Relatos cortos 10. Tiburón parte 2
Continua la vida íntima de un magnate acostumbrado a ganar..
Nota del autor: entrego la segunda parte, honestamente ya tenía que acabar esta historia que tengo desde hace mucho y no me atrevía a subir por sentir que le faltaba algo, pero como dije era algo que tenía que cerrar ya. Bueno aqui les dejo la historia y espero disfruten leera tanto como yo al escribirla.
adalberto1979
Capítulo 2
Salí temprano, mi hijo haría el resto, me despedí de Samantha y fui a mi casa, llegando fui recibido por Nelly y Maria con beso de legua de cada una, Maria se fue a la cocina para supervisar la preparación de la cena, Nelly de la mano me acompañó a la sala donde me senté, Nelly se sentó en mis piernas, sentí sus firmes muslos.
- Ay papi, tengo que decirte algo—me dijo sonriendo coqueta.
- ¿Qué quieres?—pregunte yo sabiendo que algo me iba a pedir.
- Fíjate que hoy vi un catálogo de autos y vi uno que me encantó y es que está súper bonito, muy deportivo y lujoso.
- ¿Qué auto?—pregunté yo sabiendo que seguramente era un auto caro.
Tengo que aceptar algo, Nelly y Maria están conmigo por muchas razones, pero la principal es por mi poder y dinero, sé que sonará algo raro, pero lo acepto y no me importa, por eso mantengo mi estatus de poder, para seguir con mi ritmo de vida, ella dos viven una vida cómoda, llena de lujos y solo tienen que lucir hermosas y apetecibles para mí.
*****
La casualidad me hizo conocer a Nelly y María, lo recuerdo como si fuera ayer.
Un día iba en mi auto y vi a dos niñas caminando por una acera, se veían de ropa humilde, pero eran de piel blanca y sus cabellos eran castaños, eran esas joyas exóticas que te encuentras en los barrios bajos, el sol estaba muy intenso ese día, me detuve y les ofrecí llevarlas, las dos se me quedaron mirando, pero también vieron mi auto Mercedes-Benz Clase S Cabriolet descapotable en color rojo brillante.
- Hola chicas ¿van a algún lado? El sol está muy intenso ¿quieren que las lleve?
Las dos miraban mi lujoso auto y se miraron entre y asintieron, en ese entonces maría tenía 12 años y Nelly 14, llevaba en brazos a una bebé llamada Karen.
- ¿Es tu hermanita?—pregunté amablemente, refiriéndome a la bebé que llevaba en brazos.
- No, es mi hija—contestó y sonrió al ver mi cara de asombro.
- ¿Tu hija? Guau, pero eres muy joven ¿Cómo te llamas y qué edad tienes?
- Me llamo Nelly, Tengo 14 años y mi hermana María tiene 12.
- Hola Nelly, hola María, soy Bernardo.
El aventón se convirtió en un paseo, nos fuimos a pasear por toda la ciudad, terminamos en el cine y después en una tienda de helados, platicamos mucho, de todos los temas, Nelly ya tenía tetas pues amamantaba a su hija Karen y María apenas se notaban en su humilde blusa.
Me sentí excitado cuando vi como Nelly frente a mi amantó a Karen, trataba de disimular mi mirada y pero en varias ocasiones fui sorprendido por ella que me sonreía cuando me atrapaba mirándola.
Nos llevamos tan bien que acordamos volver a vernos, salimos los cuatro a muchos lugares, me enteré que el papá de Karen era el mismo papá de ambas, abusaba de ellas, eso me encolerizó, pues aunque no lo crean odio el abuso sobre alguien inocente, he destruido muchos enemigos, pero todos eran tiburones igual que yo.
En la quinta salida que hicimos las llevé a mi casa, las dos iban con la boca abierta mirando la entrada a mi mansión, que era una jardinera de 100 metros de largo, había una fuente enorme frente a mi casa que servía de glorieta para estacionar y descender a mis invitados en las megafiestas que hacía.
Entramos y ellas miraban a todo alrededor, sus bocas no se cerraban lo mismo que sus ojos, el lujo que miraban alrededor jamás lo habían visto, las llevé por toda la casa, finalmente las llevé a una habitación que estaba en la planta alta.
- Esta habitación es especial
- ¿Por qué Berna?—pregunto Nelly curiosa.
- Porque es de ustedes.
- ¿De nosotras?—ahora la que habló fue María, no creía lo que decía.
- ¿Por qué nos la das?—Nelly ya estaba seria mirándome.
- No quiero que regresen a su casa con ese monstruo, siéntanse libres de vivir aquí el tiempo que deseen y sobre todo quiero que sepan que no deben dar nada a cambio, aquí nada está condicionado, solo mírenlo como una oportunidad de salir del infierno donde viven.
Las dos se me quedaron mirando y después entre ellas, veía emoción en sus rostros, corrieron a abrazarme y me colmaron de besos en toda mi cara, ellas odiaban donde vivían, pero no tenían a donde ir, se la pasaban en la calle la mayor parte del tiempo, pedían dinero a quien podían y con eso comían, a veces se quedaban a dormir en la central de camiones de transporte, pero ahí eran molestadas por los guardias que las corrían, regresaban con su ebrio padre que las esperaba para golpearlas y después abusar de ellas.
Nelly muchas veces se sacrificó por su hermana para que no la tomara y se ponía a satisfacer a su padre hasta saciarlo de mujer, para que no volteara a ver a su hermanita, que se escondía bajo la cama. Nelly desde pequeña aprendió como hacer eyacular a un hombre de forma rápida, lo hacía con sus manos, con su boca, con su vagina o con su culo, siempre en ese orden, pues aunque fingía, sentía asco besar a su padre, que por cierto era muy salvaje con ella, la cacheteaba, la nalgueaba, la escupía, la hacía decir obscenidades que Nelly repetía con tal de que acabara pronto y la dejara en paz.
- Gracias Berna, de verdad gracias, te pagaremos, te prometo que trabajaré y te pagaré todo lo que haces por nosotras.
