Relatos cortos 4. Almuerzo en Burguers and chiken
Un padre y dos hijas hermosas de 9 y 10 años.
Nota del autor
la cuarta parte de relatos cortos, lo nombro así, no porque sean cortos (algunos son largos), sino porque son de un solo capítulo, espero lo disfruten leerlo tanto como yo escribirlo, no olviden comentar.
atte Adalberto1979
Un día en “burguers and chiken”
- ¿Quién quiere ir a “burgers and chiken” a desayunar?
Grité mientras abría la puerta de su habitación. Ellas ya estaban despiertas, rápidamente se sentaron en la cama con sus tetas preadolescentes expuestas para mí.
- ¡Yo!
- ¡Yo!
Gritaron al unísono, mientras saltaban de la cama, completamente desnudas, dándome un fuerte abrazo.
- Hola papi—dijo mi hija mayor y se rio– tu cosa ya está dura
Ambas cayeron de espaldas sobre la cama riendo histéricamente con las piernas volando por todos lados, mi polla se puso aún más rígida al ver sus pequeños coños calvos.
- Dense prisa y vístanse– les dije– y pónganse unas faldas cortas
Se rieron por la sugerencia, ambas sabiendo cual era mi intensión. Los sábados por la mañana eran un buen momento para salir a desayunar. El tipo correcto de personas siempre estaban allí temprano en la mañana.
Tan pronto como entramos a “burgers and chiken”, los vimos de inmediato. Dos caballeros sentados hacia la parte de atrás de la tienda de comida rápida de moda. Elegimos una mesa justo enfrente de ellos y las chicas se sentaron cuando fui a pedir las hamburguesas.
Mientras pedía las hamburguesas, pude ver que las chicas ya habían comenzado, ya que ambos hombres estaban lanzando miradas nerviosas en su dirección.
Después de lo que pareció una eternidad, regresé con una bandeja con dos hamburguesas y una ensalada para mí, encontrando a ambas niñas con las piernas ligeramente separadas dándoles a los viejos cachondos la emoción de toda su vida.
Me situé entre ellas para no bloquear demasiado la vista, silenciosamente voltee y le pregunté a Andrea de 10 años.
- ¿Estas usando alguna tanga sexy?
Ella asintió con la cabeza. Capté a unos muchachos casi niños, que pasaban por ahí, que miraban debajo de la mesa cuando levanté la vista, los atrapé mirando justo antes de que se alejaran rápidamente todos asustados.
- Andreita, abre tus piernas un poco más— le sugerí a mi hija
Voltee a ver los hombres sonriendo, mientras echaban un rápido vistazo a la entrepierna de mi hija. Se voltearon al mismo tiempo mirando hacia otra dirección, como avergonzados de la situación. Era hora de ir más lejos.
- Lleva a tu hermana al baño y quítense las bragas– susurré en el oído de Andrea.
Se levantaron rápidamente no sin antes abrir las piernas dando un espectáculo, los dos brincaron al mismo tiempo al verlo; mis hijas regresaron en minutos con la ropa interior en sus manos.
Andrea y Cindy me las entregaron cuando los hombres miraban nerviosos, era evidente que podían ver lo que eché a la bolsa de mi pantalón. Podía verlos moverse incómodamente en sus asientos mientras las chicas se sentaban de nuevo con las piernas ahora mucho más abiertas.
Toda la pretensión de no mirar se había ido, ahora mientras bebían sus refrescos, miraban a las dos pequeñas hendiduras calvas abiertamente expuestas a ellos. Uno de ellos dejó caer su mano sobre su entrepierna, intentando acariciar discretamente su polla hinchada, seguido rápidamente por el otro haciendo lo mismo.
- ¿Por qué no tocan sus coños, chicas?—Sugerí en sus oídos.
Lo hicieron ansiosamente, necesitaban aliviar la tensión entre sus muslos. Al mismo tiempo pusieron sus manitas entre las piernas extendidas para tocar sus pequeños coños y con sus dedos abrieron sus labios, todo esto lo hacían con discreción para que solo ellos miraran.
