Primero mi tía y mi prima
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
A mi tía Rosita, la había visto una vez en los últimos 9 años. Su hija Lucia había sido una niña enferma, y a sus 19 años tiene el cuerpo de una chica de 14 o 15, es muy delgada, piernas largas y delgadas, usa lentes, su trasero es pequeño y compacto, aunque tiene su atractivo. Lo que llama la atención en Lucía, que es mi prima, son sus ojos, una mezcla entre verde y celeste, son verdaderamente preciosos y lo otro son sus pies, debe calzar 5 y medio, son pequeños y delgaditos, blancos y de linda forma, a mi que tengo ese fetiche, me tiene obsesionado los pies de Lucía. En el caso de mi tía, es una mujer divorciada, de unos 41 años, que cuida mucho su figura, tiene tetas paradas y sus caderas son pronunciadas, casi siempre tiene pretendientes, pues como dije se mantiene en buena forma y figura.
Como Lucía, por sus padecimientos de niña, se ha atrasado en sus estudios, apenas va en 10mo año. Ahora casi está normal, pero su desarrollo se ha atrasado. Asi que por el parentesco me fui a vivir en la casa de ellas, como si fuera un pensionado, mi tía me asignó una habitación dentro de la casa y pagaba por ello con todo y comida.
Me fui haciendo cercano a Lucía y le ayudaba en sus tareas del colegio, mi tía Rosita me agradecía por eso. Sin embargo, como dije, Lucía iba desarrollando tardió, y no tardó en comenzar a verme como hombre y no como su primo, conforme pasaban los días, me dejaba cartitas en mi habitación, o una golosina, o un corazón, yo sabía que era de ella. Una noche, yo estaba en su habitación ayudándola en su tarea, mi tía había salido. Nos quitamos el calzado y subimos los dos sobre su cama y fue ella quien inició una lucha amistosa, dábamos vueltas en la cama, yo trataba de tomarle los pies y en ocasiones los ponía en mi pecho desnudo (camisa abierta), para sentirlos, la verdad es que sus pies me ponían el pene erecto.
En una de esas ocasiones, me quedaron sus pies en mi rostro, como dije era pequeños, delgados, blanquitos, con las uñas pintadas de rosa, entonces tomé uno con la boca y los metí entre mis labios, comencé a chuparlos por dentro de mi boca, luego tomé su dedo mayor y lo chupé, fui chupando uno por uno de sus deditos, no noté que ella también lo pasaba bien, luego me dijo -te gustan mis pies?, a mi me gusta lo que me haces!!-, entonces le dije que sus pies eran los más hermosos que había visto en mi vida. Asi que ella misma me puso el otro pie en la boca para que le hiciera lo mismo, ahora con más confianza, lo lamí primero por todas partes y luego chupé cada dedo, tenía una buena erección que se notaba en el pantalón, ella lo notó y una de sus manos me tocó el pene sobre el pantalón y luego lo repitió hasta convertirse en una caricia. Lo tuve que detener.
-que haces?-le pregunté al mismo tiempo que mis labios dejaban uno de sus pies. Ella me dijo que me cambiaba sus pies, por lo que tenia dentro del pantalón. Le sonreí y vi que eso iba en serio. Bajé el cierre de mi pantalón y saqué mi verga que apretaba mis pantalones, ella hizo un gesto de sorpresa al verlo, pero rápidamente lo tomó con una de sus manos. Entonces seguimos, yo comiéndome sus bellos pies y ella acariciando mi pene. Luego de un rato y yo ya muy cachondo, le dije que si lo quería chupar como yo hacia con sus pies. Entonces ella se fue acomodando, yo dejé sus pies, pues sino no podría ella llegar a mi verga.
Lucía le dio varias lamidas a mi glande y al tronco de mi verga, luego le dije que lo metiera dentro de su boquita, Lucia tenía una diminuta boca, mi verga quedó casi exactamente, y ella comenzó a mamarla, se notaba que no tenía experiencia, en un par de ocasiones sus dientes me causaron dolor, le dije que tenía que ser solo con sus labios, que lamiera y mamara por turnos, ella entones comenzó a hacerlo mejor, me fue poniendo muy excitado, en ocasiones me salía unas gotas de líquidos preseminales por el glande y ella las tragaba. Todo iba de maravilla, en unos minutos no podría evitar el eyacular,.. y de pronto se oyó la puerta de la casa abrirse y cerrarse, era mi tía!!. Le avisé a Lucía que estaba entregada a la mamada de verga. Entonces nos compusimos la ropa, estiramos las sabanas de la cama, cuando en eso entró mi tía Rosita, ella nos saludó y se quedó viendo el gran bulto que yo tenía en los pantalones, pero no dijo nada. Seguimos haciendo la tarea mientras ella preparaba la cena.