Reí, pues aunque trabajara una vida no completaría pagar lo que se cobraría de estancia en un lugar como este.
Esa misma noche Nelly entró a mi recámara, iba en una bata nueva que le había comprado, las había llevado a una muy lujosa y exclusiva tienda departamental y les compré toda la ropa que les gustó, Nelly no dejaba de agradecérmelo y besar mis mejillas, las últimas veces que me besó, lo hizo muy cerca de la comisura de mi boca, podía sentir su saliva en mi piel, me sonreía coqueta cuando miraba mi reacción, maría también me daba besos, muchos, solo que ella lo hacía de forma rápida y en mi mejilla.
Ahí estaba Nelly con su bata nueva, que era transparente y corta, ella misma la escogió, subió a mi cama, yo leía un libro con mi lámpara de buró encendida, ella se metió bajo las sábanas.
- Nelly, eso ya se acabó, no tienes que hacer nada, yo les quiero ayudar y fue sincero lo que te dije que nadie te iba a pedir algo a cambio—le dije a Nelly deteniéndola, pues era verdad, no quería que se sintieran abusadas por mí.
- Yo lo quiero, quiero hacerlo—lo dijo quedito, como para que solo yo escuchara.
Quitó las sábanas que nos cubrían y quedó hincada a mi lado, en esa posición se quitó la bata por arriba de su cabeza y quedó solo en una sexy pantaleta negra que le había comprado, su cuerpo era firme y bien formado, su piel clara hacía contraste con la luz, sus tetas eran medianas por la lactancia que hacía, tenía moretones en la piel que seguramente su padre le hacía con la mano o con la boca, su abdomen era plano, casi no tenía estrías a pesar de haber tenido una bebé a los 13 años, en la teta derecha tenía un puntito blanco de la leche que le salía, era un poema que invitaba a pecar.
Se acercó a mí y me besó con mucha pasión, era lógico que no fuera su primer beso, ya tenía experiencia.
Levanté mi mano para alcanzar el cajón donde tenía condones, pero cuando Nelly vio que alcé mi mano cerró muy rápido sus ojitos, de hecho los apretó e hizo un gesto de miedo, como si le fuera a pegar, en ese momento toda la culpa del mundo me llegó, ella era una niña maltratada, golpeada y abusada por su padre, que la hacía tener sexo no consensual con él, detuve lo que hacía.
- Pequeña, estas a salvo, aquí nadie te hará daño—la abracé cariñosamente, le di un beso en la frente y me retiré un poco de ella liberándome de sus brazos—nadie te va a maltratar aquí, de eso me encargo yo. Y te dije, nadie te pedirá nada a cambio de que estés aquí, anda ve a tu cuarto y descansa, todo estará bien en la mañana.
Nelly se me quedó mirando, leía mi rostro y escuchaba mis palabras, se agachó a mi entrepierna y de mi pijama sacó mi verga semi erecta y la llevó a su boca, antes de hacerlo la olió un poco, creo que compara mi verga limpia y recién bañada con la apestosa de su papá.
Cerré mis ojos sintiendo su boquita chuparme, me masturbaba, tampoco era su primera vez mamando, lo hacía bien, le ponía empeño y tenía buen técnica, pasaba toda su lengua por tronco y remataba en mi glande chupándolo o en alguno de mis huevos haciendo lo mismo.
Dejó de chupar y se hincó de nuevo a mi lado, bajó su pantaleta y se subió a horcajadas sobre mí, ella misma tomó mi verga y la dirigió a su rajita, se la iba a meter y la detuve.
- Tengo condones—dije sosteniéndola para que no se auto penetrara.
- ¿Quieres usarlos conmigo?—miré su cara de decepción.
- No, la verdad no.
- Pues házmelo así, estoy limpia—me dijo mirándome a los ojos—Quiero que me lo hagas así, sin condón, quiero sentir tu verga de forma natural.
- ¿Y si te embarazo?
- No importa, ahora si lo quiero, quiero sexo contigo, creo que por primera vez deseo sexo con alguien sin condón.
No supe a qué se refería si a querer tener sexo o querer tener otro embarazo, no lo aclaramos, solo sé que mi verga brincó emocionada cuando ella dijo que ahora si lo quería, ella solita se bajó y se metió toda mi verga hasta que lo huevos chocaron con su culo, había sido parto natural el nacimiento de Karen, así que mi verga no fue problema para ella.
- Aaahhh, si la siento toda—dijo gimiendo y moviendo su cabeza hacia atrás de placer—tu verga está muy rica, muy dura, me abre toda por dentro, aaahhh.
Tenía sus manos en mis pectorales y movía su cadera con verdadera maestría, su cabello estaba suelto y le cubría parte del rostro, era de estatura bajita, de buena nalga y sus tetas empezaron a manchar de leche, no me resistí, la jale hacia mí y le chupe sus tetas, ella gimió casi gritó cuando sintió mi succión.
- Si, así, chúpame fuerte, siento rico, no pares, aaahhh
Fue una noche de locos, cogimos por tres horas o tal vez más, su culo tampoco era virgen, se lo profane en muchas posiciones, ella gemía, estaba excitada, en cierto momento no me resistí y le di una nalgada cuando ella estaba arriba de mí, vi su mirada de excitación, movió sus caderas con más intensidad, me cabalgaba fuerte cuando me dijo.
- Cachetéame—sus caderas se movían fuerte, apretaba los dientes y sus manos apretaban mis pechos de hombre.
- ¿Qué?—pregunté intentando entender lo que quería.
- Que golpees mi cara, lo quiero.
- ¿Eso quieres?—dije con voz ronca, me estaba emocionando la situación.
- Sí, anda hazlo, golpéame
Levante mi mano y ahora el gesto no fue de retirarse, al contrario, miró mi mano retándola, ofreciendo su mejilla, la choqué contra su cara y ella gimió, sus caderas se movieron con más entusiasmo.
- Más—volvió a decir
Plaf
- Más fuerte
Plaf, Le puse más fuerza a esta última.