Los ojos de los hombres se abrieron como platos al ver sus pequeños agujeros abiertos, sus pequeños dedos de sus otras manos, se metieron ansiosamente en sus agujeros abiertos y estirados, tan estirados como para acomodar todas las pollas que recibían regularmente.
Comencé a masajearme mientras uno de los hombres se levantaba y caminaba lentamente hacia nosotros. Con voz nerviosa, preguntó si nos gustaría unirnos a ellos en su mesa. La sonrisa en mi rostro fue la respuesta que estaba buscando, mientras las chicas salían de sus asientos y se abrían paso mientras yo las seguía de cerca.
Nos sentamos en su mesa frente a ellos, yo en medio de las dos me apretaba al lado de Andrea. Una cortes presentación se dio.
- Hola soy Juan- dijo el más viejo—y él es mi amigo Pedro
- Hola—dijo Pedro
- Soy Cindy—dijo mi hija de 9 años
- Yo soy Andrea
- Yo Mario, soy el papá de ambas
Nuestras manos se estrecharon educadamente, las niñas y ellos, yo y ellos: platicamos amenamente, de cada cuando íbamos a comer a ese lugar, si estaban casados, etc. Resultó que los dos estaban casados y era la primera vez que acudían a ese lugar, lo habían hecho por que tenían un proyecto de trabajo cerca, ambos eran contratistas, juan el más viejo ya era abuelo, tenía una nieta llamada Fátima de la edad de mi hija Andrea.
Al final de la charla ambas chicas ya tomaban las manos de ambos hombres, Andrea las de Juan y Cindy las de Pedro, parecían parejas de novios en una cita romántica, ellos me miraban para ver si yo me oponía o me molestaba, pero mi miraba amable y sonriente los alentaba a continuar, con sus pulgares acariciaban el dorso de los dedos de ellas, y ellas sonreían coquetas ante las caricias de ambos hombres sobre sus manitas preadolescentes, ese era el momento perfecto
- ¿Les gustaría ir a otro lugar?
Sugerí a ambos. Hubo una larga pausa, luego una pausa nerviosa antes de que fuera de Juan hablara.
- ¿Cuánto cuesta?
- Lo que sea que valga para ti mi amigo—sonreí– Estoy seguro de que lo valorarás bien—volví a sugerí—conozco un lugar cerca de aquí, ahí estaríamos más tranquilos y lejos de miradas indiscretas; podrían ir ustedes en su auto y nos siguen– Ambos asintieron y nos reunimos y salimos al estacionamiento.
Salimos de Burguers and chiken, mis hijas iban tomadas de la mano de su respectivo adulto, mi verga reventaba mis pantalones, nos subimos a nuestros respectivos autos, mis hijas les dieron un besito corto en los labios
- Nos veremos allá
Dijeron al mismo tiempo, ellos lucían frenéticos. Estaba a medio camino de la ciudad mi hija Andrea me dijo
- Papi, ya estoy muy cachonda
- Lo sé hija, puedo ver el rubor en tu cara, hoy nos divertiremos mucho
No había nada más que silencio mientras nos dirigíamos a un motel cercano. No es exactamente un lugar lujoso, pero el propietario nunca hizo ninguna pregunta. Las chicas se aseguraron de eso con sus boquitas sobre su verga en una que otra ocasión, ese era el pago por su silencio. La habitación olía a cerveza rancia y cigarrillos cuando entramos. Como dije, no lujoso, pero al menos las sábanas estaban limpias. El dinero se intercambió rápidamente y estábamos listos.
- Hijas mías, creo que traen mucha ropa—dije mirándolas
Las chicas ya se estaban desnudando, ansiosas por un poco de alivio. Los dos hombres se sentaron en la cama mirando como mis hijas se fueron despojando de sus ropas, abrieron sus bocas al mismo tiempo cuando las vieron paradas frente a ellos solo en corpiño, sus pantaletas estaban en la bolsa de mi pantalón.
