¿Qué harás este verano?: Acercamiento
Esa noche de verano mi vida cambiaria, sin la certeza de que hubiera sido real era mi primer acercamiento al sexo, quizá prematuro, pero hasta el día de hoy, nunca me he arrepentido o he deseado que eso no hubiera pasado..
Esto sucedió en el 2000, cuando tenía apenas diez años, mi nombre es Benjamín, para ese entonces era un chico tímido, un tanto escuálido, de 1.43 mts., piel clara, cabello castaño oscuro y ojos negros, viva con mi papá y mi hermano menor en el distrito Westburg en las afueras de la capital, el verano recién comenzaba y yo estaba pensando en que haría en esos meses libres. Tenia unos cartuchos de video juego nuevos que aún no había terminado, pero si pasaba mucho tiempo pegado al televisor mi papá no estaría feliz. Mi mejor amigo del colegio no estaría en la ciudad ese verano, pasaría en otra ciudad con su familia al norte del país, así que no me quedaban muchas opciones de entretenimiento, mi hermano tenía siete años y solo pensaba en jugar jueguitos a los que yo ya no les encontraba gracia.
El verano comenzó a avanzar, la primera semana de julio fuimos recibidos por una ola de calor, recuerdo que mi hermano, mi papá y yo andábamos por la casa en shorts y sin camisa por la casa, ya que el calor era insoportable, sobre todo durante las tardes, pero esos días el calor se extendía hasta ya entrada la noche. Durante esa época yo era aún muy inocente, no pensaba en nada sexual, a pesar de que muchos de mis compañeros de colegio jugaban a tener novia, mi máxima preocupación era sacar buenas calificaciones, jugar videojuegos y portarme bien. Mi papá se llamaba Raúl, era muy exigente con mi comportamiento, calificaciones y esas cosas, el era mi gran ejemplo a seguir, desde que mi mamá falleció él se dedico por completo a educarnos y darnos la mejor educación, así que sentía esa obligación de ser un buen hijo y que él se sintiera orgulloso de mi. En ese momento mi papá tenía 36 años, era un hombre alto 1.89mt, robusto ya que hacia ejercicio, su cuerpo era velludo, y su piel era clara como la mía, y su cabello negro y ondulado.
Una de esas tardes de julio, recuerdo que el calor era excesivo, estaba en mi habitación jugando videojuegos, tenía un ventilador, pero no pude tolerarlo más. Apague la consola, y me quite el short que llevaba puesto y me quedé en calzoncillos, camine hasta mi baño y tome la toalla, me quite los calzoncillos y entre a la ducha. Mientras abría el grifo, me mire al espejo, en el mi reflejo mostraba lo acalorado que estaba, mi frente tenia sudor y rodaba por un costado de mi rostro, me contemple unos segundos más y luego note algo que nunca había percibido. Para esa época mi pene y testículos aún eran los de un niño, pequeños y lampiños, pero esa tarde note dos cosas: la primera, mis testículos estaban mucho mas oscuros de lo normal; lleve mi atención a ellos, y con mi mano los inspeccione, sentí un extraño cosquilleo que nunca había experimentado y entonces note la segunda cosa. Debajo de mis testículos justo en medio, había un “pelito” sobresaliendo, un vello fino y pequeño se había asomado, por un momento pensé que solo estaba ahí que había llegado desde mi cabeza hasta mi entrepierna por coincidencia, pero en seguida comprobé que estaba saliendo de mi piel. Por un momento sentí pánico, pero luego recordé las clases de biología, y pensé: — Creo que es normal, quizá es porque estoy creciendo… — Para ese momento mi pene había comenzado a ponerse erecto por tanto explorar la zona, recuerdo sentirme acalorado, pero era un calor diferente, también tenia una sensación de no querer parar de tocarme esa zona, por unos minutos no pare de solo tocarme, frotarme el pene empujándolo hacia abajo, y rozando mis testículos, la sensación era bastante placentera. De repente:
— ¡Benjamín! ¿Todo esta bien? — Dijo mi papá desde el otro lado de la puerta del baño.
Salí de mi placentero momento como si un rayo hubiese caído junto a mí, me asuste tanto que casi me caigo dentro del baño.