- Más fuerte, quiero sentir tu fuerza, anda, hazlo, hazlo como un hombre—su mirada era de coraje, parecía enojada, pero sus caderas se movían en círculos.
Tomé más impulso con mi mano y la choqué fuertemente en su rostro, un hilo de sangre salió de la comisura, se quedó con su cara volteada y cubierta por su cabello, pero sus caderas se movieron como una licuadora en la quinta velocidad.
- Aaahhh… aaahhh… aaahhh
Tuvo un orgasmo muy intenso con su cara cubierta por su cabello, girada hacia un lado y la boca abierta, se dejó caer sobre mí y me besó cunado terminó su orgasmo, el beso sabía a su sangre, la sangre que yo le había sacado, no aguanté y me vacié en su rajita, ella gimió conmigo al sentir mis lechazos en su vagina, se afianzó fuerte de mi tórax al sentir que me movía eyaculando en ella.
Se quedó acostada sobre mí, respirábamos recuperando el aire, mi tórax subía y bajaba, ella estaba acostada y se mecía con mi respiración, escuché su vocecita.
- Gracias—me dijo mientras volteaba a verme.
- ¿Por qué?
- Por querer cuidarnos, dijiste que no iba a haber nada a cambio, pero quiero darte lo que puedo darte, esto—dijo moviendo su cadera suavemente con mi verga aun dentro de ella.
- ¿Y lo de hace rato que fue?—dije lamiéndole cariñosamente su comisura un poco abierta por mi cachetada.
- ¿Qué?—dijo ella moviendo su cara sobre mí para que la besara toda y le pasara mi lengua.
- Los golpes—le dije finalmente, ella volteo a verme y me sonrió.
- No sé, tal vez no lo entiendas, no sé cómo explicarlo, mi papá abusaba de mí, me golpeaba mientras me lo hacía, tú fuiste apasionado conmigo, fuiste muy intenso, sentí tu dureza y tu fuerza dentro de mí, pero me lo hiciste de una forma muy considerada para que yo sintiera placer y vaya que lo sentí, mucho de verdad, no lo recuerdo bien, pero creo que con mi padre nunca sentí este placer, pero aunque no lo creas me acostumbré al sexo salvaje, lo necesitaba de ti, quería sentirte salvaje que supieras que podías hacer conmigo muchas cosas ricas, locas y salvajes, pero también quería que te dieras cuenta de algo.
- ¿De Qué?
- Que ya somos tuyas, te complaceremos cada que quieras, solo espera un poco con María, ella es virgen y pequeña, la cuidé mucho, no sabes los sacrificios que hice, las cosas que tuve que aguantar por ella, pero ahora te pertenece, se entregará ti cuando menos esperes y a Karen le iré enseñando quien es su dueño, también será tuya.
Me quedé pensando, yo no lo hacía para abusar de ellas, claro que pensaba cogérmelas, pero al paso del tiempo, cuando ellas se sintieran seguras y amadas, ahora ella me decía que ya era el dueño de ambas, incluso de su bebé.
Los días pasaron y se convirtieron en semanas, todas las noches Nelly me visitaba y cogíamos como conejos, ella era abierta a todas las cosas, me hizo besos negros, se dejó orinar por mí, nos la pasábamos sumergidos en un mar de pervertido placer.
Un día llegó el papá de ellas a la mansión, obvio ni siquiera de la calle pudo pasar, mis guardias de seguridad lo detuvieron, gritó como loco el nombre de sus hijas, me amenazó de denunciarme ante la policía, le pedí a Eitan Uri que lo resolviera, honestamente no sé qué hizo con el tipo y no me interesa, sólo sé que no lo asesinó, pero con lo que le hizo, el tipo jamás regresó a molestarnos, las niñas estaban seguras conmigo y se quedarían hasta que ellas quisieran, la imagen de su padre se fue desvaneciendo con el tiempo, hasta quedar en el olvido.
Nelly continuó y todas las noches me visitó, me sacié con ella de todas formas posibles, su culo me complació de muchas formas, ella se entregaba a mí, se empinaba y se metía dedos en sus hoyos para excitarme, me incitaba a que la nalgueara mientras la penetraba por algún agujero, se dejaba hacer de todo, era una máquina sexual.
Me acaba la leche de sus tetas de tanta chupada que le daba, una noche me llevó a Karen y después cuando cogíamos me dijo.
- Ya casi no me queda leche para Karen, tú te la tomas toda—su voz no era de recriminación, parecía más una gatita mimosa.
- Es que me fascina tu sabor, además le compramos fórmula a tu nena para compensar.
- Sí, pero no es lo mismo, la leche natural es más nutritiva, así que tú me ayudarás y le darás leche a tu hembrita.
- ¿Leche?—pregunté no entendiendo.
- Si, tú leche ¿No se te antoja?—decía ella moviéndose sobre mí con mirada de lujuria.
- ¿a Karen?—pregunté desconcertado.
- Si, ya te dije que somos tuyas las tres para complacerte y Karen debe aprender quien es su dueño, anda cógeme fuerte y cuando vayas acabar me dices.
Me quedé desconcertado, Nelly me cabalgaba, a un lado estaba Karen de casi 2 años ya, nos miraba sin entender, sentí mi eyaculación, le avisé a Nelly que brincó sacándose mi verga, cargó a Karen, puso la cara a nivel de mi abdomen bajo y le metió la verga a su boquita.
- Aaahhh Nelly ¿Qué haces?—dije abriendo mi boca de placer.
- Ya te dije, alimentando a tu hembrita para que sepa quién es su dueño.
Si había hecho muchas cosas pervertidas, pero nunca con un bebé de 1 año y meses, mi alma casi se sale de mi cuerpo de las cosas que sentía dándole la leche a Karen, que sin saber qué pasaba chupó como si fuera un biberón al sentir mi eyaculación.
Esto se repitió varias veces aunque no fue a diario ni muy frecuente, noté que lo hacía cuando quería pedirme algo.