- Creo que ahora somos nosotros lo que traemos mucha ropa
Dije empezando a desvestirme, ellos como robots hicieron lo mismo, al final ahí estábamos todos en ropa interior, la de nosotros parecía carpa de circo, nuestras vergas erectas se notaban en los bóxers, ninguno de ellos tomaba iniciativa, así que hablé yo
- Juguemos a algo— todos nos sentamos en la alfombra, saqué una botella y la puse en medio del circulo que formábamos—al primero que señale la punta de la botella recibirá un reto, este reto será asignado por el segundo que apunte la botella
- De acuerdo—dijo Pedro
- Hazlo—dijo Juan evidentemente excitado
La botella giró y apuntó a Andrea, ella sonrió como si fuera un premio, después la botella volvió a girar y apuntó a Juan, así que el sería quien le asignaría un reto a mi hija mayor
- Muy bien Andreita, te reto a que me enseñes la vagina, aquí parada frente a mi
Mi hija rio tapando su boquita, me miró y vio mi aprobación, se levantó y se paró frente a Juan, abrió sus piernas y con su manita deslizó su pantaleta a un lado, su vulvita apareció con un brillo propio, pude ver que iluminó la cara del hombre maduro, este iba a tocar, pero lo interrumpí
- Lo siento Juan no se toca, el reto era enseñar y ella enseñó, debemos respetar las reglas
Vi como el maldecía para sí mismo arrepintiéndose de solo haber pedido mirar, hice girar la botella y ahora apunto a Pedro, el sería el retado, hice girarla botella y me apuntó a mí.
- Muy bien Pedro, te reto a que le pases tu verga por la cara a Andrea
Los ojos de él se iluminaron, era un reto que él deseaba, se levantó y se paró frente a la risueña de Andrea, sacó su verga hinchada y se la restregó un rato a mi hija, que a ojos cerrados la recibía con una sonrisa de felicidad
- Suficiente—dije yo
Miré la cara de decepción de Pedro que empezaba a calentarse demás, la botella giró y le tocó a Juan, después giró y ahora le toco a mi hija menor Cindy
- Juan, este es un reto y tendrás que cumplirlo, te reto a… — su mirada fue pícara, era una diablilla—te reto a… que beses de lengua a…— la expectación subió en él excitado hombre, pero palideció cuando escucho a mi hija—a… Pedro
- No—dijo al instante
- Si no cumples habrá castigo—dije yo
- ¿Y cuál sería?—Preguntó Pedro como también queriendo evitar besar a su amigo de lengua
- Sería al azar, algo peor que un beso, como desde besar una polla hasta quedarte sin sexo, es un reto y si no lo cumples te arriesgas al castigo, pero no te preocupes, lo que pasa aquí, se queda aquí
Los dos se miraron, sería algo que sacrificar si querían joderse a esas niñas, se encogieron de hombros y se acercaron, se inclinó uno al otro y abrieron sus bocas, las niñas gritaron emocionadas cuando vieron las lenguas de los dos enroscarse en un beso de pasión, duró más de lo que esperaba, al parecer la experiencia no fue tan desagradable.
