento acostado a su lado, vio las nalgas de ella, pensó cuantos hombres querían, deseaban y añoraban ver lo que ahora el veía, se sentía muy agraciado por eso, Carla hizo un movimiento y quedó boca abajo, Joaquín ya no pudo resistirse y se agachó a besar esas hermosas nalgas de mujer, pero de tanto besarlas y lamerlas se le antojó morderlas, la despertó con mordidas en sus nalgas, Carla despertó como despiertan los ángeles, miró con una sonrisa a Joaquín.
- Hola travieso—dijo volteando a verlo con una sonrisa.
- ¿Me dices travieso por morderte las nalgas o por lo de anoche?—dijo haciendo además de darle una mordida a su nalga.
- Por todo, eres un travieso—dijo sentándose en la cama mientras se estiraba marcando su esbelto y bien formado cuerpo.
- ¿Te arrepientes?—dijo él acariciando su espalda hasta llegar a sus nalgas.
- No, y mira que me dolió mucho, pero no me arrepiento, quiero complacerte en todo—dijo acariciándole la verga que ya estaba erecta, los dos estaban desnudos, así dormían desde hace días.
- ¿Por qué?—preguntó Joaquín aunque ya sabía la respuesta.
- para que veas cuanto te quiero.
- ¿sólo me quieres?
- No, te amo como nunca amé a nadie.
Se agachó a besarlo y después se agachó hacia su entrepierna y le dio un beso en el glande, lo miró con picardía y lo metió a su boca, Joaquín abrió su boca con el placer de sentir la tibia boca de Carla, le había enseñado a mamársela, Carla obediente, durante esas noches, aprendió como le gustaba que se lo hicieran, dejó de mamarlo y se levantó.
- Me voy a bañar mi amor, tápate porque ya se oyen las niñas despiertas.
Intentó levantarse pero para eso tenía que pasar por encima de Joaquín, que al sentirla encima a horcajadas de él, la tomó y no la dejo moverse, sin usar las manos guio su verga a la encharcada raja de Carla.
- Mi amor espera… aaahhh—gimió sintiendo ese mástil deslizarse dentro de ella—las niñas están despiertas, nos van a oír… aaahhh
- Mi amor, las niñas desde hace mucho que nos escuchan—le dijo Joaquín empezando a mover su cadera de arriaba
Carla sentada, con la boca abierta, la mirada nublada y moviendo sus caderas con la verga muy dentro de ella recordó la plática que tuvo con sus niñas después de la primera y ruidosa cogida que se dio con Joaquín.
*****
Las tres estaban sentadas en la mesa, Carla las tenía tomadas de las manos a las dos, ellas estaban atentas a que les iba a decir su mamá, les había mandado llamar para hablar con ellas de los gemidos y gritos que dio; en la sala estaba Joaquín tomando una cerveza mientras veía la tele, pero de reojo las miraba y su agudo oído se concentraba en la plática.
- Niñas, quiero hablar de lo que escucharon anoche—dijo Carla con algo de titubeo en su voz.
- ¿Qué mami?—preguntó Pao con carita de inocencia.
- Niñas… Pues… lo notaron, Joaquín se quedó anoche a dormir—la dos asintieron mirando a su nerviosa madre—y de eso les quería hablar, miren niñas—soltó las manos de las dos y junto sus manos moviéndolas nerviosamente—cuando dos adultos se quieren comparten momentos íntimos y…
- Sabemos de qué hablas mamá—dijo Jo con algo de fastidio—en la escuela nos hablan de sexualidad, sabemos lo que hicieron tú y Joaquín anoche, ya sabemos porque hiciste esos ruidos.
- Si mami, sabemos que gemiste y gritaste mucho porque te gustó que Joaquín metiera su pene en tu vagina, no nos molesta—dijo Pao sonriéndole.
- ¿Y no les molesta?—preguntó Carla con cara de angustia
- No, Joaquín nos agrada mucho, nos gusta que esté aquí contigo—dijo Jo hablando con la voz más tranquila que pudo dar—desde que él está te hemos visto más feliz que nunca, ya no tienes la cara de cansada, ni de fastidio que antes tenías, ahora siempre andas contenta y sonriendo, y anoche se oyó que estuviste muy feliz—sonrió pícaramente mirando a Pao que le correspondió.
- ¡Johana!—dijo Carla casi con un grito con cara roja como tomate.
- Si mami—dijo Pao tomándola de la mano—no dejes a Joaquín porque te escuchamos como rechinaba la cama y cómo gemías de placer cuando mantenías relaciones sexuales con él de muchas formas.
- ¿de muchas formas?—pregunto Carla con cara de angustia.
- Si mami, escuchamos como se movía la cama cada que cambiaban y sobre todo porque tu lo decías—dijo Jo riéndose.
