Se me fue de las manos con mi hijo
Una madre que siempre se ha sentido atraída por experimentar nuevas sensaciones en el terreno del sexo, comienza a sentir atracción y morbo por su hijo desde pequeño, lo que la lleva a cometer locuras..
Empezaré por describirme mí nombre es Fátima tengo 35 años y tuve a mí hijo a los 21 producto de una orgía, por lo que nunca supe quién fue su padre, asíque como ya estaba trabajando decidí cuidarlo sola y hacerme cargo de él. Mido 1,63 tengo contextura física normal ni muy delgada ni muy grande, término medio, con unas tetas de infarto y un lindo culo. Mí hijo se llama Samuel y actualmente tiene 14 años, pero todo esto empezó cuando él tenía 4 años nada más.
Samuel fue el amor de mí vida desde el momento uno que me enteré que estaba embarazada y desde que nació dedique cada momento de mí día en hacerlo feliz y estar para el, mimarlo mucho y amarlo. Hacíamos TODO juntos. Nos bañabamos juntos, dormíamos juntos, nos dábamos piquitos en la boca, jugábamos todo el día pero nada más. Lo que si yo era muy joven y haber tenido a Sam me privó de poder experimentar y vivir mí sexualidad libremente como lo hacía antes asíque desde que nació me olvidé de lo que era estar con un hombre y cada tanto acudía a darme placer a mí misma mientras Sam dormía.
Cuando lo bañaba me gustaba muchísimo enjabonar su cuerpito y sobre todo su pequeño pene mientras le sonreía; no podía evitar pensar en como seria su pene cuando creciera, que tamaño tendría y como lo gozarían las chicas de su edad, pero solo quedaba en pensamientos morbosos y luego volvía a la realidad. Un día en la ducha yo lo estaba enjabonando y mi pequeño me pidió si podía hacer lo mismo conmigo y yo sin pensarlo demasiado le dije que si tomándolo como un acto inocente. Pero claro, como yo lavaba y enjabonaba mucho su entrepierna y su colita, él al querer copiarme hizo lo mismo y fue directo a mí entre pierna. Di un salto inmediatamente porque no me lo esperaba pero no quise asustarlo y como me dio una sensación nueva y eléctrica deje que siguiera sin mencionarle una sola palabra.
El siguió enjabonando mí vagina y mí cola, acariciaba mis nalgas y lo hacía muy curioso y atento con una extrema y dulce suavidad. Hasta que me hace la pregunta típica de los niños: «mamá, porque yo tengo así mí pipí y vos no tenes?» Entonces yo de una manera súper natural y abierta le expliqué sin ningún tipo de pudor que el hombre tenía genitales diferentes a los de la mujer, con funciones particulares cada uno y que la mayoría de las veces esos genitales se usaban para demostrar amor a alguien que quieres mucho.
Ante esa respuesta sus preguntas no cesaron, pero lo que más me dejó en shock fue escuchar que me dijo: «mami pero yo te quiero mucho a vos, me enseñas como demostrarte amor con mí genital?». A todo esto el jamás había dejado de enjabonar y masajear mí entrepierna y como si fuera por instinto pasaba sus deditos entre mis labios rozando casualmente mí clítoris. Esa pregunta que hizo sumado a estos masajes que mí hijo me hacía inocentemente, fue el clic que mí cabeza necesitó para que se me fuera el morbo de las manos y diera rienda suelta a mí lujuria.
Le sonreí lo enjuague, cerramos el agua y busque la toalla para secarlo. Mientras lo secaba pasaba mis manos por su suave piel de manera muy pausada y le dije con un tono de voz muy tenue: «mamá también te ama con todo el corazón hijo, y te voy a enseñar todo lo que vos quieras que yo te enseñe pero tenemos que ir de a poquito porque sos muy chiquito todavía, mamá te va a enseñar todo a su debido tiempo.. y no olvides que esto tiene que ser un secreto entre nosotros no lo puede saber nadie porque a muchas personas no les gusta esto y pueden verlo mal si?» Mí niño asintió contento y me abrazo diciéndome que me amaba mucho. Y desde ahí empezó lo que hasta el día de hoy sigue siendo una historia de amor con mi Sam.
Primero le enseñaba lo rico que se sentía cuando lo tocaban en su pene, lo masajeaba lento, y le daba besos. Lamia su pene todas las noches y a él le encantaba hasta el punto que solito me lo pedía. Luego le enseñe que a la mujer también se le podían dar besos allí abajo, asíque le enseñe como lamerme la vagina y se ve que salió igual de lujurioso que su madre porque aprendió rapidísimo y lo hacía muy bien. El placer era indescriptible al momento que la punta de su lengüita húmeda rosaba mí clítoris de manera muy suave y como acariciaba mis labios vaginales con su lengua, incluso metía la lengüita adentro de mí vagina, se estaba convirtiendo en un maestro en el arte de chupar concha.
