RENACER DEL SEXO INFIDELIDAD E INCESTO
Hola amigos, mi nombre es Sofía, desde hace un tiempo he venido leyendo los relatos de esta página los cuales me han animado a escribir lo que me aconteció hace unos meses. Desde muy pequeña, cuando me desarrollé a los 15 o 16 años sentí los primeros deseos de disfrutar del sexo y con los primeros .
Hola amigos, mi nombre es Sofía, desde hace un tiempo he venido leyendo los relatos de esta página los cuales me han animado a escribir lo que me aconteció hace unos meses.
Desde muy pequeña, cuando me desarrollé a los 15 o 16 años sentí los primeros deseos de disfrutar del sexo y con los primeros novios las relaciones fueron muy simples, la verdad ellos eran demasiado inocentes y lo que recibí fue regalos, flores, invitaciones a cine, fiestas, pero nada de acercamiento como yo esperaba, eran relaciones muy insípidas, muy diferente a lo que anhelaba, que era algo más cercano y por eso decidí hacer amigos de mayor edad, de unos veintidós o más y allí encontré el novio ideal, pero como mi familia era muy desconfiada, tenía que acudir a encuentros a escondidas donde el acercamiento físico se hizo evidente y los besos y caricias llegaron como deseaba. Con este novio pude experimentar por primera vez una relación sexual, desde luego con las previsiones necesarias para evitar un embarazo. De modo que cuando me case con mi actual esposo, ya no era virgen, pero eso a él no le importo nada.
Inicialmente cuando me casé, el sexo que disfrutaba con mi esposo me parecía suficiente, pero con el tiempo me di cuenta que era muy elemental y básicamente sirvió para los dos embarazos. Con el tiempo todo se enfrió y a mis cuarenta y dos años, el deseo sexual revivió, coincidiendo con que fuimos invitados a una fiesta hace unos meses con mi esposo en la que se celebraba el matrimonio de la hija de uno de los dueños de la empresa donde él trabaja. La fiesta muy elegante, con todo lo mejor, comida, licores y música. Después de una fabulosa cena, abundancia de licores antes y después, y mi esposo a cambio de disfrutar de la música y el baile se dedicó a conversar con otros invitados y a disfrutar del licor.
Yo tomé una que otra copa y comparti con otras mujeres hasta que a media noche un joven muy apuesto que yo noté me había estado observando se acercó para invitarme a bailar y por supuesto acepte. El joven tendría un poco más de treinta años, elegante, con una loción deliciosa y con su aliento joven me conquistó desde el primer momento.
Su conversación agradable, coincidió con que también era arquitecto igual que yo, aunque yo solo ejercí mi profesión un poco más de un año, hasta cuando tuve mi primer embarazo y me dediqué a la familia.
Transcurrió más de una hora en que estuvimos bailando y conversando, tiempo que me pareció diez minutos, sin embargo, en este tiempo se generó cierta confianza y por momentos nuestros cuerpos y mejillas se rozaron, lo cual me agradaba y no hice nada por rechazarlo, solo miraba de reojo donde estaba mi esposo, pero él se encontraba muy contento con su grupo.
En algún momento, Andrés, ese es su nombre, me dijo que le había agradado mucho hablar y compartir conmigo, que si podía llamarme posteriormente. Yo estaba tan emocionada que le dije que sí, me pidió el número de mi celular, se lo di pero como no lo anoto, pensé que pronto lo olvidaría.
Esa noche regresamos a casa y al desvestirme para ir a dormir, me di cuenta que mi panty estaba muy mojado, como cuando era joven y regresaba de las fiestas donde la había pasado bien. Me fui a dormir, pero antes de hacerlo estuve recordando a Andrés y dejé volar mi imaginación.
A mediados de la semana siguiente, recibí una llamada de un numero desconocido que resulto ser el de Andrés, él se deshizo en alabanzas y alimentó mi ego con sus palabras al punto que sentí latir mi corazón como cuando era una jovencita. Recordamos lo agradable de la fiesta y de pronto me dijo que le gustaría volver a verme y ahí patine por unos segundos al no saber que responder, pero finalmente la dije que sí, agregando sobre mis limitaciones de mujer casada, él dijo que yo podía establecer las condiciones y él las aceptaba todas.
Quedamos que yo lo llamaba para avisarle cuando y donde, y la primera cita fue en el restaurante de un hotel muy elegante, a las tres de la tarde, hora de poca asistencia.
Muy nerviosa me aliste de la mejor forma, con un toque sensual, mi minifalda, para mostrar uno de mis mayores atractivos, mis piernas.
Fui en mi auto que dejé en el sótano y subí al restaurante en busca del joven galán. Al llegar él ya me estaba esperando, pasamos, nos asignaron una mesa y de inmediato nos trajeron el menú y una lista de licores.
