Relatos cortos 7. La tienda de donas parte 2
Continúan las aventuras de un hombre afortunado.
Parte 2
Las seguí en mi auto, me hubiera encantado que una de ellas me acompañara, hubiera sido divertido manosearla mientras viajábamos.
Salimos por la carretera federal y en cierto lugar vi como encendió la direccional marcando que entraría a algún lugar a la derecha, encendí la mía para seguirla y vi que entramos a un motel, nunca lo había visto, estaba muy escondido, me paré atrás del auto y vi como la niña mayor se bajó del auto como si nada y fue con el tipo que parecía ser el encargado del lugar.
Andrea se paró frente al tipo y extendió su mano ofreciéndole dinero, el tipo se negó poniendo su palma en forma de alto, primero supuse que él se negaba a rentarle el cuarto a una niña, después vi la insistencia de Andrea y el tipo negó con la cabeza, algo hablaron, él entró en la estancia y regresó con una llave, se la entregó y Andrea su puso de puntitas y lo beso en la boca, no fue un beso muy apasionado pero si sensual, ella lo tomó de los brazos para subir de puntitas y el tipo puso sus manos en las nalgas de la niña, entendí en ese momento que no era la primera vez que iban y que el precio no sería en dinero, después de todo hay cosas que valen más que un puñado de billetes, igual no era mi asunto.
Vi como Andrea regresó corriendo al auto de su madre, le entregó las llaves y regreso con el encargado, seguí a Marie que movió su vehículo y por el retrovisor vi como Andrea y el encargado entraron a la recepción, el tipo la sujetaba de una nalga mientras lo hacían.
Entramos juntos cada quien en su auto y yo me estacione afuera mientras Marie se estacionó dentro en la cochera de la habitación, bajé y las dos ya entraban a la habitación, llegue atrás de ellas, el lugar no era de lo más lujoso que haya visto, olía a cigarro y limpiador barato.
- Ya sé que no es lo más lujoso del mundo, pero es muy privado y las habitaciones están muy lejos unas de las otras, así que nunca no escucharían, eso es bueno, créeme– Dijo Marie excusando el aspecto de la habitación.
Obvio que yo no iba a objetar, me acababa de coger a sus dos hijas y oriné en la boca de la mayorcita, que por cierto no estaba ahí.
- No te preocupes, ¿y Andrea?—dije preguntando lo lógico.
- Ahorita nos alcanza, está “pagando” la habitación—dijo sonriendo y haciendo la seña de entrecomillas– el encargado es amigo nuestro y nunca quiere aceptar el dinero, prefiere una mamada de alguna de ellas.
Marie lo dijo con la mayor naturalidad del mundo, como si fuera algo muy común y a todos nos pasaba.
- ¿Y no tienes miedo que le pase algo?
- Claro que no—ella agitó la mano hacia mí como espantando la idea– él es amigo de nuestra familia desde hace mucho, incluso antes de que nacieran las niñas ya venía yo aquí, ya lo conocíamos, digamos que ya es algo así como un miembro de la familia y nuca, pero nunca lastimaría a las niñas.
- ¿Venías aquí?—pregunté con cara de estúpido.
Ella hablaba con la mayor naturalidad del mundo, yo no podía asimilarlo tan fácil, ella decía como si nada que ya venía desde antes de que las niñas nacieran, pero ella había comentado que se embarazó cuando apenas llegó a la adolescencia.
- Si, desde pequeña, mi papá me traía
- ¿tu papá?—pregunté con la boca abierta, mi asombro aumentaba a cada palabra que ella decía.
- Sí, mi papá—dijo mirando divertida mi cara de asombro— de hecho él es el papá de las niñas
- ¿Tu papá te embarazó?… ¿dos veces?—mi boca había caído al suelo.
- Si—dijo riendo al ver mi cara—él lo hizo, bueno de hecho fueron 3 veces, pero perdí al primer bebé en un aborto espontaneo, pues solo tenía 10 años y creo que también fue el hecho de que nunca dejó de cogerme a pesar de mi embarazo, ni él ni sus amigos- dijo sonriendo divertida mientras negaba levemente con la cabeza y miraba al techo, recordando el evento como algo divertido.
- No lo puedo creer y siento tu pérdida—dije tratando de sonar honesto al decirlo, pero mi asombro no me dejaba pensar con claridad– ¿Y tu papá dónde está?
- Si, bueno… él, pues… ya no vivimos juntos—dijo encogiéndose de hombros, como si fuera algo que no pudo evitar– sólo compartimos la custodia de las niñas.
- ¿Se separaron?
- Si, éramos como un matrimonio verdadero y decidimos separarnos, nos llevamos bien, no creas que terminamos en malos términos, a veces hasta hay sexo, pero ya acordamos no vivir juntos.
- Y ¿por qué se separaron?—ahora era curiosidad lo que me empezaba a invadir.
- Pues porque crecí—lo dijo como si fuera obvio— desde hace 3 años vive con una niña de 12 años que quedó huérfana, creo que sus papás eran unos delincuentes extranjeros, narcos o algo así, los mataron en un tiroteo con la policía, la niña no tenía familia, papá tiene contactos y la adoptó.
- ¿La adoptó?—pregunté asombrado.
- Si, bueno no la quiere como un papá, más bien la adoptó para estársela cogiendo.
- ¿Cogiendo?—mi boca había caído al suelo de nuevo.
- Si bobo, a él le encantan las niñas, pero no creas que la trata mal, la niña es muy feliz, de hecho he platicado mucho con ella y dice que vive el mejor momento de su vida, creo que sus papás biológicos no la trataban bien.
- ¿y tu papá a tus hijas también…?—dije preguntando si atreverme a mencionar la palabra coger.
