Retos con mi primito
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
El relato que a continuación les refiero trata acerca de la primera y única experiencia de erotismo homosexual que he tenido, quizás un poco motivada por la calentura o el deseo de lo prohibido, ya que no he vuelto a sentir atracción por otro hombre después de haberme “sacado la espinita”, sin embargo fue una experiencia sumamente gratificante de la cual no guardo ningún mal recuerdo
En esa época tenía yo 16 años, físicamente era alto aunque más bien de complexión pesada, un poco de panza sin exagerar y si me daba por hacer ejercicio esporádicamente mis brazos se marcaban con facilidad, no así el resto de mis músculos, ignoro el por qué; cabello oscuro y piel si bien no totalmente morena sí un par de tonos más arriba que la familia de mi madre, que son mayormente de piel clara
Todo comenzó un día en el que me dejaron encargado a mi primito de 12 años ya que sus padres iban a una fiesta con los míos y no tenían con quien dejarlo, la noticia no me cayó del todo mal ya que mi relación con él no era del todo mala y se podría decir que nos entendíamos bien, aunque no al extremo que nos entenderíamos esa noche
Después de despedirnos y darnos las clásicas recomendaciones de cerrar las puertas y el número para casos de emergencia ambas parejas se fueron, dejándonos en lo que hasta ese momento parecía ser una típica noche de pizza, videojuegos y deportes de contacto o relativamente violentos, si bien no pasaba de alguno que otro empujón o cargas de hombro
Ah, para esto creo que se me ha olvidado presentar a mi primito Adrián, el es mas bien güero y de complexión delgada, alto para su edad y con el pelo rubio, de no ser porque su madre finalmente accedió en dejarle cortar el pelo seguiría pareciendo una niña de su edad, ya que solía traerlo mas bien largo lo cual no le ayudaba demasiado
En fin, después de algunas partidas de juegos de pelea y devorarnos media pizza en menos de 5 minutos comenzamos un juego de “verdad o reto”, si es que alguien no está familiarizado se escoge por turnos entre responder una pregunta cualquiera con la verdad o realizar algún reto decidido por el otro, siempre y cuando esté en los límites de lo razonable claro está, que tan lejos están esos límites depende desde luego de cada quien…
Los primeros minutos transcurrieron entre preguntas y retos estúpidos como detalles del primer beso o lamer el piso, sin embargo Adrián parecía dispuesto a llevar esto un poco más arriba…
“Te masturbas?” me preguntó sin tapujos cuando elegí verdad, de más está decir que me tomó completamente por sorpresa
“Bueno, si, lo normal creo yo…” improvisé una respuesta un tanto incómodo con la situación, lo cual le causó una disimulada risa, y al momento de su turno eligió verdad también
“Tu como sabes que es masturbarse” le pregunté más por curiosidad que por otra cosa; él me explicó que hacía unas cuantas semanas comenzó sin querer mientras se bañaba, que al pasar su mano por su miembro sintió una sensación placentera que le había gustado y que había seguido hasta terminar, que después comenzó a repetirlo y buscando en Internet encontró toda la información al respecto, y ahora lo hacía cada que encontraba la oportunidad
Para no romper la continuidad elegí verdad y esta vez me preguntó que tan frecuentemente lo hacía yo, y que era lo que yo consideraba “lo normal” como había dicho al principio; ya más en confianza le dije que había veces en que al menos una vez diaria y que otras simplemente no tenía ganas más que una o dos veces por semana, que dependía de mi humor; “pues entonces yo siempre estoy de humor, que por lo menos son dos en la noche” dijo sin pena
“Entonces hoy todavía no lo haces?” le pregunté
“Esta semana he andado con mala suerte, nomás no me dejan solo y no puedo jalármela a gusto, ya mero me cachan dos veces”
“Pues eso te pasa por caliente, aprende a controlarte”
“Es que me gusta mucho, se siente bien rico”
Para este entonces la verdad era que yo había empezado a calentarme con el tema, y siendo honestos yo también llevaba una temporada sin descargar mi pasión manualmente y me hacía falta algo para desahogarme, no se por que pero mi primo comenzaba a parecerme atractivo, quizás solo vería hasta donde podía llegar con el, solo como material masturbatorio pensé…
“Verdad o reto?” le dije cortando de golpe el hilo
“Hmmmm, pues verdad”
“Como te masturbas?”
