Relatos cortos 1. La niña del centro comercial
Una niña sola, un hombre oportunista.
Nota del autor
a veces tengo ideas de situaciones que no puedo adaptar a los relatos largos, pero son igual de excitantes, por eso quiero compartirlas en esta saga que inicio de relatos cortos, espero las disfruten.
adalberto1979
La niña del centro comercial
- Hola ¿Puedo sentarme aquí?
Pregunté mientras estaba de pie junto a la mesa en mi Starbucks local mirando a la niña más hermosa que había visto en mi vida. La vi mientras esperaba mi pedido de café y un bollo. Parecía tener alrededor de once o doce años, pero adivinar la edad de una niña preadolescente podría ser problemático. Podría ser más joven o mayor, pero no me importó, era perfecta para mí.
La niña tenía el pelo rubio platino largo que estaba fijado en dos coletas con pequeñas bandas de goma. Llevaba un sencillo top de cuello redondo, de manga corta, color azul pálido que se ajustaba a su cuerpo joven, enfatizando sus pequeños senos incrustados en su sostén. Su falda con volantes estampados azules y blancos llegó hasta la mitad del muslo. Ella me miró y sonrió.
- Si quieres
Respondió la niña y tomó un sorbo de su Caffè Vanilla Frappuccino, sus exuberantes labios formaban un círculo perfecto alrededor de la pajita azul. Me senté frente a ella.
- Mi nombre es Roberto– le dije.
- Melody– respondió ella y tomó otro sorbo de su café helado.
Cuando imaginé esos labios exuberantes alrededor de una parte de mi anatomía en lugar de ese popote, mi polla se endureció.
- ¿Cuántos años tienes, Melody?– Tomé un bocado de mi bollo y un sorbo de mi café.
- Tengo once, casi doce– Esos labios perfectos rodearon ese popote de nuevo.
- ¿Dónde están tus padres?
- De compras en el centro comercial. Me dejaron aquí ya que no me gusta ir de compras con mamá y papá. Mamá está bien, pero papá es un tonto.
- ¿Cuándo te recogerán para ir a casa?
- Alrededor de las cuatro.
Miré mi reloj, era la 1:05 PM. Tomé otro bocado de mi bollo. “Eso debería ser suficiente tiempo”, pensé.
- Eso es mucho tiempo de espera– dije y luego tomé otro sorbo de mi café.
- Mamá es una compradora lenta y a papá le gusta babear sobre las herramientas en Sears. Es muy aburrido
Vi como Melody terminaba de beber su café helado con un sorbo final. Ella me dio una sonrisa tímida. Dios, ella era hermosa. Sus ojos azul pálido brillaron mientras sonreía. Su boca era amplia y sus labios exuberantes; y cuando sonrió, expuso dos hileras de dientes blancos perfectos. Los aparatos que había usado para hacerlos perfectos debieron costarles a sus padres un fajo de billetes. Una nariz recta perfecta y una piel impecable y sin imperfecciones completaron su belleza.
- ¿Quieres otro café helado?– Yo ofrecí.
- No, creo que ya tuve suficiente.
- ¿Quieres dar un paseo? Mi Pontiac GTO 1965 clásico está estacionado afuera.
- Buen auto, Roberto, pero me dijeron que nunca me subiera a un auto con un extraño.
- No soy un extraño, sabes mi nombre y yo sé el tuyo.
- Pareces un tipo muy agradable Roberto, pero también lo era Ted Bundy—dijo con mirada de reto
- Vamos, Melody, no soy un violador o un asesino en serie. ¿Por qué no llamas a tu madre y le dices que vas a ir a casa con un amigo? Dale mi nombre si te hace sentir más segura.
- ¿Y “Roberto” es tu verdadero nombre?– preguntó Melody.
Saqué mi licencia de conducir de mi billetera y se la di. Miró la foto y luego a mí para confirmar que era quien dije que era. Levantó su iPhone de la mesa y llamó a su madre.
