Riqueza y Poder
Vicio y depravación en esta familia rica y con poder.
Me llamo Amalia, tengo 14 añitos y digamos que no me puedo quejar de la situación que me ha tocado vivir en esta vida, dicen que tengo todo lo que deseo, pero una siempre quiere más, nunca me conformo, mamá dice que hago bien, siempre tenemos que aspirar a más, a más, a más… sin límites, es una enseñanza que mamá siempre nos recuerda.
Vivo en el seno de una adinerada familia, papá dice que ni sabe el dinero que tiene, otros dicen que es insultante su fortuna. Papá proviene de la saga Larrea, una rica familia de México, estudió y se doctoró en Medicina en Houston donde conoció a mamá, recién licenciado heredó el próspero negocio de mi abuelo que también era médico, amasó una buena fortuna. Posee varios hospitales y clínicas especializadas en cirugía reparadora y estética.
El negocio le va cada vez mejor y actualmente posee más de cien centros repartidos en seis países distintos en toda Norteamérica y área del Caribe y donde residimos ahora.
Como os podéis imaginar la clientela que acude a estas clínicas especializadas en belleza y estética toda procede de la clase más alta del país, de la clase A, como dicen aquí, actrices, aristocráticas, modelos, ricas millonarias todas guapas y bellas.
Mamá originaria de Houston, donde conoció a papá, proviene de la familia Duncan, también, si cabe, más rica, poseen negocios petrolíferos y como es hija única naturalmente mi abuelo la tiene todavía aún muy mimada. Pertenecemos pues a la exclusiva clase alta, high end. Mamá se casó muy joven, ella ahora con 34 años tiene 4 hijitos preciosos, enseguida se embarazó de mi hermana mayor que ahora tiene 16 años y siguiendo los pasos de mama pronto se casará también con un apuesto chico de clase exclusiva, como no podía ser de otra manera.
El resto de la familia la forman mi hermano menor con doce añitos, y por último la recién llegada con tan solo seis meses, por lo que todavía está en su periodo de lactancia, una lactancia un tanto especial que papá como médico recomendó.
Vivimos en una enorme mansión con todo tipo de lujos y exageraciones como les gusta a papa y mama, cada uno de nosotros tenemos tres secretarios o secretarias particulares que nos ayuda en todo lo que deseamos y precisamos en cualquier momento. Igualmente, en casa el servicio es numeroso, a mami le gusta que todo esté en perfecto orden que siempre esté disponible para lo que sea preciso.
A parte de las secretarias particulares de cada uno, disponemos de numerosos criados y criadas, portadas de diferentes partes, las hay orientales, negritas, mulatas y alguna aria. que papá y mamá adquirieron en una subasta de nenitas por parte de la nobleza rusa, a la que fueron invitados.
Como mami ahora está amamantando a mi hermanita, tiene con ella tres criadas adicionales que a su vez hacen de nodrizas de la bebita cuando ella no tiene más ganas. Mamá dice que tanto amamantar se le ponen feas y caídas las tetas, y eso si que no lo puede soportar, lo primero es ella, su belleza y estar guapas y presentables para los hombres. Así que ha mandado que le traigan tres sirvientas con leche en sus tetas para que amamanten a su bebé cuando ella se canse.
Las tres criaditas son preciosas, mamá las mandó traer de África, pequeñitas, unas nenitas delgaditas, con cinturita mínima pero con unas tetas enormes, así lo ordenó mami, una de sus secretarias particulares, se encargó personalmente de localizarlas en una zona de especial belleza de Etiopía donde ya fueron en otra ocasión de compras. Una de ellas, una mulatita de tan solo 16 años, está embarazada de 7 meses, pero ya tiene abundante leche en sus tetas, es la preferida de mama y también de mi hermanita cuando la chupa.
Para mamá lo más importante en esta vida es la belleza y el placer, estar siempre dispuesta, arreglada y guapa para los hombres, cuando acude a las presentaciones de criaditas o fiestas y orgías es la que luce más, siempre está preciosa, se pasa horas en el salón de belleza, dándose masajes por todo el cuerpo con aceite, sesiones de limpieza de cutis, peelings. Para empezar diré que tiene absolutamente todo el cuerpo depilado con técnica láser, no tiene ni uno solo, excepto en su cabellera castaña muy clara, casi rubia, de vez en cuando también se tiñe de rubia o se dá mechas. También nos ha hecho depilar al resto de la familia, todos vamos depilados, incluso papá y mis hermanas y mi hermano, no tienen ni bello.