- Sí, claro, también se las coge, le encantan sus hijas nietas, les mete la verga desde que ellas pudieron ser penetradas.
Mi mirada era de asombro, ella me contaba su vida incestuosa con una confianza como si nos conociéramos de toda la vida, en eso estaba atónico escuchándola, cuando alguien tocó la puerta, Cindy fue a abrir y Andrea entró, venía toda despeinada, su falda movida y toda roja de su carita angelical.
- ¿Cómo te fue mi amor?
- Bien mami, me dejo mucha leche en la boca, andaba muy cargado de los huevos, se le volvió a poner dura la verga apenas terminó, así que fue doble paga, ya teníamos rato sin venir—rio pícaramente.
- Sí, me imagino podre hombre, oye, ¿pero no vinieron con tu padre hace poco?
- Sí, pero ese día no se la mamamos, entramos directo a la habitación con sus nuevos amigos.
- Ha con razón
Ellas hablaban como si yo no estuviera ahí, la naturalidad con la que decían mamar, huevos, verga y esas cosas sexuales, hacían que me sintiera como un vejestorio anticuado, ellas callaron y voltearon a verme
- ¿Y bien?—dijo Marie poniendo su mano en la cintura en forma de reto— ¿cómo piensas compensarnos?
Glup, tragué saliva, no era un experto cogedor, básicamente todo era fantasía en mí vida, ahora tenía a tres hembras calientes, con la mente muy abierta y me sentía cohibido, pues supongo que ellas ya habían probado de todo con hombres mucho mejores para el sexo que yo, creo que en ese momento entré en pánico y sentí como mi verga se escondió asustada dentro de mi abdomen.
- ¿Cómo quieren que las compense?—dijo con mi boca seca—haré lo que ustedes quieran.
- Jajaja– Marie se rio—siéntate en ese sillón
Me senté obedientemente y la madre sacó su celular y puso música, era música sensual, dejó el teléfono en una mesita y las niñas se abrazaron y comenzaron a mover sensualmente mientras se besaban.
- Estás muy nervioso, ¿es tu primera vez?
- Si—dije con voz de colegial asustado.
Las niñas bailaban para mí y eran expertas bailadoras, mi pene seguía escondido, para cuando acorde Marie estaba a mi lado y se sentó a horcajadas en mí, movió su cadera rozando su raja en mi pene pos encima del pantalón, sintió mi aguada y asustada verga, sonrió coqueta y noté que traía algo en mano derecha, era una píldora, esas azules que levantan muertos, la metió a mi boca y me besó, la pastilla se fue a mi estómago por mi garganta durante la lucha de nuestras lenguas, ella se separó de mí.
- Es por si acaso, estás muy nervioso y queremos que goces tanto como nosotras–Dijo sonriendo
Me sentí aliviado, sabía que la pastilla haría su trabajo y ya no me preocuparía de eso, me relajé y mire a las niñas que abrazadas se besaban y acariciaban, la escena era muy intensa.
Sentí una mano en mi entrepierna, miré y vi a Marie que me acariciaba mientras yo veía a sus hijas.
- ¿Qué se te antoja hacerles?—preguntó mientras acariciaba mi entrepierna que empezaba a responder
- Quiero cogérmelas.
- ¿Despacito? ¿O fuerte?— Su voz era sensual al preguntar eso y al decirlo apretó mi verga ya estaba llenándose de sangre.
- Fuerte… aaahhh—no pude evitar gemir de excitación.
- ¿Qué tan fuerte?
- Mucho… aaahhh.
- ¿Se las meterías por el culo?—dijo mientras abría mi bragueta.
- Si—mi voz apenas Salió de mi boca.
- ¿Y si les doliera?— su voz seguía siendo sensual y ya acariciaba mi pene de forma directa mientras hablaba
- No me detendría
- ¿Aunque lloraran de dolor?—su mano ya se movía de arriba abajo a lo largo de erecto pene
- Aunque lloraran me las seguiría jodiendo por sus culos
No me reconocía a mí mismo, yo no era mal hablado y mucho menos mal intencionado, pero ella hacía las preguntas de una forma que no podía detenerme, su mano se movía cada vez más rápido haciendo volar mi mente y alejando la cordura de mí.
- Pero ellas son solo una niñas de 9 y 10 años, tu verga es grande, seguro que las lastimarías—detuvo su mano, pero acarició mi verga admirándola, la olió y después regresó a la masturbación—seguro que las harías llorar, las desgarrarías pues son pequeñas—me miró y apretó sus dientes de forma agresiva al mismo tiempo que aumentó la velocidad de su mano– ¿Aun así no te detendrías?
- No, nunca
Mi voz era ronca, ella preguntaba con voz sensual, me masturbaba como una maestra y yo no perdía de vista a las niñas que ignoraban nuestra conversación a pesar de que la escuchaban y seguían bailando, solo que cada vez con menos ropa.
- Jamás me detendría—dije mirándolas con perversión– al contrario, les daría más duro hasta que se tragaran toda mi leche por su recto de mierda… aaahhh
Gemí sin poder evitarlo, pues Marie había metido mi verga a su boca y me mamaba como si quisiera sacar los huevos por mi pene al mismo tiempo que me masturbaba, fue un momento de excitación increíble, de estar nerviosos y casi acobardado, ahora me estaba convirtiendo en un verdugo
- Aaahhh Marie, eres una diosa.
Dije con un hilo de voz cuando ella sacó mi verga de su boca, fue hermosa esa imagen, pues un puente de baba se colgó de su boca hacia la punta de mi verga, esto solo lo había visto en películas porno que ni me gustaban, pero ahora que vivía la experiencia en carne propia me enloquecía.