- Hola mamá, soy yo– Ella me miró mientras escuchaba– Me estoy aburriendo aquí, y he conocido a un tipo muy agradable que dijo que me llevaría a pasear y después a casa– Ella escuchó un poco más– No, él es realmente agradable, ¿Qué, qué edad tiene él?— tapó el auricular y me preguntó—Roberto ¿Qué edad tienes?
- 35—contesté yo con voz baja
- Tiene 35 años mamá… si ya sé que es mucho mayor que yo… ¿me preguntas qué si esta guapo?—volteo a verme de arriba abajo— sí, es muy bien parecido
Ella escuchó con una ligera mirada de molestia.
- ¡No, mamá! Estoy segura que es buena persona. Deja de preocuparte, sé cuidarme sola, tú lo sabes.
Su leve mirada de molestia desapareció reemplazada por una sonrisa.
- Está bien, mamá gracias por el permiso, también te amo. Te veo esta noche. Dale un beso a papá de mi parte; si, si, estaré al pendiente del teléfono, bye– Con eso, ella terminó la llamada– Está bien, vámonos– dijo Melody saltando de su silla.
Ella me tomó de la mano y caminó conmigo afuera al estacionamiento. Llegamos a mi lujoso auto, su pintura negra lucía radiante, ella abrió la boca de asombro. Abrí la puerta del pasajero y ella se sentó en el asiente del acompañante. Cuando encendí el gran v-ocho vi como abrió su boca de emoción al escuchar el potente motor, aproveché su sorpresa y una idea atrevida llegó a mi mente, me volví hacia ella.
- Tengo una idea—dije– ¿Alguna vez besaste a un chico estilo francés?
- No– respondió Melody y preguntó intrigada– ¿Por qué?»
- ¿Sabes qué este auto sirvió para que mucho jóvenes hicieran travesuras cuando este auto era nuevo?
- ¿Cómo lo hacían?
- Se estacionaban en algún lugar apartado, y ya sabes… se besaban y esas cosas—dije atento a su reacción
- ¿Se besan? ¿Quieres decir beso y cosas así?
- Sí, así es, pero probablemente eres un poco joven ya que solo los adolescentes son los que se besan.
- Soy casi una adolescente– dijo con molestia.
Reprimí una risita. Once, casi doce era casi un adolescente.
- Entonces, ¿te gustaría hacer lo que los adolescentes hicieron en los años sesenta?
- Supongo, pero siempre y cuando te detengas si te lo pido— dijo ella tratando de tener el control de la situación
- Por supuesto, llegaremos hasta donde tú quieras
- Está bien, entonces vámonos—dijo de forma tranquila.
Puse el auto en marcha y salimos a un lugar que había usado antes. Estaba muy aislado y solo lo usaban las parejas para que nadie los molestara incluso por la tarde.
- Creo que estaríamos mejor en el asiento trasero, ¿no crees, Melody? El volante será un gran obstáculo para besarte.
- Si, supongo
Respondió Melody y abrió la puerta. Hice lo mismo e incliné el respaldo del asiento delantero hacia adelante, y ambos nos sentamos en el asiento trasero y cerramos nuestras puertas.
- Sí, esto es mucho mejor– dije mientras ponía mi brazo alrededor de los hombros de Melody y la atraía hacia mí.
Ella me miró y me dio una sonrisa tímida. Puse mi mano en su mejilla y la besé. Al principio estaba pasiva, mantenía sus generosos labios carnosos juntos. Pero después de un minuto de sondear sus labios con mi lengua, ella cedió, sus labios se separaron y su boca se abrió.
