PLACERES DE UNA FAMILIA COSTEÑA 3
Continuamos con la historia de Betico, un nene de 8 años que acababa de iniciar a masturbarse, y estimular su culito, de una forma poco convencional, esto causado por un accidente sexual relacionado con su progenitor..
Betico estaba pasando unos días agridulces por un lado se descubría por medio de la masturbación y la penetración de su culo, algo que le daba mucho placer; y por otra el desinterés por parte de su padre, para un nene como el era muy importante estar cerca de su papá, al ser huérfano de madre, su padre Wilmer siempre había sido su principal apoyo y fuente de seguridad, pero desde aquel incidente donde lo encontró teniendo relaciones sexuales, ignoraba a su hijo totalmente.
La relación solo se limitaba a saludarse por las mañanas mientras desayunaban, y a no volver a hablar en todo el día, por supuesto Wilmer estaba pendiente de él, pero por medio de las preguntas que le hacía al “Manco”. Quien dada la distancia de padre e hijo ahora tenia mas trabajo al estar mas presente para el niño.
Aunque todo cambiaria una mañana de domingo cuando betico después de acostarse muy tarde masturbándose, e introduciéndose tres dedos y la columna de adorno del piecero de su cama, cayo rendido, así desnudo como estaba, solo cubierto por una ligera sabana que lo mantenía fresco en el clima cálido en el que vivía, fue despertado por su padre, Wilmer estaba sentado junto a él llorando, el infante se asustó pero lo reconoció en seguida —papi, que tienes, te quiero papi —dijo el niño intentando tocarlo, a lo que su padre reacciono apartándose, Wilmer tenía muchos problemas para demostrar su amor, o cualquier muestra de cariño —disculpa Betico, te amo hijo, me dio mucha rabia que me vieras así, culiandome a la hembra que tenía acá en la casa, no supe reaccionar, yo soy un mal padre —decía visiblemente borracho, y drogado, el olor lo delataba, tenía su cuerpo sudado, con un pantalón, una camisa desabotonada, en la poco luz que tenía el cuarto distinguía las lágrimas que escurrieran por el rostro de su padre, en especial su boca, una boca grande y prominente producto de su herencia afro —papi cálmate, eso no tiene nada, yo sé que eso es normal, y te veías muy lindo — Wilmer se levantó apenado por el comentario de su hijo —perdóname campeón, te amo y me cuidare más para no exponerte a esas cosas, ¿vale hijo? —dijo el padre mientras el niño se levanto de su cama desnudo y tomo su mano —no papi, no te vayas, te extraño —decía el nene mientras su respiración se agitaba más, no se había percatado que se había dejado ver desnudo, el padre lo vi de reojo y le pregunto que desde cuando dormía así, betico respondió —pa no te molestes, pero veo porno y me gusta masturbarme, así duermo más rico —no sintió la confianza de decirle a su papá que gran parte del placer lo encontraba introduciéndose cosas en su tierno culo, que le gustaba sentir sus grandes nalgas separarse, e incluso las nalgadas lo estimulaban y dilataban.
El padre sonrió —joda´, saliste como tu papá ¿ha? —dijo mientras se sentaba nuevamente —si pa´ creo que sí —dijo el nene sonriendo buscando abrazarlo.
Se recostaron, eran las 4:30 a.m. y el sueño los venció, el nene era como un animal, toda la noche buscando el calor, el contacto de su padre. Wilmer en medio de su sueño se quito la camisa y desabrocho su pantalón, el nene dormía, recostado en los pectorales de papá, jugando con sus vellos, arrullado por la respiración fuerte y ruidosa de su padre, mientras con su brazo izquierdo rodeaba a su pequeño nene para darle seguridad.