Una de esas noches llegó con María, la había maquillado, las dos en batas transparentes, el maquillaje estaba mal colocado, Nelly no sabía maquillar bien, pero intentó hacerla ver sensual para mí, pero solo la hacía lucir muy tierna intentando ser mujer.
Nelly le quitó la bata por arriba de su cabeza, no traía sostén solo una pantaleta en color rosa oscuro, sus ojos verdes y facciones delicadas la hacían tener una mirada felina que invitaba a pecar.
Nelly le quitó la pantaleta y el cuerpo de María quedó desnudo frente a mí, yo estaba acostado en la cama mirando todo, Nelly desde atrás le metió la mano en la entrepierna y la masturbó, María abrió su boca y gimió mirándome, Nelly se hincó y la empujó un poco hacia adelante inclinándola, María apoyo ambas manos en sus muslos y gimió más sintiendo la lengua de su hermana mayor en su raja.
Nelly se levantó, cuando lo hizo su boca brilló por el moco vaginal de su hermana, la tomó de la mano y la llevó conmigo, María liberó mi verga y empezó a mamármela parada al lado de la cama solo flexionando sus caderas, Nelly me besó, su boca sabía a la raja de su hermana, sabía delicioso, a gloria, voltee a ver a María que me mamaba con maestría.
- Le he estado enseñando—me dijo Nelly al verme notar la habilidad de su hermana—todos los días la he estado entrenando para que te complazca.
- ¿Y cómo lo haces?—dije cerrando mis ojos sintiendo como Maria subía y bajaba su cabecita apoyando sus manitas en la cama.
- Usamos plátanos y pepinos, ¿te gusta cómo te mama la verga mi hermanita?—me susurraba como un diablito en mi oído.
- Si—decía yo babeando.
- ¿se te antoja hacerle otras cositas?—su vocecita entraba hasta mi zona límbica.
- Sí, mucho.
- Es tuya, has con ella lo que quieras—dijo Nelly lamiendo mi cara mientras yo veía como un tiburón a su hermanita menor—ya le metí una zanahoria mediana en el culo hasta casi la raíz, así que de ahí ya está más que abierta, por si quieres empezar por ahí.
- ¿Eso hiciste?
- Si ¿y sabes que hice después?
- ¿Qué?
- Rayé la zanahoria, le puse limón y un poco de azúcar y la hice que se la comiera.
- ¿Por qué hiciste eso?
- No es bueno desperdiciar comida, si va a ser tu putita tiene que aprender a cuidar tus cosas—me reí escuchando lo osada que era Nelly, no sé si realmente lo hizo, pero mínimo en imaginación si era muy perversa.
- Eres una perversa—le dije sonriéndole—pero me gusta lo que me dices.
- ¿Sí?—me miró con una mirada tan perversa que hasta miedo me dio—Bueno deja te digo además que puedes hacerle lo que quieres, mearla, cagarla, nalguearla, amarrarla, ella aguantará todo lo que se te antoje, yo te ayudo con ella si me necesitas.
María me mamaba con maestría, lamía mi verga a todo lo largo y pasaba a mis huevos chupándolos, Nelly estaba hincada a mi lado besándome, yo le manoseaba las tetas, ella sonriendo las sacó para mí y me dio de su leche materna.
- Mi amor—me decía Nelly acariciando mis cabellos mientras le sacaba la leche de sus tetas— ¿cómo quieres a María?
- ¿Cómo la quiero? No entiendo, ¿cómo una hija dices? ¿O algo así?
- No mi amor, ya sé que tú quieres a Maria de todas las formas posibles, menos como una hija, si se te ven las ganas de partirla en dos. Preguntaba ¿en qué posición la quieres? ¿Cómo quieres reventarle su panochita?
- No sé—decía yo entretenido con las tetas de Nelly.
- ¿La quieres ella debajo de ti?… ¿Boca arriba o boca abajo?… ¿O la quieres arriba de ti y que se siente en tu verga reventándose solita?… ¿O la quieres en cuatro para que tú desde atrás de ella te la cojas?
Nelly decía las palabras de una forma tan sensual que retumbaban en mi zona límbica, María ponía más entusiasmo al escuchar las palabras de su hermana
- No sé.
- Mi amor, tienes que decidir, es tuya y tu escoges como la estrenarás.
- Debajo de mí.
- ¿Boca arriba o boca abajo?—dijo jalándome el rostro para besarlo.
- Boca arriba—dije yo besándola desesperadamente.
Nelly sonrió mirándome cuando por fin decidí como sería lo de María, la levantó y la acostó boca arriba a un lado mío, se hincó entre sus piernas y le estuvo mamando la raja, aunque creo que era más dejarle mucha saliva, después me miró sonriendo.
- Ay papi, ya me puse cachonda ¿me dejas montarla tantito para que me chupe mi panocha?—decía Nelly toda excitada con una mirada de súplica.
- Adelante mi amor, sírvete.
Vi como la jaló y la puso perpendicular a la cama, se sentó en la boca de Maria y se estuvo meneando sobre ella, Maria la metía la lengüita y le lamía con maestría desde el clítoris hasta el culo, ahí se detenía y le chupaba un rato, al parecer no era la primera vez que se lo hacía, pero ver esa escena me hizo excitar mucho, me levanté y me paré atrás de Nelly, mi verga se atoró en su culo y entró toda de un empuje, la saliva de Maria era un lubricante perfecto.
- Ay papito—dijo Nelly separándose de su hermanita y volteando hacia atrás—me partes el culo, que rico, aaahhh, dame… aaahhh… dame… aaahhh.
Le estuve bombeando el culo por un rato, sentía la lengua de Maria lamerme mis huevos que campaneaban en su carita, agarraba de las caderas a Nelly, para afianzarla y que su hermanita le lamiera la raja, sentí como explotó en un orgasmo, se dejó caer sobre Maria chupando con todas sus fuerzas, ahora la que gritó de placer fue Maria.
- Aaahhh… aaahhh… aaahhh
María se quedó temblando por el estímulo que le dio su hermana mayor, Nelly volteo a verme sonriéndome con la boca toda llena de baba.
