Procreando en familia 2
La familia crece y el hijo ahora preña a las hijas que tuvo con su madre..
En pantalla era una milf cogida por un tipo anónimo de verga larga. En casa era una mujer de 37 años siendo penetrada por su tío. Quien sostenía la cámara era una chica de 17 años que mi tío cogía desde la muerte de su esposa dos años atrás. Mi tío tenía la fuerza para cogerme en las grabaciones y luego a esa pervertida adolescente sin descanso.
—Es suficiente por ahora. Ya déjamelo a mí. Ve con tus críos, vaca lechera —dijo Vanesa.
A la putita le gustaba hablarme con mucho desprecio. Yo no le respondía porque sabía que mi tío se desquitaría por mí. Me insultaba para ser castigada por él, lo provocaba, y funcionaba.
Pero tenía razón. Yo era una vaca lechera. Me levanté y me puse mi conjunto de lencería que mi tío me había quitado para grabar. No era más que un conjunto de bra, bragas y mayas negras traslucidas. Todo el conjunto se estiraba por culpa de mi embarazo de siete meses.
Me fui de la sala de la casa principal y me dirigí a la casa pequeña.
—Dios, mami. Qué bueno que llegaste —dijo Alex desde el sofá. Me senté al lado de él.
Jadeaba.
—Espero que Susy se esté portando bien.
—Lo hace, mami.
Miré a la pequeña Susana. Era hermosa. Cabalgaba a su padre con gran energía. Le gustaba hacerlo en el sillón; así lo abrazaba mientras su culito se tragaba la verga de 23 años de su padre. Era delgada, un poco larguirucha y de cabello castaño. Lo tenía atado en una coleta.
—¿Y tu hermana?
—Aquí.
La hermosa Carolina de 13 años abrió la puerta de su habitación y salió con su vientre de cinco meses. Tenía el cabello más corto que su hermana y lo llevaba peinado con un broche en forma de mariposa. Era hermoso, justo como ella. Vestía únicamente un babydoll hecho a la medida por mí. Además de actriz porno, yo también era modista de lencería y disfraces sexys. Mi ropa, su ropa, e incluso la de Vanesa, las confeccionaba yo. Y se la vendíamos a actrices, modelos y pervertidos.
—Ven aquí, hija. Vamos a ver el milagro de la vida.
Tres semanas atrás había llegado el primer periodo de Susy. Estaba en su punto, en lo más fértil, igual que su hermana meses atrás. Alex abrazó con mucho amor a nuestra niña y siguió disfrutando de la vagina que él mismo había ayudado a crear.
—Soy tan afortunado…
—Hay familias que no se aman ni la mitad de lo que nosotros lo hacemos, niños —dije. Carolina se me acercó para que yo la abrazara. Metí mis manos por debajo de la tela del babydoll. Comencé a acariciarle el coñito mientras veíamos a la niña entrar en éxtasis. Carolina me buscó para besarme y yo lo permití.
—¡OH, POR DIOS! ¡MAMÁ! —rugió Alex. Tomó de las caderas a su hija y la comenzó a subir y bajar como si se tratara de un juguete. Lo hizo cientos de veces en sólo un minuto mientras los ojos de Susy se ponían en blanco y su boca se abría en un potente chillido de placer.
—Mira eso, Carolina —le dije a mi hija sin alejarme mucho de su boca—. Nuestras hijas serán cogidas así en unos pocos años. Mientras tanto goza del espectáculo y demuestra tus mejores habilidades con la verga de tu padre, ¿de acuerdo?
—De acuerdo, mami —respondió antes de seguirme besando —Pero quiero a mi propio hijo para ser yo la que eduque.
La miré sorprendida. Me encantaba la idea de otro varoncito.
En eso, Alex levantó a Susy y la colocó en el suelo frente a él.
—Mamá, hijas… a comer.
Alex era un hombre muy joven todavía y su vida lo había llevado a experimentar muchísimo en lo que al sexo se refiere. Estaba en excelente estado físico y tenía un buen entrenamiento sexual; podía mantener la erección incluso después de haberse venido con tanta fuerza. Por eso las tres pudimos disfrutar de su verga, la misma que ahora estaba llena de leche y jugos de su hija. Nos pusimos de rodillas y comenzamos a mamar como buenas chicas.
Espero que lo hayan disfrutado. De nuevo vengo a invitarlos a mi nueva cuenta de twitter X, porque me la cerraron de nuevo. Pueden encontrarme como @brendymommy para ver captions incestuosos y microrelatos eróticos. Sé que les gustará. Nos vemos… besos.
Excelente el relato, gracias.