PRIMO
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por XCITANTDLC.
Habían pasado aproximadamente tres meses de las vacaciones de verano.
Por la mañana recibí la agradable noticia de que mi primo Andrés vendría a tramitar un asunto en una dependencia oficial y requería de la ayuda de mi padre quien le indicó que llegara a la casa mientras se arreglaba el asunto mencionado y aprovechando que mi hermano Antonio y Jesús estaban fuera podría ocupar una de las recamaras durante los días en que se tramitaría la solución a su propósito.
Enseguida volvieron a mí los recuerdos de tan candentes experiencias que había vivido con mi primo, me ofrecí para irlo a recoger a la terminal de autobuses, para corresponder a la amabilidad que él había tenido para conmigo y para estar a solas con él y reavivar los deseos carnales.
Ese día, me atavíe con un minivestido blanco de licra que por el material en que estaba confeccionado me quedaba ajustadísimo, dejando la mayor parte de mis muslos a la vista, no use brassiere y solo unas pantaletas minúsculas tipo tanga negras que como siempre se me marcaban bajo el vestido, no me puse medias para facilitar cualquier acción que pudiera surgir, y calzaba mis inseparables zapatillas de tacón alto.
Ya en la terminal mientras esperaba la llegada del vuelo, me dediqué a lucir cuerpo en los pasillos sintiéndome deseada por los muchos galanes que me desnudaban con la mirada lo que contribuía a acrecentar la cachondez que tenía tan solo de pensar lo que gozaría con la visita de mi primo.
Cuando al fin apareció Andrés por la puerta de arribos sentí como me subía una agradable sensación que nacía en mi vulva y subía hasta la boca del estómago, al vernos de inmediato nos abrazamos y besamos en la boca a manera de saludo, instantáneamente sentí su verga en mi vientre y yo le restregaba mis tetas en el pecho para reiterarle tácitamente que estaba en la mejor disposición de que esta vez cogeríamos sin excusa ni pretexto.
Al llegar al estacionamiento nuevamente nos besamos en la boca y ahí sus manos recorrieron mis nalgas y mis tetas, yo también pude tocar su endurecida verga por encima de su vestimenta; me coloqué al volante dejando que mi reducido vestido se me subiera de tal manera que se me podían ver las pantaletas cubriendo mi abultada vulva, atrayendo la mirada de mi primo quien no pudo resistir la tentación de tocármela hasta que llegamos al cajero que nos cobraría el aparcamiento, el fulano que recauda los pagos pudo verme a placer mi vulva lo que me excitó aún más y fingiendo no encontrar las monedas para pagar prolongué su disfrute exhibiéndole mi "panochita" forrada en las translúcidas pantaletas.
Durante el trayecto a casa, Andrés me vino acariciando las piernas y la vulva, mientras yo le frotaba el bulto que hacia su parada verga y cuando los semáforos nos marcaban el alto lo aprovechábamos para besuquearnos y que él me tocara los senos, hasta que llegamos a casa.
Ya en casa se instaló en la recamara de mi hermano Antonio aprovechando la ausencia de éste, dicha recamara es la contigua a la mía por lo que solo una pared me separaría de mi primo, luego siguieron los saludos y la tradicional platica con mis padres de cómo se encontraban todos los familiares, yo aproveché para sentarme frente a mi primo para estarle enseñando las piernas y los calzoncitos en presencia de mis padres atrayendo constantemente la mirada de mi primo hacia mi entrepierna al tiempo que le sonreía desvergonzadamente como enseñándole todo lo que "se comería" más tarde.
Ante mi desencanto mi padre le indicó que se irían juntos para iniciar los trámites oficiales que le traían a esta ciudad capital postergando nuestra cachondearía para más tarde.
La espera se prolongó hasta ya entrada la tarde cuando un taxista trajo a mi primo a casa, para entonces ya estaba mi hermano Juan Carlos, con quienes se puso a platicar, estaban sentados juntos y yo frente a ellos, así que aproveché para enseñarles a ambos mis muslos y pantaletitas, pues ya para esa época estaba tratando de seducir a mi hermano menor, ambos miraban con cierta discreción mi entrepierna con beneplácito y excitación.
La espera se hizo eterna, pero por fin cayó la noche y se fueron retirando a sus respectivas habitaciones, yo y Andrés nos sentamos en el hall de la televisión en la planta alta dando tiempo a que se durmieran o simplemente no salieran ya de su recamara, aunque no debería de permanecer mucho en ese sitio, pero entre tanto no desaprovechamos el tiempo, nos besuqueábamos a boca abierta manoseándonos mutuamente, él pasaba sus manos por todo mi cuerpo y yo me concentraba en su endurecida verga.
