Recuerdos de hermanos 4
La mañana de ese sábado que sería la reunión a la cual estábamos invitados, me desperté aún abrazada a mi hermano, sentí sobre mi espalda su pecho cubierto de un suave vello y con sus piernas aún enredadas entre las mías, podía percibir en el ambiente un penetrante olor a sexo el cual invadía .
Recuerdos de hermanos 4
La mañana de ese sábado que sería la reunión a la cual estábamos invitados, me desperté aún abrazada a mi hermano, sentí sobre mi espalda su pecho cubierto de un suave vello y con sus piernas aún enredadas entre las mías, podía percibir en el ambiente un penetrante olor a sexo el cual invadía nuestra recámara. La luz del sol penetraba por entre las rendijas de las persianas, iluminando nuestros cuerpos desnudos dibujando sobre estos una combinación entre sombras paralelas y otras de luz, como si tuviéramos puesta unas camisetas a rayas.
- ¡Jajaja!, pensé como ropa de presidiario, pero presa del corazón y del pene de mí hermano.
Fuera de nuestra habitación se escuchaba el sonido del agua golpeando rítmicamente dentro de la tina de hidromasaje colocada precisamente a un lado de la ventana de la recámara. Esta era lo bastante amplia como para dar cabida a unas 6 personas. Me levanté, retirando el brazo de Edgar que descansaba sobre mis pechos con mis pezones aprisionados eso sí, entre sus dedos y cuyo pene estaba aún colocado en medio de mis nalgas, estiré mis brazos bostezando a la vez, luego de un sueño muy reparador.
Al momento de levantar las cortinas para asomarme a ver, me sorprendió ver a la tía Luzma metida sin nada de ropa que la cubriera junto al tío Carlos también desnudo, pero lo que más me impactó en ese momento fue ver que también se encontraban Frida y Karla al igual que ellos dos sin ropas, prestas a ayudarlos en su baño muy al estilo de la Roma antigua, cuando la servidumbre se metía al baño de sus amos para enjabonar sus cuerpos y que se daban el lujo de tener sesiones de sexo con ellos. Me dio pena cuando voltearon hacia el ventanal de la recámara al momento de levantar las persianas y me vieran desnuda de mis pechos, pero a esas alturas, ya era por demás fingir que no pasaba nada entre mi hermano Edgar y yo.
Mi tía me sonrío al verme, yo me quedé no como hipnotizada, sino más bien cómo idiotizada al verla tan hermosa como en los cuadros donde ella aparecía captada por la mano artística de mi tío. Ya no hice nada por tratar de tapar mi desnudez, ella me hizo la señal de invitarme para disfrutar del agua que realmente se me apetecía sentir, acariciando mi cuerpo. Mi hermano despertaba en ese momento en que entró suficiente luz al cuarto.
– Ven a la cama hermana que se me antoja mucho que nos echemos el mañanero, mira como tengo mi pene ya listo para la batalla
– Edgar, necesitamos bañarnos rápido, aquí huele a puro sexo y los tíos están afuera bañándose en la tina de hidromasaje junto con Frida y Karla. Ya me vio la tía Luzma para que vayamos con ellos, así que párate y nos damos un baño rápido para quitarnos estos olores a sexo y los restos de tu semen y de mis jugos.
– ¿Y qué nos ponemos, si no tenemos aquí nuestros trajes de baño?
– No necesitaremos trajes, todos están desnudos, incluyendo a Frida y a Karla
– ¡Oh!, ¡No te puedo creer tanta belleza!
– Pues más vale que te apresures, porque se ve que la cosa va en serio ahora sí. De todos modos no te vayas a desbocar viendo tantos culos, ni demuestres tu impaciencia por ver encueradas a las tres ninfas y coger.
– ¡Yo impaciente!, ¿Acaso me conoces, hermanita?, mejor vamos a apurarnos.
