Putas gotas que no caen del cielo
Hay muchas clases de gotas: De lluvia, de vino, de aceite, de vinagre, de sangre… Pero hay también otras muchas clases de gotas que producen muchas clases de efectos, que curan, que desatan pasiones, que desbordan por su sensualidad y su sexualidad….
Solo tenía 8 años y dos días, cuando recibí en mi preciosa habitación del club de puti-niñas (como nosotras lo llamábamos) a mis primeros clientes dobles. Dos cincuentones superviciosos, buenos clientes de la casa, que deseaban hacer, entre otras guarradas, una doble penetración a una niña menor de 10 años, ya que a niñas de 10 años o más, ya se lo habían hecho. Yo hacía casi un año que follaba por dinero muchos fines de semana, y ese verano, follaba casi todos los días en una playa nudista haciendo dogging allí y en su zona boscosa y de aparcamiento. Mi madre sabía que yo estaba muy bien preparada para esa “fiesta” y convenció a la encargada. Esta conocía desde meses atrás, mi “profesionalidad” y mis vicios en clientes individuales y aceptó ¡y aquí estoy yo con mis dos primeros dobles clientes!
Mientras yo besaba, abrazaba y acariciaba al más bajo de los dos, el otro se fue hacia un pequeño sofá y fue depositando allí toda su ropa, y al verle de reojo su polla, comprendí el miedo de la encargada del puti-niñas de que yo no estuviese a su altura ¡esa polla era muy gorda! Me aparté del besucón y me fui hacia el desnudo. Le volví a besar, le acaricié constantemente su polla porque quería notar su tamaño y grosor ¡y me acojoné! Joder ¡que yo solo tenía 8 años! Y aunque era la niña que más follaba porque era la que más se entregaba a los clientes y más cochinadas aceptaba hacer, los músculos de mis agujeros tenían una dilatación limitada.
Le cogí de la polla y me fui con el hacia la cama, y allí vi la polla del bajito. Era más delgada ¡pero tendría alrededor de 20 cm o más! Y la muy puta de mi madre me decía que yo podría con los dos ¡y en una doble penetración! Mi cuerpo, gracias a las gotas de las que os hablaré luego, era similar a una niña de 9-10 años desarrollada, pero ¡tan desarrollada para esas pollas!
Tal y como mi madre y la encargada habían quedado con los dos clientes, yo les mamaria las pollas hasta donde mi boca pudiese, me harían la doble penetración, y se las volvería a mamar para dejarlas limpias. Empecé por el de la polla más delgada, así me acostumbraría a esas pollas. Le bajé la piel del prepucio y sonriéndole empecé a jugar con mi lengua. Se la chupaba, me introducía lo que podía del glande, y consideré que ese glande me lo podría “comer” ¡y lo intenté! Ya me había tragado tiempo atrás otros varios glandes parecidos. Pero el muy cabrón, cuando se dio cuenta que entraba, me metió el dedo pulgar en mi coño mientras le decía al amigo.
–Joder Xabier ¡la muy puta se está tragando mi polla y a su edad!
¡Qué más quisiera yo! Solo pude meter toda su cabezota que ocupaba toda mi boca, pero como las demás niñas, hasta más o menos los 12 años no se las tragaban, pues para él era la leche. Mis manos jugaban con sus huevos y como él se empeñaba en meterme el dedo en el coño, yo se lo metí en el culo y no protestó, hasta que un rato después, me dijo:
–Para ya Venida o me correré en tu boca y hoy hemos venido a hacerte la doble follada. Chúpala ahora a Xabier, y a ver si eres capaz de meterte ese tronco dentro.
Sonriendo como cualquier buena puta que se precie, agarré esa polla con mis dos manos y me sorprendí de su grosor. Según mi madre, yo ya había sido follada unas 150 veces en ese año “de trabajo”, pero creo que era la polla más gruesa de todas. Las malditas y benditas gotas que mi madre tomaba, nos habían convertido en dos ninfómanas siempre llenas de ganas de follar y de hacer todas las animaladas que fuesen bien pagadas… y quise hacerle el mejor trabajo posible a Xabier. Quería ser la primera niña de menos de 10 años en hacer esa doble penetración. Que en mi caso, sería incluso de una niña de menos de 9 años. Y eso me daría todo lo que una buena puta busca ¡fama y dinero! Sería la reina de ese puti-niñas.
