Recuerdos Familiares – Parte III
Mi relación con mi hermana después del incidente. Sexo bisexual incestuoso. Contiene escenas fuertes no aptas para sensibles ni moralistas..
Mi hermana y yo tenemos una relación bastante cercana incluso hasta la fecha. Aunque como supondrán tras haber leído mis primeras dos confesiones, no siempre fue así. Antes de mi primer abuso sexual, ella y yo éramos un poco distantes, pues por la separación entre nuestros nacimientos mis intereses no coincidían mucho con los de ella. Me hace gracia pensar en que aún con el hecho de que yo soy lla mujer con verga, ella siga siendo la más masculina de las dos. Todo esto del género es bastante gracioso y estúpido si lo piensas bien.
No estoy segura de si aquella experiencia tan horrible que me hizo vivir con mi papi llenó mi pequeño corazón de un rencor que no era capaz de expresar. No es que le tuviera odio o algo por el estilo, pero si algo en ella ya me daba mala espina antes del incidente, peor aún después de ser cómplice estelar de mi primera felación forzada y mi posterior desvirgamiento. Mirando hacia atrás, creo que era justo que tuviera mis recelos, aunque ahora mismo solo puedo resentir el como deseaba verla sufriendo de las mismas torturas por las que me hicieron pasar.
Hasta este punto les he contado de mis aventuras con mi papi y con mi mami. Naturalmente, pretendo ahondar en los fetiches de mi hermana. Tiene sentido continuar por ahí. No me interesa ser amable con la forma en la que siempre la percibí ni cómo la percibo hasta la fecha, es una maldita perra perturbada y está completamente loca. Es posible que porque tuviera que enfrentarse a una situación similar a la mía en cuanto estuvo lo suficientemente crecidita. Aunque si hay una cosa que me cautiva de ella es esa capacidad que tiene para camuflarse entre las personas y fingir que es normal. Yo también tengo que vivir con el contrato social, pero ella parece disfrutar de pasar desapercibida en una sociedad que la juzgaría muy duramente si supiera los detalles más íntimos.
Me estoy desviando. En cuanto a mi padre le quitaron el castigo y pudo volver a dormir con mi mami yo tuve que volver a mi habitación, no sin antes hacerle una paja a la enorme verga de mi papi, lo mejor que mis manitas me lo permitieron mientras mi mami se aseguraba de que fuera amable conmigo. Aun me perturbaba, pero tener a mi mami a mi lado mientras me tragaba la leche de mi papi lo mejor que podía mejoró por mucho las sensaciones que me provocaba todo esto. Poco a poco empezaba a agarrarle el gusto a tragarme ese semen en el que yo misma nadé alguna vez antes de ser concebida en una familia tan incestuosa y depravada.
Sobre eso, mi hermana me pudo confirmar que durante todo lo que duró el castigo su rutina antes de dormir consistía en chupar verga hasta que mi papi le llenara la boca de leche y luego tener el más violento y doloroso sexo anal que aquel hombre cariñoso le pudiera dar. Supongo que ya estaría acostumbrada, porque la maldita puta en ningún momento demostró que le doliera o algo por el estilo. Aunque hoy ya tengo mis añitos de costumbre con el sexo anal, algunas vergas aún pueden dejarme fuera de combate y con sensaciones incómodas al día siguiente. Quizás le pregunte su secreto después.
El punto es que ya de vuelta en mi habitación y con las cosas un poco más asimiladas, a mi hermana le dió por convertirme en su juguete personal. Al principio fue un fastidio, pues me hacía lamerle los pies de forma lasciva cuando necesitaba masturbarse y lo hacía sin ningún descaro mientras me sometía y me impedía tocarme mientras la miraba jugar con su conchita frente a mi. No sé que le olía más fuerte, si los pies o la concha pero la mezcla de olores rancios aún provoca cosas en mi cuando detecto olores similares en mis novias o cuando me da por visitarla para que me use junto a su esposo. Ya no es lo mismo, pero en cierto modo es nostálgico.
Como iba diciendo, mi hermana es una puta loca. Nunca fui la clase de persona que revisa las pertenencias de otros, así que me asombró un poco la noche en que, después de habernos estado besando por un largo rato como a ella le gustaba besarme, me quitó la ropa sin preguntar y empezó a revolver algunas cosas entre sus cajones para revelarme que tenía toda la intención de convertirme en su puta con una de esas vergas de plástico con arnés, al menos hasta que mi verga fuera más grande y pudiera darse placer con ella como es debido.
Una vez más, mi opinión no era importante. No recuerdo haber luchado o algo, quizás era parte de mi el estar completamente paralizada cuando algún depredador necesitaba aprovecharse de mi cuerpo. Nunca le cuestioné como lo obtuvo, pero seguramente era algo que había usado con mi madre antes de que me enterara del hermoso cubo incestuoso que es mi familia. Quizás mi madre lo había usado con ella, ahora que lo pienso. Es irrelevante.