El cachondeo ya nos tenía al rojo vivo, mis pantaletas estaban muy mojadas y sin miramientos le saqué la verga del pantalón para masturbarle más fácilmente, en un arranque de calentura me incliné sobre su regazo besuqueándosela y de plano darle unas soberbias mamadas, en tanto él pasó su mano por mi trasero y la metió bajo el corto vestido y haciendo a un lado la mojada tanga me dedeaba la vagina y acariciaba mi culito.
El ruido de una puerta de las recamaras nos hizo reaccionar y componiéndonos la ropa fingimos ver la televisión.
No tenía caso arriesgarnos a ser descubiertos estando las recamaras en donde poder hacer de todo con menos sobresaltos, "Te espero en mi recamara en quince minutos", le dije poniéndome en pie, no me bajé el vestido dejándole ver mis nalgas devorando la tanga con el propósito de no entibiar la situación, el siguiéndome y todavía en la puerta de mi recamara me acarició el trasero y yo a él la verga.
Puntualmente llegó mi primo a mi recamara sin tocar, yo le esperaba ya casi desnuda solo conservaba las pantaletas y las zapatillas, al entrar nos fundimos en un apasionado beso en la boca intercambiando saliva y metiendo nuestras respectivas lenguas en la boca del otro, sus manos recorrían mi cuerpo casi desnudo, excepto por las minúsculas pantaletas, pronto sus labios se apoderaron de mis tetas besándomelas y chupando los erguidos pezones mientras sus manos acariciaban con ansiedad mis nalgas y yo su dura verga que ya le había sacado del pantalón para masturbársela.
Le pedí que se desnudara en tanto yo me senté a la orilla de la cama para chuparle su ricura y recordar la primera vez que lo hice.
Una vez desnudo me sacó la verga de la boca y sin levantarme me quitó las pantaletas alzándome las piernas para quedar mi húmeda raja expuesta a su vista, se inclinó y sin más trámite me empezó a besar y lamer mi hendidura sexual chupando los flujos vaginales que brotaban de mi sexo al tiempo que succionaba mi clítoris haciéndome llegar al cielo en un primer orgasmo que había contenido por todo el día.
Era solo el principio de esa magnífica noche, me incorporé quedando sentada en la cama, Andrés me acercó su pito a los labios invitándome a mamárselo nuevamente, cosa que hice con extremo placer metiendo casi toda su verga en mi boca y garganta en tanto con una mano le acariciaba los sabrosos huevos y con la otra las nalgas, mi primo hacia movimientos de mete y saca cual si me estuviera cogiendo por la boca, tal vez sintió que estaba a punto de eyacular y prefirió retirar su verga de entre mis labios.
Tomó un respiro solo para volver a levantarme las piernas abriéndomelas por completo, lentamente acercó su tiesa verga dirigiéndola a mis labios vaginales y colocándola en la entrada de éstos, "Quieres que te la meta", me dijo jadeante, yo con la voz entrecortada por la excitación apenas alcance a decirle "Sí, cógeme, métemela toda, disfrútame", enseguida empezó a hacer presión y sin problemas mis labios vaginales se abrieron para dar entrada al delicioso "visitante", en unos cuantos segundos ya solo quedaban sus soberbios tenates fuera de mi candente sexo, tenía la verga de mi primo totalmente alojada en mis entrañas y ahora había que gozarlo.
Andrés había colocado mis piernas sobre sus hombros y el vaivén de sus hermosura sexual en mi vulva se generalizó, en tanto sus manos estrujaban con deleite mis crecidas tetas, la respiración agitada y los jadeos de ambos también hicieron su aparición indiscriminadamente, inconscientemente le repetía constantemente "Que rico me estas cogiendo, cógeme más, disfruta mi cuerpo, que rico siento tu verga dentro de mí" y frases por el estilo con las que le manifestaba el placer que me estaba dando.
No tardé mucho en llegar al segundo orgasmo de la noche en ruidosa "venida", mis flujos bañaban mi culo por la pose en la que me encontraba, así como el edredón de la cama.
Creí que mi primo se "vendría" en cualquier instante y le alerté que no debería hacerlo dentro de mi vagina pues aunque he tomado toda clase de precauciones, era mejor no provocar alguna falla en los sistemas de prevención de embarazos no deseados, él aceptó, pero lejos de eyacular me pidió que cambiáramos de pose.
Me puso de pie dándole la espalda y empinada separando las piernas, recargada en el tocador, creí que me metería la verga por mi culito, pero no fue así, nuevamente me penetró por la vagina y continuó le vaivén de su palo en mi sexo, ahora con una mano me tenía asida por las chichis y la punta de los dedos el clítoris.
Sus jadeos eran más discretos que los míos que se habían vuelto estentóreos, me dijo que no hiciera tanto ruido ya que nos podrían descubrir.
