Relatos cortos IV: Bendita menopausia
Un encuentro más entre mi esposa Ana y su papá, pero esta vez se invirtieron los papeles y es ella quien busca los placeres de papá..
Las últimas semanas mi esposa Ana ha estado algo cambiada, ha empezado con todo ese rollo de la premenopuacia o como se llame, y ha decidido empezar a tomar hormonas, las cuales la han alborotado y ha estado especialmente caliente. Como comenté en relatos anteriores, normalmente es sumisa, no se niega al sexo pero no es ella quien lo busca, sino que solo me complace cuando quiero tenerlo, como lo hacía con su papá. Ahora ella es la que constantemente me pide que tengamos sexo, y no solo eso, es más atrevida, ya que casi siempre lo hacemos de la manera tradicional, o solo si yo pido cambiar a alguna posición, o le pido sexo oral lo hace, pero ahora ella me pide ciertas posiciones, o que la deje mamarlo, incluso me ha pedido que veamos porno juntos y terminamos cogiendo muy rico. Así han transcurrido los últimos meses, y ahora que fueron fechas navideñas, me preguntó si me molestaría que sus papás se vinieran a quedar unos días a la casa, a lo que respondí que no, así que los convenció que pasaran unos días con nosotros, a lo que mi suegro accedió de inmediato, aunque él venía con pocas expectativas de que algo pudiera pasar, obvio estaríamos los 4 en casa y sabía que tendría poco acceso a tener momentos a solas con ella, pero no fue así…
Los primeros días todo transcurrió normal, lo que me sorprendió fue que me pidiera que cogieramos, normalmente cuando tenemos visitas no quiere porque dice que le da pena que se escuchara, pero esta vez eso pareció no importarle y tuvimos un par de noches de pasión con mis suegros en el cuarto de visitas, si escucharon o no, no lo sabré pero fue muy excitante. Después, un día yo si tuve que ir a la oficina a ver unos pendientes, así que salí muy temprano. Mi suegra fue a tocarle a Ana y le dijo que iría a caminar un rato, pues el día se veía muy bonito, le preguntó si quería ir con ella, estuvo a punto de decir que sí, pero enseguida pensó en la posibilidad que se abría a su puerta y le dijo que no, que quería seguir durmiendo, así que mi suegra se fue sola. Ana en cuanto escucho que se cerró la puerta, se asomó por la ventana, vio alejarse a su mamá y en cuanto ya no la vio, se quitó la pijama, traía unas panties normalitas, se las quitó también y fue a ponerse una tanga blanca de encaje y una playerita también blanca con la que se transparentaba sus pezones, se arregló un poco para no verse tan desaliñada y fue corriendo al cuarto de visitas, sabía que su mamá normalmente tarda una hora en sus caminatas, pero no quería perder nada de tiempo y evitar que los fuera a cachar.
Entró en el cuarto sin siquiera tocar, su papá estaba acostado viendo el celular, se sorprendió al verla entrar, y más vestidas así, apenas le iba a preguntar como estaba cuando Ana ya estaba casi sobre él, le dio un beso en la boca, él la correspondió, la abrazó fuerte, y poco a poco fue bajando las manos a las nalgas de su princesa, de manera alternada las acariciaba y apretaba, y después de unos minutos así, ella se bajó de encima , lo destapó completamente, él estaba en puro boxer, sin decir nada, ella se lo bajó dejando al descubierto su verga aún flácida. Se fue directo a ella, sabía muy bien como estimularla para que reaccionara, la estuvo mamando y masturbando hasta que poco a poco se fue poniendo dura, mientras él le acariciaba la cabeza, después se levantó, se desvistió completamente y se subió en su papá sentándose en su cara, como lo había hecho cientos de veces, él empezó a lamerle de la vagina al culo mientras ella seguía masturbándolo y después fue a seguir mamando su verga para hacer un perfecto 69. Después de unos minutos, Ana se bajó, se recostó boca arriba y haciendo un split se abrió completamente de piernas, y le dijo «imprégname de tu semen papi». Su papá enseguida se levantó, la agarró de ambas piernas para mantenerlas bien abiertas, ella guio la verga su papá a su vagina, y una vez que entró la empezó a embestir. Ella gemía mientras se acariciaba las tetas, fueron suficientes solo unos minutos para que él llegara al climax, solo alcanzó a preguntarle si los quería todos adentro, ella le decía como desesperada «si papi, lléname toda como cuando era una nenita», y el se vació dentro de ella, sintió que hasta se le doblaban las piernas del placer. Se la sacó, agarró la tanga y con ella le limpió los fluidos que salía de su vagina. La olió y le dijo que esa se la llevaría a su casa como recuerdo. Ella le dijo que sí, se paró y se fundieron en otro beso apasionado, sintiendo ambos su desnudez. Después ella se fue a su cuarto y él se quedó fascinado, no sabía que había pasado pero lo agradecía infinitamente, pues siempre había sido él quien buscaba y casi obligaba a su hija a coger, ahora prácticamente ella se lo había cogido a él.
