QUIERO LA VIRGINIDAD DE MI HIJO
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por DelNorte1.
Mi nombre es Marina y soy una hermosa mujer de 41 años. Vivo prácticamente sola con mi hijo Borja, que tiene 12 añitos, Borjita, como yo lo llamo cariñosamente. Aunque estoy casada, estamos solos el más tiempo, pues mi marido es camionero, y aunque le quiero, las prolongadas ausencias por causa de su trabajo, han enfriado algo nuestra relación. Así que Borjita y yo, estamos de reyes en la casa.
Dicen los que me conocen que estoy estupenda, aunque yo creo que no es para tanto. Si es cierto que me veo guapetona al espejo. Soy alta, y de las muy pocas mujeres que son la rubia natural, la auténtica, de las de sin tinte. Tengo el cabello un poco largo y la piel clara, mido 1 metro 71 cm y soy algo fuerte sin estar gorda. Los hombres miran mis caderas fuertes y redondeadas, tengo una cara agradable y procuro estar de buen humor el más tiempo posible, o al menos lo intento…
Soy conformista y romántica, doy gracias por lo que tengo y lo que se me ha dado. Siempre me ha gustado la Naturaleza, los animales, los niños y los hombres. Incluso me detengo a mirar con curiosidad cuando veo a una mujer bonita, me encanta la belleza en cualquier formato, y observo con envidia esas chavalitas hermosas, quizá por la hija que nunca tuve, pues solo tengo un varón, mi Borjita…
Al ser clara y rubia observo con envidia sana y cierta excitación esas morenazas que se tuestan en la playa, de cabello negro y piel dorada, de pura sangre latina o hispana, que cogen tan bien el sol y son tan sexys y atractivas…
Mi niño Borjita es un chico muy pacífico y tranquilo. Estudia bastante bien, es tímido y calladito. Es cariñoso y le gusta que le mimen. Es así porque forma parte de mi armonía, la armonía que generalmente envuelve todo lo que me rodea. Lo que sucede es que últimamente me falta algo, que para mí es vital… El sexo…
Hace años mi marido tenía otro trabajo y estaba más por casa. Lo hacíamos con mucha frecuencia, porque yo lo necesito; y ahora con su ausencia, lo estoy pasando mal. Menos mal que tengo el ordenador para desahogarme un poco. Siempre he admirado la ingeniería masculina. Los cuerpos fuertes con su fontanería… Me encanta ver esa reacción que sufren los machos cuando son excitados. Esa erección, esa energía en su miembro cuando su motor nervioso les activa. Por eso considero el erotismo, el sexo o la pornografía como algo beneficioso, natural, para todos los públicos y que bien podría ser asignatura educativa…
En un saloncito que también hace las veces de biblioteca, está el ordenador. Muchas veces, al atardecer, o por la noche después de cenar, me voy un rato a ver chulazos, actores porno, chicos jóvenes, lo que se me apetezca. Otras veces contemplo fotos de preciosas mujeres, chicas muy sexys, o esas maravillosas travestis que tanto abundan ahora. Antes tenía algo más de recato o pudor y cuando Borjita entraba a por un libro, o a buscarme para algo, siempre tenía en el disparadero un solitario de cartas, minimizado, anclado en la barra de tareas, para ampliarlo de golpe y disimular como podía. Pero mi Borja tiene ya doce añitos, y yo no quiero ocultarle como soy, y quiero que conozca la vida, así que ahora cuando entra en el salón, yo sigo con lo que estoy como si nada, y cuando él mira con asombro, le dedico una sonrisa…
Es evidente que él está en una fase hormonal complicada, que ha empezado a tocarse hace poco, y que sufre con esos cambios físicos y psicológicos, por eso yo que le quiero mucho, deseo que sea feliz conmigo, ya que estamos él y yo solos, y nos tenemos el uno al otro.
Tengo una minifalda de cuero negro que me queda muy bien. Es cortita y me gusta enseñar mis piernas largas y atractivas, porque sé que gustan a la gente. Me miran por la calle los chicos y los jubilados, los albañiles de las obras, y las mujeres con envidia sana. Soy consciente de ello y me gusta. ¿Queréis rubia? Pues tomad rubia. Me pongo la mini muchas veces con una blusita blanca muy fina, para que transparente un poco el sujetador. Y a mis estupendos 41 años me encanta que me silben y me piropeen al pasar junto a una obra. Me encanta excitar a los machos y actuar en su sistema nervioso, causarles un estímulo gratificante, hacerles sufrir un poquito, levantar su palanca de acción…
El otro día, por la noche, hacía calor y me apetecía estar cómoda. Me puse una camiseta de manga corta un poco larga por abajo, encima de las bragas y de mis tetas, pues no traía sujetador. Solo la braga y la camiseta. Estábamos viendo la televisión, Borjita y yo, sentados en el sofá. Él estaba sentado pegadito a mí y yo acariciaba su cuello y su cabeza. Tiene un pelo suave, rubio como el mío, el suyo es un poco más oscuro. Yo estaba con las piernas cruzadas, veíamos una serie y una pareja se besaban en la boca apasionadamente. Borjita tenía un ojo puesto en la pantalla y el otro en mis piernas. La camiseta apenas me tapaba las bragas y Borjita contemplaba mis muslos generosos. Ya he dicho que yo veo la sexualidad como algo muy natural, como un regalo que se nos ha dado y quiero que Borja lo vea así también. Cogí una manita suya que estaba algo fría y la metí entre mis piernas cruzadas, me acerqué a él y le di un beso en la mejilla. Luego le indiqué la pareja que se besaban tan bien y le dije:
-¿Te gusta cómo se besan esos chicos, cariño?
