Rojo Encendido.
En un momento me agarró la cabeza y la sostuvo en su coñito velludo, color fuego, comenzó a frotarlo en mi cara de un lado a otro, mi verga parecía querer estallar de un momento a otro, sentí unos chorritos saliendo de la profundidad de su panocha, su coño estaba totalmente brilloso y empapado..
Me había quedado dormido en el sofá por toda la noche, me levanté y pensé en ir a mi habitación a jugar algún juego en la Play, todavía es muy temprano y mamá duerme. Pase por fuera del dormitorio de mamá y ella estaba sobre las sabanas completamente desnuda, no me llamó tanto la atención porque ella acostumbra a girar por casa a ciertas horas sin nada encima, de repente la escuche:
—¿No vienes a acostarte con mamá? … ¿Cómo solías hacer tantas veces? …
—Bueno, mami … todavía estoy un poco cansado …
Me acosté junto a ella y de pronto me recordé de que la última vez que la vi así, había tenido tamaña erección, así que un poco incomodo me gire para no mirar sus sinuosas curvas y no ponerme duro otra vez, ya que esto sería notorio debido a los shorts ligeros de pijama que estoy vistiendo. Mamá se dio cuenta de que estaba un poco empachado:
—¡Ya! … ¿Qué te pasa? … ¡Acércate a mamá! … ¡Yo no muerdo! …
Casi obligado me acerqué un poco más a ella y sentí la tibieza de su desnudez.
—¡Jovencito! … ¿Puedo preguntarte algo? …
—Di, mami … ¿Qué quieres saber? …
—Revisando la computadora … me he dado cuenta de que has visitado muchos lugares “extraños” …
Inmediatamente me ruboricé y me puse nervioso, mis manos sudaban inexplicablemente.
—¡Hijo mío! … No tienes nada de que avergonzarte … eso es bastante normal en chicos de tu edad … No creo que hayas ya tenido novia ¿Verdad? …
—Sí, mami … tengo una amiga solamente … nada más que eso … somos amigos …
—Bueno, eso no tiene nada de malo … pero me he dado cuenta de que te gusta ver mujeres mayores … a veces en compañía de jovencitos como tú … Y me da la impresión a veces, de que sean de representaciones de madre y su hijo … ¿Es así, hijo? …
—Bueno, mami … sí … estaba buscando otras cosas y me tropecé con esos lugares “extraños” como dices tú …
—Se trata de videos de Madre e hijo, ¿verdad? …
—S-si … mami …
—¿Y es el porno lo que te interesa … o … es propiamente el tema Madre-Hijo, lo que más te llama la atención? …
No sabía como responder a esta pregunta, mi madre vio que me encontraba en dificultad para articular una respuesta, entonces prosiguió:
—Bueno, hijo … nunca he pensado en esa temática … pero debo confesarte que viendo esas fotos y videos me sentí excitada … no propiamente por las imágenes … sino por la idea de tener relaciones sexuales con el propio hijo … esto me excitó mucho ¿sabes? …
Cuando escuché esas palabras de los labios de mi madre, mi pene reaccionó de inmediato y una especie de tienda apareció en mis shorts. ¿Dijo mamá lo que acabo de escuchar? … ¿Dijo mi madre que se pone cachonda con la idea de que una madre pueda follar con su propio hijo? … ¿Entendí correctamente eso? … Un torbellino de pensamientos se arremolinaron en mi cabeza, antes de que pudiese asimilar las palabras de mamá, su mano se movió en un movimiento que me pareció en cámara lenta y aferro mi verga por sobre mis shorts y comenzó a frotarlo lenta y suavemente. Me quedé ahí rígido, quizás estaba en una especie de portal espacio-tiempo y si me movía, todo podría desaparecer en una desconocida dimensión, no podía atentar contra el ensueño que estaba viviendo, mamá firmemente aferrada a mi pene, en realidad no sabía ni que pensar ni que hacer, lo único que deseaba es que durara lo más prolongado posible.
—¿Te gusta esto, hijo? …
—¡Mmmmmm!, sí … mami …
—¿Piensas en mi cuando ves esos videos, hijo? …
—¡Mmmmmm!, sí … mami …
Al parecer, mamá solo esperaba esta respuesta, se levantó de golpe y me quitó mis shorts, silenciosamente volvió a agarrar mi verga firmemente, acerco su cara y estiró mi prepucio para verlo de cerca, su nariz olfateo mis genitales, se veía que lo disfrutaba mucho, lucía contenta y sus mejillas se habían encendido a un brillante color rosado, mamá estaba caliente.