— ¡Si papá! Estoy duchándome — Le respondí con vos titubeante.
Hubo un par de segundos de silencio…
— ¡Date prisa! Ya tienes un buen rato dejando caer el agua ¿Seguro que todo está bien? — Pregunto mi padre.
— ¡Si, estoy bien, salgo en seguida!
Procedí a ducharme rápidamente, luego salí del baño y me puse calzoncillos limpios y un short. Bajé a la cocina ya que el olor a comida llegaba hasta mi habitación.
— La cena estará pronto. — dijo mi padre mientras estaba concentrado cocinando.
Caminé hacia la puerta del patio trasero y vi que mi hermano estaba afuera, jugando con el vecino con unas pistolas de agua.
— ¿Ya pensaste que harás este verano? — Me preguntó sin moverse de la cocina.
— No, creo que pasaré en casa jugando o armando ese rompecabezas de 1000 piezas. — Le respondí mientras seguía mirando hacia el patio.
— Sabes, ya estas lo suficientemente grande como para hacer ejercicio ¿No te gustaría ir al gimnasio conmigo? — Me pregunto mi padre mientras volteaba a verme.
— Mmm… No lo sé… — Titubee. — Soy muy debilucho, no creo poder levantar pesas…
— Bueno no levantaras pesas el primer día, pero si eres constante, algún día podrías ser un campeón de levantamiento de pesas — Me respondió, mientras me sonreía.
— Bueno esta bien…— Le dije.
Realmente no me entusiasmaba nada ir al gimnasio con papá, pero pensé que acompañarlo solo me tomaría unas horas al final del día, y tendría el resto del tiempo para dedicarme a jugar. Acordamos que iríamos al gimnasio por la tarde-noche, así que acepte. El primer día, debo admitir, estuve ansioso y nervioso. Papá vino por mi después del trabajo, subimos al automóvil y nos dirigimos al gimnasio, estaba a unos 15 minutos de casa. Cuando llegamos realmente quedé sorprendido, desde que entramos, mis ojos se abrieron por completo. En todas direcciones hombres y mujeres con cuerpos hermosos y trabajados, fue ahí cuando por primera vez note que me atraía ver el cuerpo de los hombres. Mi papá saludo a sus amigos y me los presento, admito que sentía vergüenza porque mi padre tenia un cuerpo trabajado y sus amigos también pero su hijo mayor era un enclenque. Ese día hicimos cardio, y mi papá me ayudo a trabajar con mancuernas, pese al esfuerzo, admito que me gusto, quizá porque el ambiente lleno de hombres sexis me hacia sentir bien.
Al final del entrenamiento, fuimos a las duchas del gimnasio dispuestos a lavarnos todo el sudor. Cuando entramos lo primero que vi fue a un hombre alto de piel morena totalmente desnudo, estaba de espaldas a los lockers y solo pude ver sus enormes nalgas y sus piernas llenas de vellos. Más adelante, estaba otro hombre con una toalla puesta en su cintura, de repente se la quitó y dejo al descubierto su miembro viril, era de color claro como el resto de su piel, se había rasurado su vello púbico ya que estaba completamente limpio, su prepucio se aturraba en la punta y detrás del pene colgaban unos huevos enormes y redondos que se mecían a medida que él se secaba el cuerpo con la toalla. Sentía que no podía dejar de verlo, estaba completamente absorto y mi mente no lograba aterrizar en la realidad, era la primera vez que veía a otra persona completamente desnuda, mi papá me tomo del hombro y me dijo:
— ¡Vamos! Hay que ducharnos… — Y me hizo avanzar hacia la parte de las duchas.
Mientras caminábamos hacia las duchas yo miraba de aquí para allá, por todos lados hombres en ropa interior o casi desnudos, tapándose únicamente con toallas. Yo estaba casi zombificado, absorto viendo a todos esos hombres.
— Quítate el short y la camisa y mételas en el maletín — Me dijo mi papá.
En ese momento creo que mi padre noto que yo no estaba del todo bien, mis ojos iban de un lado a otro.
