Primera vez con mi suegra.
Como se dio el primer trío con mi suegra y mi novia .
Ocurrió cuando yo tenía veinticinco años y mi novia tenía veintiséis. No tendríamos ni cuarenta y ocho horas de ya novios formalizados, cuando yo ya la había invitado a casa de mis padres para presentarla como mi novia, para que conviviera con ellos, con mis hermanas y con mis cuñados y, por supuesto, para que tuviéramos una gran orgía en su honor, siendo prácticamente esta su presentación a la familia política, que si bien en la secta se consideraba que solamente era eso apto a partir del matrimonio formal, mi familia era algo liberal al respecto, como la de mi novia para mi fortuna.
Mientras conducía el carro para llevarla de regreso al departamento de su madre y platicábamos sobre todas las vivencias que habían tenido lugar en casa de mis padres por la tarde, mi novia no pudo evitar confesar que su madre había consultado con ella sobre la posibilidad de que folláramos cuando regresáramos al departamento, a lo que mi novia originalmente le respondió que dependería de si yo me sentía cansado o no y que no quería que yo me sintiera presionado de poder tener un buen desempeño después de toda una tarde de estar follando con ella y con mi familia. Yo le aclaré a mi novia que no era ningún problema y que, al contrario, su madre se me hacía una mujer muy atractiva y a quien yo en realidad le había tenido ganas desde que la había conocido de adolescente cuando éramos compañeros en la preparatoria de la secta.
Llegamos al estacionamiento del departamento, bajamos del carro y tomamos el ascensor al piso donde se encontraba el departamento de mi suegra, María, quien nos abrió la puerta en el momento que tocamos, sin haber transcurrido ni dos segundos, señal de que ya nos esperaba muy probablemente con emoción y ansias.
Nos invitó a ambos a pasar, saludando a mi novia primero con un beso en los labios, un abrazo. Mi novia siendo una mujer de unos 60 de altura, con tez algo morena, pelo café oscuro, ondulado, que le colgaba la mitad de su espalda, con un cuerpo esbelto producto del baile y ejercicio que ella realizaba constantemente, con piernas y glúteos bien formados, y unas tetas copa B, que tal vez pudieran crecer a copa C en uno de sus días menstruales. Mientras tanto, mi suegra María era una mujer de la misma estatura que mi novia, con un pelo del mismo color y del mismo largo. Sin embargo, ella tenía en realidad un cuerpo que podría caracterizarse por un sobrepeso. Lo que sí destacaba, desde que yo la había conocido, eran sus grandes tetas, que oscilaban entre una copa D o inclusive doble D, a ojo de buen cubero, las cuales yo ya me saboreaba, sabiendo que las tendría en mi boca en los momentos siguientes.
María se acercó a mí y me proptó un beso en los labios, abrazándome, pegándome a su cuerpo de una manera más romántica y sensual, que de una manera formal, como normalmente habían sido nuestros saludos desde que había empezado a salir con mi novia. Ahora ya en confianza, debido al vínculo que existía entre nosotros. Pasamos a la sala del departamento, en donde nos juntamos mi novia y yo en un sofá, ella de mi lado derecho, mientras que del otro lado, opuesto a la mesa de café, se sentó María, preguntándonos de cómo habíamos pasado la tarde, y sobre todo a mi novia, que sí se había sentido cómoda, a lo que ella respondió que sí. Después de algo de plática cotidiana, como normalmente uno tendría cuando uno llega a una casa ajena, un silencio invadió la sala. María rompiéndolo, dirigiéndose hacia mí, me comentó que probablemente ya mi novia me hubiera compartido el que ella sentía deseo porque podíamos pasar un buen rato los tres, yo entendiendo perfectamente a lo que ella se refería, y yo diciéndole que sin problema, y que al contrario, con todo gusto, podíamos llevar un trío a cabo. María reenfatizó que no era necesario que me sintiera comprometido, y que yo con toda confianza podía decidir dejarlo para después. Sin embargo, yo le reiteré que, al contrario, tenía muchas ganas de poder pasar un buen momento con ellas, y que particularmente follar con ella era algo que yo tenía ya muy contemplado desde que había comenzado mi relación con mi novia, y aparte que yo la consideraba una mujer bastante atractiva desde que la había conocido originalmente en mis años de preparatoria.