Aconsejada por papá tiene algunas operaciones y retoques de estética en su cuerpo, que todavía realzan más su cuerpo, mide 1,75, con un abdomen absolutamente plano, constantemente bronceada, con unas preciosas tetas de 120 y una ancha areola, clarita, ahora están repletas de leche.
Os cuento lo que sucedió esta mañana.
Al pasar por delante de su salón privado, una de sus puertas estaba abierta, me paré en su puerta viendo una escena habitual en mamá:
- Fatu!!! Dijo mamá, llamando a su secretaria particular, una joven mulatita delgadísima, preciosa, sumisa y obediente, mamá la había educado y hecho a su medida, incluida también algunas operaciones en sus pechos.
- Fatu, dile a mi sirvienta nodriza preferida que venga inmediatamente
- Lo que usted desee señora.
Mientras llegaba la criada nodriza, mami seguía con sus sesión de manicura y pedicura.
Mamá nada más levantarse se daba su correspondiente baño diario de espuma en su amplia bañera, acompañada de algunas nenitas o criadas junto a sus hijitos que le lavaban y daban placer, en alguna ocasión yo o alguno de mis hermanas nos juntábamos con ella y las criadas en la bañera. Al terminar pasábamos al salón de masajes donde las criaditas con la ayuda de sus hijitas nos daban un masaje, la preferida de todos era Fatu y su hijita de tan solo ocho añitos, Fatu enseñaba a su hijita como debía acariciarnos pasando sus manitas por los suaves labios vaginales de mamá o de nosotras o bajando suavemente la pielcita del pequeño pene de mi hermano que todavía no se endurecía, Fatu ayudaba a su niñita a introducir las pequeñitas manitas untadas de aceite en la suave raja de mamá haciéndole llegar al primer orgasmo del día, un orgasmo suave, sin estridencias, su cuerpo se despertaba lentamente y así también debían ser sus orgasmos.
Bien continuemos con la sesión de manicura, mamá era atendida en manos y pies por cuatro de sus criaditas, una en cada extremidad, mientras una quinta le daba un suave masaje en los hombros, haciendo un trabajo excelente en cada dedito pintando de rojo carmín las uñas de sus pies y blanco las uñas de la mano. Para secar la laca de las uñas, las criaditas introducían cada dedito en su boca, soplando lentamente para un suave secado.
Yo seguía observando desde el dintel de la puerta,
Mientras estaba en su sesión manicura y pedicura se le ocurrió que le apetecía amamantar a su bebita, así que mandó llamar a su criadita nodriza preferida de 16 añitos, embarazada de siete meses, que ya tenía abundante leche en sus tetas.
En seguida apareció con mi hermanita prendida de su pecho, con su bella panza que mamá ordenaba le dieran masajes también para estimular su vicio y sus tetas rebosantes de leche. Mami estaba radiante, masajeada, con una fina película de aceite que hacía brillar su cuerpo bronceado, estaba semi desnuda, tan solo cubierta por una bata de seda color marfil anudada en la cintura que no le importaba se le abriera para mostrar su bello y cuidado cuerpo, ella, sentada o recostada en un amplio sillón, reposaba con los brazos y piernas abiertas, atendida por las cuatro criaditas y una de sus masajistas, Fatu, su secretaria particular, de pie a su lado, no se separaba de ella, esperando abriera la boca para cumplir sus deseos.
- Dále mi bebita a Fatu para que la sostenga, ordenó a la nodriza.
- Si ama, obedeció sumisa.
- Muy bien, ahora ábreme un poco más mi bata y sácame las tetas fuera, como tengo las manos ocupadas, no puedo hacerlo yo.
- Si ama, será un placer, se acercó hasta donde estaba mamá y con sus dos manitas sacó una a una las bellas tetas de mamá rebosantes de leche.
- Ahora hazme un masaje suave en cada teta hasta que salga la leche, con cuidado.
La nodriza, con sus manitas masajeó las grandes tetas de su señora, con las dos manos no llegaba a abarcarlas.
- Chupa un poco de mi pezón, veo que el masaje no es suficiente.
En poco tiempo, del pezón de mamá empezaba a brotar finos hilillos de leche. Mientras, las otras cuatro criaditas estaban ocupadas en su labor de manicura, con los deditos en sus bocas.