Los días siguieron con normalidad, ellos como es costumbre estaban muy unidos, aunque ahora se notaban más, incluso cuando nos poníamos todos a ver una película, ella se sentaba a lado de él en lugar de que fuera a lado mío, pero a mi no me molestaba. Pasó la navidad y aún se quedarían unos días más, yo tuve que ir otro día a la oficina, pero esta vez, antes de levantarme para irme, me dijo que tenía ganas, que quería que me la cogiera antes de irme. Nos echamos un rapidín, me bañé y me fui. Lo que no sabía era que Ana un día antes le había dicho a su papá que yo me iría temprano, que estuviera atento para que, en cuanto yo me fuera, él la fuera a visitar a su cuarto. Y eso hizo, en cuanto me fui, mi suegra aún dormía, pues eran las 6 am, él se levantó sigilosamente y fue a nuestro cuarto y entró. Ahí estaba Ana completamente desnuda y destapada esperándolo, fue hacia la cama y se paró junto a ella, se agachó para besarla en la boca, ella lo recibió con la boca abierta y se besaron otra vez apasionadamente, mientras él empezaba a acariciarla, luego se enderezó, se bajó el boxer y dejó la verga al descubierto, ya la traía más o menos parada, pues se estuvo masturbando desde antes para llegar más o menos listos y no perder tiempo. De todos modos ella se la mamó un rato mientras él acariciaba sus tetas y su panocha, que esta vez traía completamente depilada, cuando él la sintió le dijo en voz muy bajita:
P. Que cosita tan linda mi amor
A. Así peladita papi, como te gusta, como cuando era una adolescente nada más
Él le metió los dedos y enseguida la sintió toda empapada y llena de mi semen, un poco asqueado le dijo:
P. Es el semen de tu marido?
A. Sí papi, quiero estar llena del semen de mis dos hombres. No te enojes y compláceme por favor.
Él no estaba muy contento con eso, pero ya estaba ahí, además no podía decirle que no a su princesa. Ella se levantó, se empinó en la cama y con ambas manos se abrió las nalgas dejando a la vista su culo y panocha toda mojada y le dijo «ya tómame papito, hazme tuya». Ya no resistió, le quitó las manos y puso las suyas en sus nalgas, le metió la verga y se la empezó a coger, después le dijo «dame por el culo papi, lléname el culo de leche». No lo podía creer, ella siempre había rechazado eso y lo hacía a fuerza, pero esta vez se lo pedía, no lo pensó más, sacó su verga que estaba bien lubricada con los fluidos que ya tenía Ana, y así se la metió por el culito apretado. Ella se puso una almohada en la boca para acallar sus gemidos, mientras recibía gustosa las embestidas de papá, y como ella se lo pidió, le llenó de leche el culo. Cuando sacó su verga, le empezó a escurrir semen y se mezcló con el que ya tenía en la entrepierna. Se volteó, lo beso en la boca y le dijo que se fuera para que no los vaya a cachar su mamá, él se fue a seguir durmiendo, ese día se levantó muy tarde después de ese fuerzo rico que hizo.