Luego de ese día. Los días que haciamos la tarea, que yo ayudaba a Lucía, ella se subía encima de mi, y me preguntaba si quería de nuevo sus pies, ella me decía que me los cambiaba por chuparme de nuevo la verga, cuando mi tía estaba en casa, yo no aceptaba la propuesta, pero cuando mi tía no estaba, ella se quitaba los zapatos, me comía sus pies, la verga se me ponía dura y luego ella me daba una sabrosa felación, en las primeras veces, yo aguantaba lo que podía y no eyaculé, pero luego le tomé la cabeza y eyaculé sin soltarla, ella se tragaba mi leche y una poca salía por sus labios, ella me dijo que le gustaba mi leche, asi que después ya no le tomaba su cabecita, ella misma se tragaba voluntariamente mi leche. Pero luego de hacerlo en una ocasión, ella buscó mi boca, nos pusimos a besarnos, ella casi no sabía, asi que le fui enseñando a usar su lenguita, asi que eso se fue repitiendo frecuentemente.
En el caso de la tía Rosita, ella ya sospechaba, pues mi prima Lucía no sabía disimular que estaba enamorada de mi. En una ocasión, era de noche, yo veía televisión en la sala, mi prima Lucía se acostaba temprano todos los días, asi que estaba ya dormida. Oi que mi tía estaba bañándose, en eso oí la voz de la tía, ella gritaba, llegué a su habitación donde duerme sola, ella estaba en la ducha, abrí pues los gritos por auxilio seguían, al abrir pude ver a mi tía completamente desnuda, aunque no es una mujer delgada, tiene cintura y lindo parche negro recortado en su vulva, me señalaba algo, yo estaba prendado de su desnudez y apenas pude ver que me señalaba,
Pero vi algo que se movía y al acercarme pude ver que era un alacran a un lado del sanitario, le puse el pie de inmediato y lo maté, ella salió de la ducha mojada y desnuda y me abrazó como estaba, luego se acordó que estaba en cueros y tomó una toalla y se enrolló. Su rostro cambiaba de colores, estaba avergonzada por enseñarme su cuerpo desnudo.
-Ayy sobrino, que pena, que verguenza, me haz visto desnuda, pero me causan horror esos animales, qué pena!- me decía la tía Rosita.
-No te preocupes tía, no he visto nada que no haya visto antes, además que linda estas tía, con razón tienes muchos pretendientes- le dije para sentirse mejor y además como todo hombre preparando el camino.
-ayy sobrino, que lindo lo que me dices, pero si yo soy fea- me dijo ella ya coqueteandome.
-Como va a ser tía, tienes un cuerpo bello, muchas jovencitas ya quisieran tener lo que tienes- le volví a decir yo.
Me acerqué y tomándole de la toalla se la quité, ella mostró su cuerpo desnudo de nuevo, luego se cubrió los pezones de sus buenas tetas con las manos, me acerqué, le quité sus manos y acercándome le besé sus pezones, primero uno, lo besé y luego le pasé la lengua, luego pasé al otro, le lamí su pezón y luego lo envolví entre mis labios y lo mamé suave. Ella me tomó de los cabellos. Los dos estábamos parados, yo mamando sus tetas y ella que empezaba a gemir, y no hacía nada por detenerme.
Puse una de mis manos en su parche de pelos rizados de su cuquita, mis dedos se pusieron a acariciar sus labios vaginales, los cuales ya estaba mojaditos, tanto de agua como de sus jugos lubricantes, localicé su clitoris y lo froté delicadamente con mis dedos, los gemidos de la tía aumentaron. No pude evitar insertar un dedo dentro de su caliente vagina, uyy la tía estaba que hervía de caliente por dentro. Yo mamaba sus pezones más fuerte y con más presión de mis labios, al mismo tiempo que mi dedo entraba y salía de su cuquita. En eso estaba, cuando ella me detuve la mano con la que le tocaba su cuca, me dijo casi susurrando, que nos fueramos a la cama. Ella se fue adelante y yo la abrazaba por atras, mi bulto pegado a sus buenas nalgas.
Ella se subió a la cama y yo la seguí, nos quedamos de rodillas sobre la cama y nuestros labios y lenguas tratando de comerse con mucho deseo. Ahora fue ella quien tomó la iniciativa, me fue quitando los pantalones y luego el calzoncillo, me acarició mi verga con ambas manos y sin decir nada bajó a comerse mi verga, le daba primero lamidas y luego lo engullía y lo mamaba con mucha fuerza, luego se puso a meterlo y sacarlo de su boca, la tía mamaba muy rico debo decir. No pude evitar tomarla de la cabeza y ser yo quien movía mis caderas para entrar y salir de su boca, como si fuera una vagina. A ella le gusto y se acomodó a mi ritmo, yo le repetía a viva voz a mi tía que era delicioso todo esto.