El mete y saca de su verga en mi cuerpo arreció y sus jadeos me indicaban que estaba a punto de eyacular, así que me entregué al placer para alcanzar un último orgasmo antes de que eyaculara, lo conseguí, tal vez un poco precipitado pero no menos placentero, mis fluidos vaginales escurrían de mi vulva por mi entrepierna llegando a las pantorrillas.
Súbitamente sacó su verga de mi ser y con rapidez me puse en cuclillas metiéndome su pene a la boca, apenas un par de mamadas y mi boca se vio inundada por el esperma de mi primo que se estaba "viniendo" entre mis labios.
Tragaba lo más que podía de su semen, sin embargo parte de él salía por la comisura de mis labios, complacía mi paladar.
Cuando la eyaculación cesó, con su misma verga, que seguía chupando, arrastraba el semen de mi rostro hacía mi boca para tragar hasta la última gota.
Por esa noche había sido todo, me asomé al pasillo para que nadie estuviera y salió de mi habitación a la recamara que tenía asignada.
Tenía que aprovechar su estancia para disfrutar más de sus favores sexuales, así que había que idear algo para coger nuevamente lo antes posible y las más veces que se pudiera y en las formas más variadas.
A la mañana siguiente estuve pendiente de cuando se levantara para hacerme la aparecida en "paños menores" y reiniciar la fornicación, pude ver como se fue mi hermano a la Universidad, luego mi padre y madre al trabajo, en la casa solo estábamos él y yo, pensé prepararle un café y entrar a su recamara a despertarlo y meterme en su cama para que me cogiera, en eso estaba cuando oí ruido en su cuarto.
Rápidamente me quité la bata que llevaba puesta quedando solo en un breve baby-doll rojo transparente que me había puesto especialmente para la ocasión, no llevaba pantaletas, solo estaba sobre una sandalias destalonadas de plástico transparentes, lucia mi conejito con descaro de manera directa, las nalgas y las tetas a través del translúcido "salto de cama".
En cuanto oí el ruido de la puerta de la recamara que ocupaba salí de mi habitación, le tomó por sorpresa mi atuendo, me miraba de pies a cabeza haciendo pequeñas pausas en mi zona pélvica y en las chichis, enseguida pude ver como se iba formando el bulto en su entrepierna era su verga que se estaba poniendo en erección ante mi candente cuerpo casi desnudo, le sonreí coqueta y contoneando mi cuerpo cachonda me acerqué para besarle en la boca a manera de "buenos días".
En tanto yo le eché los brazos al cuello repegando mi vientre contra su hinchada verga, él depositó sus manos en mis nalgas acariciándolas suavemente, le ofrecí que fuéramos a la cocina para prepararle un café o algo de desayunar, Andrés se sorprendió de mi ofrecimiento haciendo referencia que si así como estaba "vestida", le sonreí diciéndole que estábamos solos en casa, sentí como se destensó y aceptó, bajamos a la cocina entre besuqueos y arrumacos sin que dejara de manosear mi cuerpo por todas partes y yo a él le frotaba la verga por encima de los pants que vestida.
Ya en la cocina le preparé café y mientras lo tomaba le saqué la verga del pants y se la frotaba a manera de masturbación, mientras él con una mano sostenía la taza del café y con la otra me friccionaba la vulva mojando sus dedos con mis fluidos vaginales para luego chupárselos y dármelos a chupar, sin poderme contener me agaché de tal modo que le empecé a mamar la verga mientras Andrés me dedeaba la vagina y por momentos el culito y soltando la taza de café me friccionaba las tetas.
Terminé por hincarme ante él, quien permanecía sentado en los altos bancos del desayunador, me saqué las chichis del baby-doll y poniendo su palo entre ellas le frotaba, lengüeteando su glande cada que asomaba por ente mis tetas en lo que comúnmente llaman "Chaqueta cubana", ambos estábamos que nos derretíamos de cachondos, así que lo invité a que nos bañáramos juntos, cosa que aceptó de inmediato dirigiéndonos al baño.
Mientras caminábamos y subíamos la escalera yo le llevaba sujeto por la verga y mi primo tenía su mano entre mis nalgas con el dedo medio metido en mi culito y con la mano restante me manoseaba los senos.
Nos metimos bajo la ducha, Andrés me enjabonaba a mí y yo a él, sin dejar de acariciarnos eróticamente a cada instante todas las partes de nuestros respectivos cuerpos que vibraban de excitación, en varias ocasiones yo me empinaba para chuparle la verga y besarle sus hermosos huevos y él hacía lo mismo besándome las nalgas y el culito o mamándome la panocha o las chichis.
Sentía que la sangre me hervía, aferrándome le las llaves del agua, me empiné separando las piernas y desde el fondo de mi alma casi le suplicaba Cógeme.