Carla roja como un tomate le temblaron los labios, no esperaba que sus hijas supieran que había pasado la noche anterior, ella pensaba que iba a tener que darles clases de sexualidad, biología, ciclos ovulatorios, penes, vaginas, etc. Ahora sus niñas le decían con naturalidad que había gemido por mantener relaciones sexuales con Joaquín y sabían que sus gemidos fueron de placer, sabían que el pene iba dentro de la vagina y eso daba placer, no supo que más decir.
- Mami, de verdad, estamos felices por ti—dijo Jo uniendo sus manos a las de Pao y rodear las manos de su madre.
- Niñas, no sé qué decirles—decía Carla con el giro de la plática que sus hijas le dieron.
- No digas nada, solo no dejes a Joaquín, es más convéncelo que se venga a vivir con nosotras—Jo arrastró la palabra “convéncelo” en doble sentido, Carla lo notó y se puso más roja.
- ¿De verdad? ¿No les molesta que estemos juntos?
- No mami, ya te dijimos, lo queremos en nuestras vidas—ahora la que habló fue Pao—yo solo pido una condición.
Tanto Jo como Carla se le quedaron mirando a Pao que decía que tenía una condición para que Joaquín se quedara, Carla pensaba que le iba a decir que no quería ruidos sexuales o algo así, Jo estaba más que intrigada porque no esperaba condiciones de su hermana menor.
- ¿Cuál hija?—preguntó Carla.
- Quiero que Joaquín me lea un cuento todas las noches que se quede aquí.
Las dos respiraron aliviadas, Jo pensó que su hermana iba a decir algo inapropiado que comprometiera a Joaquín, pero su hermana solo quería un papá que le leyera un cuento, Jo se mojó de su raja pensando las opciones de un cuento nocturno.
- Mami, yo también quiero que me lea un cuento—Jo lo dijo imaginando una mamada de Joaquín a su raja antes de dormir, eso sería muy placentero.
- Gracias pequeñas, gracias por entenderme y por lo del cuento, hablaré con Joaquín y haré lo posible por “convencerlo”—ahora la que arrastró las palabras fue Carla, su raja se mojó imaginando como lo convencería, invertiblemente apretó sus piernas.
Las tres se abrazaron fraternalmente, Carla soltó una lágrimas de felicidad, Pao también, solo Jo no lo hizo, ella apretaba sus piernas imaginando todas las posibilidades de convivir con su nuevo papá.
*****
Carla totalmente excitada montaba a Joaquín gimiendo sin inhibirse y miraba hacia la puerta, estaba abierta, ninguna noche en la que se había quedado Joaquín se había cerrado y no fueron silenciosos en sus encuentros, cada vez fueron más atrevidos, Carla se sentía por primera vez plena sexualmente y sobre todo con una libertad de gozar como nunca imaginó que se pudiera.
- Aaahhh, Joaquín ¿te gusta mi zorrita verdad?—dijo Carla sentándose plenamente sobre la verga de Joaquín, entregándose al placer.
- ¿Tú qué?—dijo Joaquín con malicia mientras le pellizcaba un pezón, quería que dijera guarradas.
- Mi panocha, ¿te gusta mi panocha?—moviéndose con más intensidad al dejar de decirle zorra y cambiarlo por panocha, le había agarrado el gustillo de hablar sucio cuando cogían.
- ¿Sientes mi verga dura?—le dijo mientras la afianzaba de las caderas.
- Si, muy dura… aaahhh… dentro de mi… panocha… aaahhh.
- Es porque me gusta tu panocha.
- Me gusta cómo se siente cuando te meto la verga en tu panocha.
- Aaahhh
- Me gusta cómo se moja cada vez más mientras te voy penetrando.
- Aaahhh—gimió Carla apoyando sus manos en los pectorales de Joaquín, para poder mover su cadera como loca.
- Como te mueves cada vez más fuerte para sacarme la leche.
- Aaahhh… Joaquín… aaahhh… aaahhh—Carla se movió más intensamente.
Le gustaba que le dijera que le sacara la leche con su cuerpo. Por alguna razón desconocida para ella, la frase “sácame la leche” le súper excitaba, tenía muchos orgasmos cuando él le ordenaba que le sacara la leche con su cuerpo.
Carla estaba ya toda perdida en excitación, ya no le importaba nada, este hombre de mediana estatura, con barba descuidada y vientre abultado le había arrancado los orgasmos más intensos de su vida y cuando creía haber llegado a su límite, Joaquín la sorprendía elevándola más en sus orgasmos.
Carla se dejó caer hacia atrás, apoyando sus brazos en la cama con la verga ensartada en su raja y se movió obscenamente sobre él, Joaquín veía como la ahora depilada raja de Carla metía y sacaba su verga, podía ver casi toda la anatomía mientras ella se movía gimiendo abiertamente, estaba demasiado excitada para meditar sobre cordura, Carla de reojo vio cómo pasó alguien por el pasillo, Pao o tal vez Jo, pero no dejó de gemir abiertamente y moverse hasta sentir que explotaba su raja en un orgasmo más.