Cada uno dio una mirada a estas listas y a continuación Andrés, me pregunto si me apetecería tomar una copa de vino antes de la comida, yo acepte, él me pregunto… ¿vino tinto o blanco? Respondí… vino tinto. Lo demás lo decidió él.
Cuando nos sirvieron el vino, brindamos por una larga amistad y después de la primera copa, llego la segunda y yo estaba muy animada. Mirando el reloj vi que apenas eran las cuatro de la tarde lo cual me alegro porque aún tendría tiempo de compartir con Andrés. En esos momentos me sentía como una colegiala con su primer amor y en algún momento nuestras manos se entrelazaron sobre la mesa y Andrés, me confesó su atracción por mí, y yo sin pensarlo dos veces le correspondí con la misma afirmación dando lugar a la tercera copa.
De pronto él me dijo que, aunque le parecía muy atrevido me lo iba a decir y sus palabras fueron… desde el día que te conocí he deseado estar contigo, ¿no se tu?
Mi excitación y deseo en ese momento era mayor a mi conciencia de mujer casada y le respondí… Yo también te he deseado desde el día que te conocí en la fiesta.
Y a continuación vino algo sorprendente. Andrés me dijo… he separado una habitación en este hotel, ¿estarías dispuesta a subir conmigo?
Deseosa pero sorprendida debí tomar una trascendente decisión… estar con un hombre distinto a mi esposo después de diez y nueve años de fidelidad. Por esto no iba a dejar de amar a mi esposo, pero, por otra parte, quería disfrutar al máximo el sexo que mi esposo nunca me dio.
Tras una avalancha de ideas y pensamientos enfrentados de mi situación de esposa decidí dar el paso y acepté la invitación de Andrés. Creo que gracias a la fortaleza que me dieron las copas de vino, mis piernas no flaquearon cuando nos levantamos de la mesa, fuimos hasta el ascensor, subimos al sexto piso y entramos a la habitación. Apenas Andrés cerró la puerta nos trenzamos en un beso que me pareció no tener fin, esto acompañado de caricias y roces de nuestros cuerpos que sentí en mis senos y en mi pelvis.
Andrés fue muy tierno con sus palabras en las que me agradecía que hubiera aceptado su invitación y prometía no defraudarme. En ese momento quise dejarle claro que tenía dos hijos y un esposo y por nada del mundo los dejaría. Él lo entendió y me dijo… Te he dicho desde el principio que acepto tus reglas y no tendrás que hacer nada que no quieras. Con esto estaba sellando mi decisión de entregarme físicamente a Andrés y él lo aceptaba así.
Después de este primer beso, nos sinceramos de como éramos, que deseábamos, que nos gustaba y que no, y los dos admitimos hacernos felices mutuamente sin exigir nada al otro.
Le confesé que podía ser muy limitada en las artes amatorias porque la relación con mi esposo siempre fue muy simple y básicamente se limitó a los embarazos y después fue desapareciendo. No puedo negar que es un buen padre de familia, pero como esposo en la parte intima muy limitado.
Aclarado lo que podía ser nuestra relación, Andrés comenzó a desnudarme dejándome solo en ropa interior, la cual le agrado mucho porque consistía en una tanga y sujetador de encaje negro, medias de liguero gris humo y mis zapatos de tacón negros.
Él por su parte se despojó de su saco, la camisa, la corbata, los pantalones, los zapatos y las medias, quedando solo con su bóxer. A continuación, se acercó y sentir su cuerpo desnudo contra el mío fue una experiencia que deseaba desde que lo conocí y luego de besarnos por varios minutos y disfrutar de sus caricias en todo mi cuerpo decidimos desnudarnos totalmente.
Lo primero que hicimos fue un sesenta y nueve, acostándonos invertidos para disfrutar del sexo oral. Cuando Andrés empezó a recorrer mi intimidad besando el interior de mis piernas y fue subiendo hasta llegar a mi concha, en ese instante sentí un corrientazo que subió por mi espalda y aumento mi excitación.
Mientras él comenzaba a darme sexo oral, yo tome su verga y la masajeé y a continuación acerque mi lengua para un primer contacto, luego mis labios rodearon su glande y tomándome confianza deje entrar su verga a mi boca para comenzar a chuparla estimulando su aumento de tamaño. Los siguientes minutos mientras Andrés me motivaba sexualmente, yo hacía lo propio con él y los dos crecimos en excitación, pero no queriendo terminar tan pronto nos detuvimos y cambiando de posición, iniciamos un prolongado beso.