Mientras empujaba mi lengua en su boca, ella gimió. Creo que ella mintió cuando dijo que no había besado en francés antes porque su lengua pronto comenzó a sondear mi boca y a bailar coquetamente con mi lengua. Pronto nos besamos apasionadamente y para una niña de once años y casi doce años estaba muy entusiasmada, lo que me hizo creer que esta no era su primera vez. Su IPhone timbró
- Hola—contestó ella recobrando el aliento—si mamá, estoy bien, ando paseando con Roberto
Deslicé mi mano de su mejilla, mientras ella hablaba y la dejé descansar momentáneamente sobre su hombro en camino a su primera parada: su pecho izquierdo.
- Sí, estamos platicando, preferiría no interrumpieras—dijo Melody abriendo su boca con mis caricias
Había estado admirando las pequeñas prominencias gemelas de sus senos dentro de esa parte superior ajustada durante bastante tiempo. Sabía que llevaba un sostén ya que podía ver su contorno. Ese hecho fue confirmado cuando mi mano ahuecó un seno preadolescente perfecto. La sentí estremecerse de emoción, así que no le pregunté si lo que estaba haciendo estaba bien. La falta de cualquier reacción adversa dio aprobación; Después de unos minutos apretando su pecho, a través de dos capas de ropa se estaba haciendo aburrido; Tenía mucha necesidad de llegar a la piel de estas.
- Mamá, te voy a colgar, platicamos de algo muy interesante—abrió su boca cuando apreté su pezón pre púber
Colgó su teléfono y me volteo a ver, era más intriga que reclamo cuando me preguntó
- ¿Qué haces? ¿Quieres tocar mis tetas?—preguntó ella con una sonrisa cuando sintió mi mano querer hurgar dentro de su blusa
- Si y creo que sería mejor si te quitaras la parte superior Melody, bueno siempre y cuando estés de acuerdo con eso. Esta suele ser la siguiente etapa para besarte.
Melody no dijo nada; ella se cruzó de brazos, agarró el dobladillo de su blusa y se lo puso sobre la cabeza. Jadeé un poco cuando ella dejó caer la blusa en el asiento detrás de ella. Su sostén era la cosita más bonita que había visto en mi vida. Era de color rosa suave, diminuto, y apenas cubría sus areolas rosadas que podía ver a través del encaje blanco. El pequeño lazo rojo entre las copas pequeñas me dijo que era un sostén de niña. Melody avanzó presionando sus senos contra mi pecho y su rostro contra el mío y seguimos besándonos.
Mi mano izquierda dejó su hombro y buscó por unos momentos el broche de su sostén. Cuando se deshizo, Melody, sin ninguna solicitud de mi parte, lo quitó y se unió a su blusa en el asiento detrás de ella. Mi mano ahora acariciaba su pecho pequeño y firme, explorando la increíble forma de la adolescencia. Con la yema del dedo pulgar, froté su areola, sintiendo que crecía y su pezón se endureció en una pequeña cuenta.
- ¿Crees que tu mamá y papá se molestarían si supieran lo que te estoy haciendo?
- No me importa—contestó con voz entrecortada
Melody estaba gimiendo en mi boca cuando tomé el primero, luego su otro pequeño pecho, sintiendo la hinchazón de sus areolas. Rompí nuestro beso y miré sus senos. Sus pezones parecían pequeñas cerezas rojas en las cúpulas rosadas de sus areolas.
- Dios mío, Melody, tienes los pechos más hermosos que he visto. Son muy alegres y firmes, y lo siento, pero tengo que besarlos
Melody se rio como solo una niña puede hacerlo, haciendo que sus senos se muevan un poco. Me incliné y chupé cada areola y pezón perfectos a su vez. Sus areolas parecían haberse agrandado; ahora eran de un rosa más oscuro, y había pequeños escalofríos en un círculo perfecto alrededor de cada pezón. Tomé cada pequeño seno en mi boca y chupé, asombrado de lo firmes que eran.
Era hora de la última parada en el viaje de descubrimiento de mi mano derecha, y seguramente sería un momento decisivo. Deslicé mi mano de su costado al lado de su pecho izquierdo y la bajé por su muslo hasta tocar el dobladillo de su falda que se había levantado y ahora estaba casi en su entrepierna.