— Si no quieres bañarte, esta bien, ve a la recepción y espérame ahí, no tardaré —
Yo asentí con la cabeza y comencé a caminar hacia afuera del vestidor. Recuerdo haber caminado rápido y para ese momento ya comenzaba a sentir vergüenza. Así que caminé viendo hacia el suelo hasta que salí. Durante el camino de regreso estuve callado y cuando llegamos a casa subí directamente a bañarme.
Esa noche bajé a cenar, pero estuve muy callado, esas imágenes de los cuerpos desnudos de esos hombres aparecían en mi cabeza una y otra vez. Mi papá noto que no estaba bien, luego de la cena me dijo:
— Veré que tu hermano se duerma y luego quiero hablar contigo, espérame en tu habitación.
Así lo hice, entre a mi habitación y eran las 8:00pm, encendí mi televisor y conecte mi consola de juegos, recuerdo que jugué unas partidas y luego la apague, me sentía muy cansado, eran las 9pm y mi papá aún no venia a mi habitación. Estaba haciendo mucho calor recuerdo que me quite mi camiseta y mi short, me quedé en calzoncillos, pensé que me pondría el short cuando mi papá llamara a la puerta, apague la luz y me tiré en la cama, pensaba nuevamente en todo lo que había visto, de un momento a otro me quedé dormido.
De repente, sentí que unas manos frías tocaban mi pecho desnudo, y desperté de salto.
— ¡Tranquilo hijo, soy yo! — Dijo mi padre en voz baja.
Quizá por el susto, pero de inmediato lo abrace, el estaba sin camisa, solo llevaba un short muy corto que dejaba ver sus gruesas piernas. Por primera vez en la vida, abracé a mi papá y sentí un cosquilleo extraño dentro de mí, ese cosquilleo bajo hasta mi vientre y luego sentí como mi pene se movió, se estaba poniendo duro, como cuando tenia ganas de orinar. Mi reacción fue abrazar más fuerte ese pecho velludo, vellos que ahora rozaban mi rostro, recuerdo que olía de manera particular, era un olor muy familiar que ahora se sentía mucho más placentero. Mi papá estaba sentado en mi cama y había encendido la luz de la mesita junto a la cama.
— ¿Tuviste una pesadilla? — Me preguntó.
No le respondí, no sabia que decir, y me sentía demasiado cómodo ahí en su pecho.
— Hijo ¿Qué te pasa? ¿No te gustó ir al gimnasio? — Me preguntó mientras comenzaba a separarme de su pecho, y ponía su mirada directo sobre la mía.
— No es eso, si me gusto el entreno. — Le conteste mientras bajaba la mirada.
— Entonces ¿Qué pasa hijo?
— Papá ¿Yo seré igual que tu cuando sea más grande? — Le pregunté, mientras volvía a mirarlo al rostro.
— Si hijo serás como yo, pero más inteligente — dijo mientras se le escapaba una risita. — ¿Por qué me preguntas eso? — Agregó.
— No, por nada… Es que quiero ser así de grandote como tú. — le respondí.
— Claro que sí, y si haces ejercicio serás mucho más grandote — Me dijo mientras su rostro se iluminaba y me abrazo otra vez.
Lo volví a abrazar fuerte, mis labios toparon en su pecho, y no pude evitarlo, los presioné contra ese pecho velludo y lo besé. Su reacción fue casi inmediata, su piel se erizo en seguida y se le escapo una risita ahogada. Me separó lentamente y me miro directamente a los ojos. Me puse muy nervioso y me sonrojé.
— ¿Te gusta como se siente mi pecho? — Me pregunto, mientras me miraba directamente.
— Si, me gusta, quiero tenerlo así cuando crezca… — Le dije mientras agachaba la cabeza.
— Bueno, ya verás que serás igual que papá, cuando crezcas todo te crecerá, el pecho, los brazos, las piernas y … (hizo una pausa) … todo. — Me dijo.
— ¿Qué más me crecerá? — Le pregunté.
— ¡Ja ja ja! — lanzo una carcajada. — ¡Todo! — Volvió a decir.
— Mmm… ¿También mi pipi (Pene)? — le pregunté.
— ¡Si! También el pipi — Me respondió con voz segura y fuerte.