- Aaahhh… mi amor, cógeme fuerte por mi panocha, más fuerte… aaahhh… aaahhh… mi amor… mi amor… aaahhh—dijo Carla moviendo su cadera como desesperada.
Con la cabeza colgando hacia atrás convulsionó su orgasmo, Joaquín sintió las contracciones vaginales en su verga, no había eyaculado, no lo quería hacer tenía planes, Carla terminó su orgasmo con una última convulsión, se movió hacia adelante y se dejó caer en Joaquín, que la abrazó y acarició cariñosamente.
- Joaquín, ¿cómo haces para hacerme sentir así?—preguntaba Carla recuperando el aire toda desconcertada por las cosas que ahora hacía y decía sin importar que las niñas oyeran.
- Solo te amo con toda la pasión que mi corazón siente por ti.
Carla emocionada se agachó para besarlo, no le importó el aliento matutino que él tenía, lo besó como si fuera el manjar más suculento.
- Bueno ¿ahora si me dejas ir a bañar?—preguntó Carla sentándose de nuevo sobre la verga de Joaquín
- Si mi amor, solo con una condición—dijo moviendo su cadera para que se elevara y entrara su verga dura, no había eyaculado, como habíamos dicho, tenía otros sucios planes.
- ¿Cuál?—preguntó Carla, mordiendo su meñique sensualmente, entre curiosa y emocionada, sabía que Joaquín siempre hacía cosas que terminaba disfrutando.
- Que vayas desnuda—dijo malicioso—quiero verte caminar desnuda.
- Eres un travieso—dijo Carla sonriendo de emoción, por alguna razón le encantaba complacerlo.
- Si lo soy—dijo apretándole una nalga.
- Está bien, lo hare, ¿sabes por qué?
- No—mintió Joaquín, pues sabía la respuesta.
- Porque te amo y quiero complacerte en todo.
- Hazlo entonces
Carla se levantó y se oyó el chasquido de la encharcada raja de ella y la verga de Joaquín cayendo sobre su abdomen toda dura.
- ¿No acabaste mi amor?—dijo Carla mirando la verga dura de Joaquín, casi se regresa a sentarse en él otra vez para que eyaculara dentro de ella, pero Joaquín la detuvo.
- Si acabe mi amor, pero tu cuerpo me hace estar duro más tiempo—mintió parcialmente, pues si le excitaba mucho el escultural cuerpo de ella.
- A bueno—caminó a la puerta contoneándose, al llegar al marco volteo girando su torso y le lanzó un beso a Joaquín que con la boca abierta la veía.
- Hola mami—la saludo Pao que caminaba por el pasillo del baño a su habitación.
- Hola paulina—contestó Carla roja como tomate,
Ni ella sabía porque le hacía caso a Joaquín en las cosas que le pedía, estaba desnuda, sudada, su raja escurría jugos de su último orgasmo, su piel tenía muchas marcas de chupetones que Joaquín le hacía y así la vio su hija sin inmutarse o alarmarse.
Entró en la ducha después de regular el agua, respiró hondo al sentir la tibia agua que mojaba su cuerpo, recordó la noche anterior, su mano derecha se dirigió a su ano y se sintió muy excitada al palparlo todo hinchado, la noche anterior había dejado que Joaquín se la metiera por el ano, o culo como él le decía, se sonrojaba en ese momento al recordar cuando ella decía la palabra culo para él, le dolió la penetración anal, mucho, pero el escucharlo bufar de placer le hizo tener un orgasmo, no importó el dolor, solo saber que Joaquín estaba sintiendo rico con ella, ahí en la ducha solo de recordarlo su vagina se mojó de nuevo, como si Joaquín la estuviera penetrando.
- Aaahhh
Gimió al tocar su vagina, metió un dedo y lo saco frotando su clítoris, no recordaba haberse masturbado alguna vez en la vida, ahora en la ducha lo hacía todos los días, Joaquín le había enseñado como, ella no imaginaba que el tocarse le diera tanto placer, ahora le había agarrado el gusto, ya casi era necesario para ella, pero solo se masturbaba pensando en Joaquín, en nadie más.
Joaquín le había enseñado a disfrutar su sexualidad en todos los sentidos, aún recordaba sus palabras.
“Carla, nacimos con nuestra sexualidad, está en nuestros instintos, en nuestros genes, pero hemos creado tabúes que nos limitan, nos avergüenzan y hacen que escodamos lo que somos. No escondas tu sexualidad bajo una sábana, no escodas tu sexualidad detrás de una puerta, no escondas tu sexualidad dentro de tu garganta, libérala, deja que fluya por tu cuerpo y salga por donde deba salir, no te pongas en la mente que es algo malo, será malo solo si tú lo crees, de lo contrario será lo más natural, lo más hermoso, pero sobre todo lo más placentero, porque es para lo que fuimos hechos.”