Cuando mis dedos se deslizaron por debajo del dobladillo, y mi meñique tocó su calzoncillo, Melody gimió y apretó mi boca con más fuerza contra la de ella mientras me abría las piernas. Esta fue la señal que estaba esperando; la luz verde para tocar su joven pudenda preadolescente.
La falda con holanes de Melody me dio un amplio espacio para mover mi mano hasta la cintura baja de sus bragas de algodón. Cuando mis dedos estiraron el elástico de la cintura y se movieron dentro, sus puntas encontraron la almohadilla elevada de su vagina, lisa y sin pelo, excepto por una suave capa rubia hacia abajo. Mientras me movía más abajo, el calor que emanaba de su joven pubis aumentó lentamente. Melody gimió y su trasero se sacudió cuando mi dedo índice rozó el volante de su capucha del clítoris y tocó el pequeño botón que sobresalía.
Al sondear más bajo, el calor se estaba volviendo más intenso, y cuando finalmente encontré la abertura muy caliente y muy húmeda de su vagina, Melody me sorprendió al llegar al clímax. Sus piernas se cerraron sobre mi mano, y su joven cuerpo pubescente comenzó a temblar. Tenía su mano derecha alrededor de mi cuello, empujando mi boca con fuerza contra la de ella y su otra mano en mi mano entre sus piernas presionándola. Su orgasmo duró un minuto o más, luego comenzó a calmarse.
- Mmm, esa fue buena– dijo Melody mientras me soltaba. Puso su mano sobre el bulto en mis pantalones, sintiendo su longitud y su circunferencia—la tienes bastante grande. ¿Puedo verla?– dijo ella.
Quité mi brazo de sus hombros y me quité los mocasines. Me desabroché el cinturón. Luego bajé la cremallera de mis pantalones, levanté mi trasero del banco y me bajé los pantalones y la ropa interior al mismo tiempo y me los quité de los pies. Melody miró mi verga parada
- Es grande– dijo. Ella tomó el eje en su mano– Y está muy dura.
- ¿Has visto la polla de un hombre antes?– Yo pregunté.
- La de mi primo Joel, pero solo tiene trece años. El suyo es mucho más delgado y corto. Lo vi frotarlo una vez y echó a chorros sus cosas blancas.
- ¿Por qué no te quitas la falda y las bragas? Estarás más cómodo– Dije, esperando tener suerte.
- Está bien– dijo Melody, se levantó, se desabrochó la falda y la dejó caer al suelo.
Mientras enganchaba sus dedos dentro de la cintura de sus bragas, contuve el aliento. Cuando bajaron, exhalé ruidosamente. Su coño era un melocotón perfecto con una hendidura profunda que se fusionó con sus nalgas que pude ver en el pequeño espacio en la parte superior de sus delgados muslos. Allí, casi en la parte superior debajo de sus grandes labios en forma de V, estaba su pequeño clítoris acurrucado en su capucha, mirándome.
- Jesús, María y José, Melody, tienes un coño hermoso.
Melody me dio una sonrisa tímida y dijo:
- Gracias, Roberto.
Se subió al asiento y la empujé suavemente para que se recostara boca arriba. Dobló las rodillas y subió las piernas hacia los lados de su pecho, haciendo que su hermoso coño se abriera revelando los delicados pliegues de sus labios internos aún inmaduros y la abertura roja de su pequeña vagina.
Me baje y comencé a chupar ese pequeño botón de amor, haciéndola gemir y retorcerse cuando el golpe sensible envió señales excitantes a su cerebro.
- ¿Eres virgen, Melody?
Ella solo asintió con la cabeza. Esto fue mejor de lo que esperaba. No era frecuente que tuviera la oportunidad de desflorar a una virgen. Mientras atendía su clítoris, inserté primero uno, luego dos y finalmente tres dedos dentro de ella. Estaba bien dotado, pero no la tengo tan gorda, así que podría penetrarla fácilmente con poca molestia. Después de otro minuto de estimular su clítoris, Melody cayó en otro orgasmo, este un poco más intenso que el anterior.