— Es que yo lo veo pequeño. — Le dije mientras me sonrojaba.
— ¿En serio? Vamos a verlo — Me dijo mientras llevaba su mano a mis calzoncillos y me los quitó.
Para ese momento mi penecito estaba erecto, con apenas unos 10cm y con el prepucio cubriendo la cabecita y mis huevitos lampiños y pegados a mi cuerpo. Mi papá lo agarro en su mano y lo sobo un poco.
— Esta normal, mira como está bien feliz — Me dijo mientras se dibujaba una sonrisa en su rostro.
Me reí un poco, mientras él seguía agarrando mi pene suavemente, era una sensación muy agradable, no quería que parara.
— Es que es pequeña, hoy vi las de otros hombres y se veían más grandes — Le dije en tono triste.
— Es porque aún eres muy pequeño, cuando crezcas también te va a crecer. — me dijo.
— Papá… ¿Puedo ver el tuyo? — Le pregunte un poco avergonzado.
Él llevo su mano hacia su bulto, que para ese momento se notaba mucho más grande de lo normal, y se sobó. Se quedó pensativo unos segundos y mientras se levantaba y me sentaba en la cama me respondió:
— Esta bien, te lo mostraré… —
Acto seguido se bajó rápidamente el diminuto short que portaba y en el acto salto su enorme verga. Yo estaba boquiabierto, era mucho más grande que la del hombre que vi en el vestidor, y la de mi papá era muy velluda. Medía casi 16cm y no estaba totalmente erecta, y sus vellos la rodeaban y bajaban hasta cubrir sus huevos que colgaban atrás. Yo la miré, no sé cuanto tiempo, pero no quería dejar de mirarla.
— La mía es grande, porque soy grande, pero a tu edad también la tenia igual que tu…—
Yo no podía contestarle, solo miraba absorto esa enorme verga de la que una vez salí. De manera casi automática extendí mi mano buscando agarrarla, pero mi papá se movió hacia atrás de manera instintiva. Yo retrocedí y me sentí un poco avergonzado.
— ¿Quieres tocarla? — me preguntó.
Yo solo asentí con la cabeza, mientras lo miraba tímidamente.
— Hazlo suavemente — me dijo.
Yo volví a extender mi mamo, y el se quedó quieto. La tome lentamente por la cabeza que aún estaba cubierta por el prepucio. Se sentías de textura suave, pero desde el momento en que la toque, comenzó rápidamente a crecer aún más, en cuestión de segundos se paró muy bien y su cabeza quedó expuesta, lo que me asusto un poco. La verga de mi padre era de unos 17cm gruesa, era clarita como su piel, con un prepucio que casi no cubría su glande y se curvaba hacia arriba, casi topaba con su abdomen. Jugueteaba con ella por un rato y recuerdo que brincaba como si tuviera un resorte, y en un par de ocasiones ambos nos reímos por eso. El tiempo pasaba y él ya no decía nada, solo respiraba mucho más fuerte y rápido. De repente note que un líquido transparente comenzó a brotar de su cabeza, primero solo unas gotas y luego un poco más.
— Papá, te estas orinando… — Le dije mientras me reía de él.
Él sonrió y me dijo:
— No son orines hijo — Me dijo, y prosiguió — Cuando juguetean mucho con el pipi de los grandes este empieza a sacar otra cosa, es como baba pegajosa.
— Y ¿Por qué? — Le pregunte.
— Es porque le gusta, si sigo jugando con el saldrá mucho — Me dijo.
— Quiero ver como sale más — le respondí.
— ¿En serio quieres ver? Entonces siéntate, y mira, ya no toques — Me dijo.