- Tina, acércame a mi hijita hasta que mame mi leche.
Mi hermanita, totalmente desnudita agradeció el suave contacto del pezón de mamá y empezó a mamar de sus tetas, la leche se le salía de su boquita y resbalaba por la teta y el cuerpo medio desnudo de mamá.
Mami a estas alturas ya estaba recaliente, entre el masaje en las tetas que le hizo la criadita y la succión que su bebita le daba en sus sensibles pezones, su depilado coñito se empezaba a mojar.
En casa siempre he visto el sexo desde pequeña como algo normal, forma parte de nuestras vidas, nunca ha habido ningún tipo de tabú y las relaciones entre nosotros son totalmente satisfactorias y normales. Bien es cierto que en el círculo social que se mueve mi familia también es normal y cotidiano. Formamos parte de un club, “el club de los 10”, un club para la alta sociedad, solamente accesible a las clases más elitistas, donde el incesto y el intercambio familiar es habitual al igual que las orgías infantiles, más depravadas y sin límites, en otra ocasión ya relataré historias de dicho “club de los 10”.
Bien, continuo, mamá cada vez más mojadita y mi hermanita que ya se cansaba de tanto chupar.
- Esta hijita mía, cada día come menos, suspiraba mamá, ya no sé qué hacer. Tendré que darle un complemento, como me aconseja mi marido.
- Mi señora, permítame decirle que ayer, cuando la criadita la estaba amamantando, la bebita agradeció muy bien el suplemento, dijo Fatu, su secretaria particular.
- Está bien, al fin y al cabo sus hermanitos también tuvieron suplemento y crecieron espléndidamente.
- Entonces, señora, desea que vengan mis hijitos, preguntó Fatu a mamá.
- Si, que vengan tus hijitos, para darle el complemento a Anita, que así se llamaba la bebita.
En unos instantes aparecieron los hijitos de Fatu, unos chiquitos de tan solo 12 y 13 añitos, mulatitos como su madre. Vestidos con uniforme, los hijos de las criadas iban a la escuela en la mansión y se les educaba en diversas disciplinas, tanto para ser damas de compañía, intelectuales con conocimientos en las diversas materias como para servir en la mansión, pero todas aprendían a ser útiles y dar placer a los hombres y estar siempre dispuestas, se les enseñaba como debían comportarse para gustar a los hombres y ser las más expertas y viciosas putitas y servir a sus amos.
- Señora, desea usted ordeñar a mis hijitos, ¿o prefiere que sea yo quién les saque su lechita?, el pequeño todavía saca una lechita aguada, preguntó Fatu a mami.
- Hoy, prefiero ordeñarlos yo, tengo vicio acumulado y estoy calentita.
- Bien, hijitos, venid, para que os desnude, subiros de rodillas en los brazos del sillón, al lado de vuestra ama, ella os va a sacar esa lechita tan dulce que tenéis les dijo dulcemente Fatu a sus hijitos.
El sillón donde estaba espatarrada mamá era suficientemente amplio para que los niñitos pudieran subirse descalzos, uno en cada costado de mamá. De esta forma mamá, tenía a la altura de su boca las dos pollitas de los niñitos accesibles con tan solo girar la cara, con abrir la boca podía lamer toda la pollita de cada niñito, que cada vez se hacían más grandes en su boca. Mientras mi hermanita, medio dormida seguía succionando desnudita el pezón de mamá.
Mamá se empezaba a impacientar, tenía todo su coñito mojado, pero a los nenes no se les levantaba sus pollitas. Fatu, que vio como mamá suspiraba, preguntó:
- Señora, desea que ayude a mis hijitos a sacarle su lechita, quizás estén un poco nerviosos con tantas criaditas y son tan jóvenes.
- Está bien, Fatu, ayúdales a descargar su lechita.
Fatu puso sus manos que bajaron hasta las pequeñas nalgas y muslos de sus hijitos y les hizo separar un poco las piernas con el fin de poder pasar su lengua entre ellas. Una de las veces que su mano entró entre ellas, justo bajo su culito, insertó un dedo en el orificio de cada uno de ellos mientras la otra mano tocaba y masajeaba sus pequeños testículos.
Mamá seguía teniendo frente a sus ojos la pollita y sus testículos. No era abundante pero ya tenían un fino vello alrededor de su miembro, que sin duda mamá ordenaría depilar próximamente. Las pollitas por fin se endurecieron y aunque no eran las de un adulto tampoco era de desperdicio, eso hizo que mamá levantara la cabeza y viera en la cara de los pequeños nuevamente turbación.