Mi pene pareció crecer el doble de cuando yo me masturbo en solitario y lo sentí pulsar, sentí un hormigueo en mi ingle, mamá comenzó a menear mi polla más rápido.
—¿Ya te vas a correr, hijo? …
Ella debe haberlo presentido, porque inmediatamente relajó su apriete y casi inmovilizó sus movimientos.
—¡Hijo! … es tú turno … te toca a ti hacerme cosas que piensas hacerme cuando ves esos videos … tócame, hijo … hazme lo que quieras … ¿Qué es lo que te gustaría hacerme, hijo? …
Estaba sudando y casi tartamudeando le respondí:
—Mami, a veces pienso en que me mamas mi verga y otras en que yo me como tú coño … y hay otras en que … bueno … tú sabes … terminamos muy juntitos …
—¿Qué tan juntitos, hijo? … ¿Quieres decir que me quieres follar? …
—¡Mmmmmm!, sí … mami …
En ese momento mamá miró su reloj y luego dijo:
—¡Sabes! … tenemos cerca de cuarenta minutos antes de irme al trabajo … ¿Qué te parece si intentamos hacer realidad alguna de esas fantasías tuyas? …
—Sí, mami … si que me gustaría …
—¡Prepárate!, jovencito … mami te mamará esa verga gruesa y larga que tienes … pero antes me debes prometer una cosa …
—Sí, mami … cualquier cosa …
—Prométeme que no te correrás en mi boca … que cuando estes listo me avisarás … ¿esta bien? …
—Sí mami … no te preocupes …
—Quiero sentirte en mi y que te corras en mi coño …
Diciendo esto mamá se inclinó y comenzó a jugar con mi glande, estimulaba solo la punta de mi pene, poco a poco y centímetro a centímetro la hizo deslizarse en su boca hasta tocar mis vellos púbicos con su nariz, después sus chupadas se intensificaron, cada vez más fuerte, era una maravillosa sensación los labios y lengua de mamá, estaba casi por explotar y se lo hice saber:
—¡Mami! … ¡Mami! … estoy que me corro, mami …
Inmediatamente mamá detuvo el pajeo y las chupadas, me pareció un tortura, estaba tan cerca de correrme y mamá se había detenido … ¿por qué?
—¡Jovencito! … es tú turno ahora …
Dijo mamá recostándose boca arriba y abriendo sus piernas.
—¿Qué, mami! … ¿Qué quieres que haga? …
—Bueno … mi coño está jugoso y caliente … puedes acercarte a esa fuente de placer y echar un trago ¿no crees? …
—Nunca lo he hecho, mami … enséñame tú …
Mi madre me entendió y se sonrió.
—Comienza colocándote en medio a mis piernas y acércate a mi chocho … eso … sí … así …
Estaba ahí en medio a sus piernas y un amasijo de vellos rojos rodeaba su coño albino, mamá es pelirroja, eso olía muy bien, estaba a una temperatura bastante alta, saqué mi lengua para ver a que sabía, ¡Oh! Dios! Olía bien, pero sabe mejor, un verdadero néctar, me excite enormemente y enterré mi boca a beber de ese manantial de fluidos que emanaban del chocho de mamá, un zumo embriagador que parecía no tener fin, comparable solo a una cosa divina y milagrosa, era la maravilla que mamá escondía entre sus piernas, sus flamantes vellos rojos me parecían más lindos que nunca.
—Mete tu lengua bien adentro, hijo …
En un momento me agarró la cabeza y la sostuvo en su coñito velludo, color fuego, comenzó a frotarlo en mi cara de un lado a otro, mi verga parecía querer estallar de un momento a otro, sentí unos chorritos saliendo de la profundidad de su panocha, su coño estaba totalmente brilloso y empapado.
—Que rico me lo estás haciendo, hijo … ¡Ssssiiii! … ¡Mmmmmm!, eso está muy bien …
Después mamá, soltó mi cabeza y se alzó empujándome de espalda.