- Guau—expresó Andrea—que buen beso
La botella giró y ahora apunto a Cindy, giré la botella y apuntó a Pedro, el sonrió malicioso, al parecer la venganza vendría
- Cindy, te reto a que me chupes la polla
Cindy casi gritó tapando su boquita, me miró y yo me encogí de hombros
- Ya te reto—dije sabiendo que había que respetar las reglas
Mi niña se paró, su prepúber cuerpo lució esplendoroso en corpiño solamente, su rajita demostraba liquido entre los labios, estaba excitada, se hincó frente a él y empinó en su entrepierna, sacó la erecta verga de Pedro y la metió a su boca, Pedro al sentir los tibios labios de mi hija, abrió su boca y entrecerró los ojos mirando el vacío, al parecer mi hija lo llevaba al cielo con su boquita
La mamada duró segundos, pero fueron suficientes para que él la tomara de la nuca y la moviera de arriba abajo mientras movía sus caderas, arrastrando sus nalgas en la alfombra, la felación terminó y mi hija se levantó con un hilo de baba en su boca que colgaba de su labio inferior
- Gira la botella—apremió Juan
La giré y la suerte estaba de su lado, la botella apuntó a Andrea y después a él
- Andrea te reto a que te empines frente a mí para que te chupe la raja
Mi hija con las pupilas dilatadas se levantó y frente a él se giró dándole la espalda y lentamente se empino poniendo ambas manos sobre sus muslos, Juan se prendió de la raja de mi hija mayor, Pedro me miró angustiado, como suplicando lo mismo, tomé la botella sin esperar a que Juan terminara y sin girarla la apunte a Cindy y sin girarla otra vez lo apunte a él
- Juan, estás de “suerte”, puedes ponerle un reto a Cindy—dije con mirada de lujuria
- Cindy—dijo Juan relamiéndose los labios– te reto a que regreses a mamarme la polla
Mi hija me miró, se levantó y regresó a dónde estaba mamándole la polla, yo me levanté y tomé la botella quitándola de ahí, pues el juego de retos había terminado y el juego sexual comenzaba
Me paré frente a la empinada Andrea que recibía lengua en su rajita, le metí la verga, ella abrió los ojos y me sonrió mamándome con gusto, movía con mucho empeño su cabeza de arriba abajo, era una experta mamadora, la había entrenado así desde muy pequeña, me encantaba ver cómo era cogida por extraños y a ella también
- Ya no aguanto más—dijo Pedro volteando a Andrea y sentándola a horcajadas sobre él
- Aaahhh
Mi hija gimió al sentir como al verga del hombre maduro entraba en su ser, sus ojitos se nublaron en excitación y lo abrazó al mismo tiempo que él la tomaba de la espalda y región sacra, para poder bajarla y subirla
- Aaahhh… aaahhh
Los gemidos de mi hija se intensificaron, yo me masturbaba con velocidad moderada viendo como mi pequeña hija era cogida, Pedro aumentó la velocidad, aumentando los gemidos de mi pequeña
- Aaahhh… aaahhh… aaahhh
Sus ojitos estaban cerrados, me agaché un poco y vi como brillaba la verga de pedro, mi hija estaba muy mojada con la cogida que le daba su nuevo amigo.
Miré hacia Cindy que empinada le mamaba la verga a juan, este ponía mil caras al sentir la tibia boquita de mi hija, me paré atrás de ella y le metí dos dedos, estos entraron como si fuera un pay de manzana recién hecho, Cindy movió sus caderas al sentir mis dedos hurgando su rajita, los saqué hasta que se empaparon completamente, los separé y un hilo de moco se quedó entre ellos, Juan veía absorto la escena.
- Está lista—le dije jugando con el moco vaginal de mi hija entre los dedos
Juan como robot la levantó y la puso de espaldas a él, la acomodó dejándola en cuatro y se hincó atrás de ella, Cindy abrió la boca y babeó un poco cuando la verga de Juan entró en ella
- Aaahhh
Gimió y después abrió sus ojitos, me volteo a ver y me sonrió al sentir mucho placer con su nuevo amigo.
- Aaahhh… aaahhh
- Aaahhh… aaahhh
Mis dos hijas gemían al ser penetradas una y otra vez, sus cabellos se agitaban de forma diferente, el de Andrea era de arriba abajo, pues así la movía pedro y el de mi hija Cindy era de atrás hacia adelante, pues Juan la puso en cuatro.
Llevábamos ya cerca de media hora, cada quien gozaba a su niña, yo me masturbaba mirándolos, ellos se voltearon a ver y con la mirada hicieron señas, los dos asintieron con su acuerdo, yo solo era mero testigo, vi como Juan se la sacó a Cindy y Pedro a Andrea, está ultima se quedó hincada, respiraba agitada y mi otra hija Cindy, se quedó tal y como estaba en cuatro, sus ojitos cerrados marcaban la excitación que traía
- Vamos a cambiar—me dijo pedro, como avisándome lo que harían, la verdad yo no necesitaba eso, los dejaba a su antojo
Pedro levantó a Cindy que lo volteo a ver y abrió sus ojitos, la llevó al sillón y ahí se sentó, puso de espaldas a mi hijita y la sentó sobre él, ella se recargó en su espalda y la cópula empezó, se veía tan pequeña y tan frágil siendo penetrada por su maduro amante, que mi verga liberó liquido pre seminal
Miré a Juan y prefirió acostarse en el piso y sentó a horcajadas a mi pequeña Andrea, ella le sonrió y abrió su boca cuando la verga la penetró, puso las manos sobre el pecho de él y movió sus caderas como ella sabía hacerlo, pensé que Juan debía tener mucho control en su eyaculación, porque si no acabaría muy pronto, mi hija era una mini diosa cuando estaba arriba montando.