“Mmmmm, mejor reto”
“Ok, te reto a que te hagas una hasta terminar aquí enfrente de mi”
“Ay caray, ya así nos llevamos primo?”
“Que? Te da pena que la tienes chiquita?”
“Cual chiquita, en una de esas hasta la tengo más grande que tu” respondió algo molesto mientras se desabrochaba los pantalones de inmediato dejándome ver sus diminutos genitales
“Tienes frío o así es?” le dije en tono burlón
“Uy si muy presumido, a ver sácatela tú” me dijo desafiante, yo ya estaba un tanto excitado y mi miembro lucía una media erección que no dudé en mostrarle, aun estaba flácido pero ya comenzaba a crecer; “Ay caray…” dijo nervioso al verlo
“No te asustes primo, todavía te falta crecerla, a ver que se te pare y entonces si comparamos”
“Y como le haces?”
“Ya te masturbas y no sabes ni como hacer que se te pare?”
“Es que se me para sola y ya de ahí empiezo”
“Pues así igualito haces que se te pare, mira hazle así” le dije mientras tomaba su miembro con mi pulgar e índice y lo frotaba suavemente de arriba abajo; él se sorprendió pero no hizo nada por detenerme y solo se dejó hacer mientras su miembro comenzaba a tomar su erección hasta estar completamente rígido, él temblaba un poco pero era obvio que lo estaba disfrutando; después de esto súbitamente solté su miembro, el tira y afloja comenzaba
“Síguele primo, ibas bien” me pidió con la respiración agitada
“Que no el reto era que tu lo hicieras hasta que acabaras?”
“Ya primo, como eres, estaba sintiendo bien rico”
“Pues síguele, ya te enseñé como y ya hasta te la paré”
“Verdad o reto?”
“Cual, si todavía no acabas el tuyo!”
“Ándale primo, verdad o reto” suplicó desesperado, las cosas salían exactamente como yo quería…
“Bueno pues, reto”
“Te reto a que me la jales tú”
“Bueno pero con dos condiciones”
“Tú dirás”
“Una nos vamos a mi cuarto porque aquí está muy incómodo y dos te vas a dejar de todo lo que te haga”
“Y que me vas a hacer?”
“Bueno, te vas a dejar o no?”
“Si pues primo, me voy a dejar, pero ya apúrale” me dijo ansioso, y tras esto nos fuimos a mi cuarto y nos sentamos en la cama matrimonial que ofrecía mucho más espacio y una superficie suave
Una vez ahí lo puse a mi lado derecho y tomé sus genitales con esta misma mano, se acoplaban perfectamente a ella y podía amasar suavemente sus testículos mientras su miembro se colaba entre mis dedos, haciéndolo gemir de placer al sentir mis caricias; “que rico se siente, no te pares” decía entre jadeos, pero mis planes eran más que darle un simple orgasmo, tenía que ser uno que jamás olvidaría…
“Ponte en cuatro” le ordené
“Para qué?”
