Querida hermanita
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Mi primera masturbada fue a nombre de mi hermanita Rebeca, un día que su funda se salio lo suficiente para poder verle el calzonsito y una pierna, cuando apenas tenia doce y sus tetitas empezaban a sobresalir. Luego mis compañeras de la secundaria me quitaron la calentura hasta que llegó a los quince y me enfermó al punto que un dia en un campamento la desperte restregando mi verga en sus nalgas, se enojo y estuvo sin hablarme varios meses. Por suerte nunca les conto a nuestros padres. El asunto no paso a mas pero mis pajeadas se volvieron una verdadera locura hasta que termine la prepa y el trabajo y la universidad me forzaron a dejar la casa.
Hace unos días fui a visitarlos para ver a mis viejos y de paso pedirle consejo a el con un coche que me estaban ofreciendo muy barato. Tuve que disimular mi asombro por sus deliciosas piernas cuando mi hermana abrió la puerta en una faldita tipo colegiala. Me saludó fríamente, se dirigio a la cocina y me dijo que cerrara.
-¿Dónde esta papá?
-No están. Fueron a visitar a una amiga enferma.
-Ok, otro dia vengo.
-Estoy haciendo café. ¿Quieres?
-No quiero molestarte.
Se recostó al desayunador, mirando hacia abajo con un gesto de niña regañada mientras jugaba con sus uñas. Entonces pude notar una sonrisa traviesa entre su cabello.
-No me molestas, para nada.
Sentí cosquillitas en la punta de mi polla y hasta me dieron ganas de tirarmele encima y cogérmela ahí mismo pero me contuve y pasé como si nada, a la espera de alguna otra señal que me sacara de la duda. Puso a hacer unos panecillos en el horno y se sento a la mesa conmigo para hacer tiempo, cosa que aproveché para tomar algunas fotos a sus piernas (incluyendo esta foto) tan ricas que me habían puesto todo duro. Le pregunte como iba con Antonio, mientras mi imaginación volaba con toda clase de miradas y juegos sexuales que en todos los casos terminaban en una buena cogida con mi hermanita.
-No va. Hace mas de cuatro meses que terminamos.
Quise cambiar de tema para no arruinarlo pero ella continuo, me hablo de su insatisfacción sexual y el caso es que me contó que el tipo no dio la talla, para terminar al borde del llanto diciendo que su vida es un desastre. Me levante para consolarla y juntando mi cabeza con la suya, le dije que lo que pasaba era que ella es tan hermosa que tenia que ayudarle a sus amantes a contenerse. Intente besar su mejilla justo cuando se volteo y rozo mis labios un poco. Se me quedo mirando fijamente y cuando hice a ver hacia otro lado, tomó mis mejillas con ambas manos y me dio un fuerte beso en la boca. No me resistí pero apenas le correspondi, por temor a una reacción diferente. Mas bien me metio su lenguita y eso si me puso caliente, asi que hice lo mismo y asi estuvimos como dos minutos. Me volvió a mirar, claramente con el corazón agitado al igual que yo y con unos ojitos que me gritaban “cógeme”. No di lugar a mas dudas, tome en brazos a mi hermana y la subi a su habitación. No volvimos a decirnos palabra, solo nos tocábamos, abrazábamos y besábamos como si fuera a acabarse el mundo. Luego de varios minutos en eso, la hice recostarse en su cama, le saque las pantaletas y mi lengua la hizo dar un saltito cuando tocó sus rodillas.
Continue lamiendo hasta llegar a su vagina que ya estaba humeda. Me meti a jugar con su clítoris y Rebeca me agarro del cabello con fuerza, mientras se ponía a jadear como perra. Le meti primero uno y despues dos dedos, haciéndola retorcerse de exitacion y asi me puse a jugar hasta que se levanto y me volvió a lanzar esa mirada juguetona, me hizo acercarme, abrió mi cremallera y saco mi verga erecta y humeda, la acarició y la hizo hacia atrás, me miro con mucha gana y despacito, se la metio en la boca mientras seguía mirándome. A partir de ahí, los carnosos labios y la lengua de mi hermanita hicieron con mi polla lo que ninguna otra mujer ha hecho, lo mas delicioso que he experimentado, hasta que me puse tan duro que la tire a la cama y me le subi hasta llegar agarrando mi verga y se la empece a pasar en su concha, haciéndola gemir suavemente, le meti los dedos y luego un poquito mi polla, apenas para que la sintiera toda caliente y estuve jugando asi hasta que me agarro de las nalgas y me obligo a metérsela de una, abrió su boca y cerro sus ojitos con una ansiedad incontenible y entonces empece a darle y darle a su vagina con todo lo que pude.
Se fue agitando mas y mas, al punto que en un momento dado empezo a dar unos alaridos que anunciaban un orgasmo y hacían pensar en el riesgo de que alguien la oyera pero tal cosa no podía ocurrir, me arañó la espalda con ambas manos y tan duro que olvide que todavía tenia mi camisa puesta, se puso a retorcerse como perra y alzo las piernas abiertas hasta donde pudo mientras yo le daba a mi Rebequita con toda gana pero no pude alcanzarla, lanzo un grito de ahogo tan largo que crei que moriría asfixiada. Quedo tendida, me dejo caer encima suyo y se puso a acariciarme y besarme con mucho cariño, como hacia tiempo no sentía. Entonces recordé que me tocaba y la hice ponerse de cuatro. Se puso nerviosa y cuando le pase mi verga por su orificio anal me di cuenta que lo tenia virgen.
Decidi perdonarla por esta vez y segui restregándosela de arriba abajo hasta que volvió a ponerse bien dura y se la meti un poquito, así una y otra vez hasta que no aguante mas y se la dejé ir de una en toda su vagina. Me fui poniendo como un loco y le di con todo sin parar hasta que me puse a sudar chorros y los gemidos de mi Rebequita me exitaron mas y mas, hasta que pude venirme pero primero la saqué y dejé que los chorros bañaran las nalguitas de mi hermana.
-Ya están.
-¿Qué cosa?
-Los panqueques. Voy por ellos.
Se levantó de la mesa sin darse cuenta que yo no había prestado atención a nada de lo que me había dicho, mucho menos de que me la había cogido con la imaginación. Tomamos café y estuvimos así en silencio más de media hora, hablamos de papá y mamá y de algunas tonterías. Llegué a la conclusión de que esa mirada picara fue una impresión equivocada de mi parte. Papá y mamá llamaron diciendo que se atrasarían, así que me retiré con la promesa de volver pronto.
Cuando nos despedimos, mi hermana volvió a rozar levemente mis labios y esa mirada me confundio de nuevo. Igual me retiré pero hace unos días me llamó muy cariñosa y me hizo prometerle que le apartaría el dia de mi cumpleaños, que tiene preparado un regalito muy especial para mí. Desde entonces, no dejo de pensar en ese regalito. Espero que sea tan bueno como lo imagine.
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