- Espero que lo cumplas—dijo absorbiendo la baba parando sus labios, casi eyaculo al ver eso—por esta tarde somos tuyas y no quiero que te detengas por más que gritemos.
Las niñas dejaron de bailar y se voltearon hacia mí, se acercaron cada una por un lado mío, mis manos fueron a sus nalgas desnudas, me besaron, primero Andrea y después Cindy, mi lengua probó de nuevo esas lengüitas de infarto, me separé un poco de ellas y voltee a ver a la madre que se había puesto de pie y nos miraba
- Niñas ¿les gustaría que su madre bailara para nosotros?
Jamás ese día por la mañana que me levanté hubiera imaginado decir eso, bueno creo que ningún día de mi maldita vida habría creído poder decir eso y más que las posibilidades de que ocurriera.
Las dos asintieron mirando a su madre, que sonrió resignada, se paró frente a nosotros y su cuerpo de mujer adulta joven se movió, mi verga brincaba viendo como ella se iba despojando de su ropa al compás de la sensual música, las dos niñas me quitaron mi pantalón.
- Mámamela—dije a Andrea que obediente se agachó.
Tomé a Cindy y le metí mi lengua en boca al mismo tiempo que mi dedo se perdió en su rajita infantil, sentí mi dedo deslizarse, era yogurt tibio, yogurt sólo para dioses.
Cuando sentí que mi dedo estaba lo suficiente mojado, se lo saqué y lo coloque sobre su culo, pensé que ella pondría resistencia, pero al contrario se inclinó y con el movimiento sus nalgas se separaron, mi dedo medio entró sin mucha resistencia, voltee a ver a Marie y mi boca se abrió cuando la vi desnuda, su cuerpo asemejaba a los que se ven en las revistas para caballeros, tenía una curvas perfectas, ni una sola estría en su abdomen, sus nalgas y tetas eran firmes, a pesar de haber amamantado a dos hijas, a su papá y a quien sabe cuánto afortunado más.
Sentía a Andrea que mamaba como una experta, me masturbaba cuando la sacaba de su boca, le escupía para que su mano estuviera lubricada al masturbarme, regresaba a chuparme, movía su cabeza de arriba a abajo, su manita acariciaba mis huevos y se metía a acariciarme mi periné, yo brincaba con la sensación electrizante que ella me provocaba.
Marie se acercó a mí, sus tetas de movían de un lado a otro al caminar, me miraba con lujuria, podía ver sus pupilas dilatadas, hizo al raro para mí, pues tomó del cabello a Andrea que me seguía mamando y la jaló fuerte separándola de mí, Andrea cayó al suelo, pero solo sonrió, al parecer eso le gustaba.
- Quiero tu verga dentro de mí—dijo Marie con voz ronca
Se sentó a horcajadas en mí, palpe sus firmes muslo, lucían como si hiciera mucho ejercicio, ella misma tomó mi verga y la guio a su raja, estaba tan mojada que no se ocupó más que un solo sentón y mis huevos chocaron con su culo, ella gimió fuerte y arqueó su cabeza hacia atrás cuando mi verga chocó con su cérvix, regresó su rostro a mí y me besó, creo que era la primera vez que la besaba, no recordaba haberlo hecho antes, fue extraño, pues primero le metí la verga y después la besé, creo que el orden de las cosas debió ser al revés.
- Si, que rica verga tienes—dijo moviendo sus caderas de adelante hacia atrás, lo hacía con ritmo—tienes muy bien tamaño de verga, creo que si harás gritar a mis hijas… aaahhh
La sujeté con ambas manos de sus caderas y la guie en el ritmo que yo quería, mi verga dura como roca se deslizaba dentro y fuera de ella, podía sentir como su vagina se encharcaba cada vez más, estaba muy excitada y eso hizo que yo también me excitara mucho, levante mi mano derecha y la estampe en su nalga izquierda, ella abrió los ojos y frunció el entrecejo al mismo tiempo que gritó.
- Aaahhh
Mi mano repitió la acción y ella arqueó su cabeza hacia atrás cuando sintió el estampido de mi mano sobre su nalga, su vagina chorreo su orgasmo sintiendo mis repetidas nalgadas que le daba, no me reconocía, yo no era así, pero en ese momento algo me pasó.
- Aaahhh si, así… mas— pidió la madre de las niñas.
Marie gritaba mientras yo castigaba sus nalgas, las niñas miraban tocando sus rajitas, se masturbaban viendo como su mamá cabalgaba en su orgasmo interminable.
La tomé de las piernas y me levanté con ella ensartada en mi verga hasta los huevos, era muy liviana, no tuve ningún problema en levantarla, mientras caminaba a la cama ella se movía como loca, se sujetaba de mis hombros y su pierna enroscada en mi muslo izquierdo hacían palanca para que sus caderas tuvieran libertad de movimiento.
- Aaahhh
Gimió cuando me dejé caer sobre ella en la cama, sujeta sus piernas de sus corvas y la doble levantando su culo, mi verga inicio un mete y saca bestial, ella gritaba a garganta abierta, en ocasiones ponía los ojos en blanco y liberaba baba de su boca.
- Si, así… aaahhh
Tuvo un orgasmo muy intenso, sentí como clavo sus uñas en mi espalda, seguramente me dejaría marcas, me detuve un poco pues no quería eyacular, aún faltaban tres culos por profanar.
Voltee a ver a las niñas que serias veían como su madre tuvo orgasmos múltiples, estaban desnudas, ni cuenta me di en qué momento se despojaron de sus ropas, tomé a Andrea, era la mayor, a ellas les gustaba respetar las jerarquías.