- Aaahhh—gimió moviendo más rápido su mano sobre su vagina—aaahhh… aaahhh—gimió fuerte sin importar si alguien la escuchaba, así en su orgasmo auto provocado recordó la noche anterior.
*****
La noche anterior…
Joaquín había llegado con las niñas, como ya era su rutina se las cogió salvajemente a las dos por todos sus agujeros, Pao soltó algunas lágrimas de lo fuerte que le dio Joaquín por su culito, Jo acostada de lado recargando su cabeza en su mano, observó cómo su nuevo papá se cogió salvajemente a su hermanita menor haciéndola llorar, ella solo le sonreía y se tocaba la vagina obscenamente cuando él la veía, para que se excitara más y le diera más fuerte por el culo a Pao.
- Ya papi, ya…
Le decía casi en súplica Pao, mientras Joaquín la tenía hincada frente a él y le jalaba de ambas manos a modo de bridas, la cabeza de la pequeña Pao volaba con los fuertes empujes que Joaquín le daba.
- No mi putita, ando muy excitado, te voy a dar muy duro nada mas de imaginar que esta noche enculo a la puta de tu madre.
- Ay… ay… ay
La pequeña Pao gemía quejosamente recibiendo empujes, le dolía, pero sabía que eso le gustaba a su papá y quería complacerlo en todo, así que aguantó todo lo fuerte que él la enculó.
- Aaahhh me vengo—bramó Joaquín soltando toda la leche en el recto infantil de Pao que ojitos cerrados sintió lechazo tras lechazo dentro de ella.
Cayo Joaquín a un lado de ella y Jo se acercó a mamársela para limpiársela como ya era una nueva costumbre familiar.
- Papi, me diste muy duro—dijo Pao tocándose el culo todo hinchado.
- Es que ando muy excitado de pensar que hoy estreno la puerta posterior de tu madre.
- ¿Si lo vas a hacer?—preguntó Jo desde abajo sacando la verga para hablar.
- Si, ustedes atestiguaran el acto
- Si papi, lo que tú quieras—dijo Pao acostándose a un lado y abrazándolo.
- ¿tú crees que se deje?—pregunto Jo algo escéptica de que pudiera, conocía a su madre y sabía lo conservadora que era.
- Claro, ¿quieres apostar?
- Está bien, ¿qué apostamos?—dijo aceptando el reto, sabía que no iba a lograrlo, al menos esa noche no.
- Tu culo
- ¿Mi culo?—dijo Jo riendo—pues no veo como, ya te lo doy a cada rato.
- No, pero te voy a dar hasta hacerte cagar.
- ¿Sigues con eso?—dijo Jo riendo divertida.
- Sabes que sí.
- Bueno es una apuesta, si esta noche le das por el culo a mamá, te dejo que medes hasta hacerme cagar, pero si pierdo, deja que sea en la regadera ¿de acuerdo?
- Si mi putita
Adulto y niña estrecharon las manos en un cierre de apuesta, Joaquín cerró los ojos para tomar una merecida siesta antes de que Carla llegara, estaba exhausto de cogerse a las dos niñas y tenía que recuperar fuerzas, pues en la noche le tocaba a la madre de ellas.
Carla llegó después de su doble jornada, Joaquín ya la esperaba dentro de la casa, ahora ya podía estar dentro sin que fuera problema, pues tenía toda la confianza de ella.
- Mmm que bien huele eso—dijo Carla dejando su bolsa en la mesa de la sala, para después dirigirse a la cocina donde Joaquín guisaba la cena
- Hola mami
- Hola mami
Saludaron las dos niñas a su mama que recién llegaba.
- Hola pequeñas—saludo con un beso en la mejilla a las dos—hola guapo—saludo a Joaquín con un beso en la boca– ¿Qué preparas que huele tan bien?
- Hola hermosa mujer, es una receta de mi abuela de guisado de carne con un poco de picante, te va a gustar.
- ¿Crees que a las niñas les pique?
- Creo que las niñas toleran este chile—lo dijo mirándolas sin que Carla lo notara, señalando su entrepierna, las dos rieron, Carla volteo y sonrió desconcertada mirándolos sin entender.
- Bueno mi amor me voy a bañar y cambiar.
La cena transcurrió amena, al término de esta Carla les dijo a sus hijas que se preparan para dormir, las dos se levantaron y se despidieron de Joaquín quien las besó en la frente, Pao se paró en frente de Joaquín con su mirada tierna, con las manitas juntas y sus dedos entrelazados en súplica.
- Joaquín, quería preguntarte algo—la vocecita de Pao sonaba tan tierna.
- Si pequeña, dime—dijo él acariciando tiernamente el cabello de ella.
- Sé que es atrevido, pero—dijo la pequeña agachando la mirada–¿Puedo llamarte papá?