“Dijiste que te ibas a dejar no? Tú ponte a cuatro patas y no hagas preguntas” le dije mientras apretaba suavemente sus testículos, no tanto como para que le doliera pero si como para que lo sintiera
“Ay, bueno, bueno, me pongo”
Una vez dejándolo en esta posición y advirtiéndole que no se moviera fui al baño a buscar el aceite de bebé, por fortuna había una botella nueva olvidada en un rincón del mueble además de la que estaba en uso, no echarían de menos su falta, regresé a mi cuarto y la visión me causó una erección inmediata, mi primo continuaba en cuatro patas con el culo completamente expuesto y su erecto miembro apuntando hacia el colchón y palpitando de vez en vez, ansioso de recibir más placer
Me unté abundante aceite en la mano izquierda y sobre todo en los dedos, dejando caer también un poco entre sus nalgas, puse una toalla debajo para que no se mancharan las sabanas y comencé a pasarle mis dedos entre sus suaves cachetes, de una piel tersa y suave como de bebé, haciendo una suave presión justo en la base de sus testículos de vez en vez, lo cual según me dijo le daba escalofríos; “y te molestan?” pregunté
“No, se siente rico” me respondió un poco nervioso, dándome a entender que tenía carta abierta para seguir jugando con su culito, de manera que comencé a penetrar su esfínter con mi dedo índice, él se sacudió pero no me dijo nada, de manera que continué tratando hasta que la punta entró, la saqué para abrir su estrecho agujerito con mis dedos lo más que pude y vaciar en él una buena cantidad de aceite, tratando de que penetrara hasta lo más profundo
Hecho esto continué con mi dedo y efectivamente el lubricante y su excitación hacían mi tarea mucho más fácil, pronto mi dedo desapareció por completo dentro de él y comencé a torcerlo suavemente como si fuera un garfio buscando mi objetivo: un suave masaje a su próstata que le causaría uno de los orgasmos más intensos de su corta vida
“Ay, que me haces?” preguntó mientras todo su cuerpo se sacudió con un rápido espasmo, había encontrado mi objetivo
“Nada, tú déjate” le respondí mientras acariciaba suavemente, haciendo que su miembro latiera de placer y su erección creciera aun más, bastó con pasar mi mano por su miembro un par de veces para causarle un intenso orgasmo que lo hizo gritar de placer mientras luchaba por no perder la fuerza en sus extremidades y su miembro expulsaba una cantidad de semen increíble que se estrellaba con fuerza en la toalla; yo por mi parte le prolongué aquel orgasmo lo más que pude con aquella suave pero placentera estimulación en su culito, aun cuando no pudo sostenerse más y acabó acostado boca abajo
“Te gustó?” le pregunté lujurioso, aun con mi dedo acariciando suavemente su interior
“Ay, que bárbaro… que rico…” respondió entre jadeos
“Bueno, ya nada más ponte flojito y vas a ver que noche nos vamos a pasar” le dije mientras mi dedo luchaba por dilatar su estrecho agujerito
“Qué le vamos a seguir? No se si aguante primo…”
“Seguro que no aguantas?” le dije mientras le daba un ligero empujoncito en aquella sensible zona que unos momentos atrás le había causado un orgasmo tan intenso, la reacción fue la que esperaba…
“Bueno, nada más un ratito” me dijo haciéndose el que no quería, la verdad era que estaba extasiado con aquellas nuevas sensaciones y quería más
A mi índice poco a poco y con mucho aceite se le unió mi dedo medio, haciéndolo jadear al sentir como poco a poco su esfínter se iba dilatando, estaba decidido a cogérmelo esa misma noche y con paciencia lo iba a lograr; separé lo más que pude mis dedos haciendo un hueco entre ellos que procedí a llenar con aceite; “que me estás echando, se siente chistoso” me dijo al sentir como esa substancia iba penetrando para facilitar mis movimientos, después de jugar por un buen rato con su culito decidí hacer el primer intento
Me puse un condón más que nada por higiene; aunque no tenía ningún riesgo de embarazarlo si iba a encularlo, lo puse tendido boca abajo en la cama con las piernas en el piso de modo que me quedaba en posición perfecta para ir empujando; “acuérdate, ponte flojito y no vayas a apretar, te va a doler un poquito pero después vas a sentir muy rico”
Dicho esto apunté la cabeza de mi miembro hacia él y di el primer empujón, un “ay” fue su única reacción pero continuó sumiso a la penetración; la cabeza entró un poco más fácil de lo que yo esperaba, y una vez entrando era cuestión de paciencia…
Lentamente y centímetro a centímetro comencé a introducirle mi duro miembro, palpitante de placer y ansiedad, tenía ganas de dejársela ir de un solo empujón pero no quería lastimarlo ni que se asustara, tenía que hacerlo poco a poco si quería que le gustara así que lo sujeté de las caderas y continué empujando lenta pero firmemente; él soltaba gemiditos de vez en vez pero tanto jugar con su culito parecía haber dado frutos
“Ya vamos por la mitad, qué se siente?” le pregunté casi al oído
“Muy raro, lo tienes muy gordo y no me cabe”
“Ya te cupo la mitad, lo demás entra solo, no te duele?”