El comentario le provocó una risa pícara a ella, sonrojándose inclusive un poco, cruzando las piernas, sentada contra el respaldo del sofá en donde ella se colocaba, vistiendo sus botas negras, licras negras, así como un camisón holgado verde que dejaba sus tetas descortadas. El silencio que previamente se había suscitado en la sala volvió a apoderarse de la habitación, esta vez con uno de sabor a tensión sexual que nosotros conocíamos bien. Fue entonces cuando ella se puso de pie y se acercó a nosotros. Al principio se acuclilló entre las piernas de mi novia, quien todavía sentada enfrente mío, con una de sus manos recorriendo mi ingle, recibió a su madre con un beso en los labios. Una de las manos de María comenzando a recorrer el trayecto que brevemente la mano de mi novia ocupaba entre mis piernas. Acercándose a mi bulto, mientras que se concentraba en entrelazar su lengua con la de su hija, mientras que con la otra mano llegaba a estimularle el hombro e inclusive recorrer un poco las tetas de mi novia por encima de su camisón y brasier. Mi novia hizo lo mismo, recorriendo con sus manos las tetas de su madre por encima de la ropa, para llevarlas hacia su espalda y acercarla a forma de abrazo. Yo no pude evitar comenzar a tener una erección contemplando la escena que se estaba suscitando ante mí.
Concluyendo el beso con su hija, María se volvió a poner de pie para ahora cuclillarse entre mis piernas, recorriendo mis muslos con sus manos, acercándose a mí para que nos fundiéramos en un beso, esta vez un poco más apasionado que el que tuvimos el momento de llegar al departamento, sin lengua empezando a abrirse paso a través de mis labios, entrelazándose con la mía, mientras el que yo con mis manos comenzaba a recorrer sus hombros y eventualmente la llevaba con toda confianza a sus tetas, todavía por encima de lo que era su ropa, mientras que sus manos pasaban de mis muslos a mi bulto, sentí como empezó a aflojar el cinturón, yo ayudándole a deshacernos de él, así como a desabrochar mi pantalón y comenzar a recorrer mi ropa interior y pantalón hacia mis tobillos, mientras tanto mi novia ya se había puesto de pie, colocándose detrás de su madre, también acuclillada, comenzando a desfajarle el camisón, su madre interrumpiendo el contacto que tenía con mi cuerpo para alzar los brazos, ayudada de su hija para despojarse del camisón y eventualmente del brasier, dejando sus tetas al aire que fueron recibidas por las palmas de su hija, quien las apretaba mientras que ésta le comenzaba a besar el cuello ya descubierto de su cabello, así como el oído del lado izquierdo, mi suegra simplemente tirando la cabeza hacia atrás disfrutando de los besos que su hija le daba, al igual que las caricias a sus senos, mientras tanto yo aproveché la pausa para deshacerme completamente de la ropa y quedarme prácticamente desnudo entre mi suegra y mi novia, mientras que mi novia todavía ayudó a mi suegra a quitarse el pantalón, las botas, para también dejarla completamente desnuda.
Mientras que mi novia después se puso de pie para ella también desnudarse, mi suegra todavía de cuclillas ahora dirigió su atención a lo que era mi polla, ya prácticamente erecta, parada entre mis piernas, tomándola con ambos manos, comenzando a masturbarla de una manera gentil, de una manera suave, antes de inclinar su cabeza para que sus labios se encontraran con mi plande, comenzando a darme oral. Yo por mi parte recorría su espada con mis manos, brillándome su cabello largo y recogiéndoselo en una coleta improvisada con mi mano, mientras que con la otra que quedaba libre comenzaba a estrujar entre mis piernas y sus hombros ambas sus tetas colgantes. Mientras que tenía su polla, mi polla en su boca, mi novia se encolgó detrás de ella, comenzando a recorrer la espalda y sus hombros con mis manos, rascándola y también atravesándose a mi mano que estaba en sus tetas, para ella misma tener en sus palmas los hilos de su madre, siguiendo besándole el cuello, mientras que en la cabeza de María su pie bajaba, mi polla entrando y saliendo de sus labios.
Mi suegra comenzó a masturbar un poco más fuerte desde la base, mientras que con otra mano jalaba y apretaba gentilmente mis bolas, mientras que su boca hacía círculos sobre la cabeza de mi polla con la lengua. Mientras tanto mi novia se puso de pie para luego arrodillarse sobre el sofá de mi lado derecho. Ella y yo encontrándonos en un beso apasionado, mientras que yo todavía tenía mi polla dentro de la boca de mi suegra, pasando mis labios de sus labios a sus tetas, comenzando a succionarlas de una manera firme como yo sabía que tanto le gustaba, mientras que con una mano, ya con algo de saliva de ella debido a que le había metido dos dedos brevemente entre los labios en lo que yo le succionaba sus tetas, ya pasando dos dedos a su vulva, comenzando a estimularla también en esa región, eventualmente no tardando en llevarla a un primer orgasmo. Siendo mi novia de aquellas mujeres cuyas tetas y personas son prácticamente como dos clítoris torácicos, y con la que la puedes llevar al orgasmo en breve si la succiones de una manera firme.