-Sí, mamá, es muy bonito…
-¿Ya has besado a alguna chavalita en la boca?
-Aún no, mamá, pero debe ser muy bonito…
-Claro que sí, corazón. ¿Te gustaría probar? Conmigo, por ejemplo…
-Pues la verdad es que sí, mami…
Dejé su manita calentando entre mis muslos, abracé a Borja y comencé a besarle la boca. Él se dejó hacer, ilusionado y expectante. Fuí despacito, sin prisas, besándole bien los labios, huumm, repasando las comisuras de sus morritos. Luego le introduje mi lengua, jugando con la suya… Bajo el pantaloncito corto de Borja comenzó a surgir una considerable erección. Entonces me concentré en cosquillearle bien toda la boca por dentro, no escatimar todo el gusto que yo pueda darle. Relajé un ratito para que él respirara, y él me dice:
-Mamá , tengo que ir al baño…
-Vete, cielo. –Le dije yo…
Note que llevaba una erección muy fuerte y necesitaba hacerse una pajita. Eso me encantó…
Quiero que la pérdida de la Virginidad de Borjita sea algo glorioso, y por eso escribo Virginidad con mayúscula. Me gustaría estar presente ese día, ese momento; presenciar tan sublime acto. Le pagaría yo encantada una preciosa chica, solo a cambio de verlo, de verle hacerse todo un hombre. Pero, de manera quizá algo egoísta, o de cariño maternal, comienzo a especular que quiero tener parte en ese acontecimiento, quiero su virginidad para mí, quiero tener protagonismo en ello, pero no quiero precipitar nada, quiero ir sin prisas, como he hecho todo en esta vida. Primero quiero hacerle un trabajito manual…
A la noche, estamos los dos en el sofá y el me pregunta con carita mimosa:
-Mamá, ¿hoy me vas a besar?
-Claro que sí, cielo… -le digo, y comenzamos a ello. Le acaricio el pechito mientras agasajo su boca. Él se va soltando poco a poco y cogiendo algo de práctica, me gusta como juega con mi lengua. Le cojo una manita y se la conduzco por mis piernas y él me va acariciando. Pasado un rato, cuando ya le tengo a punto y le he procurado una buena erección, le pregunto: -¿Quieres hacerte una pajita? ¿Te la hace mamá…? Y él me contesta que sí…
Le llevo conmigo a mi habitación y muy despacito y entre mimos lo desnudo completamente. Yo traigo un minishort vaquero azul y una camiseta de tirantes sin sujetador, pero yo no me quito nada, quiero ir dándole poco a poco. Me tumbo en la cama junto a él y observo qué muchachito tan lindo. Hace atletismo y juega algo a fútbol, así que masajeo su cuerpo, sus incipientes musculitos. Le acaricio las ingles y las pelotas un rato. Luego tomo su picha y empiezo dándole suavemente arriba y abajo, descapullándola. Él cierra los ojitos y gime, está sintiendo mucho gusto. Yo me detengo un ratito a cada poco, quiero prolongar el momento lo más posible, pero mi Borjita está excitadísimo y tras un ratito más se me corre entre convulsiones de gusto que le agitan todo el cuerpo. Me encanta. Tras limpiarse, nos quedamos abrazaditos los dos y se adormece a mi lado. Nos dormimos los dos en mi cama. Qué feliz me siento…
A la mañana, le despierto con unos morreos, y le anuncio a mi hijo:
-Borji, hoy tendremos los dos una noche muy especial, pero escúchame lo que te digo y hazme caso. Necesito que en el día te hagas al menos un par de pajas, quiero que tengas aguante por la noche. Hoy vas a probar cosas que nunca has probado. Y te van a gustar…- Borja me sonríe y asiente contento e ilusionado. Qué maravilla de niño, todas las mamás se merecerían tener un niño así, pienso yo…
Llega la gran noche. Hoy le quitaré su Virginidad, la quiero para mí. Y él creo que me la dará encantado. Me pongo preciosa, (es que lo soy), me arreglo bien, quiero estar guapa, quiero que Borji sepa lo que es estar con una hembra. Con una hembra de verdad… Ondulo un poco mi pelo rubio, estoy preciosa, me digo a mi misma. Me pongo un sugerente perfume en los pezones y las tetas, una braga semitransparente. El espejo me dice que estoy preciosa y me pongo excitadísima contemplándome a mí misma, y lo que le voy a ofrecer a mi nene…
A la noche, ya estamos en mi habitación, un poco oscura, iluminada con una lamparita y un par de velas que he encendido. Es una pequeña puesta de escena. Desnudo a Borjita, despacio entre besos y mimos. Yo traigo un ceñidísimo vestidito de verano, verde clarito que me voy quitando ante su mirada expectante, feliz. Al ver mi tanga transparente y mis soberbias tetas, alcanza une erección espléndida, mi niño. Para sus añitos tiene una buena polla, aunque a mí me gusten mayores. Y mis tetas, redondas, firmes y duras, le amamantaron en su época.