A Carla se le fue toda la sangre a los pies, la poca que le quedo en su cabeza se depositó en las mejillas que se pusieron rojas como un tomate, Pao en su inocencia siempre había querido un papá, pero eso ya era demasiado compromiso para Joaquín, Carla no sabía qué hacer, si interrumpirlos y cambiar el tema o dejar que las cosas fluyeran, esto último le angustiaba mucho, pues temía que Joaquín se asustara con ese compromiso y decidiera terminar la relación.
Joaquín la tomó de las manos y la miró a los ojos con la mirada más tierna que un hombre puede dar.
- Pequeña, nada me haría el hombre más feliz de este mundo que el que me quieras llamar papá. Créeme que lucharé y haré todo lo que esté a mi alcance para ganarme y merecer ese honor, el honor de ser tu papá.
Carla casi grita de emoción, una lágrima salió de su ojo derecho, no la pudo detener, más cuando vio como Pao lo abrazó como siempre quiso abrazar a una figura paterna.
Su vida había estado incompleta, ahora llegaba este hombre a cumplir todos los faltantes que tenía esta familia, ella tenía a una pareja sexual insaciable que le enseñaba a disfrutar el sexo como nunca imaginó, tenía estabilidad económica, y sumándole a eso, también representaba la figura paterna que las niñas necesitaban, otra lágrima salió ahora de su ojo izquierdo, tampoco la pudo detener.
- Vayan niñas, prepárense para dormir y en un momento las alcanzo para leerles su cuento.
Las niñas subieron corriendo, Carla se levantó y se abalanzó sobre él, tanto que hasta Joaquín se desconcertó
- Carla ¿qué pasa?—dijo riendo mientras recibía mil besos de la hermosa Carla en su rostro.
- Que te amo, te amo como nunca amé a alguien, tú lo dijiste, harás todo para ganarte el honor de ser el padre de mis hijas, así que yo haré todo para ganarme tu amor, todo para que seas el esposo más feliz del mundo, me estoy entregando a ti, tal vez no entiendas lo que significa, pero te estoy entregando no solo mi cuerpo, te entrego mi corazón y mi alma, es tuyo… yo seré tuya, solo tuya…
Joaquín emocionado la besó, su pene reaccionó al sentir el tibio y suave cuerpo de Carla pegado a él.
- Ve al cuarto, allá espérame.
- Si mí amor, solo deja cumplo mi promesa y les leo un cuento a tu hermosas hijas.
Joaquín subió la escaleras y pasó con las niñas les leyó un corto cuento, cuando Carla pasó solo vio un hombre paternal y cariñoso con sus hijas, no tenía la más mínima idea de todas las cosas que él les hacía cuando estaban solos.
- Entonces a pinocho le creció la nariz—le decía Joaquín a Pao—así como mi verga en tu culo—le decía en un susurro a la pequeña que emocionada reía.
Después fue con Jo.
- Tramposo—le dijo Jo mientras Joaquín ya empezaba a meter mano bajo las sábanas.
- ¿por qué mi putita?—le preguntó mientras maliciosamente le iba bajando su pijamita.
- Te pusiste de acuerdo con Pao para que te dijera eso… aaahhh… de llamarte papá… aaahhh… ¿verdad?—dijo Jo arqueando su cabeza hacia atrás al sentir dos dedos dentro de ella.
- Si mi putita, ganaré y mañana pagarás
- Aaahhh—Jo gemía—por eso me hiciste comer otro plato de carne ¿verdad…? aaahhh
- Si mi putita, mañana te haré cagar con mi verga, ocupo tu tripa muy llena.
- Si papi, pagaré, aaahhh, más rápido, mueve más rápido tus dedos, aaahhh—Jo ya estaba demasiado excitada con la plática– ¿y si me metes la verga tantito?—su voz era de excitada súplica.
Joaquín excitado la levantó y la puso en cuatro, Carla estaba en la recámara y ya no saldría ahí lo esperaría, puso la verga en la raja de Jo y se le metió de un empuje
- Mmmggghhh—gimió Jo con los ojos en blanco y su boca tapada con la mano de Joaquín que arremetió contra ella una y otra vez, muy brusco hasta que sintió que tuvo un orgasmo.
- ¿Satisfecha?—preguntó Joaquín malicioso aun moviendo su cadera.
- Aaahhh—Jo titiritaba—si papi, mucho
- Y mañana a pagar tú apuesta
- Si papi, lo que tú quieras, aaahhh—Jo estaba tan excitada que ya accedía a todo.
Se la sacó dejándola en la cama tirada boca abajo, Jo solita se acomodó su ropita y se acomodó de nuevo bajo las sábanas, Joaquín salió y se dirigió directo a la regadera a tomar una higiénica ducha, no debía oler a la vagina de Jo.
Joaquín ya bañado y desnudo entró al cuarto y no vio a Carla, se cambió y se puso su pijama de dormir, se acostó y cuando miró hacia la puerta ahí estaba Carla, Joaquín abrió la boca como un hipopótamo, Carla parada en el marco de la puerta traía puesto un baby doll color negro, muy transparente, se dibujaba su silueta por la tenue luz del corredor, el pene de Joaquín brincó como un resorte.