Acerqué a Andrea a mi rostro y la bese, ella correspondió cerrando sus ojitos y abriendo su boquita para mí, mi manos no se quedaron quietas y bajaron a sus tiernas nalguitas, ella abrió las piernas para facilitar que mi mano tocara su rajita, la dedié un poco y después puse mi dedo medio en su culito, este entró fácilmente, demasiado fácil para una niña de esa edad.
- Aaahhh
Gimió en mi boca cuando sintió mi dedo penetrarla, se sujetó de mis brazos para abrir más sus piernitas e inclinarse un poco, mi dedo entraba y salía con mucha facilidad.
Empínate en la cama— ordené serio.
Andrea dócilmente se acomodó en la cama, la niña mientras lo hacía volteaba a verme, su mirada era de excitación, sentí como a ellas les gustaban esos juegos, el de ser “dominadas”.
La niña mayor sabiendo lo que vendría escupió saliva en su mano y la llevó a su culo, embarró y metió dos dedos, yo me masturbaba mientras lo hacía, estaba excitado, pero aun así me sorprendía lo hábil que era para lubricarse y preparase solita para ser sodomizada, imaginé cuantas veces su papá o algún otro tipo se lo hicieron.
- Ya jódetela— ordenó Marie viendo que no me acercaba a su hija.
No era miedo lo que me detenía, era la escena de Andrea dedeándose solita para ser cogida por un hombre maduro, que le iba a inyectar su verga en su recto infantil.
- Espera, yo sabré cuando joderme a tu hija
Marie abrió la boca, se veía excitada con lo que le dije, mi voz fue enérgica, no mal intencionada solo enérgica, se levantó y me mamó la verga mientras yo miraba a la pequeña Andrea, sentí como la lengua de la madre rodeo mi verga haciéndome ver el cielo de nuevo, jalé su cabello y la aparte de mí.
Me paré frente a Andrea y la voltee dejándola en cuatro, escupí su culo y con un dedo lo embarré, tomé mi verga que estaba dura como roca, puse mi glande en la entrada, Andrea me veía y cuando empujé forzando su esfínter volteo al frente y gimió con intensidad.
- Aaahhh
Gimió elevando su cabeza cuando saqué un poco mi verga, pero solo para regresarla hasta meter la mitad.
- Aaahhh
La tomé con ambas manos de las caderas y la saqué otro poco, pero ahora la regresé hasta que mis huevos golpearon su rajita infantil.
- Aaahhh, eres enorme—alcanzó a gemir Andreita agachando su cabeza que se mecía al ritmo de mis estocadas.
Tomé ritmo y mis caderas se fueron de adelanta a atrás, una y otra vez, la niña se meneaba, agitaba su cabeza, gemía con intensidad, gritaba de dolor cuando se la metía fuerte, mi mente volaba y cada vez enloquecía más.
- Si, dale—dijo la madre hincada a un lado mientras se masturbaba con dos dedos.
Voltee a buscar a Cindy que hacía lo mismo, las dos movía su manita rápidamente, yo intentaba asemejar la velocidad con mis caderas, en ocasiones lo lograba, pero me cansaba y bajaba la intensidad, di un último empujón con mi verga en el culo infantil de Andrea, lo hice tan fuerte que la niña cayó acostada boca abajo en la cama, su culo súper dilatado se quedó abierto un momento dando un espectáculo de sus carúnculas rectales.
- Mira como le dejaste el culo a mi hija—dijo Marie agachándose para meterle la lengua.
Pude ver como el esfínter se fue cerrando aprisionando la lengua materna, increíblemente atrapó la mitad de la lengua de Marie, la madre le lamió el culo hasta que se cerró, volteo a verme, su mirada era de excitación, podía ver sus pupilas totalmente dilatadas.
- ¿Sabes?—dijo arrastrando la voz—hoy en la mañana Cindy se portó mal, no quiso comer sus verduras, necesita disciplina—se acercó a mí y lamió mi mejilla– ayúdame a educarla.
- ¿Qué?
- Necesito que me ayudes a corregirla, fue niña mala.
Miré a Cindy que con su boquita abierta me miraba seria y expectante, entendí lo que la mamá quería que le hiciera, estaba excitado y eso me dio valor, la jale al sillón más cercano y la acosté boca abajo sobre mis piernas
- ¿Así que no le hiciste caso a tu madre he?
- No— contesto la niña mirando al frente
- ¿Sabes que eso es muy malo y que tendré que castigarte verdad?
- Si
- Te castigaré para que sepas que debes obedecer a tu madre ¿Oíste?
- Si— dijo con un susurro de voz
Acaricie su nalga y la apreté, sentí como la niña se estremeció al sentir mi fuerza, levanté mi mano y la deje caer sobre su nalga, la niña gritó.
- Aaayyy
Su grito lejos de asustarme me excitó más, volvía levantar mi mano y la deje hacer nuevamente, ella gritó de nuevo, esto se repitió por un buen rato, veía sus nalguitas todas rojas, el contraste con su piel blanca hacía más evidente el castigo que había recibido.
- ¿Entiendes que debes ser niña buena?—Cindy no contestó con su boca, solo asintió con la cabeza—si eres niña buena serás recompensada—metí mi dedo medio en su rajita—pero si eres niña mala recibirás castigo
¡Plaf!
Levanté mi mano y le estampe una nalgada, lo hice con mucha fuerza, creo que ella no lo esperaba pues gritó en serio.
- Ay
- ¿Entendiste?— le grité, la niña asintió con su cabeza—entonces dime ¿qué quieres ser? Niña buena
Le metí mi dedo en su rajita y la masturbé un rato, pude sentir lo mojada que estaba su raja.
- ¿O quieres ser niña mala?
