Por curiosa el abuelo me posee sexualmente y me convierte en su putita
Esto sucedió cuando yo cumplí los 10 años, de esto ya hace varios años, nunca me atreví a contarlo por miedo a lo que le podía pasar a mi abuelo.
Inés es mi nombre, en ese entonces era una niña en pleno crecimiento y desarrollo hormonal, mis pechos apenas comenzaban a notarse aunque mis pezones resaltaban en mis remeras ya que no usaba todavía sostén. Con un cuerpo agraciado, bien formado, con piernas largas y nalgas que llamaban la atención solía ser la que se llevaba las miradas de los vecinos en nuestra calle. Además siempre fui simpática y muy coqueta. Ya de por si movía mucho el culito al caminar, lo que atraía a los hombres cercanos. Pero nunca me habían dicho nada ni tampoco intentaron nada conmigo.
Debo reconocer que ya a esta altura solía acariciarme la cuquita, me generaba mucho placer sentir como se me mojaba la conchita. Más de una vez me había metido ya los dedos y disfrutado de un buen toqueteo. Pero nunca con nadie más que yo misma. Pronto me sentí intrigada por mi primo, ya que al venir a casa solía hacerlo en short de futbol y se le podía notar que tenía un pene bastante grande. Claro el tenía 15 años, ya la verga se le había criado mucho. Y una tarde mientras estábamos en el patio de casa viendo unos gatitos pequeños que mi gata había tenido, se dio vuelta y sacó su pija para orinar, yo aproveché a disimuladamente mirarle la verga. El al darse cuenta se da vuelta con la pija en la mano y me la muestra, la masajea un poco y veo como comienza a crecer, se le pone larga y gruesa. Riéndose me dice que se la chupe, yo con una verguenza grande por que me había descubierto mirándolo salí corriendo para la casa. Pero reconozco que si me hubiera insistido tal vez se la hubiera mamado.
Pasó un tiempo y yo cada vez más intrigada por el sexo y lo que sentía cuando me tocaba. Una tarde voy a casa del abuelo a pasar la tarde con El, es viudo, mi abuela falleció hace más de dos años y el vive solo. Claro que su casa está a media cuadra de la nuestra. Por lo que mi madre me deja ir a visitarlo cuando yo quiero y voy sola. Esa tarde llegué y me abre mi abuelo, me llamó la atención que vestía solo el pantalón del piyama, y al ser de tela tan liviana enseguida pude apreciar su rabo. Y me pareció que era mucho más grande que el de mi primo, lo que me generó una gran curiosidad. Fuimos al living y el abuelo se sienta en el sillón, y yo me siento sobre sus piernas y lo abrazo cariñosamente, el me abraza y me pellizca las tetitas jugando. Yo río de contenta, me gusta que mi abuelo me quiera y me toque. Pero también sentí como su pene crecía bajo mis nalgas, se había puesto duro y estaba metido entre los cachetes de mi culito. Al abuelo le brillaban los ojitos mientras me acariciaba las tetitas luego las piernas, y para mi sorpresa de pronto mete las manos entre mis piernas y me comienza a acariciar la conchita, sorprendida no hice nada, me quedé quietecita pero eso sí, abrí un poco las piernas para que la mano del abuelo tuviera lugar para acariciarme, sus dedos son grandes y gruesos. Corre a un costado mi calzón y así puede meter la punta de su dedo mayor entre mis labios vaginales, los que ya están algo lubricados y babosos. Mi abuelo no habla, me sonríe y me da besitos, los que yo correspondo con ganas. Pronto estoy muy excitada y también el abuelo. Me hace parar y sin decir nada se baja el pantalón y así libera su tremenda pija. La verdad es que para una niña de 10 años esa verga, que luego de un tiempo la medimos con el abuelo, tiene 23×6,5cms, y una cabeza muy gruesa.