Méteme la verga, disfruta mi cuerpo y dame placer con tu ricura viril, mi primo ni tardo ni perezoso ensartó de un solo golpe su rica verga en mi vulva, solo quedaron sus enormes huevos fuera de mi cuerpo y pasando mi mano entre mis piernas los acariciaba vigorosamente como queriendo que produjesen más esperma del habitual, su hermosura entraba y salía incontables veces de mi hendidura sexual proporcionándome un placer inenarrable, sin más tuve la primera descarga de placer bañando su delicioso tolete con mi fluidos dentro de mi vagina y sin dejar de mover mi cuerpo en contorsiones ondulatorias y de atrás para adelante le pedía más verga, que me siguiera cogiendo tan sabroso como lo hacía, sus manos no cesaban de recorrer cada palmo de mi enjabonado cuerpo, especialmente en mis tetas y panocha frotándome el clítoris.
Sentía que me iba a la gloria, pero quería más placer, en la misma pose, solo un poco más empinada, me abrí con ambas manos las nalgas y le dije con desesperación "Méteme la verga por el ano", "Cógeme por el culito, quiero sentir tu hermosura llenado de placer mi culo.
encúlame primo, encúlame rico", Andrés obediente encamino su verga entre mis nalgas y colocándola en mi conducto excretor empujó con vigor, ayudado con el jabón que cubría nuestros cuerpos su glande penetró mi ano sin mayor esfuerzo, "Que rico métemelo más" le animaba a que penetrara más verga en mi colita.
Poco a poco su verga se fue alojando en mi recto y luego en mi intestino hasta que solo quedaron fuera de mi culo sus lindos huevos, el vaivén de su hermosura en mi culo se generalizó ante mis gritos y gemidos de placer "Cógeme el culo así de rico.
Encúlame, encúlame toda.
No pares de cogerme el culito.
Que rica tu verga en mi culo" y constantemente le preguntaba si le gustaba mi culito, todo ello sin dejar de mover mi cadera al ritmo de las entradas que me daba y él no cesaba de acariciar todo mi enjabonado cuerpo, tuve dos orgasmos casi seguidos uno del otro, era delicioso lo que me hacía sentir con su verga en mi colita, lo estaba disfrutando como nunca lo había hecho por el ano.
Llegó el momento en que mi primo no pudo aguantar más y me alertó que estaba por eyacular, me saqué su hermosura de entre mis nalgas poniéndome en cuclillas frente a él, metí presurosa su verga entre mis labios para mamarla, aun se aguantó un par de minutos mientras le chupaba su ricura con ansiedad en espera de su delicioso jugo de hombre, en breve mi boca estaba llena de su esperma que ansiosa tragaba sin desperdiciar una sola gota de aquel maravilloso elixir de los dioses y ya sin gota de leche le seguí mamando hasta que su ricura empezó a perder la erección.
Salimos del baño y le pedí que eligiera que ropa me pondría, con la que él quisiera verme.
Solo debería usar unas pantaletas transparentes tipo tanga en color negro, sin brassiere, ni pantimedias y un minivestido amarillo que me ajustaba como un guante y solo tapaba mis nalgas y unos cuantos centímetros de los muslos y de calzado unas sandalias destalonadas con altos tacones en color blanco.
Cualquiera diría que me quería "ligerita" de ropas para manosearme fácilmente.
Efectivamente durante la mañana me estuvo manoseando a cada oportunidad que tenía y por supuesto yo a él, hacía el medio día nuestra cachondez era tal que decidimos que era tiempo de volver a sentir el placer incomparable del incesto y para no tener sobresaltos de ninguna clase nos fuimos a un motel cercano a la casa en donde me cogió nuevamente en todas las formas conocidas, oral, vaginal y analmente.
Llegó la noche y repetimos lo hecho en la noche anterior, era la última noche que mi primo pasaría con nosotros, me volvió a dar una cogida suprema por todos mis orificios y entre mis tetas, solo le faltaron las axilas.
Mientras mi primo me cogía pensaba en lo extraordinario placer que ofrece el sexo en incesto, concluía que es placentero, tener quien a diario me proporcionara, en mi propia habitación, ese intenso placer prohibido, pecaminoso e inmoral, pero que es lo máximo en placer sexual y que solo unos cuantos pueden proporcionar.
A la mañana siguiente mi primo Andres se fue a su lugar de origen dejándome con la necesidad de gozar el incesto diariamente, antes de irse me dio unos regalos que se le habían olvidado entregarme, traía consigo una caja que procedí a abrir con mucha expectación.
Dentro estaban media docena de pantaletas de corte convencional totalmente transparentes en diferentes colores, que a la postre me servirían para seducir a mi hermano Juan Carlos, y que Andrés había comprado para mí, dos coordinados de brassiere, pantaletas y liguero en colores negro y rojo, que me enviaba Miriam, su hermana, y tres pantaletas mas tipo tanga usadas y ella misma me enviaba, dado que en mi visita a su casa le había insinuado que me gustaban.
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