También le tuve que bajar la piel y tenía bastante queso masculino que quitar. La fui chupando, lamiendo, ensalivando, y poco a poco y de lado, metiéndola en la boca. Es así como me lo enseñaron mi madre y mi abuela, las pollas gruesas meterlas de lado en la boca porque provocan menos ganas de vomitar. Pero esas gotas que yo también tomé después de nacer a escondidas del laboratorio, me ayudaban no solo a ser más puta, sino a aguantar mis arcadas, cada vez más escasas cuando esas pollas se metían dentro de mí, pero… las bocas de las niñas y aunque les falten algún diente, son las que son, y determinados tamaños no entran. Y cuando más feliz era yo trabajando esa polla, Xabier me la sacó.
–Joder Venida ¡qué buena mamona eres! Ninguna niña de menos de 13-14 años se la ha metido tanto tiempo y tan profundo como tú que tienes 8. Eres cara, la más cara de todas las de este club, pero creemos que vales la pena y ya vendremos más veces para otras cosas, pero ahora te vamos a follar los dos y yo te la meteré por el culo.
–¿No sería mejor que la metiera por el culo Quique que la tiene más larga y así la meterá más? -le dije yo-
Pero los dos se rieron y yo me preparé para ser doblemente follada. Nunca lo había hecho con hombres, pero si con mi madre y mi abuela con arneses y dildos. No tenía miedo, solo deseos de hacerles felices para que repitiesen muchas veces y que hablasen bien de mí. Xabier se puso debajo, y yo, de espaldas a él y ayudada por los dos, empecé a descender mi culo sobre su polla y con dificultades, más por mi falta de peso que por la estrechez de mi ano, ese pollón fue entrando en mi culo poco a poco. Pero una vez el capullo dentro de mi, el resto fue más fácil. Lo difícil era dejarle un hueco a la larga polla de Quique, que intentó meterla dos veces en mi coñito, pero fue imposible.
Y en ese divino momento, la voz de mi puta madre salió de los pequeños altavoces:
–Xabier, Quique, tenéis muy clavada a la niña hasta el fondo, y sus partes no pueden dilatar más. Xabier, coge un poco a la niña y levántala de tu polla, así no estará tan clavada a la base que es más ancha. Y tú Quique, túmbala sobre el pecho de Xabier todo lo que puedas y se la metes por el coño. Y no tengas miedo de notarla tan estrecha ¡ese será vuestro placer! Tú empuja con toda tu fuerza y no te preocupes si le duele, que el coño no es tuyo.
¡Siempre las benditas madres dando consejos para que se follen a sus putas hijas!
Y así, siguiendo sus instrucciones, la polla de Quique empezó a entrar dentro de mí. Al notarlo, yo estaba rebosante de felicidad. Las manazas de Xabier me agarraban desde abajo y a veces yo flotaba entre sus manos pero muy clavada en mi culo por ese pollón, y empecé a ser clavada por la polla de Quique que cada vez estaba más profunda dentro de mi coño. Dentro de mis agujeros no notaba dolor, pero en mis paredes anales y vaginales, notaba como si de abajo-arriba o de arriba-abajo, un cuchillo perfectamente afilado o calentado al rojo vivo, rozase esas paredes y me las cortase sin remedio.
Pero la polla de Quique ya había llegado al fondo de mi matriz ¡que era de niña! Y mi peso, aunque no excesivo, hacía que las manos de Xabier ya no me aguantasen más. Y cuando los dos se dieron cuenta que sus pollas estaban dentro de mí, empezaron a follarme a la vez, en mi primera doble penetración.
Los ojos de mi madre, abrazada a la encargada del puti-niñas, deslizaban unas lágrimas de orgullo ¡su niña acababa de sacar su primer máster en follaje! Con lo que estaba haciendo yo ahora, ya era una puta a la altura de las más experimentadas ¡mi futuro sexual estaba garantizado y de calidad!
