PREMIO POR BUEN ESTUDIANTE
Yo soy Juan el tercero de tres hermanos, los dos mayores que yo, le han dado mucha guerra a mi madre. malos estudiantes y siempre con problemas, por eso ella tiene un afecto especial para mi, ya procuro retribuirle con satisfacciones a todo el esfuerzo que ella hace por nosotros trabajando muy duro..
Yo soy Juan el tercero de tres hermanos, los dos mayores que yo, le han dado mucha guerra a mi madre. malos estudiantes y siempre con problemas, por eso ella tiene un afecto especial para mi, ya procuro retribuirle con satisfacciones a todo el esfuerzo que ella hace por nosotros trabajando muy duro.
En esta semana terminamos estudios, fue la graduación y sin esperarlo me dieron dos premios por mis resultados. Terminó el evento y regresamos a casa, mi madre muy emocionada no dejaba de alabarme y ponía y quitaba su mano de mi pierna, luego la dejaba unos segundos, me apretaba, soltaba y luego otra vez, yo me sentía muy feliz, también empecé a engancharme con su euforia y sin darme cuenta yo tocaba su muslo, ella en un alto se subió la falda de modo que la dejó al descubierto, me tomó la mano y la colocó en su entrepierna, así la mantuvo hasta que se puso el siga, sentí una descarga eléctrica recorrer por mi cuerpo, la alegría se transformó en un impetuoso e intempestivo huracán.
Mas adelante, volvió a tomar mi mano y la acercó más a su sexo, como un latigazo se estremeció mi cuerpo al sentir su pequeña pantaleta, a mis 18 años ese miembro se puso más duro que un riel, y de una a otra sorpresa, mi madre colocó nuevamente su mano pero ahora sobre mi bulto y le dio un pequeño apretón, por poco grito de la sensación que sentí, ella soltó mi bulto y metió su mano en mi pantalón hasta que se aferró a mi sexo, de plano me quedé paralizado, no alcancé a hacer ningún movimiento, ella empezó a maniobrar muy suavemente sobre mi miembro, que se me puso a punto de explotar.
Como ella tenía controlada la situación, sin dejar de hablar, nos fuimos acercando a la casa y me dijo: esta noche te has ganado un premio muy especial y para empezar te vas a acostar conmigo, cuando tus hermanos estén dormidos…
Me quedé helado, paralizado, no pude articular palabra alguna, tal vez lo que menos esperaba era lo que mi madre acababa de decir… esta impresión tuvo la virtud de desinflar mi verga.
Experiencia en el sexo como podrán comprender, no tengo ninguna, pero con estas palabras lo entendí bien y demasiado rápido mi pene, paso de la flacidez, a ponerse nuevamente duro, más de lo que ya había estado.
A pesar de que durante el camino prácticamente ella me vino magreando, no esperaba convertirme en hombre y menos con mi madre.
Continué por unos segundos paralizado, se me cortó la respiración, lo escuché y no lo creí, no esperaba así de pronto todo esto, sin comprenderlo, todo estaba claro, no se necesitaban más explicaciones, en mi mente rebotaban con una diáfana claridad las palabras de ella:» te vas a acostar conmigo, cuando tus hermanos ya estén dormidos»…
Llegamos a la casa, y efectivamente mis hermanos ya estaban dormidos, la televisión encendida favorecía nuestro arribo, puesto que pasaría desapercibida nuestra llegada; me fui directo a la ducha queriendo esfumarme por no saber qué hacer con las intenciones de mi madre, resultó contraproducente, pues ella apareció completamente desnuda y sin más me dijo:
Como te lo mereces, tu mami se encargará de bañarte, diciendo y haciendo, se metió conmigo a la ducha, un poste telefónico tiene más movimiento que mi cuerpo en ese instante, mis ojos se abrieron cien veces más potentes que un telescopio, al ver desnuda de cuerpo entero a mi madre, a pesar que a veces por descuido y otras furtivamente la había visto desnuda; está vez, su cercanía me tenía loco; abrí la ducha, el chorro de agua fría estremeció mi cuerpo, y en ese instante mi madre se apoderó de mí, me abrazó por detrás, me acarició con sus manos el pecho, con sus senos me masajeó la espalda, haciendo vibrar mi cuerpo entero, su voz en un susurro me dijo: estás hecho todo un hombre, exactamente lo que esta noche necesito, será lo que sea, pero hoy haremos lo que desde hace meses he deseado…
Tomó el jabón, y empezó a enjabonarme, inició por mi espalda, siguió por el cuello, mis posaderas; mis brazos y tórax sentí que la excitaba a cada instante más y más, entretanto disfrutaba la voluptuosidad de su cuerpo que se amoldaba al mío, queriendo fundir su piel con la mía.