- Aaahhh
Ahora el que gimió fue Juan, las caderas de mi hija hacían efecto en él, ella lo adivinó y bajo la intensidad, volteo a verme y me sonrió, yo le correspondí, sabía de lo que era capaz; mi verga ya pedía un agujero y vi que mi hija Andrea era la más disponible, escupí en mi mano, ella lo notó y se quedó quieta, Juan era ahora el que subía y baja sus caderas para seguírsela cogiendo, embarré la saliva en mi verga y después escupí más y la embarré en el culo de mi hija, Juan estaba atento, como si no creyera lo que yo iba a hacer, abrió su boca asombrado cuando vio mi cara de serio y concentrado metiendo la verga n el culo de mi hija y la cara de mi hija de relajación total para permitir la doble penetración.
Muchas mujeres jamás disfrutaran del sexo anal en su vida, ahora mi hija no solo lo disfrutaba, sino que era capaz de tener a dos adultos dentro de ella, Juan estaba asombrado, sentía mi verga a través de la fina membrana que separa al recto de la vagina.
- Aaahhh papi… aaahhh
Mi hija gimió cuando mi verga entró toda, la danza aberrante comenzó, mi hija abría sus ojitos cuando los dos acelerábamos, pedro desde el sillón nos veía con la boca abierta, creo que le llegó una idea a su cabeza, porque levantó a mi hija e intentó metérsela por el culo, obvio no pudo, tuvo Cindy que embarrase de saliva ella solita y meterse dos deditos para dilatarse, pedro veía la escena con su verga erecta brincando de emoción.
- Aaahhh
Gimió pedro cuando mi hija se fue deslizando hacía abajo auto sodomizándose, la verga de él entró toda ante su asombro, una vez que Cindy llegó hasta abajo se subió para volverse a dejar caer, cuando lo hizo, el pobre pedro volvió a abrir su boca y poner sus ojos en blanco, tal vez era la primera vez que gozaba de una buen anal y lo hacía con m pequeña hija.
Me levanté sacándosela a Andrea y me dirigía Cindy que era sodomizada desde atrás, ella abrió los ojos y me sonrió, metió mi verga a su boca y después se la saque y me metí entre sus piernas, Juan estaba igual de sorprendido cuando sintió como penetré la vagina de mi hija de 9 años, la doble penetración se dio entre gemidos de los tres, era todo un coro
- Aaahhh
- Aaahhh
Las dos niñas gemían, Cindy lo hacía más intenso pues sus dos huecos eran penetrados al mismo tiempo, miré a Pedro que a su vez nos miraba muy atento, se me ocurrió algo. Se la saqué a Cindy y me dirigí a Andrea, la levanté y ella enrolló sus piernas en mi cintura, la recargué en una pared y ahí se la metí por la raja, ella cerró sus ojitos y se recargó en mi hombro gimiendo agradecida.
Pedro se quedó con su verga de fuera, me miraba como preguntando ahora que haría él, yo voltee y lo miré a él después a mi hija Cindy que era enculada por Juan, él lo entendió y se levantó, llegó hasta donde estaban cogiendo muy a gusto su amigo y mi hijita, la levantó y la volteo, la sentó sobre su amigo y este la penetró en la raja, su culo quedó expuesto a Pedro, me miró y yo asentí moviendo mis caderas en la raja de mi hija, Pedro relamió sus labios y apuntó al culo infantil de Cindy
- Aaahhh
Gimió de placer m pequeña hija, asqueó su cabeza hacia atrás cuando las dos vergas estuvieron dentro de ella, los dos hombres se miraban cómplices al cogerse al mismo tiempo a una pequeña niña.