Fiel a mi naturaleza sumisa, recuerdo haberme quedado callada mientras usaba su experimentada lengua en mi culito, ensalivando mi ano a modo de lubricante. No es que le importara ser precavida con cómo me iba a penetrar pero parecía disfrutar de mis expresiones faciales por lo mucho que me miraba a los ojos mientras me comía. A esta maldita puta le gustaba verme sufrir, así que seguramente debí tener cara de incomodidad o de asco al presenciarla comiéndose mi culito para que me mirara con tanta picardía y felicidad.
La primera vez que me usó fue la más dolorosa, aunque no estoy del todo segura si era por el dildo de veinte centímetros reacomodando mis intestinos y haciendo bulto en mi pancita o si se trataban de los golpecitos que me daba en la verguita cada que tenía la oportunidad, sin importarle si lloraba o me quejaba. También le gustaba ahorcarme y hacerme rasguños con sus uñas largas y siempre pintadas de negro. A la maldita sádica le encantaba todo lo que me hiciera daño y yo no es que pudiera oponer alguna resistencia, pues mi cuerpito era más bien escuálido y penetrable. Puedo entender a la perfección por qué me convertí en el agujero de mi hermana y mi papi por aquellos años.
Si tuviera que culpar a alguien por mi fetiche de degradación, seguramente ella sería la primera en la lista. Tardé algo de tiempo en aprender a excitarme con sus insultos y maltratos, la verdad es que al mero principio algunas de sus palabras realmente me afectaron, sin importar lo mucho que me dejara besarla en la boca cuando se cansaba de violarme. Aunque admito que mi parte favorita de todo ese abuso era poder chuparle las tetas cuando todo lo que quedaba de mi era una bola de llanto y sollozos incontrolables. Así como admiré las formas maduras de mi madre, lo tonificado del cuerpo de mi hermana me hizo desear estar igual de buena, poder examinar ese abdomen con mis deditos y sentir el rebote de mis bolitas sobre esa pelvis dura me hizo sentir que podía ser muy bonita si algo de esos genes que la hacían tan hermosa también se me habían repartido.
Suena muy retorcido y probablemente lo sea, pero ser violada tantas veces por mi hermanita me hizo sentir especial y fue la primera persona a la que le confesé que quería ser una mujer. Ella después se lo contó a mis padres sin preguntarme y me hizo sentir muy traicionada, pero por suerte a toda la familia no le pareció ningún inconveniente. Supongo que mi papel como vertedero de semen y dildo con sentimientos ayudaron un poco a que me aceptaran tal como soy. Aunque considerando que tanto mi padre como mi madre se han follado a gente de todo tipo, seguramente ya estaban mucho más acostumbrados a la gente trans de lo que nunca pensé.
Aunque empecé a considerar a mi hermana como una mala persona desde el día en que me violó junto a mi papi, fue lindo crecer con su apoyo. Me enseñó muchas cosas que la sociedad considera femeninas, aunque a ella no le agradaran del todo y junto a mi madre me ayudaron a expresarme como realmente soy, para agrado de mi padre que había dejado de tener un hijo mariconcito y penetrable a una putita más con la que divertirse, con el añadido de tener una verguita que maltratar cuando le apeteciera.
Por contar alguna cosa más sobre mi hermanita querida, fueron muchas las ocasiones en las que aprovechábamos la ausencia de mi madre para divertirnos juntas con mi papi. Casi siempre era yo quien recibía las brutales folladas de su vergota mientras ella se entretenía con la mía y seguía maltratándome. A mi mami no le gustaba mucho que fueran tan crueles conmigo, aunque con el tiempo yo misma comencé a disfrutarlo y a pedirlo en nuestras reuniones secretas. Más de una vez nos atraparon, y el castigo siempre fue placentero para mi, pues mis abusadores tenían que chupar mi pene como una forma de disculparse. Visto desde la distancia, parece un teatrillo tonto y lleno de excusas que todos poníamos de nuestra parte en cumplir con tal de follarnos unos a otros.
Como ya mencioné, los besos entre mi hermana y yo eran bastante frecuentes, pero era mucho más delicioso verla besándose con mi madre en esas ocasiones donde solo necesitaban un poco de afecto antes de seguir enfrentándose a la vida diaria. Era lindo, de repente salía por un poco de agua para beber y me las encontraba en el sofá de la sala, besándose profundamente y sin ninguna intención de esconderse. Muy rara vez me invitaban a un beso de tres, pero nunca me lo negaban cuando yo misma me acercaba porque se me antojaba. En general eramos bastante respetuosos con esos pequeños rituales. Si mi padre se encontraba en la misma sala, me acercaba a él y comenzábamos con nuestra propia sesión de besos en la boca. Le gustaba mucho restregar su bultote contra mi culito y de vez en cuando se detenía para decirme que era su princesita y que me amaba.
Sé que a este punto he mezclado bastante la línea de tiempo y es un desastre total, pero me interesa contarles más sobre las partes excitantes de mi desarrollo como persona que tener un relato bien organizado y autobiográfico de mi vida. Una disculpa por eso.
¿Debería contar un poco más sobre mi papi la próxima vez?
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