Era la reconciliación perfecta, se amaban, no había dudas, por supuesto Betico estuvo erecto toda la noche, no muy consciente de ello, pero de igual forma no se molestó ni pensó en eso. Hacia las 7 de la mañana el nene fue despertado por los ronquidos de su papá, cuando abrió los ojos lo vio dormido plácidamente, apenas sintió su aliento se emociono y su pene reacciono nuevamente, era el aliento de un macho alcoholizado, bajo su mirada a los labios carnosos y sintió el impulso de besarlos, pero no era valiente, tenia demasiado respeto y temor hacia su papá, con sus manos sentía el pecho de papá, toco sus tetillas grandes y oscuras, y noto como se endurecieron, pero algo llamo su atención, su pantalón abierto dejaba ver lo velludo que estaba en su barriga hasta perderse al interior de su calzoncillo, era blanco de corte clásico, le quedaba bastante ajustado, se sentó y acero su cara, pues noto que junto a sus tetillas el pene de papi, estaba levantándose, se veía enorme —que grandote papi —susurro el nene de la emoción, noto que estaba húmeda la ropa interior de papá, acercando su nariz dio una gran inhalada, cerro los ojos de la emoción, y un olor a macho, a sexo, a semen, a orines, un olor que nunca en su vida olvidaría, lo poseyó.
Su ano se contraía y dilataba de la emoción, no lo controlaba, era algo natural para su cuerpo prepararse para un macho cuando lo sentía, alzo su mirada y lo vio dormido, decidió iniciar a masturbarse, lentamente se sentó sobre sus rodillas, palpando con su mano el gran cilindro que era la verga de papá, respiraba lenta y profundamente, tocaba con su mano y luego acercaba su manita a su nariz, así continuo cuando decidió jugar con la columna de adorno de su cama nuevamente, tomo la vaselina del “Manco” que para este entonces ya estaba casi acabada, la unto en su dildo improvisado y se abrió de piernas, esta ves no frente hacia su televisor sino a su papi, que dormía y roncaba como un toro.
Betico introdujo todo de un solo golpe. ¿Le dolió? Si, ¿los disfruto? Mucho más. Solo subía y bajaba masturbándose, con la mirada fija en la entrepierna de papá, imaginando y recordando como era cuando estaba libre, no se atrevió a sacarlo pero si a tocársela, además de las piernas, incluso sus pies todo era erótico y sexual para el nene en esos instante, sentía que iba a explotar, soltó su pene y acariciaba y pellizcaba con afán sus tetillas, aumento el ritmo, estaba hiperventilando, y descubrió una nueva forma de mover su caderas, se estaba clavando… no estaba culiando como un animal, encontró el ritmo de un adulto, a tan tierna edad, que el placer lo sobrepasaba, no entendí, solo podía pensar en dos cosas cosas —que lindo mi papi y que rico se siente mi culito —soltó su mano derecha, y la llevo a su increíble trasero, masajeando sus nalgas, como empujando y apoyando el movimiento, estaba al límite, su papá por casualidad roncaba más fuerte, casi como para apoyar y alternar los jadeos, gemidos y chillidos del nene, eran las 8:30 a.m. y los sonidos se sentían en todo el segundo piso, no había control, el ambiente entero se torno de lujuria y placer, el “Manco” recorrió los pasillos, por un momento y pensó —el hijueputa de Wilmer sigue metiendo pelaitas pa´ antojarlo a uno —pero noto que no era en el cuarto de Wilmer eran del nene, se asusto pensando lo peor, se metieron a la casa, están perjudicando a nuestro nene.
Betico soltó sus pezones, y paso sus manos a sostener sus grandes nalgas, no era normal, era casi como un diseño, la pequeña cinturita solo acentuaba lo exagerado del físico del pequeño, un meneo delicioso que acompañaba la rítmica penetración, un culo que se comía 20 cm de un cono de madera, con una esfera que lo hacía gritar de placer. La puerta se abría, y lo único que se veía era a Betico de espaldas clavándose la columna de su cama, brincando de arriba abajo, y con un ligero movimiento circular, sus manitas puestas hacia atrás separando y alzando sus glúteos —ahh, que rico, papi…siii te quiero papi —decía el nene, mientras el “Manco” se quedaba sin aire y su verga quería reventar, al principio no entendía, solo reacciono como cualquier hombre lo haría, con una excitación desorbitada, su mirada fija en el culo y la vara de madera que desaparecía al interior de nuestro pequeño Betico, al ritmo que bajaba y subía, no de forma recta sino más bien circular.