- ¿Ya vas a poner tu cosa en mí ahora?– Melody preguntó después de recuperarse de su orgasmo, su voz mostraba su nerviosismo.
- ¿Es eso lo que quieres?—le preguntó loco de lujuria, Melody asintió con la cabeza.
Me senté y puse sus piernas sobre mis muslos. Mi polla adulta se veía enorme acostada sobre su coño, casi llenaba todo su ancho. Respiré, agarré el eje y guie la cabeza hacia su pequeña abertura roja. Frotando la cabeza en círculos alrededor de su apretada vagina virginal, reuní su humedad para mezclarla con mi líquido preseminal que había estado goteando todo el tiempo que subimos en mi auto.
Mirando directamente a los ojos entrecerrados de Melody, apliqué presión. Lentamente, muy lentamente, el apretado anillo de piel que rodeaba su entrada comenzó a estirarse y, con un grito de dolor en los labios de Melody, la penetré.
- Ahu, eso duele– dijo Melody después de recuperarse del dolor inicial de penetración– pero ahora se siente bien.
Lentamente empujé mi polla dentro de ella, maravillándome de cómo su coño de once años podía soportarlo todo.
- Me siento muy, muy llena y eso se siente muy bien. ¿Podemos volver a hacer esto alguna vez? Aaahhh
Sus palabras me emocionaron. La idea de tener un amante de once años me excitó.
- Sí, bebé, podemos hacerlo las veces que tu quieres, pero ¿y tus papas?
- Les diré que eres mi novio y que me jodes de una forma deliciosa aaahhh—gimió cuando se sintió totalmente penetrada—ellos deberán entender que tengo necesidad de un amante adulto, aaahhh… si, jódeme… aaahhh
Lentamente me follé a Melody durante los siguientes cinco minutos, deteniéndome aquí y allá para amortiguar mi ardor. Quería que esto durara mucho tiempo. Pero el tercer orgasmo ruidoso de Melody me llevó a al cielo. Mi polla palpitó y exploté dentro de su apretado coño, inundándola con mi fluido abundante, nunca pensé en el embarazo. Mi orgasmo terminó demasiado pronto. Cuando salí de ella, un río de semen espeso salió corriendo sobre el asiento de vinilo. Rápidamente conseguí uno de esos paños de microfibra que guardo para limpiar las ventanas y empapé la mayor parte, pero el coño y los muslos de Melody estaban cubiertos por el líquido pegajoso.
Se sentó y me beso, mientras lo hacía su mano se apoderó de mi verga, esta reaccionó casi al instante, mi mente se volvía a nublar, la levanté y la voltee, ella quedo en cuatro y su vagina me invitó a profanarla de nuevo
- ¿Me vas a volver a coger?
- Si, a menos que tú ya no quieras—pensando que su “no” no me detendría
- Si quiero
Apunte mi verga a su rajita que escurría mi leche y la penetré de nuevo, solo que esta vez ya no fui tan cuidados, la tomé de las caderas y me la jodí como una hembra debe ser cogida
- Aaahhh… aaahhh si, así… mas
Ella me incitaba con su boquita a que le diera más, no me hice del rogar, aceleré y con mi mano la tomé de los cabellos, la jalé levantándola, gire su cabeza y le penetré la boca con mi lengua, ella correspondió y colaboró moviendo sus caderas.