“Poquito, pero si quieres síguele”
Animado por sus palabras decidí continuar con mi tarea, esta vez acariciando suavemente sus genitales de vez en vez, lo que le causaba pequeñas y deliciosas contracciones que podía sentir sobre mi miembro a cada movimiento que hacía; entre caricias y empujones finalmente sentí que chocaba contra sus nalguitas, estaba completamente empalado
“Ya ves como si te cupo?”
“Ay… me siento muy lleno”
“No te apures ahorita vas a sentir lo rico que te prometí”
Esta vez no me preocupé más de preliminares, ya que su miembro lucía una impresionante erección producto de nuestros juegos así que comencé a masturbarlo rápido y con fuerza mientras recargaba mis caderas sobre las suyas y le introducía mi miembro tan profundo como me era posible, el súbito cambio de ritmo lo sorprendió pero no pareció disgustarle en lo absoluto, tan solo se limitaba a gemir de placer y tímidamente pedirme más de vez en vez; “Así primo, así… más rápido… apriétame los huevos…” decía entre jadeos hasta que llegó a su límite y nuevamente comenzó a correrse, aún con más fuerza que la primera vez y mientras más frotaba su miembro más semen salía como si fuera una fuente
“Ay… aguanta tantito… ya no…” balbuceaba mientras su mano trataba de disuadir a la mía, indicándome que había alcanzado el límite de su placer, dejé de masturbarlo pero no quité mi mano y solo la dejé ahí apretando suavemente, lo cual parecía agradarle
“Quieres que descansemos un ratito?” le pregunté, a lo que respondió afirmativamente, de manera que lo jalé hacia mí y me senté en el borde de la cama para después acostarme con la espalda sobre las almohadas, todo esto sin retirar mi miembro de su interior
“No que íbamos a descansar?”
“Dije que íbamos a descansar, no que te la iba a sacar”
“Ya primo… como eres…” me dijo fingiendo que le desagradaba la sensación, pero era obvio que le había encantado y que la nueva posición no le disgustaba en lo absoluto, pues solo se limitó a acomodarse encima de mí, tratando de recuperar el aliento tras aquella brutal corrida, pero lo increíble era que su erección no había desaparecido, si bien había mermado un poco pero su miembro aun estaba duro y caliente, como diciendo que estaba listo para lo que viniera
Entre jugando y descansando comencé nuevamente aquellos lentos pero excitantes movimientos masturbatorios en el miembro semi-erecto de mi primito, despacio como quien no quiere la cosa, masajeando suavemente su glande con mi índice, lo cual comenzaba a restaurar lo poco que había bajado su erección y muy pronto sus manos acompañaban a las mías acariciándose los testículos, yo por mi parte tomé su mano y la dirigí a los míos; “Tu hazme a mi y yo te hago a ti” le propuse, a lo cual accedió sin queja ninguna, y antes de darnos cuenta estábamos nuevamente en materia, conmigo masturbándolo salvajemente y él acariciándome los huevos mientras disfrutaba de mi miembro en lo más profundo de su culito, que parecía estrecharse más y más mientras él se acercaba al orgasmo
Ninguno de los dos pudo contenerse y ambos explotamos de placer prácticamente al unísono, él expulsando su semen hacia arriba con fuerza para después caer sobre mi mano y su abdomen, y de no ser por el condón que traía puesto yo le hubiera inundado de semen las entrañas; en ese momento me di cuenta de que lo estaba pistoneando con frenesí como cualquier buena cogida en toda regla, no se ni como ni cuando empecé, pero lo que sí sabía era que cada embate prolongaba un poco más aquel delicioso orgasmo que no quería terminar, de manera que seguí arremetiendo casi con furia contra su culito hasta que terminé de venirme, para después dejar mi miembro dentro de él, latiendo de placer con los últimos vestigios de éxtasis, tan solo lo rodé a un lado para que pudiera acostarse y lo sujeté del vientre jalándolo hacia mí
“Te gustó primito?” le pregunté al oído
“Si… mucho…” me respondió tratando de recuperar el aliento
“Como estás, te cansaste? No te dolió mucho?”
