Primer acercamiento
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
La muchacha yacía boca abajo, tirada en el medio de su cama, en un sueño profundo inducido por somníferos que le habían dado un rato antes. Al lado de ella, la mujer madura, con el rostro encendido, se quitaba la ropa con torpeza y nerviosismo. Cuando quedó desnuda, acomodó el cuerpo de la jovencita, separando sus piernas luego de quitarle la bombacha. Alzó el top para descubrirle los pechos e inclinó su cabeza y le llevó la cabellera a un lado para poder ver su rostro.
Luego se tendió sobre su espalda para frotarse, despacio y con un poco de temor al principio. Después de un rato empezó a frotar su vagina por uno de los muslos de la víctima, lo que comenzó a arrancarle suspiros y ruidos de lujuria a medida que comprobaba lo muy inconsciente de la otra. Pasó su lengua por el rostro de la muchacha y pasó el brazo izquierdo por debajo para acariciarle los pechos. De a ratos se masturba mirándola, metiéndose los dedos y acariciándose su clítoris. Acabó rápido con este procedimiento. Salió de la cama y fue a una pieza contigua de donde regresó con un cinturón provisto de una verga artificial de buen tamaño, que se ajustó a la cintura.
Puso una almohada bajo el vientre de su “amante” y acercando su rostro hasta los labios vaginales ya visibles, derramó saliva sobre ellos, la que desparramó con la lengua, suavemente, con ternura. Así fue lubricando la zona deseada y completó el hecho metiendo un dedo en la entrada de la chica, hasta que todo quedó preparado para una buena penetración. Se animaba a seguir murmurando cariñosas y ardientes palabras inconexas dirigidas a la otra, que por supuesto no podía oírlas.
Al fin se enhorquetó sobre el cuerpo de la adolescente y con algo de dificultad, por lo nerviosa y excitada que estaba, comenzó pasar la verga de goma por los labios vaginales de la otra, despacio, intentando no provocar ningún daño. Al rato dominó la posición y logró poner la punta de la verga en la entrada y estuvo un rato viendo, torciendo su espalda y con ayuda de un espejo, esa posición tan soñada.
Empujó llena de adoración, muy lentamente y logró ingresar. Entonces se concentró en mirar el rostro de la chica, buscando reacciones. Cogió a la muchacha un buen rato, sin ir profundo y para asegurarse que no le estaba provocando sufrimiento físico. No encontró señales y se animó un poco más. La verga artificial entraba unos 3 centímetros cada vez y la carita de la niña/mujer reflejaba tranquilidad.
Cuando aumentó la profundidad del tratamiento, la adulta vio que unos suspiros se iban por las fosas nasales de la joven. Aumentó el ritmo de las acometidas y vio entreabrirse la boca de su amada. También las mejillas de la víctima se colorearon. En sus sueños, la excitación comenzó a ganar los sentidos de la muchacha, era evidente. Y esto sacó de sí a la agresora, que inició un movimiento más enérgico y largo, hasta que toda la verga se hundía dentro de la concha de la otra, para salir casi completamente y volverse a introducir. La mujer acabó primero, más que nada por e insoportable placer que sentía de estar así con su “pareja”. La chica acabó también, hasta 2 veces, cuando la verga de goma le enardeció el clítoris y sus sentidos, en medio del sueño, fueron ganados por el placer sexual.
Un rato después la mujer adulta regresó a su cuarto, dejando a su hija con las piernas separadas, mostrando hilos de humedad que le salían de la vagina, prueba evidente de lo satisfactorio de la unión.
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