Incrédulo de lo que le decía, se apresuró a asomarse por el ventanal de la recámara sin siquiera demostrar cierto pudor, aunque ellos no podían ver desde ese ángulo su verga toda erecta. ¡Qué pena con los tíos, y con las muchachas, ya no podríamos seguir fingiendo que no había nada más que una lasciva relación incestuosa entre mi hermano y yo!
Por mi parte ni en el más calenturiento de mis sueños, habría jamás pensado en la maravillosa oportunidad que se abría ahora ante nuestros horizontes. Era algo realmente inesperado que todo se abriera de la forma en la que se estaban dando las cosas.
Sin pensar en nada más que en salir y abrirnos de capa por fin todos, abrí apresuradamente la llave de la regadera. Mi hermano ni siquiera se encargó de enjabonarme como otras veces, cada quien nos bañamos tan de prisa como pudimos. Edgar me miraba incrédulo con su verga crecida a tope, señalando hacía el techo tal y como mis pezones también estaban erguidos viendo hacía la misma dirección. Ni pudimos secamos lo suficiente pues el corazón por lo menos a mí, me latía al mil por hora, salimos presurosos así sin más.
Al verlos ya se notaban ansiosos, esperándonos. No salí de mi asombro al ver cómo la tía Luzma y el tío Carlos se estaban besando en la boca delante de nosotros, cómo para demostrar que también ellos tenían los mismos gustos que nosotros yo no sabía cómo entrar, pero Frida y Karla nos tomaron de la mano a mi hermano y a mí. Los pechos de las mellizas se movían graciosamente, al igual que los míos, solo se sonreían entre ellas viendo el pene bien erecto de mi hermano columpiándose.
No sabía si empezar con mi tío o con mi tía, pero algo de lucidez entró en mi cerebro y me hicieron un lugarcito para sentarme en medio de ellos, vi cómo mi tía me miraba con verdaderas ansias de mujer y sin pensarlo más me acerqué a la boca de ella y comenzó una danza impresionante de lenguas entre nosotras. No veía nada más que sus pechos con pezones iguales a los míos, cómo había dicho, muy de familia como ahora también lo eran sin duda alguna nuestras preferencias sexuales. Se los acariciaba a la vez que acariciaba los pechos de Karla una de las gemelas, presta a confundir mi boca entre sus piernas que mostraban una vulva poblada de un vello púbico ensortijado tan espeso como una selva negra, con sus labios vaginales tan hinchados de deseo tal y como ya estaban los míos, derramando sus jugos de placer.
– Bienvenida a casa, sobrina. Esperaba este momento con verdaderas ansías, pero no hallaba la forma y se nos ocurrió a mi hermano Carlos y a mí que fuera ésta.
– Bienvenida sobrina, espero que te sientas cómoda con tu tía y conmigo -me dijo el tío Carlos metiendo uno de sus dedos en mi vagina, al tiempo que me besaba en la boca compartiendo su lengua con la de su hermana y la mía al mismo tiempo, para luego perderme nuevamente en la miel de la boca de mi tía y perdiendo la noción del tiempo.
Cuando abrí los ojos, no podía creer en lo que estaba viendo, no podría habérmelo imaginado ni creído si no es porque sentí la mano de mi hermano Edgar acariciándome la pierna para hacerme voltear. Fue un espectáculo grandioso a mi forma de ver, algo insólito ver a Edgar y al tío Carlos besándose en la boca mientras el tío Carlos se aprestaba a acariciar la verga de mi hermano, para meterla dentro de su boca cómo si lo hubieran hecho desde siempre.
– Edgar, hermano, ¡Qué sorpresa! ¿Desde cuándo?…
– Desde que te besó a ti por primera vez, nosotros también nos besamos, sin que tú te dieras cuenta, fue algo que se dio así de simple, no te lo quise decir para darte la sorpresa, hermanita, la verdad es que ya lo teníamos planeado mis tíos y yo desde antes.
– Pues sí que me han dejado con la baba de fuera ustedes, pero me encantó cómo no tienes idea la sorpresa y más al verte besando en la boca al tío y me excitas aún más al saber que mi hermano también se suma a todo cómo yo.
