Redefiniendo la orientación sexual de Marko
Un desafortunado encuentro sexual con Alessandro incrementa la curiosidad de Marko.
En mi familia somos 3 hermanos y 1 hermana, el mayor Esteban de 24 años, yo de 20 años, el menor Andres de 15 años y la menor Camilla de 6 años, mis hermanos son altos y atleticos como mi padre incluso mi hermana, yo soy muy parecido a mi madre estatura baja y regordete, nunca fui bueno en deportes pero si en los estudios, mi padre es dueño de un gimnasio y da clases de artes marciales allí, mi madre es ingeniera bioquimica trabaja para una farmacéutica, mi hermano mayor se casó hace unos meses y se mudó de ciudad. La mayoría de las veces estamos solos con mis hermanos, en algunas oportunidades tuve que ir a reuniones de padres ya que por trabajo mis padres no podían, últimamente mi hermano menor se estaba metiendo en problemas con sus compañeros, su asistencia a clases y los resultados de sus examenes, mide 1.76 y yo 1.64 el parece el adulto responsable y yo el alumno, nunca le interesaron los estudios pero debía mantener sus notas, está en el equipo de football de la escuela y también práctica artes marciales desde pequeño con nuestro padre, está atravesando la pubertad pero parece no tener interés en las chicas pero ellas si en él.
Soy estudiante de medicina y tengo novia pero mi sexualidad nunca la he definido, siempre salí con chicas pero hé visto porno gay sin problemas y encuentro a algunos hombres muy atractivos, el verano pasado en el aniversario del gimnasio de mi padre luego del festejo había que limpiar y guardar todo, algunos de sus alumnos ayudaron, lentamente fueron desapareciendo hasta que quedó uno, era compañero de mi hermano, Alessandro, parecía un poco borracho.
– No debes tomar eres menor de edad.
– Tengo 17.
– Eres menor de 18.
– No importa, ¿Donde está Andrés?
– No lo se, ¿Extrañas a tu novio?
No me gustaba nada su tono tan arrogante, quise molestarlo un poco von el comentario.
– El no es mi novio.
– ¿Quien lo es entonces?
– Puedes serlo tu sí quieres jaja.
– Mira mejor vete, ya voy a cerrar todo.
Había apagado las luces y cerrado todo menos la puerta principal del gimnasio, cuanto la abrí ahí estaba Alessandro, me empujó hacia adentro llevándole al baño, me tomó ambas manos y me aprisionó en la pared, no me podía mover, la diferencia de fuerza y contextura era mucha, bajó sus pantalones.
– Iba en serio, puedes ser mi novia jaja.
– Soy hombre.
– Eso no importa, ¿no viste el culo que tienes? a cualquiera llamaría la atención.
Bajó mis pantalones tomando su pene usando su saliva me comenzó a penetrar, ya había experimentado con mis dedos antes pero no estaba preparado para un pene, sentí un poco de dolor pero luego algo de cosquillas, sin duda no era de gran tamaño, me embistió una a 5 veces y se corrió en mis nalgas, me liberó se su agarre y me giró, ví hacia abajo lo que parecía ser un pene, era un micro pene que no aguanto ni 3 minutos dentro de mi, que decepción.
– Vete, agradece que en los baños no hay cámaras.
– Nadie debe saber.
– Si, ya vete.
Volví a casa cansado y decepcionado, me di un baño y me fui a dormir.
Término el verano y volvía a las clases, una tarde Andrés llegó a la casa con la nariz sangrando.
– ¿Qué te pasó?
– Alessandro…nos peleamos a golpes.
– ¿Fuera del gimnasio?
– Si…creo que tengo la nariz rota.
– Dejame ver. Asegurate que papá no sepa de esto o te castigará y a tu amigo también.
Su nariz estaba inchada y la sangre no dejaba ver.
Me tomó de un brazo con fuerza.
– ¿Es verdad lo del baño?
– Sueltame, no se de que hablas.
– ¿Fuiste la puta de él?
– ¿Qué?
– ¿Tuviste sexo con él?
– Jaja, si a eso se le puede llamar tener sexo.