Una vez terminado el clímax que había alcanzado mi novia, esta se bajó pidiéndole a su madre que le hiciera un espacio entre mis piernas, también ella invitando a que las abriera un poco más, inclusive tomando mi pierna izquierda y subiéndosela a uno de sus hombros, a manera que la cabeza de mi polla quedaba todavía dentro de la boca de mi suegra, mientras que mi novia ahora tenía su boca succionando una de mis bolas. Interrumpieron el oral que me daban brevemente para encontrarse en un beso apasionado antes de volver a pasar a mi polla, alternando entre una tener la polla en la boca, mientras que la otra tenía una bola para luego intercambiar, siendo mi suegra la que me estaba succionando un testículo, mientras que mi novia subía y bajaba sobre la cabeza de mi polla.
En eso mi novia tuvo la idea de ponerme de pie, susurrándole algo a su madre primero, la cual asintió en acuerdo. Cuando yo le pregunté que qué era lo que íbamos a hacer, ella solamente me contestó que estaba a punto de ver qué era. Una vez de pie, completamente, mi suegra se quedó arrodillada enfrente mío, mi polla resumiendo la posición que previamente tenía dentro de su boca, mientras que mi novia se arrodilló detrás, abriendo mis nalgas con las manos y enterrando su cara entre éstas, su lengua comenzando a recorrer mi ano como si fuera un colibrí. Verdaderamente era algo nuevo que nunca había experimentado, y no pude evitar remontarme a la época en donde mi ano era lamido o era besado o succionado por parte de algún adulto que quería follarme. Fue un salto hacia los recuerdos impresionante, bastante grato, y sinceramente reviví una sensación que yo ya no había sentido desde hace 15 años casi.
Después de un momento así, me pidieron que me dieran la vuelta, para ahora intercambiar, mi novia teniendo mi polla en su boca, mientras que la lengua de mi suegra estaba recorriendo mi ano entre mis nalgas. No pude evitar hacer el comentario de que era algo nuevo completamente, a lo que ellas interpretaron como un cumplido, riendo sin interrumpir la tarea que realizaban. Inclusive para estándares de la secta, lo que están haciendo esas dos mujeres conmigo se podría considerar guarro y, por supuesto, tremendamente excitante. Tras unos momentos más de esa forma, yo las invité a que ambas se pusieran de pie, y le dije a mi suegra que quería regresar del favor, ella asintiendo, diciendo que tal vez lo mejor era ir a la habitación matrimonial. Ella nos tomó tanto a su hija como a mí de las manos, guiándonos hacia ahí, entrando los tres desnudos, dirigiéndonos al colchón. Mi suegra se tiró sobre la cama, boca arriba, ella todavía con la cadera a la orilla, mientras que yo me arrodillé enfrente de suyo y subí sus piernas grandes a ambos mis hombros, enterrando mi lengua y mis labios entre sus piernas, comenzando a envolver lo más posible de su vulva entre estos, recorriendo sus labios menores y su clítoris con mi lengua. Mientras tanto mi novia se postró sobre la cama, al lado de su madre, besándola en los labios antes de pasar a succionarle a las tetas, lo cual me percaté que le generaba gran estímulo, similar al que mi novia recibía para llegar a un orgasmo, siendo evidente de qué lado de la familia había heredado esa característica sexual.
Introduje un dedo, luego dos y luego inclusive tres, la vulva de mi suegra, siendo grande, obesa y francamente algo abierta. Producto seguramente de los dildos que llegaba a utilizar frecuentemente con mi novia, desde que se había divorciado del padre de ella y que se había quedado nada más con su hija para satisfacerla sexualmente. Pues claro que ahora es una mujer casada, pero mi novia, según como ella me llegaba a contar, a veces participaba en dúos lesbicos exclusivos, en donde se llegaban a sacar juguetes de mayor calibre, a los cuales se habían acostumbrado cuando mi novia era niña y después adolescente. No tardé en llevar a mi suegra un orgasmo a través de estimulaciones del punto G, así como una succión bastante firme sobre su clítoris. Ella simplemente apretando la cara de su hija en contra de una de sus tetas mientras que se pellizcaba la otra, cerrando sus piernas con mi cabeza entre ellas, en un punto inclusive llegando a asfixiarme, mientras que yo sentía un poco más de fluido descargarse de su vulva gracias al clímax que estaba alcanzando.