- Esta noche será especial—dijo Carla haciendo su voz sensual.
- Contigo todas lo son—contestó Joaquín.
- No, créeme, esta noche será muy especial para ti.
- ¿Por qué?
- Porque te voy a dar algo que sé quieres de mí, algo que nadie le he dado ni con el pensamiento.
Carla caminó hacia él, iba a cerrar la puerta cuando él la detuvo.
- No cierres.
- ¿No?—le preguntó ella con una sonrisa divertida.
- Creo que esta noche sería prudente cerrarla, creo que gritaré mucho—puso cara preocupada cuando lo dijo.
- No la cierres—fue la voz de Joaquín, no lo dijo imperativo ni posesivo, más parecía una súplica.
Carla sabía que a Joaquín le gustaba dejar la puerta abierta, todas las noches tuvieron sexo y lo hacían a puerta abierta, él era diferente a ella, era de mente muy abierta, tipo europea, ella imaginaba que así lo habían educado, no pensaba que él lo hiciera con malicia, pues ella veía como trataba a sus hijas con el mayor respeto y cariño que ella nunca imaginó en un hombre para dos niñas que no eran sus hijas.
- Está bien, procuraré ser silenciosa—dijo ella sonriéndole, dándole entender que lo complacería en todo.
Carla caminó sensualmente y se dirigió al peinador que estaba frente a la cama, abrió el cajón y sacó un tarro de vaselina, se lo entregó a Joaquín, él lo vio y notó que era nuevo, aun traía la etiqueta en la tapa.
- Lo compré esta semana, úsalo conmigo, esta noche te entregaré lo único que nunca le entregué a mi ex esposo, y honestamente pensé que jamás lo haría, ahora te lo entrego a ti, eres el único que merece tenerlo.
Se fue acomodando sobre Joaquín hasta quedar acostada boca abajo sobre sus piernas, parecía como coloca un padre a la hija que va a nalguear, Carla desde esa posición lo volteo a ver.
- Hazlo cuando quieras, ya estoy lista.
Joaquín levantó la tela y vio las nalgas desnudas, blancas como la nieve.
Plaf
Sonó el chasquido de la mano de Joaquín golpeando la blanca y suave nalga de Carla, ella volteo a verlo abriendo su boca, su raja se mojó cuando vio que él levantó la mano para dejarla caer de nuevo en su nalga.
- Aaahhh—gimió ella regresando la mirada al frente, abriendo su boca y apretando las sábanas para afianzarse.
Aun recordaba la primera noche que él la nalgueó, no le preguntó si quería, solo la acostó en sus piernas y sin preguntar la empezó a nalguear, se sintió muy mujer cuando él lo hizo, al sentir como su hombre la dominaba, su raja se mojó mucho al sentirse golpeada y maltratada por su hombre, para después sentir como la penetraba con su verga por su boca y su raja. Lo único incómodo fue explicarles a sus hijas lo que había pasado.
“mami, ¿por qué anoche se escucharon nalgadas?”—preguntó Pao durante la cena, lo hizo con malicia, pues bien sabía en carne propia lo que le gustaba a su papá, Carla toda roja miró a Joaquín que sonriendo se encogió de hombros.
“bueno hija, ya te había dicho, cuando dos personas se aman mucho, manifiestan su sexualidad de muchas formas”.
“¿cómo con nalgadas?”
“si, es algo así como un juego de adultos”.
“ah”—dijo Pao sonriendo mirando a Joaquín que muchas veces las nalgueó a las dos. Jo se levantó para llevar su plato al lavaplatos y cuando pasó al lado de Pao, esta le dio un nalgada.
“auch”—grito Jo dando un brinquito y sonriendo pícara a su hermana.
“¿Por qué hiciste eso?”—le preguntó Carla abriendo sus ojos.
“porque quiero a mi hermanita y es como tu dijiste, es una forma de decirle que la quiero”
Joaquín soltó una carcajada y después Carla, todos terminaron riendo la ocurrencia de Pao.
Plaf
Plaf
Plaf
Plaf
Muchas nalgadas recibió Carla en ese momento, ella de reojo vio que alguien pasó por el pasillo, era Jo que iba al baño a limpiarse su encharcada raja por la recién cogida de Joaquín, los vio y vio como la tenía sobre sus muslos mientras la nalgueaba, se sintió apenada, pero muy excitada; sus nalgas ya estaban muy rojas y su vagina era un charco de agua, eso facilitó a Joaquín manipularla, metió el dedo medio y el anular al mismo tiempo en la raja de ella, para permitir con esta maniobra manipular su culo con el pulgar.
- Aaahhh—gimió Carla a sentir penetrada por los dedos de él.
