Princesita 2

En la playa nudista.
Tú conducías camino a la playa nudista, madre e hija iban en el asiento trasero. Podías escucharlas bromear y reírse. Al mirar por el retrovisor te diste cuenta que la madre estaba metiéndole mano a la cría para provocarte, la acariciaba y le apartaba el bikini para que pudieras ver la rajita. Pero lo más excitante fue verlas besarse en la boca, como si la madre quisiera robarle el aire, un beso profundo en el que las lenguas se enredaban y al separarse un hilo de saliva quedo colgando entre los labios de madre e hija sin que ninguna de las dos hiciera nada por limpiarse.

Con semejante espectáculo fue un milagro llegar a la apartada playa sin tener un accidente. La princesita salio disparada del coche a jugar en la arena saltando y corriendo como un animalito salvaje. La madre tuvo que llamarla para desnudarla por completo y untarle de crema protectora. A primera vista era como las otra madre nudistas que estaban haciendo lo mismo con sus hijos a lo largo de toda la playa. Pero pronto las manos de la madre se recrearon de una forma obscena en el cuerpecito de la nena. Literalmente la estaba masturbando delante de todo el mundo, y especialmente de ti que ya te costaba horrores que tu polla no se pusiera dura delatando lo mucho que te excitaba ese espectáculo perverso. La niña llego a un orgasmo silencioso en mitad de la playa, boqueando como un pececito fuera del agua y con todo su cuerpo temblando levemente de tal manera que la madre la tuvo que sostener para que no cayera rendida por el placer.

En cuanto se recupero salio a jugar como si nada hubiera pasado. El corazón te latía desbocado, entre la lujuria y el miedo de que alguien se hubiera dado cuenta. La madre tubo que tranquilizarte diciéndote que este verano ibais a disfrutar mucho los tres.

Os metisteis los tres en el mar, a los adultos el agua os llegaba poco más arriba de la cintura, sin embargo a la princesita le llega casi por los pezones que se endurecieron de inmediato. La niña por iniciativa propia te agarro la polla y empezó a jugar con ella, primero suavemente y luego más rápido, mientras la madre vigilaba. Necesitaba las dos manitas para abarcar todo el largo del tronco y aun así el glande queda fuera. El frío del agua retrasaba el orgasmo y diste gracias por ello porque de otro modo te hubieras corrido enseguida al solo al ver como esa niña te meneaba la polla y sonriente te preguntaba si lo hacia bien, si te gustaba como lo hacia. Al final te corriste apretando los dientes para no gruñir, para no gritar como un salvaje, mientras que a la niña le parecía muy gracioso el semen flotando en el agua e intentaba atraparlo pero se escapaba entre sus deditos.

Tuviste que esperar un buen rato a que bajara la erección para volver a las toallas, Secar a la princesita fue la excusa para acariciar su cuerpo pasar los dedos por su chochito y entre las nalgas. La niña pedía más con un vocecita suave y la madre os tapaba con las tollas, mientras la princesita tenía otro orgasmo sobre tus rodillas. Nadie alrededor parecía haberse dado cuanta; aunque puede que la mujer madura acompañada de su hijo hubiera mirado más de la cuenta.

Fuisteis a pasear por las dunas, para que el sol os calentara, para disfrutar de la sensación de libertad de estar desnudos en la naturaleza. Llegasteis a una zona desierta donde madre e hija comenzaron a chuparte la polla a la vez, compitiendo entre ellas por cada centímetro de piel, con sus lenguas lamiéndote el capullo y los huevos…

Cuando levantas la vista te das cuentas que la madura y su hijo os han seguido y os espían desde lo alto de una duna. Crees que estas en problemas hasta que ves la forma en que el crío agarra la cadera de su madre y apoya la cabeza en el abundante pecho de la mujer. Una forma más propia de un amante que de un hijo. No tarda mucho en que los dedos del niño se pierdan entre los rizos del coño de la madura y que empiece a chupar el grueso pezón como si se estuviera amantando.

No puedes prestar mucha atención, porque entonces la mamada se ha intensificado. La madre esta guiando a la princesita para que intente darte más placer, para que intente tragar más polla aunque solo con la mitad ya se esta ahogando. Entonces te corres de forma explosiva, mucho más abundantemente que de costumbre sobre la cara de la niña. Los espesos cuajarones de semen le llegan desde la frente a la barbilla. Apenas puede abrir los ojos y se ríe a carcajadas. La madre también lo encuentras muy divertido y la reta a ir a las duchas sin limpiarse. Y así camináis por la playa, con una niña con la cara embadurnada de semen, que tiene que ir de la mano de su madre porque no puede ver. Y a pesar de todo nadie parece fijarse.

En las ducha la madre lava la cara de la princesita no si antes recoger un buen grumo de semen con los dedos y llevárselo a la boca. Luego la niña se ocupa de limpiarte la polla con mimo mientras que una vez más la madre vigila, pero en ese momento se acerca la madura con su hijo que tímidamente os felicita por se una familia tan bonita ya que te ha tomado por el padre de la princesita. Explica que ella también comparte ese amor especial con su hijo, pero debe hacerlo a escondidas del marido ya que no lo comprendería.

Cuando se despide le cuentas a la madre de la princesita que la madura os espió en las dunas. Ella te dice que ya lo sabía y por eso se había esforzado en dar un buen espectáculo.