Lógicamente quien más se movía era Quique. Era quien estaba encima de mí (en realidad de los dos) y me follaba fuerte, como a mí me gustaba. Y como estaba contenta al notar las enormes distensiones de mis músculos anales y vaginales por esas preciosas pollas que tenía dentro de mi, abracé el rostro de Quique y le dije:
–Sois maravillosos los dos. Más que puta me siento amiga vuestra, folladme como queráis que no me negaré a nada con vosotros.
Y empecé a besarle. Y él a devolverme los besos. Y los besos pasaron a ser con lengua… ¡y me corrí! Si, si, me corrí ¿Qué pasa… que las putas aunque seamos niñas no podemos corrernos? El placer que yo recibía era fantástico y el placer de mis dos folladores no era menos porque lo que hablaban entre ellos lo decía todo “está buenísima… que bien lo hace… no se queja y debe dolerle la ostia…” y cosas por el estilo. Pero Xabier debió cansarse de mis besos con Quique y pidió cambio de pareja. Ahora él me daría por el coño y Quique por el culo. Y así lo hicimos.
Él no se movió de como estaba. Yo saqué mi culo de su polla y puse mi coño que entró rápidamente, y Quique empezó a meter su polla en mi ya dilatado culo, pero no fue tan fácil meterla. A pesar de estar dilatados, mis agujeros seguían siendo estrechos. Un poco más dilatados que al principio, pero estrechos. Fue él quien dirigió la orquesta de dos pollas y dos agujeros en sol mayor. Como su polla era más estrecha pero más larga, sus empujones y la ayuda de Xabier, hizo que su polla penetrase profundamente en mis intestinos y noté como estaba toda dentro y el chocar de sus huevos ¡y me volví loca!
Mis besos con Xabier eran impetuosos, apasionados, muy calientes y muy húmedos con mi lengua. Yo estaba como nunca había estado. Incluso mi madre me vio tan desatada que temió por mí ¡y me volví a correr! Y en lugar de cansarme empecé a rotar un poco mis caderas para evadirme un poco de esas pollas y hacer que se sintiesen tanto ellos como yo, más libres y cómodos para poder follar a tope. Eso calentó mucho al bestia de Quique que me empezó a follar “a lo bestia”, mientras me agarraba de la cintura y daba gritos. Y fue él quien primero se corrió. Pero no la sacó, la dejó dentro.
Ahora y después de la salvaje follada de Quique, yo sí tenía dolor. Para mi cerebro soportable, pero mis músculos, nervios, articulaciones y hasta para los pezones, el dolor era muy intenso y me sentía agarrotada. Poco después se corrió Xabier en una intensa y enorme descarga de leche ¡menos mal que no fue en la boca… o me ahogo! Los tres nos quedamos juntos en la cama unos instantes, yo les abracé y besé a los dos y de repente, Xabier me dice:
–Jamás creí que esto sería posible. Nos gustó tu frialdad al decirnos que aceptabas ser follada por los dos, y esto de hoy demuestra que eres una niña salvaje que habrá que follar más veces antes de que tus agujeros se ensanchen y pierdas esa estrechez divina ¿Aceptarías follar con los dos otra vez dentro de dos semanas? Pero esta vez, además de la doble penetración, nos las tendrás que mamar y tragarte nuestras leches.
Y acepté. Y lo hice.
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Hace unos años, cuando mi madre aún tenía 15 años de edad y estaba preñada por segunda vez (era yo quien estaba dentro de su barriguita), le ofreció su ginecóloga formar parte de un proyecto de laboratorio, y como mi madre no quería abortar sino parir para escandalizar a sus amigas con lo que llevaba dentro, al saber que le iban a meter Ketamina y otras drogas hasta por los ojos, aceptó ser cobaya de ese experimento.
–Rosa –le dijo su ginecóloga en la clínica- estos días te hemos sometido a una serie de análisis y de pruebas médicas, pero no era por el bebé (yo), que está muy sano y fuerte, sino por ti y no te preocupes que tienes una salud excelente. Todos sabemos que tu nivel de estudios y el de tu madre son bajos, al igual que vuestro nivel económico, así que estos señores que están aquí te van a ofrecer que formes parte de un proyecto médico mundial, y a cambio, tendréis un buen sueldo las dos, tu madre por cuidar de vosotras, y tú por parir.