Levanté mi mano y la dejé caer con fuerza sobre su nalga ya toda roja
- Ay… Aaahhh
La cargué y la llevé a la cama, la acosté boca abajo y le metí mi pene en su tierna rajita, mi verga entró sin problemas, bombeé de moderado a fuerte.
- Si eres niña buena serás recompensada, ¿Lo entiendes?—le dije moviendo mis caderas obscenamente metiendo y sacándole mi verga.
- Si—dijo con un hilo de voz— aaahhh
- ¿Quieres ser niña buena?
- Si… aaahhh
- Pero hoy fuiste mala y te tengo que seguir castigando, ¿oíste?—le dije estirando bruscamente su cabella haciendo doblar su cuello, ella abrió su boca de dolor.
- Si—contestó con voz ronca de excitación por el maltrato que le daba.
Saqué mi verga y la apunte a su culo, no la había dilatado y batallé, Marie tuvo que ayudarme, se hincó y escupió en su mano y la embarró en el culo de su hija, ella misma tomó mi verga y la penetró, sentí la gloria en el esfínter de la niña.
- Aaahhh—la niña gimió
Mis caderas se movieron, no me importaron los quejidos que la niña dio, ni los gritos iniciales de dolor.
- Debes recibir castigo… aaahhh—dije moviendo mis caderas
- Si… aaahhh
La jalé dejándola en cuatro y levanté mi mano, está cayó sobre la nalguita de Cindy
- Aaahhh… aaahhh… aaahhh
La niña fue un gemido tras otro, yo me movía como loco, escuchaba los gritos de ella y más me prendía, la nalgueaba cuando sentía que ella solo gemía, me elevaba en serio cuando la hacía gritar.
- Debes ser obediente ¿oíste?—le dije apretando mis dientes mientras la nalgueaba
- Si… ay
- Si tu mami te da verduras debes comerlas ¿oíste?
- Si
- Si te da un pepino y te dice que lo metas a tu boca, lo metes, ¿oíste?
- Si… aaahhh—Cindy abría su boquita y cerraba sus ojitos.
- Si te dice que te lo metas a tu raja, lo metes, ¿oíste?
- Si… si… ay—gritó al sentir mi mano nalguearla y después gimió— aaahhh… aaahhh
- Y si te dice que to metas en el culo ¿Qué harás?—pregunté yo apretando mis dientes fúrico sin dejar de bombearla.
- Met… aaahhh… metérmelo… en el culo… ay—gritó con una fuerte nalgada mía— aaahhh… aaahhh
Aceleré sodomizándola con fuerza y caí sobre ella dejándola acostada y mis caderas actuaron por si solas, sentí demasiado placer, se la saqué y la deje toda maltrecha boca abajo en la cama, su mamá repitió la acción la lengüeteó hasta que se le cerró el culo.
Marie se acercó a mí, yo jadeando recuperaba el aire, me besó metiendo su lengua, sentí el sabor del culo de su hija, yo seguía excitado.
- Sí que eres tosco con mis pobre niñas—dijo besándome y limpiando el sudor de mi frente– mira como me las dejaste a las pobres, creo que tendré que ponerles…
No la deje terminar sus palabras, la acosté boca arriba de mí, era delgada y liviana no tuve problemas para hacerlo, tomé mi verga la apunte a su culo y lo forcé, sentí como ella se relajó intentando facilitar la penetración, mi verga dura se perdió dentro de su esfínter, ella tomó mis manos que la sujetaban de la cadera para penetrarla
- Aaahhh… eres un maldito—dijo arqueando su cabeza hacia atrás, apretando sus ojos por el dolor de ser salvajemente enculada—pero… que rico… aaahhh
Gimió mientras yo me movía sacando y metiendo mi verga, imaginé cuantas vergas habían profanado ese culo, entre ellas la de su padre, eso me excitó y la sodomice fuertemente, mi mano se fue a su raja de mujer y la masturbe al mismo tiempo que la penetraba profunda y rápidamente.
- Si, mueve tu mano así… aaahhh
La puse de lado y levanté su pierna mientras la seguía penetrando, me movía como desquiciado, mi mano también, sentí el inminente orgasmo y se la saqué, me hinqué cerca de su cara y me masturbe, nunca en mi vida imaginé como se vería una eyaculación mía en la cara de alguien, ese día lo averigüé
- Si, dámelo en la cara, chorrea mi cara—dijo Marie acariciando mi frenillo con su lengua
- Si, ahí va toda mi leche… puta… aaahhh
Eyaculé mi semen acumulado de varias horas de estar cogiendo, yo mismo me sorprendí, lo había visto en películas pornográficas, pero pensé que solo pasaba eso en esas películas, siempre pensé que mi eyaculación sería muy escasa y vergonzosa, me equivoqué, mi semen prácticamente le hizo una mascarilla blanca a Marie, que sonriente cerraba los ojos cuando sentía los lechazos cerca de sus ojos y los abría para mirar mi eyaculación en el resto de su hermosa cara y no dejaba de sonreir.
- Aaahhh
Gemí cuando sentí como ella chupó las últimas gotas de mi verga, sus hijas se acercaron a ella y con sus lengüitas le limpiaron la leche que le deje.
Me levanté pero solo para caer exhausto en el sillón, sentí como temblaron mis piernas, pensé cuanto tiempo tardaría para recuperarme, Marie y sus hijas se levantaron y al mismo tiempo se hincaron alternándose para chupar mis huevos y pene, me sentí en la gloria, mi celular estaba cerca, antes de que ellas se dieran cuenta lo tomé y puse la cámara, el click de la foto las hizo voltear a verme, yo les sonreí y ellas me correspondieron
- Hay que bañarnos– dijo la madre levantándose, también tambaleante.