El “Manco” miro más a fondo y noto que Wilmer dormía, los ronquidos lo delataban, la perversión de la escena era un poco menor, pero aún no podía despegarse de la puerta, bajo su mano y sintió su verga, era enorme en su grosor, 19 cm de carne negra, pero extremadamente gruesa, la acaricio y por tercera vez sintió como Betico lo calentaba, cerro los ojos para irse, pero los gemidos de placer no le dieron permiso, no pudo controlarlo y se rindió a la sensación, tenia mas de una semana que no tenia sexo, bajo su pantaloneta y libero a su verga, que a esta altura ya estaba toda babosa, camino hacia el príncipe, pego su verga a la espalda de Betico, poniéndole la mano en la boca, al tiempo que le susurraba —shhhh… no digas nada nada, sigue, baja la voz que tu papá se molestaría si nos ve así — el nene, por el susto sintió perder la emoción por un segundo, pero inmediatamente el “Manco” coloco sus ásperas manos sobre los hombres del nene, mientras le restregaba su babosa verga, Betico sintió la humedad, la dureza, la hombría y recordó la muchas veces que había mirado a su cuidador, levanto su cara hacia arriba para verlo, el “Manco” le devolvió la mirada y le sonrió en señal de aprobación, con una mirada le dijo: esta bien lo que hacemos, calma y sigue —dale mijo, disfruta —dijo el “Manco”, mientras el nene nuevamente gemía, pero ahora con mas fuerza sabiendo que tenia el apoyo de un hombre a quien respetaba y quería.
El “Manco” mira a su amigo Wilmer tirado, roncando, analizando la respiración para confirmar que dormía, pero no quería arriesgarse, él tenía manos gigantes, gruesas y duras, nada suave al tacto y esto solo incremento la excitación del pequeño lujurioso, los dedos de sus manos eran muy grandes, guio las manos del “Manco” a su pechito, el mayor entendió, escupió sus dedos y se dedico a pellizcar y masajear las tetillas, el peque se descontrolo, mientras la verga del “Manco” seguía lubricando, ya el liquido masculino llegaba a los glúteos del nene, que al sentirlo lo esparcía por todas sus nalgas, el “Manco” se separó un poco y decidido a hacerlo llegar lo tomo por la cintura, y con su fornido cuerpo lo levantaba y bajaba a un ritmo mayor —sóbate las tetas —dijo, mientras besaba y chupaba la nuca del no tan inocente nene, al tiempo que este blanqueada sus ojitos, miro hacia la cama y viendo a su papá, dejo escapar un gemido prolongado —siii, siiii, siii ahhhh —bajando la voz y la respiración poco a poco, se miraba temblar al príncipe, que no entendía que pasaba, pues esta ocasión había sido todo más intenso, más fuerte.
Se dejo caer hacia atrás en medio del placer, con el interior de sus entrañas llenas, el “Manco” logro sostenerlo para que no se hiciera daño, sobretodo por dentro. Mientras respiraba de forma mas calmada, lo levanto, descubriendo el adorno de la cama un poco sucio, el “Manco” no sabía cómo mirarlo —limpia esto antes que tu papá despierte —dijo, mientras salía del cuarto.
El nene entro al baño, se lavó, limpio la cama y se recostó, viendo que la verga de su padre estaba dormida, pero, aun así, hacia un increíble paquete. Se recostó en el pecho de Wilmer y jugo con el cerrando sus ojos pensando que todo fue tan rico que podía estar soñando, pero no era así.
Al rato su padre se despertó —mijo te quiero mucho —dijo dándole un beso en los labios. Se levanto y se fue a su cuarto desnudándose, el nene abrió los ojos solo viendo a la fornida figura de su padre de espaldas, marcando sus grandes nalgas y piernas.
Esta historia continuara…
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