Joaquín sacó los dedos y los llevó a su boca, los absorbió y al hacerlo se escuchó el ruido de la absorción demasiado obsceno, pero hizo que Carla se mojara más, abrió el tarro de vaselina, regresó los dedos de la mano derecha a la raja y con la izquierda untó vaselina en el culo virgen de Carla, una vez hecho metió su pulgar.
- Aaahhh
Carla gimió fuerte y volvió a ver a Jo que ahora regresaba a su habitación, Jo caminó lento y sus miradas se cruzaron, Carla con la cara de lado, sus cabellos adheridos a su frente por el sudor, daba quejidos muy audibles, se veía perfectamente que ahora Joaquín manipulaba su culo mientras ella gemía. Jo solo le sonrió y siguió su camino, Carla pensó que tendría que tener una nueva plática con sus hijas, mientras tanto seguiría ahí, entregándole el culo a Joaquín.
Carla gimió frunciendo el entrecejo, nunca antes había sentido algo entrar en su ano, o culo, como debía llamarlo en ese momento, tal vez de niña pequeña su mamá le puso supositorios, pero ella no recordaba eso, ahora tenía todo el dedo pulgar de Joaquín dentro de ella.
- Despacio mi amor, recuerda que es mi primera vez, ay…– Joaquín sin inmutarse seguía.
Dio un gritito cuando sintió que Joaquín le forzaba el esfínter con el pulgar, se lo sacó y metió el índice.
- Ay—volvió a gritar, pero Joaquín no se detenía, era como si no la escuchara.
Volvió a dar otro gritito cuando sintió que empezaba a meter el medio, Joaquín con el ceño fruncido por la concentración ya empezaba a sudar en la frente.
- Ay, mi amor
Gritó Carla cuando Joaquín separó los dedos como tijeras, dentro del culo de ella para dilatarla más. Se excitó al sentir que Joaquín no se detenía ante sus quejidos, iba a tomarla por el culo aunque se quejara, eso es lo que hacen lo hombres, no piden permiso
- Ay… aaahhh—Carla gemía y se quejaba al mismo tiempo, su frente también presentaba gotas de sudor.
5 minutos ya habían pasado, Joaquín ya metía tres dedos, el culo de ella estaba listo, el resto de la dilatación se lo haría con la verga.
- Muévete para acá—le dijo Joaquín levantando e hincándola frente a él, la tomó de la nuca y la llevo a su verga; Carla, mientras era llevada a la verga de Joaquín, abrió su boca cual sumisa ante su macho.
Fue la felación de una mujer que ya sabe lo que hace, Joaquín ponía los ojos en blanco del placer que sentía y más porque fue él quien le enseño.
Carla tomaba la verga con una mano al mismo tiempo que metía el resto a su boca, la sacaba y metía moviendo su cabeza mientras la masturbaba, lo sacaba pero solo para pasarle la lengua por todo lo largo y rematar mamándole un huevo, jugando con él dentro de su boca, sin dejar de masturbarlo.
Mientras lo hacía lo miraba a la cara para ver los efectos que producía en él.
Había aprendido rápido como darle placer a Joaquín, no fue tanto su destreza, más que todo fueron sus ganas de complacerlo.
Joaquín se puso de pie y quedó frente a ella que seguía masturbándolo, mirándolo desde abajo hincada, se levantó cuando sintió que él la jaló hacia arriba, después sumisamente se dejó llevar por él a la cama quedando en cuatro mirando al respaldo de la misma.
- ¿Qué haces?—preguntó sonriendo cuando sintió que él le vendaba los ojos.
- Te quiero así
- ¿Por qué?—dijo riendo divertida.
- Es mi fantasía, anda déjate.
- Está bien mi amor.
Carla se dejó vendar los ojos y quedó su mirada totalmente en tinieblas, quería complacerlo, aunque se sentía extraña no verlo.
Joaquín malicioso miró a la puerta donde ya las niñas se asomaban sabían que su madre no veía, iba a desflorar el culo de Carla y las niñas serían testigos de ese acto.
- Aaahhh, Joaquín—gimió cuando sintió el glande posarse en su último lugar virgen.
- Te amo—dijo Joaquín mirando a las niñas, mientras afianzaba a Carla con ambas manos de sus bien formadas caderas—te amo como nunca amé a nadie, eres mía y ahora tu culo será mío.
- Aaahhh
Gimió una vez más cuando sintió como la verga de Joaquín llena de vaselina se fue adentrando en su culo.
Joaquín volteo con una sonrisa de lujuria hacia las niñas que ya se empezaban a tocar sus rajitas mirando el vientre abultado de Joaquín posarse sobre las nalgas de su madre, ella apretaba las sábanas haciendo gestos de dolor, las dos niñas sabían que esa era el momento más difícil, el poder acostumbrarse a algo que entra por el culo, ya después era fácil tolerar la fricción de una verga entrando y saliendo.
- Joaquín despacio mi amor, despacito por favor.