Las niñas, con mucho más energía que la madre y que la mía, me tomaron de la mano y me llevaron a la ducha, eso fue otro mar de placer, las niñas me enjabonaron, me lavaron con mucho cuidado, lo hacían de forma muy sensual, fue tanto el estímulo que desarrolle otra erección, no se desaprovechó, me jodí a las dos niñas por un buen rato, la madre al no ver que salíamos fue a vernos y sonrió cuando me vio que tenía empinada a Andrea y me la cogía con fuerza por su culito.
- Vaya, vaya… ¿así que recuperamos fuerza eh?
Sonrió y entró, prácticamente quitó a Andrea y se puso ella donde su hija estaba, mi verga regresó a su recto y me moví fuerte como a ella le gustaba, tuvo su orgasmo mientras la masturbaba, sentí la eyaculación se la saqué y las hinqué a las tres frente a mí, ellas sonriendo de felicidad lo hicieron.
Me masturbé frente a ellas y eyaculé otra cantidad similar a la que ya había soltado, la esparcí a las tres por igual, al menos eso intenté, cuando terminé las miré como entre ellas se besaron y compartieron la leche, sentí mi próstata hinchada y mi vejiga llena, se me ocurrió vaciarla, iba a salir cuando pasó por mi mente algo.
Marie y sus hijas a ojos cerrados se besaban y compartían lecha cuando sintieron el chorro caliente, abrieron los ojos las tres al mismo tiempo, Andrea sonrió emocionada y se puso frente al chorro, su madre la quitó y abrió la boca tomándolo, jale mi verga y apunté a Cindy que contenta hizo lo mismo, oriné en la tres hasta que ya no salió más líquido amarillo.
- Eres un puerco, un hombre asqueroso por orinarnos– dijo Andrea toda seria antes de meterse mi verga y chupar las últimas gotas de orina, para después chuparse los dedos, antes de terminar volteo a verme—que asco me das.
Salimos de la ducha y nos comenzamos a vestir, el primero en terminar de vestir fui yo, con la ropa puesta me senté ene sillón y vi como las tres se vistieron, vi como sus cuerpecitos se fueron cubriendo con ropa, el ver a Marie ir cubriendo sus hermosas curvas me excitó, la pastilla azul hacía su función, me levanté y ante el desconcierto de las tres tomé a la madre y la acosté boca arriba en la cama, desplacé la pantaleta y metí mi verga.
- Aaahhh, que rico—fue lo que alcanzó a decir la madre—otra vez me coges
- Sí, me excitas demasiado, solo te diré algo—dije mientras guiaba mi mano a su culo y le metía un dedo al mismo tiempo que mi verga entraba y salía de su raja como pistón—tu padre es un tonto por no querer estar contigo todos los días
- ¿tú me lo harías?—preguntó con voz excitada
- Sí, todos los días te cogería por cuanto agujero se podría, después las hincaría a las tres y les aventaría mi leche en sus cara para que la saborearan después
- Aaahhh—gimió excitada al escucharme.
Me moví profundo dentro de ella, sentí como se fue encharcando su raja, levantó las piernas favoreciendo mis movimientos, me besaba metiendo su lengua, yo le correspondía, mis caderas tenían una energía desconocida para mí, las niñas se sentaron en el sillón a vernos, por alguna razón ellas sabían que era algo entre su madre y yo, esta vez solo seríamos dos.
Sentí mi eyaculación, ya no quise sacarla, con mis pliegues de los codos sujete sus piernas de las corvas haciéndola levantar su cadera, empujé fuerte mi verga y sentí como doble su cérvix y deposite todo mi semen dentro de ella, mientras lo hice la besé con mucha pasión y ella tuvo un orgasmo al sentir mi leche dentro de ella, terminé y me quedé dentro un rato más.
- Que rico me hiciste sentir—dijo Marie besándome, abría su boca al sentir como yo desplazaba mi verga lentamente dentro y fuera de ella, ambos lo saboreábamos—creo que me tendré que bañar otra vez
- No
- ¿No?—preguntó con cara divertida.
- No, quiero que así llegues a tu casa y te bañes hasta que ya te vayas a dormir
- ¿Por qué?—pregunto con cara aún más divertida
- Quiero que tengas mi leche dentro todo lo que se pueda
- Bueno, si eso quieres—me besó y se acercó a mi oído—me bañaré hasta mañana, hoy meteré mis dedos cada que me acuerde de ti, y probaré tu deliciosa leche.
- Aaahhh—gemí al escuchar las cachondas palabras de Marie
- Cuando te vi no imaginé que fueras tan buen amante, de haber sabido entro al baño contigo—dijo jalando mis nalgas hacia ella para sentir mi verga que perdía dureza.
Me quité de ella y tomé a Cindy de la cabeza y sin preguntar se la metí a la boca, ella contenta me mamó hasta dejarme limpio, Marie con una sonrisa vio como tomé el cabello de su hija con mis manos, le hice un chongo y la sujeté con una mano de este para guiarla como me limpiara la verga.
Una vez terminada la felación de higiene, guardé mi verga y aún con Cindy hincada me cerré la bragueta frente a ella, las tres arreglaron su ropa y antes de salir las tres me besaron.
- Fue muy rico tío Charlie—dijo Andrea poniéndose de puntitas para besarme
- ¿No dijiste que era un asqueroso por orinarte?—dije burlonamente.
- Si, lo eres—dijo sonriendo coqueta y pasó su lengüita por encima de mi labios
- ¿A ti te gustó primor?—pregunté a Cindy jalándola para besarla
- Si fue muy rico, no imaginábamos que fueras tan buen amante, fue muy rico—dijo metiendo su lengua a mi boca
- No, lo rico fue para mí de verdad
Tomé a Marie la acerqué a mí y la besé, ella coquetamente enrolló sus brazos alrededor de mi cuello y cerró sus hermosos ojos.