- Está lista para ti—lo dijo recuperando el aire, le saqué la verga del culo, hizo gestos y después regresó la sonrisa a su rostro.
Se quitó encima de su hermana y yo me hinqué entre las piernas de María, se veía su nerviosismo, su labio inferior temblaba.
- ¿Estás lista para mi verga?—le dije ya demasiado excitado.
- Si mi amor—su vocecita fue lo más parecido a un pequeño ángel.
Me baje y Nelly alcanzó a meter su cabeza en mi entrepierna mamándome otro rato y dejando mucha saliva, quería buena lubricación.
Sentí la mano de Nelly tomar mi verga y guiarla a la raja de su hermana, María se me quedó mirando, abrió sus ojitos verdes cuando mi glande entró a su introito, Nelly quitó su mano y dejó libre mi verga, empujé otro poco más y María abrió su boquita.
- Aaahhh—gimió aunque fue más un quejido.
La saqué pero la regresé un poco más adentro, así lo hice despacio, lento, suave, sentí la membrana virginal de su himen, ella también lo notó, nuestras miradas estaban cruzadas, puse mi mano en su cadera para afianzarla, ella tenía ambas manos en mis hombros.
- ¿Estás lista?—pregunté y ella solo asintió con su boca abierta y algo de miedo en su mirar.
- ¡Ay!—arqueó su cabeza hacia atrás.
Gritó al sentir mi verga desgarrar su vagina, frunció el entrecejo, yo la empecé a besar, le besaba la boca, la frente y sus ojitos que querían llorar; sentí que se relajó y me moví de nuevo, tenía que concentrarme en no eyacular, pues su raja se ajustaba a mi verga como un calcetín muy ajustado, solo que este era húmedo y suave.
- Aaahhh
Gimió al sentir mis besos y caricias, Nelly estaba sentada sobre una nalga en la cama a nuestro lado, tenía una mano apoyada en la cama y la otra me acariciaba la espalda tiernamente.
- Aaahhh
Volvió a gemir cuando sintió que me fui profundo en ella, sentí como doble su pequeño cérvix, María me abrazaba abriendo sus piernas para dejar que me la cogiera, que la reventara como lo llamaba su hermana mayor, me moví más rápido y más profundo.
- Ay… Aaahhh… ay… aaahhh… ay… aaahhh
María era un quejido y gemido tras otro, respiraba muy acelerada, me empecé a excitar y aceleré como loco en la raja de María, Nelly no decía nada, veía que ya era salvaje en su hermanita, le daba fuerte, me dejaba caer sobre ella con todo mi peso, ya no aguanté más y eyaculé en ella.
- Gggrrrhhh—Gruñí sintiendo como mi leche salía chorro tras chorro.
Caí a un lado de ella todo fulminado, respiraba intentando recuperar aire, Nelly se me acercó y me besó en la boca, no volteo a su hermana solo me vio a mí, fue por una toallita húmeda y limpió la sangre de su hermana en mi verga, me la mamó después, se levantó limpiando su boca con el dorso de su mano.
- ¿Te gustó mi amor?—dijo acercándose como una gatita a mi rostro–¿te gustó reventar a tu nueva hembrita?
- Mucho—dije acariciándola, la mano de Nelly me masturbaba, mi verga se puso dura de nuevo.
- Mmm papi, ¿Quieres otra vez verdad?
- Sí.
- Pues ándale, esta putita te espera para darte más de su panochita y no olvides el culito, debes aprovecharlo, que mira todo lo que batallé para dejarlo abierto para ti.
Me levanté y me hinqué, tomé a Maria y la puse en cuatro frente a mí, desde ahí se la metí, la pequeña lanzó un chillido, pero no me detuvo.
- Aaahhh—la pequeña se afianzó de las sábanas cuando sintió mis empujes.
Ese día con la ayuda de Nelly la desfloré, me la cogí hasta que ya no se me paró, la desgarré mucho, tenía 12 años, pero era de baja estatura, la llevé con un amigo ginecólogo que le reparó el desgarro vaginal sin cuestionar, recomendó reposo por una semana y después llevarla a revisión para ver si ya podía volver a la actividad sexual, a la semana la llevé y me dio luz verde para continuar con la vida sexual, me recomendó algunos lubricantes, los cuales use al pie de la letra.
Las sábanas manchadas de sangre fueron retiradas y cambiadas por mi servidumbre que no cuestionó nada, a partir de ahí las dos eran visitantes frecuentes, a veces juntas otras por separado, incluso se llevaban a Karen, entraban riendo como si fuera una travesura, nos la pasamos en locas noches de pasión.
Mi hijo regresó de Europa enterándose de las nuevas inquilinas, había estado fuera 4 años estudiando en Cambridge economía y administración, las admiró, las dos eran hermosas María con ojos de color claro, obviamente que también se las cogió, si algo sabía era compartir con él las hembras, sólo que él se enamoró de María, me dijo que se quería casar con ella, lo miré a los ojos y le pregunté si estaba seguro, él me dijo que sí, se casaron cuando mi hijo tenía 23 años y María 14, fue una boda muy exclusiva, solo los más allegados la presenciaron.
Dos hermosas niñas nacieron de ese matrimonio Marcela y Carolina, las dos sacaron los ojos claros de su madre, mi hijo estaba muy enamorado de su esposa… y de sus hijas.
Unos años después Nelly se embarazó, nació otra niña, Ninfa fue su nombre, Nelly lo escogió, con ella no estoy seguro de quien sea el padre, pues tanto mi hijo como yo nos las cogemos a todas por igual, puede ser mío o puede ser de mi hijo, no nos interesa saber de quién es, porque igual vivimos una vida llena de placer.
*****
Nelly seguía sentada en mis piernas, sentía sus muslos firmes, me acariciaba colmándome de besos, era muy cariñosa cuando quería convencerme de que le comprara algo.
- ¿Entonces papi?—decía dándome besitos–¿si me lo compras? Anda, está muy bonito.