Se paro frente a mí y comenzó a frotarse rápidamente la verga, sus huevos comenzaron a bailar al ritmo de los movimientos de su mano, mientras yo observaba el espectáculo en silencio con mis ojos bien abiertos. Él ocasionalmente se estiraba un poco hacia atrás y suspiraba muy fuerte, su verga no paraba de sacar ese líquido transparente, comenzó a chorrear en la alfombra pero a él no parecía impórtele, su vello corporal era abundante y bajo esa luz tenue de la lampara de noche hacia sombras sobre su cuerpo trabajado en el gimnasio, los músculos de sus brazos se tensaban al igual que los de sus pectorales, recuerdo que en un punto llevo una de sus manos a su pecho y se tocó su pezón, esto hizo que se escapara un gemido ahogado de su boca. Yo estaba sentado en la cama desnudo y con mi penecito erecto, comencé a sobarlo, sentía muy rico y no quería parar, no estaba entendiendo del todo lo que ocurría, pero instintivamente buscaba imitar lo que papá estaba haciendo, sentía un cosquilleo que iba desde mi pene a los testículos y luego hacia mi ano, era una experiencia extraordinaria.
Mientras tanto mi padre estaba a punto de reventar frente a mí, vi como aceleraba su frenética actividad y la cabeza de su verga estaba roja, muy brillante y babosa. De repente de su boca escapo un quejido fuerte y grave como un gruñido, me asuste un poco y de un momento a otro, broto de su pene un potente chorro de líquido blanquecino que voló hasta mi pierna y se derramo sobre mi pie izquierdo. Él jadeaba como un animal salvaje y yo me asuste demasiado.
— ¿¡Papito estas bien!? — Le pregunte, mientras me levantaba bruscamente para tratar de abrazarlo.
Pero él volvió en sí, rápidamente y me detuvo diciéndome que estaba bien, mientras se reía entre jadeos.
— ¡¿Qué paso?! ¿¡Qué es esto?! — Le preguntaba yo, asustado y confundido.
— ¡No lo toques! — me dijo, refiriéndose al semen que se había derramado en mi pierna y el piso.
Tomo su short y me limpio la pierna y mi pie del semen que había brotado de esa enorme verga, recuerdo que el olor invadió toda la habitación, era un olor embriagante y fuerte como a cloro de piscina, pero ligeramente dulce. Luego limpio su pene y miro mientras se sonreía. Al ver que estaba bien y que su rostro ahora transmitía una felicidad grande, me relaje.
— Esto es lo que sale cuando juegas mucho con tu pipi — Me dijo — Pero tu eres muy pequeño para que eso pase, pero pronto tendrás edad para hacerlo también.
Esa noche tenia muchas preguntas, pero también estaba excitado, solo que por la edad no podía entender del todo lo que había visto y sentido. Mi papá me abrazo nuevamente, su cuerpo estaba sudado pero yo lo abrazaba igual de fuerte que al principio. Me beso en la cabeza y arrullo.
Yo estaba en el paraíso en ese momento, no entendía lo que ocurría, pero fuera lo que fuera era lo mejor que había vivido hasta ese momento. Mi papá me arrullo durante varios minutos hasta que me quedé dormido en sus brazos.
De golpe, desperté.
La luz del Sol estaba entrando por la ventana de mi habitación y yo estaba en mi cama, solo con mis calzoncillos puestos, con mucho calor. Y lo recordé, lo que pasó a noche ¿Pasó de verdad? La puerta de mi habitación estaba entreabierta, y escuche la voz de mi padre desde la cocina.
— ¡El desayuno está listo! —
Fin
Autor: ITASH
comos igue
Espero que continues con el relato. Seguro hay mas.
Estoy en lo dicho, de el incesto entre hombres y con hombres el de papá e hijo(s) sea cual sea la edad del papá y de su(s) hijo(s) es el más rico, el más caliente, el más cachondo, el más erótico, el más sensual y el más sublime en pocas palabra es el mejor.
No importa si al empezar la relación incestuosa no hay sexo oral, sexo anal y/o besos en la boca. Con que haya tocamientos y abrazos y caricias cómo en este caso en donde uno de los dos (en caso de qué el papá esté nada más con uno de sus hijos) propicia, empieza todo y a los dos (en caso de qué el papá nada más esté con uno de sus hijos) les está gustando y lo están disfrutando.
Sigue contando todo lo qué haya pasado entre tú y tu papá, porque de qué cogieron cogieron. Porqué una vez que está encendida la mecha del incesto ya no se puede apagar y hay que dejar que explote la dinamita, la bomba de la cogedera entre parientes hombres. ¿Habrá pasado algo en el gimnasio con los amigos de tu papá o con algunos otros hombres?