- ¿Las volveré a ver?—le pregunté a Marie.
- Tal vez—dijo ella coqueta.
- ¿Puedo tener tu número telefónico y hablarte después?
- No, eso no lo puedo hacer, mejor tú dame el tuyo y yo te hablo.
- ¿Prometido?
- Haré todo lo posible porque sí. Por cierto, cuidado con la foto que tomaste.
- ¿Crees que haré mal uso de ella?
- No creo—contestó tranquila– pero alguien te la puede ver y te puedes meter en problemas, ¿me entiendes?
- Si, seré prudente, pero no la borraré, es el mejor recuerdo que tengo de mi vida y no permitiré que se vaya
Salimos los cuatro de la habitación y cada cual se subió a su auto, me dirigí a mi rumbo y en cierta parte del recorrido las perdí de vista, si hubiera sabido que nunca más las iba a volver a ver, las habría seguido con discreción y saber donde vivían, pero el caso es ese, nunca más las volvía a ver.
Muchas veces regresé solo a la tienda de donas, esperé por horas enteras y jamás las volví a ver, el chico que atendía un día mientras le pagaba, después de una larga estancia, me preguntó
- ¿Las sigue buscando?
Me desconcerté por la pregunta, al principio me asusté, pero después supe que sabía de quien hablaba.
- Si, ya nunca las he vuelto a ver
- Venían seguido, se ligaban a un tipo, a veces a dos y se iban a pasear con ellos, no ha vuelto si esa es su pregunta, desde hace meses que ya no regresan, nunca habían tenido una ausencia tan larga, si me pregunta creo que ya se mudaron de ciudad.
- ¿Tú alguna vez…?—le pregunté sin terminar la pregunta el chico entendió.
- No, bueno solo Marie, que a veces me hacía un oral para prestarle el baño y dejar que sus hijas se metieran ahí con alguien.
- Entiendo, ¿te puedo pedir un favor?
- Claro
- Esta es mi tarjeta, si ellas regresan por favor háblame, te pagaré bien.
- Claro, por supuesto—contestó el chico mirando la tarjeta por delante y por detrás
Salí de la tienda y nunca regresé ni el chico me llamó, creo que eso era todo, ellas se habían mudado de ciudad, eso esperaba que fuera lo que había ocurrido, por mi mente pasaban cosas horribles como de que se toparan con las personas equivocadas y o con algún psicópata, sacudía mi cabeza espantando la idea, prefería pensar que eran felices en alguna otra ciudad.
Un día platicaba con mi esposa, la plática era muy amena, reíamos de todo, ya tres botellas de merlot habían sido vaciadas, no sé cómo ni porque la plática se situó a nuestras fantasías sexuales, cuando ella me preguntó sobre mis fantasías yo solo sonreí y le dije que ya no tenía.
Habíamos pactado no molestarnos con las respuestas antes de empezar a hablar, no me molestó que ella me dijera que fantaseaba con su maestro de gimnasia, pero ella al escuchar que yo ya no tenía no se quedó conforme.
- A ver, a ver—dijo arqueando su ceja divertida– ¿Cómo que ya no tienes fantasías? ¿O sea Qué ya las cumpliste?
- Acordamos no molestarnos con las respuestas ¿verdad?—dije yo midiendo mis palabras.
- Sí, eso acordamos, así que contesta ¿Ya las realizaste?—no la noté enojada, estaba más intrigada con el tema.
- Te amo tú lo sabes, fue algo que pasó, no lo planee, pero pasó—creo que el alcohol me dio valor para decirlo
- Prometo no molestarme con lo que me cuentes, así que dime que pasó
Le conté mi aventura en la tienda de donas, ella creo que también estaba bajo la influencia del alcohol, se reía, me miraba con desconfianza, a veces se reía como no creyéndolo, yo le conté todo a detalle, no obvie nada, hasta la micción le conté, ella se carcajeó al final.
- Jajaja, mi amor te amo, pero lo que acabas de contar nunca pasó, creo que lo soñaste con tanta realidad que crees que de verdad pasó
- ¿No me crees?—dije pensando que si me había creído
- Mi amor, por favor, ¿de verdad crees que esas cosas pasan?
- A mí me pasó—dije yo serio tratando de que me creyera.
- Bueno corazón, si pasó en tu cabecita a lo mejor para ti si pasó.
- Y si tuviera una prueba—dije yo envalentonado
- ¿Prueba? ¿La tienes?—dijo poniéndose seria de nuevo, mas intrigada que enojada
- Si la tengo, pensé que nadie más que yo la miraría, pero ahora te la muestro.
Tomé mi celular y desbloquee una carpeta que tenía con contraseña, la foto que tomé apareció, la miré antes de mostrársela a mi esposa, se veían las tres manchadas de semen, su mirada no era de pose, pues la sorprendí descuidadas, su expresión era en cierta forma de asombro; por un momento titubeé, eso podría significar hasta el divorcio, pero ya estábamos muy metidos en eso y no desistiría.
- Aquí esta
Ella tomó el celular y abrió sus ojos como platos, de verdad que se sorprendió, ella me conocía a la perfección, distinguió perfectamente mi lunar cerca del pubis, esa era prueba irrefutable de la veracidad de la foto, volteo a verme sorprendida en serio.
- ¡Si eres tú!
Abrió su boca tapándola con su mano de sorpresa, se recargó en el sillón y acercó el celular, amplió la foto, miró a detalle los rostros de las niñas, el rostro e Marie, como les escurría la leche, yo estaba expectante, no sabía que seguiría.
