Relatos cortos I: Dulce Navidad
El mejor regalo de navidad que un adolescente puede recibir de su hermana menor..
Iniciamos una serie nueva, algunos relatos cortos, una mezcla de vivencias y fantasías propias y de algunos conocidos que me han compartido.
Raúl es un adolescente de 13 años, de una familia humilde promedio de la Ciudad de México. Tiene 3 hermanos pero está historia se centra en su hermana de 10 años, Betty. Él era muy caliente, desde su despertar sexual, que fue a los 10 años, pasaba la mayor parte del tiempo pensando en sexo, cada que podía veía películas porno, revistas, y no perdía oportunidad para verle los calzones a amigas, primas, pero sobre todo, a su mamá y hermana Betty que empezaba a florecer. Se masturbaba más de 2 o 3 veces al día, pero no lograba saciar su calentura. Y una vez, en un arrebato de calentura le propuso a Betty jugar un juego…
Esto que cuento ocurrió en los 90’s, estaban de moda las novelas como Marimar, y eventualmente pasaban escenas de parejas haciendo el amor aunque no se veía explícitamente. Raúl le propuso a Betty jugar a «hacer el amor» como en las novelas. Ella aceptó más por curiosidad que por otra cosa. Se acostaron, el se subió en ella y se empezó a frotar tocándola como desperado, queriéndole bajar la ropa, Betty asustada dijo que no, que no quería jugar a eso, después de un rato intentar convencerla llegaron a un trato. Ella aceptaba lugar pero no quería que se quitarán la ropa, ella se iba a dejar que él jugara pero le tenía que pagar 5 pesos, y solo sería cuando ella quisiera. Ambos aceptaron. Así que cuando Raúl estaba muy caliente, le pedía que jugarán, le pagaba 5 pesos y Betty se convertía en su juguetito. Normalmente él escogía momentos en los que ella traía falda para poder acariciar sus piernas y poder meter la mano por debajo de la falda, se acostaban de cucharita y el se frotaba en ella hasta que se venía, todo con ropa. Ella no entendía mucho pero por 5 pesos se dejaba hacer.
Así pasaron los meses, aunque ese juego le quitaba momentáneamente la calentura. Raúl, él quería más, deseaba tener más de su hermanita, pero las veces que quiso bajarle su calzoncito ella se enojaba y ya no quería jugar, así que dejó de intentarlo.
Se llegó la navidad, y como todos los años, se reunieron todos en su casa, tíos y primos de otro lados de la ciudad fueron a pasar las fiestas y se quedaban algunos días ahí en su casa, que como era chica, tenían que dormir amontonados. Durante el festejo, Raúl se dio cuenta que Betty estaba tomando cidra con sus otras primas y ya andaba muy alegre y chapeada. Él se sentó a lado de ella, en una mesa que ponían sus papás para los niños. Ella traía un vestido rosa muy lindo, algo corto que dejaba sus piernitas al descubierto, el empezó a acariciarlas por debajo de la mesa, y ella no decía nada, solo se reía. Después de un rato, en un momento que estuvieron solos en la cocina, él le pregunto si podían jugar a hacer el amor, y ella dijo que sí enseguida, él estaba muy excitado, después de estar acariciando sus piernas y de ver a una de sus tías que traía una minifalda y ver cómo se le veían las piernas y se le marcaban las nalgotas, necesitaba sacar toda esa excitación. Así que cuando ella dijo que sí, él casi brinca de la felicidad. Ella dijo que como le harían, y él le dijo que ya se fueran a «dormir». Todo mundo estaba en su rollo, así que nadie notó que se fueron a «dormir», y como era muy común que varios durmieran en una cama, tampoco resultó raro que ambos se fueran a la cama de Raúl.
Él se puso un short, y ella se fue a acostar con el vestido que traía puesto, cosa que hizo muy feliz a Raúl. Se acostaron como de costumbre de cucharita, y el se empezó a frotar en sus nalguitas mientras le acariciaba sus piernas y su panochita por encima del calzoncito. Le pidió que se diera vuelta, pero ella no respondió, volvió a a hablarle y ella seguía sin responder, se había quedado dormida… Al notarlo, Raúl, decidió meter su mano por debajo de su calzoncito, y ella no respondió, eso lo prendió más, empezó a acariciar su vagina por primera vez. Después ya que vió que no despertaba, le bajó todo su calzón, le empezó a acariciar las nalguitas e incluso se bajó para darles unos besos, estaba vuelto loco, lleno de excitación. Ya sin pensarlo, se bajó el short y el calzón, puso su verga en medio de las nalguitas de Betty y empezó a frotarse mientras le acariciaba la panochita. No duró ni dos minutos cuando sintió un gran éxtasis recorrer su cuerpo y su empezó a eyacular, su pene no dejaba de tener espasmos y de lanzar leche caliente a las nalguitas y espalda de su hermanita. Después de unos momentos, cuando terminó su orgasmo, intentó limpiar un poco con su short, medio acomodó la ropa de su hermana y él también se quedó dormido.
Despertó de madrugada, vio que había varios durmiendo en su cuarto en el piso y en la cama de su hermano, y él con su hermana en su cama, recordó enseguida él placer del que había sido presa hace unas horas y volvió a excitarse enseguida. Además, Betty ahora tenía su carita frente a el, dormía profundamente y sentía su aliento cálido dándote en la cara, eso lo prendió más, empezó a besarla en la boca, primero suave pero después le metió la lengua en su boca y ella no se movía. Volvió a bajarse y meterse entre las cobijas, entre penumbras alcanzó a ver el calzoncito blanco de Betty, lo acarició, incluso frotó su nariz en el y luego se lo bajó, vio los labios vaginales de su hermanita, los estuvo besando y oliendo y cuando ya no pudo más con la excitación, subió nuevamente, se bajó el short otra vez y puso su pene en la vaginita de Betty y se empezó a frotar otra vez, igual que la vez anterior, solo fue cuestión de unos pocos segundos, no más de 3 minutos para vaciarse nuevamente, llenando esta vez las piernotas, vagina y panza de Betty. Todavía quitó un poco las cobijas para ver el cuerpo semidesnudo de su hermanita lleno de su propia leche. Una imagen que nunca olvidará!!
Después de eso volvió a dormir y ya cuando despertó ella ya estaba jugando con sus primas, y de ahí el tomó la costumbre de en algunas noches meterse en la cama de Betty mientras dormía, a tocarla, besar su intimidad y frotarse en ella hasta llenarla de leche, nunca más fue necesario volverle a pagar por jugar el juego que tenían antes.
Así fue el regalo que Raúl recibió esa navidad que fue inolvidable para él!
Rico y excitante tu relato amigo 🤤🤤🤤🍆🤤🤤🤤 cuenta como la penetras 🤤🤤🤤🤤 saludos.