– ¿Como?
– Mira no duró ni 3 minutos y tiene un micro pene que solo me hizo cosquillas.
– Pero tu tienes novia…¿eres gay?
– No soy gay, en todo caso podría ser bi.
-…
– Creí que fuera del gimnasio no podías golpear a nadie.
– Empezó dentro, se enojó por perder contra mi y en el estacionamiento me dió un golpe diciendo que eras su puta y tenías un culo delicioso y gemias como perra en celo así que que le devolví el golpe.
– No hace falta que termines así por comentarios tontos.
– No entiendes nada, soy hombre.
– Yo también soy hombre.
– Es distinto, tú eres tú, nunca te golpearon o golpeaste a alguien.
Terminé de curarlo y limpiar la sangre, le dí una bolsa de hielo esperando que papá no se enterara al verlo. Mi novia estaría haciendo prácticas en otra ciudad no podría verla por un mes, investigué un poco sobre el sexo anal y sobre consoladores caseros, zanahorias, bananas, pepinos, eran una buena opción para ir empezando, después de la cena tomé una zanahoria llevándola a mi habitación, esperé que todos durmieran, con un poco de vaselina introduje mis dedos poco a poco hasta acostumbrarme, con más vaselina tomé la zanahoria, era gruesa y larga pero solo introduciría la mitad, me acerqué al espejo sentado en el suelo con las piernas flexionadas, lentamente introduje la zanahoria, intentando relajar mi esfínter, entraba unos centímetro y esperaba un tiempo para avanzar hasta que entró más de lo que esperaba, temía seguir por si la perdía dentro, tomando la base de la zanahoria y en cuclillas fui moviendo mi cuerpo, entrando y saliendo, había un lugar dentro que se sentía raro pero muy placentero, podría ser la próstata, lentamente mi pene se fue endureciendo, empecé a masturbarme a la vez que me senté apoyando los pies a cada lado del espejo, la zanahoria entraba y salía más rápido hasta que me corrí salpicando el espejo, aún con la zanahoria en el culo me acerqué y limpie el primer chorro de semen, tenia un sabor poco agradable solo que era salado, limpie el espejo con papel higiénico y me acosté en mi cama simplemente tapándome con una sábana, tenía muy poca resistencia, mis piernas dolian, eran las 3 AM cuando sentí que me tomaban de mis muñecas.
– Lastima que no usaste el pepino, puede que ahora te duela un poco.
Era la voz de mi hermano, me tomó ambas muñecas inmovilizadome, con su pene intento penetrar me pero no pudo.
– Sueltame.
– Shhh…si te suelto huirás.
– No lo haré.
– No creeré en tí, Alessandro tenía razón, tu culo es hermoso.
– Ya sueltame.
Giró mi cuerpo y viéndome a la cara se posicionó en mi entrada anal, presionando hacia adentro con su pene erecto, entró su glande, salió y volvió a hacerlo, cada vez que entraba avanzaba un poco más, sentía como mi ano se estiraba, era doloroso pero soportable, tenía 15 años pero estaba bien dotado, que sería de el en unos años.
– No creo durar mucho más, esta súper apretado y caliente dentro de ti Marko…
– ¿Tambien eres precoz como tu amigo?
– Es mi primera vez…
– …
¿La primera vez de mi hermano menor? ¿conmigo?.
Comencé a masturbarme, crucé mis piernas detrás de su cuerpo, él me tomó de mi cadera embistiendome más duro, se mordió los labios para no gemir y que alguien nos escuchara, su velocidad disminuyó se había corrido dentro, me masturbé frenéticamente hasta que me corrí en mi abdomen, él seguía dentro de mi, lo acerque con mis piernas y tomando su cara con ambas mano a le dí un pequeño beso en los labios, se alejó viéndome a los ojos y me besó profundamente, su lengua ingreso en mi boca encontrándose con la mía, sentí como su pene comenzaba a ponerse duro dentro de mi, dejó de besarme y apoyo su cabeza en mi pecho, se comenzó a mover muy lentamente, entraba y salía completamente, lo deje hacer como quisiera, ya me había acostumbrado a su tamaño, no era doloroso, todo lo contrario, tomó un poco de mi semen con su dedo y lo saboreó.