A continuación, vino la primera penetración, Andrés se acostó boca arriba y yo me subí a horcajadas sobre él y al primer contacto de mi concha con su verga sentí algo especial como la liberación de un deseo que me venía pidiendo el cuerpo.
A continuación, la deliciosa verga de Andrés comenzó a penetrarme y a llenar un espacio que había estado olvidado por mi esposo y cuando toco fondo deje salir un gemido y él me pregunto si tenía dolor. Le respondí que tal vez él estaba llegando hasta una parte de mi concha que aún era virgen. Y los dos reímos a carcajadas.
Posesionada en mi trono comencé a subir y bajar y a experimentar ese delicioso placer de follar con alguien que me excitaba. Mi concha estaba super lubricada y la verga de Andrés se deslizaba maravillosamente dentro de mí. La excitación volvió a subir y estaba muy cerca del orgasmo, pero ese momento lo quería disfrutar largamente con Andrés, pero cuando él estuviera sobre mí y me hiciera sentir dominada y poseída por quien estaba deseando con pasión mi cuerpo en ese momento.
A continuación, Andrés se sentó y sin desconectarnos el comenzó a besar y chupar mis senos proporcionándome el placer de una mujer deseada.
Pero la tarde no era indefinida, yo debía regresar a mi familia y los dos deseábamos llegar al clímax. Así que nos separamos, yo me acosté boca arriba y Andrés se subió sobre mi para tomar posesión de mi cuerpo, seguidamente, su verga volvió a penetrar mi concha y comenzamos el mete y saca por varios minutos en los que con la boca abierta yo dejaba escapar mis gemidos aigg, aigg, aigg, y el placer crecía más y más a cada instante hasta cuando le dije a Andrés estoy por disfrutar mi orgasmo y el me respondido… y yo estoy por correrme. Le pedí que lo hiciera dentro de mí, me pregunto si podía quedar embarazada, le dije que no, que tenía ligadura de trompas desde hacía tiempo. Entonces mientras yo disfrutaba un anhelado orgasmo con gemidos más fuertes, Andrés me penetraba con más vigor y se corría dentro de mi concha.
Cumplidos nuestros deseos nos quedamos pegados unos minutos, durante los cuales sentí como se recogía la verga de Andrés hasta salir de mi concha. A continuación, comenzó a aflorar el semen que él había dejado en el interior de mi concha. Yo junte mis piernas porque quería conservar parte de ese semen en mi interior, por eso sin levantarme me puse mi panty y así conserve dentro parte del recuerdo de Andrés. Después nos vestimos y ya eran las seis de tarde, nos despedimos, yo baje al parqueadero, tome mi auto y me fui a casa.
Estando en casa me deleite recordando cada minuto que había disfrutado con Andrés que me había devuelto la oportunidad de disfrutar del sexo.
Después de esta primera vez nos volvimos a encontrar en otras oportunidades en el mismo hotel, pero siendo costoso, se me ocurrió la idea de aprovechar las mañanas en casa cuando permanecía sola e invitar a Andrés para que disfrutáramos momentos maravillosos.
Tras nuestro primer encuentro en mi casa, nos tomamos confianza, y a veces él me visitaba hasta dos veces por semana en los que disfrutábamos de excelentes momentos y después de cada oportunidad mis deseos de sexo con Andrés crecieron al igual que el entendimiento, pero nada es perfecto y un día que disfrutábamos de nuestro encuentro, yo daba por descontado que mis hijos estarían en sus lugares de estudio y mi esposo en el trabajo, pero ese día mi hijo menor regreso antes de tiempo y ni yo ni Andrés nos dimos cuenta de su presencia.
Él debió haber observado todo lo que hicimos con Andrés en mi habitación, y cuando quedamos en casa solo mi hijo Mateo y yo, apenas sali del baño después de tomar una ducha, me lo encontré y me enfrento diciendo… ¿Quién es ese tipo con el que estabas follando? ¿Mi padre lo sabe? ¿O lo haces a escondidas?
No supe que contestarle y él con una mirada de enojo, dio media vuelta y se fue a su habitación. Por lo cual sin poder explicarle nada me quede muy preocupada y enseguida llame a Andrés y le conté, él me dijo voy a pensar que hacer y te llamo en la mañana cuando estes más tranquila, esperemos que tu hijo no haga un escándalo con tu esposo esta noche.
Afortunadamente mi esposo llego muy tarde y a esa hora mi hijo ya estaba dormido y en la mañana Mateo tenía que salir temprano a su estudio y no se encontró con su padre por estar dormido.