Mi suegra me invitó a incorporarme con ella y con su hija para que comenzáramos a follar, sin embargo yo le dije que me diera un momento puesto que quería sacarle otro orgasmo más a lo que ella aceptó inclusive declarando que me consideraba todo un caballero y yo diciéndole que para mí era todo un gusto. No tardé mucho una vez ya habiendo llegado ella a su primer clímax en poderla llevar a ese punto nuevamente. Una vez concluidas las contracciones de su pelvis me levanté colocándome ahora entre sus piernas con la polla todavía erecta, comenzando a penetrarla, mi polla recorriendo hasta el fondo de su vulva debido a la diferencia de tamaños. Una vez estando ahí tomé una pausa para encontrarme con mi novio en un beso apasionado antes de regresar a besar a mi suegra y mientras que yo me abocaba después a succionar la teta izquierda de ella, mientras que mi novio seguía succionándole la teta derecha, comencé a recorrer mi cadera hacia delante y hacia atrás, las piernas de mi suegra todavía sobre mis hombros, comenzando a follarla.
Los gemidos de mi suegra nos hicieron esperar, de volumen y calibre e intensidad similares a los que me había metido mi novia toda la tarde mientras estaba mijollando en casa de mis padres. Yo alternando entre succionarle una teta y encontrarme con los labios de mi novia antes de volver a succionarla. Mientras tanto mi novia, mientras que aún mantenía la teta opuesta al lado de su boca, recorría la panza de su madre, al igual que mi espalda, e inclusive bajaba a veces su mano para apretarme una de las largas, lo cual me promovía el que bombeara un poco más fuerte. Estuvimos así un buen rato, eventualmente haciendo que mi suegra llegara a un orgasmo. Después de ahí ella nos comentó que quería cambiar, ahora poniéndose la cuatro, yo resumiendo la posición con mi polla que tenía en su interior de la vulva, mientras que ella colocaba a su hija enfrente suyo, empezando a hundir la cara entre las piernas de mi novia, comenzando a darle oral, mi novia simplemente estimulándose las tetas, mientras que observaba la escena que estábamos reproduciendo ante ella, su madre y yo.
María no tardó en llevar a su hija a un orgasmo, la cual ésta recibió con los ojos cerrados, la cabeza colgada hacia atrás, su boca abierta, un gemido hilarante inundando la habitación, mientras que se contorsionaba hacia adelante. Su madre sin dejar de estimularle su punto G, hizo clítoris con la boca. Eso probablemente fue un punto de mucha excitación para ella, mi suegra también presentando un orgasmo sin mucho tiempo transcurrido del primero que había tenido mi novia como tal. Se tomaron una pausa, yo saliendo de la vulva de mi suegra brevemente para permitir que se incorporara. Fue entonces cuando ella me dijo que me subiera para que ahora estuviera con mi novia como tal, mi novia permaneciendo todavía acostada boca arriba, yo asumiendo una posición de misionero sobre ella, mientras que mi suegra se había recorrido, hacia arriba también, ahora todavía de a cuatro, su vulva descansando en los labios de su hija, mientras que yo la penetraba en las nalgas de mi suegra, abriéndose y cerrándose a medida que se recorría hacia adelante y hacia atrás, forzando su clítoris y vulva en contra de la boca y cara de su hija que estaba abajo de éstas. Decidí no desperdiciar la oportunidad, teniendo solamente las nalgas y el ano de mi suegra en frente mío, tomé ambas nalgas con las manos, comenzando a apretarlas, abrirlas y obviamente volví su ano con mis labios, regresándole el favor que previamente ambas me habían hecho, intentando introducir mi lengua lo más profundo posible que podían sobre ella.
Después de darme una advertencia de que su recto no estaba limpio y que por favor evitaba retroducir algún dedo, me aboqué simplemente a estarlo recorriendo con mi lengua. Entre gemidos, María eventualmente nos llegó a decir a ambos que lo hacíamos muy bien y que por favor no paráramos, lo cual no hicimos. Los gemidos subieron de tono, diferentes a los que habíamos emitido previamente hasta el momento, María diciéndole a su hija que si era problema si descargaba, a lo que mi novia con su boca llena de los labios de su madre me llegó a decir que si no había problema de que mi suegra se descargara en su cara en ese momento, a lo cual yo le dije que si no era ninguno y que al contrario me resultaría muy excitante. Mi suegra pujó dejando el gemido más fuerte de hasta el momento salir de su garganta mientras que escuchaba cómo llegaba a expulsar sus fluidos en la cara de mi novia e inundaba la garganta de ésta. María se contornocionó un par de veces antes de tener que bajar de la cara de su hija, encontrándome con ésta completamente papada, no pude evitar inclinarme sobre ella para plantarle un beso, nuestras lenguas entrelazándose entre todo el squirt que acababa de manar de la vulva de mi suegra y de su madre.