– No es como nada que haya probado antes…es dalado y espeso…te ví antes y me excité mucho…
– ¿Pensabas hacerlo mientras dormia?
– No…pero…lo ví todo, también cuando limpiaste el espejo, pude ver esa zanahoria dentro de ti…
– …
Su respiración estaba agitada, sus embestidas eran profundas pero lentas, siguió entrando y saliendo de mi hasta que se volvió a correr, nuestros cuerpos estaban cubiertos de sudor, nos dormimos unas horas hasta que sonó mi alarma, me desperté y me dolía mucho la cadera, mi maldito hermano seguia dentro de mí, lo desperté pero solo abrió los ojos y se volvió a dormir, corrí s ducharme, me vestí y bajé a la cocina a comer algo, mi padre bebía café junto a mi hermana que veía la tele.
Los sábados solo tenía 2 clases, al volver Andrés seguía durmiendo en mi cama, bajé para preparar algo de comer, subí para llamar a mi hermano pero no estaba en mi habitación, escuche ruido del agua y me acerqué, de estaba masturbando en la ducha.
– A tu edad también pinté las paredes de mi habitación y del baño con mi leche jaja, cuando termines baja a comer antes que se enfríe.
– Si tuviera a alguien que me ayudara…
– No gracias, aún me duele, ni siquiera puedo sentarme cómodamente.
Bajé y me senté a comer viendo como Andrés bajaba solo vistiendo un boxer, aún tenia cara de dormido, de mala gana se puso a comer, terminé y lave mi plato, sentí como mi hermano me abrazo por detrás poniendo su cabeza en mi hombro y besando mi cuello.
– Para, estamos en la cocina.
– Estamos solos.
– Te dije que pares…
Sus manos recorrieron mi abdomen y pecho hasta encontrar mi bulto, el comienzó a mover su cadera rozando mis nalgas, ya estaba duro, quizo quitarme la ropa y me negué bajando su boxer y poniéndome de rodillas para hacerle una mamada, en ese momento no quería nada en mi culo, nunca había hecho sexo oral a un hombre, pero sabía cómo me gustaba que me lo hicieran a mi, lamí desde su escrito hasta su glande, lo tomé con ambas manos lamiendo su glande, lo introduje en mi boca rodeandolo con la lengua, el tomó mi cabeza empujando para que entrara más, solté una mano tocando su marcado abdomen, lo sentí en mi garganta pero su pene no estaba ni la mitad dentro, tomé aire introduciendolo más profundo, mi garganta se cerraba provocandome arcadas, lo sacaba y volvía a tomar aire aguantando su duro pene en mi boca casi por completo, me tomó fuerte con ambas manos y se corrió en mi boca, su semen espeso me inundó la boca, no pude tragarlo todo.
– ¿De verdad no vas a dejarme comer ese culito?
– No, ya vete.
– Eres muy malo.
– Vete a estudiar, te hace falta, estoy cansado de que llamen tus profesores por tus malas notas.
Subió y se encerró en su habitación el resto del día, salí a hacer unas compras recogiendo a Camilla de paso, eran las 22 cuando llegó nuestro padre cansado, se bañó, comió algo y se acostó, Camilla ya estaba durmiendo, fuí a la habitación de Andrés, había hecho todas sus tareas la mayoría estaban correctas, me senté junto a él pars revisarlas.
– ¿Donde está mi premio?
– Las cosas no se hacen por los premios.
– Así no tiene gracia.
– Cuando madures lo entenderás.
Se colgó de mi cuello intentando besarme pero lo evité, se puso de pie empujandome a su cama, esa noche perdí la cuenta de cuantas veces lo hicimos, era insaciable, los fines de semana pasábamos encerrados «ayudándolo con sus estudios» incluso los días de semana pero en menor intensidad.
Pronto volvió mi novia y también nuestra madre, las visitas a mi habitación y a la suya disminuyeron drásticamente.
CONTINUARÁ…
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