Descanse un poco porque esperaba lo peor y cuando mi esposo se fue a trabajar llame a Andrés y hablamos largamente y entre todo lo que hablamos me contó que un amigo suyo cuando eran jóvenes como Mateo, vio a su madre en la misma situación y su amigo ese día que se dio cuenta de la infidelidad de su madre no hizo nada y en los días siguientes se calmó. Su madre una mujer muy linda como tú, comenzó a dejarse ver desnuda de él y la rabia que inicialmente tuvo cuando se enteró de la infidelidad de su madre se transformó en deseo de estar con ella después de verla varias veces desnuda hasta que llego el momento que follaron, hablaron sobre la razón de su infidelidad y nada paso, porque el hijo entendió que su padre había descuidado a su mama, esto porque tenía una aventura con su secretaria. En consecuencia, la recomendación de Andrés fue intentar la misma estrategia de su amigo.
Durante al menos un mes de no tener encuentros con Andrés, aunque si hablábamos porque estuvo muy pendiente de mi situación en esos días.
Después de pensar mucho si hacia lo que me había comentado Andrés sobre su amigo, me decidí muy temerosa a dejarme ver desnuda de Mateo y pronto me di cuenta que me espiaba especialmente al estar los dos solos y cuando salió a vacaciones fue más intenso su espionaje, aparte que estaba pendiente de mis llamadas, haciéndose el distraído prestaba atención para enterarse con quien y de que hablaba.
Un día espere a que estuviéramos solos los dos, entre a bañarme y deje la puerta de la habitación abierta y a medio cerrar la del baño y a través del espejo podía darme cuenta si él se acercaba a espiar. Y efectivamente cayó en la trampa, me demore más de lo normal bañándome, después cuando sali seque mi cuerpo y me quede desnuda aplicándome crema en el cuerpo y de reojo vi a Mateo espiándome, además de estar con una de sus manos por dentro del pantalón y creí que esta era mi oportunidad y sin darle tiempo a que se escondiera sali y lo enfrente, le dije en tono amable… ¿Te gusta ver a tu madre desnuda? Qué bueno porque a tu padre no le importo mayor cosa, él prefiere a su secretaria.
El intento retirarse, pero lo abrace estando desnuda, lo bese en las mejillas y le dije… No eres el primer hijo que desea follarse a su madre, si lo quieres hacer cuenta conmigo, nadie se va a enterar y comencé a soltarle los botones de la camisa, luego el pantalón y cuando le retire el bóxer salto su verga dura como un riel. Como imagine su sorpresa, decidí llevar la dirección y le di un primer beso que duro varios minutos, desde luego él fue algo torpe, pero con esto logre que se tomara confianza y comenzara a acariciar mi cuerpo desnudo, en especial mis senos, los cuales logre después que los mamara como cuando era un bebe. Su verga continuo erguida y comencé a masajearla sin mucha intensidad para que no se fuera a correr pronto.
Después de varios minutos de besos y torpes caricias logre excitarme y sentí que mi concha estaba lista para invitarlo a que me penetrara así que me acerque a la cama, me acosté, separe mis piernas y lo invite a subirse sobre mí. Pensando en su inexperiencia metí mi mano por en medio de nuestros cuerpos, tomé su verga y la dirigí a mi concha. Lo que vino a continuación fue una inolvidable penetración que, aunque no me excito tanto como lo hacía Andrés, para motivarlo simule excitación, aunque la verdad era una sensación insipiente y Mateo como buen novato le puso empeño y comenzó a meter y sacar su verga con mucho dinamismo y de antemano imagine que su efusividad no le iba a durar mucho tiempo, pero me equivoque porque fue tan largo el momento que mi poca excitación creció y sinceramente logro llevarme a un placentero orgasmo.
A continuación, él se corrió dentro de mí, y por lo propio de su inexperiencia no pregunto si lo podía hacer. Nos quedamos pegados, él descargo su cuerpo sobre el mío y cuando se retiró fluyo una enorme cantidad de semen. Antes que se fuera le agradecí haberme llevado hasta un orgasmo maravilloso y le di un beso final muy intenso en su boca. El solo dijo…Gracias y se retiró a su habitación.
Con esto descanse que Mateo evidenciara ante su padre mi infidelidad y más tarde cuando tuve oportunidad me comunique con Andrés, para contarle lo sucedido y él se alegró mucho y prometió no volver a hacer esa locura de encontramos en mi casa.
Después de lo acontecido con Mateo, él me ha buscado dos veces más en el último mes mientras que con Andrés solo nos hemos encontrado en una oportunidad. Hasta aquí mi historia que por momentos me generó mucha angustia.
Qué bueno que te animaste a compartir. Muy excitante tu historia, a mí me encanta el sexo pero aún no soy madre y no sé si algún día lo sea pero fue el momento más cachondo de todo saber que Mateo pudo cogerse a su mami. Ojalá nos regales alguna otra experiencia con él.