El tiempo pasó y las variantes también, le tocó a mi hija Andrea recibirlos por sus huecos, Juan por el culo y Pedro por la raja, ella estaba entre los dos y ellos de pie se movían como locos.
- Yo no descuidé a Cindy y estuve alternando entre su culo y su raja
- Papi, te amo
Me dijo Cindy sintiendo un orgasmo mientras la enculaba recargada en la pared. Ya eran varias horas y los hombres ya querían eyacular, hice hincar a mis hijas frente a ellos y las dos abrieron sus boquitas y sacaron sus lenguas, era le típica escena porno de cumface, solo que era en mis hijas de 10 y 9 años.
Los dos agitaron sus vergas y empezaron a arrojar chorros de semen en los rostros angelicales de mis pequeñas, yo tampoco me resistí y eyacule sobre la leche que ya traían, sus rostros eran una autentica obra de arte, Andrea no podía abrir su ojo izquierdo porque estaba adherido con semen.
No sentamos cada quien donde pudo, las niñas se fueron a bañar, los tres exhaustos recuperábamos el aire.
- Este ha sido el mejor polvo de mi vida—dijo Pedro
- Y el mío—dijo Juan—valió cada centavo
- Pero no fue por el dinero
Dije yo arrojándoles el rollo de dinero que me habían entregado, cada uno lo cachó en el aire
- ¿Entonces?—preguntó Juan desconcertado
- Pues me gusta que le pongan precio, pero la verdad lo hacemos por el placer de hacerlo
- ¿y podremos repetir?—preguntó Pedro
- No, es solo de una vez, si quieres repetir, tendrás que compartir a una chica igual que mis hijas
- Mmm veo, lo siento, no tengo hijos pequeños y aún no soy abuelo; bueno, al menos lo disfruté mucho
- ¿Y tú Juan?
- Sabes, mi nieta es muy pegada conmigo, honestamente la acaricio cada que puedo, ella se deja, pero no he hecho algo más con ella, no sé si eso sea suficiente.
- Claro que lo es, entre mis hijas y yo haremos que te la cojas, ya verás—mi mirada brilló
- Bueno, entonces será un trato, tú me ayudarás con mi nieta
Mis hijas salieron de la ducha, ya estaban cambiadas de nuevo, se despidieron de sus amantes fortuitos con un buen beso y salimos del motel, intercambié número telefónico con Juan, mis hijas se emocionaron mucho cuando les platiqué que tendríamos trabajo con la nieta de Juan, no era la primera vez que lo hacían
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Fue una larga espera, o al menos eso parecía, pero conocimos Camille y finalmente lo conseguimos, entre mis hijas y yo la trabajamos hasta lograr nuestro objetivo, finalmente terminamos los cinco en el motel de costumbre.
Camilla estuvo conmigo todo el tiempo mientras se sentaba desnuda en mi regazo, mis dedos bailaban en la unión de sus piernas, su pequeño coño ya goteaba humedad mientras molía su coño joven en la palma de mi mano. El abuelo había estado usando su pequeño agujero, eso era obvio. El gemido de placer que dejó escapar cuando alcancé debajo de ella para tocar su pequeño ano, me dijo que yo sería el primero en entrar.
Camille lo observó por un momento como su abuelo se cogía a Andrea, luego se dejó caer de rodillas entre mis piernas, sus suaves labios se sentían tan bien como se abrió lo más que pudo para mí, dejándome deslizar mi paleta sobre su dulce lengua. Saboreé el momento mientras veía la verga de Juan entrar en mis hijas. Ambas nos miraban a Camille y a mí, aparentemente más interesadas en eso que en la puta cogida que estaban recibiendo. No pude decepcionarlas.