María se tomó un momento para quedarse boca arriba, al lado de nosotros, simplemente con los ojos cerrados, masajeándose las tetas, terminando de percibir el orgasmo que la habíamos provocado en su totalidad. Mientras tanto, ese momento resultó muy excitante tanto para mi novia como para mí, los dos siguiendo fundiéndonos en un beso apasionado, mientras yo apretaba mi cuerpo contra el suyo, todavía follándola en posición de misionero, eventualmente logré llevarla a un clímax también. Pausé los movimientos para dejar que ella gozara del orgasmo que había alcanzado, ella diciéndome que volviera con su madre por cortesía, a lo que yo le pregunté a María que si estaba lista para ser penetrada otra vez, ella asintió pero pidiéndome que quedáramos con sus caderas a la orilla de la cama, debido a que quería concluir todavía boca arriba el encuentro, a lo cual yo le dije que si. Me volví a poner de pie al lado del borde de la cama en donde ella tenía sus caderas situadas, subiendo sus dos caderas, subiendo sus dos piernas a mis hombros, comenzando a penetrarla, mientras que con señas, María le dijo a su hija que se acercara, eventualmente acomodándole en una posición de seis hueves sobre ella. De esa manera alterné entre estar entrando y saliendo de la vulva de mi suegra y meter al fondo mi polla en la garganta de mi novia. Con esa alternativa, mientras que ellas también alternaban entre ser penetradas y ser estimuladas por la otra, eventualmente mi novia llegó a alcanzar un orgasmo. Le preguntó a su madre que si ella podía devolverle el favor de descargar su madre diciendo que sí. Noté como mi novia simplemente dejaba los ojos y abría su boca, lo acercando a la polla de la vulva de su madre para meterse hasta el fondo de la garganta, ahogándole los gritos como yo ya sabía que a ella tanto le gustaba. Sentí como su garganta se apretó alrededor de la cabeza de mi polla a medida que se venía en la cara de su madre. Una vez saliendo, sentí un enorme hilo de saliva conectando sus labios con mi polla. Ella colapsó sobre su madre, ella seguramente todavía besándole con la cara embarrada de fluidos en los muslos mientras que yo volví a penetrarla a ésta.
Seguí emnistiéndola cada vez más fuerte, yo considerando que ya era un buen momento para terminar, consultándolo con tanto María como con mi novia, ella sintiendo que ya había sido suficiente y que con todo gusto podía llegar yo a mi propio orgasmo. Cuando sentía que ya estaba acercándome el punto de no retorno, les pregunté cómo querían ellas que yo me viniera. A lo cual las dos, después de dialogar, dijeron que sin problema podía hacerlo en sus caras. Les di el aviso a medida que me retiré de la pulga de mi suegra, quedándome de pie frente a la cama, las dos incorporándose, arrodillándose ante mí. Metí mi polla brevemente en la boca de mi novia, pero luego meterlo en la boca de mi suegra, las dos rascándome los muslos, una de ellas, sin saber yo cuál, con una de sus manos en la base de mi polla y estimulándome las bolas. Sin saber a quién darle prioridad, decidí por cortesía apuntar mi polla a la boca de mi suegra para descargar mi semen en esta. Sin embargo, ella dijo que al contrario, quería cederle a mi novia el honor. Por lo que entré justo a tiempo, ya que hilos de semen empezaron a brotar de la punta tan pronto tuvieron contacto con sus labios. Yo gemí fuertemente, mi suegra recorriendo mis nalgas con sus manos, encajándome las uñas, lo cual, inclusive, aumentó la sensación. Una vez terminando aquello, salí yo colapsándome en el piso, mientras que observaba cómo mi suegra y mi novia se besaban, algunos hilos de semen todavía boteando de sus bocas, ellas recogiéndolo con ambos dedos para volverlo a introducir entre sus labios, eventualmente tragándoselo entre ambas. Una vez terminando esto, ambas gatearon hacia conmigo, yo para poder encontrar mis labios con los suyos, los cuales tenían ambos un sabor similar a fluido vaginal, semen y un toque de orina. Colapsamos en la alfombra del piso, cada uno debajo de uno de mis brazos, los tres imperventilando después del momento que acabábamos de vivir, extasiados.
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