Se paró y empezó a hablar un hombre con acento extranjero. En resumen, como ella estaba preñada y su cuerpo “campesino” estaba más desarrollado y fuerte de lo normal, y el feto estaba de sobresaliente a pesar de su juventud y de que era ya su segundo embarazo (le gustaba más follar que comer), le proponían tomar “de por vida” y mientras tuviese la regla y pudiese tener hijos, unas gotas diarias durante unos meses, que luego serían semanales, y someterse ella y yo (su feto de entonces) a una serie de controles médicos durante años.
¿Para qué eran esas gotas? Para estimular el crecimiento de los fetos (serían más grandes y con más peso) – Para estimular los deseos sexuales de los niños/as desde su nacimiento – Para estimular la producción lechera de las tetas – Para estimular la producción y la calidad del semen – Para estimular los deseos sexuales de las madres, hacerlas follar más, y desear estar siempre preñadas y con las tetas siempre llenas de leche…
Ni mi madre ni tampoco la suya (mi abuela) entendían nada de todo lo que les decían, pero eso de poder estar siempre preñada, sus tetas llenas de leche, y un sueldo todos los meses que se incrementaría en 300€ por cada hijo que tuviese ¡Oleeeé y Oleeeé! Naturalmente no me abortaría a mí, tendría su hijo que es lo que quería para presumir, y estaría la ostia de gorda y con unas tetas de infarto ¡y sus amigas jodidas de envidia!
¿Y cómo la Ketamina que ella y tantos consumimos como droga, podría hacer todo eso…?
Resulta que la ketamina es un derivado de la fenciclidina. Y que es un medicamento disociativo(1) y por eso se usa en los quirófanos, para eliminar el dolor. Pero unos laboratorios estaban haciendo varios medicamentos que en lugar de ser disociativos, iban a ser asociativos, unirían las emociones y deseos del cerebro con el propio cuerpo. Y en lo que nos interesa a nosotros, la mente de los nacidos de una madre tratada con esas gotas, tendrían un enorme deseo sexual, y desde pequeños, se volverían locos por buscar y obtener toda clase de placeres y vicios sexuales.
Además, esos vicios y deseos sexuales, los irían transmitiendo a su descendencia, y esta, a las siguientes generaciones potenciando los efectos secundarios. Es decir, se irían criando verdaderos devoradores del sexo, siempre con ganas de follar y sin importar ni los embarazos, ni los abortos, ni los partos que tuviese a lo largo de toda su vida fértil. Y como le pasa a la ketamina, cuanto más alcohol consumieses, más potentes serían los efectos dela droga y la necesidad de tener sexo constante sin barreras morales.
Por si alguien no lo ha entendido. El cerebro desearía tener placer, y el cuerpo buscaría todos los placeres sexuales posibles para poner contento al cerebro. Cuanto más placer dieses al cerebro, más placeres desearía este cerebro y más señales de búsqueda de placer enviaría al cuerpo, con lo que cada cuerpo sería una máquina sexual muy activa.
Además, la leche de las tetas siempre tendría componentes de esas gotas y cada vez que mamasen, sus deseos sexuales y los de la madre, crecerían. Y por supuesto, cuando estos hijos tuviesen hijos a su vez, les transmitirían esos deseos y vicios en busca de los mayores placeres. Y cada una de estas familias así sexualizadas, serían también familias incestuosas, ya que el deseo sexual tan intenso, eliminaría las barreras morales del sexo entre los miembros de la familia.
A mi madre le dieron allí mismo, una infusión con 10 gotas… y a mi abuela otra infusión con 12 gotas, que en teoría y a sus 37 años, no solo le aumentarían sus ganas de follar (que para eso no le hacían falta gotas) sino que eliminarían sus deseos de NO volver a ser madre, y la harían desear SER madre de nuevo las veces que quisiese. Mi madre y mi abuela fueron puntuales y cada día recibían sus raciones de gotas. Y como tenían sueldo seguro, mi abuela dejó su trabajo en el almacén… para cuidar de su hija ¡la muy puta además de vaga era embustera!