- Pero ¿no te acabo de compra el jaguar apenas el año pasado?
- Sí, pero es que este está súper deportivo y quería presumirlo en el club con las roñosas de la familia Fong, ya ves que siempre quieren presumirnos que tienen más.
La familia Fong era una familia rival a la mía, manejaban varios giros igual que mi empresa, Nelly sabía que me picaría al decir que era para demostrar poderío frente a ellos, pero no caería tan fácil.
- No lo sé, creo que es mucho dinero solo por un auto.
- Anda papi.
- Te digo que no lo sé.
- ¿Sabes? He estado viendo a ninfa y creo que ya está lista—dijo mirándome a los ojos.
- ¿Ninfa? Pero es muy pequeña aún.
- Siempre la veo metiéndose dedos, es una niña muy caliente, creo que salió igual de cachonda que su madre y su padre.
- ¿Dedos?
- Si papi, se mete tres dedos la muy putita, yo creo que ya quiere verga y quien mejor que tú, su propio padre para dársela, mira ¡Ninfa! ¡ven aquí! ¡corre!—llamó a su hija que corriendo llegó.
- Hola mami—no sonrió mostrando su chimuela dentadura.
- Mírala papi ¿te gusta cómo está vestida?
Ninfa estaba vestida con una pequeña minifalda de tela suave, algo ajustada a su cuerpo, traía una blusa corta que dejaba ver su abdomen y ombliguito de niña, tenía una coleta en la parte alta de su nuca haciéndole lucir su hermoso cuello largo, calzaba una sandalias que mostraban sus pies.
- ¿No te parece hermosa tu hijita?—Nelly siempre me insistía que Ninfa era hija mía y no de mi hijo.
- Está hermosa—dije mirándola de arriba abajo.
Nelly jaló suavemente a su hijita y la levantó la falda, una sexy pantaleta de hilo dental apareció cubriendo su parte baja.
- Le compré este calzoncito para ti ¿te gusta?—yo solo asentí mirando como bobo a esa hermosa criatura, Nelly le bajó la pantaleta—mira papi, si dices que Caro esta apretadita deberías meter tu dedo en esta rajita.
Llevó mi mano a la entre pierna de su hija, mi dedo medio entró hasta el fondo, sentí lo ajustado de su rajita, ninfa abrió su boquita frunciendo el entrecejo.
- Papi—dijo ninfa, pues Nelly la había acostumbrado a que me llamara así.
Nelly la cargo y la sentó a horcajas sobre mí, el dedo salió de su rajita, Nelly liberó mi verga y esta salió erecta, le quitó la falda a su hija por arriba de la cabeza, como era tipo estresh no batalló, Ninfa estaba desnuda de la cintura hacia abajo sobre mí, me miraba y me sonreía como si fuera una travesura.
Nelly puso mi verga frente al abdomen de Ninfa, mi verga quedaba por arriba del ombligo, era como si estuviera midiendo la profundidad de la penetración.
- Mira papi hasta dónde le va a entrar tu verga, ¿te imaginas lo bien que sentirás penetrando esta rajita hasta el fondo? Creo que si empujas lo suficientemente fuerte se la sacas por la boca.
Nelly lo decía mientras me masturbaba, eso quería ella que estuviera lo suficientemente excitado para cogerme a su hija.
- Pero es pequeña—dije yo abriendo mi boca por la masturbación de Nelly sobre mi verga.
- Sí, pero ya quiere verga, acércate a ella y métele de nuevo tu dedo.
Mi mano regresó a la entrepierna de Ninfa, que sonriendo vio mi mano quedar en su rajita y como mi dedo regresó a su estrecha vagina, abrió su boca y gimió.
- Mételo y sácalo—me decía Nelly al oído, movió a su pequeña hija y puso mi cara en su cuello—chúpale el cuello, márcaselo y verás cómo se moja su rajita.
No me hice del rogar, con mi mano libre tomé el cuello de la pequeña y empecé a chuparle, ninfa empezó a gemir y sentí como su vagina empezó a lubricar más.
- Papi—dijo sujetando mi cabeza con ambas manos sintiendo como le chupaba su cuello haciéndole marcas con mi boca.
Nelly retiró a Ninfa, al hacerlo una enorme marca morada apareció del lado izquierdo de su cuello, me excitaba verla así, marcada por mí, se veía tan puta, se veía tan mía.
- Ves como la muy putita ya quiere verga y piensa como tu verga se va a sentir muy bien reventando su panochita estrecha, ¿no se te antoja reventarla con tu verga?
Nelly la cargó y en el aire la giro dejándola de cabeza con sus pies arriba, la fue bajando hacia mí, ninfa se apoyó con sus manitas en mis muslos y abrió su boquita, mi verga entró en ella y no pude evitar gemir al sentir la lengua infantil de ninfa, Nelly recargó los muslos de ninfa en mis hombros, su rajita quedó enfrente de mi boca, saqué mi lengua y lamí esa rajita, no era la primera vez que ninfa me mamaba la verga, lo hacía desde muy pequeña, igual yo le había lamida la rajita desde que era bebé.
*****
Muchas noches Nelly llegó a mi recámara con Ninfa de la mano, las dos vestidas sensualmente para mí, no la penetré, pues Nelly me decía que debía esperar a que creciera, aunque creo que ella quería esperar a cambiarla por algo, como quiera Ninfa era experta en mamarme lo verga, su boquita muchas veces recibió mi leche, a veces directamente de mi verga, otras de la boca de su madre y otras ella chupándola de la raja o del culo materno, a veces le poníamos lubricante en la parte superior de sus muslos, muy cerca de su vulvita y ponía mi verga, Nelly le cerraba las piernitas y yo me movía, la sensación era tan exquisita, como si la estuviera penetrando, Ninfa tenía orgasmos muy intensos con esa maniobra, de hecho esa era su favorita.