- No os preocupéis -les tranquilizó su madre susurrándoles al oído, mientras sonriéndoles y con dos dedos les cogía la punta de sus pollitas y se la zarandeaba cariñosamente en el interior de la boca de mamá, bajándoles suavemente la pielcita.
De reojo Fatu miraba la teta de mama que quedaba al descubierto, la otra estaba ligeramente tapada por la cabecita de la bebita.
Las pollitas cada vez crecían más y más dentro de la boca de mamá, esto hizo, que la erección fuera máxima.
Mientras crecían, Fatu, comenzaba frotar sus manos en sus huevecitos para luego bajar la pielcita suavemente de las jóvenes pollitas. Muy bien mis niñitos, alentaba Fatu, así debéis servir a vuestra ama.
Señora, le entrego a mis hijitos, úselos para su placer, haga con ellos lo que más le plazca, fóllelos como quiera usted, manoséelos, abuse de ellos, ellos están aquí solo para el vicio de usted y complacerle en lo que ordene y vosotros hijitos, sois de vuestra ama, a ella debéis vuestra vida, sed sumisos con ella y con todo lo que ella os ordene, sino yo misma os largaré de la mansión, vivid solo para el placer y los deseos de vuestros amos y su familia entera.
Mamá, oyendo las palabras de Fatu hacia sus hijitos estaba ya fuera de si, ordenaba:
- Que venga la nodriza embarazada, yaaaaaaaaa!!!!!!!!!!,
- Bien acércate!, descarga tu leche sobre las pollitas de los pequeños.
La criadita obediente, sacó sus tetas, depositando una buena cantidad de leche sobre cada pollita, mientras, Fatu, masajeaba a sus hijos el culito y los testiculos pasando su mano por debajo para retirar con gran lentitud la piel que cubría el capullito de su pollita. Al tiempo que mamá abría su boca para que Fatu le entregara las pollitas de sus hijitos.
Mamá que debió sentir pronto la descarga, de cada uno de ellos le ordenó a Fatu que continuase ella.
Muy bien, hijitos, Fatu empezó, a subir y bajar, la piel de su pollita, muy despacio, suavemente, mientras miraba a sus hijitos a los ojos. Mamá también cerraba los suyos y se entregaba a disfrutar de las caricias que le daba la embarazada, en su depilado coño, sintiendo a la vez la succión de su bebita en la teta, mientras, las cuatro criaditas dedicadas a la manicura habían ya terminado su labor y seguían relajando con un masaje sus manos y pies. Así estuvo un rato, sintiendo el placer que tanto le gustaba, placer y poder de sentirse dueña de la situación y ama de todas esas criaturas que estaban a su alrededor. Luego notó una voz suave que le susurraba en su oído:
- Señora, mis pequeños están preparados para sacar su lechita. ¿Quiere que se vacíen en mi boca? y luego yo la descargo en sus tetas para que su pequeña tome su lechita. ¿O prefiere que mis niñitos descarguen directamente en sus tetas para que vaya resbalando hasta su pezón y la tome su hijita?
Mamá, presa del placer que le inundaba en ese momento. Había pensado algo mejor que todo eso.
Mamá sabía que yo estaba viendo toda la escena desde la puerta que daba entrada al salón, en ese momento, se giró hacia donde estaba y me miró sonriente con cara de felicidad.
Esa mañana yo me sentía viciosa, mi lívido estaba resubido, me sentía caliente y buscaba depravación, por eso acudí al salón de mamá, sabía que con ella mi placer estaba asegurado, para la ocasión pedí a mi secretaria que me vistiera con algo para sorprender a mamá, eligió una lencería recién llegada de Agent Provocateur, consistía en un fino sujetador entramado de tiras con pequeñas incrustaciones de oro y amatistas que dejaban entrever las tetas, junto con un liguero de tiras largas con unas medias hasta poco después de la rodilla coronada por un tanguita de auténticas perlas que se perdían entre los cachetes de mi pequeño culito, era tan solo un pequeño hilo de perlas metido entre mis nalguitas bronceadas, para terminar iba en lo alto de unas sandalias Jimmy Choo que mandé comprar en LA.
A mami le gustaban especialmente esos zapatos con 15 cm de aguja, portadas por una nenita como yo de tan solo 14 añitos, parecía una top scort, me ponía como ejemplo de como deben comportarse las nenitas.