– Ay, hermanita, pensé que así todo quedaba en familia, como dicen las buenas lenguas que sí son las que saben lo que es lo mero bueno, así que tú disfruta con la tía luzma al igual que el tío Carlos y yo lo hacemos.
– Y no nada más con la tía Luzma, también con estas hermosas niñas que están para coger y seguir cogiendo. –dije ante las risitas y miradas sugestivas de ambas hermanitas.
Qué curioso, pensé, de pronto no nada más éramos mi hermano y yo, sino tres parejas de hermanos las que estábamos disfrutando de tan bellos momentos y sin restricciones cómo lo fue en el caso de Luis y Carmen, cuyos celos tan pronunciados no dejaron que pudiéramos disfrutar del viaje cómo se debe, creo que a esa enfermedad de celos exagerados le llaman Celopidia o algo por el estilo. También pensé en las hermosas tías de ellos, transexuales y tan hermosas que bien podían satisfacer a cualquier hombre o mujer que tuvieran a su lado, yo no le hubiera hecho el feo a un hermano que fuera transexual y con gusto me hubiera acostado con mi hermosa hermana con pene de hombre pero cuerpo de mujer, debe ser una delicia también saber disfrutar eso.
Pero ya dejando a un lado esos pensamientos, no solo yo estaba disfrutando con lo que estaba viendo. También la tía Luzma se quedaba pasmada observando cómo su hermano estaba chupándole la verga al mío, la verga tan hermosa de su querido sobrino. Con mi tío al lado mío lo que se me vino a la mente fue inclinarme para mamar también el glande de su verga que viéndolo bien tal vez sí era un poco más larga y gruesa que la de mi hermano, eso lo sentí al abrazar la cabeza de su dura verga entre mis labios.
Mi hermano tomaba la cara del tío y lo atraía más hacia su verga al tiempo que por la calentura que ya traía no pudo aguantar mientras fluía una buena andanada de esperma lechoso que fue a parar dentro de la boca del tío Carlos, al mismo tiempo que mi tío se venía dentro de mi boca. Creo que el espectáculo que estábamos dando era tan caliente que las gemelas al verse un tanto abandonadas, empezaron a hacer el 69 entre ellas mismas con ayuda de la tía Luzma que les estaba metiendo sus dedos por el culo a ambas.
– Ten sobrina, -me dijo mi tío Carlos- recibe también el esperma de tu hermano dentro de tu boca, para que nos recuerdes y no olvides este momento –yo lo tomé como tantas otras veces lo hacía con la única diferencia de que ahora lo tomaba de la boca de mi adorado tío que me lo pasaba juntando nuestras lenguas.
– No seas envidiosa y dame algo también a mí -dijo mi tía
– Ten mi amor, te lo mereces todo –y la besé, pero era tanta leche que no cabía bien dentro de mi boca, parte se escurría entre el cuello y los pechos de la tía Luzma por lo que se aprestaron las hermanas Frida y Karla a limpiarlo deslizando sus lenguas por todas las partes donde se apreciaba el semen.
– Tú también lame mis pezones, mí adorada sobrina y algún día comprobarás por ti misma que son tan parecidos e igual de ricos que los de tu madre.
– ¿Cómo sabes? –me quedé pasmada
– ¡Hay muchas cosas que aún debes saber, querida!
– ¿Te dijo algo de cuando nos encontró a mi hermano y a mí teniendo sexo?
– Me imagino que ustedes temían que su madre le dijera algo al padre de ustedes acerca de que ya tenían tiempo de estar cogiendo, pero no dijo nada de eso, sólo me lo contaba todo a mí porque encontró muchos papeles que tu hermano te escribía y que estaban en el closet, además de otras cosas relacionadas con el incesto, pero a tu padre le dijo que se les había olvidado apagar la lámpara y que estaban cubiertos de más con cobijas que ella misma les había quitado, pero necesitas saber más cosas que ahora que ya están con nosotros, me ha autorizado tu madre a decirles, pero no es éste el momento.