Joaquín sacó la mitad de la verga y la regresó.
- Aaahhh, Joaquín
Joaquín, como era su costumbre al estar excitado, no hizo caso, volvió a repetir la maniobra y aumento la velocidad y después la intensidad, para los tres minutos era una máquina de penetración dentro del culo de Carla, que ya más relajada se dejaba hacer.
- Me gusta mucho tu culo
- ¿Sí? Aaahhh
- Si, siento como me aprietas
- Aaahhh… aaahhh
- Te estoy jodiendo el culo, aaahhh
- Si, dame mi amor… dame por mi culo… aaahhh—Carla ya no se inhibía, gemía y gritaba, aunque sus niñas no estuvieran ahí, hubieran escuchado todo perfectamente.
- Eres mía—decía Joaquín mientras miraba a las niñas, ellas entendieron que el mensaje era para las tres, las tres eran suyas, Pao abrió su boquita de placer sabiendo que tenía dueño.
Las niñas movían sus manitas en sus rajitas viendo como su nuevo padre sodomizaba a su madre, las nalgas de Carla rebotaban a cada embestida que él le daba, la jaló del cabello haciendo que su cabeza mirara casi al techo, ahí arremetió sobre el culo de Carla que ya era un gemido tras otro.
- Aaahhh… aaahhh… aaahhh.
Joaquín ya empezaba a gotear sudor, sus huevos ya quería explotar, las niñas abrían sus bocas masturbándose, aceleró como loco y Carla ya no pudo más que gritar una y otra vez.
- Aaahhh… aaahhh… aaahhh… aaahhh…
- Me vengo aaahhh, te dejo mi leche en el culo… aaahhh
- Si mi amor déjamela en el culo, es tuyo, será tuyo cada que se te antoje… aaahhh
Ya no pudo evitar su eyaculación sintió como chorro tras chorro el semen se fue por el culo de Carla como un enema sexual. Fue una enculada de media hora que a Carla le supieron dos horas, aunque el orgasmo que tuvo escuchando los bufidos de Joaquín eyaculando en su culo, valió la pena.
Joaquín todo sudado, aun respirando agitado, volteo a ver a las niñas, les sonrió satisfecho, ellas también sonrieron, Joaquín se la sacó a Carla.
- Auch—se quejó, se iba a quitar la venda para verlo.
- No lo hagas—ordenó Joaquín.
Carla sonriendo la dejo y se volvió a poner en cuatro sobre la cama, Joaquín se agachó y empezó a lamerle el culo, jaló a Pao que seguida por Jo se hincaron a cada lado de él y en silencio total le mamaron la verga para limpiársela.
- Aaahhh mi amor, que rico siento—decía Carla sintiendo la lengua de Joaquín en su culo mientras este se cerraba.
Ella se sentía la mujer más especial del mundo al sentir como Joaquín quería curarle el culo con su lengua. Joaquín tomó de la nuca a Jo y le metió la verga una y otra vez, mientras tenía la cara metida entre las nalgas de Carla sosteniéndola por una cadera con su mano izquierda, Jo se dejó hacer por su papá y no emitió ningún ruido.
Joaquín pensó que ya era suficiente y les hizo una seña para que se fueran y en silencio salieron, unas vez solo con Carla, le quitó la venda de los ojos, la pobre Carla cayó boca abajo en la cama, estaba toda sudada, muy adolorida del culo, pero también muy contenta.
- Te amo—dijo Joaquín acomodándose a un lado y dándole un beso en el cuello.
- Y yo a ti—le dijo volteándolo a ver– ¿ahora me crees que si te amo?
- Si mi amor, pero siempre te he creído, lo veo en tu mirada.
Se acomodaron y se fueron durmiendo de cansancio, ni siquiera se bañaron, así en esa posición cayeron en un profundo sueño.
El problema fue que dos horas después Joaquín despertó con una terrible erección, Carla estaba de espaldas a él, sin despertarla apuntó su verga de nuevo a su culo y la penetró, Carla despertó con el tercer empuje.
- ¿Quieres de nuevo mi amor?—preguntó sumisa a Joaquín que ya se empezaba a mover como loco
- Si, siempre voy a querer tu culo.
- Pues tómalo cada que quieras, aaahhh
El culo de ella estaba laxo y aún con vaselina, así que no fue nada de problema que él la penetrara. La puso boca arriba y le hizo sostener sus muslos pegados a su pecho, para que él pudiera metérsela mientras la veía, se dejó caer sobre ella y le hizo un chupetón arriba de su teta izquierda, Carla sintió la succión y tuvo un orgasmo sintiendo como complacía a su hombre.
Eyaculó bufando de placer en la oreja de Carla que se movió mucho para darle placer. Así sin sacársela los dos se quedaron dormidos, no se dieron cuenta en que momento la verga aguada de Joaquín salió del culo de Carla.
continuará
Qué excelente historia, eres un maestro del morbo!