Me tumbo desnuda en la cama y le siento encima de mí.
Acaríciame, cariño, todo el cuerpo y todo lo que quieras. Sin prisas, con mimo, como solo tú podrías hacerlo…
-Claro que si mamá. Te quiero mucho. Eres una mamá única…
Y así Borjita me va besando, juega con mis tetas duras, coge suavemente los mechones, rizados hoy, de mi pelo, que normalmente suelo traer liso. Acaricia mi estómago, mis muslos, mis hermosos tobillos… Conduzco su mano a mis ingles y allí empieza a hacerme cosquillas, jugar con los pelitos rubios de mi coño, acariciar los labios húmedos…
De vez en cuando controlo su erección, dura ya como un mástil. Su pollita tensa el frenillo. El capullo apunta hacia arriba desafiante… Lo tumbo yo a él y comienzo suave a hacerle una mamadita. Noto en mi boca húmeda su sexo, excitadísimo, palpitante. Tengo que detenerme. Se me está excitando mucho. No quiero que se me corra. Tengo que sacarle su Virginidad. Y no puedo esperar más…
Me paro un segundo a pensar si le pongo un preservativo, para que vaya cogiendo buenas costumbres. Pero no; quiero sentirle tal cual, y quiero que él me sienta en vivo. Del cajón de la mesilla de noche me tomo una pildorita. Quiero sentir su polla en las paredes de mi coño. Quiero que su prepucio y las terminaciones nerviosas de su glande sientan el tacto húmedo de mi coño maravilloso. Que el experimente en vivo el gusto que le puede hacer sentir el coño que le hizo nacer…
-Móntame, mi amor. Hazme tuya. Entrégame tu Virginidad. Penétrame aquí. Yo te ayudó, yo te guío…
No nos fue tarea fácil introducírmela. Aunque él lo intentaba, se le salía. Yo lo tomé de la polla varias veces para enfocársela, pero él se resbalaba en mi humedad y en su inexperiencia. Tras un rato conseguimos encajarla. –Ahora, ve dándome suave, cariño, a tu ritmo, como buenamente puedas. Cuando retrocedas no la saques muy atrás para que no se te salga. Ve flexionándote sobre mí, dame gusto, compláceme, y ante todo, goza tú, cariño. Hoy acabas de hacerte todo un hombre…
Con sus manos apoyadas en la cama, Borjita va cumpliendo como puede. Contemplo sus ojitos brillantes , su rostro de excitación, de felicidad, de gusto. Estoy tumbada en la cama, recibiéndole. Su picha entra y sale, húmeda, con la lubricación que yo le proporciono. Mi hijo, me toma, me cubre, me hace suya, le hago mío. Miro su carita, preciosa, su cuerpito delgado y bello, ése que estoy desvirgando, ése al que estoy sacando el gusto, hasta el último aliento. Quisiera detener el tiempo en este momento, prolongarle a él su placer, prolongar el mío. Acaricio los pezones de su pechito, y de vez en cuando incorporo un poco mi cuerpo de la cama para besarle la boca. Quiero hacer sublime este acto, su entrega hacia mí, mi entrega hacia él…
-OOOhhh, aaaahhh… Mamáaa… Uuuhh…
Borjita se me va a correr. Ha aguantado como un campeón, como todo un hombre…
-Córrete, mi amor. Vacíate en mí. Te deseo, te haré muy feliz. Entrégame ya por fin tu Virginidad, dámela ya, goza… Dame tu Virginidad, mi hombrecito…
-Aaaahhh… Aaaahhh… Oohh!!! Aaaagg… Uuufff… Aaaahhh… Aaaahhh… Qué gustito, mamáaa… Ooohh, ooohh… Aaaahhh…
Mi Borjita se corre en mí, estallando de sensación y de placer. Se corre entre gemidos y grititos, experimentando un gusto nunca antes sentido… Un gusto que solo le puede proporcionar su mami, su rubia voluptuosa, su hembra, su madre… Se corre bien, echándome su Virginidad, su virginidad por mí tan deseada… Luego cae exhausto, rendido, feliz, en la cama. Se queda en reposo un buen rato, mientras yo lo contemplo y lo acaricio…
Cada noche de este verano es especial, desde aquel día… Siempre pienso que mi Borjita es aún virgen. Viene todas las noches a mi camita…
Y todas las noches, le saco la Virginidad…
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