Como ella, estaba también depilada con láser y toda bronceada, había pasado ya por la esteticien esa mañana, para que me maquillase y en la peluquería para ser lavada y peinada.
Papá ha hecho una pequeña incisión en mis tetas, ahora están en 80, pero yo prefiero tenerlas más grandes, como mamá..
Acercándome a mamá, ya fuera de si, me decía:
- Ven cariño, hija mía acércate, que guapa estas hoy. Me encanta esta tanguita de perlas que llevas puesta. Preciosa, a ver date la vuelta, muy bien, muy bien, veo que vais aprendiendo de mí, vas como una verdadera putita, hija mia, como me gustas, tu sirvienta ha elegido muy bien, te ha vestido como una zorrita, que suave maquillaje.
- Todo para mi mami, decía
- Hija, sostén a tu hermanita, para que tome el complemento de su lechita, por lo visto mi leche no es suficiente.
- Pero mamá, yo no tengo leche en mis tetas.
- No, hija, acércala a mi coñito, ahhhhhh, que bueno, mama, que grande eres, así muy bien, acércala para que succione mi botoncito del clítoris, ahhhhhh, siiiiiii, siiiiiiiiiii, muy bien mi pequeñitaaaaaaaaaaa, muy, bieeeeeeeen. Acerca su cabecita a mi clítoris, bien, bien.
Ahora ordenó a la embarazada nodriza,
- Ven chiquita, ahora tú, mientras mi hija sostiene a mi bebita para que succione mi coño, descarga tu leche en mi vulva, para que la bebita se alimente, vamos, vamos.
- Mamá, pero que viciosa eres.
Mientras la mulatita, iba descargando lechadas y lechadas de sus tetas. Yo sostenía a mi hermanita, sentía mi chochito que se empezaba a licuar, le ordené a la embarazada que me dejase succionar de sus tetas, estaba rica su leche de vez en cuando para generar más vicio y depravación dejaba caer sobre su bella panza chorritos de su leche masajeando su barriga. Sus tetas, bamboleándose delante de mi cara, descargaban y descargaban leche en mi boca y en mi lengua que en forma de cascada iba cayendo y desparramándose hasta la vulva de mamá, para que mi hermanita la fuera mamando.
- Vamos Fatu, ya puedes ordeñar a tus hijitos, sácales toda su leche.
Fatu, sonriente y complacida por la orden que le dió mamá no desperdició ni una gota de la leche de sus hijos que vaciaron en su boca.
Fatu, ahora, de igual manera que hace la nodriza con la leche de sus tetas, déjala resbalar con hilitos muy finos desde tu boca hasta la lengua de mi hija Amalia.
Yo sacaba toda la lengua, sentía en ese momento la dulzura de la leche de las tetas de la mulatita mezclada con el sabor de la lechita de los hijitos de Fatu que ella, iba depositando suave y lentamente en mi lengua, para seguidamente dejar que resbalase hasta el suave clítoris, de mamá, donde la boquita de mi hermanita iba succionando del botoncito, hasta que arrancó de mamá un placentero orgasmo, muy lento, como a ella le gusta, suave, sin estridencias, como las olas del mar, el orgasmo le duraba y le duraba, hasta varios minutos. Las criaditas de la manicura seguían masajeando sus extremidades, mamá con los ojos cerrados, con una cara que reflejaba paz y felicidad, seguía en su orgasmo.
Yo abrazada a mi hermanita compartía su alimento que rebosaba de la rajita de mamá, ella sintió mi necesidad también de vaciarme y me hizo una señal para juntar nuestros clítoris para que tuviera también mi orgasmo, abrazada a mamá y nuestra hermanita medio de nosotras. En ese momento sentí que mamá me cogía suavemente la mano y la llevaba hasta el pequeñito clítoris de la bebita, me susurraba, hija toca a tu hermanita, masajéala muy suavemente, ella también quiere sentir, ella también será de las nuestras, perviértela como yo lo he hecho con vosotras, hazla feliz, mírala, mírala como siente, como se ríe, también es feliz y lo será toda su vida, en ese momento ví como mi hermanita cerraba su ojitos y se sentía feliz, conseguí llegar al punto sin retorno, estábamos rodeadas por nuestras sirvientes y criadas que suavemente nos seguían masajeando.
Había empezado otro día en la mansión.
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