– ¡Ay mi querida y adorable tía…! Y nosotros sufriendo por nada, y es que está es una fecha que no la podré olvidar, así como tengo bien presente la mejor de mi vida que fue cuando me hice la mujer de mi hermano Edgar.
– Algo me dijo tu madre cuando los encontró desnudos a ustedes dos sobre tu cama, pero ella ya sabía que tenían relaciones entre ustedes
– Fue un día de abril cuando mis padres salieron de vacaciones de semana santa cuando me tomó mi hermano para hacerme su mujer. Cogimos como conejos durante todo el día y mi hermano me penetró varias veces, una que me gustó mucho fue mientras hablaba con una de mis dos mejores amigas, Juanita, la otra es Olga y con ellas he disfrutado también de una relación lésbica. Ellas saben también de la relación que sostengo con mi hermano y no tengo ningún problema en decirles que disfruto de una relación plenamente incestuosa con él, cómo ahora la estoy disfrutando con ustedes que son mis tíos.
– Y lo que les falta aún… sobre todo ahora que a su padre le han dicho que lo van a cambiar de Ciudad que él ya acepto su cambio y que ha preferido irse él solo. Pero menos plática y más incesto ¿de acuerdo?
– ¿Y qué es lo que piensan tanto tú y tu hermano? –preguntó el tío Carlos
– Nada, creo que estamos soñando aún, es lo mejor que nos ha podido pasar en nuestras vidas ¡De acuerdo! –dijimos mi hermano y yo y un beso de nuestras bocas con sabor al semen de nuestros hombres selló nuestro gran pacto de amor.
La gran Reunión
Cómo creo haber ya mencionado antes, había dos tipos de reuniones de personas interesadas en adquirir cuadros, unos óleos pintados a la perfección donde la tía Luzma adquiría poses muy eróticas en compañía de otras mujeres, las dos modelos eran precisamente sus inquilinas que como dije antes, estaban estudiando arte en la Academia de San Carlos y que al igual que los tíos eran totalmente liberales y sin ningún tipo de prejuicios, -eso estaba por verse por parte mía y de mi hermano ya que algunas personas se asustan con cuestiones relacionadas con el incesto en familia- otros eran cuadros con fotografías en tonos sepia o gris, aunque para mi gusto yo los prefería a color. Uno en especial me llamaba poderosamente la atención, era una fotografía ya de algunos años, una foto en blanco y negro muy erótica a mi parecer donde era inconfundible la figura de la tía, unos años más joven al lado de otra que podría jurar que se trataba de nuestra madre, ambas besándose en la boca al tiempo que pegaban pezón con pezón y lo más curioso es que dichos pezones eran gruesos y alargados con pequeñas bolitas alrededor del talle de los mismos ¿Qué curioso, no creen? ¡Nuestra propia madre era también activa en esto del incesto!
Parecía no caberme la menor duda de que se trataba de nuestra madre porque también tenían una fotografía colgada en la sala de cuando mi madre y mi padre se casaron y era exactamente la cara de la que aparecía en la foto con esos pezones inconfundibles, herencia de familia.
Según había dicho mi tía asistiría por una parte un grupo de una asociación lésbica interesada en adquirir algunos cuadros y fotos, ya que la fama del tío Carlos al igual que la de ella como artista y modelo del género erótico que posaba para ese tipo de cuadros y que son los que más gustaban mucho a la comunidad lésbica. Por otra parte la comunidad swinger que gustan del intercambio de parejas, tenían preferencia por cuadros que son más explícitos por lo que pueden verse parejas cogiendo, otros donde la esposa de uno que está con la esposa del otro mamándose las vaginas, representadas muy bien por las inquilinas de mi tío que les toma fotos de muy alta calidad, ya que cuenta con un estudio muy bien puesto.