Sus manos bajaron ya sin el jabón hasta mi entrepierna y yo sin control y sin noción de lo que estaba sucediendo, me dejé llevar por la lujuria que embrujaba nuestras cuerpos, ella tocó con sus manos mi sexo, lo recorrió tan hábil y con tanta suavidad, que prácticamente me obligó a separar las piernas y dejarle el campo libre para que mi endurecido sexo fuera tomado por ella y con movimientos lentos empezó a masturbarme, cerré los ojos y me hundí en la pasión, esa pasión obscura y seductora, que nubló los sentidos y convirtió en ansiedad el más incontrolable de los instintos del hombre y la mujer… el deseo animal… del sexo brutal.
Siguió ella con mano diestra trastornando mis sentidos, hasta encontrarnos abrazados frente a frente, buscó mis labios y nos fundimos en un beso, un beso ardiente, demasiado caliente, lujurioso, tal vez por algún tiempo esperado, sus pezones erguidos y endurecidos por la pasión desenfrenada, sus senos pegados a mi pecho implorando caricias, sus brazos aferrados a mi cuerpo, no conocía lo ardiente y apasionada que era ella y mis brazos acariciando con lujurioso desenfreno sus caderas, sus nalgas de mujer prohibida para mí, pero que la fuerza brutal del deseo incontrolable, hizo romper las realidades inexistentes de respeto.
Con una voz enronquecida por la fiebre que en ese momento devoraba a mi madre me dice: ven terminemos de bañarnos, y comencemos este camino que nadie ya puede detener… en respuesta, acaricie sus pechos, acaricie su sexo, muy depilado, metí un dedo en sus labios vaginales, ella se estremeció de placer y se abandonó a mis caricias, terminamos la ducha, nos secamos mutuamente, la saqué cargando en mis brazos, ella abrazada a mi cuello me besaba, la conduje a su recamara, la deposité con ternura en la cama desnuda y me quedé contemplándola, realmente es hermosa, sus piernas, su sexo, sus pechos, sus pezones, su boca sedienta de pasión.
Ella se levanta y toma la cámara de video, la coloca sobre una mesa, orienta el lente hacia la cama, ajusta el lente y la pone a funcionar, se acomoda en la cama y me jala de un brazo, caigo encima de ella y nuestras bocas se funden, el mejor beso creo yo es el del incesto, besar a tu madre en la boca, estando desnudos y listos para el sexo, ahora sí que no tiene reverso.
Mi madre sabe hacer el sexo, yo tal vez no, pero el instinto me fue guiando, me encimé en su cuerpo, mi pene impaciente buscaba los labios vaginales de mi madre, pero ella me empujó hacia abajo por los hombros y sin saber mi boca se dirigió a su vagina, abrió sus piernas y frente a mis ojos, quedo la flor más hermosa de la creación, lo más hermoso de mi mamá inundó mis pulmones con ese aroma inconfundible del sexo femenino, el olor de su sexo me trastorno.
Le di un beso, con mi lengua inicie una serie de movimientos de arriba hacia abajo, rozando su botoncito que se puso rígido, me fui más abajo y le introduje la lengua en su vagina, se la moví adentro en círculos y ella empezó a gemir y a soltar sus líquidos sexuales que absorbí con calenturiento deleite, me sentía el amo de mi madre, me sentía su dueño, su hombre, su macho, mis manos acariciando sus senos, sus pezones se endurecían, sus piernas en mis hombros me aprisionaban y a cada arremetida de mi lengua, se arqueaba y suspiraba, gemía, con ganas de gritar de placer, contraía su vagina, mi pene a más no poder, duro, y palpitando dejando escapar también mis líquidos preseminales, con mis labios aprisioné su clítoris y lo empecé a succionar, a cada succión que le daba mi madre gemía controladamente para que no la oyeran mis hermanos, estiraba sus piernas y se estremecía incansable, gemía y gemía como desesperada, me empujo la cabeza contra su sexo y explotó en un ardiente orgasmo.