Si no me detengo hubiera eyaculado en su boca, asi que la acosté y le dije que ahora quería comerle su raja, la puse boca arriba y metiendome entre sus regordetas piernas, comencé a chuparle la cuca, primero juegué con sus labios vaginales, los lamía y los chupaba, pronto sentí sus jugos íntimos de sabor amargo, luego con la punta de la lengua estimulé su clitoris, casi de inmediato comenzó a dar de quejidos y con sus manos atrapó mis cabellos y los jalaba cada vez que gemía. -sobrino!, que rico me la estas comiendo, que rico, qué bárbaro!!-, todo eso me hacía hervir la sangre y le daba buenos lenguetazos a su cuquita. Con ambas manos le levanté las nalgas y tuve acceso a su redondo culo, entonces lo empecé a lamer duro, en ese preciso momento ella estalló en una larga corrida, me jalaba los cabellos tan duro que pensé que algunos le habían quedado entre los dedos.
En plena eyaculación estaba mi tía, cuando me fui subiendo sobre ella, me di cuenta que sus ojos estaban casi en blanco, gozando, me acomodé sobre ella y mi verga comenzó su camino dentro de su vagina, al tiempo que ella me abrazaba y me entrelazaba con sus piernas, quedando los dos en una maravillosa posición misionera mejorada. Nuestros cuerpos entraron en un ritmo feroz, yo entrando y saliendo de su cuquita y ella gimiendo y de vez en cuando diciendo palabras calientes. -qué rico me coges!!- -asi, asi, asiii!-, lo cual me motivaba a darle pistonazos más duros y profundos. Ella tardó unos diez minutos en volverse a correr, me clavó sus uñas en mi espalda, lo cual aceleró mi venida, descargué un chorro de esperma dentro de su vagina, al mismo tiempo que los dos gemimos y nos apretábamos el cuerpo del otro.
Mi verga daba latigazos dentro de la vagina de la tía Rosita. Me quedé un rato sobre la cama descansando de este tremendo palo, la tía entró a asearse al baño. Salió envuelta en la toalla. Se acostó a mi lado y luego de hablar de algunas cosas triviales, me preguntó si me gustaba Lucía, enmudecí unos segundos, se me ocurrió decirle que mi primita estaba en una edad en la cual deseaba experimentar su cuerpo, y que no ha sido mi intención de aprovecharme de ella. Hubo un silencio, luego me dijo que mi prima Lucía era todo lo que tenía y que me agradecía lo que hacía por ella, luego me dijo que por ella no había bronca si yo era el primer hombre en la vida de su hija Lucía, solo no quiero que la hieras!!, me dijo con énfasis la tía.
Luego de eso, empezamos de nuevo a besarnos, la tía tomó sus tetas con ambas manos y me las llevó a la boca, me dijo que le gustaba como le mamaba sus pezones. Asi que ella encima de mi y yo mamando sus tetas. Eso me fue parando la verga, y ella la vermela casi de nuevo erecta, puso encima su cuca y tomandola con la mano se insertó mi verga de nuevo, y me empezó a jinetear, lento, porque nos besamos y yo le mamaba también sus tetas. Ella siguió cabalgadome hasta que se provocó otra corrida y yo de nuevo eyaculé dentro de su cuca. Yo estaba feliz, porque no solo me había cogido a mi tía que era una mujer deliciosa, sino que me había dado casi permiso de desflorar a mi primita Lucía.
No tardé en hacerlo. No se si intencionalmente, tres días después de nuestro encuentro sexual, la tía me anunció que se ausentaría por varias horas. Yo estaba en la habitación de Lucía ayudándola en sus tareas. Apenas oimos el ruido de la puerta cerrarse y Lucía y yo empezamos a retozar sobre la cama, en un momento la tome de sus manos y las puse a los lados de su cabeza, entonces la besé con mucho ardor, ella correspondió como siempre, luego le fui quitando su camisa del colegio, luego el sostén, sus senos eras pequeños, en forma de cono, le lamí los senos y le chupé los pezones, ella cerraba sus bellos ojos, le besé brazos, estomago y tetitas, ellas empezó a quejarse de placer, desabroché su falda del colegio y ella quedó solo en braguitas. Me puse entre sus piernas y levantandole una de sus piernas le besé los pies de nueva cuenta. Luego cada dedo de sus pies, a ella le gustaba mucho ya. Le quité su braguita y ella quiso taparse con una de sus manos su pequeño parche negro. Le dije que no lo hiciera, que se miraba muy linda desnuda. Toda ella era pequeño y delgado.