—¡Basta, jovencito! … ahora me darás tu verga … quiero sentirla toda entera dentro de mi coño mojado y caliente …
Mamá se montó en mi vientre y aferró mi pene por entre sus piernas, su chocho peludo parecía la boca de un macaco y se iba a tragar mi polla, sentí un poco de aprensión, iba a perder mi virginidad y quizás mi polla entera sería devorada, pero nada de eso sucedió, mi verga se deslizo suavemente en su conchita caliente y estrechita, mamá comenzó a mecerse en mi verga con gemidos y quejidos, era mi sueño hecho realidad, se sentía tan rico, cálido y agradable el apriete del coño de mamá, era como tantas veces lo había imaginado, no resistí más de un minuto, comencé a correrme a mares en el coño acogedor de ella.
Cuando mi madre sintió eso, comenzó a ordeñar mi verga con sus músculos y a moverse rápidamente hasta que exhalo un grito liberatorio y se corrió restregando sus tetas en mi pecho, respiraba jadeante, pero tuvo la fuerza suficiente para hablar:
—¡Jovencito! … ¿Qué te pareció coger con mami? … ¿Es cómo esperabas? …
—¡Oh!, mami … eres estupenda … mucho más que mis sueños …
—Que agradable es sentirte decir eso, hijo … ahora te prepararé desayuno y me iré al trabajo … esta tarde veremos otras de tus fantasías … ¡prepárate a hacer gozar a mami! …
Estaba un poco exhausto, ella se levantó de mí y mi semen goteaba de su coño caliente, le di un beso casto en su mejilla y ella me apretó haciéndome sentir sus senos poderosos, ya estaba deseando de que volviera de su trabajo y mi pene se puso duro otra vez, mamá miro su reloj y dijo:
—Así tiene que estar para esta tarde … no vayas a pajearte … consérvate para mí … eres mío …
Mamá se fue al baño y sentí que se duchaba, yo me fui a mi habitación y me acosté en mi cama, no podía dejar de pensar en su regreso a casa.
Dormí gran parte de la mañana, pero luego las horas se hicieron interminables, mis erecciones iban y venían pensando a mamá, cuando sentí que habría la puerta, me lancé a recibirla, ella se sorprendió de tan calurosa recepción, pero luego me sonrió:
—Espera que ahora tendremos bastante tiempo … mucho más que esta mañana …
—Sí, mami … he estado pensado a ti todo el rato …
—¿Te pajeaste? …
—¡No!, mami … ni una sola vez …
—¡Bravo! … buen chico … así me gusta …
—Mami … ¿Es verdad que si uno hace el sesenta y nueve puede morir ahogado? …
—¡Ay!, hijo … ¿Quién te dijo tamaña tontería? …
—En la escuela, mami … los chicos comentan y bueno uno no sabe que tan cierto puede ser eso … yo nunca lo he hecho … ¿Tú lo has hecho, mami? …
—Por supuesto que sí … tú padre era un adicto chupador de coños y le gustaba que yo … bueno … tu me entiendes …
—¿Le chupabas la verga a mi papi, mami? …
—Bueno … ya que lo dijiste … sí … yo lo hacía a él y él lo hacia a mi … un sesenta y nueve … así como me ves … sobreviví y no perecí ahogada …
—¿Y me puedes enseñar también a mi a sobrevivir, mami? …
—Hijo … no hay ningún peligro en eso … no puede causarte daño …
—¿Estás segura de que no es una cosa sofocante? … Uno encima del otro sin respirar … ¿Segura de que no es peligroso? … ¿Me lo puedes enseñar, mami? …
—Bueno … déjame darme una ducha y comer algo … después veremos que podemos hacer …
Mamá se desnudo en su cuarto y así en cueros salió delante mío hacia la ducha, quedé embelesado con su maravilloso culo ¿Lo habrá pillado en culo alguna vez? La sentí mientras se duchaba y luego cuando entró a la cocina a prepararse algo de comer, nunca mis sentidos estuvieron tan despiertos, alertas y atentos, podía percibir cada movimiento de mamá y mi verga pulsaba.