Camille se quejó mientras me retiraba de su boca y la levantaba, sosteniéndola contra mi pecho, sus piernas alrededor de mi cintura. Me acerqué a la cama, justo en frente de Andrea, de pie sobre su pequeño cuerpo para que pudiera ver fácilmente mi pene penetrando a su nueva amiga. Un jadeo audible escapó de mis labios cuando la bajé ligeramente, separando los pequeños labios de mi coño con mi perilla hinchada. Mi herramienta de mierda comenzó a hundirse lentamente en la suavidad sedosa de su coño fabuloso hasta que estuve a medio camino en ella, golpeando su cuello uterino. Ella comenzó a saltar de arriba abajo, golpeando su vientre contra el mío mientras sus gemidos de placer caían en mis oídos.
Esta chica tenía experiencia, no había duda de eso. Ella relajó su agarre sobre mis hombros aumentando la presión sobre las profundidades de su pequeño agujero.
De repente se dejó caer cuando su cuello uterino cedió. Dejándome entrar en lo más profundo de su agujero. Pensé que me iba a desmayar allí mismo. Ahora en lo profundo de su útero, su cuello uterino se sentía como una prensa alrededor del eje de mi polla, llevándome rápidamente a los resultados inevitables.
- .. Camille… pequeña puta
Gruñí incapaz de controlarme por más tiempo. Poderosos chorros de semen se dispararon en lo profundo de su inmadura vagina fabricante de bebés, mientras su cuerpo temblaba contra el mío, su aliento jadeante contra mi pecho mientras sentía el semen poderoso.
Después de recuperar mis sentidos, me retiré a regañadientes y la tumbé junto a Cindy, luego me aparté cuando Juan tomó mi lugar, rápidamente llenándola.
Metí mi polla flácida en la boca de Cindy, mientras Andrea me besaba metiendo lengua
Camilla yacía allí sosteniendo sus propios tobillos, cuando Juan terminó eyaculando en su raja y se bajó de ella. Mi verga se endureció y se la metí por el culo, lo profane por primero vez ante la mirada aprobatoria de Juan, eyaculé gritando mi orgasmo.
- Aaahhh va de nuevo pequeña puta—se la saqué y volvía caer cansado
Sus dos agujeros ahora abiertos por todo el uso y el empuje sutil de sus caderas y la invitación innegable de que estaba lista para más. Juan quería probar su ano, también sentir su pequeño esfínteres deslizarse por su verga, para disparar a los espermatozoides que quería dejar en lo profundamente de sus entrañas.
Era una locura, algo absolutamente loco de hacer, pero la levantó con un brazo y la puso sobre las manos y las rodillas en una mesa junto a la ventana, luego, cuando colocó su polla en su agujero húmedo, me estiró y tiró.
Las cortinas se abrieron por mí, exponiendo las actividades ilícitas a todos y cada uno de los que podían pasar. Qué cosa tan imprudente y estúpida para hacer y sin embargo, tan emocionante y peligroso. Mi polla nunca se sintió tan dura como ver que meneaba el culo debajo de Juan, mirando la fila de autos que circulaban por la autopista, a apenas cincuenta metros de distancia.
La emoción era demasiado y pronto Juan roció sus intestinos con todo lo que le quedaba. Cuando salió y la levantó, un chorro de semen cayó desde su culo.
Todos estábamos finalmente agotados y cansados. Me cautivó la pequeña Camille. Enamorado de su belleza y voluntad de experimentar. Definitivamente no estaba listo para renunciar a ella.
El abuelo estaba un poco preocupado por mi alarde de ella de esta manera, pero tenía que admitir que esta exposición pública era emocionante. Entre eso y mi deseo por esta pequeña niña, todas las sensibilidades volaban por la ventana.
Camilla se bajó de mí a una cuadra de la casa de su madre y volvió a ponerse las bragas, no sin antes sacarme la leche por última vez. Me la fui cogiendo todo el camino hasta la casa de su madre, con el consentimiento del abuelo, Cuando saltó del auto, Juan y yo intercambiamos miradas cómplices viendo como ella caminaba con dificultad a su casa, besaba a su madre y ella nos saludaba con la mano. Tenía la sensación de que nos haríamos buenos amigos.
Fin
Uff terrible relato Adalberto. Ojalá no quede solo en uno y lo continúes ,y pongas a la madre en alguno , las mujeres también tenemos estos gustos jaja .un beso .
Eres un dios Adalberto espero con ansias cada uno de tus relatos