Pasaron los meses y nací yo ¡Hola! Estaba muy desarrollada, pesé 3,850 kilos y a pesar de mi tamaño y kilos, el parto fue de lo más sencillo. No sé por qué, a mi abuela le dio por ponerme de nombre Bienvenida, y aunque todos me llaman Venida me jode ese nombre. Las gotas empezaban a hacerle efecto también a mi abuela con gran enfado por su parte, porque no quería ser madre otra vez (los del laboratorio estaban contentos por esos deseos), pero ya hacía unas semanas que follaba (y bastante) sin condón. Inesperadamente, más o menos cuando yo tenía dos meses, dejó de tomar pastillitas y dos meses más tarde se quedó preñada ¡enhorabuena abuelita! Y aunque mi madre intentaba animarla hablándole de las tetas y el barrigón que iba a tener (las de mi madre eran fantásticas) ella lloraba bastante. Hasta que se dio cuenta, gracias también al alcohol y las drogas que tomaba, que ser madre no es tan malo… aunque no tengas ni puta idea de quién es el padre.
Pero un día pasó lo más esperado y deseado del mundo. Estaba mi madre, después del cole dándome de mamar, cuando mi abuela se sentó a mirarnos, como tantas veces, y al terminar mi madre de alimentarme, mi abuela se acercó a su hija (mi madre), le acarició las tetas, se agachó a su lado ¡y se puso a mamar de las tetas de mi madre que ya tenía 16 años! Los del laboratorio se pusieron la ostia de contentos, le dijeron a mi madre que tenía una leche potenciada de puta madre y NO le rebajaron la dosis, querían ver si esas gotas hacían que mi madre desease quedarse preñada de nuevo, aunque este segundo hijo lo abortaría muy pronto, para no dañar su cuerpo tan joven,,, y prometedor como cobaya.
Mi madre tenía las tetas a reventar, el que además de yo (que me tragaba una barbaridad de leche) mi abuela también mamase y en ocasiones dos veces al día y cada una de ellas tragaba más que yo, a mi madre le venía muy bien para rebajar volumen. Y pocos días después, mi madre mientras mamaba mi abuela, le metió mano dentro del pantalón, la masturbó hasta cansarse… y se fueron directas a la cama a seguir follando. Ni siquiera se acuerdan de si me dejaron en la cuna, en el carrito, en el sofá o si se follaron conmigo a su lado en la cama ¡ya éramos una familia incestuosa!, al que en poco más de 7 meses se uniría lo que naciese del vientre de mi abuela ¡mi primer tío o tía! Así, yo no estaría sola. Y mi madre y abuela iniciaron su vida de amantes, a la que me unieron a mí. Y empezamos a practicar el nudismo casero.
Una tarde, mi madre trajo del cole a una amiga suya, Engracia, de su misma clase y edad. La pobre chiquilla quería mamar de sus tetas desde el principio. Estaba loca por el tamaño y la dureza de sus tetas. Y mi madre le propuso un intercambio. Engracia le pagaba 20€ y mi madre le dejaba mamar 10 minutos de cada teta. Y como la pobre no tenía esos 20€, la puta de mi madre le propuso otro plan. Mi madre la dejaría mamar y mientras ella mamase mi madre la masturbaría. Al principio dijo no, pero esas tetas eran muy gruesas tetas llenas de leche materna de su amiga de 16 años y aceptó. Al llegar a mi casa, mi madre le dijo que se desnudase y ella, roja de vergüenza (sobre todo por la presencia de mi abuela), lo hizo. Mi madre hizo lo mismo, pero no se sentó en el sofá.
Se acercó a Engracia, le cogió con sus dos manos su rostro y empezó a besar sus labios. Su amiga le devolvía los besos tímidamente, pero pronto sus lenguas comenzaron a penetrar en sus bocas sin timidez. Las manos de Engracia no dejaban nunca de jugar con las tetas de mi madre que tenía unos pezones enormes. Un rato más tarde, mi madre se separó, se sentó en el sofá, e invito a su amiga a mamar de sus gruesas y lecheras tetas. Con una amplia sonrisa, se acurrucó sobre mi madre y sus labios se fueron apoderando de cada pezón. Y con la experiencia que mi madre había obtenido de tanto masturbar a mi abuela en esa misma posición de mamona de tetas, masturbó a su amiga hasta volverla loca de placeres infinitos.
Un rato más tarde, después del segundo orgasmo de Engracia, mi madre le dijo:
–Ya ha pasado el tiempo pactado de mamar de mis tetas, pero si me acompañas a mi dormitorio, podemos hacer más cochinadas y te dejaré seguir mamando.