Lavó la vajilla y luego vino vestida con su bata blanca:
—¡Hijo! … ¿Quieres venir conmigo? …
—Sí, mami … aquí estoy …
—Desnúdate y vayamos a mi cuarto …
Hice como me dijo mamá y la seguí a su dormitorio, lo más bello era ver sus movimientos de gacela, agiles y sensuales, su caderas armoniosas se cimbraban acompasadamente con un ritmo que solo su cuerpo sentía, giró levemente su cabeza para sonreírme. Mi madre realmente era una diosa de otros tiempos, una fuente inspiradora de poetas, una tigresa en sus dominios naturales sin frontera:
—¿Qué me decías del sesenta y nueve, hijo? …
—¿Es doloroso, mami? …
—¡No!, es algo muy placentero y agradable …
—¿Y como hacen para respirar aplastados uno encima del otro, mami? … ¿No se sofocan y ahogan? …
—Por supuesto que no … el ser humano respira en forma automática … es decir, mientras hace una cosa nunca deja de respirar … eso es natural … ven y acuéstate, yo me pondré sobre ti …
—Bueno, mami … pero ten cuidado …
Me acosté y los rizados vellos rojos de mamá me quedaron a centímetros de distancia cuando ella montó mi cabeza, su culo me pareció enorme y su conchita amenazadora, pero tenía un irresistible deseo de meter mi lengüita en su chocho y volver a sentir todos esos sabores que me hizo sentir y saborear en la mañana:
—Abre tu boca, saca tu lengua y bésame, chúpame y lámeme el coño … yo haré lo mismo con tu verga … ahora te puedes correr en mi boca, pero avísame …
—Está bien, mami …
Su coño imponente color rojo encendido, se vino sobre mi boca y yo sucumbí a esa salvia divina, me dedique a lamer, chupar y tragar todo lo que salía de su conchita, todo, sentía los lengüeteos y sorbetes que ella daba a mi polla y mamá tenía razón, no había ningún problema para respirar y la única vez que me falto el aire fue cuando me corrí en su boca que me olvide hasta de avisarle, pero mamá entendió y no me reprendió, además, se veía demasiado bella y cachonda con mi semen colgando de su barbilla.
Esa noche yo le bese el coño a mamá por horas, no me cansaba de tal delicia, me regaló innumerables orgasmos y a su vez, descargue mi verga en su garganta tres veces y dos veces en sus generosas tetas. Mamá me metió sus dedos en mi culo y me sorprendió que me gustara tal práctica.
—Mami … me gusto sentir tus dedos en mi culo … ¿Me hace eso gay, mami? …
—No hijo … es solo una forma más de gozar del sexo …
—¿Y a ti te gusta, mami? … ¡Te gustaría prenderlo en tu culito, mami? …
—Me encanta hijo … pero no lo haremos hoy … te necesito para recuperar tiempo con mi panocha … hace mucho tiempo que no lo hacía y ahora mi conchita está famélica por tu verga …
Después de eso mamá se sumergió a besar mis bolas y comerse mi pija, yo seguí escarbando con mi lengua en su vagina tratando de saborear su exquisitez al máximo, nos acariciábamos y besábamos en nuestras piernas y nuestros muslos sin alejar nuestras lenguas de nuestros sexos, lamí a mi madre y ella mamó mi pija con verdadero gusto hasta que ambos teníamos nuestras mandíbulas adoloridas de tanta excitación oral.
Noa dedicamos a descansar y charlamos sobre muchas cosas, yo debía aprender de mamá y no dejaba de preguntarle cosas y de como se hacían, ella a veces sonreía y otras reía a carcajadas, pero nunca dejaba de tocar mi pene que a decir verdad, no perdía su dureza, de tanto en tanto ella se inclinaba y lo prendía en su boca como para volver a sentir su solidez y su sabor.
Luego de un rato ella me ofreció sus pechos y comencé a chupar sus pezones, eso hizo que mi verga volviera a pulsar y ella se tendió de espalda y me masturbo hasta que rocié sus senos con mi semilla. Sensación divina disparar con fuerza y ver sus tetas brillar con mi esperma
Todo esto cambio nuestras vidas, yo me trasladé definitivamente a su dormitorio y hacíamos el amor cada vez que ella o yo iniciábamos el juego de amarnos. Naturalmente debíamos ocultar nuestro comportamiento, así que ella tenía novio y yo también me hice de una chica y de este modo podíamos disfrutar de nuestra perversión sin dar en el ojo de nadie. Y todo continua felizmente hasta el día de hoy.
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