Me volví a subir en ella y le empecé a mamar un seno, su pezón se endureció, se lo mamé como si fuera un bebé, me aferré a él y luego cambié al otro, ya no resistía, mi madre estaba a punto nuevamente de incendiarse, calentísima me quería ahogar con sus pechos, se los mamaba y mordisqueaba sus pezones, se los estiraba y más se enardecía, al borde del orgasmo me dijo:
Espera, se acomodó muy bien sobre la cama, boca arriba, con las piernas abiertas, mostrándome su enorme y golosa vagina, ella estaba esplendorosa, mojadísima, sus labios vaginales inflamados y su flor enormemente crecida, jugosa, y excitante, caliente y cachonda como nunca imaginé.
Me dijo penétrame, méteme tu verga, quiero sentirla hasta mi garganta si es posible, quiero gozar este amor prohibido que desde hace tiempo me traía sonámbula, tenía ganas de cogerte, tenía ansias desesperadas por tenerte en mis brazos y que me hicieras desfallecer como ahora me tienes, méteme tu verga, métemela toda y dame con fuerza para que sienta que me posees, que me haces tuya que me cojes y me disfrutas como yo a ti.
Al oír decir esto a mi madre, mi pene se puso más rígido y grueso de lo que lo tenía, se la dejé ir de un solo empujón hasta que ella grito, se la clavé con ansia, con verdadera furia, se la saqué y se la volví a clavar, ella gemía, me arañaba la espalda, me mordía el pecho, me aprisionaba con sus piernas y más me desbordaba, se la estuve metiendo y sacando varios minutos hasta que sentí completamente mojados mis huevos por los flujos de su vagina, ¡¡¡exploté con un tremendo aggghhhhhh!!! ¡¡¡Me vengo!!!… y ella alcanzando su orgasmo quedó desfallecida, sin fuerzas y abierta de piernas dejándome extasiar viendo su hermosísima vagina inundada con mis líquidos que empezaban a salir.
Mas tarde recuperados los dos, yo tenia muchas ansias de sexo y le dije…¿ahora te la puedo volver a meter?
Ella me dice: lo que quieras, estoy lista para obedecerte en lo que quieras, esta noche hazme todo lo que desees que soy tuya para siempre.
Se dio vuelta poniéndome su hermoso trasero, la sujeté por las caderas y mi madre apretó sus nalgas y me incitó a penetrar su culito, y gracias a la enorme lubricación que había en medio de sus piernas se la dejé ir toda, y empecé a bombearla, y bombearla hasta explotar dentro de su precioso culo, ya no aguanté más y le grité: ¡¡¡¡mamá me estoy viniendo adentro!!! aggghhh!!!
Me vine completamente dentro, la llené de leche, la inundé de semen caliente y espeso, dejé que los jadeos de mi cuerpo se fueran calmando y que mi respiración también se fuera acompasando, quedando abrazado a ella y con mi sexo dentro, hasta que solito fue saliendo… con la sabana le fui secando sus partes mojadas, ella se dejó hacer y abrió sus piernas tendida boca arriba, la vi hermosa, la vi sensual, la vi divina, era mi madre la que me había hecho hombre, era la que me acaba de coger, le había metido mi sexo, la tenía en mis manos, la tenía para mí, era mía y nadie más se la podía coger, solo yo su hijo, me abrazó, me besó y yo metí mi pierna entre las suyas para sentir su vagina desflorada de tanto bombearla con mi verga, así nos quedamos dormidos en su cama, así amanecimos llena de semen ella y yo lleno de sus flujos vaginales que tanto me calentaron… despertó y me dio un beso en mi sexo, yo para corresponder me prendí de sus tetas y se las mamé un buen rato… ahora mi madre me tiene a mí como su hombre… y yo soy su amante.
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