“Nada más poquito al principio, pero después me acostumbré y como que hasta se me paraba con más ganas”
Después de quedarnos así un rato desalojé por fin su esfínter, igual que él con el miembro aun semi-erecto; “No inventes que tenía adentro esa cosota” me dijo sorprendido al verme salir de él, el condón parecía estar a punto de reventar por la cantidad de semen que tenía dentro, pero lo peor era que… yo quería más
Estaba consciente de que era su primera vez y de que encima de eso le había causado ya tres orgasmos, pero el deseo seguía ardiendo con fuerza en mis venas, y necesitaba alguna forma de apagarlo…
“Entonces qué primo, listo para la segunda vuelta?” le dije mientras lo nalgueaba
“No! Espérate! Deja descanso mínimo de aquí a mañana” me respondió sorprendido
“Pero pues tu acabaste tres veces y yo nomás una, no se vale”
“Quien te manda tardarte tanto”
“Bueno te propongo algo para que estemos parejos, tú nada más haz lo que yo te diga va?”
“Depende, me la vas a volver a meter?”
“No, mira, lo que quiero es que me la chupes”
“No inventes! Y si sabe feo?”
“No te va a saber feo, mira lo que tienes que hacer es…”
Discutimos un rato y al final él aceptó, aun algo indeciso pero poco a poco comenzó a pasar su lengua sobre mi miembro, al principio con timidez y apenas rozando mi piel con la punta, pero conforme lo dejaba hacer se iba animando poco a poco, si bien parecía un perro que bebía agua por la falta de experiencia la sensación no era para nada desagradable, y en cuanto logré convencerlo de que se lo metiera a la boca fue cuando de verdad me hizo gozar…
Tan solo con decirle que se imaginara que estaba chupando un dulce o un cono de helado fue suficiente para que entendiera como se hacía una mamada, y tal parece que tenía una habilidad natural para ello, ya que su inquieta lengua no paraba de brindarme una deliciosa variedad de excitantes sensaciones a cada segundo que pasaba mi miembro dentro de su boca, mi erección se había reavivado por completo y aunque la sensación no era la misma que su estrecho culito tampoco me quejaba y solo lo dejé hacer hasta que ya no pude más…
Chorro tras chorro de semen le inundaron la boca al comenzarme un delicioso orgasmo; él sorprendido se la sacó de inmediato y yo tomé su mano y comencé rápidamente a frotar mi miembro con ella para continuar con aquella deliciosa sensación de placer que sentía al expulsar cada chorro, hasta que exhausto le indiqué que solo dejara su mano quieta sobre mis genitales, justo como lo había hecho yo con él hacía unos momentos, él obedeció mientras se relamía, como juzgando mi sabor
“Te supo feo?” le pregunté
“No tanto, sabe un poco raro pero feo no, igual hasta me gustó poquito”
“Y entonces por que dejaste de chupármela en lo mero bueno?”
“Pues me asustaste! Avisa cuando vayas a terminar!” me recriminó en tono juguetón, dándome a entender que la próxima vez sí iba a tragárselo todo
Acabamos exhaustos después de esa increíble sesión de sexo y nos fuimos a dormir, mi cuarto tiene una cama adicional ya que era el único lugar donde guardarla así que él la ocupó para no despertar sospechas, y a partir de ese día nos volvimos a dar placer en cada oportunidad que se nos presentaba, placer puro y sin límites dentro de mi habitación y fuera de ella nuestra habitual relación como si nada
En las vacaciones de verano convencimos a nuestros padres de dejarlo quedar en mi casa un mes completo… sobra decir que ese mes fue de intenso placer para los dos apenas nos quedábamos solos, a veces cuando no se despertaba por la mañana me colaba a su cama y lo masturbaba hasta que se levantaba y de ahí seguíamos hasta el medio día por lo menos, y cuando estábamos demasiado cansados siempre podíamos volver a nuestras actividades cotidianas
Conforme fue pasando el tiempo él comenzó a sentirse más atraído por las mujeres y de hecho me confesó que jamás le atrajo ningún hombre, que solo disfrutaba intensamente el placer que yo le hacía sentir, yo por mi parte estaba un tanto ambiguo ya que continuaba saliendo con chicas, ya que lo nuestro era más bien sexo de mutua conveniencia y no una relación fija
Al final ambos acordamos que lo mejor sería ir cada quien por nuestro lado y dejarlo como un agradable recuerdo, con nuestra clásica “última vez” como despedida claro, no se si fueron tres “ultimas veces” o si solo la tercera contó, pero lo que importa fue lo que las disfrutamos…
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