Y según algo que me acababa de contar la tía Luzma, es que nuestra madre también practicaba y era una virtuosa de la fotografía profesional y que había sido ella precisamente quién les había tomado a ellos la foto donde aparecen como esposos. ¡Buff!… Hasta cuando me vengo a enterar que fue mamá la que les tomo esa foto, eso pensé, y no es por esa foto en sí, sino por otra que me acababa de mostrar en la cual aparecen la tía Luzma y nuestra madre con el tío Carlos con su verga bien parada, él en medio de las dos… ¡Los tres desnudos!, tomada por otra de las inquilinas que tenían desde hacía más de 15 años, lo cual quiere decir que nuestra madre engañaba a nuestro padre con sus hermanos, o al menos posaba desnuda junto a ellos.
Llegan los primeros invitados
Cuando tocaron el timbre llegaron un grupo de tres mujeres acompañadas cada una con sus respectivas parejas también unas mujeres hermosas, muy arregladas y finas de modales, algunas tomadas de la mano como si fueran sus novias o sus prometidas. Algunas de ellas un poco más atrevidas o las que ya tenían suficiente confianza con la tía Luzma la saludaban besándola en la boca y la tía les correspondía el beso sin mayor problema. Cuando me presentó ante ellas dijo que yo era una amiguita que escribía novelas de amor relacionadas con el sexo lésbico y que aunque yo tenía mi esposo, me gustaba procurar otro tipo de amistades sobre todo mujeres.
Me supuse de inmediato que mamá habría leído alguna de las novelas que escribía, y que según yo tenía muy bien escondidas. Porque nunca le mencioné nada a la tía LuzMa sobre el tipo de novelas que nos gustaba escribir a mi hermano y a mí, pero no escribíamos de lesbianas nada más porque sí, sino que tenían el toque de ser lesbianas que estuvieran involucradas dentro de una relación familiar, así teníamos de relaciones entre hermanas, de las relaciones entre una madre y su hija, o de una madre con sus dos hijas, o de la tía con sus dos sobrinas y la madre de ellas. Pero sin excluir otras que trataban de relaciones entre madre, hija e hijo y otros temas que gustaban a mi hermano y a mí y que nos calentaban tanto discutir frente al espejo doble de mi ropero rosa, que irremediablemente siempre terminábamos o masturbándonos o cogiendo antes de terminar un tema. Es más antes de empezar yo ya tenía bien mojados mis calzones y mi hermano ya tenía su verga bien parada afuera de su calzón.
– ¡Estás guapísima! Hasta tienes un poco los rasgos de Luz Marina, ¿Verdad querida? –le dijo a su pareja y yo pensé ¡Y cómo no si soy su sobrina! ¿o qué te lo tengo que decir?
– ¡Sí! eso mismo me han dicho, pero no tengo la enorme dicha de poder pertenecer a la familia de la señora Luz Marina –contesté risueñamente
– Pues estás guapísima, querida y ¿a qué te dedicas?
– Vine a hacer la prueba para posar desnuda al lado de otras mujeres para saciar esa sed de curiosidad que a veces me pica y la señora Luz Marina va a ver si puedo hacerlo bien.
– Pues de inmediato que tengas el primer cuadro querida, me avisas para venir a verlo con mi esposa y comprarlo.
– Tiene usted una esposa encantadora, señora.
– ¡Gracias, querida! A ver cuando podemos platicar un poco más y tomarnos un café.
– Encantada señora, cuando usted diga, me puede avisar por medio de la señora Luz Marina.
En ese momento volvieron a tocar la puerta, esta vez eran dos parejas hombre y mujer que venían también interesados en comprar algunos cuadros para adornar su club. Se trataba de dos hombres de muy buen ver, tal vez de 30 a 36 años, acompañados según presentaron a sus esposas. Saludaron muy amablemente a la tía LuzMa de beso en la mejilla y ella les indicó que la reunión con ellos sería en la parte de arriba, ya que la de abajo estaba preparada para recibir a las señoras del otro grupo.
Continuará…
Woooowww, excelente esta parte!
Lo dicho me encanta la forma en que escribes nuestros relatos hermana