Primera sesión con Luisina, mi nieta promiscua I
A su corta edad, Luisina ya goza de los placeres del buen sexo y repetidamente.
Luisina, está en cuarto grado en una escuela para señoritas, donde junto a sus compañeras pasa todo el día ya que tiene doble escolaridad. Es una niña que sobresale por su cuerpo, a esa edad las niñas apenas tienen caderas redondeadas, sus pechitos apenas son bultitos. Pero en mi nieta eso ya quedó atrás. Tiene un hermoso par de glúteos, sus piernas son rellenitas sin ser gordas, sus tetitas ya tienen forma y sus pezones estiran ya la tela de sus remeras. Y sus carnosos labios siempre han sido mi tentación.
Yo su abuelo, tengo 55 años, estoy retirado del trabajo muy joven debido a un accidente que me afectó la columna y cadera. Y encima viudo, mi esposa falleció al año de yo tener el accidente. Mi vida es muy solitaria. Mis encuentros sexuales se dan por medio de una prostituta amiga que suele venir cuando la llamo. Si bien mi cuerpo está algo afectado, sexualmente funciono perfecto, mi verga no es la de un actor porno pero cargo mis buenos 20x6cms, y amanezco todas las mañanas empalmado, con la verga dura como un garrote.
Mi hija Noelia, la madre de Luisina es policía, trabaja en un destacamento rural, con lo cual suele estar ausente de su casa bastante tiempo, a veces un par de días, cuando llevan adelante procedimientos y redadas. Está divorciada de Jorge, su marido, hace ya dos años por lo que se le hace difícil a Noelia cuidar a Luisina más de una vez, por lo que reiteradamente me pide que vaya a buscar a la chica al colegio, o que se quede en casa a cenar, o a dormir ya que ella no estará. Yo lo hago con mucho gusto, y luego de lo que sucedió y les cuento, mucho más.
Suena mi celu y era Noelia pidiéndome si puedo cuidar por unos días a Luisina, ya que ella se va a la capital a rendir un examen para ver si logra un ascenso. Obvio que dije que sí. Por lo tanto cuando llegó la hora fui al colegio y retiré a mi nieta, quien no se sorprendió cuando le comenté que debía quedarse en mi casa varios días. Esa primer noche, cenamos, vimos TV, luego se bañó y aquí comenzó todo. Mi nieta comienza a ducharse y luego se da cuenta que no tiene una toalla a mano para secarse. A gritos me pide que le alcance uno, como estaba la puerta semi abierta, entré directamente y ella estaba paradita en medio del baño totalmente mojadita. Me miró directamente a los ojos, sin timidez alguna, es más, estiró la mano para tomar la toalla y lo hizo sin siquiera taparse su conchita, verla así y tener una inmediata erección fue una sorpresa hasta para mí. Mi nieta ya tenía un cuerpecito de adolescente, sus tetitas comenzaban a llenarse y su culito, hay, su culito era apoteótico. Salí del baño dejándola para que se secara, y me fui al living a seguir mirando tele. Pero no me podía sacar de la cabeza la imagen de mi nietita. Y seguía totalmente erecto.
Aparece Luisina con su camisolín para dormir, abajo no llevaba nada, ni sostén ni calzón, lo que me entregaba una vista de sus partes bajas que comenzaron a mortificarme, ya mi pija estaba muy parada, lo que generaba un buen bulto en mi pantalón piyama, yo duermo sin slip, por lo que mi tronco estaba suelto dentro de la tela. Mi nieta, sin malicia alguna, directamente se me sube a upa, poniendo ambas piernas al costado de las mías, a caballito de mi tronco, de frente a mí. Me abraza y me da un beso en la comisura de la boca. Y se recostó contra mi pecho desnudo. Inmediatamente sentí la presión de sus pezones contra mi piel, y el calor que emanaba de su entrepierna desprovista de pelitos, haciéndome el tonto y cariñoso, la tomo con ambas manos de la cadera y comienzo un vaivén haciendo que su vaginita roce contra mi palo duro, ella solo suspiraba, en un momento la solté y ella sola se mecía arriba y abajo de mi verga, se estaba masturbando con mi pija, metí mis manos por debajo de su camisón y me adueñé de sus hermosas y prominentes nalgas, busqué con mi dedo mayor el agujerito de su culito, comencé a acariciarlo, ella más se movía. Ya el tronco de mi verga estaba bien encajada entre sus labios vaginales, ella lo recorría en su totalidad, suspiraba fuerte y estaba muy coloradita, señal que tenía una gran excitación, metí la primer falange dentro de su ano, ella no se detuvo ni un segundo, seguía cabalgando a lomos de mi falo. Lo metí más adentro y ella se desesperó, ya era una cabalgata endemoniada, y de repente me dice, abuelo me hago pis, me meo, me meo y tuvo su primer orgasmo, yo aproveché y le metí todo el dedo en el culito. Hasta el tope. Mi verga estaba totalmente embadurnada con sus jugos vaginales, quedó derrumbada sobre mi pecho, yo con un dedo en su culo y con la otra mano le acariciaba la cabeza mientras lentamente la iba bajando hacia hacia mi entrepierna, cuando tuvo su cara encima de mi verga, la saqué por la bragueta, ella tenía la mirada como perdida, se dejaba hacer, le acerqué la cabezota de mi poronga a su boquita, a esos hermosos y carnosos labios y le ordené suavemente, chúpamela, como cuando comes palito helado. Ella abrió grande su boca y se tragó la cabeza de mi pija sin titubear, la tomó del tronco con ambas manos y chupaba y chupaba, yo la iba guiando mientras mi nieta me daba una mamada de película, y no duré mucho, prontamente estaba a punto de acabar, le pedí que no sacara la verga de la boca por nada del mundo y que si quería ser bonita tenía que tomar toda la lechita que el abuelo le daría, ella con movimiento de cabeza asintió, y yo le descargué cuatro o cinco chorros de semen directamente a su garganta, ella ni parpadeó, se lo tomó todo, no desperdició ni una gota. Luego como toda una profesional, me lengueteó todo el tronco dejándome la pija bien limpita. Y así quedó sellada nuestra unión sexual. Ninguno dijo nada, pero ella tenía los ojos brillantes, y seguía con su cabeza recostada contra mis piernas, mi verga apoyada en su hombro. Yo feliz, ya con segundas intenciones. No te pierdas la parte II
Muy buen relato
Rico relato
Quiero un abuelo así
Bien leeré la parte dos