Ya un día antes de que se fueran, mi suegra empezó a molestar que quería ir al centro a comprar recuerdos y esas cosas, nos dijo que fuéramos, pero Ana le dijo que se sentía un poco mal de la cabeza, pero que yo la podía llevar, y me dijo que si la llevaba me lo pagaría como yo quisiera, así que más a fuerza que de ganas la llevé, le preguntamos a mi suegro si quería ir y casualmente también se sentía cansado y prefería quedarse, así que nos fuimos solo la señora y yo. Nuevamente, Ana esperó solo a que nos fuéramos, le dijo a su papá que la esperara en la sala un momento, subió a su recamara y bajó con un babydoll negro que se transparentaba todo, no traía nada más que eso, por lo que se le veía la panochita depilada y las tetas al descubierto. Solo se puso unas medias que le llegaban arriba de las rodillas y unos tacones, sabía que entre más disoluta se veía, más se prendía su papá. Bajó así vestida y en la mano traía el más grande de mis dildos (20 cm de largo x 5 cm de grosor), aunque los guardo, ella sabe dónde los tengo y decidió tomarlo prestado. En cuando su papá la vio sabía lo que pasaría, lo que le sorprendía es que ella misma lo estaba «sugiriendo». Él se iba a parar, pero ella le puso el pie entaconado en el pecho y lo empujó para volverlo a sentar, al hacer esto, dejó ver toda su entrepierna, él estaba encantado viendo esa parte, ella se quedó así un momento para dejarlo ver bien, mientras empezó a mamar el dildo. Después le pidió que se bajara el pantalón y el boxer, él lo hizo, se puso en cuclillas entre sus piernas y empezó a mamarle la verga mientras ella se masturbaba, después se paró, se subió al sillón de pie, quedando su vagina justo a la altura de la cara su papá, la abrió con sus manos y le dijo que se la chupara, él le hizo caso y se la empezó a chupar mientras ella mamaba el dildo otra vez. Poco después, volvió a bajarse, paró el dildo en el suelo frente a su papá, y se sentó en él, empezó a subir y bajar montando el dildo, mientras lo hacía, siguió manándosela a su papá. Él no lo podía creer, estaba irreconocible, solo atinó a decirle entre jadeos «estás hecha una verdadera puta mi amor», la agarró del cabello, haciéndole una coleta y de ahí la agarró para hacerla que mamara con más fuerza y empujandola a comerse toda la verga de papá, que estaba en su máximo esplendor. Ella hacia esfuerzo por que le entrara toda y lo volteaba a ver con los ojos que le lloraban por el esfuerzo, la mamó así por unos minutos y ya que la sacó de su boca estaba tan ensalivada que escurrió un gran chorro al suelo. La ayudó a pararse, la empinó sobre el sillón, agarró el dildo del suelo, le abrió el culo y después de lamerselo un poco, le metió el dildo por el culo. Ella gritó, pero le dijo que siguiera, que lo quería tener todo adentro, él se lo siguió metiendo hasta que le entró todo, luego se lo estuvo metiendo y sacando hasta que, en lugar de gritos, eran gemidos de placer los que emitía Ana. Con el dildo en el culo, él empezó a penetrarla por la vagina y así la estuvo cogiendo un rato, tuvo que parar un poco porque no quería terminar tan rápido, se la sacó, la paró y la volteó, se besaron y le estuvo mamando las tetas, ella gemía y le decía «sí papito, cómeme toda, soy tuya, siempre he sido tuya», y el seguía, bajaba a lamerle la panocha, subía a las tetas, la besaba en la boca, estaban como locos ambos. Ella se volteó, sin arrodillarse, así parada como estaba, llevó sus manos al piso quedando empinada completamente, abierta de piernas y le dijo «quiero que me vuelvas a llenar mis dos hoyitos papá» él no la hizo esperar, le volvió a meter el dildo que entró muy facil en su culo, y le volvió a penetrar la vagina, otra vez la estuvo embistiendo, lento para no venirse tan rápido, pero no iba a aguantar más, antes de que le ganara se salió y le pidió que se hincara, ella sin sacarse el dildo del culo, se hincó y él le metió la verga en la boca, ella la abrió y a la primera chupada sintió el chorro de semen dentro de su boca, pero esta vez no se quitó, recibió toda la leche que papá le quería dar, sí dio unas arcadas como si fuera a vomitar pero no sacó la verga de su boca hasta que sintió que dejó de expulsar semen, después se pasó un poco de semen y abrió la boca para dejar escurrir el resto que le cayó en las tetas. Así llena su boca de semen fue a besar a su papá, él primero se resistió un poco pero después se dejó llevar, era rica esa mezcla de saliva y su semen. Abrazó a su princesa y notó que con una mano seguía sosteniendo el dildo para que no se le saliera del culo, así que le quitó la mano, para tomarlo él y se lo empezó a meter y sacar mientras se besaban, ella estaba aún caliente, lo podía sentir en la forma que lo besaba. La recostó en el sillón, sin sacarle el dildo del culo, la abrió de piernas, y mientras le metía y sacaba el dildo, le lamía la panocha, solo faltaron unos minutos para que ella también llegara al climax como nunca la había visto, se retorció y se puso chinita chinita mientras gemía de tanto placer, le tomó varios minutos recuperarse, minutos en los que su papá la llenaba de besos por todo el cuerpo.
Terminaron exhaustos, se vistieron y se acostaron y quedaron dormidos por un buen rato. Despertaron y poco tiempo después llegamos mi suegra y yo, estoy seguro que como yo, mi suegra notó el olor a sexo en el ambiente, pero nadie dijo nada, ella de sobra sabía lo que pasaba entre ellos, y a mi no es algo que me moleste, a final de cuentas, ella siempre será la mujer de ambos.
Al día siguiente se fueron, Ana se quedó un poco triste, y no quiso coger en los días siguientes, creo que tuvo suficiente placer para ella, pero eso si ya me dijo que no quiere que pase mucho tiempo para volver a ir a ver a sus papás, presiento que esto no terminó aquí…
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