Placentero y perturbador verano.
Parte 1. Un perro, y mi tío me inician en el mundo del placer. Relato 100% morboso..
Hola, soy una joven de 25 años… la historia que relatare sucedió cuando yo tenía 16 años. Ocurrió un verano en que yo fui de vacaciones a casa de mi tío, hermano de mi padre, me encantaba ese lugar, había un lago, y un bosque muy grande, era perfecto para pasar una temporada, y la casa de mi tío era bastante grande y hermosa. A lo que agradecí que me recibiera, su familia era pequeña en ese entonces, solo vivía con su esposa y su hija pequeña de 10 años, era una chica bastante alegre y a veces extraña. Mi tío era guapo, diría que el salió con los dotes de belleza en toda la familia de mi padre, y su esposa, también lo era, muy bella. Era de esperar que su primogénita fuera así, una niña preciosa en desarrollo.
Además de ellos tres en esa casa había un perro, ya era adulto, juguetón y medio torpe, era un pitbull muy bonito. Yo lo había conocido desde cachorro. Se veía la familia perfecta…
El día que llegué me recibieron muy bien estaban todos muy atentos conmigo, y me ofrecían llevarme a recorrer los lugares más tarde.
– ¿Como estuvo el viaje, sobrina?
– Muy bien, tío, estaba muy ansiosa de llegar aquí… espero tener unos días grandiosos.
– Pues los tendrás, Sofía te llevará a dar unas vueltas por los alrededores e incluso podrían ir al lago.
– ¡Ay si, papá! Estaré encantada de llevar a mi primita.- dijo Sofía, la hija de mi tío.
Terminamos de almorzar y nos disponíamos a caminar con Sofía. Ella llevaba a Félix, su perro pitbull, con una correa. Caminamos mucho mientras ella paseaba a su perro, yo iba tomando fotografías del lugar y deleitándome con la naturaleza.
De pronto volteé hacia Sofía, que había soltado un gemido de incomodidad y noté que su perro estaba metiendo su hocico entre sus piernas, por debajo de su falda corta, y lamía sus piernas.
Me sentí incomoda.
– ¿Por qué hace eso tu perro?- pregunté.
– Sólo está jugando… Quizás le gusta mi olor y quiera lamer- dijo riéndose.
Yo no dije nada, me sentí muy extraña. Y sentí al mismo tiempo que algo palpitaba en mis bragas. Lo ignoré, y seguimos caminando a casa.
Ya en la noche, me di una ducha y me fui a la cama. Me daba vueltas la imagen que vi de Félix con mi prima Sofía. Y pensé en ello hasta que decidí dormirme.
De repente algo me despertó a media noche, se escuchaba como gemidos y quejidos muy bajos, pero yo tenía un excelente oído. De inmediato pensé en mis tíos teniendo sexo. Pero luego de un rato noté que eran gemido de una voz más aguda, y decidí levantarme a investigar. Camine despacio por los pasillos hasta que llegué a la puerta del cuarto de Sofía. La puerta estaba entre abierta. Me impactó lo que vi. Estaba Sofía totalmente desnuda, estirada en la cama, sostenía sus piernas con sus brazos, para abrirse más, y Félix su perro estaba lamiendo su vulva como loco, lamia desde el ano hasta el clítoris y viceversa, y Sofía lo miraba caliente, ¿Cómo una niña tan pequeña podía comportarse así?
La situación y lo que vi, me excitó demasiado, pensé en irme pero mi morbo era más grande, y al mismo tiempo estaba perturbada. Volví a mirar entre la puerta. Esta vez Sofía se puso en cuatro y el perro chupaba su ano, le metía la lengua por su agujerito rosado, y ella gemía muy despacio. De pronto el perro subió a la cama y le vi su pene erecto, se lo acercaba a Sofía a la cara y ella comenzó a lamerlo, casi como una experta de películas porno. Yo estaba totalmente descolocada. Corrí sin meter ruido al cuarto donde me estaba quedando y me masturbé, acabé muchas veces hasta lograr borrarme lo que vi, pero no pude. Me cuestioné si lo había soñado, pero al rato escuche a su perro salir de su cuarto e irse a su cama. Era ya de madrugada y nadie despertaba aún. Yo no había podido dormir en toda la noche, porque estuve masturbándome. Me levanté sigilosa, y fui en dirección hacia el perro, me aseguré que nadie viniese, metí mis dedos en mi interior y acerqué mi mano a la nariz del perro, de inmediato comenzó a lamer desesperado.
Yo iba con camisón y sin bragas. Y acerqué mi vulvita a Félix, comenzó a comerme el coño, su lengua era grandísima y muy húmeda, tenía buena elasticidad y movimiento. Se notaba que tenía práctica. Yo estaba en el cielo, sentía demasiado placer, su lengua rozaba mi clítoris y lo levantaba con su fuerza, eso me volvía loca. Me chupó por unos minutos y de repente noté que se estaba posicionando para penetrarme. Yo lo quería detener pero era fuerte y yo estaba muy caliente, hice intentos fallidos de detenerlo y se acomodó sobre mi y sentí su pene canino intentando entrar a mi vagina, sentí la punta entrar y lo aparté.