Fueron pasando los años y se volvió parte de nuestra rutina, incluso los días de calor andábamos desnudos por la casa y jugábamos mucho entre los dos. Todo eso quedaba en sexo oral y masturbación hasta que Sam cumplió sus 12 años. Era increíble la manera en la que había crecido su pene. Estaba demasiado desarrollado para un niño de su edad, en aquel entonces debe haber tenido un pene de 17 cm y un grosor perfecto. Entonces una noche estábamos abrazados en la cama y me mira y me dice: «mamá, cuando me vas a dejar que te haga mía?»… Esa pregunta me emocionó muchísimo que me di vuelta lo mire directo a los ojos y le respondí: «yo siempre fui y voy a ser tuya» y lo bese en los labios de una manera muy apasionada. Se entrelazaron nuestras lenguas húmedas y nos fundimos en el beso más hermoso que nos habíamos dado hasta ese momento. Sentía que estaba con un hombre y que a su lado no necesitaba más nada para ser feliz.
Mí hijo de subió encima de mí entre medio de mis piernas y mirándolo a los ojos le dije que era el amor de mí vida, a lo que el respondió que estaba enamorado y que quería estar así conmigo por siempre. Seguido de esto con una gran habilidad corrió mí colaless a un costado, bajó su boxer y fregó la punta de su pija que ya estaba en su máxima potencia por los labios de mí vagina dejándola apoyada en la entrada. Levantó nuevamente la mirada clavándomela fijamente en los ojos, me besó y ahí nomás me metió el pene hasta el fondo de una sola estocada. Claro, con lo excitados y lubricados que estábamos obviamente iba a resbalar como si nada.
Mí hijo era perfecto haciendo el amor, y más allá que esa era su primera vez, le había enseñado cosas desde tan pequeño, que poseía una maestría y capacidad de hacerme temblar con apenas un movimiento.
Comenzó a metermela lento pero bien profundo y oía su respiración en mí oído y sus gemidos hermosos mientras yo me aferraba con locura a su espalda con mis piernas temblando. A medida que pasaba el rato fue acelerando cada vez más hasta que de pronto se detuvo, entonces me dio vuelta poniéndome acostada boca abajo con la cara en la almohada y la colita levantada, y ahí me la volvió a meter entre medio de todos mis fluidos. Cuando sentí su pene entrar en esta posición me aferré a sus brazos y levantando más la cola le pedí que me diera más fuerte que porfavor no parara. Sam empezó a embestirme de una manera brutal hasta que explote en el mejor orgasmo que tuve en toda mí vida. Recién cuando acabé, Sam siguió metiendomela hasta que me llenó toda mí conchita de leche. No solo fue hermoso, sino que fue perfecto.
Actualmente Sam ya tiene 14 años, llevamos una vida de pareja dentro de nuestra casa y para el resto somos madre e hijo normales. Me hace muy feliz, es el amor de mí vida y me pega unas cogidas descomunales.
Al contrario de pensar que se te haya ido de las manos, creo que lo manejas te bastante bien.
Me encantó tu relato de verdad muy bueno exelente te felicito a ti y tu hijo espero que subas mucho más relatos de tu hijo y tu por fa segias subiendo te animo que sigas escribiendo por fa dime tiene algún otro medio para que podamos hablar no se telegram o Twitter accede a responder xf
Yo tengo algo similar pero con mi hermana de 26 y mi prima de 29
Quieren que les cuente ese relato y hasta la fecha lo seguimos haciendo pero cuando estamos solo o vamos de viaje.
No te superó la situación, te abrió un mundo genial. Me hizo chorrear que anden desnudos, lo pajees y chupes hasta que al fin te dio pija y te cojió riquísimo, los felicito.. Lástima que no seguiste porque la pedo mami en que te convertiste venía con un potencial feroz en este relato. Yo en lo del desnudo me inclinaba en alguna mesa y de mínimo le daba el culo para que me haga sudar lindo si todavía no me cojía por la concha, pero que le sacaba leche seguro.
A esa edad hay que aprovechar. Son leoncitos que te llenan el culo o la concha y en seguida tienen la verga hermosa de tiesa para darte otra vez y ojo, eso si es que les bajó y te la sacaron porque quizá te la sigan dejando dentro, es el sueño de muchas un nene así para sexo! Te vuela la tanga y la mente jaja