Me metí entre sus pienas y besé y chupé sus muslos, luego su entrepierna y finalmente llegué a su cuquita, antes que me pusiera a darle sexo oral, ella me detuvo y me expresó que yo era el primer hombre en verle su cuquita, y el primero en todo lo que habíamos hecho. Todo en ella era virginal. Mis besos fueron llegando a su rajita, pase la lengua sobre sus labios vaginales y se estremeció todo su cuerpo, besé y lamí cada rincón de su sexo, con mis dedos abrí sus diminutos labios vaginales y luego mi lengua envolvió su clitoris, Lucía empezó a dar fuertes gemidos, tanto que tuvo que ponerse el puño de su mano en la boca para disminuirlos.
Yo lamiendo pronto sentí sus juguitos vaginales bajar a la entrada de su cuquita. La levanté un poco para que mi lengua pasara sobre el ojete de su culito, ella gimió más y puso sus ojitos en blanco, señal que estaba teniendo un orgasmo, seguí lamiéndole su orto y su clitoris para aumentar su corrida. Ella estaba todita mojada de su cuca, bastante lubricación, entonces decidí que era el momento de desvirgarla, me fui subiendo sobre ella, le abrí más sus piernas, ella lo presintió y me dijo que lo hiciera con cuidado. Puse mi verga en la entrada de su vagina y tomándola con la mano se la fui metiendo, el glande empezó a deslizarse y ella gritó cuando su himen cedió, le entró todo mi glande, luego comencé a bombear lentamente, metía más de lo que sacaba, ella no dejaba de gemir, por fin llegué a la mitad, estaba tan estrecha que pensé que sería lo único que podría meterle.
Me fui sentando y me puse a pistonear, puse sus pies contra mi pecho y tomándola de las manos, la jalé y mi verga entró casi completa, ella emitió otro quejido. Me quedé sin moverme un rato, para que se acostumbrara a mi verga dentro de su cuquita. Mientras eso pasaba, tomé uno de sus pies y le pase la lengua por el empeine y llegaba hasta los tobillos, le daba toda la vuelta. Sus pies eran maravillosos. De nueva cuenta comencé a pistonear de nuevo, le costaba a mi verga entrar de nuevo en su cuquita, pero igual era muy rico. De esa manera llevé a mi primita a otra corrida y luego la había colocando en diferentes posiciones en la cama, la puse de lado y con la pierna levantadita la penetré, sentí que su cuquita poco a poco se iba dilatando, me era más fácil penetrarla ahora. Luego la puse en cuatro y al estilo perruno la volví a coger, la tomaba de su pequeña cintura y le daba buenos pistonazos, profundos, ella pujaba y gemía cada vez que recibía mi pedazo de carne duro, en esa posición llegó a su tercer orgasmo de la noche. Lucía estaba agotada, tenía gotas de sudor en su frente.
Finalmente la puse acostada boca arriba, yo estaba al borde de mi venida, tomé sus pies, uno con cada mano, y me puse a darme una paja con ellos, fue tan delicioso que en pocos minutos me vine a chorros, lo hice sobre el empeine de sus pies, varias lineas de semen deposité en los pies de mi primita, hasta que no pude más. Luego se lo esparcí en todo su pie, como si fuera una crema de cuerpo. Me acosté a su lado y la abracé. Creo que nos quedamos dormidos sobre la cama, desnudos, cansados y sastisfechos. Mi primita había dejado de ser niña y ahora se convertía en una mujer. Nos vestimos y seguimos haciendo sus tareas, de vez en cuando hacíamos una pausa para comernos a besos. Llegó mi tía y nos preguntó como la habíamos pasado. Alli creo que se imaginó que su hija ya había sido mia.
Los días empezaron a ser diferentes en esa casa. El sexo con mi prima Lucia empezó a ser más frecuente, cada vez era mejor y cada vez su cuerpo iba cambiando aceleradamente, sus caderas se ensancharon, su trasero se llenó de más carne, su cuquita se acomodaba más lo largo y ancho de mi verga. En el caso de mi tía, teníamos sexo al menos una vez a la semana, lo que sucedía era que ella tenía un su novio, pero aún asi nos dimos una deliciosas cogidas en su cama.
Mi esposa comenzó a sospechar meses después, pues habían semanas en la cual tenía todos los días sexo, ya sea con mi prima o con su mamá. Eso me dejaba seco y cuando llegaba el fin de semana, había ocasiones que no tenía erección estando con mi esposa. Le dije que era stress y que vería a un médico, lo cual no hice, sino que un amigo me recomendó tomar viagra cuando estuviera con mi esposa, lo cual hice y todo se normalizó, a pesar que de tanto coger, me duelen los huevos. No se cuando tiempo aguante. Pues mi prima lo está tomando en serio y me ha dicho que seamos novios.
Se que en un par de meses, me daran un traslado en la empresa. No se que vaya a pasar.
Finalmente
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