– Sale perro, ¡Quítate! – dije en voz baja.
Corrí a mi cuarto nuevamente y el perro me siguió, se puso a ladrar y gruñirme. No tuve otro remedio que agacharme acariciarlo y soportar sus lamidos de nuevo, admito que la situación me calentaba mucho, el perro me estaba forzando a realizar el coito con él.
De repente sentí que la puerta se abrió mientras yo estaba siendo lamida por Félix. Era mi tío.
– Vaya sobrinita, veo que te has estado divirtiendo esta noche… Estás muy caliente no?
Yo me acomodé la ropa y me levanté del suelo, muerta de vergüenza.
– Tío, no es lo que piensa, el perro entró y comenzó hacerme esto. Me gruñó. Tuve miedo. Yo… Yo…
– Shhhh… tranquila, yo te entiendo- dijo en voz baja acercándose a mi- Si quieres ayuda sólo tienes que pedirla.
Tomo mi mano y la acercó a su miembro, estaba totalmente erecto. Y sentí mojada la punta por encima de su calzoncillo.
– Tío…Yo… No se que está haciendo… esto está mal…- tartamudeé, tuve pánico.
– Tranquila sobrinita, yo se que quieres esto y no te lo voy a negar. Eres adolescente, estas pasando por esas falta de sexo y placer. Tu tranquila, yo me encargo de todo.
Levantó mi camisa y me dejó desnuda, miré al perro que estaba jadeando con la lengua afuera, y se acercó a mi vulva a penas me vio sin prenda alguna.
– Hey Félix, tranquilo perrito, yo igual quiero probar esa exquisitez, se ve que te gusta no?- dijo mi tío dirigiéndose al perro.
– Tío por favor… No puedo…
Mi tío acercó su boca a mi y me besó, metió su lengua y me invadió con ella. Yo estaba paralizada, excitada, confundida…
Mi tío se sentó en la cama y yo me quedé parada, estábamos casi a la misma altura, mientras me seguía besando.
-Quiero que te sientes a horcajadas sobre mi y siente mi verga caliente y dura por ti, nena.
Eso que dijo prendió un fuego en mi y quise sentarme y brincar en su polla. Recordé que yo solo tuve sexo una vez y la verga de mi ex no era precisamente grande, como la de mi tío. Esta si es gruesa y deliciosa.
Corrí a cerrar la puerta con seguro y quise sacar al perro.
– No lo saques, deja que mire…- dijo mi tío.
Yo tuve dudas pero le hice caso.
Me acerqué a mi tío y le quite su calzoncillo. Noté que su glande estaba brilloso y mojado, yo también me sentía así, me acerqué a su verga y lamí ese jugo.
– Eres tan sucia, sobrina, me encantas.
Me paré y lo bese con su líquido pre-seminal en nuestras bocas. Mientras acomodaba su pene en la entrada de mi vagina, poco a poco fui sentándome y dejando que entrará más su verga, sentía como me.abría y mis paredes vaginales lo atrapaban.
– Estás apretadita, amor… Me encanta tu coño joven, ya entiendo porque el perro te come. Sigue metiéndolo.
Se sentía deliciosa su verga dentro de mi, me daban pequeños espasmos de placer que podía disimular. Cuando mi vagina se acostumbró al grosor, pude comenzar a moverme más rápido, hasta que pude cabalgar, era tan exquisito mi tío, no podía dejar de gemir y saltar en su polla, sentía ganas de gritar pero me aguanté. De repente sentí que el perro se acercó a mi por detrás y comenzó a lamer mi ano mientras yo saltaba en la polla de mi tío.
– Eso perrito, cómeme el culo.- solté entre gemidos.
– Que deliciosa estás sobrina. Vendré seguido a verte.- susurró mi tío pasándome la lengua desde la oreja hasta el cuello.
De pronto comencé a sentir como mis piernas se tensaban y mi vientre se apretaba, sentía algo extraño.
– Tío creo que voy acabar encima de usted.
– Hazlo sobrinita, mojame con tus líquidos deliciosos.
De repente estallé, chorros y más chorros salían de mi vagina mojando a mi tío y la cama. El perro lamía con disfrute todo lo que salía.
– Está lamiendo mis pelotas…ohhhh, que delicia. Voy acabar yo ahora, nena, no pares… aquí voy…
Al decir eso yo me salí de un salto y comencé a chuparle la verga hasta que acabo, deje que su leche impactará con mi cara y algunos restos quedaron en su miembro. A lo que el perro comenzó a lamer también, se comía todos nuestros fluidos, y nos dejó limpios con su lengua.
– Este perro es un pervertido. – dijo mi tío intentando recuperar el aliento después de tanto placer.
Continuará…
(Comenten si quieren que continúe con el relato)
ufff quiero ser tu tio y tener a ese perrito limpiando con su lengua todo.
Sigue contando, cariño.
Vamos cuenta más que quiero saber que pasa con la niña de 10 años y el relato esta muy bueno