- Si, ya siento muy rico, no pares, aaahhh
La baje y empuje su cabeza a que quedara pegada al asiento, ahora la tenía toda empinada para mí, sus nalgas se abrieron y emergió ese culo tan hermoso, escupí en él sin dejar de mover mi cadera y metí un dedo con la ayuda de la saliva como lubricante
- Aaahhh—gimió cuando lo sintió
Metí dos y forcé un tercero, ella no dejaba de gemir y ya estaba lista para ser penetrada por su hermoso y virginal culo, se la saqué y apunté a su ojete, mi glande entró sin problemas
- Aaahhh despacio, eres muy grande
Me moví lento, pero no tan despacio como ella hubiera querido, mi verga estaba dentro de ella hasta la mitad, se la saqué pero la regresé y mis huevos chocaron con su vulva, cuando ella se sintió totalmente penetrada se levantó quedando en cuatro nuevamente, aproveché eso y la tomé de los hombros para moverme como si un demonio poseyera mi alma
- Aaahhh… aaahhh… aaahhh…
Gemía al ritmo que mis estocadas daban, sentí la necesidad de eyacular de nuevo, así que me moví más rápido
- Aaaaaaaaaaahhhhhhhhhhhh
Fue un gemido completo y largo el que ella dio al sentir que yo gemía eyaculando en lo profundo de su recto, me quedé quieto hasta sentir que mi verga perdía dureza, lentamente se la saqué y me senté más que exhausto.
- Esto estuvo más que delicioso—dije yo recuperando el aire– ¿te gustó?
- Mucho– Dijo ella sentándose y limpiándose el culo solita con el trapo.
Se acomodó y busco su ropa y volvió a ponerse las bragas, seguida del resto de su ropa. Yo también me vestí y volvimos al asiento delantero.
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La dejé en su casa. Ella me besó en los labios.
- Eso fue increíble—dijo ella– ¿Estuvo bien para ti?
- Sí, cariño, lo fue, pero la próxima vez, trata de ser un poco más tímida para quitarte la ropa. Aleja mi mano mientras toque tu pecho; haz que trabaje para ello.
- Está bien papi, recordaré hacer eso, pero tú también te saliste de tu papel, me la terminaste metiendo en el culo y habías dicho que no se lo harías así a una niña virginal
- Jajaja, si, tienes razón, yo también me mantendré en mi papel
- Bueno, lo haremos mejor a la próxima ¿Vienes?
- No, Anna, tengo que ir a buscar a mamá al centro comercial.
- Está bien, aquí los espero, papi. Te quiero mucho.
- También te amo bebé.
Marqué desde mi móvil y le avisé a mi esposa que la recogería en la puerta principal en 10 minutos, al llegar al centro comercial ella estaba esperándome donde le había dicho, se veía tan hermosa con su vestido verde esmeralda
- Hola mi amor, ¿esperaste mucho?—le pregunté en cuanto se subió
- No, igual me entretuve comprando ropa—abrió la bolsa enseñándome la sexy lencería infantil que compró– ¿y a ti cómo te fue?
- Delicioso, me la llevé a un apartado y me la cogí con ganas, hasta por el culo le dí.
- Pero habías dicho que en esta ocasión no le darías por el culo—preguntó ella frunciendo el entrecejo
- Es que me puse muy caliente, ya ves cómo me pongo, como quiera ella también se salió de su papel, ya fue más improvisación
- Si, lo sé, y dime ¿a qué vamos a jugar a la noche? ¿al ladrón que entra y viola a la mamá y a la hija?
- No, mejor jugaremos al amo que ata a sus esclavas, las azota y las sodomiza—dije yo con cara de pervertido
- Eres un sucio
- Lo soy
- Y por eso te amo, mira
Me enseño una caja con una pastilla azul y eso significaba una larga noche de sexo, me beso en la mejilla; mientras yo tranquilo conducía, su mano fue a mi entrepierna y me fue masturbando para mantenerme excitado, en la casa la fiesta continuaría.
Fin
Muy ameno el relato y cachondo que delicia toparse con una nena de 12 o 13 años para iniciarla en el sexo desvirgar su rica concha y enseñarle a coger en toda la extensión de la palabra
buen relato me gusto … 🙂 😉 🙂 😉
Un relato Fenomenal me tire 2 buenas pajas, tremendo y esquisito