Me pide que se la chupe, no sé como hacerlo, el me toma de las orejas y acerca la cabezota de su verga a mis labios y me pide que la chupe como cuando como un helado, solo con los labios y la lengua. Con un poco de desconfianza abro grande la boca y apenas me entra la cabeza, comienzo a lamer, chupar y saborear tremenda verga. Creo que todavía crece un poco más cuando se la mamo. Yo no entiendo mucho lo que pasa pero me gusta darle placer al abuelo, me sentía querida. El me sigue masajeando la conchita y luego se arrima a mi culito y de a poco me va metiendo la punta de un dedo. Me gusta lo que siento, y me esfuerzo más en chupar la verga del Nono.
Pasado unos minutos, me hace levantar, me pone frente a el, me sube la pollerita, me saca el calzón y mete su cabeza entre mis piernas y con su lengua me masturba, yo enloquezco de placer, mis piernas se abren involuntariamente, siento un calor inmenso, me duelen los pezones que están muy hinchados y duros, luego el abuelo me pone de rodillas en el sillón, dejando mi culo a su disposición, comienza a chuparme el agujerito trasero y nuevamente estoy excitada al máximo, me deja en esa posición y va hasta el baño, vuelve y trae en la mano un pomo que luego sabría era gel lubricante, me unta la vagina con bastante gel, y también su verga, luego tomándola por el tronco me la posiciona entre mis labios vaginales y comienza a penetrarme, es muy gruesa su cabeza y me hace doler, pero de a poco va entrando, el es delicado y no fuerza las cosas, pero está decidido a desvirgarme, sigue pechando y la tripa va entrando, siento como las paredes de mi conchita se estiran ante el paso del intruso, llega hasta mi himen y lo perfora con fuerza, se me escapa un grito, fue muy doloroso, pero al final sigue penetrándome hasta que la punta de su tripa pega en mi útero, claro, todavía le queda media verga afuera, pero la verdad es que duele bastante, yo suspiro fuerte y se me escapan algunas lágrimas, mi abuelo me besa la espalda, me acaricia y pone gel en el agujero de mi culo, luego teniendo la verga dentro de mi concha, mete un dedo en mi ano, pronto lo tiene todo metido, y va por el segundo, mi esfínter se estira, pero eso me genera un placer distinto y ya me muevo como toda una putita, mi abuelo luego de meter el segundo dedo pone más gel uy mete un tercer dedo, siento que mi culo está todo estirado, y la vagina está toda ocupada por la tripa del abuelo, y así sobrevino mi primer orgasmo producto de una buena verga, casi me desmayo, el abuelo seguía cogiéndome con ganas, sin aviso saca la verga de mi concha, me abre los cachetes con una mano, con la otra posiciona la punta de la pija en la puerta de mi culito y sin más preámbulo comienza a insertarme la verga. Me parecía tener un carbón encendido en el ano, ardía y dolía mucho, lloré con fuerza, gemía y le pedí al abuelo que la sacara, pero no me hizo caso, siguió penetrándome y luego de un rato siento como sus testículos pegan en mis nalgas, el muy bruto me había metido los 23×6,5cms en el ano sin tener en cuenta que a mis 10 años yo apenas estaba empezando a ser una niña mayor. Me cogió con fuerza, y pronto sentí como su pene derramaba unos chorros de semen en mi culo, fueron varios, esperó que su tripa se achicara y me la sacó. Creo que me dolió tanto como cuando me la metió. Y el muy turro con una gran sonrisa me agradece que le haya permitido cogerme, que no debía contar nada para que el no tenga problemas y que si yo quería el podía cogerme cuando yo quisiera. Que sabía que me había gustado. No pude decirle que no. A pesar del dolor me gustó mucho. Tanto que hoy tengo 15 años y el abuelo me sigue cogiendo tres veces por semana. Y yo lo disfruto cada vez más.
Muy sabroso relato
Muy buen relato gracias por compartirlo sigue disfrutando con tu abuelo.