Puso el celular en la mesita de centro y se levantó mirándome
- De verdad eras tú, ¡lo hiciste! ¡Maldito bastando! Cumpliste tu fantasía antes que yo
Pensé que ya había fastidiado mi matrimonio, solo por querer demostrar que si era verdad, mire a mi esposa que levantó su falda frente a mí, bajo su pantaleta, como nunca antes escupió en su mano y se masturbó un rato frente a mí, eso me excitó, mi pene reaccionó, lo saqué por reflejo, ella al verlo completamente erecto se sentó a horcajadas sobre mí
- Aaahhh
- Aaahhh
Los dos gemimos al mismo tiempo, ella como nunca se movió de arriba a abajo, de adelante a atrás, hasta círculos hizo sobre mi verga ensartada hasta los huevos
- Eres un bastado, lo hiciste… Aaahhh—su mano rodeaba mi cuello, apretaba sus dientes y fruncía el entrecejo—lo cumpliste…aaahhh que mojada estoy… aaahhh
La sujete de sus caderas y la moví como loco, ella arqueó su cabeza y dejo hacer por mí, mis huevo querían explotar y la apreté contra mí moviéndome como desquiciado.
- Aaahhh
- Aaahhh
Volvimos a gemir nuestro orgasmo simultáneo, ella se quedó quieta, pude sentir como mi leche salía por un costado de mi verga, estaba impregnada de sus jugos vaginales
- No recuerdo haberme venido así desde hace mucho—dijo ella tomándome con ambas manos de la cabeza y dándome un beso
- ¿De verdad? ¿Y no estás enojada?—dije yo regresando a la cordura.
- Prometí no enojarme y como no podía enojarme decidí hacerlo sexual.
Se desacopló de mí y se sentó en la silla, tomó de nuevo mi celular y lo desbloqueó, ella sabía mi patrón de desbloqueo, volvió a ver la foto y sonrió divertida
- De verdad lo hiciste, eres un cabrón… sonrió y me aventó el celular, se sirvió otra copa de vino
- Bueno ¿y cuando emparejaremos las tablas?—dijo ella mirándome, mientras bebía de su copa
- ¿de qué hablas?—pregunté más que intrigado
- De eso, de emparejar las tablas, tú lo hiciste y yo no lo he hecho—arqueó su ceja mirándome dando otro sorbo de vino
- Entiendo y no tengo porque objetar, ¿Cómo quieres que sea?—pregunte resignado, ella tenía razón, debíamos emparejar la situación
- ¿recuerdas al vecino del 6° piso?
- Si
El vecino del 6° piso era un hombre de 40 o 43 años era bien parecido y tenía buen cuerpo, estaba casado y ahí vivía con su esposa y sus dos hijos
- ¿Quieres ligártelo a él?—pregunté tranquilo
- No, a él no, a su hijo mayor—contestó, mirando el interior de su copa, con una paz irreconocible para mí
- ¿su hijo?—contesté con la boca abierta—pero sólo tiene 13 años
- Así es, no te conté mi verdadera fantasía, pues esa es.
Me le quedé mirando sorprendido, ahora veía a la verdadera esposa que siempre tuve, igual de depravada y pervertida que yo, sonreí al final.
- De acuerdo, pero solo una condición
- ¿Cuál?—me sonrió divertida
- Quiero verte mientras lo hagas, me esconderé o algo así
- De acuerdo—contestó al instante.
- Ya que andamos de fantasías, tengo que decirte que en una ocasión Fátima se sentó en mis piernas y me dio un beso, me excité mucho ese día
- ¿Faty mi sobrina? ¿La hija de mi hermana menor?
- Si, ella. ¿tú crees que yo algún día pueda…?—no me atreví a terminar la frase, pero ella lo entendió perfectamente
- Mi hermana me dice que somos los tíos favoritos de Faty, a cada rato la niña quiere quedarse a pasar un fin de semana con nosotros, nunca le he dicho que sí, pues pensé que era un fastidio para ti, pero ahora que me lo dices, pues…
- ¿Qué?—pregunté yo muy emocionado.
- La niña es una dulzura y muy ingenua, yo creo que si podrías…– tampoco terminó la frase, pero yo lo entendí a la perfección—solo algo, yo también quiero mirar eso ¿de acuerdo?
- Sabes—dije acercándome a besarla, ella abrió sus piernas para que me hincara entre ellas—creo que este es el comienzo de una nueva vida entre tú y yo
Nos besamos con pasión, sabía que las cosas ya no serían las mismas, la casualidad me llevó a la tienda de donas ese día, la casualidad hizo que estuviera con esas tres desconocidas, ahora la casualidad nuevamente hizo que se lo revelara a mi esposa, y esto daba un giro que nos hacía sincerarnos.
Si, la vida prometía cosas muy interesantes, mientras la besaba y pensaba en eso desarrolle otra erección, ella lo sintió y sonrió acercando sus caderas al borde de la silla, abriendo su boca excitada y metiéndose mí verga de nuevo, nos movimos juntos en la cópula, fue el comienzo de nuestra nueva vida, una vida de placer…
Fin
Hermoso relato me excito de sobremanera sigue publicando relatos asi
Muy buen relato, me gusto mucho.
Muy excitante realmente una gran relato de placer y fantacia.
Excelente colega no sabia de ti hace tiempo, sigues teniendo la pluma magica saludos
freeman88, un gusto verte, pensé que ya no tendría noticias tuyas, de verdad que gusto saludarte
Me encanto fue muy excitante,
Soy un gran fan de tus relatos espero y publiques más
Ufff que delicioso too el relato, incluida la primera parte… Felicitaciones bro