–Venida, me gustaría mucho follarte, pero no sé hacerlo con mujeres.
–Siempre hay una primera vez y te juro que repetirás. Y si repites por placer, mis tetas y mi leche serán siempre tuyas. Entre amantes, se comparte todo.
No hacía falta decirle que mi madre y mi abuela se habían hecho profundamente bisexuales en pocos meses y se la quería follar a tope. No puso inconveniente alguno. Se cogieron las dos de las manos, y mientras se iban al lecho nupcial, se besaban y acariciaban. Mi madre la dejó sobre la cama, se fue a su cajón del armario y tomó de allí uno de los dildos que mi abuela había comprado para las dos hacía pocas semanas. Se lo enseñó a su amiga y esta sonrió. Y apenas separó sus piernas, le clavó el dildo hasta el fondo de su matriz. Engracia gritó, pero de forma inmediata se arrojó sobre mi madre y se abrazó a ella comiéndosela a besos. Y mi madre empezó a follarla metiendo y sacando el dildo del poco usado, hasta ahora, coño de la amiga.
Pero como mi abuela era con mucho la más puta de todas, me cogió de la cuna, me desnudó incluso de los pañales, también ella iba desnuda, y nos metimos en la misma cama. Y fuimos partícipes de su follada… hasta me hizo chupar el coño de Engracia. Y desde entonces participé en todas las folladas de mi madre y de mi abuela, con hombres y con mujeres ¡tenía que aprender a darles placer! Las tres acariciaron y besaro9n mi cuerpo y Engracia, por primera vez, chupó el coñito y el culito de una cría como yo que… con tantas caricias y en tan precioso sitio, me dio por mear, y me abuela puso su boca sobre mi coñito y se lo fue tragando todo entre las risas de todas incluyendo la mía.
Pero sin darse cuenta, Engracia también empezó a jugar con mi lluvia dorada, luego lo hizo con la de mi madre, la de mi abuela, la de… ¡y aún sigue bebiendo! Mi amada abuela la vio tan desesperadamente hambrienta de sexo guarro, que también le ofreció, aunque de tarde en tarde, unas infusiones con gotas directas dentro. Y las ganas de follar y de ser madre crecieron en ella.
Mi madre, que siempre ha sido puta putísima, sin gotas y con gotas, desde antes de nacer yo, ya les decía a las amigas que la que quisiese mamar de sus tetas que se lo dijese ¡casi la expulsan y llaman a Servicios Sociales! Pero solo pocas semanas después de hacer bisexual a Engracia, en el patio del cole, se presentó esta con su prima Luisa y le dijo a mi madre que Luisa quería hacer con mi madre ¡mamar de sus tetas!, lo mismo que ella ¡y juraba por todos los demonios que nunca diría nada! Días más tarde, Dorys, una chica de 17 años y de bachillerato, le dijo que hacía un mes había abortado y deseaba saber cómo eran sus tetas y el sabor de su leche ¡por si se quedaba preñada otra vez y así aprendería!
¡Cómo no iban a quedarse preñadas y desear todos los placeres bisexuales o trisexuales del mundo, tragándose tanta leche con gotas potenciadoras de sus más bajos instintos! Y bebiéndose, aunque fuese de tarde en tarde, unas infusiones con gotas directas allí metidas.
Y estas mujeres fueron mis primeras maestras sexuales con mi madre y mi muy joven y puta abuela, que solo 5 meses después parió un niño… y ya mi madre estaba preñada de nuevo. Gotas, solo gotas y no de lluvia.
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–(1) Separa el cerebro del cuerpo. Por eso si se adormece el cerebro, el cuerpo no sufre dolor ni emociones –más o menos, que yo no soy científica-
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Libre95***[email protected]
Ame y amo tus relatos, en verdad me prende mucho <3 ojalá subas otra parte de este relato o uno nuevo pronto
Buen relato. Muy excitante.
Leere alguno mas.
Muy bueno, duro y real. Hay demasiados productos de la ketamina y jugamos con ellos sin darnos cuenta ni prestar atención, y luego nos rasgamos las vestiduras. Espero haya continuación.