*****
Nelly se hincó frente a mí y sacó mis huevos del pantalón, los metió a su boca mientras su pequeña hija me chupaba mi verga con verdaderas ganas, se levantó lamiendo la espalda de su hija y llegó hasta sus nalgas, las separó con ambas manos y lamió su culo, la pequeña gimió, era demasiado estímulo para ella, Nelly y yo nos mirábamos mientras cada uno devoraba un hueco de su hija, se retiró y me miró.
- ¿Ya ves cuanto te quiere? ya te chupa la verga como una experta, si lo hacemos con cuidado si podrías estrenar su rajita hoy mismo en la noche—me miraba estudiándome.
- ¿Podremos?
- Si, si podremos, ¿no se te antoja? Imagínate lo bien que se va a sentir tu verga cuando la penetres en su rajita, sólo piensa en lo apretada que va a estar, lo rico que vas a sentir cuando metas tu verga hasta la raíz y se lo hagas muy fuerte, una y otra vez haciéndola gritar, así como lo has hecho con todas nosotras.
- ¿Fuerte?—mi mente iba volando.
- Si papi, tan fuerte como quieras, recuerda que somos tuyas para complacerte como se te antoje.
- ¿Y si la desgarro?—decía yo regresando mi lengua a la rajita de ninfa.
- Bueno, si eso es lo que te preocupa, pues que no te detenga, tú jódetela tan fuerte como quieras, tan fuerte como necesites hacerlo para tener placer, después la llevamos con tu amigo el médico, a que la repare, así como lo hizo con María cuando le reventaste sus hoyitos.
- ¿Me entregas a tu hija para que me la coja fuerte?—dije mirándola.
- Si mi amor, te la entrego como te entregué a María y como te entregué después a Karen para que te saciaras con ellas como tu quisieras, recuerda lo salvaje que fuiste y así debe ser, para eso somos tuyas, para eso tu eres nuestro dueño.
- ¿Entonces si quieres que me la coja ya?
- Si papi, para que veas cuanto te quiero—su mirada era de lujuria—vamos a cenar para que agarres fuerza y está noche dormimos contigo, a menos que quieras estar solo con ella y reventarla a tu placer sin que nadie te moleste, si quieres así, e dejo solo y en la mañana voy a revisar como la dejaste.
- No mi amor, quiero que estés presente.
- ¿quieres que usemos la cuerda con ella, así como con Karen?—me decía excitándome mucho.
- Ya veremos.
- Podemos atarla para que la tortures un rato—me decía mientras lamía el culo de su hija mirándome a los ojos y yo hacía lo mismo con su raja, su mirada era de lujuria, tan intensa que hasta a mí me daba miedo.
- Ya veremos—volví a decirle.
- Puedo asfixiarla con la cuerda y sabes que no cederé hasta que tu saques tu verga después de haber eyaculado, señal de que estas satisfecho—sus pupilas estaban dilatadas, ella no tenía los ojos verdes, los tenía café claro, su mirada era perversa cuando hablaba así.
- ¿Y si no quiero sacar mi verga y quiero seguir dejarla dentro?
- Pues seguiré tirando las cuerdas con todas mis fuerzas hasta que tu estés satisfecho—su mirada era despiadada—ya te dije somos tuyas para que hagas con nosotras lo que quieras. Si quieres ponerlo a prueba no saques tu verga para que veas de lo que soy capaz. Yo haría todo por ti, todo, tú lo sabes.
- Te amo—le dije dejando la raja de su hija para besarla, nuestras lenguas se enroscaron mientras nuestros mentones rozaban el periné de Ninfa, no sabía que tan en serio decía las cosas, pero me invitaba a no sacar mi verga para ver su lealtad a mí sacrificando a su hija.
- Yo también te amo—se separó y me miró sonriendo—Bueno, piensa como quieres que sea la noche y al rato me dices, recuerda que somos tuyas.
Se levantó retirando a ninfa dejándome excitado, Nelly era un demonio, sabía cómo convencerme de hacer cosas.
Cenamos en familia, hablamos de muchos temas excepto de negocios, de eso solo hablábamos mi hijo y yo a solas y en mi estudio.
Terminó la cena, Nelly se acercó y me dijo que me esperaría en la recámara con Ninfa, mi piel se erizó, fui con mi hijo que me presentó en el estudio las proyecciones financieras de la alianza con la empresa china, él se retiró y me quedé a solas analizando los documentos, lucían bien, sería más rico de lo que ya era, sonreí como lo haría un tiburón en un estanque lleno de peces.
En silencio media hora después caminé desde el estudio a mi recámara, miré las largas escaleras en caracol que llevaban a la planta alta, tomé aire antes de hacerlo, ya no era un chaval propiamente, creo que pronto colocaría una silla eléctrica o de plano un elevador para subir esas escaleras, tenía que ahorrar energía para cogerme a todas mis hembras.
Iba por el pasillo, no había servidumbre, ya se habían retirado a sus áreas, escuché gemidos en la habitación de mi hijo, al pasar vi a mi hijo atrás de Caro, la tenía hincada de espaldas a él, se la metía por el culo, lo hacía fuerte, lo sé por el ruido que hacía su pubis al chocar con las nalgas de su hija, la niña de tan solo 10 años gemía como una adulta.
Enfrente de caro estaba su hermana mayor Marce, ambas se sostenían de las manos mientras se besaban con sus lenguas enroscadas, atrás de marce estaba María, tenía puesto un dildo que se había introducido en la vagina de un lado y con el otro le bombeaba el culo a su hija mayor.
Cada uno, atrás de su respectiva hija, se la cogía con fuerza, las crías gritaban de placer y se besaban con pasión, siendo estremecidas por las arremetidas que su padre y madre le daban respectivamente.
- Aaahhh papi—gemía caro al sentir las potentes embestidas de su padre.
- Aaahhh—gemía marce besando a su hermana.
María y mi hijo se miraban a los ojos mientras salvajemente se cogían a sus hijas, estaban sudados, se veía que ya tenían rato, mi hijo respetaba mi jerarquía, se cogía a sus hijas por todos lados, pero siempre eyaculaba en el culo, en la boca o en cualquier otro lado que no fueran sus rajas, esas me pertenecían y yo le haría su primer bebé, los demás ya sería cosa del destino.
Avancé al fondo del pasillo a mi habitación, abrí y ahí estaba Ninfa, con las piernas abiertas y su madre desnuda e hincada entre ellas, con la cabeza enterrada en su rajita, pude ver que le metía dos dedos en su culo infantil, Ninfa abría su boca y gemía, ellas lo hacían todas las noches, a veces la llevaba conmigo y entre las dos me daban unas mamadas de ensueño, para terminar cogiéndome a Nelly de las formas más pervertidas que llegaban a mi mente, Ninfa solo veía como su madre gritaba siendo enculada salvajemente por mí, cuando sentía que iba a eyacular se la sacaba y jalaba a Ninfa para metérsela en la boca y dejarle mi leche dentro, ella se la comía toda chupándose los dedos.
En la habitación imperaban la lengua y dedos hábiles, gritos infantiles marcaban lo bien que sentía que su madre le diera sexo.
Miré al buró a un lado de mi cama y había un vaso con agua, una pastilla azul sobre una charolita de plata, mi pene brincó sabiendo que Nelly la había puesto ahí para mí, esa noche desfloraría a mi nieta o hija, no sabía el parentesco, solo sabía que era mía.
Me paré atrás de Nelly que empinada mamaba la raja de su hija mientras la dedeaba, saqué mi verga dura y la enterré en su raja, ella se separó de su hija para gemir volteándome a ver con esa mirada de lujuria que me encantaba.
- Aaahhh si papi, así que rico, dame fuerte como a una puta—dijo Nelly regresando a la raja de su hija.
- Ninfa, bebé ¿estás lista para que te meta la verga?—dije mirando a la pequeña que se retorcía de placer.
- Si papi, ya quiero tu verga—dijo ella con la boca abierta sostenido con ambas manos la cabeza de su madre afianzándola en su rajita.
Mis dientes nuevamente se mostraron como los de un tiburón, tenía un pequeño pececillo que devoraría esa noche.
Retiré a Nelly, cuando lo hice miré que ella le metía un dilatador en la rajita, había un tarro de lubricante, me puse sobre ninfa, Nelly sacó el dilatador, tomó mi verga y guió a su rajita.
- Hazlo mi amor, hazla tu mujer—dijo Nelly retirando su mano para que mi pelvis empujara mi verga dentro de la rajita de su hija.
Recordé la noche que me entregó a su hermana y la noche que me entregó a Karen, su hija mayor, creo que pensándolo era Nelly la que lideraba mi clan, era ella la que decidía cuando debía cogerme a mis hembras, sonreí pensando en eso.
- Ay papi—la niña se quejó, pero abrió más sus piernas.
Las pupilas de ninfa estaban dilatadas, mucho, creo que su madre le había dado algún narcótico tomado para relajarla más y que no fuera tan doloroso para ella.
- ¿Qué le diste?—le pregunté a Nelly sintiendo mi verga entrar.
- Una mezcla de cannabis, Éxtasis y un cuarto de lexotan, no te preocupes, tu disfrútala, para eso te la di, no te inhibas y gózala como tú quieras—me dijo Nelly hincada a mi lado lamiendo mi rostro, no hice más que empujar una y otra vez.
- Papi, papi—ninfa gritó una y otra vez mi nombre conforme fui aumentando mi intensidad.
Cogimos hasta muy pasada la noche los tres, el culito de ninfa fue respetado, creo que Nelly me lo cambiaría por otra cosa, pero honestamente pienso que no tardaría mucho en cogérmela sin que Nelly se opusiera.
- Aaahhh… aaahhh… aaahhh…–ninfa gemía, yo ya estaba demasiado excitado para darme cuenta de cómo me la cogía.
Mientras bombeaba salvajemente la rajita de Ninfa, sabía que al día siguiente pasarían dos cosas, iríamos primero al médico a reparar una vagina infantil y después a la concesionaria a comprar un auto nuevo y muy lujoso para Nelly.
Bufé fuerte cuando sentí que iba a eyacular.
- Gggrrrhhh
Mi descarga fue en la rajita infantil de Ninfa que abrió más sus piernas y me abrazó sintiendo mis lechazos, las drogas le habían ayudado a soportar mi bestial cogida, caí a un lado de Ninfa fulminado.
Respiraba agitado, Nelly se acercó a ver la vagina de su hija, metió y sacó los dedos llenos de sangre, me los llevó a mi boca, yo los chupé, después me dio el vaso con agua, bebí un poco y sentí que me besó metiendo la pastilla azul, tomé agua y esta se fue a mi estómago.
- Papi, agarra fuerzas, que aún la noche no termina, y está putita necesita más verga.
- ¿Me la puedo volver a coger?
- Cada que quieras.
- ¿No quedó muy dañada?
- No sé y no me detendré a averiguar—me acariciaba la verga y me besaba mientras lo decía—es tuya para que hagas con ella lo que quieras, ¿sabes que voy a hacer?
- ¿Qué?
- Voy a sacar la cuerda, para que se acostumbre a ella y a ti mi amor ¿se te antoja?
Siempre esa pregunta que me hacía enloquecer.
- Si, se me antoja, pero se cuidadosa con ella ¿de acuerdo?—dije intentando tener algo de cordura.
- Mi amor, tú no te preocupes—me besaba y acariciaba mi verga—ella es tuya, solo recuerda eso, todo es para darte placer, tu solo siente rico.
Vi cómo fue al cajón y sacó las cuerdas que ahí guardaban ellas, me miró y sonrió, yo igual le correspondí, la pastilla hacía efecto, mi verga recobraba fuerzas viendo como Nelly iba atando a su hija boca abajo en la cama.
Sólo pensé en lo perverso que era, sabría que abría tortura, gritos, dolor, quejidos, gemidos y mis eyaculaciones de un placer demasiado prohibido, pero así es mi vida y así seguirá siendo, mientras mi corazón lata seré… un tiburón.
Fin.
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